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Mandamientos de los unos a los otros

de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios


“Llamados a formar un cuerpo”
Primer Sermón:
¿Cuál es la importancia de ser llamados a formar un cuerpo, una familia?

Cada uno de los miembros del cuerpo tiene una función específica. La palabra de Dios
nos muestra esta afirmación en 1era de Corintios 12: 12 al 24 y 27. En este último
versículo Pablo afirma lo siguiente: […] Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo y
miembros cada uno en particular […]

Dios trata diferente con cada uno de nosotros, pero así como el dedo y la muñeca
tienen diferentes funciones y son miembros del mismo cuerpo, cada uno de nosotros
en el lugar en el que el Señor nos colocó, formamos parte de un sólo cuerpo como
Iglesia de Cristo. A su vez, cada uno de los miembros del cuerpo tiene completa
dependencia de la cabeza, que es Cristo (Efesios 4: 15-16).

En 1era de Corintios 12:13 vemos que todo el cuerpo fue bautizado en un mismo
Espíritu. La palabra bautismo significa: “sumergir en”. Cada uno de los miembros del
cuerpo es bautizado cuando ha creído en el Evangelio y el Señor lo ha salvado; en ese
momento somos adoptados como sus hijos y por lo tanto, a partir de ese instante
pasamos a formar parte de su familia, de su iglesia. El Espíritu Santo entonces obra
sumergiendo en el cuerpo de Cristo a cada uno de sus miembros, de esa forma fuimos
todos bautizados.

Del versículo 12 al 17 el Señor nos muestra en su Palabra la diversidad de los


miembros, por eso debemos dar Gloria a Dios por el lugar en el que fuimos colocados
cada uno de nosotros. El versículo 18 muestra que es la soberanía del Señor la que
determina qué función cumple cada uno de los miembros tanto en nuestro cuerpo
natural como en el cuerpo de Cristo.

Del versículo 19 al 24 observamos la necesidad que tenemos los unos por los otros.
Todo el cuerpo necesita de cada uno de los miembros para su funcionalidad, es por
eso que ningún hermano puede decirle a otro que no lo necesita, ya que forman parte
del mismo cuerpo. Hay hermanos que necesitan ser más cuidados que otros y son
puestos por Dios con esa finalidad, del mismo modo que pone a los párpados o las
costillas, entre otros, para proteger ciertos órganos en situación de mayor
vulnerabilidad en nuestro cuerpo natural.
Es nuestra responsabilidad esforzarnos para cumplir con cada uno de los
mandamientos que el Señor nos muestra en su Palabra respecto de cómo ser los unos
con los otros, pero la única manera de llevarlos a cabo es entendiendo que
necesitamos de la Gracia de Dios, Él es quien nos va a llevar a actuar de esa forma
(Filipenses 2: 13). Es por eso que cuando logramos actuar cómo Él nos muestra a
través de sus mandamientos como Iglesia, debemos darle la Gloria a Dios.

Primer mandamiento: “Amarnos los unos a los otros” (San Juan 13: 34)

Debemos amarnos los unos a los otros, como el Señor nos amó. El amor de Cristo es
un amor Ágape, mayor que cualquier amor humano, sobrepasa todo entendimiento.
Podemos encontrar algunas características del amor de nuestro Señor Jesucristo en
1era de Corintios 13: 4 al 7. Esa es la clase de amor que Dios pide que tengamos los
unos con los otros.

Cuando Juan, inspirado por el Señor expresa: un nuevo mandamiento les doy, en el
texto original se utiliza la palabra kainós para referirse a nuevo, que significa que
aquello que ya existía (el mandamiento de amarnos los unos a los otros), adquiera una
mejoría y renovación. El Señor exige esta renovación, porque los judíos habían
desvirtuado el mandamiento de: “amar a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18),
definiendo ellos quien era su prójimo y quién no, amando a los suyos y aborreciendo a
sus enemigos, a lo que Jesús respondió lo que expresa Mateo 5: 43 y 44.

¿Cómo nos amó Jesús?

La respuesta está en San Juan 13:1. Jesús nos amó hasta el fin; así debemos amar
nosotros a nuestros hermanos y de igual manera a aquellos que no conocen a Cristo
(Romanos 5:8, San Juan 10:11).

Si conocemos a Dios, si nacimos de nuevo debemos amar como el Señor nos amó (1era
de Juan 4: 7 al 11). Quien no ama así, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Si
no amamos de esta manera estamos pecando.

Si te está costando amar de esta manera, corré a Cristo, recurrí a Él. (Hebreos 4: 15,16;
7:25)

Hermanos, acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la Gracia, para alcanzar


misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. (v.16)

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Segundo Sermón:
En primer lugar es importante tener en cuenta que tenemos la necesidad de pedirle al
Señor que nos ayude para llevar a cabo estos mandamientos que Él nos ordena
respecto de cómo debemos ser los unos con los otros, y el Señor responderá más
abundantemente (Efesios 3:20).

Segundo Mandamiento: “Tener paz los unos con los otros” (Marcos 9:50)

En este versículo el Señor Jesús se refiere a la sal necesaria para las relaciones, que es
la Gracia de Dios.

En el antiguo testamento, cuando se ofrecían los sacrificios, era un requisito que las
ofrendas fueran sazonadas con sal, sino no eran aceptadas por Dios. La simbología de
esto se aplica a nuestras vidas, ya que nuestra naturaleza corrompida necesita la
Gracia de Dios (sal de la que está hablando Jesús) para ser aceptos ante el Padre.
Necesitamos ser cubiertos por su Gracia para tener paz los unos con los otros.

Para lograr este mandamiento es necesario haber tenido un nuevo nacimiento, a partir
de ese entonces comienza a observarse el fruto del Espíritu, una de cuyas aristas es la
paz. (Gálatas 5:22)

Condiciones para alcanzar esa paz:

 Manera de hablarnos unos a otros (Colosenses 4:6).


¿Qué significa hablar con Gracia?
- Debemos ser cordiales al hablar.
- Debemos responder con Santidad, para edificación de los demás.
- Debemos responder con sabiduría, de acuerdo al interlocutor con el que
hablamos. El Señor no hablaba con todas las personas de la misma manera,
sino que su respuesta dependía de las situaciones y de los receptores del
mensaje. (1era de Pedro 3: 8 al 11)

 Debemos contribuir a la paz (Romanos 14:19)


Como miembros del cuerpo de Cristo, el aporte de cada uno de nosotros es
importante para contribuir a la paz. Cuando un miembro del cuerpo es débil en
algún punto en particular, todos debemos contribuir ayudándolo para que
pueda seguir creciendo porque somos parte del mismo cuerpo.

 Debemos actuar con paz en todo momento, dando buen testimonio (Romanos
12: 17 al 21), procurando lo bueno delante de todos los hombres (v.17).
Cuando Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, establece que cubriendo la
necesidad de nuestros enemigos ascuas de fuego amontonaremos sobre sus
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cabezas (v.20), se refiere a que los llevaremos a una profunda reflexión, que
puede derivar en un arrepentimiento genuino.

 La paz es el vínculo (Efesios 4: 1 al 3)


El versículo 3 expresa lo siguiente: […] solícitos en guardar la unidad del Espíritu
en el vínculo de la paz […]. Es el Señor quien pone la paz en nosotros, pero es
nuestra la responsabilidad de guardar el vínculo de la paz.

Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos
vosotros (2da de Tesalonicenses 3:16)

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Tercer Sermón:
[…]El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a
los otros con amor fraternal; en cuanto a la honra, prefiriéndoos los unos a los otros
[…] (Romanos 12: 9 y 10)

Cuando Pablo expresa que el amor debe ser sin fingimiento intenta hacer entender
que debe ser sincero, no hipócrita (no actuado). Esta clase de amor va más allá de lo
que decimos, se demuestra también a través de nuestras acciones. (1era de Juan 3:16
al 18). Así como el Señor Jesús demostró con hechos su amor para con nosotros, de la
misma manera nosotros debemos demostrar con hechos el amor para con nuestros
hermanos.

Aquellos que demuestran su amor sólo a través de sus palabras, deben esforzarse por
demostrarlo en los hechos; y de la misma manera, aquellos que fácilmente a través de
los hechos demuestran su amor, deben esforzarse por demostrarlo a través de las
palabras. Es importante tanto el decir como el hacer.

Tercer mandamiento: “Ser afectuosos los unos con los otros” (Romanos 12: 10 –
primera parte-)

Cuando Pablo se refiere a amarnos los unos a los otros con amor fraternal, utiliza la
palabra en griego: Philostorgoi, que es un vocablo aplicado para las relaciones
familiares, con la cual el Apóstol Pablo quiso hacer entender que debe existir entre
nosotros un amor entrañable, un lazo afectivo entre cada uno de los miembros del
cuerpo de Cristo.

También Pedro expresa la importancia del amor fraternal en 1era de Pedro 1:22

Cuarto Mandamiento: “Honrarnos los unos a los otros” (Romanos 12:10-segunda


parte-)

Este mandamiento también es fruto de la Gracia, ya que uno de los deseos engañosos
que tenemos los seres humanos es la intención de querer sobresalir o llamar la
atención. El Señor nos llama a procurar la honra de nuestros hermanos primeramente
antes que la nuestra. Debemos poner en preponderancia lo que mi hermano es y el
valor que él tiene aún sobre nosotros mismos. (1era de Pedro 2:17)

Quinto Mandamiento: “Gozaos con los que se gozan”(Romanos 12:15- primera


parte-)

Para poder gozarnos con los que se gozan es fundamental tener mucha humildad y un
amor generoso. Muchas veces estas situaciones ponen a prueba nuestro orgullo. 1era
de Corintios 12: 26 –segunda parte-, también expresa la importancia de gozarnos
cuando un hermano recibe honra.

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Uno de los deseos engañosos más peligrosos en la vida del cristiano que aparece en
este tipo de situaciones es la envidia. La historia bíblica de Caín y Abel (Génesis 4),
entre otras, es una evidencia de lo sutil y dañino de este deseo.

Sexto Mandamiento: “Llorar con los que lloran” (Romanos 12: 15-segunda parte-)

El Señor nos llama a ponernos en “los zapatos del otro”, en su lugar; es decir, a ser
empáticos unos con otros. La palabra de Dios en San Lucas 6:36, nos muestra la
importancia de ser misericordiosos con nuestros hermanos. Si un hermano está
pasando por alguna necesidad, de la índole que sea, debemos responder a ella,
atendiendo su situación. Si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él
(1era de Corintios 12:26-primera parte-).

El cuerpo no debería estar exento cuando hay un miembro que está dolido. Muchas
veces, cada uno de nosotros estamos inmersos de tal manera en nuestros propios
problemas, que no podemos ver la dificultad o la situación dolorosa que puede estar
atravesando algún miembro del cuerpo. Debemos batallar por nuestro gozo en Cristo,
para poder ver la necesidad de los demás.

En San Lucas 10: 25 al 37, encontramos la historia del Buen Samaritano. En el versículo
37 encontramos la aplicación práctica para llevar a cabo este mandamiento y aprender
a ser misericordiosos con nuestros hermanos. El Señor nos dice: Vé, y haz tú lo mismo.

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Cuarto Sermón
Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía
ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.
(Hechos 4:32)

La Iglesia tenía dos características según lo expresado aquí en el libro de Los Hechos.
Por un lado, un mismo corazón, es decir, había entre ellos un mismo amor, criterio e
inclinaciones. Por el otro una misma alma, es decir, mismo afecto y sentimientos.
Había entre ellos muchas cosas que los unían más allá de la diversidad de cada
miembro. Cada uno tenía diversos oficios, carácter, temperamento, etc, pero más allá
de eso tenían un solo corazón y una sola alma; todos los hijos de Dios tenían en común
todas las cosas (Hechos 2:44).

Cada uno de nosotros, miembros del cuerpo de Cristo, vivimos en este mundo, pero no
pertenecemos a él y al sistema gobernado por el pecado (San Juan 17:15 y 16);
pertenecemos a otro reino, tenemos una ciudadanía en los cielos y somos
embajadores de Dios en la Tierra. Es por ello que vivimos de una forma diferente,
somos una familia.

¿Qué significa ser una familia?

En primer lugar, debemos tener en cuenta que la familia no sólo se forma por la unión
de un hombre y una mujer que traen hijos al mundo; sino que día tras día, deben
educarlos y enseñarles como ser unidos entre hermanos, respetarse, amarse, entre
otros aspectos de gran importancia. Cuando los hijos crecen y pasan a formar su
propia familia, siguen teniendo un vínculo entre sí por ese trabajo llevado a cabo por
los padres.

En la Iglesia de Cristo ocurre lo mismo. El Señor nos ha hecho nacer en esta familia y no
hemos hecho nada ninguno de nosotros al respecto. Sin embargo, es ahora la
responsabilidad de cada miembro trabajar para edificar y cuidar a la familia que Dios
nos ha regalado.

Séptimo mandamiento: “Tener el mismo sentir unos con otros” (Romanos 12:16)

El verbo en griego que utiliza Pablo para referirse a esta unanimidad en el sentir los
unos con los otros es Phroneo que es el mismo utilizados en Romanos 12:3. Lo que
quiere transmitir Pablo es que debemos respetar las ideas y pensamientos de nuestros
hermanos. En el caso de que estén equivocados debemos recurrir a la palabra de Dios
para instruir y corregir.

“Debemos contribuir a la armonía sin dejar de lado el consejo fundamental de la


Palabra, y de aquellos que son más maduros espiritualmente, teniendo en cuenta que

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todo aquello que se pueda aconsejar proviene de la Gracia de Dios y no hay ningún
mérito propio en la persona que aconseja”.

Conceptos fundamentales para contribuir a la unanimidad de la Iglesia:

 No debemos tener mayor concepto de nosotros mismos del que debamos


tener, entendiendo que somos hombres y mujeres falibles, el único que no
falla es el Señor.
 No debemos ser sabios en nuestra propia opinión, por el contrario, debemos
escuchar el consejo de los demás.

El Apóstol Pablo se regocijaba en la unanimidad de la Iglesia de Cristo (Filipenses 2:2).


La versión NTV de este versículo expresa que Pablo se refirió a tener el mismo
propósito entre los miembros del cuerpo de Cristo, por lo cual debemos proponernos
ser semejantes a Jesús para que él sea el primogénito (el más importante) entre
nosotros. (Romanos 8:29).

La unidad en el cuerpo de Cristo es un mandato de parte de Dios; es por ello que Pablo
les ruega a los corintios que sean unánimes en sus pensamientos y en su parecer. (1era
de Corintios 1:10)

Octavo mandamiento: “Aceptarnos los unos a los otros” (Romanos 15:7)

El Señor nos llama a aceptarnos unos a otros más allá de las diferencias, sin distinción.
(Efesios 2:14). Aquí Pablo nos muestra que Jesucristo derribó el muro existente en el
templo de Jerusalén, que dividía a judíos de gentiles, aceptándolos y uniéndolos en un
solo pueblo.

Debemos aceptarnos los unos a los otros para que los más débiles en la fe dejen atrás
los prejuicios o sentimientos de inferioridad, y para que los más fuertes puedan
trabajar en romper con su propio orgullo.

Noveno mandamiento: “Tener comunión unos con otros” (1era de Juan 1:7)

Si nosotros tenemos una correcta relación con Dios, también tendremos una correcta
relación entre hermanos, ya que la adecuada relación vertical con nuestro Padre se
traduce en una adecuada relación horizontal entre los miembros del cuerpo de Cristo.
Si amamos a Dios, por consiguiente amamos también a nuestros hermanos, porque el
Señor nos llama a eso (1era de Juan 4:20 y 21). El amor a nuestros hermanos es por lo
tanto una evidencia de que amamos a Dios. Y perseveraban en la doctrina de los
apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones (Hechos 2:42)

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Quinto Sermón:
Alguien que está solo, puede ser atacado y vencido, pero si son dos, se ponen de
espalda con espalda y vencen; mejor todavía si son tres, porque una cuerda triple no
se corta fácilmente. (Eclesiastés 4:12). Versión NTV.

La vida del cristiano se asemeja a una batalla (Efesios 6:12). Por eso Dios, en la
perfección de su voluntad, prepara para la vida de cada uno de sus hijos una familia en
la fe, para que ninguno esté solo.

Décimo Mandamiento: “Cuidarnos los unos a los otros” (1era de Corintios 12:25)

Vemos dos actitudes en la Biblia respecto de este mandamiento:

 Caín (Génesis 4): ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? (v.9). La actitud de


Caín fue completamente contraria a los mandamientos bíblicos respecto del
amor hacia los hermanos.

 Apóstol Pablo ( Romanos 9: 1 al 3): La actitud de Pablo demostró su amor a


Dios y hacia los hermanos, su interés por cuidarlos y el gozo que le
generaba sentirse cuidado por ellos. (Filipenses 4:10). En 1era de
Tesalonicenses 2: 5 al 12, también Pablo expresa la importancia del amor y
del cuidado hacia los hermanos, siendo capaz de poner su propia vida por
ellos (v.8).
En 2da de Corintios 12: 14 y 15, se refleja la dedicación de Pablo hacia sus
hermanos, considerando el cuidado de sus almas en mayor estima que su
propia vida. (v.15)

Decimoprimer Mandamiento: “Estimularnos los unos a los otros” (Hebreos 10:24)

Concepto de estimular: avivar a alguien a que cumpla con una determinada función,
ejercicio u objetivo que se le fue encomendado.

El autor de Hebreos usa dos palabras en griego importantes para la comprensión de


este versículo:

 Catanoeo (considérense) que significa: presten atención


 Paraxusmon (estimular) que significa: incitar fervientemente

“Presten atención en incitar fervientemente a los hermanos al amor y a las


buenas obras”

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Decimosegundo Mandamiento: “Animarnos los unos a los otros”

Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras
(1era de Tesalonicenses 4:18).

Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.
(1era de Tesalonicenses 5:11)

Somos llamados en esta batalla a luchar todos juntos y cuando un hermano se cae, su
compañero lo ayuda a levantarse.

Miremos lo importante del ánimo: Nehemías 4:6.

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Sexto Sermón
Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio no
codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento
de la ley es el amor. (Romanos 13: 9 y 10)

¿Qué relación hay entre el amor, la ley y la obediencia?

El amor está ligado con la obediencia. El Señor nos muestra a través de su palabra que
el que ama a Dios, obedece sus mandamientos, cumple con su voluntad.

El amor de Dios es eterno y santo, completamente diferente al que podemos


encontrar en el mundo Nada nos puede separar de su amor (Romanos 8:28). El Señor
nos llama a amarnos de esta manera cada uno de los miembros del cuerpo de Cristo
(Filipenses 2: 5 al 8).

Décimo Tercer Mandamiento: “Servirnos los unos a los otros” (Gálatas 5:13)

La libertad de haber sido salvados por Gracia no debe llevarnos a actuar en relación a
nuestros propios designios sino a los de Dios. Lo que el Apóstol Pablo remarca en este
versículo es que la voluntad del Señor es que sirvamos a nuestros hermanos (v.14).

Nadie puede servir a un hermano que no quiere ser servido. Todo servicio parte de una
necesidad, y esta necesidad corrompe el orgullo humano. En muchas ocasiones nos
cuesta reconocer que necesitamos algo o a alguien. (San Juan 13: 6 al 8).

Si afirmamos que no necesitamos al Señor, no somos sus discípulos, no tenemos parte


con Él. De la misma manera debemos reconocer que necesitamos de nuestros
hermanos. En los versículos 12 al 15 del mismo pasaje bíblico podemos observar la
enseñanza de Cristo al respecto:

[…]Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis
lavaros los pies los unos a los otros. […]

Décimo Cuarto Mandamiento: “Someteos los unos a los otros” (Efesios 5:21)

El verbo que utiliza Pablo para referirse a someteos es hupotassomenoi, expresando


una idea de subordinación en amor los unos a los otros por respeto a Cristo. Cada uno
de nosotros estamos subordinados a nuestros hermanos, es la manera de ser
corregidos, aconsejados, evaluados, animados, exhortados, siempre apoyándonos en
su Palabra.

En esta subordinación no sólo rendimos cuenta ante el Señor sino también ante los
miembros de su cuerpo, eso forma parte del discipulado.

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Décimo Quinto Mandamiento: “Confesar nuestros pecados los unos a los otros”
(Santiago 5:16- primera parte-)

Esta idea de confesar los pecados los unos a los otros que nos marca la Palabra del
Señor no es para perdonarnos entre nosotros (o sea los hombres no tienen la
autoridad para perdonar pecados). Cristo es el único que perdona los pecados (1era de
Juan 1:9). El perdón de pecados por parte de algún hombre en particular es una
herejía y nada tiene que ver con lo que nos muestra el Señor en Santiago 5:16.

Hechos 19:18, muestra la importancia de la confesión de pecados para rendir cuenta


de nuestros hechos como miembros del cuerpo de Cristo. El provecho de confesarnos
unos a otros es romper con nuestro orgullo y con nuestra legalidad. Por otra parte, nos
ayuda a reconocer que les hemos fallado al Señor y a nuestros hermanos y nos enseña
a ser discipulados para no engañarnos a nosotros mismos alivianando nuestros
pecados. Nos va formando progresivamente a la imagen de Cristo y nos ayuda cumplir
con el próximo mandamiento.

Décimo Sexto Mandamiento: “Orar los unos por los otros” (Santiago 5:16- 2° parte-)

Para poder orar por nuestros hermanos debemos conocer su necesidad. Por eso, si los
pecados son confesados los unos a los otros, es mucho más simple saber la dificultad
por la que está atravesando un hermano. La oración de todos los justificados por Cristo
puede mucho (Santiago 5:17).

Somos un real sacerdocio (1° Pedro 2:19), que significa que Dios nos da la
responsabilidad de interceder (orar) por nuestros hermanos.

Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad y alguno le hace


volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de
muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados. (Santiago 5: 19 y 20)

Debemos pedirle al Señor en nuestras oraciones que nos ayude a no ser indiferentes
con los demás, sino a estar alertas, preocupados por cada necesidad o dificultad que
tengan nuestros hermanos (Santiago 2: 14 al 17)

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 12


Séptimo Sermón

Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza,
esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo bien concertado y unido entre sí por todas las
coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro,
recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. (Efesios 4: 15 y 16)

Cada miembro del cuerpo de Cristo necesita de sus hermanos. A través de la ayuda
mutua la Iglesia se va edificando.

Décimo Séptimo Mandamiento: “Enseñar y exhortarnos los unos a los otros”


(Colosenses 3:16)

La condición para cumplir este mandamiento es que la Palabra del Señor habite en
abundancia en cada uno de los miembros del cuerpo de Cristo. Si desconocemos la
palabra, ¿con qué fundamento vamos a enseñarnos y exhortarnos los unos a los otros?

Cuando la Palabra de Dios no abunda en los miembros, pueden ocurrir las siguientes
situaciones:

 Las enseñanzas y exhortaciones que se dan los unos a los otros son
mandamientos humanos transformados en doctrinas bíblicas, y eso es un
pecado muy grande delante del Señor. (San Marcos 7: 6 al 8).
 Los consejos frente a un pecado o una dificultad por la que está atravesando un
hermano terminan siendo puramente subjetivos, fuera de los preceptos y
enseñanzas que Dios muestra en su Palabra. En 1era de Corintios 5: 1 al 5 el
Apóstol Pablo juzgó siendo completamente objetivo a lo que la Palabra del
Señor afirma, mostrándole a los corintios la importancia de defender el
Nombre de Cristo, para que Él sea glorificado.
 El conocimiento que se tiene sobre el evangelio se mezcla con filosofías y
rudimentos del mundo, deformándose la verdad de Cristo, estableciéndose
herejías en gran manera. (Colosenses 2:8)

El Apóstol Pablo cuando estuvo dos años enseñando en Éfeso, públicamente y en las
casas, lo hizo de manera completa, no se guardó nada del evangelio para sí mismo,
sino que anunció todo el consejo de Dios. Podemos ver las exhortaciones que Pablo
hace al respecto en Hechos 20: 26 y 27 por la desobediencia que él observaba frente a
la Palabra de Dios por parte de la gente.

El Señor Jesús exhorta a sus discípulos también en San Juan 6: 60 al 69, expresando la
verdad de la Palabra de Dios. Pedro, en los versículos 68 y 69, reconoce que Jesús es el
Hijo del Dios, en el único que hay palabra de vida. Esta es la actitud que deberíamos
tomar cada uno de nosotros al ser corregidos en amor.

Décimo Octavo Mandamiento: “Animaos unos a otros y edificaos unos a otros”


(1era de Tesalonicenses 5:11)

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¿Qué relación tiene el hecho de animarse unos a otros con la edificación?

Las palabras que salen de nuestra boca para con nuestros hermanos pueden ser para
edificación o para destrucción de ellos. En Santiago 3:10 vemos que debemos bendecir
con nuestra boca y no maldecir a nuestros hermanos; de una misma fuente no debe
salir agua potable y agua contaminada. Pablo también nos enseña al respecto
inspirado por el Señor en Efesios 4:29. Es fundamental como miembros del cuerpo de
Cristo que todo lo que digamos sea para edificación de la iglesia. Cuando las palabras
empleadas en nuestro hablar no son para edificación de los miembros son
corrompidas. Es por ello que debemos prestar suma atención a lo que decimos
siempre, especialmente cuando nos reunimos. (1era de Corintios 14:26). Es un
mandamiento por parte del Señor, si no edificamos a la Iglesia en nuestras reuniones
con nuestros familiares y hermanos estamos pecando delante de Dios.

Cuando logramos animar a un hermano conforme a la Palabra del Señor somos de


mucha bendición para su vida y su presencia es de provecho para aquellos que lo
rodean. En Hechos 18:27 vemos el ejemplo del judío Apolos al ser animado por Priscila
y Aquila.

Décimo Noveno Mandamiento: “Amonestarnos los unos a los otros” (Romanos


15:14)

Amonestar a nuestros hermanos es una manera de advertirles en amor que su forma


de proceder está siendo contraria a lo que los mandamientos de Dios indican.

Las condiciones generales para poder amonestar son las siguientes:

 Bondad: Elí estaba lleno de bondad pero no tenía nada de conocimiento, y su


final fue de muerte
 Conocimiento: un excesivo conocimiento pero sin presencia de bondad es
destructivo.

Es por ello fundamental estar llenos de bondad y conocimiento para amonestar


correctamente a nuestros hermanos.

Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis,
y estéis confirmados en la verdad presente. Pues tengo por justo, en tanto que estoy
en este cuerpo, el despertaros con amonestación; sabiendo que en breve debo
abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. También yo
procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo
momento tener memoria de estas cosas. (2da de Pedro 1: 12 al 15)

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 14


Octavo Sermón

“Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular”

El contexto en el que el Apóstol Pablo escribe este versículo es el planteamiento de la


función de cada miembro en la edificación del cuerpo de Cristo.

Vigésimo Mandamiento “Compartir dones los unos con los otros” (1era de Pedro
4:10)

¿Qué es un don espiritual?

Charisma es la palabra que utilizan Pablo y Pedro para referirse a la palabra don. Es
una habilidad dada y potenciada por el Espíritu Santo para utilizar en los ministerios de
la Iglesia. La habilidad que tiene un hermano por naturaleza es ahora potenciada
conforme a la voluntad de Dios; como por ejemplo el don de liderazgo, el don de
administrar, etc.

Hay dones que no son naturales en las personas pero que también son dados por el
Espíritu Santo, como por ejemplo el don de profecía, sanidad, entre otros.

De todas maneras, cuando Pablo enseña al respecto no hace distención de estos dones
sino que los involucra en un todo.

¿Qué es lo que define que un don sea espiritual?

Primeramente debe ser dado por el Espíritu Santo (1era de Corintios 12:11), para el
bien de los miembros de la Iglesia (1era de Corintios 12:7). Si no es de provecho para
la Iglesia es un talento natural pero no es un don espiritual, porque no es usado para
edificación de la misma. (1era de Corintios 14:26).

¿Cuál es el propósito de los dones?

Los dones se conceden para capacitar a la Iglesia para llevar a cabo su ministerio hasta
que Cristo regrese (1era de Corintios 1:7). Para comprender mejor este aspecto
podemos observar 1era de Corintios 13: 8 al 10. Al comienzo Pablo empieza a
nombrar algunos dones (v.8) y en el v.9 quiere dar a entender al utilizar: en parte
conocemos, y en parte profetizamos, que los dones de Dios son perfectos, pero las
vasijas que contienen esos dones (cada uno de nosotros) son imperfectas y limitadas;
no tenemos un conocimiento pleno de Cristo debido a que en nuestro cuerpo el
pecado ya no gobierna pero sigue habitando. Es por este motivo que al estar aún
nuestras vidas en un proceso de santificación lo que puede ocurrir es que no
utilicemos siempre un don espiritual de la manera correcta.

Sin embargo, debemos dar Gloria a Dios porque en el v.10 podemos observar su
promesa: mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Ese

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día, cuando Cristo venga, vamos a tener un conocimiento total de la Gloria del Señor;
nuestro cuerpo va a ser transformado para estar en la presencia de Cristo
eternamente.

Estos versículos también nos muestran que así como el Espíritu Santo es la garantía de
lo que un día será manifestado por completo en la glorificación, de la misma manera
los dones espirituales son un anticipo de lo que un día vamos a poder disfrutar en
pleno gozo con el Señor.

¿Cuáles son los dones que existen?

En 1era de Corintios 12:28 primeramente observamos la diferencia entre un don y un


ministerio. Apóstoles, profetas, maestros, son ministerios. Lo que Dios hace es darle
dones a cada uno de ellos para que puedan llevar a cabo su ministerio. Esta salvedad
es necesario hacerla ya que los dones tienen continuidad pero hay ministerios que ya
no persisten en la actualidad, como el de Apóstol o Profeta, ya que ellos recibían
revelación directa de parte de Dios, la que fue plasmada en la Biblia. Para entender
mejor podemos decir que el don de profecía existe (puede haber un pensamiento
acorde con la Biblia que el Señor haya puesto en un corazón para expresar hacia la
Iglesia o algún hermano), pero el ministerio del profeta no existe debido a que no hay
revelación nueva por parte de Dios que no se incluya en su Palabra. En el Antiguo
Testamento eran los profetas los que traían revelación directa de parte de Dios, y en el
Nuevo Testamento quienes traían esas revelaciones eran los apóstoles.

En la primera parte del v.28 Pablo nombra los ministerios, y en la segunda parte los
dones: los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que
administran, los que tienen el don de lenguas. En 1era de Corintios 12: 8 al 10, vemos
otros dones que el Señor le dio a la Iglesia para agregar a los recién nombrados como
el don sabiduría, de ciencia, discernimiento de espíritus e interpretación de lenguas.

En Efesios 4:11, podemos observar la diversidad de ministerios que Dios le dio a la


Iglesia, todos de igual importancia para la edificación de la misma. Romanos 12: 6 al 8
también nos enseña acerca de los dones: don de servicio, de enseñanza, de
exhortación, don de repartir, de presidir, don de misericordia, entre otros.

En 1era de Pedro 4: 10 y 11, el apóstol resume a los dones en dos grandes grupos
(v.11). Por un lado están los dones del habla (enseñanza, exhortación, aliento, etc) y
por otro lado están los dones de aquellos miembros que prestan algún servicio.

Dos dones más que Dios da son el celibato y el matrimonio, los cuales vemos en 1era
de Corintios 7:7.

Todos estos dones habitan en la vida de los cristianos de acuerdo a la función que
cumple cada miembro dentro del cuerpo de Cristo. El Espíritu Santo nos capacita a

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 16


través de estos dones para que podamos cumplir nuestra función en la Iglesia y ser
de edificación para la misma.

Es por ello fundamental que cada uno de nosotros utilicemos los dones espirituales
para edificación de la Iglesia. Nuestro servicio a Cristo no debe depender de nuestro
estado de ánimo. Si estamos débiles debemos correr al Señor, pero si no usamos
nuestros dones estamos pecando y afectando a todo la Iglesia.

A través de estos dones repartidos por Dios a la Iglesia podemos ver su magnificencia y
lo multiforme que es su Gracia. El objetivo principal es que Cristo sea glorificado. (1era
de Pedro 4:11- segunda parte-)

En Romanos 12:3, 6 observamos que cada miembro del cuerpo de Cristo usa el don
recibido según la gracia y medida de fe recibida, de acuerdo a la función a ocupar.

Pero también se debe a su vez ejercitar ese don poniéndolo al servicio de la Iglesia
(1era de Timoteo 4:14 y 2da de Timoteo 1:6).

Los dones espirituales que Dios le dio a cada miembro de la Iglesia no deben der motivo
de orgullo. Debemos entender que todo lo que somos es por gracia de Cristo (1era de
Corintios 15:10)

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 17


Noveno Sermón:
Continuando con el mandamiento de “Compartir los dones los unos con los otros”, es
importante tener en cuenta las dos posturas diferentes que hay respecto de los
mismos.

Por un lado existe la corriente de pensamiento cesacionista que afirma que los dones
considerados más milagrosos (profecía, sanidad, lenguas, discernimiento de espíritu,
etc), se otorgaron en el tiempo de los Apóstoles para autentificarlos durante la
temprana predicación del evangelio; y que en la actualidad han cesado. Por otro lado
existe la postura continuacionista, que afirma que todos los dones continúan teniendo
vigencia y la tendrán hasta la venida de Cristo. Estas posturas se basan en diferentes
interpretaciones bíblicas respecto de los dones y la utilización de los mismos.

Estas diferencias de pensamiento no deberían causar división entre los hermanos,


siempre y cuando se mantengan en una postura bíblica, el nombre de Cristo no sea
profanado y se sigan predicando las verdades fundamentales del evangelio.

Hay principios generales que independientemente de las diferentes posturas deben


ser tenidos en cuenta y vigilados para una correcta administración de los dones:

 La motivación correcta en la utilización de los dones (1era de Corintios 14:12 y


26; Efesios 4:12):

Estos versículos tienen una palabra en común: Edificación

La edificación de la Iglesia y personalmente nuestra, es la motivación correcta.

Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, realiza esta aclaración para establecer que hay
cierta utilización de los dones con motivaciones incorrectas, y debemos ser muy
cuidados al respecto.

Motivaciones incorrectas:

- Utilización de los dones para enriquecimiento personal (1era de Timoteo


6:11). En este versículo Pablo le enseña a su discípulo Timoteo a huir de
aquellas cosas que lo llevan a perdición (v.10). Pablo no tenía dudas de que
la profesión de Timoteo era verdadera, pero aún así lo llama a ser prudente
frente a las tentaciones.
- Utilización de los dones para vanagloria personal (reconocimiento) o
contienda (Filipenses 2:3). Debemos seguir el ejemplo del Señor, tener su
mismo sentir, no hacer nada para vanagloriarse ni contender, estimando a
los demás como superiores a nosotros mismos.
- Utilización de los dones para una satisfacción personal (1era de Corintios
14: 6 y 13-17). El hablar en lenguas sin interpretación no tiene función de

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 18


edificación de la Iglesia, sino más bien persigue un beneficio personal. Al
perseguir la edificación del cuerpo se cumple el propósito fundamental, que
el Señor Jesucristo sea glorificado. Cuando la utilización de los dones no
lleva a la edificación, estamos desobedeciendo un mandamiento dictado
por Dios, y por ende, estamos pecando.

 El orden correcto en la utilización de los dones y ministerio:

¿Por qué es necesario establecer un orden en la utilización de los dones?

Tenemos un Dios que es orden en todo (1era de Corintios 14:33). Nuestro Dios no
genera confusión, sino que hace todas las cosas de una forma excelente y con un
propósito. Vivir de acuerdo con su propósito trae paz a nuestras vidas.

El orden para la utilización de los dones que Dios nos da está escrito en su Palabra, y
deben estar sujetos a la suficiencia de las Escrituras y no a movimientos eclesiásticos o
revelaciones humanas. Si algo no se sujeta a la Palabra de Dios, no es dado por ÉL.

Dos ejemplos respecto de la utilización de los dones de acuerdo a la Palabra de Dios:


(1era de Corintios 14: 39 y 40)

o Utilización del don de lenguas durante la reunión (1era de Corintios 14:27 y 28).
El don de lenguas debe ser administrado en este orden estipulado por Dios en
su Palabra.
Algunos establecen que el don de lenguas o el de profecía no se pueden
controlar, lo cual es una gran herejía. El don se sujeta al ejecutante, no controla
a la persona; es esta misma la cual tiene el control sobre la administración del
don. Decir que el Espíritu Santo obra por medio nuestro a través de los dones
es pecado, porque estaríamos asumiendo que procede con un orden contrario
al establecido en su Palabra.
Otros establecen que el hablar en lenguas es un don que demuestra un mayor
crecimiento espiritual, representado el bautismo en el Espíritu Santo. Este
pensamiento también es una herejía.
El bautismo en el Espíritu Santo es una experiencia general en cada creyente
verdadero en el momento de su conversión y no depende en ninguna supuesta
señal de hablar en lenguas (1era de Corintios 12:13).

El crecimiento espiritual no depende en sí de los dones que tengamos sino de


vivir una vida llena de piedad, que crece en el conocimiento del Señor, por
medio de la palabra, la oración y la confesión de pecados.

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 19


o Reconocimiento del ministerio pastoral en las mujeres: En el plan de salvación
tanto hombres como mujeres son considerados iguales, amados de la misma
manera y receptores de las mismas bendiciones espirituales. (Gálatas 3:28;
Hechos 2:17 y 18).
Respecto al orden establecido por Dios para el ejercicio del ministerio pastoral,
puede observarse en su Palabra que son los hombres quienes tienen el designio
por Dios de pastorear la congregación. En 1era de Timoteo 3: 2 y 4, Tito 1:6,
1era de Timoteo 2: 11 y 12, y 1era de Corintios 14: 34 y 35; podemos ver los
requisitos del obispado y el rol de la mujer en la Iglesia. La mujer debe estudiar
la Palabra, pero no debe tomar dominio dentro de la congregación porque no
es el orden estipulado por el Señor. En Efesios 5:22-24, podemos ver este orden
determinado por Dios dentro de la familia, en la cual la mujer debe estar sujeta
a su marido como la Iglesia a Cristo.
Esto no significa que la mujer no tenga el don de enseñanza, sino que este
mismo debe ser administrado de la forma correcta, en las situaciones y lugares
correctos. En primer lugar, todos, tanto hombres como mujeres, somos
llamados a predicar el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15). También la
mujer debe utilizar sus dones para enseñar a sus hijos y a otros niños (Efesios
6:4). Por otra parte, las mujeres más maduras deben enseñar y discipular a
otras mujeres (Tito 2:3 y 4)

Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son


mandamientos del Señor. Mas el que ignora, ignore (1era de Corintios 14: 37 y 38)

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 20


Décimo Sermón:
Vigésimo Primer mandamiento (1era de Corintios 1:10): “Estar de acuerdo los unos
con los otros”

En este versículo podemos ver el “estándar” que el Apóstol Pablo exige de la Iglesia
local, rogando desde lo más profundo de su corazón, por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, con la finalidad de mostrar la importancia de este mandamiento, siendo
conscientes de lo que representa Cristo para nosotros y lo que está exigiendo Él de
nosotros.

Debemos como cuerpo de Cristo, hablar lo mismo, pensar lo mismo y sentir lo mismo.
Para que hablemos lo mismo debemos pensar igual y para pensar igual debemos sentir
de la misma manera.

A pesar de nuestras diferencias personales, como hijos de Dios y siendo guiados por el
Espíritu Santo, debemos estar de acuerdo en fe y en amor, es decir, en lo referido a lo
esencial de nuestra vida cristiana.

Había problemas de división dentro de la iglesia de los corintios, entonces Pablo utiliza
la palabra griega cisma (división) para referirse a la importancia de la unión de los
hermanos dentro de la Iglesia; la misma palabra utilizada en San Mateo 4:21. Pablo
asemeja la Iglesia a una red. Debemos impedir que esta “red” se rompa, que se
agriete, que se filtren cuestiones que produzcan división o partidismo dentro del
cuerpo de Cristo.

Vigésimo segundo mandamiento (Efesios 4:32): “Perdonarnos los unos a los otros ”

Debemos perdonarnos como Cristo nos perdonó, por la riqueza de su gracia (Efesios
1:7). No hubo ningún mérito en nosotros para que Él nos perdonara.

¿Cómo nos perdonó el Señor?

El Señor no sólo nos perdonó sino que se olvidó de todos nuestros pecados, los echó a
lo profundo del mar (Miqueas 7:18 y 19).

¿Cuánto nos perdonó el Señor? (Colosenses 2:13)

Él nos perdonó absolutamente todos nuestros pecados. Cristo clavó junto con Él en la
cruz toda nuestra culpabilidad, anulando el acta del decreto, haciéndonos justos.

¿Cómo debemos actuar nosotros? (Colosenses 3:13)

Debemos responder de la misma manera que Cristo, no buscando el merecimiento de


nuestro perdón. Cada uno de nosotros ha pecado y era completamente justa la
condenación de nuestras vidas a causa del pecado. Pero Cristo se entregó, muriendo

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 21


en una cruz, haciéndonos justos delante del Padre, sin ningún merecimiento o mérito
de nuestra parte. De esta manera debemos actuar nosotros, perdonando siempre más
allá de que sea justo nuestro enojo, como Cristo lo hizo. (Mateo 18:21 y 22). Debemos
caminar en esta verdad hasta lograr que el perdonar sea un hábito normal en nuestra
vida.

El no perdonar interfiere en nuestra comunión con Dios (Marcos 11:25; Mateo 5:23 y
24).

Si no podemos perdonar y constantemente nos rehusamos a hacerlo, podría ser esto


una evidencia clara de que no hemos alcanzado el propio perdón de Dios, ya que por la
obra de la regeneración y el hecho de entender cómo y cuánto el Señor nos perdonó, es
que ahora podemos perdonar a los demás (Mateo 6:12)

Vigésimos tercer mandamiento: “Soportarnos con paciencia los unos a los otros”
(Colosenses 3:13)

La palabra que se utiliza para referirse a paciencia es: Maksothumía, que traducida a
nuestra lengua significa longanimidad: anchura de ánimo, de paciencia hacia los otros
(mucha paciencia).

Este mandamiento nos llama a soportar a todos, sin excepción de personas.


Necesitamos mucho de la Gracia de nuestro Señor para no ser intolerantes y cumplir
con este mandato de soportar a todos nuestros hermanos por igual, ya que si no lo
hacemos estamos pecando.

Vigésimo cuarto mandamiento : “Ser humildes los unos con los otros” (1era de Pedro
5:5)

La humildad previene la soberbia y la autosuficiencia. Ambas son aborrecidas por


nuestro Dios (Isaías 65:5).

¿Qué significa estar revestíos de humildad?

La palabra que utiliza Pedro en griego para referirse a revestirse es enkombousthai,


que significa: ponerse una emkombomá. Era una vestimenta corta propia de los
esclavos. Entonces lo que quiere expresar Pedro siendo guiado por el Espíritu Santo es
lo siguiente:

Que nuestra vestimenta interior (la del corazón) sea la de un siervo y no la de un amo,
la de menor honor, sin rasgos de altivez.

Como expresa el teólogo Salguero “es la misma vestimenta que Pedro observa en Su
Maestro”. (San Juan 13:4)

Entonces: ¿Cómo debe ser nuestra actitud? La respuesta está en los versículos 12 al 15

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 22


Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis
lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplos os he dado, para que como yo
os he hecho, vosotros también hagáis. (San Juan 13:14 y 15)

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 23


Décimo Primer Sermón:
Vigésimo quinto Mandamiento: “Ser benignos los unos con los otros”(Efesios 4:32)

En versículos anteriores, el apóstol Pablo refiere a todas aquellas cuestiones que no


deben estar en los corazones de los cristianos. Y, por último, en el versículo 31 expresa
que debemos quitar toda malicia de nosotros. La palabra en griego que utiliza para
referirse a malicia es: Kakía, que significa una mala inclinación que conduce en producir
daño al prójimo.

En el versículo 32 Pablo cita la actitud contraria a la malicia: benignidad, que en el


griego es Khrestotes (fruto del Espíritu Santo. Ver Gálatas 5:22), que significa la
inclinación del creyente a comportarse de manera servicial y amable con el prójimo.
Por eso debemos ser amables y serviciales los unos con los otros. El corazón benigno
se demuestra en la actitud amable y servicial hacia las personas; las obras hablan de lo
que hay en el corazón (frutos). O sea que a este mandamiento podríamos denominarlo
como “sean amables y serviciales los unos con los otros”

En Tito 3:2, Pablo enseña sobre la importancia de ser amables y no pendencieros con
todos los hombres. En los versículos siguientes explica el por qué de este
mandamiento haciendo referencia a nuestra condición previa a haber sido salvados
por Cristo. Su Gracia nos salvó sin haber ningún merecimiento en nosotros, sólo por su
bondad y amor para con cada uno de nosotros (v.4). En el corazón de Cristo hubo esta
inclinación de benignidad; no había merecimiento en los receptores, y aún así el obró.
Considerando la benignidad de nuestro Señor que nos guió al arrepentimiento
(Romanos 2:4), debemos seguir su ejemplo y tomar esta misma actitud para con los
otros.

Sólo un corazón que ha probado la benignidad de Dios puede ser benigno con los
otros. (1era de Pedro 2: 1 y 3).

Vigésimo sexto Mandamiento: “Saludaos unos a otros” (Romanos 16:16)

Pablo, inspirado por el Espíritu Santo nos muestra la manera en la que debemos
saludarnos. Ésta es con ósculo (beso) santo.

¿Qué significa saludarse con ósculo santo?

Nuestro saludo hacia los otros no debe ser como lo terrenal, como lo de este mundo,
sino diferente a cualquier otro saludo.

Teniendo en cuenta como el mundo se saluda (con desprecio, indiferencia,


sensualidad, por conveniencia), nuestro saludo debe ser contrario a este: lleno de
afecto fraternal, humildad, pureza, mansedumbre y del amor de Dios; y no sólo hacia

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 24


nuestros hermanos sino hacia todos los hombres (Mateo 5:46 y 47). Si nuestro saludo
no cumple con estas características estamos pecando.

Vigésimo Séptimo Mandamiento: “Sean hospitalarios los unos con los otros” (1era
de Pedro 4:9)

En la época de los apóstoles era común que los cristianos recibieran a extranjeros que
predicaban el evangelio en sus casas. Los alimentaban y les ofrecían un lugar donde
dormir (Romanos 12:13/Hebreos 13:2/3era de Juan 5 al 8)

¿Cómo adaptamos este mandamiento a nuestro tiempo?

En algunas situaciones puede ocurrir que los hermanos que conocemos que están
practicando la sana doctrina tengan alguna necesidad, de alimento, vivienda, etc. Cada
uno de nosotros somos llamados a suplir las necesidades de nuestros hermanos.
Podemos ver en la Biblia el ejemplo de Gayo, que era muy hospitalario con sus
hermanos, incluso con los desconocidos (Romanos 16:23/3era de Juan 5 al 8).

¿Cómo debe ser la forma de hospedar?

Sin murmuraciones, de todo corazón. De lo contrario nuestra actitud no agrada al


Señor. Para ello debe permanecer en nosotros el amor fraternal (Hebreos 13:1).

Vigésimo octavo Mandamiento: “Esperaos los unos a los otros” (1era de Corintios
11:33)

Pablo exhorta a los hermanos a esperar a los demás. A no ser avaros o ambiciosos;
estimando a nuestro hermano como superior a nosotros mismos. Pablo pone el
ejemplo de la comida, pero este mandamiento es aplicable a diferentes áreas de
nuestras vidas. Debemos esperarnos unos a otros, no intentando tomar nunca el
primer lugar, tomando el ejemplo de Cristo. Cuando no cumplimos con este
mandamiento estamos pecando. En Romanos 16:18 y Filipenses 3:19, el apóstol Pablo
cita el ejemplo de los falsos maestros.

En cambio, en Colosenses 3:12, vemos cómo es la actitud de los escogidos de Dios, de


aquellos que han nacido de nuevo. Un ejemplo bíblico son los hermanos de Filipos, de
la Iglesia de Macedonia (Filipenses 4:10-19). Pablo reconoce la actitud de los Filipenses
en 2da de Corintios 11:9. Este debe ser el sentir de cada uno de nosotros, mostrando
el amor como fruto en nuestras vidas.

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 25


Décimo Segundo Sermón:
Vigésimo noveno Mandamiento: “Llevar los unos las cargas de los otros” (Gálatas
6:2)

¿Cuáles son las cargas?

Son las dificultades, obstáculos y problemas que cada miembro del cuerpo de Cristo
tiene. La Palabra en el griego utilizada en este versículo para referirse a carga es: Bare,
que significa peso.

Lo que Pablo quiere expresar en este versículo, inspirado por el Espíritu Santo, es lo
siguiente: cuando un miembro recibe una carga muy pesada para soportar, los otros
miembros deben ayudarlo a llevar esa carga y soportarla por él. Para poner un ejemplo
en el cuerpo humano lo que sucede es lo siguiente: cuando una pierna está herida, la
otra debe realizar un esfuerzo mayor, soportando más carga hasta que la herida se
recupere. Lo mismo ocurre durante las batallas: cuando un soldado está herido los
compañeros que están a su alrededor lo cubren, lo protegen y lo sacan de la batalla
llevándolo a otro lugar donde pueda ser curado para estar listo para la próxima batalla.

¿Por qué el versículo expresa: cumplan así la ley de Cristo? La respuesta está en San
Juan 13:34 y San Juan 15:12.

Estos versículos resaltan la importancia del amor hacia nuestros hermanos teniendo en
cuenta que el amor es el cumplimiento de la ley de Dios. (Romanos 13:8-10). En este
mismo pasaje, Pablo refleja que debemos tener una sola deuda: amar a nuestros
hermanos. Debemos sentirnos siempre en deuda respecto de dar amor; sentir que
siempre podemos amar más de lo que estamos amando, ya que la forma en la que
debemos amar es como Cristo nos amó.

Entonces, al sobrellevar la carga ajena, el amor actúa alivianando el peso y a su vez


fortaleciendo al miembro cargado.

El no cumplir con este mandamiento trae aparejadas dos cosas. Primeramente


estamos pecando y por otro lado provoca un mal funcionamiento del cuerpo de Cristo,
al igual que sucede en el cuerpo humano.

Si alguno hermano es sorprendido en alguna falta, los otros miembros del cuerpo
deben corregirle, buscando ayudarle en su restauración, considerando que cualquiera
de nosotros podría estar en la misma condición (Gálatas 6:1). En este versículo se
utiliza la palabra griega Katartizo, que tiene la funcionalidad de explicar la obra
reparadora de un cirujano durante una operación, en la cual vuelve a poner al miembro
dañado en su lugar reconstituyéndolo.

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 26


En Gálatas 6:5, la Palabra de Dios nos muestra la propia carga que cada uno de
nosotros debemos llevar individualmente, con el objetivo de evitar cualquier mal
pensamiento de querer aludir la responsabilidad personal por parte del hermano que
está pasando por la situación de debilidad, dificultad, falta, etc. En este caso la palabra
empleada no es bare sino Porthíon.

Entonces, los miembros del cuerpo deben ayudar a sobrellevar los bare de cada uno de
sus hermanos, pero éstos deben llevar también su propia porthíon, ya que cada uno
dará cuenta de sí mismo ante la presencia del Señor (Romanos 14:12; 2da de Corintios
5:10)

Trigésimo Mandamiento: “Ser miembro los unos de los otros” (Romanos 12:5)

Si somos todos miembros los unos de los otros, el mandamiento es vivir de acuerdo a
esta realidad, a esta declaración por parte del Señor.

(…)Si esta enseñanza bíblica se entendiese bien y se practicase con amor y humildad,
cada iglesia local sería un centro de edificación espiritual y de expansión misionera, sin
envidias ni recelos de ninguna clase (…) (Francisco Lacueva)

Debemos entender que nos necesitamos los unos a los otros, a pesar de nuestras
diferencias. Como cristianos tenemos la necesidad de la comunión en una Iglesia local;
porque Dios puso a cada uno de los miembros para edificación de los otros.

Así mismo debemos dar el debido valor al servicio que prestamos dentro del cuerpo,
ya que la labor de cada uno de los miembros es importante y fundamental para la
edificación de la Iglesia; sintiendo el correcto peso por la obra de Cristo y entendiendo
que no se trata de nosotros sino de lo que Dios quiere hacer a través de nosotros.

La oración de Jesús ilustra esta verdad:

Pero no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra
de ellos, para que todos sean uno; como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno
en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que me diste,
para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean
perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a
ellos como también a mí me has amado. San Juan 17:20-23

Al terminar esta serie te invitamos a que puedas hacerte las siguientes preguntas:

¿Cuántos de estos mandamientos ignorabas?


¿Te trajo convicción de pecado el conocerlos?
¿Cuántos pudiste empezar a cumplir?
¿Cuán incapaz te sentiste, y cuánto tuviste que recurrir a la Gracia de Nuestro Señor?

Mandamientos de los unos a los otros de la Iglesia Cristiana Pueblo de Dios 27

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