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Escuela Superior de
Ingeniería Química e Industrias
Extractivas
Equipo 4:
Numerosos sectores industriales se ven afectados por problemas de corrosión microbiológica como la
industria química, de extracción de petróleo, del papel, de la alimentación, aeronáutica, naval, etc.
El 50% de los casos de corrosión en las conducciones enterradas se atribuye a la corrosión provocada
por microorganismos.
Son especialmente susceptibles de ser atacados el hierro y el acero, el aluminio y sus aleaciones, el
cobre, el cinc y el plomo y sus aleaciones. También se ha detectado en materiales no metálicos, como
el hormigón y los polímeros.
Los microorganismos que participan más habitualmente en estos procesos son bacterias, hongos y
algas, aunque las bacterias son las más importantes. Su tamaño es de aproximadamente 1 µm, lo que
permite su presencia y participación en fenómenos de corrosión en resquicios o picaduras. Estos
microorganismos se reproducen con facilidad y rapidez, de manera que solo una bacteria puede
transformarse en una colonia de un millón en unas 10 horas, con lo que la interfase metal-solución puede
sufrir modificaciones muy importantes en períodos de tiempo cortos, y los fenómenos de corrosión
inducidos por su presencia pueden dar lugar a aumentos en la velocidad de corrosión de entre 3 y 5
órdenes de magnitud.
Las colonias de estos microorganismos situadas sobre la superficie metálica húmeda y los productos
derivados de su metabolismo o descomposición constituyen lo que se conoce como bioensuciamiento o
“biofouling”.
El biofouling se inicia a partir de la información de biopelículas microbianas, que alcanzan con rapidez
debido a su rápido desarrollo, espesores del orden de los 250 µm, formadas por la acumulación del
orden de un millón de bacterias u otros microorganismos, por centímetro cuadrado. Estas biopelículas
se conocen como “microfouling”. A partir del microfouling se desarrollan organismos de mayores
dimensiones, perfectamente detectables a simple vista, constituyendo lo que se conoce como
macrofouling. El conjunto de micro y macrofouling constituye el biofouling, que modifica las condiciones
corrosivas del medio, a menudo propiciándolas o favoreciéndolas, a través de distinto procesos.
Influencia del “biofouling” en los procesos de corrosión electroquímica
Aportación de iones que participan en los procesos de corrosión como los S2- (bacterias
anaerobias sulfatorreductoras ) que presenta una alta agresividad junto con l ión Cl- provocando
la ruptura o desestabilización local de películas pasivas , Fe3+ (bacterias ferroxidantes en medio
aerobio) que participa en el proceso cátodico.
Modificación del pH del medio por la formación de pequeñas cantidades H 2SO4 o algunos otros
ácidos orgánicos, además de que se puede favorecer la formación de un microclima ácido en
hendiduras o picaduras provocando un cambio de la reacción de reducción de O2 a H+, por lo
que se provoca una despolarización cátodica.
Cuando se tiene corrosión por picadura, determinados medios utilizan el ion NO3- como inhibidor
en el ataque de acero inoxidable y aluminio en presencia de cloruros, determinados hongos
presentes en combustibles o fluidos utilizados que están en contacto, utilizan al ion como
principal nutriente, para cumplir con su demanda de nitrógeno por lo que provocan una
disminución de concentración en el medio, permitiendo el desarrollo de picaduras, también
puede darse el consumo de otro ión como el fosfato.
Hongos
Filamentosos Penicillum 0-38 2.0-8.0
Levaduras Saccharomyces 0-38 2.0-8.0
Basidiomicelos Peniophom 0-38 2.0-8.0
Bacterias
Aeróbicas no esporuladas Pseudomona aeruginosa 20-40 4.0-8.0
Aeróbicas esporuladas Bacillus subtilis 20-40 5.0-8.0
Aeróbicas oxidantes del azufre Thiobacillus thio-oxidans 20-40 0.5-6.0
Aeróbicas oxidantes del hierro Gallionella 20-40 7.4-9.5
Aeróbicas reductoras de azufre Desulfovibrio 20-40 4.0-8.0
1. Algas
La actividad fotosintética de estos microorganismos propicia el aporte de O2 al medio, lo que facilita
la despolarización de la reacción catódica en procesos en los que participa este gas como reactivo
catódico. Por otras parte, como consecuencia de su metabolismo, o a través de procesos de
descomposición, pueden aportar ciertos compuestos agresivos desde el punto de vista de la
corrosión.
2. Hongos
Son aerobios, es decir, precisan de O2 para su desarrollo. Medios ácidos y poco húmedos facilitan
también su existencia.
A través de su metabolismo, generan compuestos de naturaleza orgánica y, generalmente, de
carácter ácido, como los ácidos cítrico, oxálico o glucónico, que resultan agresivos desde el punto de
vista de la corrosión. El hongo más estudiado, por su participación en procesos de corrosión de
materiales metálicos en contacto con hidrocarburos, es el Claosporium resinae.
Habitualmente los hongos actúan simbióticamente con determinados tipos de bacterias,
principalmente pseudomonas, en el ataque por corrosión de tanques e aluminio o acero al carbono,
que contienen combustibles utilizados en la industria aeronáutica, lo que concede gran importancia
tecnológica al proceso, por el aumento del nivel de riesgo.
El ataque se localiza en el fondo de los depósitos, y se requiere de la presencia de agua, aunque sea
en cantidades mínimas. Por este motivo, para evitar su presencia en el combustible, habitualmente
se realizan controles muy estrictos que garanticen su ausencia, pues el agua es la responsable, tanto
del mecanismo electroquímico de la corrosión, como de la actividad de estos microorganismos.
La actividad de los hongos se da fundamentalmente en presencia de hidrocarburos de cadenas
lineales de 10 a 18 átomos de carbono (querosenos), que sirven de nutrientes a estos
microorganismos. A través de su metabolismo, las cadenas hidrocarbonadas se degradan a ácidos
grasos, que favorecen el descenso del pH hasta valores de 2 a 4 en la fase acuosa. La acidez local
y las condiciones oxidantes generadas por los microorganismos facilitan el ataque local originándose
picaduras que progresan con gran rapidez.
Bacterias
luz
CO2 + 2H2S → CH2O + H2O + 2S
Bacterias
Luz
3CO2 + 2S + 5H2O → 3CH20 + 2SO4 + 4H
Bacterias
Bacterias
2H2S + O2 → 2S + 2H2O
Bacterias
2S + 2H2O + 3O2 → 2SO4 + 4H
Bacterias
S2O3 + H2O + 2O2 → 2SO4 + 4H
Muchos autores consideran que este tipo de bacterias tienen especial importancia en lo que se refiere a
su participación en procesos de corrosión microbiológica. El género más frecuente es el Thiobacillus.
c) Bacterias sulfatorreductoras (BRS). Son anaerobias y heterótrofas. La especie más
representativa es el Desulfovibrio Desulfuricans. Estos microorganismos son capaces de
sobrevivir en condiciones aparentemente adversas, como pueden ser concentraciones salinas
altas y elevadas presiones. Su crecimiento y desarrollo requiere condiciones reductoras. Son,
probablemente, los microorganismos más importantes en cuanto a su participación en procesos
de corrosión del hierro y acero y, seguramente, los más estudiados.
Su actuación se centra, fundamentalmente, en la ruptura de la capa pasiva y posterior ataque
por picadura en el hierro y sus aleaciones, a través del mecanismo propuesto por H. A. Videla,
que se describe, de forma resumida, a continuación.
Las bacterias sulfatorreductoras aportan a la interfase metal-medio, en regiones anaeróbicas,
aniones sulfato a través de su metabolismo, de acuerdo con reacciones del tipo:
Bacterias
SO4 + 4H2 → H2S + 2OH + 2H2O
H2S → S + 2H
La intensidad del ataque corrosivo por efecto de estas bacterias depende de circunstancias
ligadas al material metálico, como naturaleza y estabilidad de su película pasiva, o la presencia
o no de inclusiones no metálicas, y a las condiciones fisicoquímicas del medio,
fundamentalmente pH y concentración de O2.
La ruptura de la película pasiva por reducción local del pH, como consecuencia de la formación
del H+, facilita el ataque local por picadura del material metálico.
Por otra parte, en presencia de sulfuros en medio neutro, se generan capas del sulfuro de hierro,
poco protectoras, lo que origina despolarización anódica, y un descenso marcado del potencial
de picadura, facilitándose el ataque por picadura en medios menos oxidantes (potencial de
corrosión del material metálico inferior).
d) Ferrobacterias. Son bacterias aerobias que oxidan el ion Fe2+ a Fe3+, que se deposita
generalmente como hidróxido de hierro hidratado. La disminución de la concentración de Fe 2+
en el medio se desplaza la reacción anódica de corrosión del hierro y sus aleaciones,
despolarizándola anódicamente.
Los casos más habituales se dan, fundamentalmente, en instalaciones de acero al carbono o
acero inoxidable martensítico, en contacto con el agua, como cañerías, presas (en filtros, o en
los rodillos empleados en el levantamiento de las compuertas) para la producción de energía
hidroeléctrica, depósitos, etc. Las bacterias más habituales son las pertenecientes a los géneros
Gallionella, Spaherotillus, Leptothrix y Thiobacillus y, morfológicamente, se pueden identificar
por la aparición de tuberculaciones.
Habitualmente el mecanismo se interpreta a partir de la formación de pilas de aireación
diferencial, entre la parte exterior del tubérculo, bien aireada como consecuencia del flujo de
agua, y el interior del tubérculo, con muy bajo o nulo contenido de O 2, como consecuencia de
su consumo a través de la respiración del microorganismo. La reacción anódica, en la zona
desaireada, se potencia por el consumo de Fe2+ por parte de las ferrobacterias.
Una vez iniciado el ataque, aunque se produjera la muerte de la colonia bacteriana, el proceso
continuaría, al proseguir el funcionamiento de la pila de aireación diferencial entre las partes
exterior e interior del tubérculo. Por otra parte, en las zonas anaerobias de las tuberculaciones
es frecuente el desarrollo de bacterias sulfatorreductoras, lo que facilita el mantenimiento de la
celda de aireación superficial.
Las tuberculaciones se pueden identificar por su color externo marrón rojizo (hidróxidos de
hiero). Inernamente presentan color negro (sulfuros) y desprenden olor a sulfuro de hidrogeno
(“huevos podridos”), al poner en su contacto unas gotas de ácido diluido. Cuando aparecen del
problema de corrosión, los tubérculos pueden originar la obstrucción del conducto.
Corrosión biológica en Acero Inoxidable.
Lodos formados por bacterias pueden crear sitios de iniciación de picadura en los aceros inoxidables en
presencia de agua de mar o agua dulce.
Hay evidencia que indica que las biopelículas producidas aeróbicamente catalizan la reducción catódica
del oxígeno disuelto, elevando el potencial de corrosión por encima del potencial crítico cuando hay
presencia de cloruros en el medio.
Una vez iniciada la corrosión por picaduras o grietas puede propagarse en el interior del ánodo por el
mecanismo de hidrólisis. Cuando esté disponible, las bacterias reductoras de sulfato (SRB) pueden
florecer en el interior y acelerar aún más la corrosión anódica en la picadura o grieta.
MIC en acero inoxidable ha sido observado a menudo en soldaduras. El ataque puede ser mayor en el
metal soldado o en la zona afectada por el calor (HAZ) cerca de la soldadura.
El mecanismo de la preferencia del ataque en las soldaduras es incierto. No hay una buena correlación
con la estructura metalúrgica, sin embargo, austenita o ferrita pueden ser atacadas preferentemente.
Cubicciotti, ha sugerido que las biopelículas elevan el potencial de electrodo del metal en la soldadura o
en HAZ por valores mayores al potencial de picadura. Algunos casos sugieren que MIC puede alterar
los potenciales de corrosión en la soldadura, haciendo que el metal soldado o HAZ se vuelvan zonas
anódicas e induciendo una corrosión galvánica. Reportes de MIC en soldaduras son generalmente bajo
condiciones aireadas, pero el biomecanismo y los tipos de microbios responsables de MIC no han sido
bien documentadas.
o MIC en aluminio.
Corrosión por picadura en tanques de combustible en aviones que usan una base de queroseno ha sido
un problema desde 1950. El combustible se contamina con agua de vapor condensado durante la
variación de temperatura de los vuelos.
El ataque ocurre bajo depósitos microbianos en la fase agua y en la interfase agua-combustible. Los
organismos crecen como esteras o lodos o tubérculos en forma de volcán con burbujeante en el centro
Es sabido que la toxicidad de los iones de cobre (Cu 2+) hacia los organismos vivos, lo hace más
resistente de este tipo de corrosión. Pero algunas bacterias son capaces de tolerar dicha toxicidad. Por
ejemplo. Thiobacillus hiooxidans pueden tolerar concentraciones superiores a 2% de cobre.
En algunas aleaciones de cobre, como Monel 400 (66.5% Ni, 31.5% Cu, y 1.25% Fe), han sido
encontradas con picadura después de la exposición a agua marina o aguas estuarianas que contienen
SRB. LA corrosión localizada fue atribuía a diferentes factores y a reacciones especificas del metal con
algunos productos de SRB. Esta aleación ha sido considerablemente susceptible a MIC en el Golfo
Pérsico haciéndose presente como corrosión intergranular.
Macrofouling
El macrofuling se define como el asentamiento de organismos acuáticos mayores a 50 µm en sustratos
artificiales. Entre estos organismos se destacan los mejillones, ostras, balanos y poliquetos.
Sin embargo, los subproductos del crecimiento de los organismos (metabolitos) son a menudo ácidos,
acelerando la corrosión de los sustratos metálicos. Además, estos organismos protegen el metal
subyacente del acceso del oxígeno disuelto y crean células de aireación diferencial, que también
aceleran la corrosión. El ambiente libre de oxígeno (anaeróbico) debajo de los macroorganismos puede
albergar bacterias dañinas reductoras de sulfato.
Macrofouling en agua de mar crean grietas, dichos sitios son tradicionalmente favorables para la
corrosión en acero inoxidable.
Esto se puede evitar con la limpieza mecánica y periódica, o al menos frecuente, con la inyección de
cloro disuelto. A su vez, se pueden usar pinturas antifouling, que están fabricadas con químicos tóxicos.
Procedimientos de protección contra la corrosión microbiológica.
1. Uso de recubrimientos protectores de tipo asfáltico o de polietileno, que no son atacados por los
microorganismos.
4. Si es fuera posible, modificación de las características del ambiente (pH, temperatura y/o nivel
de aireación), donde se desarrolla el proceso de corrosión, para impedir, o para hacer más difícil,
el desarrollo de los microorganismos perjudiciales. Por último, podría estudiarse un cambio de
la temperatura, siempre y cuando sea posible, para que los microorganismos no puedan
sobrevivir
Bibliografía:
o Jones, D. A.: Principles and Preventions of Corrosion. Macmian Publishing Company, Nueva
York, 1992.
5.