Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Guerra de Guerrillas
Martínez, Argenis
Patiño, Brayan
Ramírez, Luis
El Combate de Guerrillas
Subversión
Causas de la Subversión
Agentes de la Subversión
Contra-subversión
Objetivos de la Contra-subversión
Agentes
Guerra asimétrica
El combate de contraguerrillas
Táctica de contraguerrillas
La Carta de Jamaica
Después que el coronel Castillo y el gobierno establecido por éste en
Cartagena le niegan apoyo y lo enfrentan, Bolívar se embarca para Jamaica
donde es mal recibido y vive miserablemente (no tiene dinero ni para pagar
el alquiler). Allí escribe su célebre “Contestación de un americano meridional
a un caballero de esta isla” [Kingston, 6/9/1815, que se presume dirigida a
Henry Cullen] mientras escapa de un intento de asesinato. En ese escrito,
conocido como La Carta de Jamaica, condensa su mirada estratégica, ya en
plena madurez política e ideológica, adquiriendo conciencia de que América
Latina se debe liberar a sí misma. Bolívar se interroga por nuestra identidad
preguntando “¿Quiénes somos?” y responde “somos un pequeño género
humano”. Desafiante contra la dominación española afirma que “El pueblo
que ama su independencia por fin la logra”. Pero para alcanzarla se torna
necesario realizar un diagnóstico estratégico y de coyuntura, complementado
con un plan futuro. La Carta de Jamaica aporta precisamente ese diagnóstico
histórico sin dejar de matizar y reconocer una mirada crítica sobre la falta de
conciencia popular americana y una lúcida comparación con el resto del
mundo. Luego de analizar la situación coyuntural de América al momento de
la independencia, cuando Napoleón invade España, Bolívar analiza el papel
de las juntas populares patriotas (en Venezuela, Nueva Granada, Buenos
Aires, Chile y México). Desde la Carta de Jamaica se exterioriza ya el anhelo
de la Confederación de Nuestra América atendiendo a los vínculos de origen,
lengua, costumbre, religión, etc. Se plantea hacer de Panamá el Corinto de
las naciones unificadas, para que allí se reunieran sus representantes a
tratar de discutir sus “altos intereses de la paz y de la guerra”.
En la Carta Bolívar analiza la guerra social venezolana (desarrollada
entre 1812 y 1814) y el papel “insaciable de sangre y crímenes” de los jefes
españoles de tropas y las revueltas que los acompañaron y les permitieron
vencer a los patriotas. Pensando en todo el continente y su combate contra
el colonialismo, rememora la lucha heroica de “los indómitos y libres
araucanos”. También recuerda a Moctesuma y a Atahualpa, así como la
feroz represión que todos ellos sufrieron. Con esos crímenes coloniales
(degollamientos, violaciones, desmembramientos, suplicios y torturas, etc.)
aún frescos en la pupila, Bolívar promete “vengar a los antepasados o
seguirlos al sepulcro” y propone contra los españoles “ahogar esa raza de
exterminadores en su sangre o en el mar”.
En el terreno específicamente político, la Carta de Bolívar ensaya un
bosquejo de historia de América Latina, diferenciando las monarquías
europeas (por ejemplo las españolas de Carlos Cuarto o Fernando Séptimo y
la de Inglaterra) e incluso las “administraciones absolutas” de Asia (Turquía,
China, Persia) de los regímenes indígenas aztecas, mayas e incas y todas
las otras dignidades indoamericanas que sucumbieron de manera sangrienta
y sanguinaria bajo el yugo colonial del poder español. A todos los pueblos
indígenas, Bolívar los caracteriza como “los legítimos propietarios del país”,
prácticamente la misma expresión que utilizará en 1816 José de San Martín
en su entrevista con los caciques pehuenches antes de cruzar la Cordillera
de los Andes. Frente a tanta masacre colonial, con tono profético y
apocalíptico, Simón Bolívar escribe: “más grande es el odio que nos ha
inspirado la Península [España], que el mar que nos separa de ella”.
Conclusión