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CONSIGNA 1:

Dadas una frase inicial, media y final

Lo más fácil es quebrar la palabra en dos. A veces sus fragmentos siguen


viviendo, solos diseminados por allí, o tal vez incrustados en un texto ajeno que
dice quién sabe qué. Y hasta es posible que aquel fragmento, ahora exiliado, no
hable de las mismas cosas, ni refleje la misma gente. Que llegue un día que
sienta el encierro y lo torture la nostalgia y diga cosas como: yo a la palabra
torre le abro un agujero rojo en la frente y trepo por ella y le atravieso y salto
al otro lado, donde termina el renglón, más allá del papel, hacia la nada.
Y es probable, entonces, que yo lo escuche o que intuya su decisión, que me
acerque despacio, entre dos puntos o, mejor, entre una coma y otra, aquí ¿ves?,
para no molestar, mirando desde el margen (sólo porque creo en la palabra y
me reconozco en sus fragmentos)…que yo, decía, me acerque y se lo diga:
“…quizás tu proyectil estalle contra el muro y le arranque unas breves chispas
que iluminen un instante el silencio”.

CONSIGNA 2:
Redactar un texto breve en el que prime la descripción por sobre la acción
(narración), y otro en el que prime la acción por sobre la descripción.

CONSIGNA 3:
Hacer un poema en verso libre con un tema elegido al azar.
Hacer un soneto octosilábico sobre el mismo tema.

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