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Sólo un corazón que ama sabe ser sencillo al pedir y todo lo consigue... como María.
Quien no ama no es humilde. Quien no es humilde trata a Dios con prepotencia y egoísmo, y lo
usa para que resuelva los problemas que nosotros mismos nos hemos planteado o sacarnos de
los atolladeros en que tercamente nos hemos metido. Pero María es humilde. Expone el
problema y la necesidad y deja todo en las manos de su Hijo.
Deja a Cristo el campo totalmente libre para que haga sin compromisos ni violencias su
voluntad, pero es porque Ella estaba segura de que su voluntad era lo más perfecto que podía
hacerse y de verdad resolvería el asunto. María confía en la sabiduría de su Hijo, en su superior
conocimiento, en su visión más amplia y profunda de las cosas que abarca aspectos y
circunstancias que Ella podía, quizá, desconocer. La fe y la humildad deja a Dios comprometido
con más fuerza que los argumentos más sagaces y contundentes. "Haced lo que Él os diga":
¡Qué conciencia tiene María de que su Hijo es el Señor y es quien debe mandar y ordenar, y no
ella! Nos pide que siempre escuchemos a su Hijo y después que hagamos lo que Él nos diga. El
amor escucha y hace lo que dice y pide el Amor con mayúscula. Hacer lo que Cristo nos dice es
obedecer. Por tanto el amor termina siempre en obediencia. Lo que María nos dice aquí es que
obedezcamos, que pongamos toda nuestra personal iniciativa, no en hacer lo que se nos
ocurra, sino al servicio de lo que Él nos indique. Como Ella, que fue siempre obediente.
Quien no ama, protesta y no obedece con alegría. Por tanto, este amor de María en Caná
desemboca en obediencia a Cristo. No es un amor que se queda sólo a nivel de sentimientos y
emociones, o de soluciones más o menos hermosas. El amor tiene que ser acrisolado por la
obediencia. Con la obediencia hemos encontrado lo único necesario y todo lo demás viene
resuelto como consecuencia. Y la obediencia consiste en cumplir la voluntad de Dios en
nuestra vida. Y fue esta obediencia de María y de los servidores quien hizo que Cristo obrase el
milagro. Y no fue fácil lo que Cristo les mandó: "Llenen de agua esas tinajas" ¿No será esto
absurdo? Los servidores no protestan ni reclaman ni cuestionan. Obedecen, simplemente. Y
obedecieron inmediatamente. Y obedecieron hasta el final, llenando las tinajas hasta arriba.
No puede obedecerse a medias.
1. ¿Qué me impide ver las necesidades de los demás: mi maldito egoísmo que me ciega, mi
corazón duro y soberbio, mis manos cerradas y ociosas?
2. ¿Pido a Jesús por las necesidades del mundo, de la Iglesia y de las familias? ¿O sólo pido por
mí y mis cosas? ¿Pido, como María, con fe, con humildad, con amor, con confianza, con
obediencia?
3. ¿Tengo el vino de mi caridad dulce y oloroso para compartir con los demás, o está ya picado
y avinagrado por mi egoísmo y orgullo?
Juan 19, 25-27: Aquí Tiene A Tu Madre
La Palabra de Dios
Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de
Cleofás, y María de Magdala. Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería,
dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu
madre». Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.
Reflexiones 1
o La lectura del Evangelio se enfoca en el regalo que Jesús nos da desde la cruz,
entregando su madre a Juan, y a Juan a su madre. Con los años, esto ha sido
interpretado como que Juan representa a la iglesia como el Cuerpo de Cristo.
Esto significa que María sigue el mismo papel de cuidarnos, tal como lo hacía
con Jesús, y que Jesús, que nos da el precioso sacramento de la Eucaristía, nos
ve como otros Cristos, bajo el cuidado de su madre.
Reflexiones 2
Reflexiones 3
o San Juan es el único Evangelista que presenta a María a los pies de la Cruz. Él
hizo esto para marcar el punto teológico que ella, en la Cruz, tiene un lugar de
especial importancia al lado del discípulo que “Jesús más amaba”, y que fue el
fundador de la comunidad de discípulos que dejó Jesús.
Reflexiones 4.
Reflexiones 5
Como Madre, María fue la primera persona humana que se alegró de un nacimiento que
marcaba una nueva era en la historia religiosa de la humanidad. Por el mensaje del ángel,
conocía el destino extraordinario que estaba reservado al niño en el plan de salvación.
La alegría de María está en la raíz de todos la Iglesia. Así pues, en su corazón materno se
preparó también el la Santa Misa que se celebra día a dia. Por este motivo, la Virgen
santísima debe estar presente de un modo, por decir así, "transversal" en nuestro
peregrinar criatiano.
El Padre quiso una madre para su Hijo encarnado, a fin de que naciera de modo
verdaderamente humano. Al mismo tiempo, quiso una madre virgen, como signo de la
filiación divina del niño.
3. "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 38). Esta adhesión
de María al proyecto divino tuvo un efecto inmenso en todo el futuro de la humanidad.
Podemos decir que el "sí" pronunciado en el momento de la Anunciación cambió la faz
del mundo. Era un "sí" a la venida de Aquel que debía liberar a los hombres de la
esclavitud del pecado y darles la vida divina de la gracia. Ese "sí" de la joven de Nazaret
hizo posible un destino de felicidad para el universo.
Este título es el más elevado que se puede atribuir a una creatura. Está totalmente
justificado en María, porque una madre es madre de la persona del hijo en toda la
integridad de su humanidad. María es "Madre de Dios" en cuanto Madre del "Hijo, que
es Dios", aunque su maternidad se define en el contexto del misterio de la Encarnación.
Fue precisamente esta intuición la que hizo florecer en el corazón y en los labios de los
cristianos, ya desde el siglo III, el título de Theotókos, Madre de Dios. La plegaria más
antigua dirigida a María tiene origen en Egipto y suplica su ayuda en circunstancias
difíciles, invocándola "Madre de Dios".
Cuando, más tarde, algunos discutieron la legitimidad de este título, el concilio de Éfeso,
en el año 431, lo aprobó solemnemente y su verdad se impuso en el lenguaje doctrinal
y en el uso de la oración.
5. Con la maternidad divina, María abrió plenamente su corazón a Cristo y, en él, a toda
la humanidad. La entrega total de María a la obra de su Hijo se manifiesta, sobre todo,
en la participación en su sacrificio. Según el testimonio de san Juan, la Madre de Jesús
"estaba junto a la cruz" (Jn 19, 25). Por consiguiente, se unió a todos los sufrimientos que
afligían a Jesús. Participó en la ofrenda generosa del sacrificio por la salvación de la
humanidad.
Esta unión con el sacrificio de Cristo dio origen en María a una nueva maternidad. Ella,
que sufrió por todos los hombres, se convirtió en madre de todos los hombres. Jesús
mismo proclamó esta nueva maternidad cuando le dijo, desde la cruz: "Mujer, he ahí a
tu hijo" (Jn 19, 26). Así quedó María constituida madre del discípulo amado y, en la
intención de Jesús, madre de todos los discípulos, de todos los cristianos.
Las palabras "He ahí a tu madre" están dirigidas a cada uno de nosotros. Nos invitan a
amar a María como Cristo la amó, a recibirla como Madre en nuestra vida, a dejarnos
guiar por ella en los caminos del Espíritu Santo.
Actividad:
1.-Leen ,subrayan las ideas centrales de tema y la oragnizan en un esquema creativo.
2.- Crean un acróstico a la Virgen María.
3.-Elaboran una oración a la Santìsima virgen Marìa.
Frases:
VIRGEN MARÌA.AVEMARIA.MARIA DE LOS ANGELES.ALEGRATE MARIA.MARÌA
MEDAINERA DE TODAS LAS GRACIAS.SANTA MARÌA.SANTA MADRE DE DIOS.MADRE
PURISIMA.MADRE DEL SALVADOR.MADRE DE MISERICORDIA.ROSA MISTICA.REINA DE
TODOS LOS SANTOS.