Sunteți pe pagina 1din 5

Jhon Jairo Vanoy Herrera Segundo Parcial CFC: Heidegger

Universidad Nacional De Colombia, Departamento de filosofía, Bogotá, D.C., 04-07-2019

¿De qué manera es que el Humanismo es producto de un modo de pensar erróneo y metafísico?

Desde Platón y Aristóteles, el pensar ha sido visto como una técnica (pág. 260) mediante la cual
podemos conocer el ser, ahora bien, el pensar se nos da bajo la forma de lenguaje, así pues, el
lenguaje pasa a ser una herramienta que permite concretar lo que es el ser. De esta forma, el pensar
y el leguaje producen la relación entre el ser y el hombre.

Esto quiere decir que para dar con lo que verdaderamente es el ser, el hombre previamente tiene
que construir la herramienta con la cual va a conocer el ser, esto es, un constructo teórico-técnico
de conceptos (pág. 261), proyectado desde el pensar y uso del lenguaje, que posibilite un
acercamiento científico-técnico al ser, y de esta forma, garantizar la objetividad del procedimiento
por el cual se va a conocer el ser.

Bajo este posicionamiento del pensar se establece una relación sujeto-objeto (pág. 260), donde el
sujeto es aquel que piensa y pone ese pensamiento a manera de lenguaje útil y técnico, y donde el
objeto es aquello a lo que va dirigido dicho pensar útil y técnico, el objeto es, pues, el ser objetual,
es decir, lo ente, las cosas que se presentan. Por ello es que Heidegger afirma “pero todo obrar
reside en el ser y se orienta a lo ente” (pág. 259), aquí con obrar se hace mención a esta forma
técnico-científica de abordar a lo ente.

Puestas así las cosas, de fondo se está haciendo una separación entre teoría y práctica, entre
pensamiento y acción, entre lenguaje y mundo. De esta forma es como esta tradición, la cual
Heidegger llama Metafísica, para conocer el ser, primero ordena teoría-pensamiento-lenguaje como
método y herramienta de conocimiento, lo cual se ha venido haciendo con punto de apoyo en la
lógica y gramática occidentales, las cuales determinan como pensar y como decir respecto de lo
ente, evidentemente, a dichas técnicas subyace la separación “sujeto-objeto [los cuales] son títulos
inadecuados de la metafísica” (pág. 260).

Finalmente, “el procedimiento de la reflexión [esta] al servicio del hacer y el fabricar” (pág. 260),
aquí, “la reflexión ya está vista desde la perspectiva de la praxis y el formar” (260), por tal motivo,
es que “tomado en sí mismo, el pensar no es práctico” (pág. 260), de tal forma que, el pensar se
convierte en técnica para conocer y, posteriormente, practicar e ir a la acción; pero, sin saberlo, a
su vez es un modo de pensar metafísico, pues separa al hombre y al pensar del mundo.
Ahora bien, este modo de pensar metafísico “solo se compromete con la acción para y mediante lo
ente en el sentido de lo real de la situación presente” (pág. 260), así pues, la historia del ser se ha
venido construyendo a partir de dicho obrar metafísico, y teniendo en cuenta que, “la historia del
ser sostiene y determina toda situación y condición humana” (pág. 260), entonces, es natural que
según sea el caso, la época, el momento histórico, la situación presente, dicho pensar, determine
un tipo de humanismo que responde a la interpretación metafísica predominante de lo que según
la lógica y la gramática occidentales postula como ser.

Así las cosas, desde que la metafísica se ha venido ocupando de la cuestión humana, lo viene
haciendo a partir de establecer la relación entre el ser y el ser humano. Para ello ha tenido que, a
su bien hacer, determinar, por un lado, que es el ser, y por el otro, que es el ser humano, para
después, ahí sí, ponerlos en relación y fundamentar dicho humanismo.

De tal forma, para cada interpretación histórica de lo que es el ser, le ha convenido a esta concretar
que es el ser humano, y siendo que a cada época le ha llegado, en cierto sentido, su propio
agotamiento, con dicho debilitamiento, también lo que se entiende por ser humano ha quedado
sumamente debilitado, es decir, tales humanismos han venido perdiendo paulatinamente su propio
sentido, y es por tal razón, que a Heidegger le ha llegado la pregunta “¿Cómo dar sentido [otro] a la
palabra humanismo?” (pág. 261).

Así pues, dicha pregunta, de entrada, presupone tal agotamiento de lo que se entiende por ser
humano, pero a su vez, “esta pregunta nace de la intención de [exige] seguir manteniendo la palabra
humanismo” (pág. 261). De esta manera, se le está preguntando a Heidegger, como es que ahora
que todo fundamento del ser ha sido devaluado, se puede erigir un nuevo humanismo, esto, a partir
de resignificar y darle otro sentido a la palabra humanismo.

Por un lado, y teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, se entiende que dicha pregunta viene
enmarcada desde una tradición que hace del pensar una herramienta teórica para poder llevar a
cabo en la práctica, lo que se le está exigiendo a Heidegger, es que piense una nueva teoría desde
donde se pueda dar respuesta a lo que es el ser humano, para así mismo, llevar esta teoría a los
hombres, y por medio de su práctica, fundar un nuevo humanismo.

Implícitamente, se le está pidiendo a Heidegger que elabore una ética, que construya teóricamente
una suerte de arquitectura conceptual que dé cuenta de cómo debe comportarse el hombre para
que éste se haga humano, y de esta forma, salvaguardar el humanismo del hombre, “la humanitas
sigue siendo la meta de un pensar de este tipo” (pág. 264), humanidad que se ha perdido debido al
debilitamiento de las diversas interpretaciones que históricamente (desde que se ha tenido en
cuenta lo humano) se han dado del ser como fundamento.

Es evidente que lo que se le solicita a Heidegger, es que use su pensar como herramienta para
resolver un problema práctico. El resolver dicha exigencia de esta manera, estaría enmarcado
dentro del proceder metafísico, por tanto, la pregunta misma es de orden metafísico, y es de esta
manera como el humanismo es un producto del pensar metafísico, puesto que, y reiterando, dicho
humanismo presupone la postulación teórica de una “ética” (pág. 261) traída del pensar como
técnica.

Entonces, ya habiendo respondido por qué el humanismo es un producto del modo de pensar y
proceder técnico de la metafísica, queda por explicar cómo es que este modo de pensar también es
errante, es erróneo. Dicha respuesta, no puede ser respondida más que por el hecho mismo de que
“todo humanismo se basa en una metafísica” (pág. 265), pues es de allí de donde surge el error y la
errancia misma, el camino de la metafísica se postula como el camino del errar.

Ahora bien, Heidegger pasa revista de como desde los romanos en adelante los humanismos se han
venido basando en una metafísica, Así pues y, teniendo en cuenta que por humanismo se puede
entender, a nivel general, una doctrina tal que bajo su cobijo busca incorporar y preservar la
humanidad del hombre, es decir, todo humanismo procura que el hombre se torne humano. A
continuación, se revisara tres posturas humanistas que fundamentan dicho proceder desde un
proceder metafísico.

Para los romanos ser humano consistía en tener paideia, así pues, se entendía hombre humano en
total oposición a hombre bárbaro (pág. 264), esto es, porque el hombre romano poseía paideia,
mientras que el hombre que no poseía paideia era simplemente un bárbaro, por lo tanto, el hombre
romano era humano, mientras que el hombre bárbaro no lo era.

De esta forma, para los romanos la paideia se precisa como una técnica que procura la formación
del hombre, donde a éste se le incorpora, por medio de la enseñanza, la erudición y las bellas artes.
Donde dicha paideia es traída del pensar griego tardío. Así pues, dicho humanismo romano consistía
en aplicar técnicamente a los hombres desarrollos teóricos producidos por el pensar griego, de tal
forma, la paideia era fundamento de la humanitas.

En el cristianismo Dios considera al hombre su hijo, creado a su imagen y semejanza, por lo cual, le
brinda la oportunidad de la redención y la vida eterna, así pues, “el hombre es hombre en cuanto –
hijo de Dios- que oye en Cristo el reclamo de su Padre y lo asume” (pág. 264), quiere decir esto que
la humanidad del hombre reside en aceptar la voluntad de Dios con la fe puesta en la salvación y el
logro la vida eterna en un mundo suprasensible llamado cielo.

Dicha humanidad cristiana es solo posible por medio de la incorporación en el hombre de la doctrina
de las escrituras sagradas y la fe en ellas, el hombre, a través de la guía (instrucción) del pastor o el
sacerdote, debe aceptar la biblia como la palabra de Dios, y en consecuencia, actuar y desenvolverse
en la vida según los imperativos contenidos en el libro sagrado.

Si bien, la Doctrina cristiana y sus textos supremos son un constructo teórico elaborado por
sacerdotes, mártires, santos y profetas, su estructura básica proviene de un modo de pensar
“teórico-platónico” (pág. 264) que debe ser impuesto al hombre para su redención, es decir, el
humanismo cristiano se funda en la voluntad de Dios y se expresa en el hombre que practica tal fe.

Ahora bien, “Marx exige que se conozca y se reconozca al –ser humano. Y él lo encuentra en la
sociedad. Para él, el hombre social es el hombre natural. En la sociedad la naturaleza del hombre,
esto es, el conjunto de sus necesidades naturales (alimento, vestido, reproducción, sustento
económico), se asegura de modo regular y homogéneo” (pág. 264).

Es así como, para Marx la humanidad del hombre se fundamenta en el principio de que todos los
hombres son por naturaleza un ser social. Dicho esto, la tarea consiste en elaborar una teoría de las
relaciones sociales, para después aplicarlas a la sociedad misma, con el fin de salvaguardar la
naturaleza social del hombre, y con esto, su humanidad.

Así pues, estos tres humanismos, por diferentes que parezcan, tienen en común que cada uno
determina la humanitas del hombre previamente (teóricamente) desde una interpretación de lo
que es el ser (pág. 265), llámese este paideia, Dios, sociedad. Elaborada dicha determinación, esta
es, luego, usada como herramienta y como técnica (se pasa, desde la teoría, a la acción, a la práctica)
para moldear al hombre y hacerlo humano, donde cada interpretación del ser funda su propio
humanismo a su manera y según su propia ley.

Así las cosas, Heidegger no comparte ninguna de estas tres visiones humanistas, puesto que para
este autor el pensar no consiste en un pensar teórico para luego ir a la práctica, para él el pensar no
puede ser rebajado a mera técnica, y es desde ésta diferencia entre nociones de lo que es pensar,
que Heidegger tomara fuerza para atacar los humanismos, donde estos últimos no son más que un
producto metafísico, donde el pensar hace y produce la relación entre el ser y el hombre (pág. 259).

Dice Heidegger “solo se conoce el actuar como producción de un efecto, cuya realidad se estima en
función de su utilidad” (pág. 259), desde este punto de vista, actuar implica hacer algo en el mundo
de lo ente, y en la medida en que ese hacer es útil, entonces, dicho hacer es reconocido como
realidad, es decir, el actuar es legítimo y real porque es el resultado de una técnica que valida y hace
útil tal hacer tal actuar; contra esta visión del actuar y de la acción es que se pelea Heidegger,
proponiendo su propia versión de lo que significa pensar.

Para Heidegger, actuar es llevar a cabo, donde llevar a cabo, es desplegar algo en la plenitud de su
esencia, esto es, se da ese algo. Así pues, lo que -se da- ya es, no puede ser producido ni hecho, esto
es, solo se puede llevar a cabo lo que ya es, lo que ya se da (pág. 259).

Ahora bien, lo que ante todo –es- es el ser. El pensar lleva a cabo la relación del ser con la esencia
del hombre, esto es, el pensar no produce esta relación, porque el pensar ya es originariamente
junto con el ser y la esencia del hombre. El pensar no hace al ser, sino que lo deja ser en el pensar
mismo. De alguna forma, el pensar se deja reclamar por el ser para decir la verdad del ser. Este es
pues el actuar del pensar, el llevar a cabo del pensar, este pensar no se convierte en acción porque
salga de él un efecto o porque pueda ser utilizado, el pensar, simplemente, actúa en la medida que
piensa (pág. 259).

Planteado de esta manera lo que significa pensar para Heidegger, el punto aquí es que el pensar ya
es un llevar acabo, el pensar ya se da, el pensar en su darse, es ya un actuar, el pensar actúa cuando
piensa. A su vez, el pensar se limita a ofrecer la relación entre el ser y la esencia del hombre (pág.
259), contrariamente, para la tradición metafísica, primero hay que pensar para después ponerse
en relación con el ser. Así pues, si para ponerse en relación con el ser, hay que primero pensar y
construir una herramienta para conocer, no se hace justicia a la verdadera esencia del pensar y, si
este es el camino que se sigue, se cae en un error, por lo tanto, dicho camino del pensar metafísico
es un camino errante, camino errante que ha venido dando paso, desde Platón, a los humanismos,
es así como el humanismo es un producto erróneo proveniente del pensar metafísico.

Bibliografía:

Heidegger, M. (2000). Carta Sobre el Humanismo. En M. Heidegger, Hitos. Madrid: Alianza.

S-ar putea să vă placă și