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El artista no tiene la intención de mostrar al cuerpo humano tal como es en la realidad. El arte empieza en toda
partes por la escritura; la imagen no es para el que un ideograma del cuerpo humano, que quiere expresar la noción
de divinidad recibiendo homenajes, protectora de los humanos, presente en su santuario en el que se levanta la
estatua, en la tumba en la que se ha depositado la figurita; la del fiel que ofrece su propia efigie en ofrenda.
La imagen parece decir al que la contempla: soy el dios, soy el fiel soy el difunto.
Los tipos son indeterminados. Un mismo aspecto sirve para los dioses y para los mortales, para los vivos y para los
muertos. La intención del donante decide el sentido que tendrá la imagen: estatua de culto, estatua de difunto o
exvoto de un adorador. Hasta el fin del siglo VI, los kurós y las korés repiten el mismo tipo y únicamente detalles
exteriores, las circunstancias de su descubrimiento en un santuario o en un tumba, las inscripciones, permiten
denominarlas con alguna precisión, apolo o difunto, afrodita o adoradora, esto persistirá todavía parcialmente en el
siglo V.
El tipo humano, de pie comprende 2 series: el hombre joven casi siempre enteramente desnudo, rara veces vestido
(estatua de Samos, de la Acrópolis), con la pierna izquierda adelantada, sus brazos pegados al cuerpo o se adelantan
un poco, en la mayoría de los casos sin tener ningún atributo y tiene el puño cerrado; y la mujer vestida con el peplo
dórico o con el chitón y el himatión jónicos; sus brazos inertes o levantan con una mano los pliegues de sus vestido
sosteniendo en la otra alguna ofrenda. Con ligera variantes en el traje, las posiciones de los brazos y los atributos, los
dos tipos predilectos que el artista griego repite hasta el final del siglo VI, que multiplica incansablemente porque se
adapta de manera indiferente a todos los fines, ya que el hombre desnudo lo mismo puede ser un dios que un difunto
o un fiel y la mujer vestida lo mismo que una diosa que una adoradora.
FIGURAS FEMENINAS
El artista estudia la musculatura en el cuerpo viril y el ropaje del cuerpo femenino. Si el hombre se desnuda en la
palestra y para concursos gimnásticos, la mujer no aparece sin velos en la vida diaria, determinando la serie en el
arcaísmo. En el s. VI el kurós desnudo se oponen a las korés vestidas.
En cuanto al vestido los problemas que el artista debe resolver, son los siguientes: el observar y reproducir con
veracidad el traje tranquilo o agitado, sus superficies planas y sus pliegues, las modificaciones debidas al movimiento
del cuerpo o el viento exterior. La correlación exacta entre ella misma y el ser que cubre; comprender su belleza y su
valor expresivo, su significación espiritual y moral.
Al principio no se le presta atención a los pliegues y el traje rodea el cuerpo como un estuche, sin surcos que den
variedad, a la uniformidad. Pero en el transcurso del s. VI a. C., se empiezan a estudiar los pliegues siendo muy
convencionales, lo mismo que los detalles de la musculatura: surcos ondulados, ranuras, líneas en relieves,
acanalados, colas de golondrina que da un carácter ornamental, decorativo e irreal como el de la caballera o de la
anatomía.
Un pliegue comprende un saliente y un surco. El artista desconoce al principio estos dos elementos y graba un simple
trazo en la superficie de la piedra (Hera de Samos) con el tiempo el pliegue adquiere corporeidad, grosor, esta
modelado; pero durante todo el s. VI y el comienzo del V penetra más en la materia; los pliegues planos, que son los
corrientes en las korés, desaparecen; profundos y espesos en las estatuas de peplo dórico de la primera mitad del
siglo V, conservan la sombra en su cavidad y dejan obrar la luz sobe su saliente.
Conociendo la variedad de los pliegues va a permitir al artista buscar el mejor efecto estético. Desde pliegues amplios
y sobrios y pliegues muy finos y juntos, rectos u ondulados, con algún amaneramiento van a responder a los gustos
individuales a los temperamentos, prefiriendo algunos la sencillez, los efectos de masas, y otros la elegancia, la
soltura, las delicadeza de los detalles y de acuerdo con los temas tratados, pues el vestido se convertirá en medio de
expresar el estado espiritual y moral del personaje que recubre.
También el artista va a encontrar grandes recursos en cuanto a la dirección de los pliegues. Se interesa por ellos en el
s. VI, termina esta tentativa en el siglo V y las hace más conscientes, revelando gusto por la verticalidad o el
paralelismo. De este prejuicio resulta una impresión de tranquilidad y de fuerza.
Los pliegues oblicuos, transversales se entrecruzan, se recortan, se cubren; de ello resultan con mayor variedad,
efectos muy distintos a la gracia y soltura.
No es solamente la forma y la dirección de los pliegues le interesa al artista, si no la tela misma le proporciona un
gran número de efectos nuevos por su calidad y oposición de sus superficies lisas y diversificaciones plegadas. Los
escultores de la korés del siglo VI oponen ya a las líneas verticales del chitón los pliegues oblicuos del himatión; a los
pliegues rectos, los pliegues ondulados; a las finuras del chitón de la tela los amplios pliegues del himatión.
Un escultor del segundo cuarto del siglo VI, sabía cómo lograr la verosimilitud de rostros, manos y pies de su figura
pero dejaba la ropa como una especie de zona muerta, sin ningún otro mérito de su ordenada disposición. Lo
numerosos pliegues verticales dispuesto paralelamente, tallados en la piedra, no representa la flexible caída natural
del tejido ni sugiere la presencia de una mujer viva debajo.
Se comprende que la vestidura tenga su vida propia, su grueso y su dirección necesarios.
Los artistas habían experimentado un gran progreso antes del cuarto del siglo VI a. C. Ya sabían indicar que debajo de
un juego detallado de pliegues se ocultaban unos pechos robustos, una esbelta cintura y un muslo redondeado.
Unir armoniosamente el vestido al cuerpo sin que uno de estos dos elementos sea sacrificado en provecho del otro,
constituye un problema que desconoce el artista del s. VI, y que se esfuerza por resolver a mediados del siglo V. Un
escultor de 460 a. C., logra esculpir una estatua de mujer que parecía llevar ropa. Incluso una copia romana
mostraba con que perfección se integraba el cuerpo y la ropa y la naturalidad con que eran tratados. Aunque se
aprecia poco del cuerpo, la caída irregular de los pliegues verticales de la falda y la ligera desviación de la tela sobre
el pecho insinúan la presencia de un cuerpo.
Buscando la unión de cuerpo y vestido, según la importancia que otorga a uno u otro de esos dos elementos, según
que observe también los principios precedentes acerca del grueso y pesadez de la tela, el artista encuentra dos
soluciones: vestido opaco y vestido transparente.
Las vestiduras opacas disimulan enteramente el cuerpo bajo un envoltorio rígido y geométrico, son también en los
comienzos un recurso que evita la dificultad de la musculatura: estatuilla de Auxerre en el Louvre.
El origen del vestido transparente es de orden técnico: El artista dibuja el cuerpo desnudo y después lo viste, de lo que
se origina la transparencia de la silueta bajo el vestido. Ej. Venus genetrix de fines de siglo V la ropa se amolda al
cuerpo de la diosa como si se tratara de un desnudo, de hecho un cuerpo se halla descubierto.
En la primera mitad del siglo VI la ropa presenta gran austeridad. A fines del siglo normalmente se muestra más
complicada y decorada con una multitud de pliegues en diagonal que caen en distintos sentidos y dan la sensación de
un cuerpo vivo debajo. A principio de siglo V hubo una reacción y un retorno a un estilo más severo en el vestir que se
caracteriza por cubrir el cuerpo una vez más a base de muy marcado pliegues verticales. No obstante a final de siglo
el estilo mucho más complejo y decorativo volvió a ser de nuevo muy popular. Se introduce un fuerte acento a la
diagonal en la ropa que se desliza por el hombro y en términos de diseño es muy parecido a la capa que pasa por
debajo de un pecho en la figura de la koré de la Acrópolis; varios pliegues energéticos contrarrestan la caída vertical,
sencilla por naturaleza, del tejido, en esta ocasión el cuerpo también se puso al descubierto. Estas oscilaciones en el
gusto son ajenas a la evolución del naturalismo.
Periodo arcaico: vestimenta como cubo
Periodo arcaico tardío: vestimenta exquisita, ornamentada.
Periodo Protoclásico: vestimenta geometrizada, no se veía el cuerpo, solo donde se tensaba la tela.
Periodo clásico: pliegues y contra pliegues de la tela que se tensa, percibiéndose como mojada para dar la
sensualidad. Sistema de paños mojados.
Segundo periodo clásico: el desnudo femenino con Praxíteles. El ropaje con vida propia, que no solo cubre el cuerpo,
lo acompaña, posee volumen y estructura.
FIGURAS MASCULINAS: Conmemorativas de atletas vencedores en juegos, hechas de piedra, se suelen representar
desnudos, de frente, rígidos, con la pierna izquierda adelantada, ojos almendrados, orejas irreales, boca en línea
recta, casi siempre con sonrisa eginética, cabellos dispuestos geométricamente, caen sobre la espalda, torso
triangular, anatomía marcada, brazos caídos y puños cerrados y pegados a los muslos.
CONVENCIONALISMO DEL ARTE GRIEGO
Una gran ley técnica rige inflexiblemente todas las partes primitivas y el arte griego no puede escapar a ella. Es la
FRONTALIDAD. Obliga al escultor a concebir su estatua para ser vista de frente, a inmovilizar el cuerpo en una actitud
rígida, de tal suerte que un plano vertical que lo corte en dos mitades simétricas y que pase por el comienzo de la
nariz, la boca, el ombligo y los órganos sexuales, no sufre desviación en uno ni otro sentido. No hay flexión ninguna,
ningún movimiento de torsión, ninguna inclinación del tronco, que no sea hacia atrás o adelante en el plano vertical.
Este cuerpo inmóvil es una abstracción geométrica. Los únicos movimientos posibles son los que no alteran la
inflexibilidad del tronco y de la pelvis, los de los brazos doblados por delante, por detrás, a un lado, los de las piernas,
una de las cuales se adelanta. Pero no llevan consigo tal como deberían repercusiones en la musculatura.
Los gestos son inexpresivos. Dan un sentido a estos miembros inactivos, hacerles expresar una acción o un
pensamiento, es lo que la plástica va a ignorar. Los gestos no tienen trascendencia.
La imposición técnica ata al artista que todavía no es capaz de imponer su voluntad a la materia rebelde y al
contrario es esta que dirige su mano. Teme romper la piedra con gestos atrevidos; une los brazos en toda su longitud,
al cuerpo que les sirve de apoyo y pega las piernas una a la otra. Sin embargo con el tiempo el artista realiza
progresos. Los brazos progresivamente se separan de tal manera una ligera espiga es lo único que une la mano con
los muslos y puede incluso desaparecer, dejándolo libre. Las piernas también se separan. Una se adelanta primero
con timidez y luego con mayor atrevimiento. La razón de esta monotonía, se debe, a su imitación con las estatuas
egipcias concebidas en enormes primas de piedra.
HIERATISMO: poses rígida y dura. Al trabajar en un solo bloque se llega a esta pose no muy flexible. El bloque
condiciona con convencionalismo frontal e hierático al principio de la escultura griega que tiempo más tarde a partir
del s. V se aleja de esta actitud.
IDEALISMO: intentar realizar concepciones mentales de la belleza o patrones o cánones de la belleza. Va a estar
relacionado a la calma, mesura, simetría, proporción. A lo largo de su evolución el idealismo va a estar presente
porque está relacionada al orden y caos, confianza y duda, mundo en orden.
El ideal estético no ha permanecido inmutable, sino que ha evolucionado. Está estrechamente ligado a los progresos
de la técnica, que son los únicos que hacen posible su expresión cuyo conocimiento era necesario para comprender
diversas fases, lo está también a los acontecimientos sociales.
Durante los varios siglos el arte organiza su dominio, elabora los tipos y estudia la técnica. De una preparación
técnica lenta en sus comienzo pero acelera con el tiempo en las etapas siguientes. Se precisa varios siglos para que se
domine la materia y plegarla a su ideal arcaico, le bastara solo un siglo para que el idealismo del siglo V pase al
realismo del siglo IV; y uno solo para que este suceda la rebusca del naturalismo helenístico.
S VI a.C.: En estatuaria, el tipo humano de la época geométrica progresa. Se fijan los tipos: del hombre de pie;
desnudo, el kurós: el de la mujer de pie, casi siempre vestida, la koré; de un personaje en un trono, con dignidad, del
caballero.
Se perciben con claridad los límites técnicos de este arte arcaico, que le fue impuesto por los convencionalismos de la
frontalidad para la estatuaria exenta, de la ignorancia del escorzo y de la perspectiva para el dibujo y relieve. El ideal
se destaca, esquema del que se afirmara en el siglo V. es religioso, social, patriótico y exalta en estrecha unión del
mundo divino y del mundo terrestre con la construcción de los templos y tumbas, erección de estatuas del culto y
funerarias y con ofrenda variadas.
El hombre afirma su despotismo. Un ideal antropomorfo en donde sus preocupaciones será la estética, la anatomía
del cuerpo humano, el ropaje las actitudes, el agrupamiento, considerado como elementos de la belleza. Quiere el
hombre robusto que presenta desnuda su belleza corporal, de anchas espaldas, de talle delgado y de muslos
carnosos, tal como lo han formado ejercicios gimnásticos. Y se impone ya la preferencia masculina que influye en las
formas específicas de la mujer y del niño; la primera de caderas estrechas y pecho de muchacho; el segundo simple
reducción del adulto. Los rostros no están iluminados todavía por la movilidad de los sentimientos. Pero con el tiempo
se distinguen dos aspectos: rasgos tristes, boca y ojos rectilíneos en el arte peloponesiaco; ojos y bocas sonrientes con
sus comisuras levantadas en el arte jónico. Parece ser la defensa social del hombre que no quiere mostrar
pensamientos y los disimula bajo un rostro amable. Ser dueño de sí mismo, en todas las circunstancias, en la cólera, el
dolor, la agonía incluso, no esclavizar la dignidad humana a los accidentes de la vida, es lo que significa la sonrisa
arcaica, esta anunciara la serenidad del siglo V.
2.3 Materiales, técnicas y procedimientos: Piedra (mármol), Metal (bronce)
Los primeros testimonios de la plástica griega fueron pequeños esbozos de bronce, barro, madera y piedra. Las
esculturas pertenecientes al periodo arcaico se caracterizaron por su trabajo en mármol, también se conocen trabajos
realizados en láminas de metal trabajadas con martillo en frio sobre un soporte de madera pero luego en periodos
posteriores fue sustituido por la fundición en bronce.
Mármol: se trabaja con utensilios perfeccionados, martillo cuadrado, punta, puntero y diferentes tipos de cinceles
entre los más comunes el cincel plano (permite una ejecución más rápida por la gran cantidad de material que se
extrae) el cincel dentado (los dientes varían en número y tamaño, puede ser puntiagudo o romos) también se
emplean abrasivos para afilar y pulir como el esmeril.
La forma de trabajar se la conoce gracias a las representaciones en platos y vasos de cerámica además en esculturas
inacabadas que permiten reconstruir el proceso. Primero se desbasta el mármol hasta obtener una forma prismática
o cilíndrica, luego dibujan los diferentes planos del bloque y usando el puntero aplicado en ángulo recto sobre la línea
del dibujo se trabaja los cuatro lados simultáneamente. Debido a esta técnica en la ejecución las esculturas
adquieren una postura rígida. En la época clásica se emplearon los modelos realizados en barro o terracota para
después trasladar al mármol o el método de puntos obteniendo una mayor precisión
Todos los trabajos en mármol eran policromados. Se pulían previamente dejando una superficie porosa para
recubrirlas con cal y pintarlas encima, en algunos casos se las patinaba con una mezcla a base de cera y pigmentos
(gánosis). Ya en el siglo IV la escultura en mármol se imponen sin pintar.
Bronce: la técnica de la fundición del bronce en moldes había alcanzado un alto grado de perfección y consistía en
colar el metal fundido dentro de moldes abiertos de piedra o barro, esta técnica permitía la producción de objetos de
escaso tamaño.
A partir del tercer milenio el conocimiento de la técnica de la fundición a la cera perdida, permitió realizar objetos en
bulto redondo. Puesto que el modelo de cera era macizo, el resultado también era macizo por lo cual seguía siendo
solo para la producción de pequeños objetos.
Para realizar una escultura de mayor tamaño se habría necesitado grandes cantidades de material obteniendo por
resultado un peso excesivo y ocasionando fracturas en la pieza.
Solo cuando se adoptó un modelo de cera provisto de un alma de tierra la técnica del colado pudo alcanzar un
auténtico desarrollo en la producción de la estatuaria monumental.
El nuevo método llenaba el vano intermedio que dejaba la cera al fundirse entre el alma de tierra y el molde también
de tierra, permitiendo gran ahorro de material y peso. La fundición se hacía por separado y luego se unían con clavos
y sobre todo con soldadura.
Durante el siglo VI en Grecia se utilizó la nueva técnica por dos escultores de Samos, Rhoikos y Theodoros. La
influencia de la escultura en bronce sobre la escultura en piedra fue determinante a niveles estrictamente técnicos,
proporcionando una mayor libertad en la representación de las figuras además de un tratamiento plástico de la
superficie debido a la dificultad a la hora de policromar el metal.
El bronce del siglo V tenía un color rojo dorado que se enriquecía con incrustaciones en cobre, plata oro, piedras y
cristales de colores, todo esto servía para dar un sentido naturalista a algunas partes del cuerpo como los ojos, cejas,
pezones, etc.
A partir del siglo III el método clásico que llevo consigo la pérdida del modelo fue sustituido por uno más perfecto, el
“molde por piezas”. Este método permitía recobrar el modelo y reproducirlo en serie además de eliminar el riesgo de
coladuras fallidas y obteniendo coladuras cada vez más finas y uniformes.
2.4 Métodos y técnicas de ejecución. Herramientas (Susan Woodford)
Los griegos sabían que los egipcios muchos siglos antes habían inventado un método para tallar en piedra. Los
egipcios dibujaban los contornos de la figura deseada en 3 o 4 caras de un bloque de piedra (forma prismática), parte
anterior vista frontal, parte laterales perfiles. Luego cincelaban poco a poco hacia adentro desde cara frontal y caras
laterales, quitando cada vez más piedra hasta alcanzar la profundidad correspondiente a la figura dibujada. Los
dibujos se realizaban a partir de un esquema fijo de proporciones de modo que al acabar la obra, se unen la vista
frontal con la lateral.
Estas figuras tenían formas disciplinadas, geometrizadas, rígidas, juveniles, no expresaran emociones. No son
retratos fieles, sino una reproducción naturalistas de hombres reales, modelo que dan sentido a la existencia que
pueden reconocerse en ellos.
Los griegos adoptaron el método egipcio de trabajo, y en gran parte también el sistema egipcio de proporciones. Es
por eso que las primeras estatuas griegas recuerdan tanto a las egipcias.
La semejanza de pose y de técnica es obvia; las diferencias de estilo y función son más sutiles pero sumamente
importantes. El escultor egipcio hacia figuras naturalista del hombre bastante convincente; la estatua griega es más
abstracta. Los griegos creían que la estatua de esta clase no solo debían parecer un hombre, sino también tener
belleza, ser objeto de belleza en sí mismo y lo van a conseguir mediante la introducción de 3 elementos básicos de
diseño: simetría; repetición exacta de las formas y el uso de las mismas en escala distinta.
1) SIMETRIA: los griegos como los egipcios apreciaban la simetría y se lo observa a través de un eje vertical,
mostrándolos de frente, mirando hacia adelante y con peso distribuido en las piernas. También se observa simetría
marcado por ejes horizontales. Ellos imaginaban una línea que recorría el cuerpo a la altura del ombligo creando un
dibujo en V simétrico en cada lado. Una V vertical del musculo muy acentuado que separa el torso de las piernas; y
una V invertida en la parte inferior del tórax, dando así equilibrio. Imaginaban otra línea horizontal que pasa a medio
camino entre pectorales y clavícula. Luego equilibraron con una W poco pronunciada en los pectorales y una W
invertida poco marcada de la clavícula que se hallaba encima.
2) REPETICION EXACTA DE LAS FORMAS: el escultor también repetía ciertas formas con exactitud. Hacía que la línea
de las cejas siguiese la línea del parpado superior y esculpía el pelo con una serie de protuberancias en formas de
cuentas del mismo tamaño. Juego de luz y sombra sobre el pelo contrasta con las superficies lisa del cuerpo.
3) USO DE LAS MISMAS FORMAS EN ESCALAS DISTINTAS: las mismas línea de incisiones marcadas en grande
empleadas en pectorales y torso, el artista las repite en menor escala sea la V en la profundidad del brazo o la W en
la rotulas pero en una escala mucho menor.
2.5 Ejemplos: -Época Arcaica Antigua: (660 – 580 a.C.)
-Época Arcaica Media: (580 – 535 a.C.)
-Época Arcaica Baja: (535 – 480 a.C.)
Los kurós tenían 3 finalidades: representación de un dios; objeto bello dedicado a un dios; memorial de un hombre, a
veces colocado sobre una tumba.
Nada de estas 3 funciones determinaba la forma de la estatua ni nada que evitara que los artistas cambiasen la
forma como mejor les pareciese. Distinto a lo que se practicaba en Egipto, donde las estatuas tenían una función casi
mágica como por ej., para ofrecer protección al Ka (espíritu del hombre) por si su cuerpo momificado se destruyese.
La magia es por naturaleza conservadora y resistente al cambio. El cambio es considerado un atrevimiento en la
antigüedad. La repetición aseguraba el éxito. Cambiar un elemento podría traer graves consecuencias.
Los griegos emprendedores y dispuestos a correr riesgo, lo averiguaron por sí mismo. Existían limitaciones técnicas en
cuanto los futuros cambios porque tenía que tallarse del bloque como antes.
Empezaron a hacer cambios y a producir kurós con mayor naturalismo.
Época Arcaica Antigua: (660 – 580 a.C.)
Concebida como una estructura compacta, sólida que se enmarca lo esencial. Se marcan ejes verticales y
horizontales. Surcos protuberancias sirven para indicar detalles anatómicos. Visto de frente tienen una traza delgada
que se ensancha bajo las axilas, fuertes hombros, caderas fugadas y sin resalte. El tronco puede ser limitado a
derecha y a izquierda por dos curvas regulares que se oponen. Los pliegues inguinales, indicados por dos líneas de
longitud variable que parten oblicuamente del pubis, no alcanzan la articulación de la cadera y pierde en la redondez
del bajo el vientre y del muslo, antes de prolongarse. Rectilínea primero, describe después una curva, ligera que se
acentúa cada vez más y se transforma en una línea angulosa, quebrada. Columna vertebral recta. Cabeza cubica,
ojos, oreja y boca estilizados tallados en relieve. La oreja se presta a curiosas estilizaciones parecidas a la concha de
un caracol. Tabique nasal unido a la frente formando una T. El ojo es enorme (exoftálmicos) carecen de parpados,
cuello recto. Labios incisos semisonrisa arcaica. La cabellera forma perlas, pliegues, concha de caracol, tirabuzones,
volutas.
Pectorales y orejas esquemáticas se colocan con frecuencia demasiados altos, los primeros en la misma línea de las
axilas. Omoplatos más arriba de la parte saliente del pecho. Vientre con divisiones incisas en relieve. El artista reduce
a esquemas geométricos: un triángulo para el tronco, el ojo, el pie, la nariz; un rectángulo, una columna, una
campana para el cuerpo; un ángulo agudo para los pectorales; un rombo para rotula. Pelos resueltos en forma
geométrica. Brazos y antebrazos girados hacia frente. Puños cerrados carece de cadera.
En la estatua frontal, el tronco visto de frente esta inmóvil; los gestos de los brazos y piernas no tienen ninguna
repercusión sobre él. Los músculos permanecen inertes.
Ej.: kurós de Nueva York/ Diptilon / Sunion / Cleobis y Biton / dama de Auxerre / Nike de Delos.
Sobre el Kuro de Nueva York: Punto de partida: la concepción egipcia: rigidez y frontalidad. Monumentalidad.
Las figuras se presentan con los brazos pegados al cuerpo y la pierna izquierda ligeramente adelantada. Son como
bloques cerrados, de donde la figura humana apenas puede desprenderse.
Simetría en la composición, evitando torsiones y giros de la figura.
Disposición geométrica de los cabellos.
Ojos almendrados y globulares.
Rigidez de las articulaciones.
Sonrisa arcaica.
Representación naturalista de la figura humana.
Época Arcaica Media: (580 – 535 a.C.)
Ej.: kurós de Tenea / Volomandra / De Melos / Hera de Samos / Moscoforo / caballero Rampin.
Época Arcaica Baja: (535 – 480 a.C.)
Kurós de Ática / Anavysos / apolo de Pireo / Poseidón / Apolo Stanford
Época Protoclásico
Con el Kuro de Aristodicos también estatua sepulcral o exvoto, se comprende mejor la anatomía. Mayor naturalismo.
Se combina el gesto decorativo con un nuevo naturalismo, se resuelve el problema del pelo de forma radical, se le
corta la mayor parte. Se logra suavidad y gracia en las formas.
Pero va a surgir un nuevo problema. A pesar de las nuevas formas anatómicas más reales, la pose no encaja, tenía un
aspecto rígido poco flexible.
Se resolvió a partir de un cambio de pose que se logra a partir de la escultura del joven de Kritios realizada en el año
480 a.C. la frontalidad se rompe al girar la cabeza ligeramente hacia el lado derecho. En lugar de repartir el peso
entre las dos piernas lo ha apoyado sobre una pierna trasera, levantando un poco la cadera.
Cambios físicos reducidos pero resultados notables. La estatua tiene vida. Los dibujos del bloque primitivos no
variaban con respecto a este. El escultor del joven de kritios tuvo que hacerse 4 dibujos totalmente diferentes.
Detalles de la cabeza de esta escultura, sugiere que el escultor había analizado una estatua de bronce. El pelo se
representó por medio de líneas pocos profundos. Tratamiento característico de una escultura de bronce, porque se
ven claramente en la superficie lisa y brillante del bronce. El mármol no refleja luz con tanta nitidez por lo que se
hacen incisiones más profundas para proyectar una sombra.