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(Compilado de las 53
entregas del Presidente Daisaku Ikeda.)
1. Introducción.
2. Medios hábiles.
3. Parábolas y semejanzas.
4. Creencia y comprensión.
6. La anunciación de profecías.
12. Devadatta.
22. La transferencia.
25. El pórtico universal del bodhisattva Percibir los Sonidos del Mundo.
26. Dharani.
NOTAS
Mundo saha: Un mundo donde los humanos soportan sufrimientos. En las enseñanzas
anteriores al Sutra del Loto, los budas no aparecían en los mundos saha.
2. Mahasattvas: Un “gran ser”, otro término para bodhisattva.
NOTA
Dharani: Un hechizo o fórmula que, según se decía, protegía a quien la recitaba y
beneficiaba a la persona en virtud de su poder místico.
NOTAS
Mundo saha: un mundo donde los humanos soportan sufrimientos. En las enseñanzas
anteriores al Sutra del Loto, los budas no aparecían en los mundos saha.
Kalpa: Un período de tiempo extremadamente largo de acuerdo con la antigua
tradición india.
Parinirvana: Un término similar al nirvana, utilizado en referencia al aparente
fallecimiento del cuerpo físico del Buda.
NOTA
Yojanas: Una unidad de medida en la India antigua, equivalente a la distancia que el
ejército real podía recorrer en un día.
CONCLUSIÓN
El “Diálogo sobre el Sutra del Loto“ ha sido una increíble jornada a lo largo de
cincuenta y tres entregas con el presidente Ikeda conduciendo al grupo en un viaje a la
esencia misma del Budismo. Desde este increíble panorama, hay algunos temas
principales que han surgido y es preciso subrayar en la conclusión de este resumen del
Sutra del Loto de veintiocho capítulos de Shakyamuni.
El primero es que el Sutra del Loto es la enseñanza de la vida eterna que es
accesible a todos. Es la revelación de la verdadera causa para que todos los seres
vivientes alcancen la iluminación. Es la enseñanza que da lugar a una ilimitada
esperanza. Como dice el presidente Ikeda:
Este momento es kuon ganjo, el tiempo sin comienzo. Este mismo momento es el
“comienzo”. El pasado ya no existe. El futuro todavía está por verse. Lo único que
existe es el momento actual.
Y el presente, en un instante, se convierte en pasado. Así que existe, en la medida
en que postulemos su existencia. Pero si planteamos que el presente no existe, en ese
caso no existe. He aquí el significado de la no sustancialidad. La vida, en estado de no
sustancialidad, perdura de instante a instante. Fuera de este “momento”, la vida no
tiene realidad. En “un instante” sentimos felicidad; al instante siguiente, nos sentimos
desdichados.
Ver este momento de la vida como efecto directo de alguna causa hecha en el
pasado es pensar desde el punto de vista del Verdadero Efecto. En otras palabras, es
pensar: “Yo hice esto, y por ese motivo sucedió esto otro...”. Pero esta perspectiva,
por sí sola, no basta para generar esperanza.
La clave está en considerar nuestra vida, en el momento actual, como la "causa"
para crear efectos futuros. Esta es la Verdadera Causa que llega a lo más profundo de
nuestro ser. No es una causa superficial.
Verticalmente, nuestras vidas echan raíz en la vida del tiempo sin comienzo.
Horizontalmente, son la Verdadera Causa que impregna todo el mundo del dharma.
Esto es Nam-myoho-renge-kyo, la gran vida eterna, la gran ley, que mueve el
universo entero y genera un desarrollo constante.
Por ende, cuando creemos en el Gohonzon como corporificación de dicha Ley,
cuando nos fusionamos con la Ley Mística y desde ese lugar emprendemos la acción,
en ese momento estamos experimentando el tiempo sin comienzo. Y es entonces
cuando brota e irrumpe la fuerza vital eternamente pura e ilimitada que “no es creada
ni tiene artificios, sino que conserva su estado primigenio” (Gosho Zenshu, pág. 759).
Así, gozamos de una libertad absoluta, tanto en el presente como en el futuro. El
Budismo de Nichiren Daishonin es el “Budismo de la esperanza”.
El Sutra del Loto es inapreciable, porque en sus profundidades, es el Gohonzon. Si nos
olvidamos de este punto, todo nuestro esfuerzo no servirá de nada. (Living Buddhism,
octubre de 2000, pág. 32)
El Sutra del Loto y el Budismo de Nichiren Daishonin no son enseñanzas de
iluminación solitaria o de felicidad personal solamente. Una y otra vez Shakyamuni
recuerda a la asamblea que el sutra está siendo predicado para que todos los seres
sean felices y se realicen. En el movimiento de la SGI esto se llama kosen-rufu. Como
dice el presidente Ikeda:
El kosen-rufu es, de por sí, el corazón del Sutra del Loto. Es el ritmo de la gran vida
que es Nam-myoho-renge-kyo. Es la lucha por elevar el estado de vida de toda la
humanidad en dirección al estado de Buda.
Aunque queramos que el tiempo se detenga, lo cierto es que avanza
incesantemente. El invierno siempre se convierte en primavera. De la misma forma, la
humanidad siempre se está moviendo en dirección al manantial de la vida que es la
Ley Mística, siempre se está moviendo en dirección al estado de Buda. El máximo
honor como ser humano reside en poder asumir nuestra responsabilidad e impulsar
este movimiento. (Living Buddhism, octubre de 2000, pág. 39)
La afirmación de Karl Marx de que la “religión es el opio del pueblo” plantea la
pregunta respecto a cuál es el propósito de la religión. No todas las religiones
funcionan como el opio para drogar la conciencia. Existen religiones que se esfuerzan
para despertar al pueblo. En el Budismo de Nichiren Daishonin, el propósito es hacer
que la “flor de la Ley” florezca en el corazón de cada ser humano. Sin embargo, en
algunos casos, las religiones que originariamente comenzaron con un propósito puro,
con el tiempo han sucumbido a la corrupción.
El presidente Ikeda explica que el espíritu de la relación mentor y discípulo es el
único seguro verdadero para impedir que esto suceda. El presidente Ikeda dice:
Sería terrible que este espíritu desapareciera de la SGI. ¿Cuál es el significado de la
inseparabilidad de mentor y discípulo, dentro del Budismo? Físicamente, por supuesto,
el maestro y el sucesor son dos entidades distintas. Pero ambas son inseparables en el
corazón, en el espíritu, en la postura con la cual uno y otro mantienen y practican la
Ley. Por ende, es importante buscar un maestro que practique correctamente la Ley, y
avanzar con el objetivo de compartir ese mismo espíritu del maestro.
Una relación que no se basa en la Ley o en el corazón; un lazo en el cual uno sigue
ciegamente las órdenes del otro; un vínculo vertical de superior a subordinado, donde
uno se dice discípulo, pero sólo formalmente, no constituye el camino auténtico del
Budismo.
El Budismo postula que el discípulo asuma el mismo espíritu que su mentor en
cuanto a avanzar sin límites ni restricciones hacia el kosen-rufu. (Living Buddhism,
octubre de 2000, pág. 40)