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PUBLICACION DE LA ESCUELA DE TRADUCCION DE LA UNIVERSIDAD INTERCONTINENTAL ANO3 NUMERO6 INVIERNO 93-94 Editorial durante el IV Encuentro Internacional de Traductores Literarios, mismas que pueden reconocerse /porque estin marcadascon un asterisco. A partir de la metéfora clisica de la Torre de Babel, Alberto Blanco, en su articulo, plantea una nueva perspectiva en la visién del mito brblico; a través de metiforas teje un paralelismo entre la construccién de Ja Torre, la de un texto literario y la traduccién. Por su parte, Susanne Lange comparte sus experiencias al ‘raducir al alemsn una obra compleja, extensa y detallada, s6lo por pasidn: Palinuro de México. Andrés J Gonzalez, a su vez, hace un recuento acerca de la labor en la formacién de traductores, y sugiere repensar el fin ditimo de esta tarea: desarrollar, no crear, una sensibilidad en el alumno, Agradecemos a la Mtra. Ménica Mansour su buena disposicién para realizar Ia entrevista que aqut publicamos, en la que destaca la importancia que ella atribuye ala Semistica como herramienta fundamental ‘en el proceso de la traduecién, Como un homenaje péstumo al poeta Elias Nandino, dedicamos el espacio de “In memoriam” para hacer tun reconocimiento por su invaluable aportacién a las letras mexicanas, En un affn por compartir nuestro gusto por la acertada asignacién del Nobel de Literatura, presentamos la traduccién de la entrevista que Toni Morrison concedid en exclusiva a la revista italiana Panorama, E: este niimero, en la seccién “Hablemos de traduccién”, incluimos algunas ponencias presentadas Directorio RECTOR ic, hua José Corona Lopez SECRETARIO GENERAL Li oud Las Vega Arce DIRECTORA ESCUELA DE TRADUCCION ‘Lic. Luz Mara Vargas Escobedo EDICION A CARGO DE ‘Adriana Dominguez Mares “Toms Serano Coronado ‘TRADUICes na publiacn de Escuela de Ta cen dea Universidad Intercontinental, AC. Av Insurgents Sur 4303, Col Santa Ursula Xie te, Tapa, CP. 14820, México, DE. Tel. $73 854 ex 1300 El contenido de fos aniulos es responsabilidad exclusiva del autor y no expeesa necessramente Ia posicion de a publicaign Tipograta: Palabra en Vuelo S.A. de CY. “enayuca475-B, Tel. 686 17.43 Impresin: Desarollo Grdfico itera, SA.deC., Tel 6058175, Los dibujos qe iustran ta portads y algunas gins inerires de ese nimero, fueron oma. os de libro Diego Rivera ustrador. Lalas cidn_de Flas Nandino perenece a Alejandro Gur, ANO 3 NUMERO 6 INVIERNO 93-94 INDICE EDITORIAL, HABLEMOS DE TRADUCCION E1Pozo de Lebab* Latraduccién, 0 viaje al interior de los signos* Sobre la ensefianza dela traduccién literaria® Anatomia de una traduecién* XIII Congreso mundial de la Federacin Internacional de Traductores INMEMORIAM, ElfasNandino CUENTO CONTIGO Del porqué me transformé en ruisefior LAENTREVISTA CON. MGnicaMansour LITERATURA HOY Nobel deRaza QUE HAY PARA... “escuchar El Pozo de Lebab Hablemos de traduccién (odela traduccién como un trabajo interior)* Alberto Blanco “Latraduccién existe porque los hombres hablan distintas lenguas. Esta verdad de Pero Grallo se funda en una situacién ‘que puede ser considerada no s6lo enigmctica, face algunos as, cuando escribf Hitzinenscnicn arene nso sobre la tridceiénen base al mi- to de la Torre de Babel no conocia yo el célebre libro de George Steiner titulado. precisamente Después de Babe, dediado a diveidar los problemas y los mistrios de ¢stalaboringratae indispensable aleeiona- dora y frstante a Ia ver: la tradi Tampoco conoeia yo un breve texto de Chesterton, tiulado La Pagoda de Babel, rroveniente de una de sus obras més famosas: The Man Who Knew Too Much, y recogido en la Antologta de literanura fantdstica de Torge Luis Borges, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares En ambos textos encontré lo que po= drfamos llamar un acuerdo: una coinci- dencia esencial entre dos 0 mas vidas, dos o mas espacios yfo tiempos; dos 0 ds visiones. Un acuerdo —en este sen- tido— obedecerfa mis a las leyes de In causalidad que a las improbables leyes de la casuaidad, Ast fue que después de haber redactado la primera versin de este ensayo tomando como punto de pr- tid “el dSpero tumulto de lenguas rivals ue sigui6 al derrumbe del zigurat de Nemrod” (la expresién es de Steiner) descubri en los dos textos citados la con firmacién de mi aventura: un acuerdo Pero, en qué consistia este acuerdo? Pot lo que toca al libro de Steiner, consistia en tomar como punto de partida el mito de Babel para intentar un aslto al Dente que toda traducein supone; des- sino causante de problemas de una extrema dificultad.” GeorgeSteiner ‘pués de todo, la Torre de Babel no seria ‘mas que la expresién material de un in- tento desesperado y, tal vez, descabella- 4o, de tender un puente entre la tierra y el cielo. Un puente que dejara bien claro la supremacfa de Ia tierra. Un puente entre Tacreacién y su Creador para subrayar la supuesta supremacfa de la ereacién, Un intento de semejante especie no podia ms que desembocar fatalmente en la ruina, El acuerdo con el libro de Steiner es, hasta cierto punto previsible: es obvio ue si el castigo al orgullo de los cons- tructores de Babel consistié en la confu- sign de lenguas, all surgié por primera ver la necesidad de traducie de un idioma otro. Estamos hablando del origen mi- tico, simbélico de la traduccién. El alma ‘mater de los traductores es Babel. Por lo que toca al breve y enigmstico texto de Chesterton, el acuerdo es menos obvio y, tal vez, mucho més profundo (después de todo, este ensayo trata de un poz0): por primera vez me topé con un texto que daba cuenta de una intuicién {que hasta entonces yo consideraba —con ingenuidad sobrada— como estricta- mente personal: a la construccién de la Torre de Babel corresponde la excava- ccién de un pozo. Para mi mayor sorpresa y subsecuente gozo, Chesterton aclara en fl breve texto de La Pagoda de Babel que la idea de un pozo sin fondo —ima- gen especular invertida de la torro— es ‘muy antigua. “Ahoraes una leyenda mu- sulmana —dice— pero no me asombra- ria que fuera anterior a Mahoma.” Creo {que para seguir el desarrollo de este ensa- yo vale la pena conocer el texto completo {de La pagoda de Babel tal como aparece en la Antologia de literatura fantdstica: LA PAGODA DE BABEL Ese cuento del agujero en el suelo, que baja quién sabe hasta dénde, siem- pre me ha fascinado. Trata del sultdn ‘Aladino; no el de ta ldmpara, por su- puesto, pero también relacionado con zgenios 0 con gigantes. Dicen que ordend 4 los gigantes que le erigieran una espe- ie de pagoda, que subiera y subiera hasta sobrepasar las estrellas. Algo co ‘mo la Torre de Babel. Pero los arquitec- tos de la Torre de Babel eran gente doméstica y modesta, como ratones, comparada con Aladino. Sélo querian una torre que legara al cielo. Aladino ‘quer(a una torre que rebasara el cielo, se elevara encima y siguiera elevidndose para siempre. Y Dios lo fulmind, y le /hundié en ta tierra, abriendo intermina blemente un agujero, hasta que hizo un pozo sin fondo, como era la torre sin techo. ¥ por esa invertida torre de oscut ridad, el alma del soberbio Sultin se desmorona para siempre. ‘Acesta imagen invertida de la Torre de Babel yo le he dado, simplemente invir- tendo el orden de las letras de Babel, el nombre de: El Pozo de Lebab. Para entrar de eno al espacio que este texto te6rico propone, sugiero que nos remitamos primero al texto biblico onde se cifta el mito de Babel, El pasaje aparece en el primer capftulo dela Biblia, el ness, justo después de la enumeracion de Jas familia de Nos, y del relato desu disper- sin sobre la tierra tras el diluvio: LatorredeBabel 11 1. No tenia entonces la tierra mas que un solo lenguaje y unes mismos vocablos. 2. Mas sucedié que al desplazarse los ‘pueblos hacia orientehallaron una vega en tierra de Sennaar, donde hicieron asiento 3. ¥ se dijeron unos a otros: Venid, hagamos ladrillos y cozdmoslos al fue- 0. ¥sesirvieron de ladrillos en lugar de iedras, y de betin en vez de argamasa. 4. ¥ dijeron: Vamos a edificar una ciudad y una torre, cuya cima legue hasta el cielo, y hagamos célebre nues- tro nombre antes de esparcimnos por to- dda la faz de ta tierra 5. Ydescendié el Seftor a ver la ciudad -yla torre que edificaban los hijos de Adén, 6. Yadijo: He aqui, queel pueblo es uno solo, y todos tienen un mismo lenguaje; y han empecado esta fébrica, ni desistirén de sus ideas hasta levarlas a cabo. 7. Ea, pues, descendamos y confun- damos alli mismo su lengua, de manera que el uno no entienda el habla del otro. & Y de esta suerte las esparcié el Seftor desde aquel lugar por todas las tierras, y cesaron de edificar la ciudad. 9. De donde se le dio a ésta el nom- bre de Babel, porque al fue confundido el lenguaje de toda la tierra, y desde allt los esparcié el Sefor por las regiones. Estaes la historia de la Torre de Babel tal y como se relata en la Biblia. Cuando decid titular a este ensayo sobre la préc- tica de la traduccién como El Pozo de Lebab, opté también ponerle un subtitu- lo: de la traduccign como un trabajo in- terior. Y es precisamente en relacién a este sesgo particular que quisiera hacer notar algunos detalles significativos en la historia de Babel que nos pueden ayudar aproximamos al sentido que guarda la traduccién como un trabajo interior. En primer lugar quisiera hacer notar que la historia de Ia torre en tierra de ‘Sennaar comienza con una aseveracién rotunda: “No tenfa entonces la tierra més {que un solo lenguaje y unos mismos vo- ccablos.” Es decir, a pesar de que el hom- bre habia perdido ya su condicién de inocencia paradisiaca —al ser expulsa- dos Adin y Eva del jardin del Edén— todavia conservaba una visién unitaria del universo que se expresaba a través de un lengu; :0 “y unos mismos voca- bblos”. No es una mera casualidad —aqut hhabrfa que volver a hablar mAs bien de ‘causalidad—que todas las civilizaciones ccuenten con un mito andlogo al de Babel {que busca dar una explicacién al enigma de la diversidad de las lenguas, asf como ala fe sostenida en Ia existencia de una lengua tnica, original, que subyace a to- das las demés. En Lenguaje y Gnosis, George Steiner lo expresa de la siguiente ‘manera: “La lengua del Edén era como un cristal translicido; la atravesaba una luz de comprensin absoluta. Babel fue como una segunda caida, en algunos pectos tan desoladora como la original r= RE) Yovierno 93-94 Fue a rafz de que los hombres se pro- pusieron edificar una ciudad y una torre, ‘cuya cima llegara hasta el cielo, que el Seitor decidié darles un escarmiento cas- tigéndolos con la pluralidad de lenguas, y despojéndolos de esa luz de compren- si6n absoluta de la que habla Steiner, de ‘manera que el uno no entendiera el habla del otto. Si atendemos al rlato biblico y 4 las complejas implicaciones del mito de Babel, resulta en apariencia evidente que fue en ese instante que surgié la ne- cesidad de la traducci6n. ¥ digo slo en apariencia, porque si bien antes de la construccién de la Torre de Babel no habia necesidad de traducir de un idioma otro, ya que “no tenfa entonces la tierra ‘ms que un solo lenguaje”, no cabe duda ‘que habfa nacido ya 1a necesidad de la ‘comunicacién entre Ios hombres. Y co- ‘municar es, en mas de un sentido, tradu- cit. MSs adn: todo lenguaje es, en sf ‘mismo, un intento de traduecién. “Aprender a hablar es aprender a tra- dducir” —dice Octavio Paz en la primera ‘nea de su penetrante ensayo Traduc- cin: literatura y literalidad, “cuando el nifio pregunta a su madre por el signifi- ado de esta 0 aquella palabra, 10 que realmente le pide es que traduzca a su Jenguaje el término desconocido”. A par- tir de la expulsi6n del Paraiso y, todavia antes, a partir de laescisién de ia primera pareja, habfa surgido ya la necesidad de ‘una primera traducciGn: aquella que to- dos efectuamos al traducir Io que vivi- ‘mos, lo que nos pasa, lo que nos ocupa y Jo que nos preocupa, nuestras necesida- des, nuestros deseos, nuestros suefios, etc., un lenguaje que pueda ser articula- do, comunicado y luego interpretado por otra persona, Si realmente todos estuviéramos viendo y viviendo lo mismo, no habria necesidad de decirlo, Pero vemos en el relato biblico que ya en el mismo Paraiso hhabfa surgido la necesidad de comuni carse. Y es que para que se dé el fenéme- no de Ia comunicacién Se necesita que por lo menos existan dos; es decir, s6lo puede haber comunicacién allf donde hay diferencia, distancia, separacién, La cescisin y la pérdida es la tierra prome da de la iraduceién, “EL ser humano se entrega @ un acto {de traduccién, en el sentido cabal de ta palabra, cada vez que recibe de otro un mensaje hablado.” Esto afirma George Steiner que ya antes habia hablado del io de Babel como la encarnacién de una segunda caida. Sin embargo, yo ‘reo que, siguiendo la secuencia del reia- tobfblicoy atendiendo a una de las lectu- ras simb6licas que se puede hacer del mismo, en realidad deberfamos hablar del desastre de Babel como del momento infausto de una tercera cafda. ;Por qué? Porque la primera caida —para seguir utilizando la misma terminologia bibli- ca—habrfa sido —nada més y nada me- ‘nos— que la creaci6n. El momento de Ia creacién es el inicio de la dualidad: Creador y ereatura, Antes de Ia creacién no puede haber separa- cin, Asi pues, no es absurdo pensar que Ja primera traducci6n de! mundo —en su sentido més esencial— haya sido preci- samente la creacién del mundo: Dios “habl6", “profiris” el mundo. Dijo: “{Héigase!”, y se hizo. El mundo —noso- tros— es —somos— Ia traduccién de su deseo. Sin embargo, una vez creado el ‘mundo, y Adin con é!, privaba —segin orelatael Génesis—una lengua addnica ue fue la lengua con la que Adin dio nombre a todos los seres y que—es lcito suponerlo— fue la misma que siguié ut lizando después de la segunda caida, ca- be decir, de la segunda traduccién: quella que le lev a comunicarse con su mujer primero y luego con todos los, demis seres humanos. Porque no debe- mos olvidar nunca que “la traduccién, entendida en el sentido apropiado, es un ssegmento especial del arco de la comuni- ceacién que todo acto verbal efectivo des- cribe en el interior de una lengua determinada." El castigo en vistas al desatino de la construccién de la Torre de Babel viene TE swims a ser asf un tercer peldaiio que el ser hhumano ha tenido que descender en su ccondicién de creatura desasogada por el lenguaje: a partir de Babel el arco de la ccomunicacién no s6lo ha de cumplirse dentro de ta misma lengua sino entre len- guas diferentes. Y aqui, por fin, estamos hhablando de la traduccién tal como se entiende entre escritores: como traduc- cién literaria, Quisiera destacar ahora, en segundo lugar, otro detalle muy significative del relato bfbtico de Babel: los hombres de- cidieron construir Ta torre, pero no con piedras ni con tierra, sino que “se sirvie- ron de Indrillos en lugar de piedras, y de betin vez de argamasa.” (Aqui cabe se- fialar, de paso, que todavia en algunos lugares se le Mama berin de judea al asfalto.) En otras palabras, a los cons- tructores de Babel ya no les basté echar ‘mano de aquellos materiales que se en- contraban directamente a su alcance, si- no que procedieron a elaborar los ‘materiales mismos de la construcciGn cocieron ladrillos y extrajeron betiin de los pozos. ,No se podri ver en todo esto tuna metéfora en relacién con el lengua- ie? Si Ieemos Ia construccién de Babel ‘como una metéfora de lo que es la cons- truceién de un texto —de un poema, pongamos por caso— veremos que esta construccién se lleva a cabo utilizando ‘materiales previamente elaborados y lar ‘gamente trabajados por el hombre. Ast pues, podemos leer en la historia de Ba- ‘bel —entre muchas otras cosas— un tra- tado de filosofia, teoria y prictica de la traduccién, Y aguf no estoy hablando ya de esa primera traduccién, en sentido més 0 ‘menos figurado, que se refiere ala trasla- cin de los hechos, los afectos, las emo- ciones, la vida —en pocas palabras— al Tenguaje; no. Me estoy refiriendo muy cconcretamente a la traduccién literaria: a la traduccién que se efectia a partir de ‘una lengua en particular a otra lengua en particular. Ahora quisiera destacar, en tercer It gar, un aspecto esencial del relato bblico para someterlo a su consideraci6a. Dije- rom los constructores: “Vamos a edificar tuna ciudad y una torre, cuya cima Hlegue hhastael cielo, y hagamos célebre nuestro nombre antes de esparcimos por toda la faz de la tierra.” He aqui el orgullo del ue tantas veces se ha hablado en rela- ign al castigo infligido por Dios a los descendientes de Babel. ¥ si bien es cier- to queel haber querido levantar una torre {que llegara hasta el cielo —y no perda- mos aqui de vista el paralelisiio pro- puesto entre la Torre de Babel y un texto Jiterario— constituye una muestra con- tundente de orgullo, tal como se relata también en La Pagoda de Babel, estoy convencido de que el gran acto de orgu- Io de los constructores de la torre consis- 156 en que no la hicieron habitable. Tal vez si aquella torre hubiera sido hecha para ser habitada, como una dad-colmena, como un inmenso multifa- miliar, hoy otro gallo nos cantara, Mas Jos hombres —y esto queda muy claro en €1 texto biblico— Ia edificaron para ha- cer célebre su nombre. Aquf cabe pre- guntaros: con cuéntos textos, con ‘eusntos poemas no sucede lo mismo? ‘Tal vez. serd por eso que merecen la con- fusiGn de lenguas, el desconcierto y la consiguiente incomprensién: no por ser grandes, ambiciosos, extensos 0 compli- ceados, sino por ser inhabitables.. Porque “por Jo menos esto hay en co- ‘iin entre la poesia y a arquitectura —di- ce Ramén Xirau en su ensayo Palabra y silencio— tratan de dar a los hombres un lugar en el espacio y el tiempo... Filoso- fia, poesta, arquitectura, quieren hacer que nuestro mundo sea habitable." Y Ia ‘Torre de Babel en su necia pretensi6n de ser inhabitable, no s6lo no consiguié su propésito de servir tnicamente de esca- Tera ala celebridad del nombre, sino que volvié més inhabitable atin el duro de- sierto que el Sefior habfa destinado a los descendientes de Noé, y de su obstinada pretensin de llegar al cielo, no s6locon- siguié Ia ruina de toda la construccién sino la de los mismos constructores. Por- Invierno 93-94 que “si hubiera sido posible construir la ‘Torre de Babel sin ascenderla —especu- Ja Kafka en uno de sus cuademos— su cconstruccién hubiese sido permitida.” Ahora bien, sin olvidar el paralelismo ppropuesto entre la Torre de Babel y un texto literario, un poema, je6mo resta- Dlecer el pacto, el equilibrio roto por la ‘desmesura del intento del hombre por ‘emular al Creador? {Cémo balancear el orgullo desaforado de esas grandes cons- trucciones literarias que todos conoce- mos? Mi modesta proposicin seria la siguiente: cavando un pozo. Participan- doen la construccién del Pozo de Lebab. ‘Aguf vuelvo a Kafka: sin duda alguna el tema de Babel era una de sus preocu- paciones més asiduas. Y muchas veces parece estar més preocupado por los ci- mientos de la Torre de Babel que por el edificio mismo. Que es una forma de decir: con frecuencia le preocupaba més cl lenguaje, el fendmeno del lenguaje, {que lo que pudiera decirse con el lengua- Je, 0 que el sentido sitimo de las cons- ‘rucciones literarias. Af, pues, no es de cextrafiar que en los Diarios de Kafka me cesperara un terver acuerdo: “Estamos ca- vando la Fosa de Babel.” La Fosa de Babel de Kafka es lo que yo llamo el Pozo de Lebab. Pero, ;quées ‘exactamente el Pozo de Lebab? Y, a final de cuentas, qué tiene que ver con el trabajo de Ia traduccién? Aqu{ voy acitar en extenso el brillante ensayo de Paz so- bre la traduccién: El poeta, inmerso en el movimiento del idioma, continuo ir y venir verbal, escoge unas cuantas palabras —o es es cogido por ellas. Al combinarlas, cons truye su poema: un objeto verbal hecho de signos insustituibles e inamovibles. El punto de partida del traductor (el énfasis es mfo) no es el lenguaje en movimiento, ‘materia prima del poeta, sino el lenguaje ‘fijo del poema. Lenguaje congelado y, no ‘obstante, perfectamente vive. Su opera- cin es inversa a la del poeta: no se trata de construir elementos de ese texto, po- nner de nuevo en circulacién los signos y devolverios al lenguaje. Caro que como poeta, Paz habla de la traduccién de poemas, pero sus afirmacio- nes son validas para toda traduccin litera- ria. Y teniendo todo esto en cuenta y continuando con la exégesis bibica, yo di- ria que todo poema a traducir es una cons- ttucciGn —Ia Tome de Babel— y que el Pozo de Lebab seria ese movimiento in- verso del que habla el poeta: toda torre en Iatiema es un pozo en el cielo. Desmontar los elementos que forman uun poema no puede ser sino la primera tal que es la tra ‘comparar metaf6- ricamente esto primer paso con cl ragado de un pozo: una inmersién en la ‘materia del texto, del poema que se quie- raducir. Se trata de un buceo a pro fundidad en cl agua de su lengua: un recorrido minucioso por sus articulacio- nes, Sus movimientos, sus enigmas, hasta llegar a una fusi6n’ con el poema y estar asi en posibilidad de iniciar la segunda parte del trabajo de la traducci6n. Siguiendo con los similes que he utli- zado hasta este punto, se podrfa decir que ‘en una buena traduecin lo que se obtie- ne al cavar el pozo de Lebab es un mol- de, lo més aproximado posible al original, Este molde habré de servirnos para la construceién de una nueva torre condi- —con otros materiales, ciones y en otra tierra— que cia a ia primera, a la oF perdamos de vista que un ‘forma: agui estén las gufas, los linea mientos que habrin de presidie la cons- truceién de un nuevo aparato verbal en otra lengua. Esta forma es esencial en el segundo paso de la actividad del traductor: sabe ue el nuevo poema ha de reproducir con ruevos materiales los efectos provoca- dos por a forma original. El teabajo crea- tivo del traductor, paralelo al del autor, es de indole semejante y, a la vez, radi- calmente distinta: por una parte ha de poner en juego toda la creatividad dispo- Ni WSS Wate ‘a Wy , Invierno 93-94 nible al servicio del genio de la lengua a lacual traduce, pero, por otra parte, ha de ceflirse siempre a su modelo y al conoci- ‘miento de la lengua original. La creativi- dad del traductor est al servicio de Ia creatividad de otro, y en este servicio salen a relucir las indispensables condi- ciones de humildad que toda buena tra- duccién requiere. Sin dejar de ser quien es, el traductor ha de ser otro. Yo soy ‘otro, podria ser el lema de los traducto- res. En este sentido, de alguna manera, toda labor de traduecién es un trabajo dovocional. Se empieza, pues, a balan- cear ese orgullo del que habla principio. Comienza a tener sentido la idea del trabajo de traduccién como un trabajo interior. Que Ia traduecién es un trabajo de orden devocional lo sabemos todos cuantos hemos dedicado incontables ho- ras a esta empresa, Y no sOlo por la exi- ‘gua paga. Es un trabajo devocional en un sentido més profundo por el gesto de hu- ‘mildad que requiere: que pase primero el autor, el amo; yo, traductor, estoy a su servicio. Y aquf me gustarfa apuntar un par de paralelismos que pueden resultar esclarecedores: el que existe entre la tra- duccién como ejercicio literario y Ios ejercicios que durante siglos hicieron los pintores y los escultores copiando las obras de los grandes maestros antes de emprender la ereacién de las propias; y el que existe entre la traduccién y ta ac tuacin: la interpretaci6n, Por lo que toca al primero, que go25 de enorme popularidad y prestigio du- rante siglos y que todavia algunos cuan- tos osados pintores y escultores intentan cen nuestros dfas, vale la pena decir que ‘muchas de las obras maestras de la anti- ‘edad clisiea —por s6lo poner un ejemplo— nos serfan completamente desconocidas de no ser por las copias ‘que de ellas hicieron algunos esforzados “traduetores” plisticos. Dificilmente se me ocurre una mejor recompensa, desde el punto de-vista artistico, al callado mé- Fito de Ios traductores, que la conserva cin de muchos de los grandes textos de Ia antigledad gracias a las raducciones que de ellos se hicieron. Por lo que toca al segundo, al parale- lismo entre la waducci6n y el trabajo del actor o—sies que quisiéramos hablar de rmisica— del intérprete, queda claro que Ja humildad y la paciencia que han de ponerse en juego para lograr levar a ca- bo con éxito sus taes, implican grandes peligros en el trayecto: no resulta remota Ja posibilidad de que el trato constante y abusivo con las grandes obras creadas por otros artistas pueda llegar a secar el venero de la creaividad del actor 0 del imérprete; y, vale decir lo mismo, del traductor. Sobre todo si se trata de una creatividad escasa, mal nutrida 0 men- guada por el descuido. En este sentido la tradueeién como un trabajo interior ha de verse mis bien como una magnifica po sibilidad de mantener viva la propia creatividad, a fin de ponerla al servicio no s6lo de las obras de otros, sino de lo aque Kandinsky lamaba la necesidad in- terior. El buen traductor ha de esta alerta, El aejor de los mundos posibles serfa aquel donde el traductor tuviera Ta libertad de elegir de corazén aquello que quisiera traduci. Sobre todo si hablamos de tra- ‘lucie posta. ¥ si podemos pensar en un mundo asf, qué nos cuesta pensar en un traductor que contara con un conoci- riento profundo tanto de Ta lengua en ‘que ha sido escria la obra original, como de Ia Iengua receptora de la traducci6n; ‘que tuviera una empatfa necesaria con el texto que vaa traducr, asf como un ojo atento ala calidad y la velocidad de imagenes y un oféo fino y aguzado para captar las entretelas mis sutles del soni- 4o original. Un traductor que fuera capaz no sdlo de conservar las cualidades esen- ciales de la obra madre, sino que incluso, si esto fuera posible, inerementara estas cualidades en la obra traducida, ‘Un buen ejemplo de lo que propongo seria el conjunto de traducciones que al- unos maestros franceses hicieron el si glo pasado de la obra de Edgar Allan oe. Como dice T. S. Elliot en su ensayo De Poe a Valery: “La verdad es que, al traducr al francés la obra de Poe, Baude- Taire Ia mejoré._sorprendentemente; transformé lo que era, con mucha fre- cvencia, una prosa inglesa descuidada y vulgar en un francés admirable. También Mallarmé, que tradujo al francés, en pro- sa, cierto niimero de poemas de Poe, los mejoré en su forma andloga”. Qué me- jor prueba se podrfa ofrecer de los pode- res de la traduccién, y del trabajo del lwaductor como un acto ereativo de la mds alta especie? He intentado en este ensayo —El po- 20 de Lebab— ofrecer una inerpretacién del mito de Babel en relacin a la teoria y la préctica de Ia traduccién. Con el ‘mismo boleto y en el mismo viaje he {ntentado compartir algunas experiencias {que me hacen ereer en el trabajo de la ‘aduccién como una labor que va més allé del simple transporte de una obra literaria de una lengua a otra. Creer en el trabajo de la raduccién como un trabajo interior. Altespecto, y para terminar, ha- 1é una breve recapitulacin de las razo- nes que justifican el subttulo de este ensayo. En primer lugar, la traduccién —en particular la traduceién de poesia—es, 0 puede ser, un trabajo interior en la medi- 4a en que implica una lectura y un estu- dio de a obra que se va.atraducir que no se detiene en el mero goce, y en un pri- mer entendimiento, sino que exige —y aguf me atengo al mejor sentido de esta palabra— una reereacin: una verdadera ¢ fntima participacién en la aventura que propone el autor, y cuyos resgos yrique- 2a pueden ser comparidos inmejorable- ‘mente através dela aventura paralela de Ja traducci6n. Quienes hemos empren do aventuras semejantes sabemos que, qui2d, no hay mejor forma de leer una obra que admiramos, que traducirla En segundo lugar, la traduccién es un trabajo interior en la medida en que re- quiere una humildad constante a fin de Invierno 93-94 ‘guardar fidelidad a las intenciones del autor. Pero, .qué tanta fidelidad se puede lograr en una traduccién? Depende de varios factores, entre los cuales Ia creati- vvidad del traductor no es ciertamente de los menos importantes. Ya Ezra Pound slos6 en paginas de sobra conocidas —y cuya repeticin muy seguramente insul- tarfa la cultura del lector— los tres mo- dos mediante los cuales el lenguaje se carga de energfa: la fanopea, la melopea yy la logopea. Sin desdecitme de mis pro- pésitos,s6lo recordaré que la fanopea ha de traducirse sin mengua alguna; que la melopea es casi intraducible a no ser por tun verdadero milagro (como podria ser el contar con un ofdo divino); y que la logopea se puede reconstruir de manera anéloga en otro idioma. Y aqu{ viene perfectamente a cuento Ia admirable de- finicién de Valery: “El ideal de la tradue- ign poética consiste en producir con ‘medios diferentes efectos andlogos.’ En tercer lugar, la traduccin litera- ria es un trabajo interior en la medida fen que obliga a un sondeo minucioso de la lengua de la cual se traduce, pero —y sobre todo— porque obliga a hacer otto tanto con ta lengua materna: una investigacién euidadosa y apasionada de los medios de los que nos valemos para pensar. Y, por iitimo, hay que decir que la traducc6n es un’ medio precioso para acercarse a observar el misterio de la realidad que late detrds de las palabras Un atisbo —si se quiere— de aquel len- guaje tnico, Adénico, del que disfrutaba Ja humanidad antes del desafio de la construcciGn de la Torre de Babel. En la ambigua labor del traductor se cifra la salud y la historia del lenguaje. Y si so- mos muy afortunados, y nuestro destino asilo quiere, a través de las contradiccio- nes del trabajo de la traduccién podre- ‘mos vislumbrar esa unidad que, muy anterior a as palabras constituye nuestra propia vida, sin oposicién a nada, sin distancia, sin comunicacién ni tradue- cign posible: la vida, nada més. Hablemos de traduccion La traduccion, o viaje al interior de los signos* mprender una raducci6n es como Borrere paraun vigje. Enalguna pare de su extensa obra, Margueri- te Yourcenar sefiala que su amor po los Viajes se deriva de queen étos nunca se sabe qué va ocur porque representan una iupeign de lo nuevo, una violent alteracién de las costumbres que nos obliga a despojamnos de una parte fam- liar de noiottos mismos para adaptarnos a1Jo no visto, alo no usado, Para mi la traduccién se parece mucho a un viaje, tun Viaje que nos hace ver una obra lite- tinuamente, dudar de lo que erefsmos cierto y, sobre todo, egresar del viaje con un testimonio: el texto original teansformado, enriquecido con Ia posi- bilidad de ganar nuevos lectores en una lengua diferente de aguéllaen que ori sinalmente fe ereado, Un afin ut6pico? Ontega y Gasset afirma que la tradue- cin es “sin remedio, un afin wt6pico”, y noes el nico que descree de la posibili- ‘dad misma del trinsito de una obra lite- raria de una lengua a otra, sin tomar en ‘cuenta la mayor © menor capacidad, sa biduria o destreza lingifstica del ejecu- tante. Alfonso Reyes, espléndido traduetor de Chesterton, entre otros autores, men- ciona que Ia lectura de los eseritores an- tiguos debiera graduarse en tres etapas: primero, traducciones que acerquen la distancia entre el lector y a obra, aunque ‘cometan errores derivados de este mismo afin de cercanfa; después, traducciones ‘que respeten la distancia, con el riesgo de poner en un segundo plano Ia belleza formal del lenguaje e incluso de dificul- tar su comprensin; para finalizar, por supuesto, como era de esperarse en un helenista profundo como él, con la lectu- ra de los mismos textos originales, es decir, prescindiendo en absoluto de los superfluos traduetores, En cualquier caso, es un dilema deci- dir siel texto debe ser acercado al lector, ‘si ésto ha de sentir en todo momento la cextrafieza del otro idioma y, por lo tanto, de una visi6n del mundo diferente de la propia. En este asunto nos enfrentamos a tun jardin de alternativas que se bifurcan, Porque acaso nadie logre ponerse de acuerdo sobre si es mejor ser mis literal; mds cercano al sentido estricto del texto, aunque esto implique cierta oscuridad; y los que afitman, como Octavio Paz en su libro Traduccién: literatura y literati = es | Blanca Luz Pulido dad, que la traducci6n es intrfnsecamen- te un proceso literario, una metéfora del texto original, al que el traductor es fiel sin dejar por ello de crear un equivalente en otra lengua que es, de alguna forma, un texto diferente, un hermano inverso, un-reflejo que vive, sin embargo, en el uuniverso distinto de otro idioma. Pero no hay utopfa en este traslado, no hay impo- sibilidad flagrante; en cambio, hay ambi- cin; la ambicién de acercar lo que estaba distante y volverlo intimo a través de la amistad de ta palabra. Baste para negar la imposibilidad de este traslado, para afirmar la felicidad alcanzable, aun- que dificil, de este viaje, un poema de John Donne: “Elegia: Antes de acostar- se", que Paz traduce en el libro antes mencionado. Es hermoso el texto en in- alés, pero en este caso particular no me parece menos bello su jhermano?, ;pri- ‘mo? vertido al espaiiol. Es evidente que, como sefala Alfonso Reyes, Ia comuni- caci6n mAs directa con el autor se da a través de sus palabras originales, de su cexacta diceiGn, entonacién y sintaxis, pe- 1 seria un castigo, una dureza inmereci- a para los escasos lectores que quedan nel planeta, que sélo se pudiera disfru- tar una obra previo aprendizaje de Ia len- ‘gua en que fue escrita, Ante todo, el traductor representa un puente entre culturas, emociones, estilos y hombres diversos: si las palabras, al nnombrar, crean el’ mundo; si todos los {que hablan mas de un idioma saben muy bien que distintas palabras crean matices y cualidades particulares y no transferi- bles con precisién de un lado a otro de la frontera lingifstica, entonces el tradue- tor, el sospechoso individuo que preten- de damos gato por liebre, {no podria verse, en vez de como un traidor (ya se sabe: traduitore-traditore), como un via- 10 jero que nos habla de otras tierras pero coon palabras y descripciones que pode- ‘mos entender, haciéndonos sentir acaso lo extrafio 0 lo bello de esos paisajes que, a pesar de no haber visto directamente, sentimos poseer en sus palabras? Elejercicio—y lasalegrias—dela otredad Practicar, jugar a ser otro: ése es el reto, el para mf disfrutable reto, de 1a traduccién, Desde la otra orlla construir ccon palabras que otro ha combinado, un ‘modelo para armar que tenga una ento- nacin diferente pero el mismo sentido; {que brinde al lector un nuevo universo de imagenes, de ideas, de ritmos escondidos cen las frases. Elsa Cecilia Frost, en su reciente libro El arte de la traicién,afic- ‘ma que el traductor, en su afin de reves- tirse del modo de ser del otro, es como un camaleén. Y en verdad, hay mucho de intwici6n, de creacién, de acercamiento al otto y transformacién de uno mismo ‘cuando se intenta caminar en esa cuerda Cc i BE reno xis floja entre dos mundos, entre dos len- ‘guas. Desde este punto de vista, la tra ‘duccién no es tanto un “mal necesario” (es decir, una actividad que dejaria de realizarse si los lectores aprendieran los idiomas de los autores que les interesan y ‘ya no necesitaran de ningtin intermedia rio) sino un puente para ir mAs lejos de nosotros mismos, para entrar en otras cculturas y traer a 1a nuestra la mirada dlistinta y enriquecedora de voces en las {que no dejamos de reconocernos. Dice George Steiner: “Cada generacién retra- duce alos eldsicos debido a una compul- sign vital por obtener algo inmediato y ‘con un eco preciso, cada generacién em- plea la lengua para construir su propio pasado resonante”. De esa necesidad de acercamos a los otros, de enriquecer nuestro presente y, por qué no, nuestro pasado, ha nacido la traduccién, Lasarmas del traductor {Pero cules son los métodos, las ba- ses de este camaleénico oficio? :Qué ‘téenicas, qué pasos seguir? Lo tinico cierto es que requiere, ademés de las cua two cualidades basicas de que habla Elsa Cecilia Frost —saber leer, buen ofdo, sensibilidad y humildad—. una disposi- cin literaria, una intwicisn para tomar decisiones que en realidad es imposible explicar con certeza. No hay, no puede hhaber una ciencia de la traduccién, como no‘hay una ciencia de la poesia, ni rece- tas para hacer metéforas. Se puede estu- diar, analizar un texto ya traducido, pero Ia operacién misma de traducir obedece 1 decisiones de sonido, de ritmo y de sentido profundamente personales, i transferibles y en ocasiones hasta inco- ‘municables, Es una creaci6n ansloga la original pero ante todo, una creacién. En el caso de Ia poesfa, aunque no necesa- riamente- Ios buenos poetas traduzcan bien, s6lo un poeta —que ademis sea buen traductor— puede traducir a otro, porque puede sumergirse en la trama de los sentidos miltiples de la palabra poé- tica y encontrar su equivalente, su refle- jo. que contenga la misma pluralidad de sentidos. ¥ en este reino todo son mati ces, equivalencias y tonos para encon- trar, como en la escritura original, le mot Juste, la exacta modulacién de una idea ue, cuando ha encontrado su forma en el lenguaje, no puede ya ser dicha mis que de esa sola y Gnica manera, Asi, las armas del traductor, como las de cualquier viajero que se enfrenta a lo esconocido, dependen mucho de solu ciones individuales —uno nunca sabe a lo que se va a enfrentar en otro pais—, pues quien conoce varias lenguas (0 al menos dos) establece entre ellas analo- fas y relaciones que, de una manera misteriosa, lo hacen preferir este u otro término, giro o frase, Para iluminar esta idea, encontré providencialmente una pagina del brillante escritor George Stei- net, en su ya eldsico libro Despés de Babel: aspectos del lenguaje y la tradue- cién, donde habla del tejido que for- rman, en la mente del traductor, los distintos idiomas con que mantiene no s6lo lazos intelectuales sino también ‘emocionales. Por un lado, afirma, estén las analogias objetivas, pero hay otra lama més escondida que determina clecciones y preferencias a un nivel nds subjetivo: “Albergo el sentimiento de que el ma- pa de contactos y transferencias interlin- ‘guisticas en mi mente, como en la de cualquier poliglota, se organiza segin {os jerarquias dominantes por lo menos. ‘Una deellas parece fundada en las analo- aias objetivas (ecos reciprocos) y en los contrastes entre las unidades fonéticas de las diferentes lenguas. La otra jerarquia parecerfa fundarse en una red personal increfblemente compleja de asociaciones entre morfemas 0 unidades semiinticas por un lado, y acontecimientos de mi vida privada por el otro. Esta segunda topograffa funciona sin tomar en cuenta Jas barreras lingisticas formales. En otras palabras, por Io menos uno de los ‘modos de distribucién espacial en mi conciencia de los materiales Fonéticos, ‘gramaticales y semAnticos combina las lenguas que conozco intercalindolas segin criterios de proximidad, de antt- tesis, de parentesco o de exclusién que traslapan varias lenguas y que me son enteramente personales. (..) Ademis, navegando “entre” las lenguas, en medio deo que percibo confusamente como un campo complejo y sumamente cargado donde reinan las matices y lo indetermi- nado, observo acercamientos, correspon- dencias, atajos que no sélo estén fundados en los sonidos, las variaciones de una misma significacién, las asocia- ciones que caracterizan mi vida, sino también en los valores plisticosy téctiles de las palabras. Bl fenémeno subyacente 5 de orden poco conocido. Las palabras poseen sus “contornos”, sus dngulos, sus hhuecos y toda una energia tect6nica, Es- tos rasgos funcionan a un nivel muy pro- fundo y que resulta menos ficil de definir que los de la seméntica o de la fonética, En una matriz multilingie, esos rasgos pueden cruzar las lenguas de un ye Biles lado al otro ligindolas entre si. Cuando se aprende un nuevo idioma, es posible ue esas modalidades de evocacién por superposicién se revelen como auxiliares preciosos. No es rao (..) que las grandes traducciones avancen por tanteos, en- contrando el perfil que engrana con las rugosidades correspondientes mucho at tes de ir en busca de una significacién simétrica.” Hasta aqui la cita de Steiner, que me permitfincluir en toda su extensién por- que se trata de un gran traductor y un gran ensayista, conjuncién no muy fre- cuente, y porque muestra las dos caras ccultas siempre en la “navegacién” de la que habla: el lado aparente, la bisqueda l6gica, el frecuente uso del diccionario, la perseguida objetividad, sf; pero tam- bién las oscuras corrientes que existen en nuestra relacién con cada idioma, De la mezcla de esas dos vias, en proporciones siempre cambiantes pues varian con ca- da texto y cada lectura que éste recibe, nace 1a insospechada travesfa llamada traduceién, u Hablemos de traduccién Sobre la ensefianza de la traduccion literaria* corge Luis Borges respondi6 cierta vez a la pregunta sobre sui relacién con la ensefianza de la literatura ‘lesa, sefalando que no se ensefa litera- tra, a lo més puede lograrse transmitirel ‘amor por cirtos libros y autores. En tér- minos didéeticos transmitir el amor por una materia significa imbuiral estudiante {de sentimientos profundos y respeto por el objeto de estudio, desarrollar una sen- sibilidad y unaconciencia, En el caso de la traduecién literaria consideramos igualmente la afirmacién borgiana: no se ensefa a traducir; el pro- fesor puede aspirar a lo sumo a que en ese brevisimo tiempo que corresponde uno 0 dos cursos el estudiante desarrolle una sensibilidad hacia la palabra, la fra- se, la(6)lengua(s) y que esto se convierta cn un acto de amor. Si consideramos el breve lapso de partcipacién o incidencia del profesor en el largo y solitaio proce- so de formacién de un traductor profe- 12 sional, nos daremos cuenta qué tan poco puede ensefiarse a traducit. Por otra parte, si se analiza el carter mismo de la traducci6n literaria como actividad ereadora y no meramente re- pproductiva, nos veremos obligados a va- lorar la ensefianza de la traduccién como ‘un proceso donde la transmisién de in- formacién y conocimientos 0 el desarro- Ho de habilidades de caricter préctico, cen dltima instancia, estén en funcién de ‘un objetivo maximo: desarrollar una sen- sibilidad. Unos afios ars yo lefa a mi hijo hasta {que se dormfa; entre mis libros tenga una antigua leyenda india, en francés: “Nala cet Damayanti" que siempre quise él es- ccuchara. Un dfa se la lef en mi lastimoso francés y el nifio, que casi se quedaba dormido, comenz6 a cerrar un ojo y abrir <1 otro como preguntando ;qué rayos pa- sa aguf? Esa noche hice mi primera tra- duccién y a la siguiente le lef parte del texto ya en espafiol. Sentf una necesidad ‘de compartir con mi hijo aquella historia, de transmitirle mi propia faseinacién por €llirismo humano que s6lo puede encon- trarse en la mejor literatura. Con ese mis- ‘mo impulso traduyje para alguien el poema “Sea Fever", Traducir se convir- 1i6 para mf en una necesidad comunicati- va y con ese mismo sentimiento he egado a la enseflanza de la traduccién literaria ‘Sin embargo, esta disposicién como premisa choca con un conflicto de intere~ ses, Hablamos de desarrollar una sensi- bilidad, no de creatla. Un alto porcentaje de estudiantes y profesionales de la traducci6n manifiesta ‘un escaso 0 nulo interés por la obra lite- raria y se acerearon a la traduccién como resultado de un bilingtiismo ocasional. ee Andrés J. Gonzdlez Ortega Resulta mis que evidente, no obstante, que no se aborda Ia traducciGn literaria desde la perspectiva de la traduccién si- 1no a partir de una aproximacién a la lite ratura, En mi experiencia como profesor, ya sea de literatura norteamericana o tra- ‘ducci6n literaria he confrontado siempre el mismo problema didéctico: la forma. cin de profesionales cuyo perfil involu- ‘era s6lo de manera complementaria la especialidad. La mayoria de los estu- diantes de traducci6n no priorizan la tra ducci6n literaria entre sus. intereses profesionales més inmediatos. Y es ob- vio que asf sea: “Ganado tengo el pan, tradiizcase el verso” digamos parafra: seando a José Mart, La traduecién lite: raria no es una fuente de ingresos nada confiable en México. EI mercado edito- rial, cada vez mas local y donde un pre ‘mio Pulitzer del afio no vende en espaiial mil ejemplares, poco puede oftecer al traductor. Ain asf hasta para el estu- diante més desinteresado por la literatura Yy su acervo, aquel que aspira a ser tra- actor y confiesa que no gusta de leer “ni el peri6dico”, traducir textos literarios en clase es una experiencia enriquecedara e imprescindible en su formacién y por ello la traducci6n literaria es asignatura obligatoria en nuestros estudios de licen- ciatura En sltima instancia el amor que el ‘maestro sea capaz de transmitir seré el ue gane adeptos para la causa y abra el spectro del estudiante hacia 1a tradue- cidn literaria ms allé de su contenido pecuniario. Cualquier curso de tradueci6n litera- ria para estudiantes cuya experiencia te6rica y préetica se ha inclinado hacia la traduceién técnica-y cientifica debe co- menzar por establecer de manera defini- tiva las diferencias esenciales que existen centre ambos tipos de actividad y definir las caracteristicas propias de la traduccién li- ‘eraria como proceso creador. El gusto por la belleza ret6rica, la in- teriorizaci6n del peso de Ia palabra, de sus miltiples posibilidades semanticas y areanas sugerencias, dificilmente puede despertarse con un manual de fisica o un panfleto sobre finanzas; la necesidad de transcribir significados ocultos o sutiles snudos polisémicos raramente sera ejerci- cio, digamos, de un traductor legal. Al poner la expresin literaria en el ‘mas alto sitial del edificfo de la lengua se dard la dimensi6n justa a la tradueci6n del texto literario. ¥ sobre el viejo debate de Ia traducibilidad es mejor partir de la perspectiva de lo intraducible, puesto que el estudiante que no se ha enfrentado un texto de Lewis Carroll 0 los juegos ret6ticos de Shakespeare o Dickens, ja- ‘més halla consistencia a la tesis de la intraducibitidad. Es pues una premisa en Ja ensefianza de la traduccién literaria ‘magnificar la lengua y la palabra, hacer consciente al estudiante de todo su peso; de que el lenguaje literario es una reali- dad en s{ mismo, sugestivo, subjetivo, connotativo y plurisignificativo. La he- rramienta principal del traductor es la lengua; sin embargo, muchos estudiantes de traducci6n llegan a su perfodo forma- tivo con un deficiente dominio de su ins- trumento de trabajo y los programas de estudio —a menos que se implementen cursos extracurriculares al efecto— no pueden retroalimentar lo que se supone un presupuesto bisico del que parte la formacién de un traductor: el conoci- miento cuando menos adecuado de la lengua materna, ,Cémo asume el profe- sor esta situacién, este desbalance entre las alturas litearias y la pobreza expresi- va del traductor? Dificilmente pueda re~ solverse en el sal6n de clases, Podria sin embargo, hacer consciente al estudiante de Ia paradoja y enorme dificultad que centrafia para un traductor de John Milton al espafiol si no conoce su lengua como el propio Cervantes. Hasta agui hemos sefialado el papel del profesor como orientador, como transmisor de una sensibilidad, el otro aspecto de la didéctica de la traduet {que queremos abordar esté relacionado conel nivel e6rico, que a modo de cono- cimiento bisico debe existic siempre en apoyo al instrumental téenico del tadue- tor profesional. La lingifstica del texto ha aportado la nocién de unidad supraoracional; la esti- 1istica, como rama de la lingiistica, se ha encargado del estudio sistémico de ro- cursos expresivos que s6lo pueden exis- tirenel contexto del texto. A pesar de las riiltiples interpretaciones de una obra ddeterminada, Ia intencién y el oficio del esctitor siempre estin presentes y Ia for- ‘ma poética o el estilo narrativo son el resultado de un esfuerzo consciente. La presencia recurrente de 1a ironfa como recurso estilistico en ciertas obras de Lord Byron, el lenguaje alusivo e inter- textual de un T. S. Elliot o las construc- ciones paralelas en la poesfa de Whitman y Ia aliteracién en Poe como ejemplos tomados al azar, son recursos de los cua~ les el traductor tiene que estar también consciente, han sido usados ex profeso y en funci6n de determinado efecto; tradu- cibles o no, forzosamente han de tenerse fen cuenta. Los estudiantes de traduccién Iegan a la carrera generalmente con un cconocimiento escaso de los recursos esti- listicos y/o literarios de la lengua, desco- nocen nociones bésicas de la estilistica, ya sea la metonimia, el epiteto 0 la mets Tora misma como imagen asociativa por excelencia y generatriz de miltiples tansferencias seménticas. Generalmente no se abordan temas de estilfstica como tal dentro del instrumental te6rico de que se les provee. Esto tal vez porque no se estén formando traductores literarios si- no s6lo traductores. Consideramos imprescindible que el estudiante esté al menos consciente de la cxistencia real de niveles en la estructura de la lengua, desde el fonol6gico hasta el estilistieo 0 supraoracional y sobre todo que el conocimiento de este tltimo salga en apoyo del traductor; 1a ironia, el ‘quiasmo o el “pun” no se dan general- ‘mente en el contexto de la oracién y ena mayorfa de los casos s6lo son percepti- bles en el macrotexto. Estos plantean ‘cambios de significado, tonos y matices 13 sutiles dentro de ta obra y su no visuali- zacién puede ir en detrimento del resul- tado final de una traduccién. La apropiacién de ciertos aspectos teéricos, tanto traductol6gicos como lingilsticos, ain cuando no aporte reglas absolutas, es fundamental en la formacién de un pro- fesional de la traducci6n. La creacién li- teraria hoy es més que antes un acto discemido conscientemente y en la ma- yorfa de los casos planeado y plasmado on laboriosidad de artesano y voluntad de estilo. Obras como Conversacién en 1a Catedral 0 Cien aftos de soledad no existirian si asf no fuera y el viejo mito roméntico de Coleridge transcribiendo el “Kubla Khan” desde el suefio ya no se aviene a las necesidades y formacién inte Jectual del escrtor contemporineo, desde Flaubert. El traductor, pues, tampoco pue~ de dejar ata intuici6n y al conocimiento ‘empirico la fortuna de su trabajo. Se han discutido en diferentes instan- cias los métodos apropiados para la ense- “4 fianza de Ja traduceién, yo no pienso aportar nada nuevo al respecto. Sélo de- sco reflexionar sobre un aspecto més en ccorrespondencia con los dos plantea- rmientos basicos en todo Jo anterior. Para la literatura Ia lengua es vehfeu- Jo, pero también medio y fin en sf mis- mo, Por ello la traduceién de un texto Titerario debe abordar con profundidad todas las posibilidades expresivas det Jenguaje, cuanta imagen reproduce, ex- presa, sugiere. No es en el ejercicio ex- tensivo de la traduccién sino en el andlisis intensivo, de profundidad; no en latraducei6n de grandes textos o muchos textos sino en el anilisis detallado y di- verso de uno de ellos donde lograremos To que, repito, considero més importante ‘en Ia labor docente del profesor-traduc- tor: transmit una sensibilidad y una ac- titud de respeto y amor hacia la palabra El estudiante tendré mucho tiempo mis adelante para con Ia experiencia pulir su oficio, de lo que se trata es de oftecerle Invierno 93-94 una perspectiva profunda de la esencia de éste en el poco tiempo que tenemos para ello, Una escena de la “locura’” de Hamlet plantea problemas traductolégi cos suficientes como para realizar un ta- Iler sobre ellos, el dilema de emo traducir palabras acufiadas por un autor Ienarfa el espacio de muchas clases, la apropiacién y traduccién del misterio postico en un texto de narrativa como “Shadows de Edgar ‘Allan Poe puede dar lugar a horas y horas frente a los estudiantes o con ellos y el debate que abt se origine legard con més intensidad que si los enviamos a casa con ‘un mamotreto para que traduzcan,traduz- can y traduzean, Para finalizar tomo estas palabras de Claude Beausoleil (Traduic No. 2): “Traducir es entrar en el universo de un texto que, palabra por palabra, nos con- duce del asombro a la angustia del juego al trabajo. Traducir es errar por los ‘meandros de los signos. Traducires creer {que cada palabra es la primera”. Hablemos de traduccion Anatomia de una traduccién* a leyes de la traducci6n literaria son menos espontineas que las le- fyes de los encuentros sobre ella. Yo pasé cinco afios traduciendo Palinuro de México de Fernando del Paso al ale- min. Con eso aleancé dos veces la velo- cidad del mismo Fernando del Paso que eseribié su libro en diez aos. Parece poco tiempo para un libro de més de setecientas piginas que s6lo en el titulo e su iltimo capitulo se propone hablar de todas las rosas, todos los animales, todas las plazas, todos los planetas y o- dos los personajes del mundo —Io cual podria concuriren la Enciclopedia Bri- Unica A partir de mi primer encuentro con Palinuro de México y después con su autor en Paris hace siete ailos, el desafio 4c traduciruna obra tan comple, exten- sa y dotallada a la vez, me estimul6 en seguida para lanzarme’a la aventura de traducitla. Fue mi primera traduccién y Ja comencé sin tener una casa de edicién dispuesta a publicarla y solamente dos aiios después de haber taducido la mitad el libro, encontré una editorial tan apa- sionada de Palinuro de México como yo. Finalmente, lo publicamos y lo presenta- ‘mos el ailo pasado en la Feria de libros ‘en Frankfurt cuyo tema principal era Mé- ico, la reaccin en la prensa fue muy entusiast, ‘Ahora quiero dar unos ejemplos de lo aque hizo tan dificil e interesante el largo proceso de traducir Palinuro de Mésico. De esta novela uno podefa sacar un ma- nual de la traduecién porque Femando del Paso emplea casi todos los niveles del lenguaje y del estilo. El verdadero protagonista de esta novela ese lenguaje por eso, el mismo traductor debe actuar como protagonista del deviene un coleccionista apasionado de palabras. En Palinuro de México aparece un personaje, el primo Walter, que dedi- cea su vida a acumular conocimientos. Fernando del Paso se burla de esta erudi- cidn de Walter que no tiene objetivo y es mas bien un lastre pero, desafortunada- ‘mente, el traductor no se puede divertir tan inocentemente como el lector porque Ja erudici6n para él es un asunto muy serio. El tiene que convertirse en un ex- perto de materias tan distintas como la botdnica la filosofia, la psicologia, la pu- blicidad, la historia del arte o Ia teoria de la relatividad y sobre todo de la medici- Susanne Lange cconsulté en esta 6poca hubiera sido indi- cio de un estado de salud muy erfiico, si Jos pacientes en este caso no hubieran sido palabras como hiperpirexia 0 ester- nocleidomastoideo, El problema de tra- ucir estos términos técnicos y las palabras extranjeras al alemén no consis- te solamente en encontrarlos, sino en tra- ducitlos segtin su funciGn en el texto; en alemén, para muchas de estas palabras cextranjeras hay ademés de sus nombres cientificos también nombres alemanes {que todo el mundo entiende. Por eso, ¢1 traductor debe decidirse cada ver si hay que mantener el cardcter de las palabras especializadas o si debe optar por Ia inte- ligibilidad, ‘Lo mismo ocurre con las metéforas, las expresiones posticas, surrealistas y con los juegos de palabras que abundan en Palinuro de México: el traductor debe analizar en detalle si pertenecen al uni- verso personal del autor o si se refieren a imégenes comunes 0 a t6picos literarios, porque como Ortega y Gasset dice en Miseria y Esplendor de la Traduccién, no hay que meter al escritor traducido en la prisién del lenguaje normal. Para Or- tega y Gasset, esto equivale a una trai- ign. De esta manera, el traductor de Pali- ruro de México debe ser, como los médi- cos que aparecen en Ia novela, un disecador, un anatomista del lenguaje y del estilo. Para una traducci6n de Palinuro de ‘México no solamente se hace frente al problema de transferir palabras y expre- siones, sino también al problema de transfer la estructura de las frases. Fer- nando del Paso tiene una predileccién por las frases kilométricas que abarcan pginas. Los lectores alemanes tienen di- ficultades con estas frases sin fin porque ‘en alemén, el verbo siempre viene al fi- nal. Por eso, los lectores alemanes que estin esperando por demasiado tiempo en verbo que explique todo, pierden muy ficilmente el hilo del texto. De esta ma- nera, el traductor alemsin debe construir sus frases de una forma més cuidadosa y veces mas compleja que en el original. Pero también en este caso vale lo que nega y Gasset dijo: no hay que destruir Ja estructura de las frases ni dividirlas, por ejemplo, aunque esto signifique que a veces se le exija mds al lector, Por eso, en mi traduceién, el primo Walter puede tener sus mon6logos sin parar. ‘Otro aspecto de la traduccién de Pali- rnuro de México lo constituye las nume- rosas citas y referencias literarias en el texto, En este caso, el traductor se con- viere en un verdadero detective sobre 16 todo si el autor se refiere a obras de la Titeratura_alemana: Hermann Broch, Goethe 0 Thomas Mann no se dejan tra- ducir del espafiol al alemén. Hay que encontrar el texto original y eso puede ser toda una aventura si se trata de una cita de una linea de obras como La mon- 1afia magica de Thomas Mann 0 El hom- bre sin cualidades de Robert Musil que tiene mas de mil seiscientas setenta pagi- nas. Guillermo Cabrera Infante hubiera dicho (como se puede leer en su novela Tres tristes tigres) que se trata de una palabra perdida en un bosque de pala- bras: no agujas en un pajar que son féci- les de hallar, sino agujas en un alfiletero. Con todos estos problemas es de valor {inestimable el trabajar con el autor mis- ‘mo. Yo tuve la oportunidad de trabajar con Fernando del Paso y a pesar de que después de quince aftos de escribir Pali- GE) trier 93.94 nuro de México no se acordaba de todas Jas cosas y a pesar de que es una ayuda limitada saber que cierta frase se encuen- tran alguna parte de En busca del tiem- po perdido de Proust a pesar de todo 0, trabajar con el autor es siempre una experiencia extremadamente interesante due sirve mucho a la traducci6n, Aunque Ja tltima autoridad siempre reside en el texto que tiene también derecho contra el autor cuya relacién con el texto ha cam- biado con los afios. Espero que haya podido dar una idea de ‘mj maraténica traduccién que dur6 cinco alos y de sus dficultades y experiencias. De todos modos quiero seguir dedi- efndome a la traducci6n de literatura ‘mexicana que es tan rica, En este mo- ‘mento estoy terminando la traduccién de Ia novela El disparo de argén de Juan Villoro. Hablemos de traduccién XIII Congreso mundial de la Federacién Internacional de Traductores 1 el extraio y voluble clima de even, Inglaterra, se Mev aca- bo el XII Congreso Muncial de a Federaci6n Intemacional de Traducto- re(FID) Lot ies primeros dias (del 6 al 8 de agosto) se reunié el grupo de repre- senfantesy diretivos de las asociaciones y miembros asociados, con el Consejo de IaFederacin, parael Congreso Estatuta- El mencionado Congreso estuvo, esta vez, pleno de actividad y, hasta cieto punto, de sorprsas. Dados los grandes cambios que han tenido lugar desde 1a caida del Muro de Berlina la fecha, 1a Federacin se vio lena de solicitudes de asociaciones nuevas que desean formar pane de ell, Por esta razén la Federa- cin se veré enriquecida con la acepta- cin de 16 nuevas asociacionesnacionales ¥ 6 miembros asociados (prncipalmente Escuelas de Traducci6n). Los nvewos iniembros representa a pases tan distin- tos como Esiovaquia, Namibia, Croaia, Esloveni Sudiica y laRepablica dela Macedonia Porotro lado, durante el Congreso Es- tutti se hizo una reforma wascenden- tal ala Consttucién dela FIT, que antes Timitaba ta partcipacién con derecho a voto a2 asociaciones por pais, mientras ue ahora ya no limita el nimero de agrupaciones. Con ello se permite a repre- sentacién de asociaciones ms especili- 2adas como pueden sr ls de raduetores literaios o centifco-denicos. En todo caso, siguen excluyéndose toda las em- presas comerciales. ‘De igual form, se considers necesa- tio redefine la palabra “tradetor" para dar cabida alas nuevas orientaciones que ha adguirido, En espafiol, dicha definicién qued6 asi: “La palabra ‘raductor’ se u Jos Estatutos dela FIT en un sentido més amplioe incluye a personas que practican Jatraducciénen todas us formas, escritas 6 habladas, incluyendo aquéllas que se especializan en alguno de los elementos del proceso traductivo 0 en Ia investiga- cin, capacitacién y educacién.” Se afiadié también la categoria de miembros patrocinadores a las eatego- fas de miembros regulares y miembros asociados. Por otto lado, de la misma manera que existe un Centro Regional para ‘América del Norte, los colegas europeos sienten, ahora ms que nunca, la necesi- dad de erear un Centro Regional en Eu- ropa. A Ta cabeza de los tabajos de organizaci6n queds Friederich Krollman, presidente de la BDU (Asociacién Ale- ‘mana de Traductore) ‘A partir de 1990, la FIT ere6 un Con- sejo de Traductores Eruditos. En aquella cocasién se eligié a Anna Lilova, Ewald (Osers y Hans Thomas Schwarz. El Con- reso de 1993 nombré a René Haeseryn ya Jacques Goetschalkx (hasta ese mo- mento, Seeretario General y Tesorero de Ja FIT, respectivamente) ‘Asimismo, se otorg6 a Anna Lilova la Medalla J.P. Callé, en memoria del fun- dadory primer presidente de la FIT, que se adjudica @ una persona que se consi- dera ha contribuido de manera significa- tiva a la profesién. Jean Francois Joly, presidente actual, deseribi6 a la Sra. Li Tova como la grande dame de la profes- er Luz Maria Vargas Durante el congreso estatutario se igi6 el nuevo Consejo de la FIT. En el nuevo consejo se cuenta con repre- sentantes de Argentina, Austria, Cana- 44, Espatia, Estados Unidos y el pats Vasco. En ese mismo evento tuvo lugar la votacién para la sede del préximo Con- ‘greso Mundial; Melbourne y Vancouver presentaron su candidatura, ‘Ambas presentaciones incluyeron be- las y descriptivas peliculas y amplia lite~ ratura, Gané Melbourne por un cerrado ‘margen de 23 a 20. ‘Los miembros del Consejo saliente entregaron informes muy completos que incluyen detalles sobre los comités y co- misiones que en la actualidad trabajan en el seno de la FIT con el fin de mejorar la situacién de los traductores a todos los niveles. Los mencionados comités y co- Comité de Bibliografia Intemacional de la Traduccién ~ Comité para la Redaccién de Babel (Grgano oficial dela FIT) ~ Comité de Etica Profesional ~ Comité de Terminologia y Documen- tacién ~ Comité de Comunicacién = Comité para la Formacién y Califica- cién de Traductores ~ Comité sobre Historia de la Tradue- ~ Comité para los Intérpretes — Comité de Nueva Tecnologta ~ Comité de Estatutos y Reglamentos éela FIT ~ Comisién de Traductores Técnicos y Cientificos 0 = Comisién de Traductores Literarios — Comité para el Andlisis de la Remu- neracién Durante nuestra participacin en este Congreso Estatutario, ls delegados reci- bimos las atenciones de las Asociaciones Briténicas de Traductores que, en su esti- Jo un tanto flemético y formal, hicieron To posible para que el exceso de trabajo no hiciera demasiada mella en nosotros. ElCongreso Abierto, que cont6 con la, asistencia de mds de 500 colegas, se di 46 en seis talleres de trabajo que inclu- yeron: Traduecién Literaria, Traduecién Ciemtifico Técnica, Interpretacién, Ima- gen Publica y Estatus del Traductor, Lenguas de Difusién Limitada y Minori- taria en un Mundo Cambiante y Estudios Historia de la Traduccién, Cada uno de estos talleres cont6 con 1a participacién de varias personalidades que aportaron sus conocimientos y expe- riencia. De especial interés resultaron las ponencias del Dr. Peter Newmark y la Dra. Marianne Lederer en el taller de estudios sobre la Traduccién. Sus puntos de vista, en muchos casos antagénicos, despertaron el interés y Ia polémica entre muchos de nuestros compafieros. El Taller de Traduccién Literaria pre- sent6 el evento tal vez mAs relevante de todo el Congreso, Los autores David Lodge y V.S. Naipaul estuvieron comen- tando con sus traductores los problemas a los que se enfrentan en las diferentes lenguas. El Sr. Lodge apunt6 que desconoce otras lenguas a profundidad, por lo cual no tiene muchos argumentos para “criti- cat” las traducciones. Sin embargo, los ‘raductores presentaron versiones com- paradas de un fragmento de Nice Work, mismas que Lodge coment6, cuestionan- dol mismo tiempo a los colegas. EI Sr. Naipaul sf manifest6 conocer traducciones de, entre otras, A House for Mr. Biswas, del cual 61 mismo ley6 un fragmento que los traductores comenta- ron, Se hicieron notar las posibles difi- cultades en el ritmo y el vocabulario del pasaje escogido. Esta experiencia result6 muy enrique- cedora tanto por lo que aporté como por hhabernos brindado la posibilidad de co- nocer a dos grandes de la literatura ac- tual. Es muy importante hacer notar que Ia partici del paiblico en estas me- sas fue de gran calidad. Invierno 93-94 | Programme | En general, puede concluirse que la participacién en este Congreso resulté muy rica dado que nos oftecié una visién més clara de lo que se hace en otros ppafses en relacién con nuestra profesién, ‘dems de brindarnos la oportunidad de centablar relaciones amistosas y de traba- jo con instituciones y colegas de todo el ‘mundo. XII fit World Congress | Translation — the vital link 6 — 13 August 1993 | Brighton La traduction au coeur de la communication Elias Nandino In Memoriam lias Nandino empez6 a escribir EB» joven, su primera publicacion 4105 24 aos fue su libro de poe- ‘as: Canciones (1924), camel que inicis una extensa bbliograffa que ineluye: Es- pirales (1928), Color de ausencia (1932), Eco (1934), Rio de sombra (1935), Sones (1937), Poemas drboles (1938), Sonetos (auevos) on México Nuevo (1939), Espejo de mi muerte (1945), Poesia Tomo 1 (1947), Poesta Tomo II (1948), Triéngulo de silencios (1953) Noctua suma (1955), Nocturna palabra (1960), Eternidad det polvo (1970), Cerca de lo lejos (1979), ‘Conversacién con el mar (1982), Erotismo alrojo blanco (1983). Su obra fo emparenta con el grupo de Jos Contemporiineos, aunque su relacién ‘con ellos fue siempre tangencial, a pesar de que su estilo y el contenido de sus (BB sense Adriana Dominguez Mares poemas lo vineulaban a este grupo al que perteneefan Villaurruti, Cuesta, Novo, Owen. Elias Nandino fue para muchos el ‘ltimo notable de los Contemporinces, para otros sdlo era el médico y amigo de algunos de ellos. Lo lamaron “sonetista del amor y la muerte”, aunque siempre fue también poeta de la desolacién y de Ja convocatoria ante los peligros de la destruceién béica ‘Autor de poemas, canciones y epigra- ‘mas, a finales de 1983 Nandino llegariaa salir del closet en todos los sentidos, y a

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