Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Fecha: 4/03/2019
Presentación
Objetivos
Me gustaría poder mostrar como la pregunta por el ser guiada por el método
fenomenológico en su variante heideggeriana actúa disolviendo el binomio
epistemológico/metafísico Sujeto/Objeto. En la analítica existencial de Ser y
Tiempo Heidegger muestra como el conocimiento teórico es un modo fundado
de acceder a lo real y da cuenta de un fenómeno originario que debe ser
esclarecido. Por una cuestión meramente expositiva abordaré el tema general
en tres partes. Esta aclaración vale porque como veremos no se trata de un
cambio de nombres de los mismos polos epistemológicos sino de un
replanteamiento más profundo que revela una zona pre teórica de la vida
humana en la cual podríamos decir que el sentido y la cosa están fundidos.
Dicho esto, en la primera parte, intentaré dar cuenta de la caracterización que
hace Heidegger del Dasein desarrollando lo que entiendo es la disolución del
sujeto tradicional a través de la conceptualización del ser- humano como como
existencia; en la segunda la disolución del objeto tradicional. En la tercera parte
nos ocuparemos del problema de la verdad en el sentido ontológico-existencial
que la da Heidegger. Entre otras cosas intentaremos dar cuenta de cómo es
que para nuestro autor y en el marco de su crítica a la metafísica occidental, la
concepción tradicional de la verdad como concordancia entre el juicio y su
objeto (concepción formal y ontológicamente indiferente) conduce a problemas
ontológicos inextricables y a los conocidos debates entre las distintas teorías
del conocimiento y sus demostraciones. Finalmente, si el recorrido anterior es
claro podremos ver como la versión heideggeriana de la fenomenología, es
decir su giro hermenéutico, nos lleva a reconocer la presuposición de la verdad
y de un mundo común compartido en toda practica humana que nos invita a
abandonar la caracterización de la relación del Dasein para con el mundo a
partir de la manera desapegada del conocer teórico.
1 La expresión es de Heidegger y la usa también para referirse al encubrimiento que se produce con el
fenómeno de mundo al detener la mirada en el ser-en-sí del ente intramundano
constituye su sentido existencial. Al indagar en los rasgos típicos de la
existencia humana en Ser y Tiempo (§9) Heidegger caracteriza al Dasein
como aquel ente cuya esencia “consiste en su tener‐que‐ser [Zu‐sein]”2. (lo cual
nos remite a la necesidad de la existencia). Heidegger también lo formula de la
siguiente forma: “El ser que está en cuestión para este ente en su ser es cada
vez el mío” (1998: 52) Esto quiere decir que el Dasein debe asumir en cada
caso su facticidad a través de una elección frente a sus posibilidades. Esa
referencia del Dasein a su mismidad no debe inducirnos a creer que existe un
yo aislado, sustancial (recordemos la aperturidad). Se está cuestionando la
certeza cartesiana del cogito: “sólo existiendo cobra el Dasein cada vez su
mismidad” (1998: 122), lo cual significa que el Dasein da consigo mismo en lo
que realiza, necesita, espera y evita a través de su comportamiento practico-
moral. Es importante remarcar que fundamento de esta caracterización práctica
no es algo concreto, puntual, sino que es un poder-ser (lo cual nos remite a la
libertad de la existencia). Este doble aspecto de necesidad-libertad, que
configura el ser practico del Dasein es lo que Heidegger define como “proyecto
arrojado”, definición que insinúa ya la importancia fundamental del tiempo
futuro para el ser del Dasein.
2 Según apunta Rivera en una de sus notas el término Zu-sein hace referencia, justamente, a la facticidad
de la existencia, a la forzosidad del tener que ser.
3 Tanto Volpi (2012) como Escudero se refieren a la radicalización de la filosofía práctica aristotélica en el
joven Heidegger como camino preparatorio para Ser y Tiempo.
comportamiento que asume para con el mundo y para con los otros Dasein. El
instante de la decisión [Kairos] es precisamente la síntesis entre
necesidad(pasado) y posibilidad(futuro) es el punto nodal que permite asumir
libremente una existencia auténtica o inauténtica. El cuidado en tanto unidad
existencial estructural reúne todos los posibles modos de comportamiento y
acceso al ser (techné, epistéme, phrónesis, sophía y noûs)4 que Aristóteles
había ya vislumbrado desde una perspectiva erradamente naturalista y una
visión cronológica (no kairologica) del tiempo (ver Volpi 2012: 114). La cuestión
de la temporalidad cobra aquí toda su importancia en el centro de la
hermeneútica de la facticidad. El tiempo natural es el del presente, el que
puede medir el reloj y que según comenta el joven Heidegger en una de sus
conferencias se caracteriza por la irreversibilidad y la homogeinización.
(Heidegger, 2003: 54) En cambio, la temporalidad a la que arriba el análisis
heideggeriano da cuenta de una disposición afectiva que no es otra cosa que el
modo en que una existencia se encuentra a sí misma antes de cualquier acto
reflexivo-teórico. Este es otro aspecto importante que define la particularidad de
la fenomenología heideggeriana frente a la tendencia decididamente teórica de
Husserl.
4 En una nota l pie de su trabajo Escudero señala que (2001:202) Heidegger traduce estos términos por:
saber práctico, conocimiento científico, opinión moral, sabiduría filosófica y entendimiento intuitivo,
respectivamente.
subsiguientes apartados veremos como otra insuficiente caracterización, peros
esta vez de los entes intramundanos contribuye a esta confusión y al
encubrimiento del fenómeno originario y la comprensión primaria del ser.
Cuando del fenómeno originario del estar-en-el-mundo la teoría extirpa ya sea
la conciencia, el sujeto o las cogitaciones de una res cogitans lo que hace es
concebir al Dasein desde la sustancialidad y la realidad pero estos son modos
de ser fundados. La interpretación heideggeriana de la existencialidad como
cuidado vuelve obsoleto el problema de la realidad.
Todo el análisis que Heidegger realiza sobre el útil o ente intramundano tiene
que ver con la tarea filosófica central de realizar una interpretación
fenomenológica de la vida fáctica partiendo de la cotidianeidad media, por ello
se enfoca en el análisis del mundo circundante. Dada la caracterización que
Heidegger hace de la fenomenología, la división cartesiana entres res cogitans
y res extensa será insuficiente para dar cuenta del fenómeno estructural de la
vida humana como ser-en-el-mundo o estar-en-el-mundo. Es importante
remarcar que para Heidegger el modelo filosófico basado en las matemáticas
que ha elaborado Descartes constituye un modo de acceso al “ser objetivo” que
supone ya el mundo. Esto quiere decir que fenomenológicamente no sería
acertado preguntar por el mundo como una cosa, formulando una pregunta
óntica, sino que para dar con este fenómeno deberemos indagar por el ser del
mundo, lo que Heidegger llama su mundaneidad. Cuando en el capítulo tercero
de Ser Y Tiempo se aborda este tema se lo hace dentro de la analítica del
Dasein: “Ontológicamente el “mundo” no es una determinación de aquel ente
que por esencia no es el Dasein, sino un carácter del Dasein mismo.”
(Heidegger, 1998 :73) Desde la hermenéutica fenomenológica de Heidegger
sería un error entender a estos útiles como cosas u objetos puesto que
estaríamos anticipando implícitamente una determinación ontológica y eso es
lo que hace precisamente Descartes. Heidegger considera que en la visión
cartesiana del mundo hay una concepción del ser no tematizada: ser como
permanente estar‐ahí, es decir como sustancia. Lo que Heidegger intenta dejar
en claro a través de su fenomenología de la facticidad es que en el
comportamiento práctico cotidiano nos revela un determinado tipo de ente que
no es el objeto meramente presente ante los ojos frente al cual la teoría vendría
a auxiliarnos a través de una explicación y que el fenómeno mundo no puede
ser abordado de esta forma. La cuestión será entonces cómo se aprehende lo
ente, a través de que comportamientos del Dasein. Descartes y toda la
tradición después de él (incluido Husserl) consideran que la única vía de
acceso al ente es el conocimiento, entendiendo al conocimiento matemático
como el modo ejemplar de acceso. Cuando Heidegger ataca a la metafísica
occidental ataca principalmente esta conjunción entre la concepción del ser
como sustancia y el modelo de conocimiento matemático, puesto que esa
combinación obtura el acceso al fenómeno originario, impide cumplir con la
máxima “a las cosas mismas”.
4. Consideraciones finales
Bibliografía
DREYFUS, H. (1996) Ser-en-el-mundo, Santiago de Chile, Editorial Cuatro
Vientos.
ESCUDERO, J. (2001) El joven Heidegger. Asimilación y radicalización de la
filosofía práctica de Aristóteles. en LOGOS. Anales del Seminario de Metafísica
3: 179-221. ISSN: 1575-6866.
HEIDEGGER, M. (1998) Ser y Tiempo, trad. J. Rivera, Santiago de Chile,
Editorial Universitaria.
HEIDEGGER, M. (2002) Interpretaciones fenomenológicas sobre Aristóteles
[Informe Natorp], Madrid, Trotta.
HEIDEGGER, M. (2003) El concepto de tiempo, Madrid, Trotta.
VOLPI, F. (2012) Heidegger y Aristóteles, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica.