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Queda claro que hay una fuerte conexión entre quienes con valentía luchan por las
libertades de otros y aquellos quienes consienten sus propias inclinaciones. Sin embargo, a
través de la historia, quienes han luchado por la libertad han resultado ser casi
completamente morales al ser sometidos a escrutinio. Por ejemplo, Gandhi tenía una vida
sexual inusual y dejó el lecho de su padre enfermo para hacer una visita conyugal a su
esposa [2]. Podemos comparar esto con el ferviente apoyo a la libertad por parte de figuras
como Marc Emery, el canadiense conocido como el "Principe de la marihuana". Podemos
estar seguros de que sus inclinaciones son consentidas.
El problema no parece obvio, pero para cualquiera que haya tratado de vender el
mensaje de la libertad a un conservador social, tales dificultades le son familiares. Si la
libertad se asocia a la condescendencia, la pérdida de la moral y el cuestionamiento a las
tradiciones, aquellos que aprecian los valores morales más fuertes podrían sentirse
incómodos en nuestro movimiento. Esto es una lástima, ya que históricamente algunos de
los más grandes defensores de la libertad en el mundo occidental han sido absolutamente
morales. No es un acto de fe encontrar ecos de nuestro mensaje en la Biblia, el Bhagavad
Gita o el Corán. En efecto, he participado de muchas conversaciones en las que se han
abordado estos paralelismos.
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Referencias:
[1] Magerey, S. (2001). Passions of the First Wave Feminists. Sydney, New South Wales:
Pluto Press Australia.
[2] Adams, J. (2010). Gandhi: Naked Ambition. London, UK: Quercus Publishing