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I.

EMPRESA CREADORA DE CONOCIMIENTO

Ikujiro Nonaka como profesor emérito de estratégica internacional de negocios en Graduate


School of International Corporate Strategy de Hitotsubachi University de Tokio tiene una idea
clara para diferenciar el tipo de conocimiento que las empresas manejan, pero que no todas les
dan a ambas la importancia que estas merecen, así pues, tenemos por un lado al conocimiento
tácito (c.t.), este se caracteriza por ser producto de un trabajo continuo y constante en
desempeñarse con una función específica y producto de ello el individuo reflexiona y evalúa
como poder mejorar el proceso del cual forma parte, esta reflexión lo lleva a reformular la
forma en la cual desempeña su función acortando tiempo y ahorrando recursos significativos
para la organización, pero para que esto sea posible tiene que encontrarse en un ambiente que
reconozca, recompense y valore el aporte de los empleados, ya que si no fuera así estas
“buenas sugerencias” caerían en saco roto o simplemente el empleado no se sentiría en la
confianza como para poder compartir dichas ideas a sus superiores, en la idea que puede ser
rechazado, ridiculizado e incluso visto de mal manera por parte de jefes dogmáticos,
anquilosados en procesos que muchas veces llegan a ser obsoletos y no van de manera acorde
con los continuos cambios que se observa en un mercado en el cual si uno no está atento
puede caer en “obsolescencia” muy rápidamente.

Por otro lado, tenemos al conocimiento explícito (c.e.) este se caracteriza por ser producto de
un proceso de planeación y de él se desprenden los procedimientos para desarrollar tareas
específicas (protocolos, procedimientos, funciones, etc.), pero es bueno notar que este
conocimiento se origina de un proceso de reflexión previo (conocimiento tácito),
necesariamente tuvo que imaginarse la situación y en base a la experiencia de los
planificadores pudo surgir este conocimiento, así pues llegamos a la conclusión que uno no
puede existir sin el otro, ambos se encuentran íntimamente relacionados en un proceso cíclico
que no tiene fin, este es el principal fundamente del proceso de innovación, cuando estos
conocimientos se separan los procesos no podrían mejorarse y se anula la innovación, en este
punto las empresas se vuelven estáticas y son vulnerables a quedarse relegadas por la
competencia que si está preparada para adaptarse rápidamente a los constantes y continuos
cambios que presente y exige el mercado.

Como deja claramente sentada en el artículo, Nonaka describe al mercado actual como muy
cambiante, en el cual no se puede tener certeza de nada más que del cambio mismo, lo que
hoy puede ser popular y demandado mañana frente a la presentación de un producto que lo
reemplace y sea más innovador puede ser fácilmente desplazado, por lo cual deja en claro que
este mercado cambiante es un caldo de cultivo idóneo para la presentación constante de
nuevos competidores, nuevas mercaderías y nuevas tecnologías, por lo cual dar la espalda a la
innovación no es una opción.

Tenemos que entender la dinámica que se maneja en el mercado de hoy en día para poder,
como empresa, tratar de mantenernos vigentes y a la vanguardia de los cambios para poder
responder de manera más efectiva ante la presentación de dichos cambios cuando sea
necesario. Así pues, la incertidumbre de origen a la investigación continua y esto termina en el
descubrimiento de nuevas formas de hacer las cosas o en el diseño de nuevos productos
(innovación).
También se menciona que tenemos dos tipos de empresas, las que entienden que ambos tipos
de conocimientos son indivisibles y tienen que tratarse de manera conjunta, dándole la
importancia adecuada a cada uno, estas son conocidas como “empresas creadoras de
conocimiento”, en estas se trabaja constantemente en busca de la innovación. Mientras que el
otro tipo de empresas, las denominadas “empresas procesadoras de información” solo se
preocupan del manejo de datos cuantificables (conocimiento explícito), dejando de lado al
conocimiento tácito, esto trae como consecuencia que sean empresas con una pobre velocidad
de adaptación y reacción frente a los cambios que el mercado exija.

Un buen ejemplo de esto son las empresas japonesas, ellas entendieron que lo más importante
para una empresa no solo es producir productos de calidad, sino buscar siempre nuevas
necesidades que les permitan cubrir “nichos inexplorados”, es el caso de la empresa Canon,
ellos se dedicaban a la fabricación de cámaras fotográficas pero empesador a desarrollar
equipos orientados al procesamiento de documentos en oficinas (fotocopiadoras), lo que le
permitió diversificarse y afrontar de mejor manera el declive del mercado de cámaras
fotográficas en favor a los equipos móviles que empezaron a aparecer con la posibilidad de año
tras año lograr tomar fotos de igual o incluso mejor calidad que las de sus propias cámaras.

Los japoneses han entendido que el proceso de la innovación responde a cosas tan sencillas
como ideas, sugerencias, corazonadas, pareceres de sus propios colaboradores de línea y han
sabido darles una voz y aprovechar esto en beneficio propio y por consiguiente de sus propios
clientes. Pero esto sería imposible si los proveedores de estas ideas no se llegan a sentir
identificados hasta el punto de querer a la empresa como si fuera de ellos, porque seamos
sinceros quien cuida algo que no es suyo, solo cuando logramos la identificación de nuestros
colaboradores con la empresa es cuando empezaremos a beneficiarnos de estos aportes y
mientras mayor sea el grado de identificación mayor y mejor serán los aportes brindados.

Hay que desterrar la idea errónea que el proceso de innovación en una empresa es solo tarea
de un grupo de iluminados encerrados en cuatro paredes con el cartel de “departamento de
I&D” en la puerta, las empresas exitosas japonesas entendieron que la innovación nace y se
origina desde cualquier punto de la empresa, pudiendo surgir ideas desde la persona con
menor jerarquía hasta el gerente general, y cada una de ellas es igual de valiosa porque van a
permitir orientar los procesos y los productos a distintos públicos objetivos, aquí se cumple de
manera perfecta el viejo adagio que dice “dos cabezas piensan mejor que una” ahí radica la
percepción de éxito que los occidentales tienen sobre las empresas japonesas.

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