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Universidad de Santander – UDES

Maestría En Gestión Pública y Gobierno


Programa: Políticas de equidad de género y de familia

Ingrih Mabel Cárdenas Arias


Noviembre 3 de 1017

Desde tiempos históricos, la familia se ha constituido en un referente básico en la construcción


de las sociedades, por su rol en fundamental en la formación de los sujetos por medio de los
procesos de socialización mediante los cuales se aferran y resignifican normas, costumbres,
tradiciones, roles y modelos de comportamiento que constituyen las bases para la construcción de
la identidad individual y colectiva; asimismo la familia se ha convertido en la base de la
estructuración de la organización económica, debido a que reproduce la fuerza de trabajo y brinda
las condiciones de cuidado necesarias (alimentación, abrigo, afecto) para la supervivencia de la
especie y para la vinculación al mundo laboral. Por su parte la familia también ofrece la
configuración de espacios para edificar las relaciones con los otros, establecer las bases para la
convivencia y la sobrevivencia, reconocer la diferencia, la pluralidad y la diversidad según
características de género, generación, pertenencia social, status económico (Franco & Sánchez,
2013).

Es tal la relevancia y trascendencia de este grupo social, que se ha llegado a considerar como
la institución con mayor tradición en la historia de la humanidad. Por ello el abordaje de familia
como tema de análisis, reflexión e intervención, llevan a reflexionar sobre el lugar y el papel de
las familias en el entramado institucional, gubernamental, social y académico.

En este sentido, la concepción de familia en el orden jurídico colombiano se desprende de los


principios consagrados en el título 1º de la Constitución Política, en la ley 1361 del 2009 y las
demás normas relacionadas donde se establece algunos elementos que caracterizan la familia desde
el punto de vista constitucional como: la familia es el núcleo fundamental de la sociedad, se
constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de
contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla, el Estado y la sociedad
garantizan su protección integral, entre otras (Constitución Nacional Art. 1, 1991). Ya en el
diálogo entre el orden jurídico y la dimensión social, la familia es el escenario y mediadora de los
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encuentros de sus integrantes con otros escenarios: el mercado, la cultura, la política y con su
contexto inmediato: vecinos, organizaciones sociales, colegios, iglesias, etc. Es en familia que se
viven, se entienden y se perciben realmente los derechos y se realiza buena parte del desarrollo
integral de las personas (Calveiro, 2005).

Pero la situación de la familia colombiana es otra; la Pluralidad y la Diversidad es la Realidad


Social Colombiana de ellas. Los estudios iniciados con la obra de Virginia Gutiérrez de Pineda
(1968) señalan dos aspectos importantes que son la diversidad cultural en la cual se insertan las
familias y la articulación de las diferentes disciplinas que permiten entender las dinámicas
familiares de manera integral. De esta forma, la investigación muestra como la diversidad cultural
es fuente de la diversidad de las dinámicas familiares y como se configuran estas a partir de la
geografía, y de sus interrelaciones con lo económico, lo cultural, lo religioso y lo social (Gutiérrez
de Pineda, 2000).

Aunque esta diversidad de las familias colombianas se mantiene con el tiempo (Profamilia,
2015), los autores y autoras que han trabajado este tema, presentan varias tipologías de familia
entre las cuales están: las familias nucleares constituidas por el padre la madre y sus hijos e hijas,
las familias monoparentales conformadas por el padre y sus hijos e hijas o por las madres y sus
hijos e hijas, las familias unipersonales, las conformadas por los abuelos y/o abuelas y sus nietos
y nietas, las familias de nido vacío, las familias reconstituidas según el modelo nuclear pero con
uniones anteriores que conforman familias mixtas desde el punto de vista de los hijos e hijas, las
familias sin hijos y sin intención de procrear, las familias trasnacionales, las familias unidas por
vínculos de solidaridad o de amistad ( Política de Familia, 2012)

Igualmente otro factor que influye en la pluralidad y la diversidad de las familias colombianas
es el enfoque diferencial, aspecto que establece la diversidad desde otros puntos de vista y surgen
los diferentes enfoques que incluye esta Política Pública de familia: el enfoque territorial,
(ubicación geográfica que determina a las familias urbanas y familias rurales); el enfoque de
género, donde se tiene en cuenta la igualdad entre hombres y mujeres en las relaciones
intrafamiliares, que se expresa en la igual participación en la provisión de los ingresos, en el
ejercicio de la autoridad democrática en la familia, en la participación en la gestión y cuidado de
las generaciones y en el acceso al mercado laboral en igualdad de condiciones; el enfoque
intergeneracional, que reconoce la composición de las familias desde el punto de vista de las
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generaciones; el enfoque de las personas con discapacidad; el enfoque a partir de las opciones
sexuales; el enfoque étnico y cultural y el enfoque de las personas en desplazamiento forzado de
carácter político, desplazamiento por razones económicas, la migración nacional y económica y
los desastres naturales (Gutiérrez de Pineda, 2000).

Desde esta perspectiva, esta diversidad de enfoques que incluye la política de familia en
Colombia demandó para la construcción de la política de familia, el hecho de atender a las familias
como totalidades en cuanto a la compleja dinámica e interrelaciones que en ellas confluyen; de la
misma manera el responder a sus especificidades según tiempo y espacio, el reconocimiento como
grupo con capacidad de participar en la definición de su proyecto de vida y garantizar su
vinculación en la concreción de las políticas, como propósito de desarrollo y no como objeto
receptor, mediador o telón de fondo de las acciones.

Con este contexto, la Política de Familia en Colombia (2012) se planteó como objetivo general
“Proporcionar a las familias colombianas los recursos afectivos, económicos, culturales, jurídicos,
democráticos y las fortalezas como sujeto colectivo de derechos para orientar el desarrollo integral
propio y el de sus integrantes individualmente considerados, para que sean reconocidas en su
diversidad estructural, étnica y cultural y como agente interlocutor con su entorno político,
económico y cultural”. Para su cumplimiento, esta política programó unos objetivos específicos,
dentro de los cuales se resalta el “Adoptar procesos educativos orientados al cambio cultural que
favorezca la aceptación de la diversidad familiar, cultural y étnica y desarrollen las capacidades
familiares para la construcción de proyectos de vida colectivo, de desarrollo de los derechos de
sus integrantes y de sus proyectos de vida individuales, dentro de espacios de convivencia
democrática y comunicación asertiva” (Política de Familia, 2012). Es de resaltar que los temas a
través de los cuales esta política quiere garantizar los derechos de las familias y sus integrantes,
están agrupados en tres ejes centrales: la seguridad ciudadana, política y económica.

Cabe señalar que para alcanzar este objetivo general, se proponen unos objetivos específicos
dentro de los cuales es importante resaltar el que plantea “Adoptar procesos educativos orientados
al cambio cultural que favorezca la aceptación de la diversidad familiar, cultural y étnica y
desarrollen las capacidades familiares para la construcción de proyectos de vida colectivo, de
desarrollo de los derechos de sus integrantes y de sus proyectos de vida individuales, dentro de
espacios de convivencia democrática y comunicación asertiva” (Política de Familia, 2012). A
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juicio personal este objetivo es relevante debido a que actualmente convivir en paz es un derecho
humano reconocido a través del cuerpo jurídico que sostiene la democracia del país y asimismo
representa un gran desafío para la humanidad. Esto porque la paz significa no sólo una disminución
de todo tipo de violencia (directa, estructural o cultural), sino porque es una condición
indispensable para que los conflictos puedan ser transformados creativamente y de forma no
violenta “de tal manera que creamos paz en la medida que somos capaces de transformar los
conflictos en cooperación, de forma positiva y creadora, reconociendo a los oponentes y utilizando
el método del diálogo” (Fisas, 1998).

Dentro de este contexto e inspirada en los valores que sustentan el Estado Social de Derecho
consagrado en la Carta Constitucional, los principios de igualdad de oportunidades, equidad de
género, justicia redistributiva, corresponsabilidad, diversidad y valoración ética de las diferencias,
la Gobernación de Santander construyó la Política Pública de Mujer y Equidad de Géneros de
Santander 2010-2019, basándose en un estudio socio-económico llamado “Diagnóstico de Brechas
de Género en Santander” (Gobernación de Santander, 2009), que ofreció un conocimiento sobre
las condiciones socio-económicas de las mujeres del departamento, evidenció las brechas de
género en los ámbitos educativo, de salud sexual y reproductiva, de participación política, de
ingresos, pobreza y violencias hacia las mujeres, y así formuló de manera preliminar líneas de
acción que sirvieron para orientar la política pública de equidad de género en el Departamento de
Santander.

Es así como resultante de un ejercicio de priorización de derechos de las mujeres el Plan decenal
de igualdad de oportunidades determina la “Educación para el reconocimiento y realización de los
derechos de las mujeres”, teniendo como base la educación como punto de partida y camino
necesario, más no suficiente, en el desarrollo de las capacidades y de la autonomía económica,
física y política de las mujeres (Gobernación de Santander, 2009).De ahí que su objetivo central
en este tema es “Consolidar en Santander los avances educativos de las mujeres promoviendo el
derecho a una educación no sexista y a una formación para el trabajo que permita a las mujeres
urbanas y rurales del departamento, obtener un mayor reconocimiento y valoración de sus derechos
humanos así como una inserción equitativa en el mercado laboral” (Gobernación de Santander,
2009).
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Vale la pena resaltar que todo este Plan Decenal tiene como principio rector (entre otros) lograr
la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades para mujeres, hombres, niñas y niños,
entendiendo la igualdad en el sentido que los derechos, responsabilidades y oportunidades de
mujeres y de hombres no dependen de si nacen varones o hembras. Por el contrario, la equidad de
género implica que los intereses, necesidades y prioridades tanto de mujeres como de hombres
serán tomados en cuenta reconociendo la diversidad de los diferentes grupos de mujeres y
hombres. Precisamente este plan es enfático en señalar que la equidad de género no es un “asunto
de mujeres” sino que debe ser objeto de atención y comprometer tanto a hombres como a mujeres,
pues esta igualdad entre mujeres y hombres se considera como cuestión de derechos humanos y
como una precondición e indicador del desarrollo sostenible centrado en las personas
(Gobernación de Santander, 2009).

Lo cierto es que comparto con (Puyana, 2012) que si bien, en todas las políticas sociales y
económicas, es fundamental tener como direccionamiento básico el principio de anti-
androcentrismo, encaminado al respeto y reconocimiento de la mujer como ciudadana en general,
es preciso desarrollar políticas encauzadas a la familia que faciliten el uso equitativo del tiempo
entre los géneros, por cuanto la reproducción social es tarea de todos y todas y solo puede ser
avocado por la sociedad y el Estado en general.

Es definitivo que las familias asumen diversidad de formas en cuanto a composición,


dinámicas, relaciones, roles y funciones y que no existe un único modelo, sino por el contrario
múltiples opciones de construir y vivir en familia. Por ello se hace imprescindible una mediación
interinstitucional, multidisciplinaria, intersectorial, integral e integradora para abordar la
complejidad de interrelaciones y situaciones.
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Referencias Bibliográficas

Arriagada, I. (2006). Cambios de las políticas sociales: políticas de género y familia. Santiago de
Chile: Cepal.

Calveiro, Pilar. (2005). Familia y poder. Buenos Aires, Argentina, Libros de la Araucaria.S.A.

Constitución Política de Colombia, 1991. Artículo 1.

Coontz, S. (2006). Historia del Matrimonio. Cómo el amor conquistó el matrimonio. Barcelona,
España: Gedisa Editorial

Franco, S & Sánchez, G. Las familias: ¿un asunto de Políticas Públicas? Artículo publicado en la
Universidad del Valle. Sociedad y Economía Número 14. ISSBN 45363828. Consultado
en sociedadyeconomia.univalle.edu.co/index.php/sye/article/viewFile/1729/1654.

Galvis, Ligia. (2002). La Familia. Una prioridad olvidada. Bogotá. D.C. Ediciones Aurora.

Gobernación de Santander, (2009). Plan Decenal de Igualdad de Oportunidades de Santander.


Consultado en
http://historico.equidadmujer.gov.co/mecanismos/Documents/santander/Gobernaci%C3%
B3n%20de%20Santander/Politica-publica-mujer-equidad-genero-santander.pdf

Gutiérrez de Pineda, V. (2000). Familia y Cultura en Colombia (V edición ed.). Medellín,


Colombia: Universidad de Antioquia.

Puyana, Y (2012). Las políticas de familia en Colombia: entre la orientación asistencial y la


democrática. Revista Latinoamericana de Estudios de Familia. Número 4: 210-226.

Universidad de Caldas, Centro de Acompañamiento a las familias. Secretaria de Desarrollo Social


- Alcaldía de Manizales. (2015). Lineamientos de Política Pública para la Familia en el
Municipio de Manizales. Consultado en www.ucaldas.edu.co/portal/tag/politica-publica-
para-la-familia-de-manizales/

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