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La Fe y la Razón

La inteligencia humana al verse alimentada por conocimiento adecuado y entendible a la


propia cordura de la mente que la domina, es iluminada por lo que se denomina como la
luz de la verdad divina, absorto en su propia perspectiva de la verdad, a lo largo de la
historia cada hombre busca su propio camino hacia el conocimiento divino, su propia forma
de felicidad o su propia percepción de la salvación propiamente dicha, para aquellos que
dedican su vida al pensamiento profundo y la lectura de escritos típicos por su cantidad de
conocimiento albergado hacia lo sobrenatural, lo inexplicable o lo sagrado, influenciados
por sus propios principios y su propia curiosidad como defecto y virtud humana, dentro de
la cual si bien pecamos de curiosos e ignorantes, logramos llegar a una cierta verdad
incompleta que por así decirlo, ya es un avance muy significativo.

Inicializando al hombre en sus métodos de búsqueda de la verdad nos encontramos con


dos principales conceptos como son la fe, fe hacia Dios, fe hacia lo que no podemos ver ni
tocar, y la razón, razón de lo real, razón de lo posible y aquello que se puede percibir, para
guiar al hombre por el camino correcto, y para que logre un equilibrio entre lo que puede
percibir y lo que quiere creer.

Asimilando los conceptos de fe y razón por igual, fe, por el lado del camino de la verdad
absoluta, y las explicaciones que esta conlleva, comprensión, para examinar la verdad de
aquello que podemos comprender y encontrar a Dios, armonizando el propósito y fin de
ambos conceptos y adaptándolos a nuestra vida en general para resaltar la cercanía entre
nuestra razón y Dios, siempre con el objetivo de lograr tanto ser fiel en la fe siguiendo y
aceptando los principios de esta sobre los conflictos de su contraparte y lograr un balance
en tu mente, como pensar como un ser perfectamente razonable y comprensivo, que
entiende que no todo pasa porque pasa, sino que todo tiene un principio lógico y complejo,
citando a San Agustín; Cree para comprender, comprende para creer. Refiriéndose a que
lo mejor para nuestra vida plena, vía correcta y razonable, obra perpetua y mente lógica,
seria que la verdad y principio absoluto de nuestra existencia, capacidad de pensar y
movimiento se deben a lo que nosotros comprendemos como Dios, en otras palabras, la
verdad y principio absolutos son Dios.

Contrario a lo anterior, y directamente relacionado con la armonía entre la fe y la razón,


examinando la fe y la razón por separado, osase, cuando separamos los conocimientos
que nos brindan ambas y clasificándolos como unos ajenos a otros, se podría llegar a la
denominación de una verdad separada por dos clases de conocimiento; el Sagrado, que
poseería las verdades referentes a los sucesos sobrenaturales o divinos, explicando así los
milagros, apariciones y otros seres que pueden o no habitar nuestro mundo material,
asimilando la existencia de todo de lo que se habla en los escritos de origen divino o
sagrado, y el Profano, que vendría a ser la razón referente al mundo material, y el limitado
raciocinio humano, esto separaría a los conceptos enajenando a unos de otros, y no
considerándolos como iguales absolutos, por lo que la verdad absoluta se vería separada
y por no poder relacionarse también se vería incompleta por lo que una verdad incompleta
no es una verdad. Totalmente contrario a lo que opina Santo Tomas, el cual cree en un
punto común entre la verdad Sagrada y la verdad Profana, colocando a la sagrada como
prioridad para la existencia.

Por otra parte, los conceptos mencionados anteriormente no siempre fueron considerados
lógicos ni fueron considerados así en un principio, muchos de ellos caen en contradicción
desde su propio origen hasta el clímax del desarrollo, tomando un camino totalmente
diferente a los anteriormente mencionados; para examinar casos que además de no poder
pasar desapercibidos, carecen de sentido y escapan de nuestra realidad física, chocando
directamente con el propósito de la razón, se apela a la ignorancia de lo que en realidad
está sucediendo ,apoyando la idea de que “Ocurre porque ocurre”, yendo directamente en
contra del concepto general de la verdad absoluta, por lo que no se busca la verdad
realmente sino que ,mejor dicho solamente busca acabar con la búsqueda de la verdad
absoluta, citando a Tertuliano; Credo quia absurdum,” Creo porque es absurdo”. Cuando
algo no se puede explicar con nuestra lógica humana simplemente escapa de nuestra
comprensión y por ello no podemos explicarlo, y claro, si bien esta es una justificación hacia
nuestra ignorancia, además de ser una justificación para nuestra poca capacidad de
cordura, no es una respuesta correcta, cae directamente en lo opuesto a lo que el hombre
siempre busca, cae en él conformismo de simplemente no querer comprender lo
incomprensible, y ello, al menos en muchas opiniones, es considerado emocionante y
desconcertante, pero a la vez mediocre.

Pero tributado de el anterior aspecto, nace la idea de que la verdad en realidad se separa
en dos verdades absolutas y no una sola verdad definitiva, verdades independientes, una
de forma teológica, explicando aquello sobrenatural y espiritual, llevando la explicación para
la existencia del hombre y su sentido en esta vida, clasificando el evangelio, verdades
reveladas de la biblia y otros derivados no menos importantes, y por otro lado la verdad con
una forma filosófica mas apegada a la razón, llegando a la conclusión de que estas dos
verdades no interfieren una con la otra, en efecto esta pueden relacionarse en algún punto
pero no pueden ir de más allá de simples referencias, sin embargo ambas cuentan con una
importancia similar, ya que la verdad filosófica se refiere a la explicación de lo natural y
medidas de lo posible que puede salir a la luz de todos los hombres, por otro lado la verdad
teológica se refiere a todo tipo de conocimiento que puede ser percibido a través de la
iluminación divina y no menos que eso.

Podemos concluir que poseemos una gran capacidad de raciocinio como para lograr una
forma de pensamiento crítico hacia lo que nos rodea, hacia aquello que nos motiva y nos
mueve cada día y hacia nuestra fe en Dios, y una leve comprensión hacia lo que; no vemos,
pero si sentimos, fuera de nuestro mundo material, además de poseer tanto la fe que nos
define como seres buscadores de la verdad más allá de nosotros mismos y lo que nos
concierne, como la capacidad de la razón para la compresión y examinación de aquello que
podemos comprender, sin embargo gran parte del conocimiento profano o divino, simple y
llanamente escapa de nuestra comprensión, puesto a que ello podría ser demasiada carga
para nuestras mentes, y mucho de ello podría inclusive romper nuestra fina capa de
cordura, asombrándonos hasta el punto del colapso, en resumen pues, no estamos listos
para aquel conocimiento que escapa de nuestra imaginación, y hay que admitirlo.

Bibliografías:
-Fe y Razon en Guillermo de Ockham.
-Biografía de Agustín de Hipona; Creer para entender.
-Credo quia absurdum.
-Filosofía de Tomas de Aquino "Credo ut intelligam" de San Agustín.

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