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Consideraciones biográficas:
Comencemos dibujando el perfil biográfico de Anthony Giddens, tan sólo hasta
el año de publicación de La Constitución de la sociedad (1984). De nacionalidad inglesa
nace el 18 de enero de 1938 en Edmonton, al norte de Londres. En la década de los
cincuenta ingresó a la Universidad de Hull a estudiar filosofía pero pronto declinó
optando por estudiar sociología y psicología en la misma institución, graduándose con
honores en 1959. Fue el primer miembro de su familia en terminar una educación
universitaria. Posteriormente, continuo sus estudios en una de las universidades de
mayor legitimidad –o si se quiere una de las instituciones educativas que goza de mayor
simpatía y difusión por parte de los medios de comunicación, tanto masivos como
especializados–: la London School of Economics and Political Science, presentando en
1961 su tesis de maestría titulada Deporte y Sociedad en la Inglaterra contemporánea.
Ese mismo año, comienza a dar clases en la Universidad de Leicester, en donde, Ilya
Neustadt y Norbert Elias eran las principales figuras del área sociológica. Según
mencionan Christopher Bryant y David Jary, el propio Giddens ha señalado que
Neustdat fue la influencia intelectual más importante que tuvo en esta etapa de su vida,
aunque reconoce haberse nutrido también del pensamiento de Elías.
En 1966 se traslada a América donde dio clases, primero en Canadá y
posteriormente en la Universidad de California, donde llegará a ser ayudante de Robert
K Merton. Para 1969 obtiene, después de varios intentos, una cátedra en Cambridge por
lo que se traslada de nueva cuenta a Inglaterra. Ahí, en 1974, adquiere su doctorado y
once años más tarde se convierte en el director del área sociológica de esa universidad,
en sucesión de John Barnes. Desde 1974 hasta 1984 año de la publicación de la
Constitución de la Sociedad, Giddens permanece en Cambridge dando cátedra de
sociología. Si bien desde finales de los sesenta escribe varios artículos en revistas
especializadas será en 1971 que publica su primer libro El capitalismo y la moderna
teoría social. A continuación de este, sus principales publicaciones fueron: Política y
sociología en el pensamiento de Max Weber (1972), La estructura de clases en las
sociedades avanzadas (1973), Las Nuevas Reglas del Método Sociológico: crítica
positiva de las sociologías interpretativas (1976), Estudios de teoría política y social
(1977), Emile Durkheim (1978), Problemas centrales de la teoría social (1979), Una
Crítica Contemporánea al materialismo histórico (1981), Perfiles y criticas de la teoría
2
1
Anthony Giddens, Las nuevas reglas del método sociológico, Amorrortu editores, Argentina, 2001, p 9.
De aquí en adelante, nos referiremos a esta obra como NRMS.
3
mismas que dieron a luz a las ciencias sociales y en específico a la sociología, es decir,
en lo que podríamos denominar la tradición de las ciencias naturales –imbricada al
positivismo– y, por otro lado, la tradición de las ciencias del espíritu o
geisteswissenschaften. De estas dos fuentes filosóficas modernas, irán surgiendo
entonces, desde finales del siglo XIX, la mayor parte de los enfoques y aproximaciones
para el estudio de lo social, un conjunto de objetos de preocupación, criterios de validez
y procedimientos para aproximarse al conocimiento de la realidad social.3
A continuación, trataré de exponer una imagen general, lo menos somera
posible, de la plétora de escuelas y autores –sobre todo del siglo XX– con los que
Giddens dialoga para erigir su teoría, es decir que, expondré el despliegue de los dos
binomios teóricos reconocidos por Giddens, así como lo concerniente a algunos autores
y escuelas que debido a su trascendencia para la teoría giddensiana debemos tratar por
separado –tal es el caso, por ejemplo, de Karl Marx e Irving Goffman–. Mi exposición
se concentrará en presentar las características que Giddens enfatiza de las diversas
escuelas y autores, ya sea para criticarlas y rechazarlas o para recuperarlas e
3
Cabe aquí hacer algunos señalamientos. En primera, de manera sintética e introductoria podríamos
definir dicha distinción entre dos fuentes originarias de la sociología y las ciencias sociales en general
siguiendo al sociólogo peruano Orlando Plaza, quien en una conferencia expuso las diferencias entre las
“dos tradiciones de conocimiento” que se encuentran detrás de estas de la siguiente manera: 1) en
primera, tendríamos a la tradición de “las ciencias naturales”, que influyó para que se generasen
tendencias tales como: el observar en las ciencias naturales un modelo para las sociales, asignar
preeminencia a lo estructural sobre de lo individual y de la acción, tomar la explicación como eje y
característica de un conocimiento científico basado en la predictibilidad, objetividad, etc. En suma, una
matriz objetivista, naturalista, positivista y organicista. 2) La tradición de las ciencias del espíritu, que
cruza distintos enfoques que influyeron para conformar tendencias como: una diferenciación del método
con las ciencias naturales, tomar la acción social como elemento básico, ver en la comprensión o
interpretación el eje fundamental de un conocimiento científico de lo social, basado en la captación del
sentido de la conducta observable de los sujetos, la capacidad de los mismos para asignar sentidos a sus
acciones, etc. En suma, una matriz centrada en el sujeto, antipositivista y culturalista. (Orlando, Plaza,
Retos actuales de la teoría sociológica. Obtenido el 21/09/07 en la siguiente dirección electrónica:
http://www.pucp.edu.pe/departamento/ciencias_sociales/docs/retos_actuales_oplaza.pdf p, 4-7) En
segundo lugar como sugiere, por ejemplo, J.M Mardones, podríamos sostener que detrás de la
constitución, no sólo de las ciencias sociales, sino de la ciencia moderna en general existen dos
tradiciones filosóficas que les dan sustento: la aristotélica y la galileana. Cada una plantea un conjunto de
características a satisfacer por parte de una explicación que se quiera denominar científica; algunos de
esos elementos son identificables al interior del debate actual de las ciencias sociales. (Véase J.M
Mardones, Filosofía de las ciencias humanas y sociales, Anthropos, España, 1991, p 20-26) En tercera,
respecto de la relación entre las ciencias sociales y las ciencias naturales no debemos olvidar que, como
Narciso Pizarro señala, “entre las representaciones sociales de la naturaleza, las del hombre y las de la
sociedad existe una compleja red de metáforas: después de haber conferido al mundo natural una
organización categorial tomada de la representación del orden social, en el discurso que la sociedad
produce sobre sí misma encontramos metáforas naturalistas.” ( Narciso Pizarro, Tratado de metodología
de las ciencias sociales, Siglo XXI, España, 1998 p 41.Véase capítulo 1 y 2) Finalmente, hay que señalar
que para comenzar a hacernos de una imagen respecto de la forma concreta en que se fue configurando la
institucionalización de las ciencias sociales y la historia durante el siglo XIX y principios del siglo XX
resulta indispensable consultar la investigación coordinada por Imannuel Wallerstein, donde, entre otras
cosas, se muestra como se desplegó una diferenciación entre labores ideográficas y nomotéticas ( I.
Wallerstein, Abrir las ciencias sociales, siglo XXI editores, México, 2001 )
5
3
Jeffrey Alexander, “Parsons Structure in American Sociology”, en Jeffrey Alexander, Raymond Boudon,
et al, The classical tradition in sociology .The American tradition, Vol II, SAGE, London, 1997 p 231.
4
Anthony Giddens, “El positivismo y sus críticos”, en Tom Bottomore, Historia del análisis sociológico,
Amorrotu, Argentina, 1988, p 273-274. Giddens distingue una tercera categoría en este artículo, la de
sociología positivista. Esta refiere al marco lógico propuesto por Comte y mediado por Durkheim que ha
sido incorporado en el funcionalismo moderno. En líneas generales, este escrito analiza las similitudes y
diferencias existentes entre el positivismo representado por Comte y aquél del Círculo de Viena, para
después analizar las críticas esgrimidas a la filosofía positivista por la filosofía post-positivista
anglosajona y por la escuela de Francfort.
5
A mi parecer, se puede sostener que ambos sentidos del positivismo están informados o influidos por las
reflexiones metodológicas de Descartes, y a su vez, por la razón empirista planteada por John Locke, y
por los principios teóricos de la filosofía ilustrada. En suma, por la tradición de pensamiento que da forma
a las ciencias naturales, y que se fundamenta en una perspectiva objetivista, naturalista y racionalista. Así
por ejemplo, comparten una concepción de la razón como fuente de la metodología del conocimiento
objetivo.
7
elementos lógicos en común con su contraparte en la biología. Aunado a esto, hay que
recordar que tanto en Comte, como en Spencer, Durkheim y Parsons “la terminología
funcionalista ha aparecido en conjunción con un rechazo de políticas radicales en favor
de la necesaria reconciliación entre orden y progreso. Por supuesto tal observación,
como Merton señaló, no muestra que el funcionalismo esté lógicamente atado a esos
puntos de vista.” 8 A decir de nuestro autor, existen cuatro conceptos cardinales para el
funcionalismo –cabría acotar nosotros, en primer lugar el desarrollado por Merton, y en
segundo, el de Parsons–: 1) Sistema, entendido como interdependencia de la acción, la
cual a su vez es concebida como lazos causales homeostáticos, es decir, como una
interdependencia entre elementos (acciones) que se orientan por fines autoregulativos
que buscan conducir al mantenimiento de la constancia de la propiedades y composición
de cada uno de esos elementos y del sistema en su conjunto. 2) Estructura, como el
patrón estable de una acción 3) Función/Disfunción, donde la primera se refiere a
contribuciones de las partes en la empresa por mantener el orden, o la integración del
sistema; la segunda, en contraposición, se vincula al desorden y la desintegración. 4)
Funciones manifiestas y latentes. Las primeras se refieren a acciones con intención y
anticipación en busca de la integración del sistema. La segunda a acciones que sin
intención ni anticipación contribuyen a la integración del sistema. En principio, ambas
categorías son aplicables también a la disfuncionalidad del sistema. 9
Concentrémonos en Parsons. Como ya habíamos mencionado el orden, la acción
y los valores son sus tres categorías clave, al menos en La estructura de la acción
social. A decir de Giddens, esta obra se puede observar también como un intento por
reconciliar el voluntarismo supuestamente inherente al enfoque weberiano con la idea
de la exigencia funcional del consenso moral introducida por Durkheim.10 Según el
sociólogo norteamericano Jeffrey Alexander, Parsons desarrolló en dicho escrito la
siguiente lógica: la sociología se debe enfocar en el problema del orden, el problema
hobbesiano: ¿Qué mantiene unida a la sociedad? ¿La fuerza y la estafa? ¿Un
compromiso con los valores? ¿O ambos? Cualquier solución plausible a dicho
problema, Parsons argumentaba, debía estar vinculada al concepto de acción. Para
eludir la solución hobbesiana del Leviatán, que considera que el actor sólo se ve forzado
a realizar acciones, intenta fundamentar la existencia de una libertad esencial de la
acción, o lo que llegó a llamar voluntarismo. Mantener esto, a su parecer, sólo es posible
8
ibid, p104 ,105
9
ibid, Véase, p 115-122
10
Véase, NRMS, p120
9
si se acepta el carácter interpretativo (no racional) de la acción, esto es: que los actores
se esfuerzan por generar significado, por dar un sentido a su acción. Para ello, se
orientan a sí mismos mediante “normas” que les proveen de bases comunes para la
evaluación; en tanto que esas bases son compartidas por los miembros de la sociedad
pueden ser llamadas valores, y en tanto que estos son internalizados el problema del
orden puede ser resuelto de una forma antihobbsiana. 11 Según el mismo autor, puede
decirse que para Talcott Parsons, Durkheim, Weber, Pareto y Marshall, descubrieron y
promulgaron las ideas que el presentó articulas de la manera descrita. Desde la
perspectiva de Giddens, para el autor de La estructura de la acción social el núcleo de
las mismas concierne al concepto de la interiorización de valores, elaborado según
señala, por Durkheim y Freud, cada uno de manera independiente.12
Las ideas de Parsons que hemos señalado tienen en el llamado marco de
referencia de la acción una de sus principales conclusiones.13 Desde la perspectiva de
Giddens, la noción de valor sería el elemento central de ese marco pues “vincula las
disposiciones de necesidad de la personalidad (valores introyectados) y (por la vía de las
expectativas de rol normativas en el nivel del sistema social) el consenso cultural.” 14
Este vínculo será entonces la última expresión del intento parsoniano por fundamentar
la existencia de capacidades creadoras e innovadoras por parte de los individuos. Pero
desde la perspectiva de nuestro autor, y muchos otros, ni el Parsons de La estructura de
la acción social, ni el posterior, logrará dar cuenta satisfactoriamente de las capacidades
del agente, las cuales intentaba captar a través del llamado voluntarismo. En ningún
momento logra dar cuenta de que la sociedad es resultado de una producción diestra de
los actores u agentes. La libertad del sujeto actuante, que en un principio trataba de
integrar a su discurso, en sus últimas obras –en especial en El sistema social– se
reducirá, como acabamos de señalar, a “las disposiciones de necesidad de la
personalidad”, identificándose con la interiorización de valores, con ello, como plantea
11
Jefrey Alexander, op.cit, p231. Por otro lado, a decir de Giddens la manera en que Parsons plantea y
busca resolver el problema hobesiano tiene las siguientes consecuencias: en primera, supone que el
voluntarismo puede ser incorporado a una teoría partiendo de la tesis de que los valores son a la vez
componentes motivacionales de la acción y elementos centrales del consenso social. En segunda, supone
que el conflicto en la vida social se centra en la relación individuo-sociedad; ello tiene por consecuencia
conceptualizar el disenso como desviación tal y como lo hizo Durkheim (Giddens, NRMS, p 120)
12
ibid, y Giddens, NRMS, p35
13
A decir del propio Parsons el marco de referencia de la acción tiene lo que Husserl denomina un status
fenomenológico. “Es el marco lógico indispensable por el cual describimos y pensamos acerca del
fenómeno de la acción”. (Talcott Parsons, La estructura de la acción social. Cit en Zygmunt Bauman,
“Hermeneutics and modern social theory”, en David Held, John Thompson, Social theory of modern
societies: Anthony Giddens and his critics, Cambridge, UK, 1989, p38)
14
NRMS, p120.
10
15
A.Giddens, Política, sociología y teoría social, Paidós, España, 1997, p 253
16
Bauman, op.cit, p 36. Cabe aclarar que a decir de este autor, el trabajo de Parsons fue, ante todo, una
investigación fenomenológica sobre la esencia de la acción social, así como del proceso lógico a través
del cual dicha esencia genera condiciones trascendentales de la acción como la personalidad o la
sociedad.
17
Para Parsons el pensamiento positivista se ve encerrado en el dilema utilitario. O sea, que: o bien la
mediación activa del actor en la elección de los fines es un factor independiente de la acción, y el
elemento final debe ser fortuito; o bien se niega la implicación reprensible del carácter fortuito de los
fines. Pero, en este último caso, su independencia desaparece y son asimilados a las condiciones de la
situación; es decir, a elementos analizables en términos de categorías no subjetivas, especialmente de la
herencia y del medio” (Talcott Parsons, La estructura de la acción social, p 104) A decir de Bauman,
Parsons percibe que en tanto el modelo científico natural sea forzado por el consenso positivista al estudio
de la realidad social, la única manera de dar cuenta de la regularidad empírica del comportamiento de los
actores es el supuesto de alguna clase de determinismo. (Bauman, op.cit, p 37)
11
Como parte de la crítica a la forma en que el positivismo trató este dilema es que
Parsons, como mencionamos, busca generar, dentro del marco de una concepción
voluntarista, una idea del sujeto que le reconozca como knowledgeable, es decir, como
un sujeto diestro, entendido, capaz de aprender a actuar mediante un monitoreo de las
circunstancias o contextos concretos. Tal capacidad cognitiva-comprensiva sería para él
la forma en que se vehiculiza el sentido de la acción. 18 De acuerdo con Bauman
podemos decir que esos intereses parsonianos, que para Giddens no llegaron a buen
puerto, encontrarían eco en uno de los conceptos esenciales de la teoría de la
estructuración: la conciencia práctica. Aparte de este tipo de similitudes podemos
mencionar algunas otras: ambos autores erigen su andamiaje teórico, su síntesis
conceptual, partiendo del estudio previo de una amplia gama de teorías, ambos
consideran que el resultado de sus esfuerzos teóricos sirve para orientar el desarrollo de
las investigaciones sociales, además ambos esquemas teóricos pueden ser concebidos
como formas de teoría de la acción.
También, por supuesto, existen varias diferencias entre los proyectos de estos
dos autores, por ejemplo, la insistencia por parte de Giddens en la centralidad de la
reflexividad para el comportamiento humano, su crítica al evolucionismo y el
naturalismo, así como su crítica al determinismo característico de la teoría de sistemas y
a las jerarquías de la teoría cibernética, las cuales informan en gran medida a la teoría
parsoniana.19 No obstante estas diferencias, y el diagnóstico de Giddens sobre el
consenso ortodoxo, y la obra de Parsons en particular, congeniamos con autores como
18
Bauman, op.cit, p 37 Este autor también nos recuerda que como parte de la búsqueda de Parsons por
superar a las teorías sociológicas que le precedían prometía trascender el dilema nominalismo
social/realismo, es decir, el problema de la primacía del objeto o el sujeto. De manera similar, Giddens
tratará de superar una serie de “dualismos”, entre los cuales se encuentra el de individuo/sociedad. Ambos
autores como consecuencia concordarían en observar en las prácticas recurrentes a la única unidad
empírica accesible al conocimiento.
19
Richard Kilminster,“Structuration Theory as a World-View”, en Christopher G.A. Bryant & David Jary,
Anthony Giddens Critical Assessments, Vol. I, Routledge, London, 1997, p 100-101 Hay que recordar
que el trabajo teórico de Parsons se nutre de la teoría de sistemas y de la teoría cibernética. La primera es
una teoría que analiza sistemas complejos como la sociedad, o la naturaleza. Básicamente busca dar
cuenta de la relación que se gesta entre un grupo de objetos que se desarrollan en conjunto para generar
resultados. A menudo se le reconoce como una ciencia de los de sistemas, basada en los trabajos de
Ludwig von Bertalanffy. La segunda, puede verse como el estudio interdisciplinario sobre las estructuras
de sistemas regulados que se basan en lenguajes. Su principal objetivo es analizar las funciones y
procesos de los sistemas que se conforman en el seguimiento de metas, mediante procesos circulares de
retroalimentación. La teoría de Parsons muestra influencias de las jerarquías cibernéticas en el llamado
esquema AGIL que propone para analizar el desarrollo de las funciones que los sistemas deben seguir
para existir. Las jerarquías las asigna de acuerdo al nivel de información de los sistemas. El sistema
cultural, por ejemplo tiene como función el mantenimiento de patrones y se encuentro en lo alto de la
jerarquía, seguido por el sistema social y su relación con la función de integración, ambos son los más
relacionados con la función de control. Por debajo de ellos, presenta al sistema de la personalidad con la
función de establecer el alcance de metas de los sujetos.
12
Richard Kilminster y Bauman en que existen ciertas similitudes entre las teorías de
Parsons y Giddens.
Más allá de estos aspectos destacados por Bauman, para Giddens, además de la
reducción del obrar humano a la interiorización de valores y la concomitante omisión
del carácter activo de la constitución de la vida social, existen otras dos carencias
esenciales de Talcott Parsons y el funcionalismo. La primera sería su tratamiento
deficiente del poder, en tanto que lo aborda como un fenómeno secundario. La norma o
el valor aparecen como el rasgo central de la actividad social y por ende de su teoría. En
segunda, y en relación también a aspectos de poder, la teoría parsoniana no otorga
importancia al carácter negociado de las normas, al hecho de que están abiertas a
interpretaciones divergentes, en relación con los intereses también divergentes que
existen en la sociedad.20 Por lo demás, para Giddens el trabajo teórico de Parsons
termina por convertirse en un discurso determinista que privilegia el análisis de la
coacción de las estructuras sobre el sujeto. En el funcionalismo ortodoxo parsoniano “el
miembro de una sociedad no figura… como un agente diestro, creador, capaz de
regular reflexivamente su conducta ( ¡ y en principio capaz de hacerlo a la luz de algo
que creería que puede aprender de las teorías de Parsons.)” 21 A continuación, haré una
breve exposición del mencionado rechazo de Giddens a las tendencias evolucionistas –y
por ende al pensamiento teleológico– para después exponer algunas de las
características del estructuralismo europeo, otra de las fuentes de las que nutrirá su
teoría.
Evolucionismo:
El rechazo de teorías evolucionistas en el quehacer de las ciencias sociales será
central para la elaboración de la teoría de la estructuración, sobre todo en lo que se
refiere a la reflexión respecto del cambio o la transformación social. Desde la
perspectiva de Giddens, el evolucionismo –y el pensamiento teleológico que
regularmente le acompaña– suele estar directamente implicado con el funcionalismo,
con lo que llamamos la filosofía positivista, e incluso, con algunas versiones de
marxismo. Básicamente, para nuestro autor las teorías evolucionistas forman parte de
los intentos por explicar el cambio que buscan “especificar ciertos principios limitados
de determinación del cambio a los que se atribuye algo semejante a una validez
20
NRMS, p 37. Estas críticas se refieren específicamente a Durkheim y Parsons, y las desarrolla
principalmente en el capítulo 3 de esta obra.
21
ibid, 189
13
equiparar un mayor poder de las instituciones de una sociedad dada a una superioridad
moral en una escala evolutiva. 4) La distorsión temporal, por último, refiere a una
confusión entre historia e historicidad, que conlleva a sostener que el fluir del tiempo
siempre conlleva el cambio.21
En suma, siguiendo a Ian Craib, podríamos concluir que la principal
impugnación teórica de Giddens al pensamiento evolucionista se da en referencia a la
idea de que exista algún mecanismo específico de cambio social al interior de una
sociedad que la empuja a ir hacia adelante en una escala evolutiva. Dentro del
funcionalismo dicho mecanismo no es sino la adaptación al medio ambiente material.
Además, los riesgos del evolucionismo arriba señalados convergen en un aspecto:
tienden a considerar la acción y la vida humana como determinadas por fuerzas ajenas a
la misma. Por tanto, al renunciar al pensamiento evolucionista, nuestro autor, busca
enfatizar el carácter activo-reflexivo de los agentes, así como concebir el cambio social
como un fluir sin curso predeterminado, resultado de la suma de factores internos y
externos a una sociedad en particular, conjugados en un momento especifico.22
Estructuralismo y postestructuralismo:
En lo que respecta al estructuralismo y al post-estructuralismo hay que
mencionar brevemente lo siguiente. Como es sabido, ambos florecen en varias
disciplinas sociales a partir de la recuperación crítica del trabajo teórico del lingüista
suizo Ferdinand de Saussure, a nuestro parecer, uno de los pilares del llamado giro
lingüístico. Como apunta el mismo Giddens, podemos observar al estructuralismo tanto
como “un movimiento dentro del ámbito lingüístico como un intento de demostrar la
importancia de los conceptos y métodos de la lingüística para una amplia variedad de
problemas de las disciplinas humanísticas y de las ciencias sociales.” 23 Sobre todo,
resulta relevante para el análisis social la distinción hecha por Saussure entre langue y
parole –así como algunas otras categorías a ellas vinculadas, verbigracia, la sincronía y
diacronía–, a decir de varios autores la idea clave en su pensamiento. Muy
esquemáticamente podríamos decir que la langue es la totalidad del sistema del que
echamos mano para producir nuestros actos de parole, o formas concretas en las que se
21
Véase Giddens, LCS, p 267-271 e Ian Craib, Anthony Giddens, Routledge, N.Y, 1993, p 18-19
22
Ian Craib, op.cit, p 19
23
A. Giddens, “estructuralismo, post-estructuralismo y la producción de la cultura”, en A. Giddens,
Jonathan Turner (editores) La teoría social hoy, Alianza editorial, Madrid, 1998, p 255. En este artículo
nuestro autor ofrece su balance respecto de las contribuciones y limitaciones de la gama de autores que se
suelen incorporar dentro de los rótulos de estructuralismo ( Sausurre y Levi-Strauss,) y post-
estructuralismo (Foucault, Derrida, Lacan, Barthes, Kristeva, etc)
15
despliegan nuestros actos de habla. Así, en su nivel más básico un lenguaje (langue) es
una estructura de signos y de reglas que gobiernan la manera en que esos signos pueden
ser relacionados. Para Saussure una langue puede, o mejor dicho, debe ser analizada
como una totalidad de naturaleza relacional, es decir, como una totalidad en la que cada
una y todas las palabras (elementos) que le componen se constituyen diferenciándose
del resto y no en sí mismas, y por ende, mantienen una relación arbitraria con el objeto
al que refieren. 24
Estructuralismo y post-estructuralismo comparten con el estructural
funcionalismo el énfasis analítico en las estructuras. El primero, las comprende como
elementos internos a los actores humanos, como códigos soterrados que terminan por
fungir como productores de sujetos, mientras que éstos son tratados sólo como producto
de las mismas, con lo que se minimiza la capacidad de los agentes para producir
activamente esas estructuras. El ser humano es percibido así como un receptáculo en el
que inciden diversas estructuras. No obstante estas deficiencias, como veremos en el
tercer capítulo, cuando Giddens desarrolla su propio concepto de estructura en definitiva
emplea, al menos por analogía como dice Craib, algo muy parecido a la
conceptualización estructuralista de la misma, si bien claro, tratando de evitar los vicios
que apunta. De igual forma recupera otras categorías estructuralistas como la
diferenciación entre lo sintagmático y lo paradigmático, la cual utiliza para distinguir
dos ámbitos de análisis de la estructura, como veremos más adelante. Incluso utiliza
ideas de esta escuela para introducir la importancia de las categorías de tiempo y
espacio en la teoría de la estructuración. 25
24
Además de lo señalado podríamos decir que Saussure comprende al lenguaje como un proceso de
construcción de la realidad a comunicar. Los signos lingüísticos (entidades de dos caras: significado y
significante) interrelacionados, es decir, las relaciones de signos con otros signos, crean significados y por
ende realidad. Cabe señalar también que la tesis del carácter arbitrario del signo, permitirá, por ejemplo,
esgrimir la tesis del descentramiento del sujeto, en tanto que el significado no depende del significante
sino de la totalidad. La realidad es pues para Saussure construida significativamente, los elementos
lingüísticos no tienen ninguna realidad independientemente de su relación con el todo. El poder
significativo del signo lingüístico está condicionado por las relaciones que lo unen a otros signos de la
lengua, de manera que no es posible aprehenderlo sin reubicarlo en una imbricada red lingüística. Véase
Giddens, “Estructuralismo, post…”, op.cit p 261, 267, además Ian Craib, op.cit p 26 y Ferdinand de
Saussure, Curso de lingüística general, fontamara ed, México, 1994.
25
Ian Craib, op.cit, p26-27 Cabe señalar que en lingüística la distinción entre lo sintagmático y
paradigmático es planteada por Sausurre y refiere a la existencia de dos clases de relaciones simultáneas
entre los elementos lingüísticos que componen el juego de relaciones de la lengua. El ámbito
paradigmático refiere a la relación de un elemento con los otros elementos que son mutuamente
sustituibles, en donde la presencia de una supone la ausencia de los demás. La relación sintagmática se da
entre un elemento con otros elementos simultáneamente presentes. En este ámbito se estudia pues la
relación entre los diferentes elementos de la cadena hablada, mientras que lo paradigmático refiere a la
elección de cada uno de los elementos en lugar de los otros que también pueden ocupar el lugar. Se puede
decir que las relaciones sintagmáticas son relaciones de presencia mientras que las relaciones
paradigmáticas refieren a las opciones que no se halla presente en la oración.
16
26
ibid, p27
27
ibid, p28
28
Giddens desarrolla su análisis sobre la tesis del descentramiento del sujeto en su artículo “El
estructuralismo, el post…”, op.cit, p 267-269.
17
Karl Marx:
Giddens realiza un tratamiento ambivalente de lo obra de Marx. Por un lado,
tiende a considerar que algunos de sus escritos –así como los de otros autores influidos
por éstos– son compatibles con el consenso ortodoxo y más en general con la tradición
del funcionalismo estructuralismo, sobre todo, en cuanto al reconocimiento de fuerzas
que controlan a los sujetos y que están por encima de ellos. Aunado a esto, reconoce y
pretende recuperar críticamente, sus aportes en relación al análisis de los procesos
sociales, el conflicto y el cambio, así como su tratamiento de los intereses, y el poder al
interior de la dialéctica de clase.32
Pero además de esto, Giddens reconoce que en reflexiones muy específicas de
Karl Marx, en las que enseguida nos detendremos, existen elementos cruciales para el
desarrollo del punto de vista que trata de sostener con su teoría de la estructuración.
Esas reflexiones se hallan en diversos pasajes de El 18 brumario (1852) y de los
Grundrisse (1857-1858). El primero, un famoso análisis que Marx realiza sobre la
coyuntura histórica francesa de la que fue contemporáneo: el golpe de Estado por parte
de Luis Napoleón Bonaparte en 1851. El segundo, las extensas notas de investigación
sobre economía previas a la redacción de El capital (1867). Las reflexiones que retoma
Giddens de los Grundrisse se ubican en el contexto del análisis sobre la producción-
reproducción del capital elaborado por Marx. Nuestro autor llega a sugerir en varias
ocasiones que en estos escritos se encontraría el germen, o mejor, el teorema de la
posición teórica que él trata de desarrollar. A continuación, me parece pertinente, dado
su importancia para el desarrollo de la reflexión estructuracionista, presentar, primero,
el pasaje del 18 Brumairo y después, uno de los pasajes de los Grundrisse:
“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su albedrío, bajo
circunstancias que ellos mismos escojan, sino bajo circunstancias con las que se encuentran de
una manera inmediata, dadas y heredadas. La tradición de todas las generaciones pretéritas pesa
como un íncubo sobre el cerebro de los vivos. Y precisamente cuando parecen ocupados en
subvertirse y subvertir las cosas, en crear lo que aún no existe justamente en esas épocas de
crisis revolucionaria hacen angustiosos conjuros para poner a su servicio los espíritus del
pasado, les toman prestados sus nombres, sus consignas, su ropaje, para representar, con este
vetusto disfraz y este lenguaje prestado, la nueva escena de la historia universal.” 33
“A medida que se desarrolla el sistema de la economía burguesa, se desarrolla también
la negación de sí misma, que es su último resultado. Todavía tenemos que seguir con el proceso
32
Véase por ejemplo, Giddens, NRMS, p 125-127
33
Cit en LCS, p23
19
propio Giddens, en las conexiones de esos “tres núcleos temáticos” recae gran parte del
interés de la teoría de la estructuración. Pasemos entonces a exponer las principales
ideas esgrimidas desde el segundo binomio que hemos acordado reconocer.
La hermenéutica:
En Las Nuevas Reglas del Método Sociológico se encuentra lo que bien
podríamos considerar una introducción a las problemáticas y aportaciones teóricas
generadas desde la hermenéutica y las denominadas sociologías comprensivas. El perfil
que en esa obra ofrece Giddens de este binomio será la principal –pero no lo única–
fuente en la que nos basaremos para caracterizar al mismo en sus líneas generales.
Comencemos exponiendo pues lo referente al primer término del binomio.
En una primera aproximación, la hermenéutica puede ser considerada “sinónimo
de teoría de la interpretación.”36 Suele considerarse la reforma protestante de Lutero
como su origen. Esta en lugar de aceptar la interpretación de la iglesia romana como la
única posible, abogaba por la libertad de interpretación de la Biblia para cada creyente –
aunque con ciertas restricciones–. En la Alemania de finales del siglo XVIII y principios
del XIX la noción comienza a adquirir nuevos matices con la obra de Schleiermacher, y
posteriormente con la de Dilthey, Droysen, y otros. Ésta hermenéutica fue concomitante
de las Geistwissenschaften o ciencias morales y “procuró establecer las bases de una
discrepancia radical entre el estudio de la conducta humana y la ocurrencia de sucesos
en la naturaleza”37, concluyendo que el estudio de lo social puede y debe ser realizado
partiendo del estudio de la subjetividad de la conducta, mientras que los sucesos
naturales sólo pueden ser captados desde el exterior, mediante la explicación. La
comprensión (Verstehen) mediante la re-vivencia psicológica de la experiencia del otro
se convierte en el concepto central de ésta, la primer hermenéutica moderna. 38 Para
Droysen, por ejemplo, “la manifestación de lo singular es comprendida (Verstanden)
totalidad, existen pues proposiciones que no pueden ser aceptadas o negadas en base a la axiomática del
sistema. Véase: Ernest Nagel, James Newman El teorema de Gödel, , México, CNCT, 1981, Stephen
Hawking, Historia del tiempo, México, Editorial planeta, 1994, Wittgenstein Investigaciones filosóficas,
México, Crítica/UNAM, 2002, Thomas Kuhn La estructura de las revoluciones científicas, México,
FCE , 1971, Karl Popper La lógica de la investigación científica, México, Rei, 1991 (1934)
36
Lidia Girola, “Giddens y las sociologías interpretativas”, en Lidia Girola (coordinadora) Una
introducción al pensamiento de Anthony Giddens, UAM-Azcapotzalco, 1999, p 15
37
NRMS, p 75
38
Es importante señalar que para esta, la primer hermenéutica moderna, existe un contraste entre
Verstehen (comprender) y Erklaren (explicar); la diferencia se funda en lo que acabamos de señalar: la re-
vivencia psicológica o reconstrucción imaginativa de la experiencia del objeto (sujeto) de estudio.
(ibid,p75). Droysen, a decir de Mardones, será el primero en utilizar la distinción entre verstehen y
erklaren con intención de fundamentar el método de la historia (comprender) en contra posición al de la
física-matemática (explicar) y al de la tecnología y filosofía (conocer ) (Mardones, op.cit, p 31)
22
39
Mardones, op.cit, p30.
40
Girola, op.cit, p16. Así pues, la Verstehen weberiana tratará de ubicar en su contexto los hechos a
explicar. Hay que señalar que en este mismo texto Girola plantea que la concepción que Giddens posee
sobre la hermenéutica de Weber no reconoce adecuadamente sus diferencias fundamentales con la
hermenéutica de Dilthey. (p16-17)
41
Gadamer, Verdad y Método, Cit en NRMS, p76
23
50
ibid, p 44. Esta forma de comprender la epojé – una puesta entre paréntesis de la duda sobre si el
mundo es otra cosa de lo que parece ser–, es muy distinta, por no decir contraria, a la forma en que
Husserl comprendía ese término, que por otro lado él re-funcionalizó. Para Husserl es a través de la epojé
que se pone entre paréntesis la totalidad de los particulares empíricos, para así penetrar en la esencia de lo
consciente. No sólo de las doctrinas respecto de la realidad, sino también en la realidad misma. Así pues,
la époje de Husserl refiere a la esencia de las cosas, y no a su existencia o presencia. Es a través de este
concepto que Husserl buscará explicar el mecanismo de reducción eidética, es decir, la sustitución de la
experiencia en el sentido usual, por la consideración de las esencias.
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27
51
NRMS, p 46
52
ibid
53
Girola, op.cit, p 22
54
Schutz, Fenomenología del mundo Social. Cit en NRMS, p 47. Giddens esgrime una serie de críticas al
trabajo de Schutz en NRMS, p48-50
28
55
Girola, op.cit, p 18.
56
NRMS, p 52-53. En lo que respecta al ámbito de la racionalidad del sentido común haciendo eco de la
epojé de la actitud natural de Schutz señala que “como teórico social práctico, el actor lego consigue
ordenar su experiencia de suerte de sustentar la suposición de que el mundo (tanto el natural como el
social) es lo que parece ser…” (ibid, 53)
57
ibid, p 54
58
Garfinkel Estudios en Etnometodología Nueva Jersey, 1967 Cit en ibid, p 58
29
etnometodología, puede ser tratada como racional sólo en tanto sea “narrable” o
intelegible. En lo que concierne al mundo de la vida cotidiana y sus escenarios se parte
de que el agente constituye una racionalidad de manera práctica y reflexiva. 59 Según
señala Giddens, para Garfinkel, la etnometodología debe limitarse al estudio del
despliegue empírico de la variedad de expresiones indiciales de la vida cotidiana, sin
intención de remediarles; aunque a la par y de manera algo paradójica, sostiene también
el llamado círculo hermenéutico de las Geisteswissenschaften, es decir, el supuesto de
que “no es posible descripción alguna exenta de interpretación a la luz de
presuposiciones.”60
Para finalizar, apuntemos las temáticas tratadas por Garfinkel, y la
etnometodología en general, que destaca Giddens en la elaboración de su propio
trabajo.61 En primera, busca incorporar en la teoría sociológica la argumentación a favor
de la trascendencia de la acción en tanto agencia humana, capacidad transformadora
supuesta por la actividad intencional de los sujetos o actores en constante interacción
con diversas estructuras. En contra del determinismo parsoniano, la etnometodología
sostiene que la sociedad es siempre una realización “inteligente” de los agentes u
actores y para Giddens este será un elemento a recuperar para su reflexión. En segunda,
y vinculado a lo anterior, destaca un interés por el análisis de la reflexividad en tanto
capacidad de auto-reflexión del sujeto, de control y auto control mediante un monitoreo
de las circunstancias que se halla vinculado al monitoreo reflexivo de otros agentes;
Giddens, como veremos, suele subrayar que la etnometodología es de las pocas
aproximaciones que no tratan a la reflexividad como un estorbo, sino que se encarga del
estudio de su despliegue. Por otro lado, destaca la concepción etnometodológica del
lenguaje como medio para la actividad práctica, como un modo de hacer cosas. Un
rasgo que se despliega dentro de modos de vida determinados, y que es utilizado
rutinariamente como medio de organización de la conducta ordinaria. Esta concepción
implica un énfasis en la riqueza del lenguaje ordinario. La localización temporal y
contextual de la acción adquiere también relevancia a través del análisis del carácter
“indexal” de los significados en la interacción. Giddens retoma también la preocupación
de Garfinkel por mostrar la importancia que poseen los acuerdos tácitos o el conjunto de
59
Existe un uso de expresiones indiciales en el discurso ordinario que “implica… que los actores son
capaces de utilizar un saber que se da por supuesto, en cuyos términos pueden localizar su sentido”; este
saber depende de la reflexividad. (ibid, p55).
60
ibid, 72.
61
Todo lo que sigue ha sido tomado de A. Giddens, “Garfinkel, etnometodología y hermenéutica”, en
Política, sociología y teoría social, Paidós, España, 1997, p 252-254.
30
elementos que “se dan por sentado” en la interacción social y que por tanto resultan
condiciones ordinarias, aunque inexplicadas, de la misma.62 En parte, este autor da
cuenta de la relevancia de dichos aspectos a través de investigaciones empíricas sobre la
disrupción de la confianza, “experimentos” con los elementos que organizan la acción
de la vida cotidiana. Estos experimentos, como veremos, servirán a Giddens al estudiar
la interacción en copresencia, y la importancia de la rutina y del desarrollo de la
seguridad ontológica.
Peter Winch:
Finalmente tenemos a Peter Winch quien basado en gran medida en el trabajo
del segundo Wittgenstein mantiene una preocupación por la acción y su sentido,
tratando de explicarlas mediante el análisis de motivos, intenciones, razones, etc. De ahí
surge su interés, parecido al de la etnometodología, por la contextualidad de las
acciones aunque desde otra perspectiva: destacando que toda acción está gobernada por
reglas. El análisis crítico del desarrollo que Winch hace de esta relación último será
central en el proceso de elaboración de la teoría de Giddens.
Así pues, este autor trata de mostrar una supuesta correspondencia universal
entre conducta provista de sentido del mundo social y las conductas gobernadas por
reglas. Para que una conducta esté gobernada por reglas, sostiene, no hace falta que el
agente sea capaz de formularlas concientemente, sino sólo que sea “capaz de distinguir
entre un modo correcto o incorrecto de hacer las cosas en relación con lo que hace.” 63
Según Winch, las consecuencias del reconocimiento de la reciprocidad entre reglas y
conducta provista de sentido “son profundas y muestran que existe una discrepancia
radical entre los métodos de la ciencia natural y de la ciencia social.” 64 Destaca además
que en la labor de explicar las acciones observadas el científico social debe distinguir
entre dos dimensiones de generación de conceptos: los que pertenecen a los mismos
actores, es decir el estudio de las reglas particulares a las que se remiten las acciones
estudiadas, y, aquellos conceptos de tipo técnico que sólo deben ponerse en práctica en
tanto se pueda comprender los primeros.65
62
ibid, p 255
63
NRMS, p 64
64
ibid. En este sentido, Winch señala que la labor del científico social sería más parecida a la utilización
del conocimiento de un lenguaje para mantener una conversación que a la aplicación de generalizaciones
científicas para comprender, por ejemplo, como funciona una pieza de una máquina. Así, la labor del
científico social se parecería más a la de un aprendiz de ingeniero que estudia qué es la actividad de la
ingeniería, es decir, las actividades de sus colegas, que a la comprensión de los sistemas mecánicos que la
ingeniería implica (ibid, 65/69)
65
ibid, 65
31
Por otro lado, apoyándose en la obra del segundo Wittgenstein va a sostener que
la plétora de conductas sociales, verbigracia las que se guían por las reglas
pertenecientes a “lo científico”, frente a aquellas que desde ese ámbito se juzgan como
reglas guiadas por principios “mágico-religioso”, no son sino formas de vida
divergentes, por lo que buscar juzgar a unas con las otras sería como tratar de entender
las reglas de un juego con las de otro. 66 Así para este autor, culturas diferentes
representan juegos del lenguaje diferentes que por ende deben ser entendidos en sus
propios términos, lo que implica sostener una noción contextual de lo racional. El
evidente carácter relativista que surge de este reconocimiento tratará de contrarrestarlo
planteando la existencia de ciertas constantes, desde las que se podrían interpretar
distintas culturas. Hay que recordar también que una de las ideas centrales que recupera
Winch de Wittgenstein, y que repercute en general en la filosofía posterior, así como en
las ciencias sociales es que “la dilucidación filosófica de la inteligencia humana, y las
nociones asociadas con esta, requieren que esas nociones se sitúen en el contexto de las
relaciones entre los hombres en sociedad.”67 Así, como señala Giddens, se descubre la
relevancia de la “convención” social o las “reglas” sociales, se da cuenta de que muchos
de los procesos de intercambio entre el individuo y el mundo que lo rodea derivan de
una conducta social y se expresan en ella. Pero al tiempo que Winch y otros autores
asumen esto, “las formas de vida social” son tomadas como lo dado, lo que es preciso
aceptar para poder generar un análisis.68
Finalmente, hay que señalar algunas de las principales críticas que se han
esgrimido al trabajo de Winch y que son suscritas por Giddens. En primera, la noción
que utiliza de regla resulta demasiado laxa, no obstante que es su concepto eje. Ello,
deriva en un análisis pobre respecto de la relación reglas-poder. Además, Winch tiende a
confundir el sentido de la acción con su ocurrencia; el seguir una regla no queda
explicado con averiguar cuál es el sentido de una acción. Por otro lado, al parecer de
varios autores exagera las diferencias entre ciencias naturales y sociales, además de que
no da suficiente indicación de la relación existente entre conceptos legos y técnicos, por
lo que no resulta claro por que la necesidad de recurrir a estos últimos.69
Aportes y limitaciones de la hermenéutica y las sociologías comprensivas:
66
ibid, 66, 67. Cabe señalar que para Wittgenstein, “las reglas de un juego especifican un universo de
sentido inherente a la esfera del juego” (ibid, p 66)
67
Peter Winch, The Idea of Social Science ,Cit en ibid, p 71
68
ibid
69
Estos puntos los desarrolla en ibid, p 67-69
32
71
ibid, p 187
72
ibid, p 73
73
ibid.
74
Girola op.cit, p 23.
75
LCS, p 39
76
ibid, 40
34
78
ibid, p 23.
79
ibid
36
disciplina cuando analiza situaciones límite o críticas en las que se rompe la rutina
humana. A decir de Craib, trata de comprender estas situaciones a través de la psicología
de masas freudiana, así como acudiendo a la argumentación de regresiones a etapas
infantiles de desarrollo y a la identificación con una figura-líder como intentos de
recuperar la seguridad pérdida. Por otro lado, recurre a Eric Erikson representante de la
llamada psicología del Ego, quien se preocupa por el estudio de las formas en que los
agentes se adaptan a su medio. Concretamente, su teoría de relaciones-objeto resulta
importante para Giddens ya que se ocupa de aspectos de la dinámica interna de la
existencia del individuo, así como de ofrecer una explicación sobre la interrelación con
las formas externas de la organización social. En este sentido hay que señalar que
Erikson plantea ocho estados de desarrollo psico-social en el infante, cada uno marcado
por una oposición, positiva y negativa, de cualidades personales. A través de dichas
etapas el infante inicia una constitución de la confianza básica en el mundo que le
permitirá desarrollarse como agente. Como veremos más adelante, Giddens va a
relacionar estos estudios con el concepto de seguridad ontológica y enfatizará también
con ellos la naturaleza rutinaria del cumplimiento adecuado de ciclo de
cuidado/protección, a través del que el infante alcanzará a comprender que es la misma
persona en distintos momentos y lugares. 80
A decir de Craib, la obra de Heidegger es interesante para Giddens debido a su
apropiación de la fenomenología para la investigación sobre la naturaleza de la
existencia, el significado de la vida y las características de nuestra relación con el
mundo que nos rodea. En el trabajo de este filósofo hay pues una investigación sobre el
mundo de la experiencia que se halla detrás del conocimiento del ser-humano, es decir,
una investigación ontológica, sobre lo que llama Dasein, el ser-ahí. De esta labor
Giddens también tratará de recuperar para la teoría social la noción del tiempo como
aspecto vital de nuestra existencia en tanto seres-temporales. Además hay que tener en
cuenta que, “como en otro casos Giddens retoma importantes elemento de Heidegger, y
después de un tiempo la mención a Heidegger tiende a desaparecer de sus escritos.” 81
En La constitución de la Sociedad, por ejemplo, apenas reconoce a Heidegger (y a
Wittgenstein) como el punto de partida de nuevas brechas para la comprensión de la
relación entre decir y hacer. Además de lo señalado, para Craib, Giddens retoma la idea
80
ibid, p 24 – 25. Los aspectos más relevantes ofrecidos por el análisis de las etapas de desarrollo de
Erikson para la teoría de la estructuración los exponemos brevemente sobre todo en el parágrafo 1 del
capítulo III
81
ibid, p 30
37
82
ibid
83
ibid, p 31
38
84
Richar Rorty, El giro lingüístico, Paidós, España, 1990, p 14, introducción de Gabriel Bello.
85
ibid, p 50. Pasados los años de auge de la filosofía del lenguaje Rorty ve a ésta como un último intento,
de nueva cuenta fracasado, por resolver el problema del conocimiento. La solución termina siendo una
sustitución de las ideas por los significados en el papel de engarzadores entre sujeto cognoscente y
realidad (ibid, p 15).
86
LCS, p 23
87
ibid, p 39
39
ortodoxia nueva. Así entonces, en gran medida lo que busca no es sino superar las
diferencias existentes entre las dos tradiciones que aquí hemos reseñado, basándose en
una lógica de articulación más que de negación. ¿Qué diferencias? “La especificación
misma de los conceptos de acción, sentido y subjetividad, y su nexo con nociones de
estructura y constreñimiento.”88 A continuación, expongo brevemente cinco guías para
la comprensión de los alcances de la teoría de la estructuración, ello nos permitirá
orientarnos cuando en el tercer capítulo expongamos la forma, contenido y articulación
de los principales conceptos de la teoría de la estructuración.
88
ibid, p 40