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Resumen
Introducción
Bibliografía
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la.
(…) Cortés salió del castillo después de comer a dar un paseo para ver
qué clase de villa era Torremala. Ocurrió que era día de mercado y si-
guiendo a la gente se encontró en la plaza mayor de la antigua judería,
adonde había emigrado el mercado después de la expulsión de los ju-
díos. Era una plaza cuadrada, con soportales, pero en días de mercado
como aquél, el bullicio y la actividad mercantiles invadían la parte cen-
tral descubierta, bajo la protección temporal de unos soldados. Cortés
iba y venía entre los puestos donde el paño negro y espeso de Toledo,
Segovia y Sevilla, alternaba con la lana suave y pintada de alegres colo-
res que venía de Granada, o con las mantas y alforjas de lana tejida en la
región de Salamanca; aquí un moro cordobés vendía jubones de cuero y
zapatos finos; allí un castellano de Talavera había dispuesto en hilera
sobre el suelo las piezas azules y amarillas de la loza de su país, de don-
de el sol hacía saltar vivos destellos. Más vivos todavía los arrancaba el
sol de los puestos de los caldereros, del cálido cobre de sartenes y cazue-
las y del frío acero de cuchillos y asadores. Comestibles de toda suerte,
sobre todo carnes y quesos, abundaban por doquier. Y en un rincón
animado que atrajo inmediatamente la vista y la voluntad del joven
aventurero, pisoteaban los pedruscos del suelo caballos andaluces, as-
nos de Castilla y mulas del Pirineo. Iban y venían buhoneros llevando
sus mercaderías sobre bandejas colgadas al cuello por medio de una co-
rrea, y un aguador pasaba con un barril de agua fría a la espalda, sir-
viendo a sus sedientos clientes con habilísimo movimiento del hombro
que vertía en el vaso de estaño con geométrica exactitud un parabólico
chorro de agua brillante y cristalina. Cortés se paró a contemplarlo, re-
cordando otros artistas por el estilo que había visto en las ciudades an-