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Resumen del libro

10 minutos, 10 meses, 10
años
por Suzy Welch
Un método para tomar decisiones ágiles y seguir
controlando tu vida

Bestseller en The New York Times

Introducción

En el acelerado mundo actual, con información continua,


opciones inciertas, una economía global vacilante y una
cultura en continuo cambio, muchas de las decisiones a
las que nos enfrentamos pueden parecer terriblemente
complicadas. En otras ocasiones, nos sentimos agobiados porque tenemos la sensación de que
debemos tomar demasiadas decisiones en muy poco tiempo.

En 10 minutos, 10 meses, 10 años, Suzy Welch nos presenta un método innovador para tomar
decisiones de forma ágil y acertada. Se trata de un nuevo enfoque para escoger aquellas opciones que
te permitan controlar tu propia vida, sin importar dónde naciste, dónde has crecido y qué errores has
cometido por el camino. El método 10 10 10 ayudará a sustituir el caos por la coherencia, la
confusión por la claridad y, lo mejor de todo, la culpa por la satisfacción.

Cómo funciona el 10-10-10

El método 10-10-10 empieza con una pregunta en la que se plantea un dilema, una crisis o cualquier
tipo de problema. ¿Debería dejar mi trabajo? ¿Debería comprar esa casa con un patio trasero enorme
y el techo con goteras...? Una vez que se ha definido la pregunta de forma genérica, es esencial
clarificarla, porque muchos problemas que provocan confusión están entrelazados con otras
cuestiones, distracciones, digresiones, falacias y actores secundarios. Por consiguiente, los 10-10-10
más eficaces siempre empiezan por determinar exactamente qué cuestión, en el fondo, se está
tratando de resolver.

La siguiente etapa del método 10-10-10 es la recopilación de información. No hay nada de qué
preocuparse: se puede realizar esta parte del proceso reflexionando o en el ordenador, con lápiz y

© 2016 Leader Summaries - ISSN: 2444-9253. Resumen autorizado de: 10 minutos, 10


meses, 10 años, por Suzy Welch, © 2012 Alienta.

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Resumen del libro: 10 minutos, 10 meses, 10 años

papel, o en una conversación con un amigo o compañero, lo que se estime conveniente. El único
requisito real es ser honesto y exhaustivo al responder los siguientes interrogantes: teniendo en
cuenta mi pregunta, ¿cuáles serán las consecuencias en diez minutos de cada una de mis opciones?;
¿y en diez meses?; ¿y en diez años?

Ahora bien, para ser exactos, no hay nada literal en cada 10 del 10-10-10.El primero se refiere
básicamente a ahora mismo, ya sea un minuto, una hora o una semana. El segundo representa un
punto en el futuro inmediato donde tu decisión se habrá tomado, pero sus consecuencias seguirán
actuando, de manera que puedes predecirlo bastante bien. Y el tercer 10 simboliza un tiempo en el
futuro que es tan remoto que sus detalles son totalmente imprecisos. De modo que, realmente, el
10-10-10 podría referirse tanto a nueve días, quince meses y veinte años como a dos horas, seis
meses y ocho años. El nombre del proceso es tan solo un mantra cuyo fin es sugerir marcos
temporales determinados: el momento de exaltación, algún tiempo después y cuando todo está dicho
y hecho.

La última etapa del proceso 10-10-10 es el análisis. Para esta etapa, se debe reunir toda la
información que se acaba de recopilar y compararla con los valores más íntimos: las creencias,
metas, sueños y necesidades. En pocas palabras, esta parte del 10-10-10 impulsa a preguntar lo
siguiente: “Sabiendo lo que sé sobre todas mis opciones y sus consecuencias, ¿qué decisión me
ayudará más a controlar mi propia vida?”. Y con la respuesta a esto, ya se obtiene la solución
10-10-10.

Pero es necesario saber que cada proceso 10-10-10 no termina tan claramente. Algunas veces la
solución a la que se llegue será una verdadera sorpresa, puesto que el proceso puede hacer aflorar
valores, planes, miedos y deseos a los que nunca se ha hecho frente, o puede llevar por caminos que
se han evitado durante mucho tiempo con el fin de mantener el mundo bajo control. Algunas
soluciones 10-10-10 incluso pueden costar mucho esfuerzo, ya que requieren sinceridad con otros
sobre qué se cree realmente y cómo se quiere vivir. La verdad es que la transformación no es nada
fácil.

En una charla sobre el 10-10-10 en un campus universitario, un estudiante, al terminar, se quedó


esperando para verme a solas. Resultó que era un aspirante a emprendedor llamado Razwan, de
origen rumano, que quería crear una empresa de telefonía móvil en su país natal. El problema era,
como rápidamente me explicó, que su novia de toda la vida, una camarera que le esperaba en
Bucarest, quería montar la empresa con él. “¿Qué sucederá cuando Mihaela cometa un error en un
contrato o en otra cosa? No es muy buena cuando se trata de dinero; su familia entera era
comunista”, me dijo el joven con toda naturalidad. “Entonces tendré que decirle: ‘Mihaela, aquí
estamos intentando obtener beneficios’. Y ella empezará a gritar: ‘¡¿Beneficios?! Olvídate de los
beneficios. ¿Qué hay de nuestros ideales?’. Y nos pelearemos como siempre. ¿Sabe lo que quiero
decir?”.

Capté la idea, por lo menos lo suficiente para empezar. Le hice un gesto a Razwan para que se
acercara a realizar un 10-10-10 juntos y decidir sobre sobre si debía trabajar con Mihaela en su nueva
aventura empresarial. En diez minutos, la respuesta “sí” era muy atractiva, me dijo Razwan
ilusionado. Mihaela se calmaría y, por lo menos durante algún tiempo, pondría todo su empeño en el
proyecto. La respuesta “no” provocaría, en palabras de Razwan, “la Tercera Guerra Mundial”, puesto
que la familia de Mihaela y la suya propia, que eran muy buenos amigos, se involucrarían y le
presionarían para que cambiara de idea.

El panorama en diez meses era menos confuso; era desalentador sin importar qué elección tomara.

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Si él y Mihaela trabajaban juntos, era probable que volvieran a sus viejas disputas. Pero si ambos se
separaban, también habría sufrimiento: “Hace muchos años que estamos juntos y nos queremos”,
reflexionó melancólicamente. Pensando en el panorama a diez años, Razwan hizo una mueca
inmediatamente como si estuviera viendo una fotografía que le perturbaba. Si le pedía a Mihaela que
se uniera a él en su aventura empresarial, para entonces seguramente estarían casados, con el
resultado garantizado, tal como él lo expuso, de “una vida de batallas diarias”. “¿Porque vuestras
esperanzas y sueños son fundamentalmente distintos?”, le planteé. “Porque lo único que realmente
tenemos en común es historia”, me dijo. “Y sé que no es suficiente. Nos pasaremos la vida
haciéndonos daño el uno al otro”.

Con esto, la decisión 10-10-10 de Razwan estaba clara. ¿Estaba contento? Por supuesto que no. De
hecho, cuando nos despedimos, pude ver que se le llenaban los ojos de lágrimas. Pero también me di
cuenta de que, en cierta medida, se sentía aliviado, incluso muy decidido a tomar las riendas de su
vida y de su futuro. Algunas veces eso es todo lo que el 10-10-10 puede prometer.

La ciencia que hay detrás del sistema

La mente humana es un maravilloso producto de la evolución, diseñado para guiarnos y protegernos


en las situaciones sociales más comunes: por ejemplo, formando alianzas, estableciendo tratos y
percibiendo motivaciones. Somos buenos escogiendo líderes, trabajando en equipo y detectando
enemigos que se hacen pasar por amigos. Este tipo de habilidades eran muy útiles cuando los seres
humanos luchaban por sobrevivir en los primeros tiempos de la civilización y, gracias al proceso de
la selección natural, continúan presentes en nuestro “cableado” neuronal actual.

Aunque podemos manejar muchos tipos de interacciones sociales con una habilidad bastante
evolucionada, nuestras mentes, sin embargo, no son tan expertas a la hora de tomar decisiones con
múltiples variables y en múltiples marcos temporales, y por un buen motivo. Como especie, los seres
humanos tienden a conceder un valor decreciente tanto a las ganancias como a las pérdidas al
proyectarlas hacia el futuro. El término psicológico para esta dinámica es descuento hiperbólico, que,
en un lenguaje más cotidiano, significa básicamente que tendemos a actuar como si el futuro no
existiera o como si fuera a ser perfecto.

Existen numerosos estudios que demuestran este efecto. Un estudio de 1999 publicado por el Johns
Hopkins School of Medicine, por ejemplo, descubrió que hasta el 80 % de las personas que se
someten a un doloroso bypass coronario no lleva a cabo los relativamente sencillos cambios en su
estilo de vida imprescindibles para evitar más operaciones, y continúa consumiendo alimentos
grasos, fumando y sin hacer ejercicio.

En muchas ocasiones utilizamos el instinto a la hora de tomar una decisión importante. No se trata
de menospreciar el instinto, ya que está muy bien para tomar pequeñas decisiones y muchas veces es
lo único que se tiene a mano para continuar. Pero, como método de toma de decisiones convincentes
en la vida que se puedan explicar a los demás, y sobre todo como medio para lograr un estilo de vida
prudente y autoconsciente, francamente no es lo suficientemente digno de confianza.

En realidad existe una razón neurológica para esto. El instinto a menudo no es más que una reacción
innata que puede tener muy poco que ver con la elección a la que nos enfrentamos en ese momento,
y sí tener mucha relación con las elecciones que nuestros ancestros evolutivos afrontaron en la
sabana africana. El método 10-10-10 no puede borrar ciertas predisposiciones neurológicas muy

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Resumen del libro: 10 minutos, 10 meses, 10 años

arraigadas que nuestros cerebros desarrollaron para proteger a nuestra especie durante el curso de
millones de años. Pero las puede dominar; de hecho, puede redefinirlas para los tiempos en los que
vivimos.

Nuestra mente también comete “errores” cuando guía sus decisiones confiando en los consejos de
otras personas. Cuando se tiene un problema, se suele escuchar a una excéntrica tía, al inteligente
jefe o al hijo, que es “demasiado joven para saber algo”, usando un cerebro “entrenado” que
identifica quién ha hecho la aportación más creíble. Pero varios estudios psicológicos han
demostrado que nos equivocamos. Parece haber un consenso general entre los científicos en que
varias predisposiciones arraigadas actúan socavando la habilidad para distinguir un buen consejo de
uno malo.

Por ejemplo, tendemos a dar más crédito a la primera y a la última información recibidas, y
descartamos la que hemos oído entre ellas, a pesar de su veracidad o relevancia. Algunos psicólogos
cognitivos también creen que tenemos una fuerte tendencia innata a creer la información recibida de
las personas que nos gustan y quitamos importancia a la recibida de las que no. El proceso 10-10-10
interfiere con este tipo de “sordera” informativa tan selectiva. Puede que tu mente quiera que ignores
algo que escuchaste hace dos semanas o un comentario de un vecino viejo y gruñón. La disciplina del
proceso no lo permitirá. Y el 10-10-10 no te permitirá creer la información que has oído una y otra
vez, porque, por definición, requiere que analices los hechos y las suposiciones.

La ecuación de los valores 10-10-10

Cuando los valores forman parte del proceso de toma de decisiones, el 10-10-10 realmente es una
revelación, pues permite vivir en sintonía con los verdaderos sueños, esperanzas y creencias. Mucha
gente conoce sus valores al dedillo, mientras que otras personas perciben sus valores y los intuyen,
pero no los pueden exponer con ningún tipo de matiz y, mucho menos, usarlos para tomar
decisiones. Afortunadamente, el método 10-10-10 en sí mismo puede ser un catalizador eficaz para
identificar esos valores. Asimismo, nuestros valores pueden cambiar en algunas circunstancias, y el
10-10-10 nos ayuda a revelar el cómo y el porqué de este cambio, y poder explicarlo a quienes les
afecta.

No obstante, no hay que esperar a que aparezca un dilema en la vida para descubrir un conjunto de
valores o averiguar cómo están cambiando. Para una evaluación rápida, se puede pedir consejo a
amigos y familia. Después de todo, ellos nos conocen desde hace años, y nuestra conducta a lo largo
del tiempo sin duda les ha mostrado quiénes somos y qué nos importa. También tenemos a nuestra
disposición el “cuestionario de Proust”, creado por el escritor francés Marcel Proust hace más de un
siglo, que incluye una serie de preguntas para explorar nuestros valores que van desde “¿Cuál es tu
virtud favorita?”, pasando por “¿Cuál es tu lema?” hasta “Si no fueras tú mismo, ¿quién querrías
ser?”. Y dos preguntas muy clarificadoras de este cuestionario son las siguientes: “¿Cuál es tu
concepto de la felicidad?” y “¿Cuál es tu concepto de la desdicha?”. Si respondes honestamente y de
forma exhaustiva, estos dos sencillos interrogantes pueden revelar muchas cosas sobre tus creencias,
esperanzas y sueños.

Yo tengo mi propio “cuestionario” de valores. Lo elaboré tras descubrir que muchos de los
practicantes del 10-10-10 se las apañaban bastante bien para encontrar alternativas a sus decisiones
y sus consecuencias, pero se atascaban en la cuestión crítica de sus valores. La primera pregunta de
mi cuestionario se refiere al legado: “¿Qué te haría llorar en tu septuagésimo cumpleaños?”. La

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segunda pregunta que sugiero se refiere al carácter: “¿Qué te gustaría que la gente dijera de ti cuando
no estás presente?”. Y la última se refiere al estilo de vida: “¿Qué adoras del estilo de vida de tus
padres y qué detestas?”.

Estas tres preguntas puede que digan todo lo que se necesita saber sobre el conjunto de valores
grosso modo, pero si se quiere seguir investigando, también se pueden plantear interrogantes en
torno a decisiones sobre el amor, el trabajo, la educación de los hijos, la amistad o la fe. Por ejemplo,
en cuanto al amor, se puede preguntar: “En mi relación ideal, ¿cuánto tiempo pasamos juntos?,
¿cuánto de mí mismo me reservo para mí y qué parte de mí comparto con mi compañero/a?, ¿qué
tipo de compromisos estoy dispuesto a aceptar?, ¿realmente estoy a gusto con un compañero que es
diferente a mí o tengo que estar con alguien que comparta mis valores?”.

También se puede valorar lo siguiente: “¿Necesito que mi compañero/a esté al mando o quiero
desempeñar ese papel?, ¿o valoro mucho más un acuerdo equilibrado en el que ambos tengamos la
misma potestad?”. Hay que recordar que no hay respuestas correctas o incorrectas a estas preguntas.
Su único propósito es ayudar a evaluar los valores con profundidad y perspicacia, para poder
aplicarlos de modo significativo en una decisión 10-10-10.

En cuanto a los valores relacionados con el trabajo, yo animo a investigar la cuestión de hasta qué
punto es importante la vida profesional para la felicidad y el bienestar. En este asunto existen
respuestas muy variadas. Mientras que algunas personas deciden que trabajar es importante para
ellas pero no lo suficiente como para sustituir el tiempo de calidad y la intimidad con sus hijos, otras
deciden que necesitan y quieren anteponer el trabajo en su vida con el fin de alcanzar sus sueños.

Con el fin de lograr decisiones 10-10-10 sensatas, también es útil definir qué tipo de trabajo se quiere
realizar. ¿Nos motiva el dinero, el prestigio, el reto, la flexibilidad o la camaradería? Por supuesto, es
tentador responder con un sí a todas las motivaciones anteriores, pero son muy pocos los empleos
que cumplen todos los requisitos por igual. Para conocer realmente nuestros valores, tenemos que
averiguar qué lugar ocupan verdaderamente en nuestra escala.

Ser padres puede parecer complicado, pero sus valores intrínsecos suelen girar alrededor de la
respuesta a una simple pregunta: ¿qué necesitan los niños para tener una buena educación? Las
respuestas van desde el amor estricto hasta el amor incondicional, desde mucha actividad hasta un
enfoque tranquilo, desde exponerlos al mundo real hasta protegerlos fieramente de este, desde la
escuela pública hasta el colegio privado y, quizá la más controvertida de todas, si los niños necesitan
que los padres se queden en casa o no. El gran desafío es averiguar cómo hacer encajar las propias
creencias con el abanico de posibilidades.

Lo mismo se puede aplicar a la amistad, faceta en la que evaluar nuestro conjunto de valores es en
gran parte cuestión de determinar qué lugar ocupan nuestras relaciones “voluntarias” en nuestra
lista de prioridades. Hay personas que prefieren contar con tres amigos y dedicar el tiempo a
disfrutar de su familia, mientras que otras valoran contar con una extensa lista de amigos con los que
compartir sus preocupaciones o diversas actividades sociales.

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Resumen del libro: 10 minutos, 10 meses, 10 años

El 10-10-10 en el ámbito laboral

Para la mayoría de nosotros, hace ya una década que el trabajo dejó de ser una cuestión de 9 de la
mañana a 5 de la tarde. La tecnología es el motivo; para bien o para mal, los smartphones, los
móviles y los portátiles hacen que estemos disponibles en cualquier lugar. Las fuertes exigencias de
la economía global hace que los negocios nunca duerman. Y, cada vez más y más, ponemos todo
nuestro ser en el trabajo, y nuestro trabajo en nuestra vida personal. Ahora, más que nunca,
necesitamos un proceso para asegurarnos de que nuestras decisiones en el trabajo no se toman solas,
sino que somos nosotros quienes las tomamos.

En el ámbito laboral, el 10-10-10 puede desempeñar dos papeles esenciales. En primer lugar, puede
ayudar en la toma de decisiones directivas, estratégicas y operativas complejas, desde contrataciones
y promociones hasta asignaciones de presupuesto. Y, en segundo lugar, el 10-10-10 se puede usar
como una herramienta para dirigir, enseñar o aconsejar a las personas con las que trabajamos. En
ambos casos, el 10-10-10 proporciona un marco de trabajo para el debate constructivo y un lenguaje
común para explorar y armonizar agendas en conflicto.

El 10-10-10 funciona tan bien en el trabajo porque va directo al centro del reto fundamental que
supone trabajar. No importa qué tipo de trabajo se tenga, si se es un emprendedor tratando de
decidir dónde fabricar un nuevo producto, un comercial que planifica las visitas a sus clientes, un
ingeniero seleccionando los miembros del equipo para un proyecto especial o un ejecutivo encargado
de abrir una oficina al otro lado del mundo… Prácticamente todas las decisiones implican un
enfrentamiento entre las exigencias contrarias del presente, el medio plazo y el futuro. Cada decisión
exige sacrificios y requiere una evaluación de las posibles consecuencias en diferentes marcos
temporales. En estos momentos cruciales, el 10-10-10 puede actuar como un asesor virtual que nos
insta a reunir datos, analizar suposiciones, identificar opciones e investigar sus diferentes
consecuencias.

Hace muchos años, por ejemplo, yo misma empleé el 10-10-10 para evitar lo que realmente habría
sido una decisión estúpida: despedir a mi ayudante. Megan LaMothe era una brillante licenciada de
la Universidad de Colgate con una licenciatura en Matemáticas y Filosofía. Desafortunadamente,
también era un desastre como ayudante, pues metía la pata una y otra vez y se redimía únicamente
por su enorme corazón. Un día, cuando Megan ya llevaba un año trabajando para mí, sonó el
teléfono. Era Nancy Bauer, una buena amiga mía, que me llamaba para decirme que acababa de
recibir una plaza de catedrática en la Universidad de Tufts. Solté un grito de alegría y, en cuanto
colgué el teléfono, le conté a Megan el motivo. “¡Mandémosle flores!”, grité. “Es una fantástica
noticia”.

Dos horas después volvió a sonar el teléfono. Era la directora de la escuela de mi hija, una mujer
bastante desagradable y que, por casualidad, tenía el mismo nombre de pila que mi amiga: “Tengo
dos docenas de rosas amarillas sobre mi mesa”, dijo con sequedad, “y no se me ocurre el motivo”.
“Hasta aquí hemos llegado”, pensé. Corrí al despacho de Megan. Se me escapó algún improperio,
pero, entonces, apelando a lo mejor de mí misma, regresé a mi despacho para calmarme.

A corto plazo sabía que Megan seguiría sacándome de mis casillas. Era un remolino de creatividad e
inexperiencia, sobre todo de esto último. Pero pensé lo siguiente: ¿no había sido yo misma así en el
pasado?, ¿y mis pacientes jefes no me habían soportado y habían tratado de formarme? Dado el
amplio potencial de Megan, su integridad y buenas intenciones, en diez meses podía convertirse en
una versión mejorada de sí misma. Y en diez años, sin duda sería lo suficientemente madura como

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para prosperar en la carrera adecuada.

Así pues, ¿qué es lo que hice? En lugar de despedir a Megan en ese mismo instante, le conté por qué
quería hacerlo. Entonces le dije que le concedería otros tres meses de mi energía, pero, si para
entonces veía que mi inversión no valía la pena, tendría que irse. Actualmente, Megan está a punto
de graduarse en una prestigiosa escuela de negocios. Todavía rebosa bondad y creatividad, pero es
más considerada, más atenta y muy cuidadosa con los detalles. Cada vez que le dice a la gente que
soy su mentora, me lleno de orgullo. Al fin y al cabo, Megan me enseñó a ser una jefa mejor.

Buena parte del tiempo, la mayor parte del tiempo en realidad, las decisiones de trabajo se pueden
desmontar; se pueden examinar a través de un prisma de valores, prejuicios, necesidades y miedos;
se pueden analizar pieza a pieza y, con la reflexión adecuada, se pueden resolver razonablemente.
Desde este punto de vista, no son muy distintas de los problemas a los que nos enfrentamos en
nuestras relaciones personales. Cada una de nuestras elecciones tiene consecuencias en el presente y
en el futuro. Tenemos que afrontar estas consecuencias con franqueza y coraje, y solo entonces
podremos decidir qué tipo de vida queremos llevar.

Planificar la carrera con el 10-10-10

Cuando los dilemas sobre la carrera profesional se vuelven cuestiones emocionales llenas de
confusión, como a menudo sucede, el rigor y la disciplina del proceso 10-10-10 impulsan a analizar la
mezcla de necesidades, sueños, esperanzas y suposiciones que hacen que sea tan difícil encontrar
una salida y seguir adelante. Es la guía para sopesar opciones y explorar lo desconocido,
comparándolo con los valores y las metas. Igualmente importante es que la transparencia del
proceso ayuda a explicar la decisión a uno mismo y a cualquier otra persona que se pueda ver
afectada por ella.

El 10-10-10 puede ser una guía a la hora de decidir acerca de la carrera profesional. Sin embargo,
para facilitar el proceso, es recomendable que primero se tengan en cuenta cuatro preguntas sobre el
trabajo. Las respuestas deberían generar los datos necesarios para empezar a tomar decisiones con
sentido en relación con el futuro profesional:

1. ¿Mi trabajo me permite trabajar con “mi gente” (aquellos que comparten mi visión de la vida) o
tengo que distraerme, fingir o convertirme en otra persona para pasar el día? La palabra clave en
esta pregunta es “visión”: los valores, conductas y rasgos personales que hacen que te sientes entre
almas afines. Si compartes tu visión con tus compañeros, tiendes a trabajar al mismo ritmo, a
enfrentarte a los demás en cuestiones difíciles con el mismo nivel de intensidad, o falta de ella, y
cuentas el mismo tipo de chistes en las reuniones. No es que las personas con una visión compartida
sean iguales, pero más o menos todos se gustan mutuamente.

2. ¿Mi trabajo me hace más listo al forzar mi mente, fortalecer mis habilidades y no permitir que me
acomode? La gente tiende a acercarse y refugiarse en determinadas profesiones simplemente porque
se les dan bien. Los licenciados en lengua se meten en el ámbito de la edición. Los licenciados en
matemáticas van a Wall Street... Pero “capacidad” no siempre es igual a “pasión”. Si tu carrera
profesional requiere un cambio de dirección, no te preguntes solo “¿Tengo las habilidades
adecuadas?”, sino también “¿Disfrutaré del desafío de adquirir otras nuevas?”.

3. ¿Mi trabajo me abre puertas? Aunque pueda sonar contradictorio, puedes estar totalmente seguro

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de que tienes el trabajo adecuado si este posee el potencial de conducirte hasta otro empleo en otra
parte. Esto sucede porque las carreras, por definición, no son callejones sin salida, sino que se
componen de oportunidades que conducen a otras oportunidades.

4- ¿Mi trabajo da sentido a mi vida? El trabajo perfecto y la carrera perfecta solo son perfectos si te
hacen feliz. En el trabajo tiene que haber algo —la emoción de cerrar una venta importante, el
entusiasmo de cumplir una fecha de entrega con tus compañeros, la recompensa de formar a un
recién llegado o ayudar a un cliente— que nos emocione realmente.

Un amigo mío que asiste a clases de pilotaje de aviones siempre me dice: “Realmente es muy fácil
volar. Solo tienes que mantener el morro del avión por encima del horizonte”. Con las carreras
profesionales sucede lo mismo. Para mantenerse en el aire, hay que mantener la vista muy hacia
arriba. Y hay que prestar atención, rápidamente, cuando el morro empieza a caer en picado: se ha
perdido un ascenso, el bonus anual desaparece, el jefe deja de invitarte a reuniones importantes… En
estos casos, normalmente algo va mal.

Utilizando el 10-10-10, enseguida te darás cuenta de que estás aplicando el proceso al tipo de dilema
“¿Me quedo o me voy?”. Sin embargo, al embarcarse en este tipo de disyuntiva, es muy fácil verse
inmerso en los sentimientos de rechazo, confusión y ansiedad que genera el momento. Después de
todo, nada es tan desconcertante como tener la ligera sospecha de que todos están metidos en algo
que tú desconoces. Para superar estas emociones, de nuevo se necesita cierta determinación. Hay
que parar, dar un paso atrás y hacer un pacto con uno mismo de que hay trabajo que hacer antes de
decidir nada.

Ahora bien, identificar la fuente del estancamiento puede parecer sencillo, pero muchas personas
echan la culpa de su situación a la economía, a un mal jefe, a un compañero maquinador o a un
sinnúmero de fuerzas fuera de su control. Es posible que haya involucradas circunstancias
atenuantes, pero antes de llevar a cabo cualquier 10-10-10 sobre un estancamiento laboral, conviene
determinar si nuestra propia conducta es la causa de esta situación.

La dura realidad es que nuestras carreras raramente se estancan cuando estamos rindiendo bien. Y
esto no solo se refiere a rendir según las expectativas, sino por encima de ellas. Para bien o para mal,
el sobreesfuerzo es lo que nuestros jefes quieren, necesitan y esperan en estos tiempos tan
competitivos. De modo que, si notas que tu “morro” desciende en el trabajo, debes mantener una
conversación honesta contigo mismo (o con un compañero en el que confíes) sobre tus resultados.
¿Hasta qué punto son buenos realmente? Desgraciadamente, no conocemos la respuesta a esta
pregunta hasta que ya es demasiado tarde. Y para esto hay una razón irrefutable: la mayoría de los
jefes no tienen las agallas o el tiempo, o ambas cosas, para decir a sus empleados en qué posición se
encuentran.

Si tu carrera profesional está estancada, trata de localizar la fecha y el contenido de tu última


evaluación de rendimiento real. No asumas que lo estás haciendo bien porque tu jefe no te ha dicho
lo contrario. Y recuerda, no lleves a cabo un 10-10-10sobre si debes irte o no hasta que tengas el
feedback sincero que necesitas sobre tu rendimiento. Solo entonces podrás decidir si tu
estancamiento es reversible o si una retirada es tu única esperanza.

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Conclusión

Fiódor Dostoyevski dijo una vez: “No es el cerebro lo que importa, sino lo que lo guía: el carácter, el
corazón, la generosidad, las nuevas ideas”. El 10-10-10 puede ser una de estas ideas. Al tener que
revisar metódicamente nuestras opciones en varios marcos temporales, el proceso pone a prueba
nuestras predisposiciones neurológicas profundamente arraigadas. Nos fuerza a diseccionar y a
analizar qué estamos decidiendo y por qué motivo, y nos empuja a identificarnos con quién
queremos llegar a ser.

El método 10-10-10 obliga a desconectar el piloto automático en la toma de decisiones. Por supuesto
nunca seremos capaces de hacer desaparecer el puro instinto de nuestras vidas. Algunos dilemas son
tan complejos y estresantes que oponen resistencia a nuestros pensamientos más disciplinados y
rigurosos. Pero si se está buscando una nueva vida de claridad y determinación, entonces el cerebro a
veces requiere una intervención por su propio bien, para superar esa propensión tan humana de
actuar sin reflexionar. El 10-10-10 nos incita a reflexionar y luego a actuar. En definitiva, nos
proporciona decisiones en las que podemos confiar.

fin del resumen

Suzy Welch ha sido directora de la Harvard Business Review y es autora de


numerosos artículos sobre dirección, creatividad, cambio y organización en la
empresa. Ha colaborado también en diversos libros sobre dirección empresarial.

Ficha técnica
www.leadersummaries.com
Editorial: Alienta
Fecha de publicación: 18/09/2012 Biblioteca de libros
ISBN: 9788415320746 empresariales resumidos
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