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Hidalgo, México
Octubre 2, 3, y 4, 2019
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Investigación en la Educación Hidalgo, México
Superior - Hidalgo 2019 © Academia Journals 2019 2, 3, y 4 de octubre 2019
Chilcuague: el potencial endémico del centro de Lic. Carlos Mauricio Abugannam Monteagudo Abugannam
HH0017 1
México Dr. Juan Fernando García Trejo Monteagudo
Ebook Online
ISBN: 978-939982-52-0
Investigación en la Educación Hidalgo, México
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Resumen— La producción de jitomate se ha incrementado en la zona Oriente del Estado de Morelos debido a su clima
templado y cálido. Es un producto con estacionalidad en la demanda lo que en ocasiones genera pérdidas para los
agricultores haciendo necesario encontrar mecanismos para su conservación y aprovechamiento. El deshidratador solar
podría resolver dicha problemática al utilizar los remanentes de producción buscando mantener su valor nutritivo original
y permitiendo su conservación mucho más tiempo. Se está trabajando con información de la Sociedad de Productores de
jitomate “Santa Bárbara” sobre las características cuantitativas y cualitativas de su producción con un enfoque en la merma
y considerando las condiciones climáticas de la zona. Se pretende abatir, por medio de energía solar, el problema de las
pérdidas de las cosechas que se convierten en desecho y contaminación ambiental. Al disminuir las mermas se reducen los
costos obteniendo ventajas competitivas y diversificación de sus productos.
Introducción
La alimentación es uno de los principales problemas que se enfrentan actualmente en muchos países. A nivel
mundial, 821 millones de personas padecen hambre, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO, 2018). Pudiera pensarse que el problema es falta de producción, pero no es así.
En el planeta se producen alimentos que podrían ser suficientes para alimentar al total de la población mundial, pero
la pérdida y desperdicio representan casi una tercera parte de la comida que se produce, equivalente a mil 300 millones
de toneladas, de acuerdo con datos de la FAO, pese a que disminuir el hambre es uno de los retos de la Agenda 2030
a la que se han comprometido los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En México, si
se frenara el desperdicio de alimentos en los diferentes niveles de la cadena de producción y distribución, los 50.8
millones de mexicanos, que a la fecha no pueden adquirir lo mínimo indispensable para vivir, tendrían algo que comer
todos los días.
Un análisis realizado por el doctor Genaro Aguilar Gutiérrez, investigador de la Escuela Superior de
Economía del Instituto Politécnico Nacional (IPN) sobre el consumo de alimentos dentro y fuera de los hogares,
cuantificó por primera vez la magnitud del desperdicio en México (Guerrero A. L., 2018). Se contabilizó la pérdida
de 20.4 toneladas de comida al año, equivalentes a 34 por ciento de la producción nacional, “Cuando se comenzó a
ver la disponibilidad de alimentos, se detectó que hay alimentos suficientes para alimentar a toda la población y que
hay manera de tenerlos disponibles adecuadamente; sin embargo, una gran parte de la producción se pierde”.
El Dr. Aguilar señala que, además, el desperdicio trae consigo un importante impacto medioambiental, ya
que se generan emisiones de dióxido de carbono (CO2) innecesarias y que pueden ser equivalentes a las emisiones
anuales de casi 15 millones de automóviles, aproximadamente los vehículos que circulan en los estados de México,
Jalisco, Nuevo León y la Ciudad de México.
Para la FAO (ONU, 1992) es considerado como desperdicio todos los alimentos destinados al
aprovechamiento humano y que, finalmente, no son consumidos por la población. Esto incluye desde las pérdidas de
grandes volúmenes en el campo, en el almacenamiento o traslado, hasta rechazar los que a la vista no son atractivos
porque presentan un golpe o una manchita; incluso aquellos que se mantienen en casa y terminan en la basura porque
se echan a perder sin haberse consumido.
1
M.A. Mónica Leticia Acosta Miranda es Coordinadora de en el TecNM/ Instituto Tecnológico de Cuautla, Morelos.
monica.acosta@cuautla.tecnm.mx (autor corresponsal)
2
El M.E. es docente del Depto. de Metal -Mecánica en el TecNM/ Instituto Tecnológico de Cuautla, Morelos.
juan.mendoza@cuautla.tecnm.mx
3
La M.A. Leonor Ángeles Hernández es docente del Depto. de Sistemas y Computación en el TecNM/ Instituto Tecnológico de
Cuautla, Morelos. Leonor.angeles@cuautla.tecnm.mx
4
El Ing. Daniel Dominguez Estudillo es docente del Depto. de Metal -Mecánica en el TecNM/ Instituto Tecnológico de Cuautla,
Morelos. daniel.dominguez@cuautla.tecnm.mx
5
El M.C. Silvestre Guillermo Puebla Serrano es docente Depto de Ciencias Económico-Administrativas del TecNM/
Instituto Tecnológico de Cuautla, Morelos. guillermo.puebla@cuautla.tecnm.mx
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Algunas de las razones que producen esta gran cantidad de desperdicio a nivel productor es el hecho de que
los agricultores mexicanos no tienen capacidad suficiente para almacenar sus productos en las condiciones adecuadas
de conservación. Tampoco tienen los equipos para transformar, por ejemplo, una excesiva cosecha de jitomate en
jugos, mermeladas o frutos deshidratados que les permitan evitar el desperdicio.
Que todos ellos lleven años o incluso décadas haciendo lo que hacen no quiere decir que sepan cómo hacerlo,
o que lo hagan bien, dice Genaro Aguilar, el investigador del IPN que coordinó el estudio del BM en México (Rivera
López, 2018). Todos ellos piensan que la merma es natural, que la perdida es normal. Y no es así. El paradigma debe
cambiar. Ya no se debe solo pensar en producir más. El objetivo debe ser ahora mejorar los sistemas de distribución
de los alimentos, dice Aguilar
Si bien se han diseñado diversas iniciativas enfocadas en acabar con este problema, como los bancos de
alimentos, cuya labor es rescatar comida y entregarla a la población vulnerable, en el caso de las frutas y verduras,
una parte considerable de esta producción se llega a utilizar como alimento para el ganado o se deposita en la basura,
debido a que su tamaño no cumple con los estándares de exportación o porque su precio resulta inferior a los costos
de lo cosechado, no siendo redituable su venta.
En la actualidad se está buscando la forma de optimizar los cultivos con la intención de que la cadena de
producción de alimentos disminuya sus mermas apoyados en la tecnología e innovación en cada uno de los procesos.
Investigadores del Instituto de Biotecnología (IBt), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así
como del Colegio de Postgraduados y del Fideicomiso Asociado a Agricultura del Banco de México, desarrollaron un
invernadero inteligente que maximiza la producción de hortalizas, minimiza el uso de agua y fertilizantes y utiliza
poco pesticidas sintéticos.
Este tipo de tecnologías mantiene el control ambiental del invernadero mediante cortinillas de malla-sombra
que abren y cierran automáticamente, proporcionando un nivel de insolación adecuado; cuenta con ventiladores y una
pared que humidifica el aire con lo que se puede controlar la temperatura y la humedad relativa.
Este proyecto piloto produce hasta 450 toneladas de jitomate por hectárea, cuando convencionalmente se
producen entre 225 y 300 toneladas; reduce los costos de producción de 7.60 pesos por kilogramo a 4.30 pesos.
Adicionalmente, con este proceso se reduce hasta 30 litros de agua para producir un kilogramo de jitomate (Guerrero,
2018).
De igual forma existen sistemas que permiten programar y controlar la producción como los sistemas de
fertirriego vía computadora, que proporciona los nutrimentos que requiere el cultivo de forma programada
incrementando la producción al tiempo que reduce los costos y el consumo de agua en la producción. Este tipo de
tecnologías hace más eficientes los procesos en el cultivo y favorece el aprovechamiento de los productos, ya que
permite al agricultor tener mayor precisión en las fechas de corte y al adelantar la germinación, puede generar más
cultivos y moverse de forma más conveniente en el mercado; con un mejor control de los alimentos y evitando el
desperdicio en los eslabones de la cadena de producción, distribución y comercialización, hasta su aprovechamiento
en los hogares (Rivera López, 2018).
Estas innovaciones permiten producir más a un menor costo y con mejores condiciones de cuidado al medio
ambiente pero continúa existiendo el problema de la merma por no cubrir los estándares de calidad que exigen los
distribuidores, o los cambios en los precios de los productos que en ocasiones no hacen rentable concluir el proceso
de cosecha. Por esta razón es importante tratar de aprovechar al máximo la producción agrícola mediante la
diversificación de los productos. Es ahí donde pueden incorporarse otro tipo de tecnologías como el deshidratado que
permite aprovechar los excedentes de producción convirtiéndolo en un nuevo tipo de producto, con una mayor vida
de anaquel.
En lo que respecta a los sistemas de secado, existen varios y no es sencillo clasificarlos. En algunos de ellos
la transferencia de masa y calor se realiza por convección natural o convección forzada. En los casos de convección
forzada la velocidad del aire es generada y controlada por un ventilador. La potencia para calentar el aire se realiza
con energía solar o mediante sistemas híbridos.
Por otra parte, México es el país latinoamericano con mayor potencial solar fotovoltaico, cuenta con altos
índices de irradiación solar media a lo largo de toda su geografía ~6 Kwh /m2 por día en promedio. En cuanto a las
regiones con mayor potencial fotovoltaico, Baja California, Baja California Sur, Sonora, Chihuahua y Coahuila
presentan los niveles más altos de irradiación, con medias superiores a ~6.5 Kwh/m2 por día en promedio (Limón
Portillo, 2017). Morelos, sobre todo en su zona Sur y Oriente, es una región con alta radiación solar (Autren, s/f) y se
puede aprovechar este tipo de energía para el deshidratado de jitomate.
Los estudios realizados en México sobre el deshidratado de jitomate para conservar los nutrientes y ahorrar
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energía están siendo realizados por Dr. Omar Jacobo Santos Sánchez, investigador del Instituto de Ciencias Básicas e
Ingeniería (ICBI) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), desarrollando un proyecto de
deshidratación de alimentos para conservar sus nutrientes básicos. Financiado a través del programa de Ciencia
Básica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) desde 2015, el académico explicó que este proyecto
se centra en jitomates y plátanos, los cuales son dos de los frutos que más se producen en México, por lo que solo
aplican el calor necesario en el producto para deshidratarlo sin que se pierdan sus nutrientes (García, 2018). La ventaja
de deshidratar el jitomate radica en que es costoso y difícil de conservar para los productores de Morelos.
A su vez, el M.C. Emilio Ochoa Reyes (2013) en su artículo “Tecnologías de deshidratación para la
preservación de tomate” (Lycoprsicon esculentum Mill.)”, publicado en BIOTECNIA Revista de Ciencias
Biológicas y de la Salud, menciona que el deshidratado con aire caliente forzado es el método más común para secar
productos alimenticios, incluyendo jitomates. En este método, el aire caliente remueve el agua en estado libre de la
superficie de los productos. El incremento en la velocidad del aire y la turbulencia generada alrededor del alimento
provoca una reducción de la tensión en la capa de difusión, causando una deshidratación eficiente. En tomates, la
resistencia externa al movimiento del agua contribuye significativamente a la resistencia global.
Resumen de resultados
Como se mencionó en un inicio el proyecto se encuentra en proceso pero, de acuerdo a los avances en la
investigación y a entrevistas con los productores de la Sociedad de Productores de jitomate “Santa Bárbara” de la
región Oriente del Estado de Morelos, es viable, rentable y con un impacto social.
La construcción del deshidratador solar se basa en la aplicación de una tecnología sencilla y apropiada que
puede ser aplicada tanto a nivel doméstico, como para pequeños productores. Su aplicación permitirá la conservación
del jitomate, y al mismo tiempo se busca mantener una gran proporción de su valor nutritivo original. El proceso de
secado elimina de los alimentos la cantidad de agua requerida para evitar las condiciones favorables para la
aparición de efectos destructivos de mohos, levaduras, bacterias y enzimas, es decir los hace más resistente a daños y,
por lo tanto, se pueden conservar más tiempo, aprovechando al máximo la producción, que como puede observarse en
la figura 1, es considerable y de buena calidad.
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La utilización de un secador solar proporciona varias ventajas desde el punto de vista práctico y económico.
Además de evitar las pérdidas del producto por el desperdicio que se puede tener a causa de una sobreproducción, su
utilización seria únicamente cuando no resulte conveniente al productor la venta de dicho producto en el mercado
debido al abaratamiento o al agotar su tiempo de vida, permitiendo conservarlos deshidratados para utilizarlos en
otras golosinas nutritivas, saludables y económicas evitando el consumo de productos chatarra y sustituyéndolos por
productos de calidad.
Desde el punto de vista social este proyecto fomenta el trabajo en equipo, reduce los costos de producción al
evitar mermas, permite la diversificación de productos con una mayor vida de anaquel, mejora la alimentación y la
economía promueve el consumo de los productos de la zona y se ayuda a los productores a mejorar el aprovechamiento
de sus cosechas. Este tipo de proyectos fortalece la relación entre productores e instituciones educativas fomentando
la colaboración, solidaridad y sentido de pertenencia y autoaprendizaje de los estudiantes y los productores de la
región.
Conclusiones
El secado solar de cosechas se ha practicado desde el comienzo de la agricultura y es uno de los usos directos
más importantes de la energía solar. Para eliminar la humedad se necesita un calentamiento a baja temperatura que
puede ser obtenido de la radiación solar que, dado las condiciones de clima de la zona Oriente del Estado de Morelos,
resulta viable su aplicación.
En los países industrializados el uso de fuentes alternativas de energía está creciendo aceleradamente. México
tiene un gran potencial en cuanto al uso de energías alternas, como la energía solar, la energía eólica y geotérmica,
etc. Por lo que resulta primordial utilizar este tipo de energías limpias en la agricultura y en la conservación de la
producción agrícola.
Las ventajas de la conservación de los alimentos a través de la deshidratación son las siguientes:
• Un alimento deshidratado se puede volver a su estado anterior hidratándolo de nuevo.
• Sus propiedades nutricionales se conservan casi en su totalidad.
• Los productos deshidratados ocupan menos espacio de almacenamiento al tener un tamaño menor.
• El tiempo de conservación es prolongado, y se pueden encontrar en cualquier temporada del año.
• Los alimentos deshidratados pueden consumirse como tentempié, ya que son muy sanos.
• Al deshidratar los alimentos en su momento de madurez se obtiene un producto de muy buena calidad.
• Se puede deshidratar casi cualquier tipo de alimento, vegetales, granos, carnes, pescado, frutas, semillas, algas,
etc.
Sin embargo es necesario controlar de forma cuidadosa el proceso de deshidratación para evitar la pérdida
de los valores nutricionales que nos aportan los alimentos.
En términos generales se considera que la realización de este proyecto impacta en lo:
• Social, ya que al lograr un mayor aprovechamiento de la producción se reducen costos que se pueden traducir en
baja en los precios de los productos para el consumidor y, al mismo tiempo, se ofrecen otro tipo de productos
que pueden ser consumidos en las temporadas de alza de precio del producto original.
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Trabajo actual
Realizar un deshidratador solar con controles automáticos que trabaje imitando el movimiento natural de los
girasoles con la finalidad de aprovechar al máximo la radiación solar y el aire caliente permitirá aprovechar al máximo
los excedentes de producción y/o aquella producción que no reúne las características para ser comercializada en los
diversos mercados que atienden los productores de la Región Oriente del Estado de Morelos. Lo anterior no solo
apoyará en la disminución del desperdicio de alimentos, sino que, al generar un mayor aprovechamiento de la
producción permitirá disminuir los costos y diversificar la oferta de productos proporcionando una nueva ventaja
competitiva a los productores, lo que nos lleva a la siguiente Hipótesis: Es posible utilizar eficientemente el secado
mediante calor solar en la deshidratación de alimentos como el jitomate, conociendo la humedad y temperatura de
secado con respecto a la saturación adiabática del deshidratador y el medio ambiente de la región oriente de Morelos
con la finalidad de abatir la merma, disminuir los costos de producción y proporcionar nuevas alternativas alimenticias.
Referencias
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deshidratacion-de-los-alimentos.html
Galindo Cáceres, L. (1998). Técnicas de investigación en sociedad, cultura y comunicación. México: Pearson Educación.
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https://www.oei.es/historico/divulgacioncientifica/?La-lucha-por abatir-el-desperdicio-de-alimentos-en-Mexico
Guerrero, A. L. (2018). LA lucha por abatir el desperdicio de alimentos en México. Agencia Informativa Conacyt. México: Conacyt Prensa.
Recuperado el 11 de diciembre de 2018, de http://conacytprensa.mx/index.php/reportajes-especiales/22910-desperdicio-alimentos-iniciativas-
mexico
Limón Portillo, A. (5 de junio de 2017). Energía Solar en México: Potencial u aprovechamiento. Obtenido de Centro de Investigación
Económica y Presupuestaria, A.C.: https://ciep.mx/
Mediavilla, M. (1 de septiembre de 2013). Universidad de Valladolid. Obtenido de Grupo de energía, economía y dinámica de sistemas:
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Ochoa Reyes, E. e. (2013). Tecnologías de deshidratación para la preservación de tomate (Lycopersicon esculentum MILL.). (U. d. Sonora,
Ed.) Biotecnia, XV (2), 39-46
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http://www19.iadb.org/intal/intalcdi/PE/2012/11109.pdf
Parzanese, M. (S/f). Alimentos Argentinos. Obtenido de Tecnologías para la Industria Alimentaria Liofilización de Alimentos:
http://www.alimentosargentinos.gob.ar/contenido/sectores/tecnologia/Ficha_03_Liofilizados.pdf
Rivera López, O. (02 de enero de 2018). ¿Sabes cuantas toneladas de comida tira México a la basura?
Notas Biográficas
La M.A. Mónica Leticia Acosta Miranda es docente de la Maestría en Ingeniería Administrativa y de la carrera de Contador Público en el
TecNM/I.T. Cuautla. El Contador Público y Maestra en Administración por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y doctorante en
Ciencias de la Administración por el Instituto de Estudios Universitarios Puebla.
El M.E. Juan Mendoza Hernández es coordinador y docente de la carrera de Ingeniería Industrial y docente de la Maestría en Ingeniería
Administrativa en el TecNM/ I.T. Cuautla. Ingeniero Industrial por el Instituto Tecnológico de Orizaba y Maestro en Educación por la
Universidad Pedagógica Nacional campus Cuernavaca, Morelos
La M.A. Leonor Ángeles Hernández es docente de la carrera de Ingeniería en Sistemas Computacionales del TecNM/I.T. Cuautla. Lic. En
Informática por el Instituto Tecnológico de Zacatepec y Maestra en Administración por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
El Ingeniero Industrial Daniel Domínguez Estudillo es docente de la carrera de Ingeniería Industrial en el TecNM/ I.T. Cuautla.
El M.C. Silvestre Guillermo Puebla Serrano es docente del Departamento de Ciencias Económico-Administrativas en el
TecNM/I.T.Cuautla.
Todos han participado en diversos Congresos y elaborado publicaciones.
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