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Análisis del capítulo VII del Libro “Familias y terapia familiar”.

El capítulo titulado “Formación del sistema terapéutico” habla acerca de los métodos que el terapeuta
familiar utilizará para lograr un sistema terapéutico funcional y una correcta reestructuración del
sistema familiar. Para lograrlo, como dice la lectura, comenzará por utilizar la Unión y
Acomodamiento, términos que se refieren tanto a la relación que establece el terapeuta con el sistema
y las adaptación del mismo ante ese sistema. Para lograr la unión y acomodamiento que facilite la
entrada al sistema, el terapeuta deberá aceptar la organización y el estilo de familia, esto, sin juzgarlo
y ubicándose también como coparticipe de esta dinámica.
Me parece interesante la comparación que hace Minuchin entre terapeuta y antropólogo, pues ambos
son capaces de unirse a una dinámica totalmente nueva, con la intención de estudiarla, analizarla y
entenderla con el fin, en el caso del terapeuta, de lograr la reestructuración del sistema. El terapeuta,
como ya lo he mencionado anteriormente, se vuelve un coparticipe y experimenta todas las pautas de
interacción que utiliza la familia. Ante la observación y evaluación de la familia, el terapeuta de be
hacer uso de técnicas que faciliten la observación de las dinámicas que se dan en consulta, aun cuando
la presencia del terapeuta representa una interferencia pues es evidente que no se puede observar
directamente en un contexto externo a la terapia.
Minuchin describe las técnicas comenzando por el mantenimiento que se refiere a mantener al sistema
como es, tanto en sus dinámicas de comunicación como la jerarquía y las relaciones que tienen los
miembros de la familia. Ejemplificando, y para entender mejor este concepto, se describe un caso en
el que un terapeuta, mientras trabaja con una familia, percibe que el intenso liderazgo de la madre y
la insistente necesidad de mantenerse como jefa de la familia y el control que ejerce sobre la
comunicación con sus hijos, es debido a esto, que el terapeuta recurre a entablar comunicación con
los hijos a través de la madre, logrando así, mantener la estructura familiar. Por otra parte, también
puede utilizarse para ratificar y apoyar el potencial y fuerza de un individuo del sistema o se afiance
la posición de un miembro de la familia, así como la exploración de áreas de competencia y proponer
pautas para desarrollar las cualidades del sistema.
Se continúa describiendo el rastreo, que se refiere a seguir esa línea de análisis de la dinámica
familiar, dejando que ésta se dé dentro de la terapia, sin intervenir, dando validez y aclarando el
interés en lo que se está observando, dando por hecho la importancia de esta técnica para explorar
cómo es que cada miembro de la familia interactúa.
En cuanto al mimetismo, otra técnica descrita por Minuchin, que en el caso del terapeuta, puede ser
utilizado por éste para acomodarse a un estilo familiar y las modalidades afectivas del mismo. Para
lograrlo, el terapeuta debe asemejarse a los miembros de la familia “en todos los rasgos universales
de la condición humana”, dando a entender que se pueden utilizar las experiencias en común. Como
se menciona en la lectura, estos rasgos pueden ser: "me casé con una mujer violenta", "soy un
estudiante del Talmud", "sé lo que quiere decir ser pobre", "tengo dos hijos adolescentes", y "tenía
una tía como esa".
Así como en otros modelos psicoterapéuticos, el diagnóstico representa la hipótesis desarrollada por
el terapeuta a través de la observación y la experiencia, así como la interacción y la identificación del
problema. En la lectura se aclara algo que ya se habló constantemente en clase y es el hecho de que
la familia recurre a terapia pues hay un miembro que ha provocado anomalías, lo que se llama “el
paciente identificado”, es así, que la familia se empeñará en que el terapeuta cambie a este paciente
identificado sin interferir en sus pautas transaccionales. Ante esto, el terapeuta considera al paciente
identificado como un síntoma de la mala funcionalidad del sistema familiar. Sin dejar a un lado la
importancia de este paciente, las intervenciones se deberán enfocar para llevar a la familia a la
homeostasis.
Se explica también que el impacto del terapeuta sobre la familia también es importante para el
diagnóstico pues es necesario que esta influencia sea reconocida por el terapeuta y, a través de esto,
se llegue a un diagnóstico interaccional que se modificará constantemente a medida de que la familia
asimila al terapeuta.
También se hace mención del Contrato terapéutico que se puede decir es el encuadre del proceso
terapéutico, en donde se explicará a la familia

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