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ni el hombre total:
Manuel Vázquez Montalbán
y la historia de Boston
C
Txetxu Aguado teaches Span- on la publicación en 1994 de El estrangulador, Ma-
ish literature and culture at nuel Vázquez Montalbán vuelve por los derroteros
Dartmouth College. His de sus escritos “subnormales,” por aquellos escritos
work deals with post-utopian cuya innovación formal vanguardista producía textos inco-
narratives, aesthetics and
herentes, sin sentido, absurdos, no aptos para personas “nor-
politics in Spanish essay writ-
ing and national, postna-
males.” De hecho, respondían a una realidad cuyos parámetros
tional, and peripheral iden- sólo podían entenderse no desde la racionalidad, sino desde
tities. His recent book, La la más absoluta ausencia de la misma, desde la desorienta-
tarea política: narrativa y ción en las referencias culturales y políticas que hasta no ha-
ética en la España posmo- cía mucho habían marcado el período de la guerra fría. El
derna, deals with the ways intelectual o el escritor no hacía otra cosa que reproducir en
models of political articula- sus escritos la falta de armonía del mundo, que no era otra
tion in Spanish narrative que la de un sistema económico irracional en su mercan-
entail a recuperation of his- tilización de las relaciones humanas—y de sus productos
torical memory. The book
culturales—y en sus propuestas de un individualismo excesi-
also studies the roles that cul-
tural manifestations play in
vo. Entonces, al igual que en el momento de la escritura de
the articulation of civil soci- la novela—después de la caída del muro de Berlín en 1989 y
ety. la hegemonía del modelo neoliberal, acontecimientos que
no han sino exacerbado las tendencias de los años 70—el
autor entra de nuevo en la subnormalidad para llamar la
atención sobre un mundo cuya figura más lúcida es un es-
trangulador.1
Tomando como punto de partida al verdadero estran-
gulador de Boston de los años 60, Vázquez Montalbán
reescribe a Albert DeSalvo, protagonista de la novela, en sus
asesinatos y en las interpretaciones psiquiátricas a las que el
personaje dio lugar. Analizaré esta novela como un ejercicio
exagerado de puesta en práctica de lo singular individual,
por parte de DeSalvo, con total olvido de lo público y de lo
universal (Camps 77). Siguiendo a Victo- trangulador se vuelca sobre sí mismo, sobre
ria Camps, plantearé que si el estrangula- su interioridad y sobre sus deseos íntimos,
dor es un sujeto escindido entre lo privado buscando su afirmación a toda costa. Los
y lo colectivo, la superación de su fragmen- demás se han acabado convirtiendo en re-
tación necesita de la articulación de un suje- presentantes de una configuración de lo
to racional y moral, capaz de integrar ambas social que le desagrada profundamente.
esferas en una sociedad civil más enfocada Asesinarlos es librarse de una de las mayores
hacia la convivencia pacífica en detrimento limitaciones, y competencias, a su autono-
de la puesta en práctica de fantasías excesi- mía individual. Por otro lado, en la novela,
vas de lo individual. Si se quiere dejar de las insatisfacciones a nivel personal no obe-
lado el asesinato como práctica vital, el es- decen a las imperfecciones del modelo social
trangulador debe salir de sí mismo para bostoniano—es decir, a la imposibilidad de
reconocer a los que le rodean, compatibili- expresión de una problemática personal le-
zando su singularidad con la de los demás, gítima fuera de lo que Boston permite—sino
como reclamará Josep Ramoneda, recono- solamente a disfuncionalidades en la cons-
ciendo en el otro no al enemigo sino al titución psíquica de los sujetos. El rechazo
aliado. Ésta es una de las características del de la organización social por parte del es-
sujeto moral como lo entiende Victoria trangulador sólo se entiende como proble-
Camps, a las que añadiré lo que para Alain ma psiquiátrico, ya que su sociedad se pre-
Touraine es condición necesaria en la cons- senta como inigualable en su constitución
titución de la identidad del sujeto: la histori- y funcionamiento. Ello marginaliza la insa-
zación de la sociedad en la que actúa me- tisfacción personal y la reduce a enfermedad
diante la recuperación de la memoria del mental. En la novela, la terapia psiquiátrica
pasado. El resultado es que el sujeto moral constituye un apuntalamiento y justificación
no estrangulador no plantea su proceder en de la sociedad que, sin embargo, ha produ-
los dos términos de la dicotomía que dan cido seres como el estrangulador.
título a este trabajo—entre el enclaustra-
miento total dentro de sí mismo y el “hom- Los estrangulamientos
bre nuevo” de las ideologías finalistas—lo
cual supone alejarse de la utopía en cuanto Albert DeSalvo comenzará relatando
expresión absoluta del deseo ya sea perso- desde las primeras páginas los asesinatos
nal o colectivo. Desde esta perspectiva, es- perpetrados principalmente contra aquellas
tudiaré la novela como la constatación de la mujeres que le rodean y que han configura-
subnormalidad en el mundo, que produce do su forma de ser. Lo femenino amenaza a
estranguladores, y de la reflexión intelectual DeSalvo, como dice en el informe psiquiá-
y vital para escapar de ella. trico escrito sobre sí mismo, sobre Albert
¿Cómo se caracteriza este mundo Cerrato,2 al final de la novela:
bostoniano de la ficción? A nivel social, se
ha eliminado la posibilidad de acción junto Mujeres reales, imperfectas, trai-
con los demás y, como resultado, éstos no doras o presuntamente traidoras
son más que obstáculos a la hora de expre- desde la misoginia latente en
sar el deseo individual, en lugar de ser los Albert Cerrato, desde niño propen-
compañeros de la acción política. Así, el es- so a la misofobia que puede estar en
Txetxu Aguado 25
él y para los que le rodean. Pero también es íntimas. No encuentra un modelo para au-
un problema social, pues el contrato social nar lo privado con lo público, ni para inser-
en Boston no da pie a la expresión de una tarse en lo social, porque su configuración
mínima problemática individual. simbólica le exige la renuncia total a su de-
Si, por un lado, la voluntad ha de se- seo, legítimo por muy descerebrado que éste
guir los esquemas propuestos por la razón y pueda ser. El asesinato no es el efecto de los
encauzarse por lo que dicta como válido, contenidos muchas veces imposibles de su
asesinar entonces es irracional. No obstante, deseo, sino el resultado de no encontrar cómo
el estrangulador no participa en la elabora- ponerlos en práctica, cómo atemperarlos y
ción de prácticas concretas de lo racional en sujetarlos a lo razonable, dada la subnorma-
Boston. Es ajeno a aquellos intelectualmen- lidad imperante en Boston. Esta problemá-
te más preparados y que por sus propias cir- tica se desarrolla en dos tensiones distintas
cunstancias vitales tienen más experiencia, en el relato.
o el tiempo disponible para poseerla, para Por un lado, si para Josep Ramoneda,
establecer el modelo de racionalidad y sus “El temor al ‘otro’ favorece la cohesión na-
supuestos valores universales. Por otro lado, cional en torno al poder y hace que la ciu-
el mundo bostoniano y los psiquiatras que dadanía sea menos exigente con los que
atienden al estrangulador proponen mode- gobiernan” (20), en la novela éste no perte-
los únicos de una determinada “racionali- nece a una comunidad distinta. El temor al
dad,” más bien de una determinada subnor- otro del estrangulador no produce una de-
malidad. No se está hablando ya de que la fensa del orden estatal, sino su eliminación
posición ocupada en las relaciones sociales porque el otro representa mejor que nadie a
de producción determina la noción de lo Boston. Matar al otro es hacer desaparecer
racional y el modelo del mismo, sino que a Boston, eliminar lo que impide la utopía
de las elaboraciones de la razón “oficial” personal. El estrangulamiento no es sólo
pueden estar excluidas ingentes cantidades asesinato despiadado, sino también destruc-
de personas, como el estrangulador. Por ción de las representaciones del poder ins-
supuesto que en este último escenario se está critas en el cuerpo físico de los otros. Los
a un paso del totalitarismo, expresado como asesinatos no se dirigen contra los grandes
modelos de razón y de lo racional únicos y principios sustentadores de la sociedad, sino
exclusivos, y de la imposición de las “bon- contra la materialización simbólica en carne
dades” de modelos de vida a aquellos que y hueso de esos principios. Aquí se incluye
no tienen oportunidad de rechazarlos o no también el de la razón y el de la racionalidad
sienten ningún interés por ellos, como el que los otros ponen en circulación social
estrangulador nuevamente. Si no queda más con su comportamiento o con sus opinio-
remedio que asumir la supuesta clarividen- nes. Toda la primera parte de la novela,
cia de una razón pensada por otros, se está “Retrato del estrangulador adolescente,”
a un paso de su instrumentalización.12 recoge este deseo de plenitud absoluta al
Como consecuencia de la ausencia de margen del espacio vital de los demás.
un criterio de racionalidad en Boston o, en En la segunda tensión, como señala
otras palabras, dado lo subnormal en su Ramoneda en otro contexto, “El enemigo
configuración, el estrangulador recurre al es el ‘otro,’ el que pone en peligro la propia
asesinato para llevar a cabo sus fantasías ‘mismidad,’ sea la amenaza real o inducida”
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los demás, el sujeto se repliega hacia sí mis- la calle. A ese decorado al servicio
mo, hacia lo privado. El proceder ético se de una ciudad sustituida, en la que
reduce a la búsqueda individual y al “cani- no me queda ni memoria ni deseos.
balismo” frente a los demás. Nada que ver (208)
con la búsqueda del bien común desde un
acto de voluntad que se quiere más o me- No quiere salir al lugar donde ya ha estado,
nos racional. La frustración con los mode- a una ciudad que no ha propiciado el en-
los utópicos y la incapacidad para concebir cuentro con su mismidad que los estrangu-
mejoras colectivas fuera de ellos, es el re- lamientos deberían de haber favorecido. Ha
sultado del “fracaso […] de concebir la espe- de encontrar un camino hacia una ciudad
ranza como una utopía concreta en devenir” no sustituida, donde los deseos habiten su
(256), es decir, como un objetivo concreto— propio espacio.
en oposición al más difuso de los finalismos Mientras esa ciudad se construye, o
utópicos anteriores—a alcanzar progresiva- quizás porque nunca llegará a materializar-
mente sin nunca llegar a colmarlo del todo. se, el estrangulador adopta la posición del
El mundo personal en el cual vive “autista preclaro”: “desde hace diez años he
Cerrato reniega de esta utopía en devenir. decidido ser consecuente con los placeres
Su problema es el olvido de caminos inter- de un autista bien entendido, pacífico, cons-
medios al haber asumido uno de los térmi- tructivo” (178). Al así hacerlo, reconoce el
nos de la oposición que él mismo plantea: carácter ficticio de casi todos sus asesina-
“No hay término medio. O el estrangula- tos, y ciertamente del estrangulamiento
dor o el hombre total. Sólo el estrangulador como posibilidad de realización del deseo.
ha existido, desde su angustia y desesperanza ¿Pero han sido realmente ficticios los ase-
hacia la llegada del hombre total” (Estran- sinatos? No lo sabemos con total exactitud.
gulador 237). Olvidado del hombre total Si la escritura subnormal se reconoce en la
invocado por las utopías de más arriba, surge innovación formal vanguardista, el conte-
el estrangulador. No hay posiciones inter- nido también se somete a experimentación,
medias y más humanas entre ambos térmi- elaborándose historias dentro de historias
nos y, entonces, al haber despachado sin con estranguladores que se reescriben como
miramientos el sueño de la esperanza no autistas preclaros, que se vuelven a reescribir
queda otra cosa que el comportamiento del a sí mismos desde las convenciones textua-
hombre como un lobo para el hombre, les de un informe psiquiátrico. ¿Dónde in-
como diría Thomas Hobbes (259). troducir un criterio de discriminación para
No obstante, en la segunda parte de establecer siquiera una verdad transitoria?
la novela, el estrangulador ha terminado en En cualquier caso, el autismo no es
la cárcel a resultas de los probables asesina- solamente un desorden neurológico en la
tos de sus padres y su vecina. Acepta su re- novela, sino una opción. En palabras del
clusión como el único estado posible de vida informe psiquiátrico escrito por el estran-
para él, y no pretende salir de ella: gulador sobre sí mismo:
[U]n Sujeto es siempre libertad e Hacia ese futuro imperfecto, sugiere el es-
historia, un proyecto y una memo- trangulador al final de la novela, debe ca-
ria. Si sólo es un proyecto, ya sea minar el sujeto moral, hacia allí donde rei-
individual o colectivo, se diluye en ne una poesía de escala humana en contra
sus logros y desaparece en ellos; si de la poesía de futuros divinos prometidos.
sólo es una memoria, se convierte
en comunidad y es dominado por
los guardianes de la tradición. La memoria y la historia
(289)15
¿Por qué el estrangulador reclama la
El sujeto moral de Camps no se articula ni historia, o lo que Touraine denomina con-
en el proyecto de salvación individual del juntamente memoria e historia? Contesta-
estrangulador, ni en la salvación colectiva ré a esta pregunta después de un pequeño
de Boston, ni tampoco en el autismo pre- circunloquio. El primer paso hacia ese fu-
claro. Necesita del conocimiento de lo que turo imperfecto de más arriba, es el cues-
hay en cada uno de nosotros de los demás— tionamiento de Boston, pero también de
la historia y la memoria—al mismo tiempo Barcelona, o de lo europeo en general. En
que necesita de la libertad para establecer el contexto cultural donde la novela se ha
proyectos de futuro. Si sólo es un proyecto publicado, el presente se ha erigido en una
personal, caemos en el narcisismo indivi- categoría absoluta de interpretación, insta-
dualista; si sólo es una memoria colectiva, lado en un círculo vicioso de autorreferen-
estamos en la aceptación de los imaginarios cialidad. Cualquier problemática asociada
sociales, culturales y políticos de Boston. La a cuestiones de moral, ética o política plan-
integración de la “libertad e historia” de teadas en esta situación tiende, por una
Touraine se entiende como tensión cons- parte, a ser relativizada, desactivándose su
tante y no definitiva entre las fuerzas que potencial creativo, y quizás subversivo, para
priman lo individual y las fuerzas que pri- diseñar el horizonte futuro de una socie-
man lo colectivo, entre la pasión y la razón, dad. Si todo se relativiza, por otra parte, si
entre lo privado y lo público estatal, entre cualquier discurso se reduce a una opinión
lo natural y lo cultural, y, podría decirse, más entre las posibles, la instancia última
entre las pulsiones de la “ficción” asesina y de elección van a ser las preferencias indivi-
la compasión hacia los demás. duales del sujeto, su apetencia por una op-
Para fundamentar a este sujeto se ne- ción u otra en función únicamente de su
cesita tender puentes que no serán los alza- gusto o, quizás, capricho del momento.
dos con las promesas de sociedades Dicho de otro modo, Boston es la encarna-
paradisíacas por llegar de difícil cumpli- ción aparente del “todo vale,” de la iguala-
miento. El propio Cerrato lo expresa en re- ción engañosa de todos los discursos, cuan-
lación al poder promisorio de la poesía: do en realidad se prima a sólo uno de ellos:
aquél que impide el pensamiento crítico.
con los años he descubierto que la El discurso del estrangulador—no el
poesía es una peligrosa arma de fu- de los asesinatos de la primera parte, sino
turo, ya que sólo puede apostar por las posteriores reflexiones sobre la imposi-
futuros perfectos, y los futuros son, bilidad del mismo en su etapa de autista
por naturaleza, imperfectos. (188) preclaro—es reducido por los psiquiatras
34 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies
de la moneda: la autonomía pública sin la Por eso mismo, dirá Vázquez Montalbán: “Esta
cual se acaba deseando por encima de todo vuelta a lo subnormal me atrae constantemen-
la desaparición de los demás. te. De hecho, El estrangulador es un retorno a
Lo histórico, finalmente, ha construi- esa etapa,” al igual que lo es Sabotaje olímpico,
novela de la serie Carvalho publicada un año
do y sigue construyendo el posicionamien-
antes en 1993 (Tyras 55).
to humanista, o el sujeto moral de Camps 2
El estrangulador tiene dos apellidos distin-
y Touraine, como producto cultural, como tos en la novela. DeSalvo es el apellido utilizado
búsqueda del entendimiento posible entre al asumirse en la ficción como estrangulador.
todos. Para Alain Finkielkraut, “Lejos de Cerrato es el apellido usado por los psiquiatras
ser natural a todos los seres humanos, el para referirse a él. Son claras las resonancias de
reconocimiento del hombre por el hombre estos apellidos. DeSalvo busca salvarse a sí mis-
es fruto de la historia” (38). El humanismo mo, afirmarse, mediante el asesinato de los de-
es el producto de la lucha por el reconoci- más. Cerrato se cierra en sí mismo, como ocurre
miento de la semejanza dentro de la varie- en la segunda parte de la novela, al reconocer el
dad de lo humano, lo que el estrangulador fracaso de su ficción de estrangulamientos y
presentarse como autista (178).
del comienzo es incapaz de entender. Es 3
“[I]t is preposterous to assume either that
fruto, en palabras de Finkielkraut, de los woman remains outside of signification, or that
“delirios de la imaginación” frente a las her sexuality is any less culturally organized or
“estrecheces” de la inteligencia (37). ¿No es repressed than that of her male counterpart”
la lucidez del estrangulador al final del rela- (189). Todas las traducciones son del autor.
to uno de esos “delirios de la imaginación” 4
En algún momento en la novela, se equi-
para soñar los mundos que más le conven- para la Alma vecina del estrangulador con Alma
gan ajenos a asesinatos y a ciudades como Mahler, mujer de una intensa belleza intelec-
Boston? tual y física. Sobre ésta última escribe Rosa
Montero:
Cuando se enamoraba, inventaba
Notas en el otro la perfección; y su pareja,
1
El mismo Vázquez Montalbán en conver- al verse reflejado como un dios en
sación con Georges Tyras confirma la escritura los ojos de ella, se apreciaba más a
de los textos subnormales en un “período en sí mismo: si una mujer tan bella,
que la desorientación era absoluta” (183). Me tan inteligente y tan brillante me
refiero a Manifiesto subnormal (1970), Guiller- consideraba divino, es que lo soy.
motta en el país de las Guillerminas (1973), (105)
Happy end (1974) y Cuestiones marxistas (1974), De igual manera, la Alma del estrangulador tie-
posteriormente recopilados todos ellos en Es- ne el poder de inventar en él la imagen de sí
critos subnormales (1995). Entonces como aho- mismo que más anhela.
ra para el autor: 5
Para Michel Foucault en Madness and
El fin de las certidumbres y las re- Civilization y The Birth of the Clinic, la acepta-
ferencias impulsó a la gente a re- ción del orden dado de las cosas, tanto en su
plegarse sobre sí misma, y hoy está configuración social como política, estaría en
pasando algo parecido, reina un des- contraposición a lo anormal o a la locura, como
orden total, no hay ningún control negación de ese mismo orden. En este trabajo,
y eso nos hace ser terriblemente la “normalidad” implica la adaptación del uni-
individualistas y narcisistas. (Tyras verso psíquico individual a la vida en sociedad,
183) así como la renuncia a la satisfacción de los
Txetxu Aguado 37
deseos no compatibles con esa vida social. En- del diario de Jaime Gil de Biedma Diario del
tre la aspiración a una felicidad sin restriccio- artista seriamente enfermo.
9
nes y la exigencia a renunciar a una parte de la Es interesante constatar el carácter narra-
misma, o al menos a su encauzamiento por parte tivo de las interpretaciones y remedios psicoana-
de lo cultural y de lo social, surge una contra- líticos en la novela. La psiquiatría vendría a ser
dicción cuyo grado de resolución determinará una ficción para apuntalar el orden social
la adaptación individual. bostoniano. También en The Interpretation of
6
En el libro de poemas de Vázquez Montal- Dreams de Freud las explicaciones de los sue-
bán titulado Ciudad se presenta una caracteri- ños están más cercanas al discurso propio de la
zación poética de su espacio geopolítico. literatura que a la constatación verificable de
7
Muy interesante sería analizar el uso de la los fenómenos estudiados. Terry Eagleton en
iconografía norteamericana a lo largo de la no- Literary Theory discute también este carácter
vela. Son continuas las referencias que equi- literario y narrativo del discurso psicoanalítico.
paran el Boston de la ficción a Barcelona. Se 10
Georges Tyras caracteriza la literatura
mencionan, por ejemplo, los Juegos Olímpicos subnormal en su conversación con Vázquez
de Boston en el pasado inmediato del estran- Montalbán:
gulador en referencia a la sede olímpica de Bar- Resumiendo, los rasgos de la litera-
celona en 1992. También se alude a la Guerra tura subnormal serían el rechazo de
de Secesión americana para referirse de la Gue- la narratividad, la fragmentación, el
rra Civil española. Es sintomático en este sen- collage y la recuperación de textos
tido cómo Vázquez Montalbán señala que aun- que a priori no son de índole litera-
que “Boston es Barcelona, es un puro pretexto; ria; quizá también el recurso a los
es sólo porque me gustaba el enunciado ‘el es- filtros de la ironía y la distancia. (68)
trangulador de Boston’” (Tyras 40). Sin embar- A lo que el autor responde: “Exactamente, y el
go, quizás el autor considere la constitución de recurso al sarcasmo, que es más fuerte que la
lo social y de lo político en las economías más ironía” (Tyras 68).
fuertes, como las europeas o norteamericanas, 11
Es pertinente traer aquí la definición de
como más propicio para la aparición de estran- ambigüedad de Marc Augé:
guladores. Ello es coherente con su caracteriza- qui, s’appliquant à une proposition
ción de este momento histórico con políticas dont on considère qu’elle n’est ni
culturales y económicas que incentivan la vuelta vraie ni fausse, postule l’existence
al “hombre total,” ahora como “Gran Consumi- d’un troisième terme ne se réduisant
dor,” con una “teología neoliberal” (Panfleto 81, à aucun des deux premiers et encore
76). Éstas políticas son ampliamente tratadas moins à leur addition. (9)
por Vázquez Montalbán en el Panfleto desde el Es ésta una definición apropiada de lo que ocu-
planeta de los simios y, en última instancia, mo- rre en un relato que se construye más allá de lo
tivan la vuelta a la escritura subnormal en El verdadero o lo falso y deviene casi un modelo
estrangulador. Analizo estas condiciones en mi del tipo de ficciones con las cuales nos enfren-
artículo “Reflexiones desde el planeta de los si- tamos en nuestros días. Para Augé las ficciones
mios: Utopías de mercado, euromestizaje e “ne sont ni des mensonges, ni de créations.
imaginarios democráticos.” Redoutables par là même, elles ne se distinguent
8
La primera parte se titula “Retrato del es- radicalement ni de la vérité ni de la réalité, mais
trangulador adolescente” mientras que la segun- entendent s’y substituer” (12). Ni verdad, ni
da toma por título “Retrato del estrangulador mentira, ni reales ni fantasiosas, tan solo elabo-
seriamente enfermo.” Son claras las alusiones a raciones narrativas con las cuales relacionarse
James Joyce. Miguel García-Posada en su rese- con la realidad.
12
ña en el diario El País, señala además que el El totalitarismo es ese modelo de lo vital
título de la segunda parte es un calco del título donde no hay espacios medios, zonas grises dirá
38 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies
Tvzetan Todorov al escribir sobre Romain Gary escapar a sus coordenadas desde la política y no
en Hope and Memory (214), entre dos alternati- desde el asesinato de los demás que desagra-
vas extremas. Todo es o bueno o malo, racional dan.
17
o irracional, individual o colectivo. El estrangu- Frente a esta actitud se alzan los psiquia-
lador queda atrapado en un primer momento tras como William Dieterle que “odiaba la me-
en los términos de la serie anterior, que al igual moria. La consideraba una falsificación del ego
que la dicotomía del título de este trabajo, no y al mismo tiempo sus muletas, como almacén
le permiten vivir en sociedad. de recuerdos trucados al que se recurre para no
13
Se planteaba una problemática similar adentrarse en las aguas procelosas del subcons-
con anterioridad en Happy end. Según indica ciente” (Estrangulador 127). “La memoria,” para
José Colmeiro en esta obra: los psiquiatras, “es una coartada para no reco-
El narrador critica la educación sen- nocer el paisaje de la enfermedad” (127). Y la
timental recibida basada en la consecuencia para Dieterle ha de ser que “el
creencia en los valores absolutos, presente merece ser muestra única coartada”
de matiz ya divino o mítico; la obli- (128).
18
gada convención del final feliz del En concreto el autor dice:
cine norteamericano refleja la ideo- Perder la memoria es, en buena par-
logía constitucionalmente garanti- te, perder la vida. La absoluta ins-
zada de la persecución de la felici- talación en el presente, sin víncu-
dad. La conquista del paraíso se re- los mentales con el pasado, es una
vela, sin embargo, imposible en la forma despiadada de enfrentarse
realidad. (132) con el futuro. Un futuro en el que
14
Para un acercamiento a la distinción plan- no acertamos, porque no sabemos.
teada en la novela entre compasión y geome- Y saber es siempre un impulso que
tría, véase el artículo de Miguel Riera. Puede nos levanta sobre lo sabido, lo ex-
consultarse además el capítulo “Viladecans: perimentado, lo amado o desprecia-
compasión y geometría” en la recopilación de do. Saber es siempre haber sabido.
ensayos de Vázquez Montalbán Geometría y Todo acto y relación con el presen-
Compasión: 94-110. te se manifiesta ante un sujeto que
15
[A] Subject is always both freedom es lo que ha sido, y cuya posibili-
and history, a project and a memory. dad de sentir y entender, en cada
If it is merely a project, either indi- ahora, es fruto y consecuencia de la
vidual or collective, it merges with historia, de su vida real, de su vida
its achievements and vanishes into mental.
them; if it is merely a memory, it
becomes a community and it’s Obras citadas
dominated by the guardians of Aguado, Txetxu. “Reflexiones desde el planeta
tradition. (289) de los simios: Utopías de mercado, euro-
16
Para Balibrea, por el contrario, no puede mestizaje e imaginarios democráticos.” Ro-
escaparse del sistema bostoniano. El estrangu- mance Language Annual 12 (2001): 289-
lador “formula la imposibilidad de escapar a un 94.
sistema que integra todo intento de resistencia Augé, Marc. Fictions fin de siècle suivi de Que
o subversión” (158). No obstante, éste es el pro- se passe-t-til? 29 février, 31 mars, 30 avril
blema del estrangulador: resiste a la normaliza- 2000. Paris: Fayard, 2000.
ción bostoniana como autista preclaro y, al mis- Balibrea Enríquez, Mari Paz. En la tierra baldía.
mo tiempo, propone el análisis histórico para Manuel Vázquez Montalbán y la izquierda
Txetxu Aguado 39