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INTRODUCCIÓN

El nitrógeno es un nutriente esencial que todas las plantas requieren para un crecimiento
adecuado. Es un constituyente importante de la molécula de clorofila, ácidos nucleicos y
proteínas.

Es uno de los elementos más importantes y esenciales para todo ser vivo ya que forma parte de
los aminoácidos que componen las proteínas requeridas para todos los organismos. El nitrógeno
es el nutriente más utilizado en los fertilizantes agrícola, ya que las disponibles en el suelo son
generalmente insuficiente para satisfaces los requerimientos de las cosecha y cultivos.

La mayor parte del N del planeta Tierra se encuentra en las rocas ígneas de la corteza y el manto
(Tabla 1). Sin embargo, esa forma de N no está disponible para las plantas, por lo menos en el
mediano plazo. Por lo tanto, se puede considerar que esta forma del N no está disponible para los
seres vivos. En la naturaleza existen dos fuentes principales de reserva de N para las plantas. La
mayor es la atmósfera, en la cual el 78% del aire es N. Este N se encuentra en forma molecular
(N2), aunque también existen otras formas gaseosas de N de mucha menor importancia
cuantitativa: óxido nitroso (N2O), óxido nítrico (NO), dióxido de nitrógeno (NO2) y amoníaco
(NH3). Se estima que por encima de una hectárea de suelo hay aproximadamente 300.000 ton. de
N (Stevenson,1982). El aire del suelo tiene normalmente una composición similar a la atmósfera,
aunque ocasionalmente puede estar más enriquecido en alguna de las otras formas gaseosas, como
N2O o NH3, debido a la acción de procesos químicos o microbiológicos.

En los sistemas agrícolas, la fertilización nitrogenada suele ser una alternativa costosa, pero a
menudo necesaria, para solucionar las deficiencias edáficas. Asimismo, el exceso de compuestos
nitrogenados en los suelos puede degradar la calidad del ambiente. El conocimiento de los
procesos, del flujo, y de cómo la actividad humana puede modificarlos, es fundamental para tomar
medidas que cuiden el ambiente y permitan optimizar la producción.

Este presente trabajo tiene como objetivo hacer un breve repaso sobre la importancia del nitrógeno
en las plantas, conocer los efectos negativos que le exceso de nitrógeno puede ocasionar en el
ambiente o en el ser vivo y dar alternativas viables que permiten dar una solución de exceso de
este elemento en el ser vivo.
I. IMPORTANCIA

EN EL SUELO
El Nitrógeno (N) es un elemento esencial, considerado un macronutriente, para todos
los seres vivos. Además de ser un componente específico de las proteínas, está presente
en la mayor parte de las combinaciones orgánicas de los vegetales. Actualmente está
demostrado que es el factor limitante más común del crecimiento de las plantas, y que
un deficiente suministro de éste nutriente puede provocar notables descensos en la
producción vegetal. A su vez, directa o indirectamente, es fuente de las sustancias
proteicas que aseguran la nutrición del hombre y de los animales en general. Tanto sus
deficiencias como sus excesos en los suelos, tienen gran impacto en la salud y en la
productividad de los ecosistemas mundiales. Más allá de que la atmósfera posee, en
volumen, un 79 % de N, es un gas diatómico (N2 ) muy inerte debido a su alta energía
de enlace y por lo tanto es resistente a la reacción con otros elementos, que podrían
generar las formas que utilizan la mayoría de las plantas. Sin embargo, existen ciertos
microorganismos del suelo que realizan la fijación biológica de N desde la atmósfera y
además existe un proceso de reciclado hacia el suelo de gran parte del N tomado por los
vegetales en los ecosistemas naturales. En los sistemas agrícolas, la fertilización
nitrogenada suele ser una alternativa costosa, pero a menudo necesaria, para solucionar
las deficiencias edáficas. Asimismo, el exceso de compuestos nitrogenados en los suelos
puede degradar la calidad del ambiente. El conocimiento de los procesos, del flujo, y de
cómo la actividad humana puede modificarlos, es fundamental para tomar medidas que
cuiden el ambiente y permitan optimizar la producción.

EN LAS PLANTAS

A pesar de que el N es uno de los elementos más comunes del planeta, es también el
nutriente que más frecuentemente limita la producción de los cultivos. Esto se debe a
que la molécula de N2 (N≡N) es inerte, con una gran estabilidad conferida por su triple
enlace. El nombre de este elemento en idioma francés, “azote”, significa “sin vida”,
debido a que las plantas son incapaces de asimilar N2 directamente. En forma natural,
el N del aire puede llegar a la planta a través de dos mecanismos principales: transferido
por las bacterias que previamente lo han fijado simbiótica o asimbióticamente, o
disuelto en el agua de lluvia. La cantidad de N transferido a las plantas proveniente de
la fijación simbiótica es variable, del orden de 50 a 70 kg. ha-1. año -1, mientras que la
cantidad de N aportada por la fijación no simbiótica y las lluvias oscila entre 10 y 20
kg. ha-1. año-1. El N presente en el suelo bajo formas orgánicas tampoco está disponible
como tal para las plantas, sino que para ser absorbido tiene que pasar a formas
inorgánicas. El N inorgánico representa un 2% del N total del suelo, encontrándose en
formas de nitrato (NO3 - ), amonio (NH4 + ) y nitrito (NO2 - ). Estas formas inorgánicas
son transitorias en el suelo, por lo cual las cantidades de N inorgánico del suelo son
extremadamente variables, pudiendo existir desde unos pocos gramos hasta más de 100
kg. ha-1 de N. Debido a que ésta es la forma en que el N es absorbido por las plantas,
el N inorgánico es muy importante para la nutrición vegetal. Por lo tanto, se puede decir
que en la naturaleza existe una relación inversa entre la cantidad y la disponibilidad para
las plantas de las distintas formas de N. Sin embargo, la baja disponibilidad del N
orgánico del suelo asegura la existencia de una fuente de reserva de ese nutriente para
la planta.

A diferencia del P y K, la dinámica del N en el suelo no está regulada por un equilibrio


químico, sino principalmente por procesos biológicos, derivados de la actividad
microbiana del suelo que afectan sobre todo a las formas minerales y a las formas
orgánicas de reserva. Ejemplos de estos procesos son la mineralización, nitrificación,
amonificación, desnitrificación, etc. Debido a que la mayoría del N del suelo es
orgánico, existe siempre una estrecha asociación entre los contenidos de materia
orgánica del suelo (MOS) y de N total del suelo. En la discusión siguiente, se pueden
considerar como sinónimos los términos MOS y N total.

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