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INMUNOLOGÍA, SISTEMA INMUNE E INMUNIDAD

La Inmunología es un disciplina dentro de la Biología que se ocupa del estudio del reconocimiento de "lo propio" frente a "lo
extraño". ¿Qué significa esto?

La Inmunología es una ciencia relativamente joven. En 1796, Edward Jenner descubrió una sustancia que ofrecía protección frente
a una enfermedad, llamada viruela. A esta sustancia la denominó vacuna. Desde este momento, se puede decir que nace la
Inmunología.

Inicialmente, la Inmunología estudió los elementos implicados en la defensa del organismo frente a ataques externos.

En una fase posterior, la Inmunología analizó, además, los procesos de transformación de células sanas en células tumorales, así
como las respuestas del organismo frente a esas células, reconociendo estas células tumorales como unas células extrañas.

Actualmente, la Inmunología abarca también el estudio de las enfermedades autoinmunes, las alergias y los fenómenos de
rechazo que aparecen en los trasplantes.

El sistema inmune, sistema inmunitario, es un sistema difuso, ya que está constituido por un gran número de órganos y tejidos
diseminados por todo el cuerpo. Se encarga de elaborar la respuesta inmune frente a un antígeno.

La capacidad de resistir a un agente infectivo, ya sea por la defensa que realiza el sistema inmune o sea por otro tipo de barrera
que defienda al organismo de la infección, se denomina Inmunidad.

DEFENSAS DEL ORGANISMO

Los humanos, y también otros animales, poseemos una serie de barreras de defensa que impiden la entrada de agentes
dañinos. Estas barreras se denominan:
• Externas: como la piel o las mucosas, que están en contacto con el exterior. Funcionan como un muro que impide
el paso de agentes externos.
• Internas: se localizan dentro del organismo, como los macrófagos o los linfocitos.
Atendiendo a la acción que tienen las barreras de defensa, se pueden clasificar en:
• Inespecíficas: como las lágrimas, que atacan a cualquier tipo de agente.
• Específicas: como las inmunoglobulinas, que están elaboradas para un agente concreto.
Atendiendo al modo de aparición, las barreras de defensas pueden ser:
• Innatas: se originan en el desarrollo embriológico del individuo, con independencia de la presencia de antígenos.
• Adquiridas: sólo se forman cuando aparece un antígeno, como ocurre en el caso de formación de inmunoglobulinas.

BARRERAS EXTERNAS
Las barreras externas se encuentran delimitando nuestro organismo en contacto con el exterior. Son barreras físicas,
químicas o biológicas. Se caracterizan por ser inespecíficas e innatas. Estas barreras son:

• Los epitelios, externos, como la epidermis de la piel, e internos, como los que tapizan el tubo digestivo, que
funcionan como un muro, debido a lo unidas que se encuentran sus células. La epidermis de la piel es un
tejido prácticamente impenetrable por los microorganismos, gracias que es una gruesa capa de células
queratinizadas, con una continua descamación de células muertas, lo que impide la fijación de
microorganismos.
• Las mucosas, que envuelven estructuras que están abiertas al exterior, como la boca, el ano o la vagina. El
mucus producido en estas zonas impide la fijación de microorganismos a sus paredes.
• Determinadas sustancias químicas que impiden el desarrollo de microorganismos, como el cerumen de la
oreja o la lisocima de las lágrimas.
• La flora microbiana, alojada en la boca, en el intestino o la vagina, que impide el desarrollo de hongos o
bacterias ajenos a esta flora.

BARRERAS INTERNAS

Este tipo de barrera está constituido por el Sistema Inmune. El sistema inmune, o inmunitario, se
encuentra diseminado por todo el organismo, por lo que se dice de él que es un sistema difuso. Está
constituido por vasos linfáticos, órganos linfáticos, tejidos linfáticos y células y moléculas
distribuidas por el torrente sanguíneo hacia otros tejidos.

Vasos linfáticos

Los vasos linfáticos pertenecen al sistema circulatorio linfático. Éstos forman una red de vasos abierta
por donde circula la linfa. En la linfa aparecen las células y moléculas del sistema inmune.

La linfa es drenada en los ganglios linfáticos, donde se detectan los antígenos, que pondrán en marcha
la respuesta del sistema inmune.

Órganos del sistema inmune

Existen órganos linfoídes primarios. Constituyen los órganos donde se forman las células del sistema
inmune. Son la médula ósea y el timo.

Los órganos linfoides secundarios forman el lugar donde las células del sistema inmunitario terminan
su diferenciación o bien se activan produciendo la respuesta inmune. Son el bazo y los ganglios
linfáticos.

• Médula ósea: Es un órgano linfoide primario. Se encuentra en el interior de los huesos cortos y planos, en la
zona esponjosa de los huesos largos. Tiene capacidad hemopoyética, lo que significa que en su interior
aparecen células madre, indiferenciadas, pluripotentes, capaces de originar las células que fluyen por
la sangre. En la médula ósea se forman las células del sistema inmune, como son los linfocitos, los
macrófagos o los monocitos.
• Timo: Es un órgano linfoide primario. Se encuentra en la zona superior del tórax. Es un órgano que reduce
mucho su tamaño después de los 7 primeros años de vida. Está formado por dos lóbulos que se subdividen
en lobulilos, separados por un tejido conjuntivo (trabéculas). En cada lobulillo se diferencia una corteza y una
médula. En la corteza, las células que provienen de la médula ósea proliferan, transformándose en timocitos.
Los timocitos maduros se alojan en la médula de los lobulillos del timo. Los timocitos maduros se denominan
linfocitos T o células T, que migran hacia la sangre a través de los vasos linfáticos.
• Bazo: El bazo es un órgano linfoide secundario, situado en la zona abdominal, por detrás del estómago. En
él aparecen dos tipos de tejidos, la pulpa roja y la pulpa blanca. La función de la pulpa roja consiste en
filtrar la sangre y capturar y destruir los eritrocitos viejos, que han perdido o mermado su función de
transporte de oxígeno. La pulpa blanca contiene tejido linfoide en forma de una vaina, en torno a una
arteriola. Este tejido recibe el nombre de PALS (vaina arteriolar linfoide - periarteriolar lymphoid shealth). En
el PALS se encuentran los linfocitos T y los linfocitos B, que se activan en presencia de antígenos.
• Ganglios linfáticos: Son órganos linfoides secundarios. Se encuentran repartidos por todo el sistema
circulatorio linfático. En un ganglio linfático se distingue una corteza, donde se sitúan los linfocitos B, una
paracorteza por debajo, en la que se hallan los linfocitos T, y una médula en posición central. Los ganglios
linfáticos filtran la linfa, presentando los antígenos a los linfocitos B y T, con la consiguiente activación de
estas células.
Tejidos del sistema inmune
Además de los órganos propios del sistema inmune, aparecen unos tejidos linfoides asociados a otros aparatos o
sistemas. Estos tejidos son:

• GALT: es el tejido linfoide asociado al tubo digestivo, que incluye amígdalas, apéndice vermiforme y placas
de Peyer.
• BALT: es el tejido linfoide asociado al aparato respiratorio.
• MALT:es el tejido linfoide asociado a las mucosas

En todos estos tejidos se encuentran linfocitos T y B, además de otros tipos celulares pertenecientes al sistema
inmune. Las células T y B se activan cuando los antígenos capturados por estos tejidos son presentados a ellas.

CONCEPTO DE ANTÍGENO

Los antígenos son moléculas extrañas al organismo, que se unen a anticuerpos específicos, uno para cada uno de
ellos. No son células completas, ni virus completos. Son sólo fragmentos de las moléculas externas de virus o
moléculas externas de células extrañas (como por ejemplo una bacteria o una célula tumoral). También pueden ser
toxinas liberadas por células extrañas.

Los antígenos pueden ser cualquier tipo de molécula, aunque los más abundantes son los antígenos con estructura
proteica. No todo el antígeno se une al anticuerpo; sólo se une una pequeña parte, conocida con el nombre de
determinante antigénico o epítopo.

La zona del anticuerpo que se une al epítopo se denomina paratopo. En ocasiones, el antígeno puede unirse a un
anticuerpo, pero sin provocar respuesta inmune. Éstos son moléculas con actividad antigénica pero sin actividad
inmunogénica. Estas moléculas reciben el nombre de haptenos. Si un hapteno se une a una proteína grande produce
inmunogenicidad.

LAS CÉLULAS DEL SISTEMA INMUNE

Todas las células que intervienen en la defensa del organismo derivan de células totipotentes, existentes en el
embrión. Estas células se diferencian en células madre hematopoyéticas que se sitúan en el interior de la médula
ósea. Estas células madre pueden formar cualquier célula sanguínea, desde linfocitos a eritrocitos. Por este motivo,
se las denomina también como células hematopoyéticas pluripotentes.
MECANISMOS DE ACCIÓN DEFENSIVA

Las barreras físicas del organismo impiden la entrada de cuerpos extraños, pero, si alguno logra saltarse estas
barreras se dispara una serie de mecanismos inespecíficos y otros específicos, que tienen como fin la destrucción
del agente extraño.

Los mecanismos inespecíficos que se ponen en marcha son la respuesta inflamatoria, la activación del sistema
del complemento y la acción del interferón. Estos mecanismos son muy eficaces y pocos elementos extraños
escapan a este control. Sin embargo, cuando alguno escapa, se activan los mecanismos específicos, que son
la respuesta inmune celular y la respuesta inmune humoral.

Mecanismos inespecíficos

• La respuesta inflamatoria

Este mecanismo entra en acción cuando la piel o las mucosas sufren una lesión. Es fácil reconocer los síntomas de
una inflamación. Éstos son enrojecimiento, hinchazón, dolor y fiebre local. ¿A qué se deben estos síntomas?

El enrojecimiento de una herida se debe a un aumento del flujo sanguíneo hacia la zona. Este aumento es
consecuencia de la liberación de sustancias piretógenas, como la histamina, por parte de las células dañadas.

Al aumentar el flujo de sangre, el volumen de la zona aumenta, provocando hinchazón en los tejidos y presión sobre
las terminaciones nerviosas, con lo que aparece el dolor. La fiebre local es también consecuencia de los agentes
piretogénicos. La temperatura elevada activa el metabolismo de los macrófagos e inhibe la división bacteriana.

• El sistema del complemento

El sistema del complemento está formado por 21 proteínas plasmáticas sintetizadas por el hígado y, localmente, por
macrófagos. El mecanismo de actuación se realiza mediante una activación en cascada, ya que en cada paso de
la reacción se amplifica el proceso, porque cada enzima puede activar muchas moléculas, que, a su vez, son
activadoras de otra reacción.

La activación supone la rotura (proteolisis) de la proteína inactiva en varios fragmentos (dos o más), que actúan sobre
la proteína siguiente.

Existen dos mecanismos de activación del sistema del complemento, la vía alternativa y la vía clásica.

El punto central de la cascada es la activación de la proteína C-3, que forma dos subunidades, activas, C3a y C3b.
C3a interviene en la respuesta inflamatoria. C3b actúa sobre la siguiente proteína para, al final, formar el Complejo de
ataque a membranas. Este complejo proteico perfora la membrana bacteriana, provocando un desequilibrio osmótico
y, por consiguiente, la lisis celular.

Parece ser que también actúa sobre virus con envoltura. Este sistema es inespecífico, porque ataca cualquier tipo de
célula bacteriana.

• El Interferón
El Interferón es una glucoproteína de secreción liberada por cualquier tipo celular. Las moléculas conocidas de
Interferón son IFN-, IFN- e IFN-. Los IFN- e IFN- son sintetizados por muchos tipos celulares en respuesta a
una infección vírica. La síntesis de estas moléculas se induce por la presencia de ARN bicatenario. Los IFN- e IFN-
 inhiben la replicación viral y activan proteínas degradadoras del ácido nucleico del virus. También incrementan el
número de proteínas presentadoras del antígeno viral, de forma que los linfocitos TCD8 (células citotóxicas) y las
células asesinas (natural killers) degradan rápidamente la célula infectada.

Los interferones se unen a las membranas celulares adyacentes, aumentando la resistencia a ser infectadas de las
células vecinas; así se aísla la zona infectada. El IFN- es liberado por células tumorales o por células infectadas
por bacterias. Su presencia dispara la acción de los macrófagos, células asesinas y linfocitos TCD8.
MECANISMOS ESPECÍFICOS DE ACCIÓN DEFENSIVA

Se denomina defensa específica a los mecanismos que se desencadenan cuando un determinado


antígeno, y no otro, ha penetrado en el interior del organismo. Esta respuesta inmune presenta las
siguientes características:

• Especificidad

Sólo actuarán aquellas células activadas por el antígeno que penetró en el organismo, y no otras. Además, esas
células sólo actúan sobre antígenos externos, no sobre células propias.

• Especialización

Actúan células o moléculas que puedan atacar a ese antígeno, y no otras.

• Diversidad

Al existir un gran número de antígenos debe existir una gran cantidad de receptores antigénicos que desencadenan
la respuesta.

• Memoria inmunológica

La memoria inmunológica es la capacidad que tiene el sistema inmune para producir una respuesta rápida, eficaz y
duradera frente a un antígeno que sea presentado por segunda vez.

• Regulación de la respuesta

El proceso finaliza de forma gradual, atendiendo a la disminución de antígeno.

El organismo posee dos tipos de respuesta específica: la inmunidad celular y la inmunidad humoral.

I NMUNIDAD CELULAR

La inmunidad celular es la respuesta específica en la que intervienen los linfocitos T en la destrucción de los agentes
patógenos. Los linfocitos T atacan y destruyen células propias, tumorales o infectadas.

TIPOS DE LINFOCITOS T
Tipo Subtipo Función
TCD4 TH1 o inflamatorios Activan o destruyen células
infectadas.
TH2 o cooperadores Estimulan a los linfocitos B para
producir la liberación de anticuerpos.
TCD8 o citotóxicos Matan células cancerosas o que
contienen patógenos intracelulares.
Inducen a la apoptosis.
El mecanismo de actuación para cada linfocito T es distinto. No obstante, todos se disparan mediante la presentación
de antígenos.

El agente patógeno es capturado por la llamadas células presentadoras de antígenos (CPA), generalmente,
macrófagos, que degradan esos antígenos. Al degradarlos, pequeños péptidos (unos 10 aminoácidos,
aproximadamente) de las proteínas externas del agente patógeno se unen de forma específica en un surco existente
en el MHC del macrófago. El tandem MHC y el péptido de la célula presentadora del antígeno es expuesto en
la membrana. Este macrófago activado se moviliza por el torrente sanguíneo hasta encontrar linfocitos, a los
que activará.

• Mecanismo de actuación de los linfocitos TH1 o inflamatorios


• Mecanismo de actuación de los linfocitos TH2 o cooperativos
• Mecanismo de actuación de los linfocitos TCD8 o citotóxic
INMUNIDAD HUMORAL

En la respuesta específica humoral las células no atacan directamente a los antígenos. Son las proteínas llamadas
anticuerpos, liberadas por las células plasmáticas, las que actúan contra los antígenos.

Este tipo de respuesta se produce cuando aparecen patógenos extracelulares o toxinas bacterianas. Los linfocitos
B son activados por células TH2.

Al activarse, los linfocitos B proliferan, apareciendo células de memoria y células plasmáticas. Las células plasmáticas
liberarán el anticuerpo específico, que provocará la opsonización del antígeno y la fijación del sistema del
complemento.

ANTICUERPOS

Los anticuerpos constituyen glucoproteínas plasmáticas globulares, llamadas Inmunoglobulinas. Son moléculas
formadas por los linfocitos B maduros. La función del anticuerpo consiste en unirse al antígeno y presentarlo a
células efectoras del sistema inmune. Esta función está relacionada con la estructura de los distintos tipos de
inmunoglobulinas.

Estructura de las Inmunoglobulinas

Son proteínas globulares de gran peso molecular, formadas por 4 cadenas polipeptídicas, dos pesadas, llamadas H
(heavy), y dos ligeras, denominadas L (light). Estas cadenas se unen mediante puentes disulfuro, uno entre las
cadenas L y H, y dos entre las cadenas H. Estas cadenas proteicas presentan radicales glucídicos.

Existen dos tipos de cadenas L ( y ) y cinco tipos de cadenas H (    y ), que dan lugar a los cinco isótopos de
inmunoglobulina existentes (A, D, E, G y M).

Las cadenas H y L presentan dos regiones, o dominios, diferenciados: el dominio variable, V, y el dominio constante,
C. El dominio variable es el responsable de reconocer al antígeno y unirse a él, ya que ahí se encuentra el paratopo.
El dominio constante se une a las células del sistema inmune para activarlas.

En las cadenas H aparece una zona denominada región bisagra. Esta región posee la característica de ser muy
flexible, permitiendo adquirir distintos ángulos entre las regiones V y C, y entre los brazos de la inmunoglobulina.

Existe una gran variedad de anticuerpos, tantos como antígenos. Esta gran variedad se obtiene como consecuencia
de la reordenación y la mutación de los genes que codifican la región V.

• La reordenación, o recombinación somática, es un mecanismo que sólo ocurre en un momento temprano


del desarrollo de los linfocitos B. Los genes que codifican para la región V y C, que se encuentran separados
en todas las células, se reordenan para juntarse , en el caso de los linfocitos B. Cuando estos genes se juntan
reciben el nombre de segmentos génicos. Los segmentos génicos pueden combinarse entre sí, llegando a
generar, aproximadamente 3.400.000 regiones V distintas. Esta gran variedad de combinaciones recibe el
nombre de diversidad combinatorial.
• La mutación, o hipermutación somática, que se produce en esta zona del material genético corresponde
a adiciones o sustracciones de bases nitrogenadas en los segmentos génicos que codifican para la región V.

Todas estas variaciones pueden generar una inmunoglobulina no funcional. Cuando se producen este tipo de
reordenaciones se habla de reordenamiento no productivo.

El proceso de recombinación y mutación está muy regulado, de forma que cada linfocito B sólo expresa un gen
reordenado de la cadena H y otro de la cadena L. Así, cada linfocito produce un único tipo de anticuerpo.

Tipos de inmunoglobulinas
Los isótopos de inmunoglobulina que aparecen en la especie humana son las inmunoglobulinas A, D, E,
G y M.
• Inmunoglobulina G: Es la más abundante (80% del total de inmunoglobulinas). Se une rápidamente con
macrófagos y neutrófilos, provocando la destrucción del microorganismo. Puede atravesar la barrera
placentaria y se secreta en la leche materna. Por ello, es responsable de la inmunidad fetal y la del recién
nacido.
• Inmunoglobulina A: corresponde al 13% del total de inmunoglobulinas. Se encuentra específicamente en
secreciones serosas y mucosas, como son la leche o las lágrimas. Actúa protegiendo la superficie corporal
y los conductos secretores. Genera, junto con la inmunoglobulina G, la inmunidad al recién nacido, al
encontrarse en la leche.
• Inmunoglobulina M: representa el 6% del total de inmunoglobulina. Aparece en los linfocitos B naïve unida
a su membrana plasmática. Se manifiesta en la respuesta primaria activando el sistema del complemento.
• Inmunoglobulina D: aparece en muy baja concentración (1%). Son las primeras inmunoglobulinas
sintetizadas por los linfocitos B naïve. Su función puede estar relacionada con la activación de estas células.
Su estructura es similar a la estructura de la inmunoglobulina G, aunque varía en la posición de los restos
glucosídicos de las cadenas proteicas
• Inmunoglobulina E: se encuentra en concentraciones muy bajas en el suero y secreciones al exterior
(0'002%). Sin embargo, su concentración aumenta en los procesos alérgicos.

Funciones de las inmunoglobulinas

La principal función de los anticuerpos consiste en reconocer y unirse al antígeno, para la destrucción de éste. Para
conseguir este fin, el dominio constante de la inmunoglobulina puede activar los siguientes mecanismos:

• Activación del sistema del complemento, que termina con la lisis del microorganismo.
• Opsonización de los microorganismos. Los anticuerpos se unen al antígeno, presentándolo a un
macrófago para su destrucción.
• Precipitación de toxinas disueltas en el plasma. Así, son fácilmente destruidas por los macrófagos.
• Aglutinación de antígenos en una determinada zona, facilitando la acción de los fagocitos y los linfocitos.
• Activación de linfocitos.
DISFUNCIONES Y DEFICIENCIAS DEL SISTEMA INMUNITARIO

Una de las características más importantes del sistema inmunitario es la capacidad de reconocimiento de lo propio
frente a lo extraño. Esta capacidad se conoce con el nombre de tolerancia.

Cuando el sistema inmune actúa por defecto o por exceso, la tolerancia se ve afectada, apareciendo distintos tipos de
enfermedades, como la autoinmunidad, las inmunodeficiencias y la hipersensibilidad.

Autoinmunidad

La autoinmunidad es un proceso que se desencadena por una alteración en el reconocimiento de lo propio. Los
mecanismos de control existentes en el organismo no actúan correctamente, de forma que un linfocito o un anticuerpo
reconocen como extrañas a las células o moléculas del propio organismo. Algunas de las enfermedades autoinmunes
más conocidas son la diabetes juvenil, la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, el lupus eritematoso, la psoriasis,
etc.

En la actualidad se están utilizando anticuerpos monoclonales como terapia para algunas de estas
enfermedades, pero la esperanza de curación se encuentra en la terapia génica.

Inmunodeficiencias

• Dentro de este grupo se incluyen enfermedades producidas por la falta de actuación del sistema inmune.
Existen dos tipos de inmunodeficiencias: Inmunodeficiencia primaria o congénita: se produce por una
alteración genética que lleva a la producción defectuosa de linfocitos T, linfocitos B, o ambos.

• La inmunodeficiencia más grave de este tipo es la Inmunodeficiencia Severa Combinada (SICS). Aparece en
la primera infancia y su pronostico es muy grave, provocando la muerte del enfermo si no se somete a
tratamiento. El protocolo que se sigue es el siguiente:

o Suministrar agentes antimicrobianos con anticuerpos


o Trasplante de médula ósea.
o Aislamiento total del enfermo en un recinto estéril.

• Actualmente se esta siguiendo una línea de investigación muy esperanzadora con las terapias génicas.

• Inmunodeficiencia secundaria o adquirida: aparece a lo largo de la vida del individuo como


consecuencia de infecciones víricas (SIDA), lesiones graves que supongan una pérdida de proteínas,
malnutrición, enfermedades que afecten al sistema inmune (leucemia) o derivadas de tratamientos
médicos (trasplantes).

Hipersensibilidad

La hipersensibilidad es una disfunción del sistema inmune, debido a que se produce una respuesta inmune frente a
una sustancia prácticamente inocua, como puede ser el polen, las heces de los ácaros del polvo, la fresa, el melón,
etc. Las sustancias frente a las que se produce la respuesta reciben el nombre de alérgenos, y la reacción que se
desata se conoce como alergia o hipersensibilidad.

El proceso alérgico se desencadena con una primera exposición al alérgeno. Los macrófagos lo degradan y lo
presentan en sus membranas a los linfocitos. Éstos producen inmunoglobulinas E, con lo que se produce la memoria
inmunológica. Una segunda exposición al alérgeno puede provocar una hipersensibilidad inmediata (fase aguda) y
una hipersensibilidad retardada (fase retardada o celular).

• En la hipersensibilidad inmediata, la inmunoglobulina E sintetizada contra el alérgeno se une a éste,


activándose los monocitos y basófilos. Se liberan sustancias piretógenas (histamina, serotonina, heparina,
etc.) responsables de la respuesta inflamatoria.
• La sensibilidad inmediata de gran intensidad recibe el nombre de choque o shock anafiláctico. Se produce
un aumento de la permeabilidad en los vasos sanguíneos, con lo que el volumen de líquido es mayor. Así, la
presión arterial cae. A nivel respiratorio, los bronquios se contraen, produciendo asma y asfixia. En la zona
intestinal, aparecen contracciones, nauseas, vómitos y diarreas.

• Todo este cuadro sintomático puede llevar a una brusca bajada de la presión sanguínea en la zona cerebral
y a la pérdida del conocimiento. También puede ocurrir en la zona cardiaca, produciendo un ataque
cardiaco e, incluso, la muerte.

• La hipersensibilidad retardada se denomina sí porque aparece varias horas, incluso días, después. Es
producida por el ataque de linfocitos T, al alérgeno cuando éste es transportado por la sangre a los distintos
tejidos.

El tratamiento normal a la hipersensibilidad se realiza con antihistamínicos. Estos fármacos son sólo útiles cuando
hay liberación de histamina. El asma, asociada a estos casos, se trata con bronquiodilatadores, que favorecen la
entrada de aire por las vías respiratorias, desapareciendo la sensación de angustia. En los casos graves de shock
anafiláctico, la solución consiste en la inyección intravenosa de adrenalina.

En algunos casos se han creado vacunas antialérgicas. El procedimiento consiste en inocular al paciente cierta
cantidad de alérgeno. En posteriores dosis (inóculos) se aumenta de forma progresiva la concentración de alérgeno.
Esto proporciona al paciente resistencia frente a ese alérgeno.

El problema que se plantea en las alergias es que no siempre puede detectarse el alérgeno.

SUEROS Y VACUNAS. IMPORTANCIA INDUSTRIAL

La inmunidad que aparece en el cuerpo como consecuencia de una respuesta inmune no provocada se conoce con
el nombre de inmunidad natural. Existe otro tipo de inmunidad, la inmunidad artificial, que se adquiere
suministrando al individuo un suero o una vacuna. Hay dos tipos de inmunidad artificial, la pasiva y la activa.

• La inmunidad artificial pasiva se adquiere cuando al sujeto se le administra directamente anticuerpos


específicos para un patógeno determinado. Los anticuerpos producen inmunidad rápidamente (unas pocas
horas), pero su efecto no es de larga duración (sólo unos meses), debido a que no se activa la memoria
inmunológica. Estos anticuerpos reciben el nombre de suero o antídoto.

• Los anticuerpos se obtenían de animales domésticos. En la actualidad se utilizan imunoglobulinas humanas.


Este tipo de sueros se utilizan para inmunizar contra el tétanos, la difteria, la hepatitis (A y B), etc.

• La inmunidad artificial activa se produce por inoculación de una vacuna. La inmunidad generada por la
vacuna es efectiva al cabo de varios días, pero, al crear memoria inmunológica, su capacidad de acción es
duradera.

• La vacuna contiene antígenos contra los que reacciona el sistema inmune. Estos antígenos inducen a la
formación de sus anticuerpos correspondientes, que activarán a los linfocitos T y B, creando las "células de
memoria". Si el antígeno vuelve a presentarse, el organismo está preparado para actuar sobre el patógeno
de forma rápida y selectiva, impidiendo su propagación.

En la actualidad se utilizan varios tipos de vacunas:

• Vacunas con patógenos vivos atenuados: el patógeno se trata en el laboratorio para que pierda virulencia.
Este tratamiento se sigue con virus, consiguiendo esos patógenos atenuados por mutaciones espontáneas
en algunos casos. Este tipo de vacunas se utiliza contra el sarampión, la rubeola, las paperas o la poliomielitis,
etc. El riesgo de estas vacunas es que una mutación origine la aparición de un virus infeccioso que provoque
la enfermedad.
• Vacunas con cepas no peligrosas: por mutación espontánea y natural aparecen bacterias o virus que no
son capaces de producir una determinada enfermedad, pero disparan la respuesta inmune. Algunas veces
se utilizan patógenos que causan enfermedad en una especie (la vaca, por ejemplo) y no la produce en la
especie humana.
• Vacunas con patógenos muertos (bacterias) o inactivados (virus): para provocar la muerte o la
inactividad de patógeno se utilizan métodos físicos (alta temperatura, luz ultravioleta, radiaciones, etc.) Suele
ser utilizado este método para la obtención de las vacunas de la gripe, la tos ferina, el cólera...
• Vacunas de antígenos purificados: se utilizan técnicas de ingeniería genética, obteniéndose generalmente
una proteína. Esta técnica se ha utilizado para la obtención de la vacuna contra la hepatitis B.

Líneas actuales para la obtención de vacunas

Hoy día se busca una producción eficaz y barata para la obtención de vacunas. Se siguen distintas líneas de trabajo,
de las que se pueden destacar:

La utilización de péptidos sintéticos: mediante complejos enzimáticos, en laboratorio, se pueden crear péptidos "a
la carta". El problema que aparece en este tipo de producción es el difícil aislamiento y recogida del péptido creado.
Estos péptidos pueden utilizarse como vacuna directamente o como un componente más de una vacuna que se cree
posteriormente.

Fabricación de vacunas génicas: se emplea un organismo modificado genéticamente para que produzca antígenos.
Estos antígenos se usarán posteriormente para la creación de una vacuna. Para ello, deben seguirse los siguientes
pasos:

• Identificación y aislamiento del agente patógeno.


• Identificación del gen productor del antígeno en el agente patógeno (por ejemplo, el gen que produzca la
proteína de la cápsida de un virus).
• Introducción de ese gen en el genoma de una bacteria y reproducción de esa bacteria genéticamente
modificada.
• Producción de las proteínas buscadas, por la colonia de bacterias genéticamente modificadas.
• Extracción y aislamiento del medio de cultivo, de esas proteínas.
• Inyección de la proteína (vacuna) para generar la inmunidad frente a ese patógeno.

Los pasos que se deben seguir para la creación de una vacuna suponen años de investigación. La industria
farmacéutica invierte gran cantidad de recursos en estos estudios. Así, cuando se obtiene un avance en la
investigación o se consigue una vacuna eficaz, se patenta con el fin de comercializarla

No sólo la industria farmacéutica investiga en este campo. Organismos internacionales, gobiernos, mediante la
subvención total o parcial a centros de investigación, universidades o laboratorios, también buscan la obtención de
nuevas vacuas más eficaces, con fines más altruistas.

Consideramos que merece una mención especial en este tema Manuel Elkin Patarroyo, premio Príncipe de Asturias
por sus trabajos y esfuerzos en beneficio de la Humanidad. Sus trabajos están dirigidos a la obtención de una vacuna
total contra la malaria (paludismo). Los resultados obtenidos los ha patentado cediendo todos los derechos de la
patente a organismos internacionales, como la ONU y la OMS (Organización Mundial de la Salud). De esta manera,
el precio de la vacuna es muy bajo, de forma que los habitantes de los países en vías de desarrollo pueden acceder
a ella.

Introducción Los sueros y las vacunas confieren inmunidad a aquella persona que los recibe. En el caso del
suero, se produce una inmunidad pasiva, ya que sólo se inoculan inmunoglobulinas específicas para un
determinado antígeno, y su protección es inmediata, pero válida durante un corto periodo de tiempo.
La vacuna, sin embargo, ofrece inmunidad activa porque se introducen antígenos. Así, la protección es de larga
duración, aunque, para que sea activa, se necesita un periodo de incubación.

Composición de una vacuna antitetánica


Por dosis
Anatoxina tetánica 10 Lf
Hidróxido de aluminio 1,25 mg
de Al
Tiomersal 0,01%
Lf: unidad de floculación
Existen muchos agentes patógenos para los que se han creado sueros y vacunas, pero ¿cuándo elegir uno u
otra?
La vacuna se utiliza cuando el individuo está sano. Así, el sistema inmune creará la estirpe de linfocitos necesaria
para “recordar” la enfermedad y luchar contra ella cuando se presente. El suero es útil si se presenta una
enfermedad contra la que no tenemos protección.

Un ejemplo de esto lo encontramos en el Tétanos. El Tétanos es una enfermedad grave provocada por la toxina
que libera una determinada bacteria. La población infantil sana es vacunada con una anatoxina, que es la toxina
desnaturalizada, que, sin embargo, mantiene el poder antigénico. Este mecanismo es preventivo, ya que el
sistema inmune ha sido activado. Si la bacteria o la toxina se ponen en contacto con el niño, serán destruidos
antes de que lleguen a producir la enfermedad.

Por el contrario, en la población adulta, se parte de la idea de que el individuo está desprotegido; nunca se tiene
la certeza de que se haya producido una vacunación eficiente. En estos casos, si se cree que el paciente ha
entrado en contacto con el antígeno, se administra un suero con inmunoglobulinas específicas, que tiene un
periodo de actuación de 15 días.

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