Sunteți pe pagina 1din 32

Con el apoyo de:

BOLETÍN 8 DE MARZO
ESTADO DE SITUACIÓN DE LAS MUJERES EN BOLIVIA
En 2017, a nivel nacional, 109 mujeres perdieron la vida por la violencia machista; 4708 fueron víctimas de
diferentes delitos de orden sexual y un total de 30.351 denuncias vinculadas a la Ley 348 (Ley Integral para
garantizar a las mujeres una vida libre de violencia) fueron registradas en el Ministerio Público. A cinco años de la
aprobación de esta norma, las cifras rojas de la violencia de género no han disminuido en Bolivia y la lucha contra
este flagelo todavía camina coja, pues hacen falta presupuestos suficientes -y una ejecución más efectiva de ellos-
para hacerle frente.

Para la Coordinadora de la Mujer, cada 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una nueva oportunidad no
sólo para reconocer los avances, sino también para llamar la atención sobre la agenda pendiente de las mujeres
hacia la igualdad y la despatriarcalización. Dicha agenda es amplia y compleja, en palabras de Mónica Novillo,
directora ejecutiva de la Coordinadora de la Mujer, porque se plantean transformaciones estructurales, lo cual
implica esfuerzos reales de los diferentes actores, a corto, mediano y largo plazo.

Sin duda alguna, una de las tareas más urgentes que debe ser encarada por diferentes niveles del Estado y la
sociedad en su conjunto, es la violencia contra las mujeres. En el contexto de América Latina, Bolivia sigue
ocupando primeros lugares en feminicidio, violencia sexual y mortalidad materna por abortos inseguros.

Cada tres días una mujer es asesinada en el país, según el Ministerio Público. Revertir esta dramática realidad
todavía representa un camino largo por recorrer y enfrentar uno de sus principales escollos: presupuestos contra
la violencia.

Bajo esta consigna, la Coordinadora de la Mujer y sus 21 instituciones afiliadas en el país recuerdan que el 8 de
marzo continúa siendo un día de reivindicaciones. La oportunidad también es propicia para revisar cuánto han
avanzado las mujeres en el reconocimiento y el ejercicio de sus derechos, en términos de lucha contra la violencia
de género, participación política, transformación cultural, autonomía de sus cuerpos y autonomía económica.

Para contribuir a esta reflexión, la Coordinadora de la Mujer elaboró el presente documento de análisis, con el
apoyo de IDEA Internacional y la Embajada de Suecia en Bolivia.

Violencia: Las cifras rojas aumentan y faltan presupuestos suficientes para enfrentarlas
En 2016, Bolivia ocupó el séptimo lugar en feminicidios entre 23 países de la región, con 104 casos, - conforme a
los datos del Observatorio de Igualdad de Género para América Latina y el Caribe, de la CEPAL. Cabe señalar que
ese año el Ministerio Público registró 111 muertes en nuestro país, la cifra más alta desde la aprobación de la Ley
Integral 348 para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia.

1
CUADRO 1

América Latina y el Caribe sigue siendo la región más violenta del mundo para las mujeres. El informe "Del
compromiso a la acción: políticas para erradicar la violencia contra las mujeres en América Latina y el Caribe,
2016", de ONU Mujeres y el PNUD, subraya que, aunque la región ha avanzado mucho en los marcos normativos,
el problema persiste, y las altas tasas de violencia de género siguen siendo un desafío urgente que atender.

El estudio alerta que el número de feminicidios está en aumento y que dos de cada cinco son resultado de la
violencia doméstica. Además, alrededor del 30% de las mujeres en la región ha sido víctima de violencia por parte
de su pareja y el 10.7% ha sufrido violencia sexual fuera de la pareja, según cifras de la Organización Mundial de
la Salud (OMS).

En 2014, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) presentó el informe “Violencia contra las mujeres en
América Latina y el Caribe”, que compara datos poblacionales de 12 países. Dicho informe ubica a Bolivia en
segundo lugar -después de Haití- en prevalencia de violencia sexual.

A nivel nacional, un reporte del Ministerio Público para la Coordinadora de la Mujer revela que los delitos de orden
sexual suman la mayor cantidad de denuncias vinculadas a la Ley 348. Sólo en 2017 se registraron 4708 denuncias
de ese tipo (15% de las 30351 denuncias presentadas ese año en el marco de esta norma), lo que significa que
cada día 13 mujeres son víctimas de estos delitos en el país.

2
CUADRO 2

3
CUADRO 3

4
5
La Coordinadora de la Mujer observa con preocupación estas cifras, pues dan cuenta de que la violencia sexual
es una de las principales formas de violencia contra las mujeres y, probablemente, la menos abordada, porque
implica una cantidad de prejuicios que se debe romper.

Naturalización y jóvenes

Y es que la naturalización de la violencia está instalada en el imaginario colectivo de la sociedad. Una prueba de
ello es cómo los jóvenes asumen como “normal” ciertos niveles de violencia en sus relaciones de pareja.

CUADRO 4

6
CUADRO 5

De acuerdo con el estudio “Valores y actitudes ante la violencia en razón de género y consumos culturales en
jóvenes”, 9 de cada 10 jóvenes conocen al menos una amiga que sufre violencia de parte de su pareja (Cuadro 4)
pero 8 de cada 10 jóvenes consideran que la violencia es un problema cuya resolución corresponde a las
autoridades; es decir que no se sienten interpelados ante ello de manera personal y 3 de cada 10 prefieren no
intervenir en ello (Cuadro 5). Estos datos corresponden a una encuesta que la Coordinadora de la Mujer y Oxfam
realizaron en 2016 entre jóvenes de La Paz, El Alto y Santa Cruz.

7
Cada caso tiene motivaciones particulares, pero la inmensa mayoría de los hechos de violencia contras las
mujeres se sustenta en una mirada estructural y cultural machista, que se relacionada con ciertas creencias
falsas sobre la familia y la pareja. Éstas se asientan en una mentalidad “patriarcal”, según la cual están
“permitidos” ciertos grados de violencia en la pareja, como los celos o el control, por ejemplo, que se han
naturalizado como comportamientos socialmente aceptados a pesar de ser violentos.

Impunidad

En este contexto se puede entender, también, que persiste un alto grado de impunidad en relación a los hechos
de violencia. De 87.718 casos que fueron registrados por el Ministerio Público entre 2013 y 2016, por infringir la
Ley 348, sólo el 36% derivó en una sentencia.

CUADRO 6

Pero lo que puede comenzar con una escena de celos puede terminar en feminicidio, la forma más extrema de
vulneración de los derechos de las mujeres. Sólo en el primer mes de este año, 14 mujeres fueron asesinadas en
Bolivia. Con ellas, suman 447 las mujeres que han perdido la vida por la violencia machista desde 2013. A nivel
departamental, Cochabamba ha encabezado estas dramáticas cifras en 2016 y 2017.

8
CUADRO 7

9
CUADRO 8

10
Recursos

La Coordinadora de la Mujer observa que la normativa creada para prevenir y sancionar la violencia contra las
mujeres no es aplicada plenamente en el país debido, entre muchas razones, a las instancias que deben destinar
recursos para esa materia, como los gobiernos subnacionales, no lo están haciendo a cabalidad.

Como se puede ver en el siguiente cuadro, que corresponde a los gobiernos departamentales, a pesar de estas
dramáticas cifras, los presupuestos que se destinan desde los gobiernos departamentales a la igualdad de género
y la lucha contra la violencia hacia las mujeres no superan el 1,2% -en el mejor de los casos- del total de su
asignación presupuestaria. Llama la atención que el Gobierno Autónomo Departamental de La Paz tiene el mayor
presupuesto (Bs 5.275.509.759), pero es el que menos asignación tiene para actividades y proyectos de inversión
para la partida de gasto “Promoción y políticas para grupos vulnerables y de la mujer”. Estos datos fueron
extractados del Presupuesto Agregado de Actividades y Proyectos de Inversión por Programas de Gasto, por
departamento (2018), del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.

CUADRO 9

11
Cabe subrayar que el presupuesto es un indicador fundamental de voluntad política y de interés sobre una
temática. Por lo tanto, si las autoridades consideran que el tema de la violencia contra las mujeres es una prioridad,
ello debería traducirse en los presupuestos; sin embargo, se constata que los gobiernos departamentales y los
municipales asignan montos reducidos a la atención de este problema, incluso cuando existen normas específicas
para orientar sus recursos económicos. Esto no se cumple.

A pesar de ello, se considera que hay al menos dos experiencias promisorias en materia de asignación de recursos
públicos para el combate del flagelo en América Latina y el Caribe, una es de México y la otra, de Bolivia, conforme
el citado informe de ONU Mujeres y el PNUD (2016).

En el caso de Bolivia, el informe se refiere a la Ley 348 y cómo ésta determina los roles de las distintas instancias
que participan de su implementación y que deben modificar sus presupuestos y destinar fondos específicos para
su aplicación.

El Decreto Supremo 2145 de octubre e 2014, que reglamenta la Ley 348, asigna el 30% (primer año fiscal) y 10%
(a partir del segundo) de los recursos de Seguridad Ciudadana de los GAD para la construcción y equipamiento de
las casas de acogida y refugios temporales para mujeres en situación de violencia y los GAM establecen un
porcentaje (entre 25% y 30%) para financiar infraestructura, equipamiento, mantenimiento y atención de los
Servicios Legales Integrales Municipales para la atención de la violencia contra las mujeres.

Pero, en los hechos, las asignaciones presupuestarias destinadas a género son insuficientes y, a menudo, mal
ejecutadas. Muchas acaban siendo servicios de atención, solamente, cuando la prevención es un tema central
para avanzar en materia de igualdad. A continuación, un cuadro comparativo por departamento, que revela el
presupuesto que cada Gobierno Departamental tuvo en 2016 para la lucha contra la violencia en razón de género
y qué porcentaje ejecutó del mismo, según datos recogidos por el Centro de Promoción de la Mujer Gregoria
Apaza del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.

12
CUADRO 10

El siguiente cuadro corresponde a la misma fuente y es el Presupuesto para la lucha contra la violencia hacia las
mujeres, por ciudades capitales de departamento más El Alto, 2016. Obsérvese que Cochabamba tenía el
presupuesto más alto en esa gestión, con casi 14 millones de bolivianos; sin embargo, su ejecución es de algo más
de 7 millones de bolivianos (54,09%).

CUADRO 11

13
Conviene recordar que Cochabamba estuvo en el primer lugar de feminicidios tanto en 2016 como en 2017, con
31 y 30 asesinatos de mujeres, respectivamente. Debido a estas dramáticas cifras, el Gobierno Departamental
promulgó en mayo de 2017 la Ley Departamental 731 para una Vida sin Violencia hacia las Mujeres, convirtiendo
así a Cochabamba en el primer departamento del país en contar con una norma de esta naturaleza.

Participación política: el desafío de la democracia paritaria con visión de transformación


La Coordinadora de la Mujer continúa celebrando los éxitos alcanzados (mayor presencia paritaria en diferentes
órganos del Estado), pero ahora pone el foco de atención al escenario preelectoral al cual se acerca Bolivia, rumbo
a las Elecciones Generales 2019-2020. El objetivo es asegurar que todos los partidos políticos incorporen no sólo
la paridad numérica, sino la democracia paritaria que incluye una visión de transformación de las relaciones
desiguales entre hombres y mujeres.

En esta línea, la Coordinadora de la Mujer realizará incidencia política para que los partidos políticos incorporen
ciertas reformas en sus estatutos y programas. En este contexto, el proyecto de Ley de Organizaciones Políticas
es una oportunidad para lograr cambios significativos, como el establecimiento de sanciones para las
organizaciones políticas que no cumplan un régimen interno de género y que en las mismas se sancione,
efectivamente, el acoso y la violencia política.

Acoso y violencia política

De acuerdo con el estudio (inédito) “La desigualdad de género en un contexto de paridad: Discriminación, acoso
y violencia política en la Asamblea Legislativa Plurinacional”, realizado por la Coordinadora de la Mujer, IDEA

14
Internacional y la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en 2016, no sólo existe acoso y violencia política (AVP)
en este órgano del Estado, sino que muchas de las víctimas los niegan.

En el marco de este estudio, se consultó a 166 asambleístas sí alguna vez fueron víctimas de acoso y violencia
política: el 85% dijo que no y el 15%, sí. Sin embargo, con la agregación de 21 variables de AVP que consideran sus
diferentes manifestaciones, se estima que el 76% de las asambleístas ha sido víctima de algún tipo de AVP. Esta
contradicción de negar el AVP y, a su vez, afirmar que sufrió alguna de sus manifestaciones, se debe –apunta el
estudio- a las dificultades de visibilizar e identificar las prácticas de AVP. También influyó, de manera decisiva, la
coyuntura política que hizo que cualquier declaración sobre hechos con sentido negativo pudiera afectar los
intereses partidarios.

CUADRO 12

A nivel municipal, la Asociación de Concejalas de Bolivia (ACOBOL) reportó 49 denuncias de acoso y violencia
política contra mujeres en 2016, con al menos 65 víctimas. “De este total, se resolvieron 12 casos que derivaron
en sanciones por la vía administrativa y constitucional”, señala un boletín de prensa de la organización, publicado
en septiembre de 2017. Entre enero y julio del año pasado, ACOBOL ya había registrado 35 casos.

Según la disposición transitoria quinta de la Ley 243 contra el Acoso y la Violencia Política hacia las Mujeres, las
instancias públicas debían adecuar sus normas internas, incluyendo los delitos de acoso y violencia política. Sin
embargo, ninguna institución lo hizo -ni siquiera la ALP-, a excepción del Concejo Municipal de La Paz. Por esta
razón no existen mecanismos para canalizar ciertas situaciones de acoso y violencia política, de manera que sean
investigadas y luego pasen al Ministerio Público.

En efecto, aunque el proceso político inaugurado por la aplicación de la paridad logró resquebrajar estructuras
rígidas del orden patriarcal, todavía no ha eliminado todas las estructuras. Entre 2015 y enero de 2018, el
Ministerio Público registró 89 denuncias de acoso y violencia política a nivel nacional. Como se puede observar en
el siguiente cuadro, el ítem de “Rechazadas” es proporcional a las de “Abiertas”.

15
CUADRO 13

“El acoso y la violencia política están presentes en todo el proceso de vida política de las mujeres, en sus
trayectorias, en el acceso a las candidaturas, en su ejercicio de la representación política. El AVP se manifiesta con
más intensidad en coyunturas específicas de disputa política, en procesos electorales, en el cumplimiento de su
función fiscalizadora y, en ocasiones, de riesgo de pérdida del poder masculino”, concluye la mencionada
investigación sobre la discriminación, acoso y violencia política en la ALP.

Desde la sociedad civil se han hecho grandes esfuerzos para que las mujeres ganen terreno en el ámbito de la
partición política, pero una vez que están ahí, ahora la mayor preocupación es cómo asegurar que ellas puedan
ejercer sus derechos civiles y políticos en condiciones de seguridad.

Participación de las mujeres en órganos de poder

La otra cara de esta realidad implica el reconocimiento de avances en términos de participación política de las
mujeres en algunos niveles del Estado y de estancamiento en otros. Proponemos un repaso, con datos del
Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer.

En el Órgano Ejecutivo, nivel nacional, la representación de las mujeres es de 20%, lo cual representa “un
estancamiento” con relación a gestiones pasadas.

16
CUADRO 14

Como resultado de las Elecciones Subnacionales de 2015, no existe una sola mujer al mando de un gobierno
departamental y a nivel de gobiernos municipales, las mujeres ocupan el 8% de las alcaldías.

17
CUADRO 15

En el Órgano Legislativo, los avances son más significativos. Desde 1% de representación femenina para diputadas y
7% para senadoras, en 1982, hasta 50,7% y 44,4%, respectivamente, en 2014. La aprobación de la Ley de Cuotas en
1997 fue clave, pues se estableció la obligatoriedad para los partidos políticos de incorporar a mujeres en sus listas
de candidaturas; así mismo, fue fundamental la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado en 2009.
Como se puede observar en siguiente cuadro, el avance fue sustancial en términos de participación política.

18
CUADRO 16

Aparte de la composición de género de este órgano del Estado, es importante analizar las jerarquías en su
funcionamiento y organización interior. Como se observa en el siguiente cuadro, persisten las distribuciones
asimétricas desde el punto de vista de género en las tareas y los puestos de poder, pues los hombres ocupan la
mayoría de las presidencias de comisiones, tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara de Senadores.

19
CUADRO 17

A nivel departamental, las cifras muestran, en general, relaciones de paridad o cercanas a la paridad en el caso de
las Asambleas Departamentales (45%) y los Concejos Municipales (51%).

20
CUADRO 18

En el caso de los Concejos Municipales, las mujeres ocupan el 51% de las concejalías titulares (Cuadro 19). Este
porcentaje supone un relativo aumento respecto de la gestión municipal anterior (43% concejalías).

CUADRO 19

21
A pesar de estos importantes avances en cargos electos, la Coordinadora de la Mujer observa que todavía
persisten brechas de desigualdad cuando se trata de cargos de designación y responsabilidad. Por ejemplo,
todavía no se ha logrado que muchas mujeres profesionales puedan contar con un reconocimiento claro en la
gestión y eso tiene que ver con ideas y prejuicios instalados respecto a una supuesta debilidad de las mujeres.

Como se observa en el siguiente cuadro, en los gobiernos departamentales, la mayor parte de las secretarías
(brazos operativos y de confianza de los gobernadores) están en manos de hombres.

CUADRO 20

En cuanto al Órgano Electoral, la conformación actual del Tribunal Supremo Electoral tiene un 57% de mujeres.
De las siete plazas de las vocalías nacionales, cuatro están ocupadas por mujeres y tres por hombres.

22
CUADRO 21

Respecto al Órgano Judicial, de 26 autoridades titulares elegidas en las Elecciones Judiciales de 2017, el
predominio es masculino: 17 hombres (65%) y 9 mujeres (35%).

23
CUADRO 22

Transformación cultural: los medios de comunicación reproducen patrones violentos


Para la Coordinadora de la Mujer, uno de los mayores desafíos para transformar la cultura patriarcal que pesa
sobre las mujeres es cambiar la comunicación sexista que difunde la prensa nacional, particularmente a través de
“realities”, publicidad comercial y espacios informativos.

Y es que los medios de comunicación tienen la virtud y defecto, a la vez, de contribuir a la transformación de los
valores patriarcales que están tan arraigados en la sociedad boliviana, pero también a reforzarlos. En los hechos,
se observa cómo ellos reproducen los valores que sostienen los patrones de conducta violentos contra las mujeres.

En 2016, a través del estudio “Narrativas mediáticas sexistas y violencia mediática”, la Coordinadora de la Mujer
indagó en 10 medios de comunicación (4 periódicos, 3 radios y 3 canales de televisión) sobre la representación de
mujeres y hombres en la cobertura noticiosa. Los resultados son los siguientes.

24
CUADRO 23

Como se puede observar, la representación de las mujeres en las noticias es todavía muy baja en campos como el
de la política y la economía, a pesar de su presencia en distintas instancias estatales o en la dinámica económica
del país. La destacan en el deporte, el arte o ámbito social, principalmente en la prensa escrita. A pesar de que
están presentes en todos los campos de la actividad social, sólo representan 26% en el conjunto de la cobertura
informativa.

Ámbito de la opinión

Otro reciente estudio (no publicado) se detuvo en las columnas de opinión de La Razón y Página Siete, los dos
periódicos más importantes del departamento de La Paz. En dicho estudio, Rodrigo Fernández, el autor, pone la
lupa sobre 1300 artículos de opinión publicados en los sitios web de los dos periódicos, entre el 1 de enero y 30
de junio del 2017.

“Si bien los cargos directivos de La Razón y Página Siete –concluye Fernández- se encuentran bajo la dirección de
dos mujeres de gran solvencia académica y profesional, la opinión publicada es un espacio mayoritariamente
masculino. Del universo de la muestra (1300), 291 corresponden a mujeres (22%) y 1009 a varones (78%)”.

El autor también cruza la variable sexo de las y los autores de los artículos con la temática de género. “El resultado
muestra que en La Razón el tema género es un asunto abordado, sobre todo, por las mujeres (76.74%), mientras
que en Página Siete son más los varones que escriben al respecto (57,14%)”.

25
CUADRO 24

Direcciones y jefaturas en periódicos

Pero, ¿quiénes mandan más en los medios de comunicación? El Observatorio de Género de la Coordinadora de la
Mujer recogió datos sobre los directores, jefes de redacción y de información de los principales periódicos del
país. Los resultados revelan que, si bien el número de mujeres al mando de los periódicos es cada vez mayor, este
ámbito sigue siendo mayoritariamente masculino.

26
CUADRO 25

Demanda de información y de servicios en salud sexual y reproductiva


Para la Coordinadora de la Mujer, la despenalización del aborto es una necesidad fundamental para encarar la
despatriarcalización del Estado, asumir acciones serias para prevenir la violencia y toda forma de discriminación
hacia las mujeres.

El aborto es la tercera causa directa de muerte materna en Bolivia, lo que coloca al país como el segundo con más
altos índices en la región. Según datos del Sistema Nacional de Información en Salud (SNIS), cada día se realizan
en Bolivia 115 abortos en condiciones de riesgo, lo que significa que 42 mil mujeres acuden a los servicios de salud,
presentando complicaciones por abortos mal realizados.

Para la Coordinadora de la Mujer, hay que poner particular atención al embarazo adolescente y el acceso a los
servicios en salud sexual y reproductiva en el país. Primero, en Bolivia no hay programas integrales que aseguren
la salud sexual y reproductiva, con acceso a servicios, información y anticoncepción adecuada. Hay pocos
programas serios que encaran esto y, por otro lado, padres de familia que se oponen a que sus hijos reciban
educación sexual integral.

Según el estudio “La situación de las Mujeres en Bolivia. Encuesta nacional de discriminación y exclusión social”,
cuyo universo de consulta fue de 2620 mujeres de entre 15 y 75 años de edad, la mayor parte de éstas registra un
acceso a establecimientos públicos, como hospitales y postas sanitarias. Llama la atención que un 18% no acude
a ningún lugar.

27
CUADRO 26

CUADRO 27

28
Con relación a afecciones específicas de salud, como hemorragias o sangrados, la citada encuesta muestra que
cuando ocurren estos problemas, el 60% de las mujeres no acude a un establecimiento de salud, un 21% señala
que no necesitó hacerlo y sólo un 18,4% lo hace.

En este contexto, se observa que existe demanda de información, de educación en salud sexual y reproductiva,
así como de servicios, todo lo cual debe ser articulado en una política desde el Estado, a través de los ministerios
de Educación y Salud.

Según datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDSA 2016), la Tasa Global de Fecundidad (TGF) de
las mujeres en edad fértil durante toda su vida reproductiva es de 2,9 hijos, lo cual significa una disminución
respecto a 2008 y 2003, cuando era de 3,5 y 3,8 hijos, respectivamente.

CUADRO 28

Los departamentos con mayor tasa de fecundidad son Pando, con 3,8 hijos, y Potosí, con 3,7; en tanto los que
registran menor tasa son Tarija con 2,3 y La Paz con 2,5.

De acuerdo con la misma fuente, respecto al uso y conocimiento de métodos anticonceptivos, el 93,8% de las
mujeres de entre 15 y 49 años conoce métodos anticonceptivos modernos (MAC) y el 45,1% los usa.

29
CUADRO 29

Estos datos podrían ser interpretados en el sentido de que las mujeres tienen la posibilidad de definir cuántos
hijos quieren tener. Hay una demanda de las mujeres de acceder a información y tomar decisiones sobre su vida,
lo cual significa devolverles la posibilidad de planificar su vida a largo plazo.

Autonomía económica: el trabajo de cuidado restringe el ejercicio de ciertos derechos


La transformación histórica que significa la inserción de las mujeres en el espacio público, educativo, laboral y
político, no tiene correspondencia con transformaciones en la organización de la sociedad y la economía, lo cual
plantea rupturas entre este nuevo escenario de conquistas y la persistencia del patrón tradicional de organización
de la economía y de la sociedad, basado en el trabajo del cuidado.

En este marco, existe la constatación de que las tareas de cuidado que las mujeres realizan cotidianamente –
muchas de ellas con mucha entrega-, comienzan a convertirse en restricciones para el ejercicio de algunos
derechos. Por ejemplo, si no adquieren formación en alguna materia, sus posibilidades de conseguir empleo son
más limitadas.

En promedio las mujeres dedican cuatro veces más tiempo que los hombres a las labores domésticas, con 38 horas
semanales de trabajo remunerado y de 47 horas de trabajo remunerado de los hombres (ONU Mujeres, 2do Foro
Regional de Desarrollo Económico Local para América Latina y el Caribe).

Según el estudio “La situación de las mujeres en Bolivia. Encuesta nacional de discriminación y exclusión social”,
realizado por la Coordinadora de la Mujer (2014), el cuidado de los niños, enfermos, adultos mayores y/o personas

30
con discapacidad demanda diferentes tiempos a las mujeres en el hogar. Ello tiene que ver, fundamentalmente,
con sus condiciones de trabajo, los apoyos familiares y económicos de los que dispone.

CUADRO 30

En este marco, es muy importante que el Estado boliviano asuma parte de su responsabilidad en las tareas de
cuidado, que tradicionalmente descansan en las espaldas de las mujeres; de lo contrario, esto seguirá siendo un
obstáculo para el acceso de las mujeres a otros derechos, como un empleo decente, es decir, buenas condiciones
laborales. Esto, sin duda, requiere transformaciones estructurales.

Las mujeres en Bolivia constituyen más de la mitad de la población, siendo más de cinco millones (50,08% según
el Censo de Población y Vivienda de 2012). Ellas representan el 41,9% de la Población Económicamente Activa
(INE 2016); el 35,43% de los hogares del país cuenta con jefatura femenina (INE 2012) y el 45,6% de las mujeres
trabaja por cuenta propia.

No obstante de la importante presencia de las mujeres en el mercado de trabajo, las desigualdades son
persistentes en este ámbito, como la brecha salarial de género que en total llega a -815,4 bolivianos, registrándose

31
las mayores brechas en el sector semiempresarial y en área urbana. Obsérvese el siguiente cuadro, cuyos datos
fueron recogidos de la Encuesta de Hogares del INE.

CUADRO 31

Para la Coordinadora de la Mujer, las políticas públicas actuales no se adecúan a las transformaciones
demográficas, familiares y a los cambios en las funciones familiares de hombres y mujeres, donde las mujeres han
asumido un papel central como generadoras de ingresos. Las mismas responden a enfoques asistenciales y bajo
el supuesto de que la responsabilidad del cuidado es exclusivamente familiar y privada.//

32

S-ar putea să vă placă și