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El Perú y la lucha contra el cambio climático, por Xavier Labandeira

“El Perú es especialmente vulnerable al cambio climático”, señala el miembro del


Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático

(Ilustración: Giovanni Tazza)

Redacción EC

Estos días se desarrolla una importante cumbre climática en Polonia para hacer
plenamente operativo el Acuerdo de París. La reunión tiene lugar en un momento
preocupante para la lucha contra el cambio climático, tras la publicación de un informe
del grupo de expertos de las Naciones Unidas (IPCC) que alerta sobre los efectos
negativos de subidas de temperatura sobre 1,5 ºC y apunta al gran esfuerzo necesario
para mantenerse en ese nivel. Esto contrasta con el crecimiento, después de años de
estancamiento, de las emisiones globales causantes del cambio climático desde el 2017.

Hemos tenido algunas noticias positivas, como la reciente aprobación de objetivos más
ambiciosos de recursos renovables y eficiencia energética en la Unión Europea, que dan
cuenta de una mayor reducción de emisiones en los próximos años. Esto demuestra que
las políticas públicas, particularmente el Sistema Europeo de Comercio de Emisiones
(SECE), han llevado a importantes cambios en el sector energético acelerando la
reducción de emisiones. El SECE consigue bajarlas a mínimo costo para la sociedad.

El caso peruano es ciertamente distinto pero pueden identificarse vínculos con lo


precedente. En el ámbito energético, el Perú cuenta con una situación relativamente
buena frente a otros países de su entorno o grado de desarrollo, gracias a tecnologías de
producción eléctrica relativamente limpias y ausencia de subvenciones energéticas
perniciosas. Hay margen significativo de mejora, no obstante, en la implantación de
energías renovables y en el aumento de la eficiencia energética, especialmente en el
ámbito del transporte. Puesto que el Perú es un país especialmente vulnerable al
cambio climático y estas mejoras serán positivas para su economía, es recomendable
potenciar su adopción mediante un sistema nacional de precios de carbono similar al
SECE que otros países como Colombia, Chile o México ya han introducido.

El Perú, por otro lado, se enfrenta a un fenómeno opuesto al europeo: si bien sus
emisiones históricas han sido bajas, su contribución global al problema del cambio
climático puede aumentar exponencialmente en los próximos años. Esto se relaciona
con la relevancia de su masa forestal para evitar el aumento de las emisiones (asociadas
a la deforestación) y por el crucial papel de esta en la captación de los gases
responsables del cambio climático.

Los datos que se manejan sobre deforestación en el Perú son muy preocupantes y
exigen poner un énfasis interno en esta cuestión por su gran vulnerabilidad al cambio
climático. Pero es evidente que también existe un fuerte interés global en que el Perú
proteja su masa forestal y por ello deben arbitrarse sistemas para transferir recursos
internacionales a gran escala con esta finalidad. Quizá sea el momento de que la Unión
Europea y otras economías desarrolladas reorienten parte de sus esfuerzos y doten más
medios con este objetivo.
8 acciones frente al cambio climático por un mundo con #HambreCero

Ganando perspectiva sobre el #CambioClimático

09 Nov 2017
Tal vez mirándolo desde el espacio exterior es más fácil comprender que solo tenemos
un planeta y que además está sucumbiendo al cambio climático. Sin embargo, ver la
tierra desde el espacio es una hazaña que la mayoría de nosotros nunca logrará.
Debemos confiar en las imágenes del mundo desde allá arriba que nos proporcionan
mujeres y hombres astronautas como Thomas Pesquet. No obstante, los efectos del
cambio climático los podemos ver y sufrir desde la tierra.
El mundo se enfrenta actualmente a dos de sus desafíos más importantes: cómo
alimentar a una población en aumento y cómo hacerlo ante la disminución de los
recursos. La agricultura está en la intersección de estos dos desafíos. Para el año
2050, el mundo necesitará producir un 49% más de alimentos que en 2012. Si bien el
sector agrícola es parte del problema del cambio climático, también puede ser parte de
la solución. Ningún otro sector tiene el potencial para reducir las emisiones de gases
de efecto invernadero de la misma manera. Sin embargo, el cambio climático no es un
problema de un sector y no le corresponde solo a una parte encontrar una solución.
Todos podemos hacer cambios en nuestra vida diaria para ayudar a nuestro planeta.
He aquí 8 acciones frente al cambio climático que pueden ayudar a mejorar
nuestro planeta:

1. Desperdicia menos comida: Cada año, cerca de un tercio de los alimentos que se
producen a nivel mundial se pierden o se desperdician. Comprar solo lo que
necesitas puede ayudar a reducir el desperdicio. Escoge frutas y vegetales no
necesariamente perfectos a primera vista, aquellos que quizá de otra manera
serían desechados; saben igual o quizá mejor. Aprende a diferenciar entre la fecha
de “consumo preferente” y la “fecha de caducidad”. A veces los alimentos siguen
siendo inocuos pasada la fecha de “consumo preferente”, mientras que es la “fecha
de caducidad” la que indica cuando ya no es inocuo para comer.
Revisa tu refrigerador. Mueve los productos más viejos al frente y coloca los más
nuevos en la parte posterior. Congela para otro día lo que haya sobrado, recuerda
que si los desperdicias también estás desperdiciando recursos como agua y
energía que se usan para producirlos y transportarlos. Más consejos sobre cómo
reducir el desperdicio de alimentos aquí.

2. Usa menos agua: Toma duchas de 5 a 10 minutos en lugar de largos baños.


Cierra el grifo mientras te cepillas los dientes. Al lavarte los dientes con el grifo
cerrado gastas un litro de agua en vez de 6 con este abierto. Un grifo que gotea
puede perder más de 11 000 litros de agua en un año, mientras que una fuga del
inodoro puede llegar a gastar más de 700 litros de agua al día. Si utilizas
lavavajillas, no enjuagues los platos antes de ponerlos en el electrodoméstico.
Llena la lavadora con una carga completa y riega tu jardín usando agua de lluvia
recogida.

3. Come más verduras y legumbres: Una vez a la semana trata de comer solo
vegetales. Se usan más recursos naturales —especialmente agua— para obtener
un plato de carne que uno vegetales o legumbres. Además, las legumbres son
inteligentes con respecto al clima. Sus cultivos se adaptan al cambio climático y
contribuyen a mitigar sus efectos. Descubre más sobre los beneficios de las
legumbres y prueba recetas de todas partes del mundo.

4. Diversifica tus gustos, prueba más variedades de pescado: Compra tipos de


pescado que son más abundantes, tales como la caballa o el arenque, en lugar de
aquellos que están amenazados por la sobrepesca. Puedes ayudar comprando
aquellos que pueden ser capturados o criados de forma sostenible, así como
pescado etiquetado como ecológico o que está certificado.

5. Ahorra energía: Compra electrodomésticos de consumo energético eficiente.


Reduce la huella de carbono caminando, usando el transporte público o la bicicleta,
y si vas con tu auto puedes llevar a otras personas que van en la misma dirección.

6. Limita el uso del plástico: Compra productos mínimamente envasados, lleva tu


propia bolsa cuando vayas a comprar, utiliza botellas de agua y tazas de café que
puedas reusar. El plástico que desechamos de forma irresponsable contribuye a
dañar severamente el hábitat marino y mata un gran número de animales cada año.

7. Recicla y desecha con conciencia: Esto puede sonar obvio, pero la mayoría de
las cosas que usamos no son recicladas. Reciclar papel, plástico, vidrio y aluminio
reduce la cantidad de basura que va a los vertederos. Aprende cómo reciclar o
desechar aquellos objetos que no deberían ser descartados de ninguna manera en
los contenedores normales, como por ejemplo baterías, pinturas, teléfonos móviles,
medicinas, químicos, fertilizantes, neumáticos, cartuchos de tinta, etc. Estos
pueden ser muy dañinos para el medio ambiente, especialmente si luego terminan
en los sistemas hídricos.

8. Haz de las ciudades espacios más verdes: Añade un poco de verde al entorno
con la creación y el mantenimiento de huertos escolares, comunitarios en solares
baldíos, o microhuertos en azoteas y balcones de los apartamentos.

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