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irónicas o escépticas, desdenadas con un gesto de n:ialhumor o, por último,
se marchitaron en los anaqueles de los covachuelistas, pero hoy sabemo
de cierto dos principies: uno, que las afirma~i?nes. de, es_os propagandist~
estaban viciadas por una dosis de exageracion dialecuca pe~fectarnente
comprensible, y en segundo lugar, que b~e~a parte de las_ mismas logró
ser escuchada y cristalizá en generosas decis10nes gubern~t_ivas. De una u
otra suerte, esas expresiones revisten para nosotro~ el. n:iento excepcional
de acreditar libertad de expresión, confianza en la JUStlcia humana y rigor
moral en cuantos alzaron entonces el dedo acusador.
que, seducidos por fervores apostólicos, soiíaban con moldear una sociedad
indiana perfec_ta, haciendo realidad la Ciudad de Dios agustiniana o, la
Ciudad Celestial de los franciscanos (idea que resurge en el Perú en pleno
siglo XVII en los tratados del franciscano fray Gonzalo Tenorio), o en
fin, un temperamento exaltado, que encontraba en la defensa de la raza
vencida un truculento tópico para atacar puritanamente a los poderosos
(opinión que Maravall rastrea en Espaiía a partir del gobierno de los
Reyes Católicos), pero que luego con diligencia oportunista servían a los
mismos grupos de presión cuya conducta tan estentóreamente censuraban.
Hasta ahora no se tenía a Falcón por sospechoso en este orden, pero sin
descender a pormenores que trataremos en otro lugar, séanos permitido
seiíalar de pasada un detalle revelador: mientras Santillán, cuya Relación
acusa un desbordante entusiasmo por lo indígena, cree descubrir en los
curacas poco menos que los verdugos de los nativos, Falcón los considera
elementos indispensables para regir a los mismos, y a fuer de abogado
de tales mandones, tiene buen cuidado de silenciar sus desmanes. Si a
esto aiíadimos su desembozado elogio de las encomiendas (actitud que
envuelve flagrante ruptura con su línea doctrinaria), se configura a las /·
claras una concepción seiíorial de la sociedad, que difiere bastante de la
imagen tradicionalmente admitida. I•
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Por todo esto, pues, parece sobradame~te justificado tr~ar la
semblanza de un escritor que alcanzó en ,e1. Peru de h_ace cuatroc1entos
anos una singular resonancia y cuyo. credito, c?mo mform~te sobre
determinados aspectos del sistema soc10-economico del lmpeno de los
Incas no ha sido impugnado.
Estos datos tan minuciosos provienen dei testamento dei licenciado Falcón, otorgado en
Lima en 1587, y dei cual se transcriben el encabezamiento y una cláusula en el expediente
conservado en el AGI, Contratación, 240, número 13. Corroboran la fecha de nacimiento
una declaración suya en los autos de la residencia dei licenciado Salazar de Villasante (AGI.
Justicia, 452, foi. 24v) y otras deposiciones concordantes.
2 Cfr. Garcilaso de la Vega 1617: lib. primero, cap. XXIII.
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de 1542 se dispu~o que los licenciados y doctores de ella gozasen de las
mismas prerrogativas que los de Salamanca y Bolonia. La indumentaria
que u_sab~ lo,s alumn?s p~ecíase al patrón de esta última, aunque en
m~tenas cienu~cas el mfluJo ~ecisivo provenía de la primera. 3 Entre el
m1llar de es~udtantes_ ~ue acu11an a las aulas leridanas por aquellos anos,
dos alcanzanan tambien notonedad en el Perú: el doctor Gabriel de Loarte,
famoso asesor de Toledo y magistrado de la audiencia de Lima desde 1569
hasta 1576, Ye1 cuarto rector seglar de la Universidad de San Marcos (1574-
1575), el doctor Juan de Herrera. 4 Por cierto que Falcón sólo alcanzó a
optar~ gr~d? de licenci_ado en la Facultad de Leyes. Ignoramos las razones
que le 1mp1d1eron culminar su carrera académica con la borla doctoral.
3 La Fuenre 1884-l 889, I: 136-143 (cap. XIV); Lloréns Fabregat 1901: passim; y Gaya Massot
1952: 283-338, 1954: 19-34, y 1958: 101-124.
4 E . 1939· 170 207 275 286, y 1940-195 L I: 83 Yss.
gmguren ·. ' . ' Y. . , de Antonio dei Solar, Lima, 9 de marzo de
s En una declarac1ón vertida en la mformacwn N fi (AGI L' 123) .
- d d d más o menos o supo rmar , 1ma,
1573, confiesa ser de cuarenta anos e e a , , ·
6 Bermúdez Plata 1940-1946, III: 212 (asiento num. 2.396).
7 Malagón Barceló 1961: 1-17; y Vega 1966: 149-154.
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conminó al riguroso ministro a que en un término perentorio restituyera
las varas a los alguaciles, sin restarles un ápice de sus facultades.
González Granadino «por aplazer a los vecinos della [de Cali] y executar su
pasión E dar a entender falsamente so color de dezir ques letrado».
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en el curso de una arenga que hiciera en la residencia del gobernador
Guzmán en presencia de un crecido grupo de indígenas, las rechazó
como calumniosas. En todo caso, de admitirse la segunda era bajo la
inteligencia de que el seglar que adoctrinase a los nativ,?s debía hallarse
en posesión de los conocimientos suficientes para ensenar rectamente y
fuese buen cristiano. Finalmente, la tercera opinión que se le imputaba
debía entenderse de forma que la justicia civil podía aprehend~r en c~sos
excepcionales a los tonsurados, únicamente para ponerlos de mmed1ato
a disposición de su ordinario.
El obispo Del Valle admitió estas exculpac_iones, Y el do~ingo
14 de abril, en la catedral popayanesa, en plena m1sa mayor, el cmtado
Falcón cumplió la sentencia pronunciada el ~. º ~e octubre. Del~~te de
la feligresía y de algunos indios atónitos, abJuro d~ sus propos1c1ones,
hallándose «en mitad de la dha. yglesia con unas gnllos y una cadena a
los pies y una soga a la garganta». Volvió a sufrir la misma humillación
aquel día «... a la hora de la nona, hauiéndose juntado a la dotrina los
naturales como lo han de costumbre, el dho. licenciado Falcón estubo
en penitencia en medio de la yglesia en pie con unos grillos a los pies
y la saga a la garganta hasta que se acabá la dha. dotrina y dijo en voz
inteligible públicamente las palabras que le fueron mandadas dezir por la
dha. sentencia y conforme a su tenor». 9
Poseemos un 10 · d.1c10
· que permite vislumbrar que Falcón se puso
en estrec
~
ho ,contacto con 1a po 61 ac10n
. , ab ongen
. de su comarca toda vez
que anos mas tarde estab a en cond.1c10nes
· d e informar que en 'el ámbito
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de la gobernación de Popayán se hablaba más de un centenar de lenguas
indígenas, diferentes entre sí. 1º .
EI letrado de campanillas
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Álvarez, del capitán Luís Dávalos de Ayala, y del convento de La Merced
de Potosí, y como procurador de sus poderdantes ante la audiencia de
Lima, ajusta los servidos de Falcón como asesor en las causas que seguía,
por d lapso de afio y media, en mil pesos de plata. 15
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de 1557 ~ast_a el_ mismo me~ de 1559), para actuar como gestores ante
r
rodas las l~StltUCIOnes S~fVlf2~omo agentes O delegados cerca dei virrey
y las a~tondades ecles1as~1cas. La vi?culación entre el prelado platense
y Falcon, sea que se hub1ese establec1do por intervención del obispo de
Popayán Dei Valle, sea que proviniera de una identidad de ideales éticos
entre fray Domingo de Santo Tomás y nuestro biografiado, abre una amplia
perspectiva en orden a la futura actuación de este último.
En este mismo ano rompe los fuegos como vocero y paladín de los
naturales. Su primera aparición en este terreno ocurre con motivo de la
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t
insta~ración de los corregidores de indios, pron:iul~ª?ª por el gobernador
Garcia de Castro. Falcón se incorpora desde el prmc1p10 entre los opositores
a la existencia de tales autoridades. En calidad de procurador general de los
caciques del distrito de la ciudad de Huánuco (Recurso de 27-Vl-1565),
de los de la ciudad de Lima (Escrito de 18-VII) Y de los lugarefios de
Yauyos (sin fecha expresa) asume la tarea de protestar por el perjuicio que
27
significan esos funcionados para sus patrocinados.
27 Como
a1 ~ a1el petitorio . de Ios ongmanos
. . en nombre · · · d e y auyos se conserva anejo a la Representaczon,
.,
sent) t 1 ongi nal Y_e,diciones de ella se dará también la referencia de este documento (cfr.
~o,ta.4 a1· da ryec1amacion en nombre de los caciques de Huánuco y de Lima cuyo texto es
1
p entico
, e auyos '. aparece
. cranscma ' e indios de1
· en el exped'1ente seguido por los caciques
eru para que se supnm1eran 1 C 'd ,
se prcsencó ante el C . d ~s d_orregi ores prove1dos por García de Castro. El expediente
28
Lohmann Villen/195;~~;~ t
Carta dei Arzobis o tnseJo e n ~as el 3 de febrero de 1567 (AGI, Lima, 121).
6
1. de marzo de 1566. En Lissón 1943-1956, II: 310-312; y
29 AGNP, Juan Guciérrez, 1566, fois. 113 y 233v.
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j
Del sólido predica~ento de que disfrutaba nuestro biografiado en
rodas las esferas, Y en particular cerca del gobernador García de Castro,
es testimonio fehaci~nte el hecho de que éste requiriera su dictamen
antes de proceder ,ª implant~r el pago del 1 o/o por razón de plusvalía
sobre las mer~~denas qu~ se 1~portasen de Tierra Firme. 30 Este recargo
afectaba tamb1en al prop10 Falcon, pues sin perjuicio de sus labores como
jurisconsulto, ~~tenía un lucrativo intercambio mercantil con Panamá,
aspecto pragmauco q~e. complementa su silueta personal. Son pocos los
datas acerca de sus act1v1dades como hombre de negocios que han llegado
hasta nosotros, pero a través de ellos puede adivinarse la magnitud de las
mismas. Ya a poco de radicarse en Lima había otorgado poder al corregidor
de Piura, Pedro Pacheco, para todo género de cobranzas, y en especial
para hacerse cargo de cualquier expedición de mercaderías que llegase
consignada a su nombre a Paita. 31 En 1568 realizó una remesa de 2.000
pesos a Panamá, para adquirir en esa plaza artículos variados. Parece que esta
inversión defraudó las expectativas de Falcón, pues seguramente a ella se
refiere cuando en 1572 se lamentaba de que al cabo del tiempo transcurrido
aún no había recobrado el capital, y los beneficias apenas llegaban a un
3 % del mismo. 32 No debió de desanimarse para tales empresas, pues el
31 de enero de 1569 celebraba compafiía con su sobrino Juan de Busto.
Falcón aportó la ingente suma de 10.000 pesos de plata ensayada, y Busto
ofreció su trabajo personal, viajando a Tierra Firme, en donde adquiriría
mercaderías surtidas. Conducidas a Lima, las entregaría al sacio capitalista,
para que éste las liquidara. Las utilidades se distribuirían a razón de 75 o/o
para Falcón y 25 o/o para el factor. Durante su estanda en el istmo, Busto
se haría cargo igualmente de una partida de artículos que estaba allí entre
los bienes de Juan de Mazuelas, de quien Falcón era albacea testamentario.
Si Busto no pudiese cumplir la comisión, le sustituirían Juan de Lumbreras
o Cristóbal Quintero. 33
30 AGI, Justicia, 447, Expediente promovido por los mercaderes dei Perú sobre la aplicación
de la cédula de 28 de noviembre de 1568, que incrementaba dicho impuesto al 5%. Cfr.
la pregunta XVIII. El texto de la cédula, en Ministerio de Trabajo y Previsión 1930, III:
151-154.
3l V. nota 17.
32 V. el expediente citado en la nota 30, fois. 45-47.
33 AGNP, Juan García, 1569-1570, fois. 30, 31 v, 33v y 69.
34 AGI, Contaduría, 1685, Libra de cargo dei Tesorero Pedro Bonconte, 1568, fois. 68v y 84.
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Un ano trascendental
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Para vencer_los es~rúpulos que le asaltaban, García de Castro propuso
el probl~~a a una Junta mtegrada por el arzobispo Loaysa, el provincial de
los dommicos fray Pedro de Toro, sus hermanos de hábito fray Francisco
3
de 1~ ~ru~ (~igo ~e Las Casas ª y protagonista de un sonado proceso
inqu1S1tonal anos mas tarde) Y fray Alonso de la Cerda; los mercedarios
fray Miguel d~,. Orenes, pro:7incial, fray Juan de Roa, comendador, y fray
Melchor C?rdon~z; los franc1~canos fray Juan del Campo, prior, fray Diego
de Medellm (ob1spo _de Santiago de Chile desde 1576 hasta 1593), y fray
Juan de Vega, y el pnor de los agustinos, fray Francisco del Corral.
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indios a alquilarse para esa dase de faenas; ~n último extrer:no, p~r ser
labradores, sólo cabría apremiarlos a que se aphcasen a los trabaJ~s agncolas
o similares, a finde lograr mayores cosechas de productos de la tterra, de lo
cual también se beneficiarían los espaííoles.
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que estimaban un deber de conci·en · ~ al · · ·
. ., , eia sen ar situac1ones irregulares, para
cuya rect1ficac1on creia~ necesario sacar fatalmente todo de quicio. Falcón,
en esto, responde sencillamente al espíritu censurador del momento, de
cuyos cont~rn_os n~s hemos ocupado en otro lugar. 42 Hecha abstracción del
declama:ono mtro1t? Y de la deprecación final, muy propios de petitorios
de ~sta mdole, el nucleo d~l t~~tado 9ue nos_ oc upa condene datos muy
cunosos acerca de la organizacion social preh1spanica, sobre los que poco
1
He aquí un esquema del pedimento que nos ocupa, cuyo desarr?llo 1'
lo articulá Falcón en torno a tres tópicos: la parte doctrinal o especulativa,
la parte expositiva, de tonalidad histórica, y la parte exclamatoria.
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Como supuesto previo, cuestiona e1 derecho de Espafia a la
adquisición y retención de los territorios indianos, no con ánimo de
~nervado, sino para poner en evidencia, a través de la exposición de cuanto
1ba a revelar en el texto, que no se habían satisfecho los requisitos bajo
los cuales se reputaba por legítima la incorporación del Nuevo Mundo
a la Corona espafiola. En concepto suyo, los fundamentos que asistían a
esa acción eran esencialmente dos: e1 derecho de conquista y la donación
pontificia.
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. ;ºr otra parte, .~abida cuenta de que el fin primordial de la
donac1on papal la c?n?1c1onaba a la conversión de los indios, a juicio de
Falcón todo el rend1m1ento económico de los mismos debía invertirse en
el cumplimien:o de aquel compromiso, sin detraerlo para el sustento de
comarcas extranas.
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La parte final versa sobre los perjuicios y molestias que acusaban
los indios, como consecuencia de los trastornos experimentados por el
colapso de su tradicional régimen administrativo Y económico y por la
modificación sustancial introducida en el módulo de valoración de su
esfuerzo laboral. El desarreglo del primero había afectado principalmente
a las autoridades locales, ai privadas de buena parte de su potestad y de las
innumerables gollerías a que habían estado acostumbradas.
99
o
1564 a la Compaííía de los Lanzas y Arcabuces, asociado con Falcón? ~O se
alude a un hermano de Polo de Ondegardo, que ta~bién vivía en el Perú,
llamado Diego de León? ~O, en fin, se trata dei médico dei conde de Nieva,
licenciado Juan de León? Queda abierta la interrogante de la identidad de
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ese nuevo entendido en antiguallas peruanas.
Para concluir este apartado, diremos rodo lo que se sabe acerca dei
tratado De libertate indorum servanda. Por conducto dei Inca Garcilaso, 50
tenemos conocimiento de la mención que hacía el P. Blas Valera de un
libro de Falcón con el título citado. En dicha obra se recogía el texto de
la retórica arenga o requerimiento dei P. Valverde a Ata~ualpa. Lo más
sugestivo de todo esto es que Valera incluye a nuestro b10grafiado entre
los autores veraces que coinciden con su idol~peya, a s~b~r los sacerdo_tes
Juan de Oliva ( ·el dominico fray Juan de Olias?) y Cnstobal de Medma
(~será el P. Cris\óbal de Molina, e/ cuzquefio?), ambos muy peritos en
51
lengua indígena, y el franciscano fray Marcos Jofré, los mismos que
52
también se alegan en la Relación dei jesuíta anónimo, única fuente,
como hemos visto, que seííala la existencia dei trabajo de Falcón que
acabamos de tratar.
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El varón expectable
y que en lo que toca al fauorescer los yndios En este reyno vio este testigo
que no lo fizo [Monzón] porqu~ aunque se han traído muchas cédulas
de Su Magestad en fauor de los dhos. yndios, como son para que no sean
compelidos a se alquilar ni sean lleuados a diferentes temples ni echados
a minas ni consentido cargar y otras munchas, ninguna dellas se han
cumplido ni cumplen, porque este testigo vee cada día que los yndios
vienen a esta ciudad, ques tierra caliente, compelidos por la Justicia
y se han dado pregones de _la audiencia para q. los yndi~s serranos de
tierra fría vengan a se alqmlar a los Llanos fuera desta cmdad, contra
lo proueydo por Su Magestad; y aunque en sus cédulas se manda que
les den dos tomines, no les dan más que uno, y aunque se manda q. les
paguen ida y vuelta, nos~ la_pagan ni se la mand:111 pagar, y au~que por
las calles y caminos van md10s cargados con hac1enda de espanoles, no
se ha pedido que los castiguen a los que los cargan, antes ha visto este
testigo en esta audiencia prenderlos y castigados los índios porque no
dan cuenta de las cargas, como fue a ciertos índios de Guadacherí, porque
101
n~ d~eron cuenta a un fulano Palomino de ur~as cargas de ropa; y
asimismo se han dado prouisiones por el Presidente [Garcia de Castr qj
:u
0
pª q. los indios sean compelidos a ir a las minas a lleuar bastimentos, y
todo el mundo sabe q. en las minas de Atunsulla y las Huánuco y en 1l
de Potosí no hay negros que saquen la plata.' y así es público y notorio q.
los indios la sacan pª los espaííoles en las mmas de Atunsulla y Huánuco
contra su voluntad, lleuándoles so color de que no h~ de hacer más
que lleuar bastimentos, y q. aunque todo esto_l? ha sabido el ~scal [e. d.
Monzón] porque ha visto que se han dado pet1c10nes en la Audiencia que
este testigo ha ordenado pidiendo que no se faga, ~? lo ha c?ntradicho
ni suplicado dello como era obligado ... y que tambien ~a temdo mucha
culpa en no haber contradicho el haber mandado el P~esiden~e que todos
los índios deste Reyno paguen el salario de los Corregi~ores siendo como
es de justicia que no lo paguen, pues están tasados los tributos que han de
pagar por orden de Su Magestad. 56
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