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¿Frente a qué problema el autor del texto Economía civil desde una ética de la razón

cordial presenta como solución la economía civil? (identifique primero el problema y descríbalo)

Como lo muestra el autor es evidente la crisis de actual sistema económico; los presupuestos
nunca alcanzan y la mayoría de las personas en el mundo viven con necesidades insatisfechas. El
liberalismo económico solo benéfica a unos pocos y la mayoría viven en la pobreza como podemos
ver en continente como África y todo lo que pasa en nuestro país Colombia. Es imprescindible que
busque la forma de un sistema económico alternativo. Por tal motivo la economía civil nos
muestra aspectos y definiciones los cuales aplicándolos a la realidad pueden ser muy renovadores
en nuestra forma de pensar y de actuar.

Ante la inmoralidad que se en el comercio actual Antonio Genevesi nos dice que el comercio
mercantil es moralmente legitimo solo cuando busca el bien común, en un entorno donde se ha
perdido la confianza económica, política y ética a razón de los múltiples escándalos de corrupción
del país que nos llevan a la idea de ser pesimistas, pero sabiendo la manipulación mediática de
muchos medios de comunicación la comunidad debería de interesarse por conocer las noticias de
primera mano.

Por último, la participación de Cortina se hace fundamental como evaluador desde la perspectiva
de las teorías éticas para afirmar que la economía civil moderna va por muy buen camino solo
hace falta enriquecerla y que los pensadores fundamentalistas éticos se sumen a ella.

Por favor describa en un párrafo, con sus propias palabras, lo que usted entendió por economía
civil.

Es una propuesta alternativa al modelo económico tradicional basado en la racionalidad perfecta


del homo oeconomicus. Deudor de fuentes antiguas, como el Iluminismo napolitano, propone la
necesidad de recuperar la relacionalidad en el ámbito económico. Especialmente aquella
implicada en la generación y potenciación de bie-nes relacionales, recursos intangibles que
permiten tanto un óptimo desarrollo económico como social y humano.

De qué manera usted relaciona el problema social que eligió con alguna de las lecturas que
hemos trabajado hasta ahora? Explique su respuesta. (Cada estudiante ha elegido un problema
ético, después de esta selección, debe analizar cómo usted lo relaciona con alguna de las
lecturas trabajadas hasta ahora y por qué).

Dentro recursos educativos en la Unidad 1 Ética, Elementos para la conceptualización de


problemas éticos. n problema ético general refiere a una situación problemática que se vive en la
sociedad y que tiene diferentes formas de manifestación. Cuando hablamos de problema ético nos
referimos a situaciones que son suceptibles de un análisis moral de las mismas. Es decir, nos
referimos a situaciones de índole general que se presentan en nuestras comunidades pero que se
desprenden de dilemas morales generales, como cuando se piens en la corrupción política, las
situaciones de discriminación por temas de raza, orientación sexual, ideología política etc. Estas
situaciones tienen diversas manifestaciones pero se alinean en problemáticas generales y
sistemáticas que se presentan en la sociedad, ello es lo que lo hace un problema ético general.

En los últimos años, las encuestas muestran cómo la inseguridad, el desempleo, la salud y la
corrupción son las cuestiones que más preocupan a los ciudadanos. Por encima del 30 por ciento
se destacan la inseguridad y el desempleo y por debajo del 20 por ciento, la salud y la corrupción.
Por esto, los datos que presenta la última encuesta de YanHaas no sorprenden, solo ratifican las
dolencias que tienen los ciudadanos: 47 por ciento, inseguridad; 45 por ciento, salud; 35 por
ciento, desempleo, y 30 por ciento, corrupción.

En materia de seguridad, si bien en el país los homicidios siguen disminuyendo, los hurtos, las
extorsiones, las lesiones personales y el irrespeto de las normas que regulan la convivencia de los
ciudadanos no han dejado de crecer, situación que se ve agravada por una justicia cada vez más
ineficiente y con una baja credibilidad entre los ciudadanos.

Frente a esta situación, la única institución que sale a responder por estos resultados es la Policía;
por ningún lado aparecen la Fiscalía; el Consejo Superior de la Judicatura, en representación de los
jueces que no imparten pronta justicia; los sistemas de privación de libertad de adultos y de
adolescentes, que están colapsados y no están cumpliendo con sus funciones de sancionar y
resocializar, y la mayoría de alcaldes y gobernadores, que no asumen sus responsabilidades
constitucionales y legales como jefes de policía y responsables de la seguridad en sus
jurisdicciones.

Hay que anotar que hoy, el país no cuenta con una política de seguridad ciudadana ni, menos, con
una política criminal que involucre a todas las instituciones de seguridad y justicia y contemple
programas y acciones de disuasión, prevención de la violencia, resolución dialogada de conflictos y
persecución, detención, juzgamiento, condena y resocialización de los adultos y adolescentes que
infringen la ley penal.

Seguramente, en lo que resta de este gobierno estas tareas no se hagan, pero sería importante
comenzar a asumir algunas otras que pueden contribuir a mejorar la seguridad de los ciudadanos.
Para nadie es un secreto que se necesitan más policías para garantizar la seguridad en las ciudades
y el área rural, especialmente en los territorios dejados por las Farc. Se ha planteado la necesidad
de aumentar entre 30.000 y 50.000 policías; sin embargo, la institución solo tendría la capacidad
de formar con buena calidad a 20.000 policías adicionales en diez años.

Ante esta situación, hay que recoger las propuestas de utilizar entre 20.000 y 30.000 militares, que
hoy están casi sin labores por la desactivación de una parte importante del conflicto armado, para
tareas de seguridad ciudadana, militares que deben ser capacitados y reentrenados para cumplir
esta misión y podrían formar parte del grupo de Carabineros de la Policía Nacional, como lo
plantean Ariel Ávila en su libro ‘Seguridad y justicia en tiempos de paz’ y, en el documento ‘La
Fuerza Pública que requiere el posconflicto’, que elaboró para la FIP, el coronel retirado Carlos
Alfonso Velásquez, quien prefiere que este grupo, reentrenado en seguridad ciudadana, se quede
en las Fuerzas Militares.

Estas y otras propuestas para mejorar la seguridad de los ciudadanos se pueden llevar a cabo de
manera rápida, como se expone en un artículo que puede consultar en este enlace.

La inseguridad
ciudadana hace de
Colombia el país más
conflictivo de América
Latina
Que Colombia sea el país más conflictivo de Latinoamérica se debe a la
inseguridad ciudadana. Así lo afirman las conclusiones del Índice de Paz
elaborado por el Institute for Economics and Peace, que analiza 162 Estados y
encuentra que Colombia obtiene el puesto 150, lo que le deja más atrás que
México (138), Venezuela (129), Perú (119), Brasil (91) o Chile (30).

Son cuatro escalones de descenso para Colombia con respecto al anterior


ranking, y en el resultado pesó especialmente el sector sociedad y seguridad, que
obtiene una puntuación de 3,4 sobre 5. Los otros dos factores, militarización y
conflictos domésticos nacionales e internacionales, se quedan más lejos del
máximo al cifrarse en 1,7 y 2,4 sobre 5, respectivamente.

El problema es de imagen, pero también de gasto, pues esta inseguridad tuvo un


costo nacional de US$50.670 millones en 2013, lo que equivale a 13,52% de su
Producto Interno Bruto (PIB) ese año. México, el país más cercano, invierte en
seguridad hasta US$172.785 que suponen 9,4% de su PIB.
“Obviamente es relevante, pero hay que ponderar que si se adelante el proceso de
paz ese gasto se usará a futuro para financiar la paz, por lo que se mantendrá. El
conflicto requiere no solo inversión militar, sino educación y salud como costos
adicionales”, explicó Juan Camilo Rojas, analista internacional de Credicorp
Capital.

La financiación para atajar estos problemas resta recursos a áreas que resultan
imprescindibles para garantizar la competetitividad entre los vecinos regionales,
que no derivan cantidades tan elevadas. Dentro de la Alianza del Pacífico (AP),
Chile destina US$12.500 millones, cantidad ínfima para su tamaño. Perú desvió
US$15.470 millones para combatir la violencia e incluso Venezuela, con
US$41.135 millones, permanece alejada de Colombia.

Mientras, el reporte recuerda que el impacto de la violencia en el mundo ascendió


en 2013 a US$9.800 billones, lo que representa 11,3% del PIB global, o, si se
prefiere, US$1.350 por persona.

Liderando el ranking se encuentran Islandia, Dinamarca y Austria. Los europeos


son preponderantes en los 20 primeros puestos, al mantener sus tres elementos
por debajo de 1,5 sobre 5 en promedio. A la contra, Sudán del Sur, Afganistán y
Siria cierran la lista, con puntuaciones cercanas a 4 sobre 5.

“Lo obvio es que los recursos se dejan dedicar a temas como infraestructura, pero
también se sienten en las áreas rurales y explotaciones mineras, así como
actividades petroleras y abastecimiento energético. La suma de todo eso implica
una pérdida de recursos importantes”, afirmó César Ferrari, experto en economía
de Universidad Javeriana.

Según sus estimaciones, solo la desaparición del conflicto de la guerrilla supondría


una aportación a la economía equivalente a 2% del PIB nacional.

Y cuanto más se retrasan determinadas inversiones, más se ralentiza la


competitividad en aspectos como infraestructura dentro de la AP, eterna exigencia
de exportadores, impotentes frente a los puertos chilenos o la conectividad
peruana y mexicana.

Cuando se trata de inseguridad ciudadana, Chile registra 1,9 sobre 5; México


puntúa en este apartado 3,2 sobre 5, y Perú, 2,9 sobre 5. Con respecto al año
anterior, México y Perú repunta una décima en este segmento, mientras que Chile
se mantiene sin cambios.

¿Qué consecuencias tiene esta tendencia para la economía? A nivel local, la


seguridad individual en materia de inversión se desvanece, como argumentó
Eduardo Sarmiento, director del centro de Investigaciones Económicas (CIE) en la
Escuela de Ingeniería Julio Garavito.
“Cuanto existe inseguridad la gente invierte en actividades de corto plazo, como la
construcción. Eso puede observarse en la agricultura, donde la inversión es baja, y
en la minería, donde la mayoría del flujo corresponde a inversión extranjera”,
afirmó Sarmiento.

Así las cosas, lo que se genera es una inestabilidad financiera donde, según este
experto, se tiende a colocar los ahorros en el exterior, provocando así un déficit de
cuenta corriente en la balanza de pagos.

Y mientras, a nivel exterior la confianza empeora, tanto para inversionistas


extranjeros que conocen el país, como los que no.

“Si ya tienen negocios aquí, les frena la movilidad en las regiones, ya que fuera de
las grandes ciudades aumentan los índices de violencia, y eso los frena a expandir
su negocio. Para ello buscan asociados en Colombia que asuman el riesgo”,
subrayó Rojas.

Para los que no conozcan el país, la imagen internacional puede llegar a frustrar
inversiones, así los datos macroeconómicos sean positivos.

Argentina, Bolivia y Paraguay, los que más mejoran Durante la presentación del
informe en Londres, se destacó especialmente la evolución de Argentina, Bolivia y
Paraguay, los latinoamericanos con mejoras más pronunciadas.

Argentina pasó del puesto 59 en 2012 a 43 en 2013, en parte por la disminución


de conflictos domésticos. Bolivia descendió 15 puestos en un año para situarse en
el escalón 70, y cambio incluso de rango al pasar de medianamente pacífico a
pacífico.

Por su parte, Paraguay pasó de estar en el número 80 a 73, cambiando también


de rango gracias a las mejoras de una décima en seguridad ciudadana y dos
décimas en conflictos domésticos.

Venezuela y Colombia, por su parte, fueron destacados como los más negativos
de la Región.

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