Sunteți pe pagina 1din 3

Libertinos y libertad

Artículo publicado originalmente en studentsforliberty.org con el título Libertines and liberty

Escrito por Jesse Velay-Vitow

Traducido al español por Josué Contreras

Correo electrónico: joshuachile09@gmail.com

Facebook Twitter

Como libertarios tenemos una reputación de ser espíritus libres, condescendientes,


críticos de los valores morales y sociales y evasores de las normas. Tenemos la reputación
de que nos gustan el sexo, las drogas y el rock and roll; en otras palabras, muchos de
nosotros tenemos la reputación de ser libertinos. Pero la verdad es que no buscamos nada
más que un buen momento y la reducción del Estado. Es comprensible que se haga este
paralelismo, ya que aquellos que se oponen al Estado y a la sociedad siempre han sido
vistos como inmorales. Tomemos en cuenta a las primeras mujeres que quisieron votar o a
los primeros hombres que se levantaron y declararon su amor por otros hombres. En el
contexto social de aquellos tiempos, tales acciones fueron vistas como libertinas. Muchos
de sus partidarios también eran libertinos. De hecho, en Australia, uno de los primeros
partidarios del feminismo fue el Primer Ministro de Nueva Gales del Sur, Henry Parkes,
quien tenía al menos dos familias paralelas [1]. En la actualidad uno solamente necesita ir a
una “Marcha de las Putas” o a una marcha del orgullo gay para ver como la comunidad
LGBT ha tomado a los libertinos, para el disgusto de los conservadores sociales, como
leones de su movimiento.

Queda claro que hay una fuerte conexión entre quienes con valentía luchan por las
libertades de otros y aquellos quienes consienten sus propias inclinaciones. Sin embargo, a
través de la historia, quienes han luchado por la libertad han resultado ser casi
completamente morales al ser sometidos a escrutinio. Por ejemplo, Gandhi tenía una vida
sexual inusual y dejó el lecho de su padre enfermo para hacer una visita conyugal a su
esposa [2]. Podemos comparar esto con el ferviente apoyo a la libertad por parte de figuras
como Marc Emery, el canadiense conocido como el "Principe de la marihuana". Podemos
estar seguros de que sus inclinaciones son consentidas.

El problema no parece obvio, pero para cualquiera que haya tratado de vender el
mensaje de la libertad a un conservador social, tales dificultades le son familiares. Si la
libertad se asocia a la condescendencia, la pérdida de la moral y el cuestionamiento a las
tradiciones, aquellos que aprecian los valores morales más fuertes podrían sentirse
incómodos en nuestro movimiento. Esto es una lástima, ya que históricamente algunos de
los más grandes defensores de la libertad en el mundo occidental han sido absolutamente
morales. No es un acto de fe encontrar ecos de nuestro mensaje en la Biblia, el Bhagavad
Gita o el Corán. En efecto, he participado de muchas conversaciones en las que se han
abordado estos paralelismos.

Siempre existe la opción de mantener un estándar y de que los demás mantengan


otro. De hecho, el estilo de proselitismo en muchas religiones y el movimiento de la
libertad son muy similares. No podemos usar la fuerza para hacer que las personas acepten
las ideas de la libertad individual y el gobierno limitado. Debemos hablar nuestro mensaje
en voz baja y clara, y esperar que algún día lo acepten.

Esto nos lleva a plantear lo siguiente: cuando hacemos proselitismo de la libertad,


las partes que enfatizamos son tan importantes como el método que utilizamos. Todos
sabemos que los sermones son mucho menos efectivos que las conversaciones. También es
importante recordar que cada conversación no necesita ser una conversión. Cuando
hablamos con aquellos que se apegan a un código moral estricto, debemos enfatizar las
creencias morales, ya sean deontológicas, consecuencialistas o éticas de virtud que
proporcionan la base filosófica de nuestros motivos en el movimiento de la libertad. No
debemos poner énfasis en la libertad de hacer lo que queramos. En cambio, deberíamos
señalar que hacer cumplir la moral elimina la virtud que existiría si esa moral se eligiera
libremente. Esta es la misma técnica que usamos cuando enfatizamos los problemas que le
importan a un individuo cuando estamos explicando la libertad. Hablamos de la licencia de
armas con los cazadores, la prohibición con los entusiastas de las drogas y la igualdad ante
el estado con las clases oprimidas. Es un poco más difícil separar la libertad de la
subyacente corriente de libertinaje, pero es posible y necesario. Al enfatizar que tomar la
decisión correcta solo es significativo si tenemos la opción de hacerlo, podemos llegar a
comunidades que de otra manera nos hubieran cerrado la puerta.

Al hacer crecer este movimiento, no podemos darnos el lujo de permitir que


ninguna alianza potencial quede sin explorar. Para hacerlo, debemos esforzarnos por abrir
una brecha entre nuestros diferentes niveles subjetivos de libertinaje personal y el mensaje
puro de libertad para todos.

________________________________________________________________________

Referencias:

[1] Magerey, S. (2001). Passions of the First Wave Feminists. Sydney, New South Wales:
Pluto Press Australia.

[2] Adams, J. (2010). Gandhi: Naked Ambition. London, UK: Quercus Publishing

S-ar putea să vă placă și