Sunteți pe pagina 1din 61

DERECHO CONSTITUCIONAL I

Tema 1: El constitucionalismo histórico español


1.- Introducción: La Constitución. Su carácter fundamental
A lo largo de la historia el concepto de Constitución y el de ley fundamental han estado
profundamente relacionados. Carlos Schmitt argumentó que la Constitución es la ordenación
fundamental que determina el modo y manera en que debe ser ejercida la autoridad pública.
Ramón Salas expuso que la Constitución significaba lo mismo que ley fundamental de un
gobierno.
Sánchez Agesta expuso que el carácter fundamental se puede apreciar desde tres perspectivas:
 La Constitución es la expresión de los valores del orden fundamental.
 Contiene el mínimo de elementos necesarios para que el orden jurídico pueda existir.
 Es un orden fundamental por cuanto se nos presenta como la base misma, el punto de
apoyo sobe el que descansa el resto del ordenamiento jurídico.
La Constitución es un código normativo que vincula a todos y que defiende un sistema de valores
materiales que sirven de base a toda la organización estatal, por esto, presenta un carácter
fundamental.
La Constitución es una norma cualitativamente distinta de las demás, incorpora el sistema de
valores esenciales que ha de constituir el orden de convivencia política y de informar todo el
ordenamiento jurídico.
Las consecuencias del carácter fundamental son:
 La idea de permanencia, la estabilidad se ha considerado como un atributo necesario
de la Constitución. La permanencia posibilita el arraigo social, el “sentimiento
constitucional”, que consiste en la adhesión interna a las normas e instituciones
fundamentales de un país.
 La rigidez formal de la Constitución o sujetar el procedimiento de reforma a un conjunto
de requisitos más estrictos que los del procedimiento legislativo ordinario.
 Junto a la idea de permanencia tenemos que situar la de dinamicidad y vivacidad
constitucional. La Constitución es un organismo vivo, que esta sometido a la dinámica
de la realidad. Las Constituciones formalmente rígidas y que han perdurado durante un
largo periodo de tiempo han estado sujetas a constantes variaciones en su contenido
teniendo una gran importancia la labor de los jueces a la hora de interpretarla.
 Control de constitucionalidad, con el que se pretende evitar la vulneración de la
Constitución por una norma de rango inferior. La Constitución es la norma fundamental,
primaria, y emana directamente del poder constituyente. La Constitución otorga validez
al resto de las normas jurídicas.
 La potestad legislativa del Estado tiene sus límites en la Constitución.
 De la Constitución derivan una serie de límites muy diversos, unos son formales, otros
materiales y otros se desprenden de los propios valores constitucionalmente
proclamados. La Constitución no es axiológicamente neutral, sino que impone el
respeto a unos valores y a partir de ellos se pueden derivar una serie de limitaciones.
Conclusión: La Constitución es un marco de coincidencias suficientemente amplio como para
que dentro de él quepan opciones políticas de muy diferente signo.

2.-El constitucionalismo histórico español: caracteres generales


Uno de los rasgos más significativos del constitucionalismo histórico español es la
superficialidad. Solo basta con destacar que ha habido seis Constituciones, (1812-1837-1845-
1869-1876 y 1931) una Constitución nonnata(1856) y una gran cantidad de intentos de
ordenación constitucional como “La Isabelina”, los Proyectos de Leyes Fundamentales de Bravo
Murillo, el Proyecto de Constitución Federal de la Primera República y los Proyectos
constitucionales de 1929, además de un conjunto de siete Leyes Fundamentales que
vertebrarían un sistema político autoritario.
También hay que destacar las frecuentes transgresiones de las normas fundamentales que
marcan la historia política contemporánea de nuestro país. Ejemplo, la Constitución de Cádiz,
declarada nula y sin ningún valor en 1814 restablecida en 1820 (Riego) y vuelta a declarar nula
en 1823 y otra vez reestablecida en 1836.
Las causas de esta superficialidad se pueden explicar por:
 La ausencia de tejidos sociales sobre los que poder consolidar el constitucionalismo,
tejido que sería la burguesía nacida con la revolución industrial.
 Visión taumatúrgica con que se contemplan las constituciones, se piensa que un texto
es capaz de producir por sí mismo resultados beneficiosos e inmediatos en la vida
política esto ocurre como consecuencia del bajo nivel cultural y la tendencia a lo
milagroso e irracional.
 Ausencia de un Estado fuerte, inexistencia de una clara diferenciación entre el poder
social y el poder gubernamental. La Administración se convertiría en una oligarquía de
la que derivará el predominio de los intereses locales sobre los nacionales (caciquismo).
 El carácter partidista de las constituciones se limitará a reflejar el programa político del
partido con mayor fuerza parlamentaria, Constituciones realizadas por un solo partido
y con intención exclusiva de conseguir un beneficio propio.
Los tres ciclos que en la evolución histórica europea pueden distinguirse son:
 Liberalismo (1789-1848)
 Expansión de la democracia política (1848-1914)
 Aparición y progresiva consolidación de la democracia social (1914-1945)
En España, el constitucionalismo se ha ajustado en sus grandes líneas a ese desarrollo europeo.
A partir de 1936 y a lo largo de casi cuarenta años, se implantará un régimen político dictatorial
en sus inicios, autoritario, absoluta concentración de poder en una sola persona y asentado en
las Leyes Fundamentales que producirá el periodo más largo sin constitución de la historia.
Entre 1975 y 1978 se producirá la transición hacia la monarquía parlamentaria cuyo soporte será
la Ley para la Reforma Política de 1977 con la que se empezó a desmantelar el régimen
franquista y permitiría las elecciones democráticas de unas Cortes constituyentes en 1977,
encargadas de diseñar la Constitución actual.

3.- Etapas de nuestra historia constitucional:


a) El constitucionalismo liberal (1789-1848)
El liberalismo consiguió imponerse al Antiguo Régimen eliminando sus dos principales
características, el absolutismo y la diversificación institucional.
En la Francia revolucionaria la Asamblea constituyente con el fin de asentar la sociedad y las
instituciones sobre unos fundamentos racionales proclamó los principios revolucionarios en la
Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano.
La idea revolucionaria de constitución se asienta en una diferenciación formal (separación) entre
los poderes con la que se intenta garantizar unos derechos ciudadanos que se consideren
naturales y anteriores al Estado. Como complemento de esos derechos la constitución establece
un sistema de instrucción pública, común a todos.
La Constitución de Cádiz jurada el 19 de marzo de 1812 proclamó que la soberanía reside en la
nación española, lo que supuso una ruptura frontal respecto del Antiguo Régimen aunque en el
artículo 14 recogió: “el gobierno de la Nación española es una Monarquía moderada
hereditaria”. A continuación expresa la división de poderes, aunque las relaciones entre los
distintos poderes generan gran incertidumbre ya que el monarca (poder ejecutivo) tiene
derecho de veto monarca frente a la legislación aprobada por las Cortes (poder legislativo). No
será hasta el trienio liberal cuando se recoja una estricta separación de poderes.
La Constitución gaditana no recogerá una explícita, ordenada y sistemática declaración de
derechos, solo a lo largo de su articulado podremos encontrar disperso algunos de esos
derechos. Además de llevarse a cabo la racionalización del poder se intentará llevar una
reorganización de toda la sociedad.
Tras la muerte de Fernando VII se iniciará una fase que comienza con el Estatuto Real de 1834 y
que destacará por un constitucionalismo marcado por las diferencias respecto al primero.
Tras la primera guerra carlista surgirá la dialéctica política dividiendo a los liberales en dos
corrientes, moderados y progresista que a pesar de sus discrepancias tendrán en común la
defensa de la existencia de una ley fundamental escrita (Constitución), unos grupos
representativos basados en el sufragio censitario, un régimen de publicidad y de libertades
individuales.
Tras el breve periodo de vigencia del Estatuto Real se abre otro nuevo período constituyente
que culmina con la Constitución de 1837, con una concepción muy distintas de la de la
Constitución de 1812 mostrándose tanto en el plano formal (menos articulado) como en el
material.
Se intentará reducir la Constitución a lo estrictamente necesario, “espíritu del siglo”, y provocará
que los constituyentes se preocupen más de las constituciones de otros países.
En la vida política se comenzará a implantar un régimen parlamentario pero muy poco
desarrollado. Este régimen será orleanista, asentándose en el principio de la “doble confianza”,
los Gobiernos necesitarán de la confianza del Rey y de las Cortes, unido al falseamiento electoral
fomentará el protagonismo de la Corona.
La Constitución de 1837 será la primera que dedicará un título completo a enumerar un conjunto
de derecho y libertades que tendrán un indudable carácter práctico y contenido jurídico-
positivo.
La Constitución de 1845 será una reforma de la anterior promovida por el sector más moderado
que contrapone la existencia de Monarquía y Cortes a la soberanía nacional y tiende a conciliar
la libertad individual con el orden social además se llevará a cabo una reducción de las
libertades.
En el Bienio progresista (1854-1856) se creará la Constitución nonnata que no entrará en vigor.
El texto que plasmará mejor las ideas progresistas será la Constitución de 1869.

b) El constitucionalismo democrático (1848-1914)


Tras la revolución de 1868, se toma una postura más radical del liberalismo que choca con los
principios de la Monarquía isabelina. Se exige el asentamiento del sufragio universal y la garantía
de las libertades individuales. A través del Manifiesto de “La España contra la honra” se inculpará
a la monarquía de la falta de estas. Los revolucionarios promoverán la caída de la dinastía y
reivindicarán la regeneración social y política.
En la Constitución de 1869 el sufragio universal adquirirá la condición jurídica de derecho
constitucional, no podrá ser privado de él ningún español. La soberanía nacional residirá
esencialmente en la nación de la cuál emanan todos los poderes.
La Monarquía será la forma de gobierno que los constituyentes han considerado oportuno y por
ello nombran rey a Amadeo de Saboya. Posteriormente verán mejor la República como forma
de gobierno de la Nación.
La Revolución de septiembre de 1868 se había hecho en nombre de la libertad por lo que la
Declaración de Derechos promulgada ese mismo año destacará por el carácter ilegislable,
natural y absoluto de los derechos. Los constituyentes además protegerán los derechos a través
de un conjunto de garantías como son los derechos de reunión, asociación, enseñanza, culto…
Con la Restauración, Alfonso XII trae el periodo más estable de nuestra historia contemporánea,
la Constitución de 1876 la impulsará Cánovas del Castillo y destacará por la flexibilidad
permitiendo soluciones plurales.
En cuanto a los derechos, la Constitución de 1876 los limita a las reglas oportunas, ya no se
puede hablar de derechos naturales como en la anterior Constitución. En cambio a través de un
conjunto de leyes orgánicas y procesales, con la aprobación del Código Civil y el Código de
Comercio, se normativizarán los derechos.
c) El constitucionalismo social. (1931-1936)
Las Constituciones que surgen en esta época destacan por una doble dirección:
 Acomodo de las Constituciones a las nuevas exigencias de la vida social, de modo que
permitan asegurar la independencia social del individuo
 La incorporación al régimen constitucional de las fuerzas que integran el ser vivo de la
sociedad.
La Constitución de 1931 sobre la que se creará la vida política de la Segunda República Española,
no solo se limitará a ser la norma vertebradora de las instituciones del Estado sino que también
se extenderá al plano social, asumiendo una función transformadora de la sociedad.
La constitución de 1931 se separa notablemente de las que le anteceden ya que frente a la
soberanía nacional o compartida se acuña ahora el principio de la soberanía popular.
 La forma de gobierno es una República democrática de trabajadores de toda clase.
 Respecto a la forma de organización territorial del poder constituye un Estado integral
con la autonomía de los Municipios y las Regiones, es decir, se situaba a mitad de camino
entre el Estado unitario y el federal.
 En cuanto al régimen jurídico de los derechos, se intentó dotarlos de un conjunto de
garantías jurídicas, “el recurso de amparo de garantías individuales”.
 Se introducirá por primera vez un Tribunal de Garantías Constitucionales.
La idea de democracia rousseauniana imposibilitó poner límites a la acción del legislador, eso
explica el fracaso del control de la constitucionalidad.
El mérito lo tiene la actual Constitución, la de 1978, ya que consiguió superar la polarización que
causo la constitución de 1931.
Tema 2: La Constitución de 1978
1.-El proceso constituyente
En el proceso de la transición política se pueden diferenciar tres etapas:
1. Desde el fallecimiento del general Franco (20-noviembre-1975) hasta la ratificación
referendaria de la Ley para la Reforma Política (15 de diciembre de 1976).
2. Desde la promulgación de esta Ley hasta la celebración de las elecciones generales (15
de junio de 1977).
3. Desde las elecciones generales hasta la promulgación de la Constitución (27 de
diciembre de 1978)
Aunque la muerte de Franco supuso teóricamente la apertura al proceso de transición hubo que
esperar hasta el cese de Arias navarro para que el Rey asumiera su papel de impulsor de motor
del cambio.
Con la Ley para la Reforma Política se pretendía llevar a cabo desde la legalidad formal una
reforma de amplio alcance constituyente. La Ley se consideró como la expresión de la voluntad
soberana del pueblo y una vez aprobada surgió la nueva realidad, el consenso entre el Gobierno
y la oposición democrática.
Mucho se ha comentado de si el proceso de reformas políticas que culmina en la Constitución
de 1978 puede ser calificado o no como constituyente.
 Lucas Verdú lo define como proceso singular, “sui generis” y heterodoxo poro no
ajustarse a los cánones tradicionales.
 Sánchez Agesta afirma que la Ley para la Reforma Política es un “hecho constituyente”
y califica el proceso como constituyente.
 Morodo afirma el carácter constituyente ya que hubo ruptura ideológica e institucional.
Las elecciones del 15 de junio de 1977 iban a propiciar unas Cortes con dos formaciones políticas
muy destacadas por un lado UCD que lideraba Adolfo Suárez y por otro lado, la oposición, el
PSOE. Aunque pareciera próximo al bipartidismo quedaba muy alejado de este modelo,
pudiendo destacar formaciones como los nacionalistas.
El pacto constituyente tenía que ser multilateral y tenía que integrarse modelos de convivencia
muy diferentes ideológicamente entre sí.
Esta necesidad de lograr aprobar una Constitución que incluyera a todos los grupos provocó un
acuerdo responsable y pacificador entre todas las fuerzas políticas. Hay que destacar el enorme
carácter integrador conseguido a través del consenso de un pacto para la paz y para la
convivencia.
La gran vigencia de esta constitución se debe a diversos factos:
 Fue una reunión entre siete miembros. Tres de UCD, y uno de PSOE, AP, PCE y CIU. Fue
un error político que no hubiera representación del PNV.
 Durante el proceso de constitución se reclamaba la necesidad de incorporar el modelo
de las demás democracias occidentales, evitar la ambigüedad y la ambivalencia.
 La Constitución quedó perfilada por el Congreso y la Cámara Alta llevó a cabo el
perfeccionamiento técnico del texto. Destacar también el papel de la Comisión Mixta
Congreso-Senado encargado de salvar las diferencias, tuvo una función integradora.
 En el Referéndum de ratificación popular la participación fue elevada y la aprobaron con
un 87,87.
Los temas donde hubo más polémica fueron:
 La concepción de la Monarquía, el PSOE no estaba de acuerdo.
 Los derechos educativos y dentro de ellos el derecho a dirigir sus propios centros.
 El bloque referido a la economía (constitución económica)
 La composición del Congreso y, especialmente, la del Senado
 La organización territorial del poder y las concepciones de la autonomía.
 La concepción constitucional de los derechos históricos de los territorios forales.
2.-La estructura del texto constitucional
Es el orden sistemático de su contenido, así como su extensión, no son datos arbitrarios, sino
que responden a una precisa voluntad.
La Constitución actual está compuesta por 184 preceptos siendo la más extensa después de la
de Cádiz. Organizados en 11 Títulos, comienza por un título preliminar en el que se contienen
los principales rasgos de nuestro sistema constitucional y después le siguen otros diez relativos
a distintas materias (Derechos y deberes fundamentales, la Corona, las Cortes Generales, el
gobierno y la Administración, las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales, el Poder
Judicial, Economía y hacienda, la organización territorial del Estado, el Tribunal Constitucional y
la reforma constitucional).
Los Títulos van precedidos por un Preámbulo, que es un modo de explicar o justificar la razón
de ser de la disposición elaborada. En las constituciones como advierte Morodo, el preámbulo
tiene una gran relevancia ya que expresa la idea de ruptura respecto del sistema anterior. El
Preámbulo de la Constitución actual fue elaborado por una comisión liderada por Tierno Galván.
El Preámbulo abandona la terminología estrictamente técnico-jurídica para emplear un lenguaje
directo y capaz de llegar a todos los españoles. El Preámbulo recoge un conjunto de ideas que
se encuentran plasmadas en el articulado constitucional. A pesar de que no tiene valor jurídico
como dice Alzaga sirve al Tribunal Constitucional a la hora de buscar una interpretación
auténtica del significado de un determinado precepto constitucional.
Respecto el orden en el que se sitúan los títulos hay que destacar que la Corona aparece en
primer lugar, rompiendo con los códigos constitucionales del siglo anterior. El rey sólo posee
poderes formales y carece de toda capacidad decisoria, pero es debido a esta posición
moderadora que la Corona preceda al resto de poderes del Estado. En cuanto a la ubicación del
bloque normativo quedó situado después de la regulación de los órganos constitucionales.
La Constitución exigía un amplísimo desarrollo ulterior y todavía hoy están pendientes de
articulación algunos importantes aspectos de obligado desarrollo constitucional.
3.-Los valores superiores del ordenamiento jurídico.
Artículo 1.1: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho que propugna
como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el
pluralismo político”.
Tomando como punto de partida la Nación española se procede a conectar el poder político del
Estado con un ordenamiento jurídico respecto del que propugna una serie de valores. El
ordenamiento no es un mero agregado de normas, sino una realidad dinámica en la que las
normas cambian en tanto permanecen sus principios. Es al Estado a quien se imputa el
ordenamiento pero también es el propio Estado quien propugna unos valores superiores del
ordenamiento. El ordenamiento se nos ofrece como un instrumento para la realización de los
fines que la Norma Suprema enuncia como valores. Los valores contribuyen pues a la función
de legitimidad de la Constitución, es decir, las decisiones que emanan de la Constitución son
acatadas y obedecidas como obligatorias. La conexión entre ordenamiento y valores supone el
reconocimiento expreso de la dimensión axiológica del Derecho.
En resumen la Constitución de 1978 ha declarado expresamente los valores de los derechos
subjetivos y libertades y como consecuencia han limitado las libertades de los operadores
jurídicos.
Según Otto Bachof el orden de valores no ha sido creado por la Constitución sino que ésta se
limita a reconocerlo y garantizarlo y cuyo último fundamento de validez se encuentra en los
valores determinantes de la cultura occidental. Al contenido axiológico del artículo 10.1 debe
reconocérsele rango equivalente al propio de los valores superiores.
Mientras los valores del artículo 10.1 se refieren a cualidades de la realidad cultural individual y
colectiva, los valores del artículo 1.1 aluden a la configuración jurídica de esa realidad y del
ordenamiento del Estado.
El derecho fundamental para el hombre es el derecho a ser reconocido como persona humana.
Todos los valores del artículo 1.1 se complementan de modo alguno entre sí. Podemos
clasificarlos:
 Valor de libertad: Presenta una doble dimensión:
o Una organizativa: La libertad es raíz de una serie de exigencias que se despliegan
en la propia Constitución y podemos identificar:
 Soberanía popular
 Legitimación de los gobernantes por medio de elecciones periódicas por
sufragio universal
 Sujeción de los poderes públicos y de los ciudadanos a la Ley, y
reconocimiento y protección de los derechos fundamentales.
o En relación con el status de las personas en esa organización socia se presenta
una triple visión:
 La libertad-autonomía: es la creación de condiciones jurídicas para que
la persona tenga un ámbito de actuación social, sin interferencias de
otra persona, de los grupos sociales, ni del Estado
 La libertad-participación: Favorece la intervención de las personas en la
organización del poder y en la fijación de los criterios generales de la
gobernación del Estado.
 La libertad-prestación: Requiere del Estado la obligación de realizar un
conjunto de actuaciones encaminadas a facilitar la liberta y a conseguir
la igualdad.
 Valor de igualdad: presenta también una doble dimensión:
o La formal: Vieja visión de la igualdad ante la ley y la no discriminación. Art. 14.
o La material: Exige que los poderes públicos garanticen las condiciones
necesarias para que la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra
sea real y efectiva. Exigiendo que se eliminen los obstáculos que impidan o
dificulten la plenitud de este principio.
 El valor de justicia:
o La ambigüedad del concepto y el hecho de que incluso jurisprudencialmente se
lleguen a identificar los valores justicia e igualdad ha provocado que haya un
cierto sector de la doctrina que considera que no estamos ante un valor
superior.
o La justicia en cuanto valor social es un criterio de valoración destinado a
conformar el comportamiento social. La justicia tiene un sentido de totalidad
que le lleva a ser no sólo valor en sí, sino también medida de los demás valores
sociales y jurídicos.
o “Dar a cada uno lo suyo”
 El valor pluralismo político:
o Acepta la existencia de diversos puntos de vista sobre la realidad e incluso
proclama la necesidad de esa diversidad para que sea posible una vida social
asentada en la participación ciudadana.
o Corresponde al Tribunal Constitucional establecer los límites dentro de los
cuales pueden plantearse legítimamente las distintas opciones políticas.
La eficacia jurídica de los valores: La doctrina se inclina por la apreciación del carácter normativo
de los valores. Los valores superiores tienen un contenido conceptual que hunden sus raíces en
el campo de la moralidad. Según Dworkin los valores son cláusulas generales que establecen
fines a alcanzar, dejando a los operadores jurídicos la elección de los cauces más idóneos para
su efectividad. Según Parejo, los valores traen causa y evocan realidades culturales
metajurídicas pero en su análisis como normas jurídicas pierden transcendencia para pasar a
primer plano su condición de prescripciones jurídicas. Por lo que son normas construidas con
conceptos jurídicos, que encuentran una protección reforzada en nuestro ordenamiento
constitucional.
Tema 3

Los principios fundamentales del orden jurídico-político


La Constitución ha positivizado un conjunto de principios fundamentales del orden jurídico-
político que determinan la estructura del Estado. Estos tienen una gran importancia a la hora de
interpretar la Constitución, pero debido a su generalidad es necesario acudir al resto de normas
constitucionales.
a) El principio de la soberanía popular
Art 1.º.2: “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del
Estado”.
El pueblo es el origen de todo poder, esto se traduce en la ineludibilidad del sufragio universal.
Encontramos numerosas afirmaciones de este principio como por ejemplo en el Art 66.1: “Las
cortes Generales representa al pueblo español”. Art 68.5: “son electores y elegibles todos los
españoles que estén en pleno uso de sus derechos políticos”. Art. 117.1: “La justicia emana del
pueblo”. En el Art. 122.3 establece de modo expreso que ocho de los miembros del Consejo
General de Poder Judicial serán elegidos por el Congreso y el Senado, pero fue ampliado y se ha
previsto la elección en su totalidad de los veinte miembros del Consejo por las dos Cámaras.
La Constitución de 1978 se ha inclinado con claridad por la concepción de la soberanía popular
frente a la de la soberanía nacional que fue común en todas las Constituciones españolas del
pasado siglo, para así legitimar de alguna manera el sufragio censitario. Aunque en la actual
Constitución se ha empleado el término soberanía nacional pero para hacer referencia al
conjunto del Estado como un solo sujeto.
La teoría de la soberanía nacional fue introducida en el derecho público moderno de Francia con
un significado negativo, siendo nacional la soberanía no puede llegar a ser objeto de
apropiación, ningún órgano puede calificarse como soberano, el pueblo no lo es puesto que no
hace otra cosa que elegir a sus representantes y tampoco lo puede ser el Parlamento ya que se
encuentra compuesto por miembros que están fuertemente condicionados y restringidos por la
renovación.
Actualmente la soberanía nacional y la soberanía popular no cubren ni tienen por que cubrir
segmentos sociales de diferente extensión. Desde nuestro punto de vista el término soberanía
nacional se emplea para evitar cualquier atisbo de reclamación de soberanía por parte de las
comunidades.

b) El Estado de Derecho. Sus premisas.


El concepto Estado de Derecho hace referencia a la vinculación y subordinación en la que se
encuentra el Estado de la norma, ciertos principios y creencias.
1. Sujeción de los ciudadanos y los poderes públicos al ordenamiento jurídico.
Art. 9.1: “Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto
del ordenamiento jurídico”. Queda reflejada la subordinación tradicional del poder al
Derecho. El Tribunal ha expresado que los preceptos constitucionales no requieren de
la interpositio legislatoris para que alcancen su plena eficacia. La sujeción al
ordenamiento se trata de hacer efectiva en el artículo 9.º.3 que enuncia los principios
característicos de la construcción formal del Estado de Derecho garantizando el
“imperio” de la ley.
2. División de poderes: Siguiendo la separación de poderes de Montesquieu impidiendo
una concentración del poder que genere un su abuso o su ejercicio anómico. García
Pelayo ha diferenciado cuatro criterios de distribución de poder:
a. División entre el poder constituyente y el poder constituido: No se limita al
momento de la elaboración de la Constitución sino a lo largo de toda su vigencia,
a través del Tribunal Constitucional garantizando la actuación de los poderes
constituidos dentro del marco de los límites establecidos. Además prohibirá a
todos los operadores jurídicos, dictar normas puramente interpretativas de la
Constitución.
b. Relación Estado-Sociedad o división entre el poder estatal y los derechos y
libertades de los individuos y grupos sociales. Este principio de distribución de
poder está garantizado por el Tribunal Constitucional a través de la vía del
recurso del amparo.
c. División horizontal de poderes, la distribución de competencias atribuidas a
órganos de un mismo rango dentro del orden constitucional. La Constitución
divide el poder estatal entre diversos titulares dependiendo de la función que
realizan respecto del ordenamiento jurídico. Las Cortes ejercen la potestad
legislativa del Estado. El Gobierno la función ejecutiva y la potestad
reglamentaria. El Poder Judicial, formado por Jueces y Magistrados
independientes, se atribuye el ejercicio de la potestad jurisdiccional.
Esta división esta garantizada también por el Tribunal Constitucional. A través
del recurso de inconstitucionalidad, asegura que el Parlamento mantenga su
actividad dentro del marco constitucional y actúa como corrector de la
acumulación de poderes.
d. División vertical: Distribución de competencias entre los poderes centrales del
Estado y los poderes de las Comunidades Autónomas. El Tribunal Constitucional
a través del recurso de inconstitucionalidad garantiza que las leyes y otras
disposiciones normativas con fuerza de ley no invadan el ámbito de las
Comunidades Autónomas ni estas el reservado a los poderes centrales.
Garantiza que los poderes centrales y los periféricos se mantengan dentro de
sus propios límites.
Actualmente la doctrina de Montesquieu que proponía garantizar la libertad
atribuyendo a titulares independientes las distintas funciones estatales como se
ve reflejada el dualismo de poderes legislativo-ejecutivo se ha visto modificado
por la gran influencia de la opinión pública ya que como dijo Woodrow Wilson:
“El pueblo tiene en sus manos la balanza contra sus propios representantes
mediante las elecciones periódicas, de forma que el cuerpo electoral dispone
de un auténtico contrapeso con el que hacer frente al excesivo poder de un
Gobierno respaldado por las Cámaras”.
Además la institucionalización del control de la constitucionalidad de las leyes y
su atribución a un Juez ad hoc, ha convertido al Tribunal Constitucional en el
garante último de la libertad.
c) El Estado democrático. Principios caracterizadores.
Abraham Lincoln: “El Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la
Tierra”. Hay que precisar el peligro de un gobierno “del pueblo” puede ocasionar que se
generaren gobiernos antidemocráticos, mientras que la expresión “por el pueblo” se limita a
marcar la actuación de los poderes públicos.
Garrorena definió el Estado democrático refiriéndose a un modo específico de concebir el poder,
a una estructura social y a la misma dinámica del sistema político. Habrá que añadir un cuarto
elemento, la consideración de la democracia como una norma, un principio de convivencia,
elemento reiteradamente acogido por nuestra Constitución.
Los distintos elementos cualificadores del Estado democrático:
1. La concepción plural de la sociedad: La democracia se vincula tanto al pluralismo social
como al principio participativo, es decir, tanto a una concepción plural de la realidad
social como a una dinámica social y política regida por el principio de la participación
ciudadana.
a. En el Preámbulo se recoge la voluntad de la Nación española: “proteger a todos
los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus
culturas y tradiciones, lenguas e instituciones”.
b. En el Art. 20.3 en relación con los medios de comunicación social dependientes
del Estado o de cualquier ente público se garantiza: “el acceso a dichos medios
de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la
sociedad y de las diversas lenguas de España”.
c. El artículo 6 eleva al máximo rango normativo a los partidos políticos, de los
cuáles se explicitan sus funciones: expresar el pluralismo político, concurrir a la
formación y manifestación de la voluntad popular y ser el instrumento
fundamental para la participación política. Además se garantiza su libre creación
y el libre ejercicio de su actividad dentro del respeto a la Constitución y a la ley.
d. La integración del individuo en una pluralidad de grupos es contemplada por el
Art: 9º.2
e. La pluralidad religiosa recogida en el artículo 16.3
f. La defensa de los consumidores y usuarios garantizada en los artículos 51.1 y 52
g. El artículo 22 garantiza el derecho de asociación siempre que persigan fines o
utilicen medios legales.
2. La participación como principio rector de la vida social y política: Es la consecuencia de
la atribución al pueblo español de la soberanía nacional.
El Art. 23.1 reconoce que: “Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos
públicos directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en
elecciones periódicas por sufragio universal”. El apartado segundo reconoce el derecho
de todos los ciudadanos a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos
públicos.
Este artículo alude a las dos vías a través de las cuáles se puede institucionalizar el
principio participativo: participación directa y la indirecta, a través de representantes
libremente elegidos.
El Art 9.2. determina que corresponde a los poderes públicos: “facilitar la participación
de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”.
A lo largo de la Constitución nos encontramos con manifestaciones tan dispares del
principio participativo como:
a. Participación de los ciudadanos en la Administración de Justicia mediante la
institución del Jurado, así como en los Tribunales consuetudinarios y
tradicionales.
b. Participación en la Administración Pública. A través de una triple modalidad:
i. Audiencia de los ciudadanos
ii. En el procedimiento de elaboración de las disposiciones administrativas
que les afecten
iii. La participación en la Seguridad Social y organismo públicos cuya
función afecte a la calidad de la vida o al bienestar general
c. A través de empresas promovidas por los poderes públicos destacando las
sociedades cooperativas.
3. La democracia como principio de convivencia
La democracia no solo está formada por una estructura social plural y participativa sino
que también incluye la formación de todos y cada uno de los ciudadanos en un espíritu
de respeto y tolerancia. Aparece el principio democrático como un principio de
convivencia y sin ese espíritu de convivencia no habrá verdadera democracia.
En le Preámbulo se proclama la “voluntad de garantizar la convivencia democrática
dentro de la Constitución y las leyes”. En el Art. 27 se reconoce el derecho a la educación
y la libertad de enseñanza.
Solo desde el respeto a los principios democráticos de convivencia se podrá alcanzar la
meta de la Constitución: “garantizar la convivencia democrática dentro de la
Constitución y las Leyes”.
d) El Estado social. Sus proyecciones.
El carácter “social” de los códigos constitucionales del período de entreguerras se acentuará y
generalizará tras la Segunda Guerra Mundial. La Ley Fundamental de Bonn convertirá en
derecho positivo en su art. 20.1 (La República Federal de Alemania en un Estado federal,
democrático y social) la idea del Estado social SOZIALER RECHTSSTAAT.
Con esta acuñación de este modelo de estado por parte de los constituyentes germano-
federales, se intenta convertir el derecho positivo a la categoría de principios constitucionales
protegidos por las garantías del Estado de Derecho. Obliga como derecho inmediatamente
vigente, a los tres poderes de la Federación y que está salvaguardado por el T.C.
La constitución de 1978 se ha alineado inequívocamente en esta dirección, desarrollando y aun
profundizando las directrices ya trazadas por los constituyentes germano-federales e italianos.
En el Preámbulo se intenta conseguir dentro de la Constitución: acomodar la convivencia
democrática dentro de la misma a un orden económico y social justo.
Es sabido que las Constituciones, en nuestro tiempo, intentan cumplir una función
transformadora de la sociedad que no se agota en la mera posibilidad de la reforma
constitucional encaminada a su acomodo a una sociedad en constante evolución.
En definitiva, la meta de nuestros constituyentes es conseguir una sociedad democrática
avanzada por lo que la definición de Estado como “social” se contemplan a través de unas
proyecciones:
1. EL PRINCIPIO DE IGUALADAD MATERIAL
El art. 14 proclama el principio de igualdad formal o jurídica, en su doble vertiente ante
la ley de la no discriminación. Esta añeja visión de la igualdad es complementada por el
art. 9.2 que proclama que las condiciones de libertad e igualdad deben ser reales y
efectivas.
Este art. 9.2 está expresado un verdadero mandato de hacer, de actuar, dirigido a los
poderes públicos a fin de obtener unos determinados resultados sociales. Esto conlleva
a promover la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra, finalidad que en
ocasiones exige una política legislativa que no puede reducirse a la pura igualdad ante
la Ley.
2. EL RECONOCIMIENTO DE DERECHOS DE CARÁCTER ECONÓMICO Y SOCIAL
Las condiciones de la vida social, sin las que no puede ningún hombre libre perfeccionar
y afirmar su propia personalidad. La idea de Spencer del individuo frente al Estado
parece haberse desvanecido. El individuo se mueve ahora inserto en un verdadero
tejido social, pero con ello no se contrapone el Estado, sino que, por el contrario, es
miembro del Estado.
La extensión de los derechos individuales en un sentido social englobará la totalidad de
la vida social, familiar, la escuela… etc.
La constitución de 1978 acoge en su seno un amplio catálogo de derechos económicos
y sociales.
En el ámbito de las relaciones entre trabajo y capital nos encontramos con el derecho a
sindicarse libremente. Esta libertad sindical comprende el derecho a fundar sindicatos
y afiliarse a su elección. La vertiente de este derecho tiene su vertiente negativa ya que
nadie puede ser obligado a afiliarse a un partido. EL DERECHO A LA HUELGA DE LOS
TRABAJADORES para la defensa de sus intereses como el derecho al trabajo, a la libre
elección de profesión, son algunos de los derechos mas significativos en este ámbito.
En el terreno de la asistencia social acoge un amplio abanico de derechos tales como
los derechos a la seguridad social, del derecho a una vivienda digna y adecuada, disfrutar
de un medio ambiente adecuado, el derecho a la educación…etc.
La constitución se ha hecho eco de esta trascendencia social en determinados casos
como los derechos a la propiedad privada y a la herencia, al sostenimiento de los gastos
públicos articulados por el sistema tributario justo, inspirado en los principios de
igualdad y progresividad.
3. LA CONSTITUCIÓN ECONÓMICA
Una de las más sugestivas proyecciones constitucionales de la conceptualización del
Estado como <<social>> ha sido la incorporación de la “Constitución Económica”. Esta
configura la índole de las relaciones que el Estado debe mantener con el mundo de la
economía y el ámbito de libertad y finalidades que se plantean para los componentes
de la estructura económica del país. En el art. 38 se reconoce la libertad de empresa del
marco de la economía de mercado
Sin entrar ahora en detalles acerca de las previsiones del Título VII, significaremos, no
obstante, que en él se contiene la normación básica en torno a la modernización y
desarrollo de la economía, la planificación de la actividad económica, la política
presupuestaria y la fiscalización de las cuentas del sector público.

e) La monarquía parlamentaria como forma de gobierno


Las monarquías parlamentarias existentes en la actualidad en diversos países europeos so el
resultado de un dilatado y conflictivo proceso de evolución histórica que se inicia con la
aparición a lo largo del siglo XVI del Estado Absolutista.
La monarquía constitucional limitada aparece en Europa tras la RF. Esta expresión encubre una
variedad de significaciones:
A) Como concepto jurídico: entraña dos rasgos esenciales;
1) Relación entre la institución monárquica y la Constitución
2) Una participación del Rey junto a otros órganos del Estado.
B) En su significación política; en el modo concreto en que la monarquía ejerce sus
funciones.
La “Monarquía Parlamentaria” es aquella forma de gobierno en la que el poder ejecutivo es
ejercido por un gobierno políticamente responsable ante el Parlamento, que a su vez ejerce la
función legislativa. Parlamento, Gobierno y Jueces se configuran como auténticos centros del
poder, mientras que el Rey se convierte en una figura casi honorífica: ``El Rey reina, pero no
gobierna´´. Referencia al art. 1.3. al desplazar hacia las Cortes, hacia el Congreso, el peso de
todas las decisiones políticas, el Rey como una representación social limitándose a formalizar
las decisiones políticas adoptadas por aquellos órganos responsables del Estado.
En pura teoría, la forma de Estado se refiere a la atribución de la soberanía, y en ese sentido, la
monarquía sólo puede considerarse “forma de Estado” cuando es absoluta. Es por ello que
cuando “el principio democrático” desplaza al “principio monárquico”, la monarquía deja de ser
“forma de Estado” para convertirse en “forma de Gobierno”
Entre las muy diversas tesis que han tratado de explicar el art. 1.3, la más integradora ha sido la
de Aragón que admite que la forma de Estado puede ser enfocada desde un punto de vista
doble.
A) “La forma política del Estado español es la Monarquía”.
B) “La monarquía española es una Monarquía Parlamentaria”.
Aragón también interpretará el art. 1.2 donde se atribuye la soberanía no al Rey sino al pueblo,
único soberano del que emanan todos los poderes del Estado Español
Mientras en buena parte de las restantes Monarquías europeas el régimen parlamentario se
asienta, en prácticas y convenciones, a inexistencia entre nosotros de las mismas está en la base
de la amplitud del proceso racionalizador.
Esa racionalización ha venido a afectar a la propia naturaleza de la Monarquía. El Rey, en efecto,
se ha convertido en el titular de un órgano del Estado, la Corona (denominación que recibe aquí
la Jefatura del Estado), con las atribuciones y competencias que la Constitución le confiera.
f) El principio de autonomía y el estado autonómico
El título VIII de la Constitución española diseña a grandes rasgos una nueva forma de
organización territorial de Estado que bien podemos denominar el “Estado Autonómico”
desarrollando la política básica del art. 2
Tras el paréntesis del Franquismo, caracterizado no sólo por una política de corte rígidamente
centralista, sino, más aún, visceralmente opuesta los nacionalismos periféricos, la restauración
de la Monarquía irá unida al reconocimiento de las peculiaridades nacionales.
El 5 de Julio de 1977, el Gobierno Suárez ponía de relieve que la institucionalización de las
regiones en régimen de autonomía constituía uno de sus objetivos fundamentales.
Esta norma iba a dejar abierto el camino hacia la institucionalización de una nueva estructura
territorial del Estado. Se iniciaba así la llamada <<Carrera de las autonomías>>, que por lo
demás, sintonizaba a la perfección con la tesis de la <<generalización autonómica>>.
La disparidad de posturas existentes entre las formaciones políticas presentes en los
Constituyentes hizo necesaria la vía del consenso. De esta forma, el Título VIII quedó reducido a
un conjunto de principios, límites y cauces procedimentales que, aun habiendo de seguirse y
respetarse en la construcción del Estado autonómico, sólo muy vagamente delimitaban el
modelo final al que había de llegarse. Su contenido se circunscribe en este punto a la apertura
de un proceso histórico, más que a una ordenación jurídica de la estructura del Estado.
En todo caso, lo que resulta exacto es que el marco formal de nuestra Norma Suprema se ha
ordenado en exceso sobre un principio dispositivo que si bien tiene su origen en la Constitución
de 1931.
Los “Pactos Autonómicos” entre el Gobierno centrista, de UCD, liderado por Adolfo Suárez, y el
Partido Socialista, Pactos que, firmados en 1981, hicieron posible una cierta concreción del
sistema.
El Título VIII ha conducido al recurso constante, por parte de los órganos autonómicos y estatales
legitimados para ello, al TC, que de esta forma ha desarrollado una muy relevante labor de
clarificación y racionalización de la normativa del Título VIII, muy especialmente de aquella
relacionada con el complicadísimo sistema de distribución de competencias entre el Estado y las
Comunidades Autónomas.
Retornando al art.2, este reconoce un derecho de las nacionalidades y regiones que integran la
Nación española, establece un principio general de la organización del Estado. A través del
derecho de autonomía.
El art.137 determina que el Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y
en las Comunidades Autónomas.
En definitiva, en España existe un solo Estado políticamente descentralizado tratándose de un
Estado unitario complejo, en cuanto integrado por una pluralidad de organizaciones territoriales
autónomas.
UNIDAD Y AUTONOMÍA constituyen dos elementos indisociables, forman las dos caras de una
misma moneda.
Tema 4
El carácter normativo de la constitución: evolución y significado de este principio
La idea de una norma suprema, esto es, superior al Derecho positivo e inderogable por éste,
remonta su origen a la doctrina que defiende la existencia de un Derecho Natural superior a
cualquier otro.
En la experiencia inglesa, el Derecho Natural fue invocado como límite frente al poder del Rey,
e igualmente frente a las supuestas omnímodas facultades del Parlamento. Así el Juez Coke
afirmaba que: “Cuando una ley del Parlamento se oponga al Derecho común o a la razón, el
Derecho común verificará dicho acto y lo sancionará de nulidad”.
De otro lado, la versión puritana y laica del Derecho Natural sostenida por Locke conducirá
asimismo a la idea de un “fundamental law”: los hombres son libres e iguales, cada uno es
dueño y juez de sí mismo y todos buscan su propia felicidad existiendo una “ley natural” que
obliga a todos, de aquí que Locke sostuviera que los derechos y deberes morales son
intrínsecos y tienen prioridad sobre el derecho positivo.
Esta concepción favorable a un Derecho Primario no llegará a consolidarse en Inglaterra, pero
sí en las colonias americanas, donde las condiciones resultaban más propicias. El Pacto de
Mayflower (1620), las Órdenes Fundamentales de Connecticut, los llamados “charters” o
“convenants” como ejemplos de lo anterior. Esto contrasta con la evolución constitucional
inglesa en la que terminará imponiéndose la doctrina de la “Soberanía del Parlamento”.
De esta forma, la Revolución americana aportará la idea de una Constitución que se formaliza
en un documento escrito y solemne, que se define como “limitada”. Será así como el
constitucionalismo norteamericano siente las bases de la primacía de la Constitución, de su
carácter normativo, de su pretensión de regir con una eficacia inmediata de los p. públicos.
Así puede sostenerse que las Constituciones europeas del siglo XIX se nos presentan como una
mera recopilación de principios programáticos. Ej.: El art.4 de la C.Española.
La dogmática alemana del pasado siglo iba a desempeñar un papel decisivo en orden a la
normativización de la Constitución, que se inscribe dentro del largo proceso de juridificación
de ámbitos que durante el siglo XIX habían vivido al margen del Derecho.
En definitiva, el carácter normativo de la Constitución, unánimemente aceptado hoy en día,
quiere significar que no estamos en presencia de un mero catálogo de principios, sino de una
norma cuyo contenido material a todos vincula de modo inmediato, siendo por los demás sus
preceptos, como regla general, alegables ante los tribunales y debiendo considerarse su
infracción antijurídica.

Las peculiaridades de la norma constitucional


La Constitución es una norma, sin embargo, tal afirmación no conlleva la consecuencia de que
sea siempre y en todo caso directamente aplicable. Por lo demás, es claro que los efectos de
las normas jurídicas son, de hecho, variadísimos, y en muchos casos no son directos.
A la vista de esto, Nieto ha acudido a la “Doctrina de la Complitud de las Normas” para buscar
la precisa caracterización de las normas constitucionales.
Conforme con el resumen de esa doctrina hizo Karl Larenz, una Ley consiste en una pluralidad
de proposiciones jurídicas que tienen el sentido de una orden de validez, pero no toda
proposición es una proposición jurídica completa, Validez de la Ley, en conexión con otras
proposiciones jurídicas. El rasgo de la incomplitud vendría a caracterizar a algunas de las
normas constitucionales.
Es patente que aun en el supuesto de normas incompletas, no de meros principios
programáticos o retóricos, normas con unos efectos peculiares (también se refirió Nieto) son:
1) La Constitución, al tiempo que norma jurídica, es un proyecto de futuro que se
autoasigna la comunidad nacional, y a cuya realización se encomienda gran parte del
Estado.
Una proposición como la del art.130 nos muestra como los preceptos constitucionales
no son normas jurídicas ordinarias, porque tienen un Minus y un Plus de efectividad
jurídica.
2) La Constitución, es una norma axiológica que define los valores superiores del
ordenamiento y, consecuentemente con ese carácter, una norma de reenvíos.
Como afirma Nieto, en un sentido estricto, lo que se denomina “Guía de Conducta”,
que no es necesariamente un mandato, sino que comprende una declaración de lo
que es bueno y lo que es malo.
En ese sentido puede afirmarse que la Constitución es algo más que la Norma
Suprema del ordenamiento jurídico, el vértice superior de la pirámide kelseniana: es el
centro del propio ordenamiento jurídico.
En la Constitución existe en realidad un heterogéneo catálogo de normas constitucionales.

La heterogeneidad de las normas constitucionales


Nuestra Constitución ha jerarquizado perfectamente sus propias disposiciones, en su Título X,
ha previsto un doble procedimiento de reforma constitucional, otorgándoles un rango
jerárquico superior, las normas acogidas por los Títulos Preliminar y II y por la sección primera
del cap.2 del Título I.
Pero al margen de esta jerarquía formal, es clara la heterogeneidad de las normas
constitucionales, por lo menos en atención a su fuerza vinculante. Distintos tipos de normas:
a) Las NORMAS ORGÁNICAS, las que contemplan la constitución de los órganos
constitucionales, al igual que las normas atributivas de competencia, es claro que
vinculan de modo inmediato, desde la puesta en escena de la Constitución.
b) Los DERECHOS FUNDAMENTALES, no requieren de la previa “interpositio legislatoris”,
esto es, la necesidad de una ley interpuesta, vinculando de modo inmediato, si bien no
puede ignorarse que, como ha significado el Tribunal Constitucional , cuando la
Constitución, al reconocer a un determinado derecho, opera con una reserva de
configuración legal, donde el mandato puede no tener mucho contenido sin haberse
producido su regulación, pero debe siempre estar protegido.
c) Las GARANTÍAS CONSTITUCIONALES, donde se intenta salvaguardar el núcleo esencial
o irreductible de una determinada institución. Como dijera Carl Schmitt, la estructura
de las garantías institucionales es distinta, lógica y jurídicamente, de un derecho
fundamental. La garantía constitucional es por tanto limitada.
d) Los MANDATOS AL LEGISLADOR, constituyen disposiciones que prevén la necesidad de
que del Poder Legislativo emanen normas encaminadas a completar, a dar su
complitud a ciertas normas constitucionales.
En definitiva, estos mandatos vienen a plantear la problemática de la
inconstitucionalidad por omisión.
e) Los PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL ORDEN JURÍDICO-POLÍTICO
Tienen un valor básicamente interpretativo. No es que la positivización de estos
principios nos situé ante enunciados vacíos, pero es evidente que la complitud de
estas disposiciones sólo puede producirse a partir de otras determinaciones
constitucionales como el art.9.2 por ejemplo.
f) En cuanto a los PRECEPTOS QUE MARCAN LOS FINES DEL ESTADO, NORMAS DE
ASIGNACIÓN DE FINES O NORMAS PROGRAMÁTICAS, precisan los fines que la
Constitución asigna al Estado, y en nuestra Norma Suprema se integran en su mayor
parte en el cap.3 del Título I.
Rubio Llorente cree que estos preceptos imponen una obligación a todos los poderes
públicos, aunque la Constitución diga otra cosa, y sobre todo obligan al juez a la hora
de interpretar cualquier otra norma.
Estos principios carecen de eficacia inmediata, lo que no significa obviamente que
puedan ser privados de todo medio de garantía y tutela.
Cascajo advierte que los principios rectores no sólo generan obligaciones frente a
determinados órganos públicos, sino que comprometen a toda la acción del Estado en
su conjunto y también a los poderes privados. Bien es cierto que el TC ha considerado
que una norma legal pueda ser considera como inconstitucional por omisión como
muy improbable.

El artículo 9.1 y la fuerza normativa de la constitución

Arrancando de la heterogeneidad de las normas constitucionales y de su diferente fuerza


vinculante, y teniendo en todo momento presente esta peculiaridad de las disposiciones
constitucionales: la FUERZA NORMATIVA DE LA CONSTITUCIÓN.
Esta fuerza normativa la encontramos en el art. 9.1 “Los ciudadanos y los poderes públicos
están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.
Queda así explicitada formalmente con claridad la pretensión constitucional de regir
eficazmente el comportamiento de toda la colectividad: ciudadanos y poderes públicos, su
PRETENSIÓN DE NORMATIVIDAD.
Más aún, como señala García de Enterría, del texto constitucional del art. 9.1 no se deduce
sólo el carácter vinculante general de la Constitución, sino el carácter de esta vinculación como
“vinculación más fuerte”.
El Tribunal Constitucional ha asumido como doctrina esencial el reconocimiento del carácter
normativo de la Constitución. A este respecto, el Tribunal Constitucional ha manifestado que
conviene no olvidar nunca que la Constitución, lejos de ser un mero catalogo de principios de
no inmediata vinculación y de no inmediato cumplimiento hasta que sean objeto de desarrollo
por vía legal, es una norma jurídica, la norma suprema de nuestro ordenamiento, y en cuanto
tal, tanto los ciudadanos como los poderes públicos y, por consiguiente los jueces y
magistrados integrantes del poder judicial, están sujetos a ella. Por lo que sus preceptos son
alegables.
En otro momento, el Tribunal ha precisado que la Constitución no es sólo la norma que
fundamenta la organización política de la comunidad y el ordenamiento jurídico entero, sino
que es también una norma de ejecución y efectos inmediatos.
Esta vinculatoriedad inmediata se ve reflejada especialmente respecto a los derechos y
libertades fundamentales, que vinculan a los poderes públicos y son origen inmediato de
derechos y obligaciones, no meros principios inmediatos
Digamos por último que la sujeción a la Constitución, que a todos obliga, se traduce en un
deber de distinto signo para los ciudadanos y los poderes públicos. De ahí que el acceso a un
cargo público implique un deber positivo de acatamiento.

La eficacia derogatoria de la constitución


La Constitución acoge una Disposición Derogatoria que consta de tres aparatados, el
tercero “Asimismo quedan derogadas cuantas disposiciones se opongan a lo
establecido en esta Constitución”.
Este nos muestra que la vocación explícita de la Constitución por cuanto otorga a ésta
una eficacia derogatoria respecto de todas aquellas disposiciones, no sean susceptibles
de reconducción. Por lo demás, la generalidad con que la cláusula derogatoria se
enuncia subraya aún más esa pretensión normativa del texto constitucional.
La derogatoria formal se produce respecto de todas aquellas disposiciones que
contradigan nuestra Norma Suprema, y opera desde el preciso instante en que se
manifiesta la contradicción.
Esto es, para las normas promulgadas con anterioridad al texto constitucional, desde la
fecha en que éste inició su vigencia.
La eficacia derogatoria es inequívoca respecto de aquellas disposiciones
preconstitucionales que ordenan materias en las que la Constitución tiene una
indiscutible aplicación inmediata.
La problemática se complica, respecto de aquellas disposiciones de contenido no
directamente político que pueden suscitar dudas.
La Constitución ha optado por un CRITERIO DE CONTINUIDAD DEL ORDENAMIENTO
JURÍDICO, en cuanto no se opongan a la Constitución. Las normas preconstitucionales
que admitan una interpretación acorde con la Constitución habrán de ser preservadas.
EL DERECHO COMPARADO NOS MUESTRA DOS SOLUCIONES DISPARES;
a) La fórmula alemana remite las presuntas contradicciones con las
disposiciones anteriores a la Constitución a los tribunales ordinarios.
b) La fórmula italiana a través de la “Corte Costituzionale”.
Desde luego, cabe destacar el valor “erga omnes” de la sentencia constitucional,
cumple la función de depurar el ordenamiento, resolviendo todas las dudas.
Tema 8
1.- La reforma de la constitución. Significado, funciones y técnicas de reforma
Las normas jurídicas, generalmente, no contienen cláusulas de reforma, la única excepción la
encontramos en el campo de la Norma Suprema, y ello responde a un concreto significado.
La reforma de la Constitución española es el procedimiento legal previsto para la modificación
de la Constitución española de 1978. Dicho procedimiento está especificado en el Título X de la
Constitución. Existen dos procedimientos distintos de reforma constitucional. El procedimiento
ordinario y el procedimiento agravado, previsto para las reformas de más relevancia y que se
caracteriza por su mayor complejidad y dificultad.
En el constitucionalismo democrático actual, la reforma constitucional cumple tres funciones;
A) En primer lugar, hay que recordar que la realidad política que la Constitución debe
regular es una realidad dinámica, de ahí que la necesidad de adecuar la realidad
jurídica a la realidad política se presente como la primera exigencia de sistema
constitucional.
B) En segundo término, esa adecuación de las normas constitucionales a la realidad, a
través de la reforma, se produce sin quebrantar la continuidad jurídica. El poder de
revisión es, pues, un poder constituido que obtiene su legitimidad en el propio
ordenamiento, de ahí que la operación de reforma sea una operación esencialmente
jurídica.
C) Por último, frente al poder constituyente y soberano, el poder de reforma aparece
como mecanismo de articulación de la continuidad jurídica del Estado, frente al resto
de los poderes constituidos se presenta como la institución básica de garantía.

La pauta generalizada en nuestros tiempos sobre el procedimiento de reforma es que en el


participen los órganos legislativos, constituyéndose en una Asamblea Nacional.
La técnica para dificultar esta reforma constitucional más arraigada en la historia
constitucional ha sido de exigir mayorías parlamentarias cualificadas para la adopción de una
ley de reforma constitucional.
En ocasiones, la reforma requiere de su aprobación por las dos legislaturas diferentes, lo que
entrañara una disolución de las Cámaras y , de esta forma, una participación del cuerpo
electoral. Sin embargo, donde esta participación alcanza su máximo significado es en el
referéndum constitucional, que puede ser facultativo u obligatorio.

2.- La reforma constitucional en el ordenamiento español


a) La iniciativa de la reforma;
Con relación al art.166 de nuestra Norma Suprema “La iniciativa de reforma se
ejercerá según los términos vistos en el art.87.1 y 87.2”. Este significa que la iniciativa
se concede al Gobierno, al Congreso, al Senado y a las Asambleas legislativas de las
CCAA, excluyéndose, por el contrario, la iniciativa popular, regulada en el art.87.3.
Por lo que atañe a la iniciativa del Gobierno, nada la singulariza de la iniciativa
legislativa ordinaria que el Gobierno, casi monopoliza. Todo proyecto de reforma
constitucional ha de tramitarse conforme a las normas establecidas por el Reglamento
del Congreso para los proyectos de ley.
En cuanto a la iniciativa parlamentaria, el Reglamento del Congreso exige que toda
proposición de reforma constitucional baya suscrita por dos Grupos parlamentarios o
por la quinta parte de los diputados. A su vez, el Reglamento del Senado atribuye esta
iniciativa a 50 senadores que no pertenezcan a un único Grupo parlamentario,
mientras que para la iniciativa legislativa ordinaria exige el apoyo de un Grupo
parlamentario o de 25 senadores.
EN TODO CASO, las iniciativas deben superar el trámite de su “toma en consideración”,
lo que exige un pronunciamiento, de aprobación o rechazo, del conjunto del órgano en
relación a la iniciativa de la fracción del mismo a la que se atribuye la titularidad de la
puesta en marcha del proceso de reforma.
Por su lado, las Asambleas de las CCAA disponen de una doble opción;
A) Solicitar al gobierno la adopción de un proyecto de ley de reforma
constitucional
B) Remitir a la Mesa del Congreso una proposición de ley de la misma naturaleza.
Quiere esto decir, que, en último término, es a las Cámaras a quienes
corresponde decidir respecto de una iniciativa ajena o de una iniciativa surgida en su
propio seno, en cuanto que son órganos colegiados que expresan una voluntad
unitaria.

b) Los límites de la reforma

El art. 169 de la Constitución prevé que <<No podrá iniciarse la reforma constitucional en
tiempo de guerra o de vigencia de alguno de los estados previstos en el art. 116>>
Nos encontramos así en presencia de un límite puramente temporal respecto de la iniciativa
de procedimiento de reforma constitucional. Es UN LÍMITE A LA INICATIVA Y NO AL
PROCEDIMIENTO EN SÍ.
Esta limitación se produce en tiempos de guerra, supuesto que, obviamente, se separa de los
de vigencia de los estados de alarma, excepción o sitio, situaciones excepcionalmente
contempladas en el art. 116.
Desde lego, como dice Pérez Royo, estamos ante uno de los preceptos más desafortunados, no
ya del título X, sino de toda la Constitución. Y es que, se trata en realidad de una cláusula
perfectamente inútil. Con ella, se pretende garantizar la autonomía y la independencia de
cualquier operación de reforma, frente a las lógicas anomalías previsibles en las situaciones
excepcionales, como son las que contempla el precepto. Lo lógico es pensar que si las Cámaras
se deciden por la declaración de situaciones de excepción no se decidan por la reforma, y a la
inversa. De tener alguna operatividad, ésta se reduciría al supuesto del TIEMPO DE GUERRA.

c) El doble procedimiento de reforma: reforma parcial y revisión total


Nuestra Constitución ha previsto dos alternativas procedimentales diferenciadas en función de
la materia constitucional a que se refiere la reforma:
A) EL PROCEDIMIENTO DE REFORMA PARCIAL
Iniciativa de reforma constitucional que debe ajustarse al art. 167 de nuestra Constitución
La tramitación parlamentaria a que han de acomodarse los proyectos o proposiciones de
reforma constitucional se ajusta a la reglamentación establecida por cada Cámara para los
proyectos y proposiciones de ley, con la peculiaridad de que el texto aprobado por sus
respectivos Plenos deberá someterse a una votación final en la que se requerirá para su
aprobación el voto favorable de los tres quintos de los miembros de la Cámara.
En el supuesto de que no hubiere acuerdo entre ambas Cámaras, la Constitución recurre a una
fórmula tradicional en nuestro Derecho histórico: la creación de una Comisión mixta de
composición paritaria, integrada lógicamente por diputados y senadores. Su misión debe ser
alcanzar un texto consensuado que pueda ser aprobado ulteriormente por Congreso y Senado.
De no lograrse la aprobación mediante esta fórmula anteriormente comentada se prevé de
una última posibilidad: si el texto de reforma hubiere alcanzado el voto favorable de la
mayoría absoluta del Senado, el Congreso podrá aprobar la reforma por una mayoría de los 2/
3 de sus miembros.
B) EL PROCEDIMIENTO DE REVISIÓN TOTAL
Muy superior es la complejidad y dificultad del procedimiento de revisión total de la
Constitución, preceptivo cuando la revisión sea efectivamente total o cuando, siendo parcial,
afecte al Título Preliminar o al Título II.
En todo caso, lo realmente significativo lo encontramos en los ámbitos materiales cuya
modificación implica la ineludibilidad de seguir el procedimiento de “revisión total” art.168. Es
aquí donde el constituyente se ha manifestado con mayor nitidez, parece ser que el diseño de
este procedimiento de reforma tiene como finalidad esencial la protección de los mismos.
El procedimiento del art.168 implica en primer término la necesidad de que ambas Cámaras
procedan a la aprobación del principio de revisión. Aprobado este principio de revisión con
una mayoría de los dos tercios de los miembros de las Cámaras, se produce la disolución
automática de las Cortes. Se producirán elecciones que propiciarán unas nuevas Cámaras cuya
primera decisión habrá de ser, en su caso, la de ratificar la decisión de proceder a la “revisión
total” de la Constitución y ratificar la reforma propuesta.
Acto seguido, las Cámaras procederán al estudio del nuevo texto constitucional para poder así
ser aprobado. Aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida la propuesta a
referéndum, para su ratificación.

d) Inexistencia de límites materiales y consecuencias del doble procedimiento de


reforma
En el constitucionalismo de la segunda postguerra adquirieron notable importancia las
llamadas “Cláusulas de Intangibilidad”, que venían a suponer la existencia de unos límites
materiales que no podía ser rebasados por el poder de reforma. La ley Fundamental de Bonn
llevaría estas cláusulas a su extremo.
Nuestra Constitución carece de tal cláusula, y puede sostener la inexistencia en ella de límites
materiales frente a su posible reforma.
La existencia de reforma se nos presenta como una especie de sucedáneo de las referidas
“Cláusulas de Intangibilidad´”.
En efecto, con la distinción de dos procedimientos de reforma, vienen a separarse dentro de la
Constitución dos tipos de normas, se establecerá una verdadera jerarquización de las normas
constitucionales. Ahora bien, la supuesta inconstitucionalidad de las leyes de reforma de que,
habría de limitarse al análisis de posibles inconstitucionalidades formales, no cabiendo el
planteamiento de la inconstitucionalidad material.
De esta forma, la pretensión de sustituir las “Cláusulas de Intangibilidad”, adquirieron su
verdadero sentido gracias al procedimiento superagravado del art. 168.
En efecto, la “superlegalidad” no aparecía definida por un procedimiento especial de reforma,
sino por quedar al margen del procedimiento.
La “Superlegalidad Constitucional” se crea y se establece por sus contenidos valorativos y
materiales. Frente a ella, la “superlegalidad” (art. 168) se presenta como una mera legalidad
formal.
En definitiva, en cuanto al abordar el tema de los límites de reforma constitucional, DILUCIDAR
SI LA CONSTITUCIÓN ESTÁ POR ENCIMA DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL, en nuestro caso
sería la segunda opción.
Tema 9

La jurisdicción Constitucional: aproximación a su origen y evolución.


El origen de la Jurisdicción Constitucional no siempre coincide con el inicio del fenómeno
constitucional. Las diferencias entre Estados Unidos y Europa:
1) Estados Unidos o sistema americano:
a) La judicial review surge a la vez que el código constitucional.
b) Parlamento inglés, rey y su Gobierno son “the great opresor” y Tribunales son “the role
of the liberator”.
c) Los individuos fueron protegidos por la Constitución
2) Europa o sistema austriáco:
a) No surge al unísono que la Consitución.
b) El tirano era el Monarca asistido por jueces y el liberador era la Cámara legislativa como
representación popular.
c) Los individuos eran amparados por las leyes elaboradas por el Parlamento, doctrina
rousseniana (infalibilidad del Parlamento). La ley era la carta magna de la libertad, el
juez solo su obediente servidor y ejecutor.

El constitucionalismo de entreguerras supone un giro radical con la aparición de mecanismos


de defensa del orden constitucional que producen la quiebra de los principios organizativos,
pero no de los valores. Se procura que los supuestos del constitucionalismo no queden
convertidos en letra muerta de la ley.
Con la influencia de Kelsen aparecen los Tribunales Constitucionales implantando el “control
concentrado” (un solo órgano declara la inconstitucionalidad de una norma) y sustituyendo al
“control difuso” (todos los jueces pueden inaplicar leyes que juzguen contrarias a la
Constitución).

Durante la segunda postguerra los textos que proliferan por Europa se harán con la institución
del control de la constitucionalidad de las leyes como reacción a los gobiernos dictatoriales y a
las asambleas legislativas apoyadas en un positivismo nominalista. Se produce un abandono de
la concepción rígidamente formalista del orden constitucional para pasar a un orden de valores
constitucionales que vinculan a todos los poderes del Estado.
Actualmente se habla de una combinación del sistema americano y del austriaco creando un
solo sistema común.

La obra del Juez Marshall y la doctrina de la judicial review


La idea de atribuir a unos órganos jurisdiccionales la función de “guardián” de la Constitución
hunde sus raíces en Europa, aceptada como doctrina en Estados Unidos y vuelta a Europa una
vez elaborada y expandida por jueces norteamericanos.
Edward Coke defendió la supremacía del common law, atribuyendo a los jueces la capacidad
para arbitrar entre el Rey y la nación en vez de ser meros delegados del rey. Esta teoría
despareció en 1688 con el triunfo de la Glorius Revolution hasta la Convención Constituyente
de 1787 donde muchos asistentes se mostraron a favor de la judicial review destacando a
Hamilton, Madison y Jay creadores de “El Federalista”.
Hamilton en el artículo LXXVIII (78) atribuye a los tribunales la relevante función de interpretar
las leyes, prefiriendo la Constitución en el supuesto de que se produjera una discrepancia entre
ésta y cualquier ley ordinaria. A pesar del gran apoyo a la “judicial review” no se incorporaría a
la Constitución de 1787 y sería Jefferson el encargado.
En 1803 John Marshall tomando como soporte jurídico-constitucional la “cláusula de
supremacía” proclamaba la sentencia Marbury versus Madison, una ley que va en contra de la
Constitución tiene que ser invalidada. Con la sentencia Cohens versus Virginia lograba asegurar
para el Tribunal Supremo el control de las decisiones de los tribunales estatales en todas las
materias siempre que supusieran una interpretación de la Constitución. Estas sentencias
aumentarán el poder del Tribunal Norteamericano.
Los argumentos de la doctrina de Marshall:
 Los tribunales no están obligados a cumplir leyes contrarias a la Constitución y su
obligación estriba en reafirmar la Constitución como ley suprema del país.
 Haciendo referencia al artículo LXXVIII de “El Federalista” el gobierno de los Estados
Unidos está sujeto a limitaciones y si una ley resulta contraria a la Constitución el
tribunal ha de inclinarse siempre a favor de la Constitución.

Control político versus control jurisdiccional de la constitucionalidad de las leyes


El control político tuvo una arraigada tradición antijudicialista especialmente en Francia por
diversas razones:
 Ideológicas: Montesquieu y la división de poderes imposible de unir con la posibilidad
de interferencia de los jueces en el poder legislativo.
 Prácticas: La historia francesa ha provocado una prevalencia de asegurar a través del
Consejo de Estado una tutela frente a la ilegalidad y abusos del Poder Ejecutivo más que
el Legislativo.
 Históricas: Extremado recelo hacia los jueces quienes antes de la Revolución Francesa
llevaron a cabo numerosas interferencias frente a los restantes poderes de modo
arbitrio.
El reconocimiento de una cierta primacía por lo menos política pudo haber conducido a una
revisión judicial de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.
En 1795 Sieyès proponía la creación de un jury constitutionnaire cuya función sería conocer de
todas aquellas reclamaciones que violaran la Constitución, en un segundo proyecto, añadió un
artículo clave de conformidad con el cual los actos declarados inconstitucionales por una
sentencia del jury constitutionnaire son nulos y sin efectos.
Con la llegada de Napoleón se acogería el proyecto de Sièyes y se instituiría un Sènat
consevateur que tendría la facultad de juzgar los actos del Cuerpo legislativo y del Gobierno que
considerara inconstitucionales. Los resultados prácticos del Senat fueron decepcionantes.
Con el Segundo Imperio se restablecía un Senado semejante al anterior que frustraba de raíz
toda naturaleza jurisdiccional del nuevo mecanismo de control de la constitucionalidad.
Con la Tercera República desaparecerá todo rastro del Senado
Con la Cuarta República en la Constitución de 1946 se crea el Comité Constitutionnel mecanismo
fundamentalmente político que controla la constitucionalidad.
Con la Constitución de la Quinta República se creó el Conseil Constitutionnel un novedoso
intento de aproximar los perfiles propios de los órganos jurisdiccionales a los modelos europeos
de control jurisdiccional.
Los rasgos del control político:
 Composición eminentemente política del órgano encargado de llevar a cabo el control
de constitucionalidad y la inexigencia legal de una cualificación técnico-jurídica de los
miembros del órgano.
 Carácter preventivo del control, ese control debe producirse con anterioridad a la
entrada en vigor de la ley.
 Carácter puramente consultivo del control, al carecer la decisión del órgano que lo lleva
a cabo de naturaleza vinculante.

La concepción de Kelsen y la recepción en Europa de la doctrina de la revisión judicial


Frente a la concepción dicotómica (revisión judicial versus control político) van a surgir nuevas
soluciones. Desde bastante antes de la Primera Gran Guerra se venía insistiendo acerca de la
conveniencia de la institucionalización del control de constitucionalidad. Eisenmann recuerda
como Jellinek solicitaba la ampliación de las competencias del Tribunal del Imperio.
En Austria en enero de 1919 una Ley creó el Tribunal Constitucional (VfGH), dos meses más tarde
se modificaba la Constitución provisional y confería al Tribunal el conocimiento de los recursos
interpuestos por el Gobierno central contra las leyes aprobadas por las Asambleas provinciales
por inconstitucionalidad. Un mes más tarde una nueva norma legal modificaba la organización
del Tribunal, disponiendo al unísono que las sentencias que el Tribunal determinaban que
violaba un derecho constitucional tuvieran como efecto jurídico la nulidad de la decisión
vulneradora del derecho.
El Tribunal quedaba integrado por un presidente, un vicepresidente y un número indeterminado
de miembro titulares y suplentes elegidos por mitad por el Consejo nacional y por el Consejo
federal, posteriormente el número se fijo en 12 titulares y 6 suplentes.
El artículo 140 le hacía competente para conocer sobre la inconstitucionalidad de las leyes
provinciales a requerimiento del Gobierno federal y de la inconstitucionalidad de las leyes
federales a requerimiento de un Gobierno provincial. Además le facultaba para conocer de la
inconstitucionalidad de una ley cuando ésta sirviera de base a sus propias decisiones.
La aparición del VfGH está relacionado al pensamiento kelseniano.
Kelsen en su Teoría Generla del Derecho y del Estado argumenta que el orden jurídico no es
uniforme, sino que hay una jerarquía de diferentes niveles de normas, la creación de una norma
viene determinada por otra de nivel superior y termina en la norma de grado más alto, que
representa la suprema razón de validez de todo el orden jurídico (regressus).
Además, es necesario una garantía jurisdiccional de la Constitución, la regularidad de los actos
jurídicos de creación o de aplicación del Derecho. La regularidad viene exigida ya que el Derecho
desde la Constitución hasta los actos de ejecución material no deja de concretarse. El principio
de regularidad debe postularse respecto de las relaciones que median entre el reglamento y la
ley y entre ésta y la Constitución.
Como consecuencia la legalidad de los reglamentos y la constitucionalidad de las leyes pueden
concebirse como verdaderas garantías de la regularidad y como garantías de la Constitución y
entre las medidas técnicas para garantizarla destaca como más eficaz la anulación del acto
inconstitucional.
El órgano encargado de la anulación será el Tribunal Constitucional que actuará como un
legislador negativo al confeccionar la ley con un signo negativo.

Los sistemas de Jurisdicción Constitucional concentrada y difusa


Cappelletti diferencia entre el sistema difuso en el cual el control se atribuye a todos los órganos
judiciales de un ordenamiento jurídico, que lo ejercitan incidentalmente y el sistema
concentrado en el que el poder de control se concentra en un único órgano jurisdiccional. Esas
diferencias desarrolladas son:
1. Constitucionalidad de las leyes. En el sistema norteamericano todos los órganos
judiciales ordinarios pueden pronunciarse sobre la constitucionalidad de las leyes aun
habiendo controversias entre ellos ya que la fuerza vinculante actúa como correctivo
del sistema. Las posibles divergencias pueden ser decididas a través del sistema de
impugnaciones, por los órganos superiores y en especial por el Tribunal Supremo.
El sistema concentrado otorga a un órgano ad hoc, Tribunal Constitucional, el
monopolio de las competencias para conocer de la constitucionalidad de las leyes.
2. Ley sospechosa. En el modelo norteamericano la ley sospechosa no es susceptible de
impugnación directa.
Tema 10: El modelo español de jurisdicción constitucional

a) Los recursos de constitucionalidad de las leyes


 Tipos
Dos son los tipos de recursos que podemos distinguir:
 El recurso directo, que la LOTC denomina “recurso de inconstitucionalidad”, su
objeto es la determinación en abstracto de la inconstitucionalidad de una
norma.
Estamos ante la competencia central del Tribunal, que tiene su punto de
partida en la judicial review norteamericana. En los Estados Unidos el recurso
directo se presenta como el resto del sistema kelseniano estricto.
Según Soehn es un “control abstracto de normas” que se origina no por un
conflicto de intereses concretos sino por una discrepancia abstracta sobre la
interpretación del texto constitucional compatibilizándola con una ley singular.
En la doctrina alemán se habla de un “proceso objetivo” en el que los órganos
que lo han iniciado no adoptan la posición procesal estricta, actuando en
cierto modo como defensores abstractos de la Constitución, Soehn dirá que
estamos ante un procedimiento unilateral.
 El recurso indirecto, llamado por la LOTC “cuestión de inconstitucionalidad”
tiene por objeto la concreción de la inconstitucionalidad de una norma, en
función de un proceso ordinario donde se cuestiona su aplicación.
El problema de una posible inconstitucionalidad de una norma surge como
una cuestión incidental previa (debe resolver el Tribunal Constitucional) a la
aplicación de la referida norma para la resolución de un proceso concreto.
En el momento que se plantea ante el Tribunal Constitucional la verificación
de la constitucionalidad no es muy distinta de la que se opera en la técnica del
recurso directo.

Mediante los procedimientos de declaración de inconstitucionalidad tiende a salvaguardarse la


primacía de la Constitución, el Tribunal afirmó: “La función principal de los procesos de
constitucionalidad es la defensa objetiva de la Constitución, el afirmar su primacía y privar de
todo efecto a las leyes contrarias a las misma, excluyendo las disconformes con la
Constitución”.
Como el Tribunal afirmó es indiferente para el proceso de que se trate la vigencia o derogación
de la norma impugnada en el momento en que haya de pronunciarse el fallo constitucional ya
que se trata la pureza del ordenamiento, la validez, desde el origen, ex origine.

 Naturaleza
Ambas vías persiguen el mismo objetivo, la preservación de la constitucionalidad de las leyes,
sin embargo, la naturaleza de cada una es diferente:
 En el recurso de inconstitucionalidad: El Tribunal no tiene un poder de
iniciativa, una vez sometido la Ley al enjuiciamiento, puede declarar no solo la
inconstitucionalidad de los preceptos impugnados, sino también, la de
aquellos otros de la misma Ley a los que deba extenderse por conexión o
consecuencia.
Para evitar lagunas innecesarias en el ordenamiento jurídico se recurren a las
“sentencias interpretativas”, que son aquellas que rechazan una demanda de
inconstitucionalidad, declaran la constitucionalidad de un precepto
impugnado en la medida en que se interprete en el sentido que el Tribunal
Constitucional considera como adecuado a la Constitución, o no se interprete
en el sentido que estima inadecuados.
 La cuestión de inconstitucionalidad presenta una mayor amplitud que el
recurso y en el plazo de la impugnación. Es un instrumento puesto a
disposición de los órganos judiciales para conciliar la doble obligación de
actuar sometidos a la ley y a la Constitución.
La cuestión de inconstitucionalidad NO es un instrumento que sirva para:
o Transferir al Tribunal Constitucional la decisión de litigios concretos,
o Buscar a través suyo una depuración abstracta del ordenamiento
o Impugnar de modo directo y con carácter abstracto la validez de la ley
Estas razones explican el carácter de control concreto de la constitucionalidad de las leyes y los
requisitos que la Constitución y la LOTC imponen para la admisión de las cuestiones de
inconstitucionalidad.

Conclusión: La acción de inconstitucionalidad presenta la naturaleza propia de un control


normativo abstracto, mientras que la cuestión o excepción tiene el carácter de control
concreto.

b) Normas susceptibles de impugnación


El artículo 161a) atribuye al Tribunal Constitucional la competencia para conocer del recurso
de inconstitucionalidad “contra leyes y disposiciones normativas con fuerza de ley”.
El artículo 163 tan sólo alude a las normas con rango de ley, ello supone un acotamiento
negativo de las normas susceptibles de impugnación en estos procesos, quedan excluidas
todas aquellas normas sin fuerza de ley, ya que compete a los órganos de la jurisdicción
ordinaria.
El artículo 27.2 de la LOTC concreta desde una perspectiva amplia la previsión constitucional al
considerar susceptibles de declaración de inconstitucionalidad:
 Los Estatutos de Autonomía y demás Leyes orgánicas
 Las demás Leyes, disposiciones normativas con fuerza de Ley, incluso los
Decretos legislativos.
 Los Tratados internacionales
 Los Reglamentos de las Cámaras y de las Cortes Generales
 Las Leyes, actos y disposiciones normativas con fuerza de Ley de las
Comunidades Autónomas.
 Los Reglamentos de las Asambleas legislativas de las Comunidades Autónomas
Conclusión: La enumeración del artículo 27.2 de la LOTC respeta la elasticidad del texto
constitucional y no asume el riesgo de cerrar las posibilidades interpretativas del mismo.

c)El parámetro de la constitucionalidad: El bloque de la constitucionalidad


El Tribunal Constitucional estableció en el art. 28.1 de la LOTC que para determinar si una ley,
disposición o acto con fuerza de ley es conforme o no con la Constitución, el Tribunal
Constitucional habrá de considerar, además de los preceptos constitucionales, las Leyes que,
se hubieran dictado para delimitar las competencias del Estado y las diferentes Comunidades
Autónomas destinadas a regular esta Ley.
Teniendo como base el art. 28.1 de la LOTC (es un límite negativo) el Tribunal Constitucional
creó el concepto de “bloque de la constitucionalidad”, haciendo referencia a un conjunto de
disposiciones utilizables como parámetro de la legitimidad constitucional de las leyes, pero no
a contenidos normativos concretos que puedan ser modificados de acuerdo con el
procedimiento previsto según la naturaleza de cada disposición.
Los Estatutos de Autonomía eran las delimitaciones entre competencias del Estado y las
Comunidades Autónomas, eran encargados de la enumeración de las competencias
autonómicas asumidas. Una vez aprobados los Estatutos, no se puede agotar los marcos
competenciales constitucionalmente establecidos ya que prima el principio de primacía
constitucional.
Al final será a una interpretación sistemática de todo el bloque de la constitucionalidad, para
proceder a la calificación jurídica de las distintas competencias autonómicas.
La existencia de este “bloque de la constitucionalidad” es de enorme trascendencia a la hora
de llevar a cabo ese “juicio de contraste” entre dos normas que implica la inconstitucionalidad.

d)La diferente legitimación para recurrir en el recurso y en la cuestión de


inconstitucionalidad.
Es necesario distinguir entre los órganos legitimados para impugnar una norma con fuerza de
ley en la vía directa y aquellos otros a los que se atribuye tal legitimación en la vía indirecta.
 Legitimación en el recurso de inconstitucionalidad
Al comienzo se presentaban dos opciones, la conformación de una especie de sistema
de acción popular como en la Constitución de 1931 y la que fue la solución final, el
establecimiento de una legitimación mucho más reducida.
La legitimación para impugnar es distinta según las normas objeto de impugnación,
podemos diferenciar:
o Estatutos de Autonomía y demás Leyes del Estado, Tratados Internacionales y
Reglamentos de las Cámaras y de las Cortes Generales vendrán legitimados
para el ejercicio del recurso de inconstitucionalidad:
 El Presidente del Gobierno
 El Defensor del Pueblo
 Cincuenta diputados
 Cincuenta senadores.
o Contra Leyes, disposiciones o actos con fuerza de Ley de Estado que puedan
afectar a su propio ámbito de autonomía, los órganos colegiados ejecutivos y
las Asambleas de las Comunidades Autónomas.
La cuestión de mayor controversia era la relativa a la legitimación de los
órganos autonómicos, acotados por la LOTC en una doble dirección, por un
lado, reduciendo la capacidad de aquellos órganos para recurrir a las normas
con fuerza de ley del Estado y por otro, limitando la posibilidad en que la ley
estatal pueda afectar al propio ámbito de autonomía de la Comunidad.
Además de los motivos jurídicos, tuvieron gran relevancia en la toma de esta
medida tan restrictiva los motivos políticos ya que existía un peligro evidente
de convertir al Tribunal en el escenario de un enfrentamiento entre las
distintas comunidades
Esta medida se va suavizando y el Tribunal fija que el artículo 162.1,a) se limita
a enumerar los órganos legitimados para recurrir y el artículo 32.2 de la LOTC
especifica la conexión entre los titulares de la acción de inconstitucionalidad y
los posibles objetos de ésta. Además se recurre a la diferenciación entre el
“interés general” y los “intereses propios” para justificar la restricción de la
legitimación de los órganos autonómicos.
El Tribunal estima coherente que la interposición del recurso de
inconstitucionalidad frente a cualquier clase de leyes corresponda sólo a
aquellos órganos que por su naturaleza tienen encomendada la tutela de los
intereses públicos generales y la legitimación conferida a los órganos de las
Comunidades autónomas se reserve a las normas que la afecten.
En posteriores sentencias el Tribunal clarificó que la legitimación de las
Comunidades Autónomas se extiende objetivamente al ámbito de sus
intereses particulares y a todos aquellos supuestos en que exista un puto de
conexión material entre la ley estatal y el ámbito competencial autonómico.
 Legitimación en la cuestión de inconstitucionalidad
o Cuando un órgano judicial considere que una norma con rango de ley pueda
ser contraria a la Constitución planteará la cuestión al Tribunal Constitucional
en los supuestos que en ningún caso serán suspensivos. Mediante esta técnica
de la vía incidental se consigue asegurar la efectividad de la Constitución ya
que cualquier persona puede plantear en un proceso el incidente de
inconstitucionalidad para que el órgano jurisdiccional lo eleve ante la
Jurisdicción Constitucional sin que tenga que intervenir el Tribunal
Constitucional.
El incidente de inconstitucionalidad habría de elevarse de oficio o a instancia
de parte, pero con unas características:
 La intervención del Juez o Tribunal ordinario debe alberga una “duda
razonable” acerca de la constitucionalidad de la norma.
 La ineludibilidad de que la norma sobre la que se sustenta la duda
antes expuesta sea aplicable al caso.
 La exigencia de que de la validez de la norma cuestionada dependa el
fallo del proceso en que la cuestión se suscita.
El Juez o Tribunal ordinario debe decidir si plantea o no la cuestión ante el Tribunal
Constitucional, el órgano jurisdiccional sólo podrá plantearla una vez concluso el
procedimiento y dentro del plazo para dictar sentencia.

e) Efectos de las Sentencia


Las sentencias tienen el valor de “cosa juzgada” a partir del día siguiente de su publicación y no
cabe recurso alguno contra ellas.
Las sentencias recaídas en procedimientos de inconstitucionalidad “vincularán a todos los
Poderes Públicos”.
Las sentencias sean desestimatorias o estimatorias son eficaces erga omnes.
La declaración de nulidad de determinados preceptos legales tiene que guardar coherencia
con el resto del propio texto legal, el Tribunal tiene el deber de declarar a la vez que la nulidad
de los preceptos impugnaos los preceptos conexos o que sean consecuencia de los principales.
Pero esta regla tiene su límite en el objeto deducido cuando la modificación de los argumentos
jurídicos entrañe una variación en la calificación que tenga el tema debatido.
El principio general por el que se decanta la LOTC es el de irreversibilidad de la “cosa juzgada”,
siempre que la declaración de inconstitucionalidad excluya, limite o reduzca la
responsabilidad, es decir, emplea el clásico principio de la retroactividad de la ley penal más
favorable.(ex nunc)
Tema 13: Las garantías de los derechos
Los derechos pueden ser garantizados mediante formas muy diversas dependiendo de las
tradiciones jurídicas latinas, anglosajonas, nórdicas… Estas se han superpuesto y combinado a
fin de dotar a los derechos constitucionalmente reconocidos de la mayor garantía y eficacia
posible Las modalidades de protección más comunes son:
 El principio de reserva de Ley en el cual sólo el legislador ordinario puede desarrollar
las condiciones de ejercicio de los derechos pudiendo requerirse ciertas calidades a las
leyes que lo determinen, desarrollen o limiten.
 Intervención de los jueces en base a su función esencial de “tutores de los derechos”,
definiendo los límites del ejercicio de un derecho o garantizando la legitimidad de una
restricción concreta.
 Una protección especial de los jueces mediante la creación de recursos específicos
para el restablecimiento de derechos que se entiendan violados tal sería la previsión
de recursos sumarios dotados a la par de preferencia procesal.
 La definición de garantías procedimentales específicas, bien en la actuación del juez o
en la de cualquier otro agente público.
 La creación de órganos específicos como el Defensor del Pueblo español o la creación
de una Comisión parlamentaria encargada de velar por la protección real de los
derechos o de un derecho en particular.
 La intervención de los Tribunales Constitucionales, en España a través del recurso de
amparo.

1.-Los niveles de protección de los derechos en nuestra Constitución.


El artículo 53 de la Constitución pone de relieve que la sistemática seguida por el constituyente
para la enumeración de los derechos responde exclusivamente al grado de protección jurídica
de que se les ha querido dotar pues el concepto de derecho subjetivo no es unívoco en las
distintas partes del Titulo I.
Podemos clasificar los derechos fundamentales de nuestra Constitución en tres grupos si se
atiende a su garantía jurídica, al nivel de su protección constitucional y seguimos un orden
creciente de menor a mayor protección:
 Los derechos proclamados como principios e incluidos en el Capítulo 3º del Título I.
Cuya rúbrica general es: “De los principios rectores de la política social y económica”.
 Los derechos del Capítulo 2º. del Título I. Bajo el rótulo “Derechos y libertades”, acoge:
o Los derechos fundamentales y las libertades públicas
o Los derechos y deberes de los ciudadanos,
o De modo muy particular los derechos de la Sección segunda.
 Los derechos de la Sección primera del Capítulo 2.º, el principio de igualdad del
artículo 14 y, con un régimen particular, el derecho a la objeción de conciencia del
artículo 30.2

2.- Las garantías de los principios del Capítulo 3º.


El primer nivel de protección es el de los derechos proclamados como “principios rectores de
la política social y económica” por el Capítulo 3. Se deduce que no estamos en sentido técnico-
jurídico ante verdaderos derechos subjetivos fundamentales sino ante “normas de acción” de
carácter constitucional, dirigidas a los poderes públicos para que actúen en un determinado
sentido. Hay que hacer dos aclaraciones:
1. Aunque técnicamente no puede calificárseles de auténticos derechos fundamentales
ello no significa que carezcan de relevancia, que estemos ante meras declaraciones
retóricas privadas de cualquier contenido jurídico. Al contrario estos derechos no sólo
tienen un significado jurídico, sino que, política y axiológicamente, revisten en una
extraordinaria importancia por cuanto son un reflejo ineludible de la forma social de
nuestro Estado, presentándosenos como una exigencia insoslayable de la función de
transformación social que nuestra Norma suprema debe cumplir como vía hacia el
logro de una sociedad democrática avanzada, se nos presentan como un elemento
relevante del pacto constituyente que se encuentra en la base misma de la
Constitución.
Desde una perspectiva axiológica, la transcendencia aumenta si se advierte que buena
parte de ellos son una exigencia inmediatamente derivada de la dignidad de la
persona, por lo que su ignorancia o bilocación atenta contra aquel valor esencial.
Además, el principio de igualdad material exige que estos derechos no queden
convertidos en mera retórica.
2. Bajo la rúbrica del Capítulo 3.º coexisten una heterogeneidad de preceptos: en unos
casos se trata de determinaciones de fines del Estado, en otros, de auténticos
mandatos al legislador, otros preceptos se formulan en términos de verdaderos
derechos subjetivos, por último cabría hablar de incluso de preceptos que responden
al esquema formal de las garantías institucionales.
El problema de la forma de positivación de los derechos sociales como derechos
subjetivos o como determinaciones de fines del Estado, alternativa a la que podrían
reconducirse los preceptos del Capítulo 3.º pierde interés si se advierte la virtualidad
procesal de la jurisdicción constitucional para subjetivizar e interpretar en clave
individual, principios constitucionales como el de igualdad y el de Estado social.
Las normas constitucionales que proclaman principios o declaran derechos se integran
con el devenir del tiempo a través de la acción de la jurisprudencia constitucional.
En el artículo 53.3 se hace referencia a los derechos sociales proclamados como principios y
acogidos en el Capítulo 3º. Estamos en presencia de principios informadores que cumplen una
función orientadora pero han de canalizarse jurídicamente a través de las leyes que los
desarrollan para ser alegados ante la jurisdicción ordinaria. La previsión del inciso final del
artículo 53.3 es difícilmente reinterpretable a la vista de los textos internacionales debido a su
gran claridad. Como dijo el Tribunal Constitucional el valor normativo de los artículos 39 a 52
ha de ser modulado en los términos del artículo 53.3 de la Constitución.
El artículo 53.3 vincula también a los poderes públicos, el legislador debe orientar y adecuar su
obra normativa hacia el reconocimiento, respeto y protección de estos derechos sociales
enunciados como principios. Desde nuestro punto de vista en ciertos casos se podría hablar de
inconstitucionalidad del legislador cuando la inactividad del legislador provoca la vulneración
de principios y valores constitucionales. Aunque el Tribunal argumenta que una norma no
puede ser inconstitucional por omisión de no atender aisladamente a los poderes públicos y al
legislador.
Conclusión: Los principios del Capítulo 3.º asumen un indiscutible valor como criterios
hermenéuticos, el art. 53.3 impide considerarlos como normas sin contenido, obligando a
tenerlos presentes en la interpretación de las normas constitucionales y las leyes.
Los principios han de tener su reflejo en la actuación de la Administración a todos los
niveles lo que provoca que los poderes públicos especialmente el “programa de
gobierno” los haya de tener muy en cuenta teniendo una gran influencia en la política.
Los principios rectores del Capítulo 3.º han de informar la práctica judicial, no solo implica el
reconocimiento de que nos hallamos ante algo más que principios programáticos, sino que
debe tener algún reflejo en la actuación jurisdiccional.
Como consecuencia aunque la garantía de los derechos constitucionales debe buscarse más a
través de actuaciones legislativas que de intervenciones coercitivas es indudable que la
jurisdicción ordinaria civil y sobre todo penal contribuye a la difícil protección de algunos
intereses sociales que no encuentran un fácil encaje en las figuras tradicionales del derecho
subjetivo.
A los órganos jurisdiccional ordinarios les queda prohibido el reconocimiento de prestaciones
cuyo único fundamento se encuentre en los preceptos del propio Capítulo 3.º
Los principios del Capítulo 3.º no obligan solo a los poderes públicos sino que comprometen la
acción del conjunto del Estado. Los derechos sociales pueden ser entendidos como un
programa constitucional de distribución de bienes e igualdad, mediante el equilibrio de
intereses públicos, colectivos y privados.

3.-Las garantías de los derechos del Capítulo 2º


Nos encontramos con todos los derechos del Capítulo segundo del Título I, objeto de un
régimen de garantías a las que se refiere el artículo 53.1. Los derechos de su Sección primera
son objeto de una protección reforzada y a la que alude el artículo 53.2
El artículo 53.1 recoge:
 Principio de vinculatoriedad o de eficacia inmediata de los derechos
 Principio de reserva de ley
 Tutela del contenido esencial de los derechos a través del control de
constitucionalidad de las leyes de desarrollo de los mismo.
a) Principio de vinculatoriedad o de eficacia inmediata de los derechos
Los derechos fundamentales resuelven conflictos entre áreas de intereses particulares y
áreas de intereses públicos.
En el debate constituyente se aludió a la innecesaridad de esta previsión ya que el artículo
9º.1 de la Constitución ya había establecido el principio de sujeción de los poderes
públicos a la Constitución por lo que el Art.53.1 sería una reiteración innecesaria.
Pero tenemos que posicionarnos en contra ya que el Art.9.1 persigue un objetivo muy
distinto, formula genéricamente el principio de constitucionalidad. En cambio el Art.53.1
da concreción de unas garantías para los derechos.
Los derechos y libertades del Capítulo 2º no son meras normas de acción que requieran de
la “interpositio legislatoris”. Su eficacia es inmediata, vinculan a todos los poderes públicos
y también a los jueces y tribunales como ha reflejado la Ley Orgánica del Poder Judicial.
El Tribunal Constitucional ha insistido en el principio de vinculatoriedad en numerosas
sentencias, argumentando que los derechos del Segundo Capítulo no requieren la
interpositio legislatoris y vinculan a todos los poderes públicos.

b) ¿Eficacia de los derechos frente a terceros? (Drittwirkung der Gundrechte)


LIBRO: La eficacia jurídica inmediata de los derechos fundamentales suscita una cuestión
controvertida que es la de la eficacia “erga omnes”.
La doctrina Drittwirkung es la eficacia frente a terceros de derechos fundamentales, es
decir, la eficacia de los derechos sobre las relaciones jurídicas privadas. Si los derechos
fundamentales responden a un orden de valores y expresan principios jurídicos generales,
su validez no puede quedar reducida a la esfera estatal, sino que se tiene que proyecta a la
esfera de las relaciones sociales interindividuales.
La Constitución ha dejado de ser en exclusiva la norma reguladora de la forma de gobierno
y de las garantías de libertad de los ciudadanos en sus relaciones con el Estado, para
convertirse en la norma reguladora de las relaciones entre los particulares.
Se toma conciencia de la incongruencia que supone el reconocimiento de la plena eficacia
de los derechos frente a los poderes públicos y la inadmisibilidad de la eficacia de los
mismos frente a los particulares ante esto Forsthoff admite que si se acentúan los
componentes sociales atribuidos al orden de valores que representan los derechos
fundamentales el individuo queda liberado de la situación de enfrentamiento con el
Estado y se expone la libertad de los derechos fundamentales a intervenciones que se
consideran necesarias para la prosperidad de la propia sociedad. El individuo consigue la
plena operatividad jurídica tanto frente a los poderes públicos como a los particulares.
Nuestra Constitución sienta las bases para que la eficacia jurídica de los derechos pueda
extenderse a las relaciones entre particulares. El art. 9.1 sujeta tanto a la Constitución y al
resto del ordenamiento jurídico no solo a los poderes públicos sino también a todos los
ciudadanos.
El Tribunal Constitucional se orienta hacia lo que la jurisprudencia y doctrina germanas
califican de eficacia mediata de los derechos fundamentales en las relaciones entre
particulares. Más que una incidencia directa de los derechos fundamentales en las
relaciones privadas lo que existe es una proyección indirecta, ya que los poderes públicos
se encuentran obligados a configurar las situaciones jurídicas de todos los particulares de
acuerdo con los derechos fundamentales aunque resulta insuficiente ya que puede
encontrar un contrapunto en la tutela jurisdiccional de ciertos derechos constitucionales
dotados de una eficacia inmediata en las relaciones entre particulares.
APUNTES: LA LOC plantea un problema en el párrafo segundo del capítulo 41, texto que es
una copia de la ley alemana: “ El recurso de amparo constitucional protege, en los
términos que esta ley establece, frente a las violaciones de los derechos y libertades a que
se refiere el apartado anterior, originadas por las disposiciones, actos jurídicos, omisiones
o simple vía de hecho de los poderes públicos del Estado, las Comunidades Autónomas y
demás entes públicos de carácter territorial, corporativo o institucional, así ́ como de sus
funcionarios o agentes.”
Se desprende que todas las referencias o actos que pueden desencadenar un juicio de
amparo son entes públicos. Si es el particular quien viola el Derecho no se prevé el amparo
y no tiene más interpretaciones. Desde el Código civil de Napoleón hasta hoy las relaciones
entre particulares han venido regidas por el principio de autonomía de la voluntad.
Funcionaba en un marco de relaciones paritaria (igualadas). Con el siglo XX y actualmente
la justificación de los derechos a través de la cláusula de autonomía de la voluntad no se
puede aplicar debido a las situaciones de desigualdad jurídica entre particulares. El
primero en decirlo fue el Tribunal Constitucional Alemán cuando en el marco de unas
relaciones jurídicas entre particulares una parte cree ver violado un derecho fundamental
tiene que dirigirse a los jueces ordinarios y si no logra que le tutelen ese derecho se dirige
al Tribunal Constitucional y se entiende que el juez, poder público, a través de su
sentencia, acto público, ha violado un derecho y cabe un recurso de amparo.
La forma de resolver este problema la ofrece Colombia y Costa Rica en la relación inter
privatos cabe el amparo si es en una situación de subordinación (gran diferencia) y no hace
falta acudir al Drittwiking.
En la Drittwirking se habla de eficacia mediata en los derechos en las relaciones
interparticulares.

c) El principio de reserva de ley


Este principio supone atribuir en exclusiva al legislador ordinario la regulación de las
condiciones de ejercicio de cada derecho, que serán más restrictivas o abiertas, de
acuerdo con las directrices políticas que le impulsen siempre que no traspase el límite
fijado en el artículo 53.1, es decir, siempre que el “contenido esencial” del derecho no se
vea afectado.
Esta habilitación del legislador ordinario se debe tanto al hecho de que la Constitución no
puede ser un código omnicomprensivo, como a la circunstancia de que en la Constitución
caben opciones políticas de muy diferente signo.
Además esta habilitación persigue excluir al Ejecutivo y a su producción normativa propia
de toda posibilidad de regulación de estos derechos.
El principio de reserva de ley no solo incide sobre la posible remisión a normas
reglamentarias sino que acota la propia libertad de acción del legislador, ya que tiene que
dotar a la Ley de suficientes referencias normativas de orden formal y material.
El Tribunal Constitucional ha considerado el principio de reserva de ley una garantía
esencial de nuestro Estado de Derecho ya que su significado último es asegurar que la
regulación de los ámbitos de libertad que corresponden a los ciudadanos dependa
exclusivamente dela voluntad de sus representantes quedando exentos de la acción del
poder ejecutivo y de sus productos normativos propios aunque reconoce la posibilidad de
que las leyes contengan remisiones a normas reglamentarias pero estas tienen ciertas
exigencias en cuanto al alcance o habilitaciones legales y estas son que restrinjan el
ejercicio de esa potestad reglamentaria a un complemento de la regulación legal que sea
indispensable por motivo técnicos o para optimizar el cumplimiento de las finalidades
propuestas por la Constitución o por la propia Ley. Este criterio se contradice mediante
clausulas legales en las cuales se produce una verdadera deslegalización de la materia
reservada, es decir, una total abdicación por parte del legislador de su facultad para
establecer reglas limitativas, transfiriendo esta facultad al titular de la potestad
reglamentaria, sin fijar ni siquiera cuáles son los fines u objetivos que la reglamentación ha
de perseguir.
Conclusión: El principio de reserva de ley debe entenderse en el sentido de una ley
expresa, de tal manera que a partir de ésta y en su virtud pueda ser regulada por normas
reglamentarias. La reserva de esta competencia al legislador ha supuesto la restricción de
la posibilidad de habilitar legalmente al Ejecutivo para que pueda inmiscuirse en ámbitos
propios de la liberta. Las reglas que prescriben conductos que constriñen o limitan la
libertad de los ciudadanos, deben estar amparadas por habilitaciones legales expresas.
Esta reserva de ley aparece reforzada por el propio artículo 53.1 al exigir que la ley que
regule el ejercicio de estos derechos y libertades respete el contenido esencial de los
mismos.

d) Tutela de los derechos a través del control de la constitucionalidad de las leyes de


desarrollo: la salvaguarda del “contenido esencial”.
El inciso final del Art. 53.1 hace referencia a la tutela de los derechos y libertades del
Capítulo 2º de acuerdo con lo previsto en el artículo 161 a). Contempla la jurisdicción del
Tribunal Constitucional para conocer del recurso de inconstitucionalidad contra leyes y
disposiciones normativas con fuerza de ley.
Cualquier norma legal está sujeta a este control de constitucionalidad. En esta remisión al
Art. 53.1 hay que ver la intención de conectar el control de constitucionalidad con el
respeto del contenido esencial de los derechos, es decir, el órgano legitimado para
salvaguardar ese contenido esencial de cada derecho es el Tribunal Constitucional y el
mecanismo procesal con el que hacer frente a posibles abusos del Legislativo, el recurso
de inconstitucionalidad.
Esto provocar el problema de dar una conceptualización de esa noción del “contenido
esencial”, nuestro constituyente inspirado en la Constitución alemana afirma que en
ningún caso se podrá afectar el contenido esencial de un derecho fundamental cuando al
amparo de la propia Ley Fundamental sea restringido un derecho fundamental por una ley
determinada.
El Tribunal Constitucional ha reclamado para sí la resolución de las controversias que en
torno a cuál sea el contenido esencial de los distintos derechos y libertades puedan
suscitarse. En la Sentencia 11/1981 el Tribunal Constitucional distinguirá:
 La naturaleza jurídica de cada derecho, al modo de concebirlo o configurarlo. El
“nomen” y el alcance de un derecho subjetivo son previos al momento en que tal
derecho resulta regulado por un legislador concreto. El derecho abstracto
preexiste conceptualmente al momento legislativo y se puede hablar de una
recognoscibilidad de ese tipo abstracto en la regulación concreta.
Es decir, constituyen el “contenido esencial” de un derecho subjetivo aquellas
facultades o posibilidades de actuación necesarias para que el derecho sea
recognoscible, sin las cuales el derecho se desnaturalizaría.
 Los intereses jurídicamente protegidos como núcleo y médula del derecho. Se
puede hablar de una esencialidad del contenido del derecho. De este modo, se
rebasa o se desconoce el “contenido esencial” cuando el derecho queda sometido
a limitaciones que lo hacen impracticable, lo dificultan más allá de lo razonable o
lo despojan de la necesaria protección
Estos criterios se pueden considerar como complementarios, de modo que pueden ser
conjuntamente utilizados por el Tribunal.
Conclusión: el Tribunal Constitucional ha entendido por “contenido esencial”, aquella
parte del contenido de un derecho sin la cual éste pierde su peculiaridad, o , dicho de
otro modo, lo que hace que sea recognoscible como derecho perteneciente a un
determinado tipo. Es también aquella parte del contenido que es ineludiblemente
necesaria para que el derecho permita a su titular la satisfacción de aquellos intereses
para cuya consecución el derecho se otorga”. Esto no puede hacernos olvidar que la
esencia de todo derecho y libertad estriba en el libre desarrollo integral de toda
persona como ser digno, racional y social, según postulados de justicia e igualdad.
Tema 14
A) Las garantías de los derechos fundamentales y libertades publicas de la sección
primera del capítulo nº2
Hemos de ubicar en este tercer nivel los derechos de la Sección primera del Capítulo nº2:
La igualdad ante la ley del ar. 14 y el derecho a la objeción de conciencia, objeto de un
tratamiento diferenciado.
La consideración de las leyes orgánicas como relativas al desarrollo de los derechos
fundamentales y de las libertades públicos, todas aquellas que hayan de desarrollar los
derechos y libertades contemplados por la Sección Primera del Cap. Nº2.
Las garantías especificas de los derechos de este tercer nivel enunciadas por el art. 53.1 son:
1) EL PRINCIPIO DE RESERVA DE LA LEY ORGÁNICA
Este principio se encuentra regulado en el art. 53.1 y definida como la necesidad de que la ley
orgánica de desarrollo de estos derechos respete su contenido esencial, correspondiendo al TC
la tutela del mismo.
2) LA PROTECCIÓN JURISDICCIONAL POR VÍA PREFERENTE Y SUMARIA
El establecimiento de un procedimiento preferente y sumario, como mandato constitucional,
abría un amplio abanico de posibilidades al legislador ordinario, que iban desde la simple
reducción de plazos hasta una reestructuración a fondo de los procedimientos pertinentes.
Una ley casi coetánea a la Constitución de protección jurisdiccional de los derechos
fundamentales de la persona, procedía parcialmente a desarrollar por anticipado el precepto
constitucional. Se incluía dentro de la Ley un nuevo conjunto de derechos susceptibles de ser
protegidos a través de los cauces procesales previstos en ella.
Esta ley 62/1978 pretende en su Sección nº2 regular un procedimiento preferente y sumario
(“ amparo constitucional”) para la tramitación del recurso. A falta de la previsión especial por
parte de esta Ley, el recurso se tramitará de acuerdo a las reglas generales de la Ley de la
Jurisdicción Contencioso-Administrativa. De las especialidades procedimentales establecidas
por la Ley 62/1978 son:
 No será necesaria la “reposición” que se ha de devolver por el mismo órgano que dictó
el acto recurrido.
 Podrá solicitarse la suspensión del acto impugnado en el mismo escrito de
interposición del recurso contencioso-administrativo o en cualquier momento
posterior.
 Si se impugna la prohibición de una reunión, el procedimiento se contrae a una
audiencia de las partes, a fin de que el TC dicte sentencia.
 Las costas son preceptivas; se impondrán el recurrente o a la Administración, si fueran
rechazadas o aceptadas, respectivamente, todas sus pretensiones.
3) EL RECURSO DE AMPARO
Es la última garantía que se otorga a los derechos de este tercer nivel. Implica la posibilidad de
que, una vez agotados los trámites previos legalmente marcados, pueda llegarse al TC en
demanda de amparo constitucional.

B) Naturaleza
El recurso de amparo es aquel procedimiento por cuya virtud se protegen especialmente
determinados derechos y libertades, en los art. 14 al 29 de nuestra Constitución.
Como establece la LOTC “el recurso de amparo constitucional protege a todos los ciudadanos
frente a violaciones de los derechos y libertades originadas por disposiciones, actos jurídicos o
por los poderes públicos del Estado, CCAA y demás entes públicos”.
La LOTC desde el primer momento estableció un filtro previo para el recurso de amparo. Se
modificó por la Ley 6/1995 pero fue perdiendo incidencia.
La consecuencia del aumento de los recursos de amparo se encontraba bloqueada. La ley
6/2007 estableció una fórmula radical que recuerda al “Writ of Certiorari” americano, este
concepto es el recurso que se utiliza para que el TC conozca el litigio. Se estableció por primera
vez en EEUU en 1981 y se reforzó en 1925, Certiorari quiere decir que el Tribunal Supremo
tiene la capacidad de elegir qué temas conoce (temas constitucionales e intereses generales
para toda la unión) y que temas desconoce.
El TC Federal Alemán insertó una reforma inspirada en el certiorari pero, parecido al español a
la vez. FUMUS BONIS IURIS: apariencia del buen Derecho.
El TC en la 1º Sentencia 255/2009 del 25 de junio hay especial trascendencia constitucional:
 Cuando la vulneración del derecho provenga de una ley
 Cuando no este respetando la doctrina sentada por el Tribunal (recurso de amparo)
 Cuando un juez especifique una sentencia en contra de la jurisprudencia del TC.
 Cuando no haya dicho nada al TC en torno al derecho en juego.
 Cuando el TC entienda cambiar su doctrina.
Ahora bien,
 No estamos en presencia de un recurso que se limite a proteger un interés subjetivo,
ya que la LOTC hace preceptiva la intervención del Ministerio Fiscal en todos los
procesos de amparo, “en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y
del interés público tutelado por la Ley”.
 Por otro lado, este recurso puede desembocar en una sentencia estimatoria,
declaratoria de la inconstitucionalidad de la Ley que se haya aplicado, y respecto de la
cual se estime que lesiona derechos fundamentales.
Aunque se ha considerado este recurso como una segunda instancia en la protección de los
derechos y libertades, respecto de la tutela que los mismos corresponde llevar a cabo a la
jurisdicción ordinaria en base al procedimiento “preferente y sumario” que en su momento
vimos, es lo cierto que tal consideración no debe entenderse en el sentido de concebir al TC
como una mera instancia de revisión del derecho aplicado por la Jurisdicción Ordinaria.
En definitiva, el recurso que nos ocupa no es, ni debe ser considerado en modo alguno con:
Recurso de Casación: se fundamenta en la interpretación errónea de preceptos.
Juicio de Revisión: la LOTC “limitará su función a concretar si se han violado derechos o
libertades y se abstendrá de cualquier otra consideración sobre la actuación de los órganos
jurisdiccionales”.
En resumen, el recurso de amparo nos viene dado por el hecho de que en él no se pueden
hacerse valer otras pretensiones que las dirigidas a restablecer o preservar los derechos o
libertades por razón de los cuales se formuló el recurso.

C) Objeto del recurso


 La violación de los derechos y libertades referidos. Art. 53.2 de nuestra Constitución.
 Derechos y libertades. Art. 14 al 29 de nuestra Constitución.
 Igual protección será aplicable a la objeción de conciencia. Art. 30 de nuestra
Constitución.
Si se atiende a estos preceptos, la tutela especifica que proporciona el recurso de amparo se
ciñe al núcleo de los derechos y libertades clásicas, por contraposición a los derechos
económicos, sociales y culturales.
Los derechos y libertades tuteladas pueden ser:
 Derecho a la igualdad ante la ley (art.14)
 Derecho a la vida y a la integración física y moral (art.15)
 Libertad de cátedra (art.20.1)
Estamos ante una enumeración cerrada, sin embargo, debemos adoptar en un sentido amplio,
por lo que las diferentes manifestaciones o formas particulares que puedan presentar los
derechos precedentes deben ser también objeto de este recurso.
D) Actos recurribles
La concreción de los actos sobre los que puede interponerse un recurso de amparo es
especialmente compleja, implicando además consecuencias tanto en lo que a la legitimación
para recurrir se refiere como en lo que hace al trámite personal.
La constitución no especifica qué órganos son los que pueden violar los derechos susceptibles
de amparo, sin embargo, la LOTC prevé que el recurso de amparo protege a todos los
ciudadanos frente a las violaciones de derechos originadas por “disposiciones, actos jurídicos o
simple vía de hecho de los poderes del Estado, las CCAA y demás entes públicos de carácter
territorial, institucional…etc.
Otra problemática es la relativa a si el amparo constitucional es posible también contra los
actos de los particulares, cuando se haya pretendido a través de esta vía la corrección de los
efectos de una lesión de aquellos derechos y la sentencia del tribunal ordinario no haya
entrado a conocerla, será entonces la sentencia la que vulnerará el derecho de que se trate.
De este modo, se logra la eficacia del derecho en las relaciones entre ciudadanos particulares.
Al pasar al análisis de los actos recurribles, esto es, de aquellos en los que cabe
interponer un recurso de amparo, podemos agruparlos en cuatro grupos:
1) Las disposiciones o actos sin valor de Ley, emanadas de las Cortes o de cualquiera de
sus órganos, o de las Asambleas legislativas de las CCAA o de sus órganos, que, como
resulta evidente, violen los derechos y libertades susceptibles de amparo
constitucional.
2) Las disposiciones, actos jurídicos o simples vías de hecho del Gobierno o de sus
autoridades o funcionarios, o de los órganos ejecutivos colegiados de las CCAA o de
sus autoridades, funcionarios o agentes.
En cuanto al plazo para interponer el recurso de amparo constitucional será el de
veinte días siguientes a la notificación de la resolución recaída en el previo proceso
judicial.
3) Los actos u omisiones de un órgano judicial que den origen a una violación, de manera
inmediata y directa, de los derechos y libertades susceptibles de amparo
constitucional, con independencia de los hechos que dieran lugar al proceso y siempre
que cumplan los tres requisitos:
 Que se hayan agotado todos los recursos utilizables dentro de la vía
judicial.
 Que la violación del derecho o libertad sea imputable “de modo
inmediato y directo” a una acción u omisión del órgano judicial con
independencia de los hechos que dieron lugar al proceso en que
aquéllas se produjeron.
 Que se haya invocado formalmente en el proceso el derecho
constitucional vulnerado.
4) Las resoluciones del Consejo Nacional de Objeción de Conciencia que denieguen la
solicitud de objeción de conciencia o que tengan un efecto equivalente.

E) Legitimación
A tenor del art.162.1 de nuestra “lex legum”, están legitimados para interponer el recurso de
amparo “toda persona natural o jurídica que invoque un interés legítimo, así como el Defensor
del Pueblo y el Ministerio Fiscal”.
La problemática suscitada por el precepto anterior se iba a circunscribir a que había de
entenderse por INTERÉS LEGÍTIMO.
La doctrina se manifestaba de modo muy diverso. Desde quienes entendían que el precepto
constitucional parecía haber tenido en cuenta, el procedimiento de tutela jurisdiccional de los
derechos por vía preferente y sumaria, hasta la posición de aquellos otros que ven en el
concepto de “interés legítimo” una amplitud notablemente mayor que el de “derecho
subjetivo”, pues aquel concepto permite entender que terceros ajenos a la titularidad del
derecho, estén legitimados para promover el recurso de amparo.
La LOTC ha desarrollado el precepto constitucional, estableciendo una diferenciación entre el
proceso de amparo que presuponga o no una actuación jurisdiccional previa por vía preferente
y sumaria:
a) En los procesos que no implican una actuación jurisdiccional previa, en los recursos
promovidos contra decisiones o actos sin valor de ley , emanados de las Cortes o de las
Asambleas legislativas de las CCAA, vendrán legitimados para la interposición del
recurso la persona directamente afectada, el defensor del Pueblo y el Ministerio Fiscal.
b) En los recursos que presuponen un proceso previo, estarán legitimados quienes hayan
sido parte del proceso judicial correspondiente, el defensor del Pueblo y el Ministerio
Fiscal.
c) En los recursos que se interpongan contra las resoluciones del Consejo Nacional de
Objeción de Conciencia.
Como puede apreciarse, la LOTC, al precisar la legitimación, mantiene en todos los supuestos
la del Defensor del Pueblo y el Ministerio Fiscal, se distingue así entre una legitimación a favor
de la persona directamente afectada y otra en beneficio de quien haya sido parte del proceso
judicial correspondiente (interés legítimo).
En definitiva, en los supuestos que se ha planteado ante el Tribunal el concepto de <<parte>>,
se ha extendido su realidad y acogida no sólo a quién lo fue en efecto, sino a quien pudo serlo
o tenía derecho a serlo.

F) La sentencia en los recursos de sentencia


La sentencia que pone fin a un recurso de amparo constitucional es de naturaleza
“declarativa” en cuanto se limita a preservar o restablecer un derecho o libertad reconocido
por nuestra Constitución.
Dos son los fallos que pueden pronunciar la Sala en una sentencia en la que conozca el fondo
del asunto:
a) Otorgamiento de amparo
b) Denegación de amparo
Las sentencias que deniegan el amparo se llaman DESESTIMATORIAS, estas sentencias vienen
a declarar la legalidad de la decisión o acto frente a la que se produjo la pretensión, y deniegan
el amparo constitucional
En las sentencias ESTIMATORIAS, las otorga el amparo. La LOTC hace una diferenciación en
atención a la naturaleza del caso sometido a juicio. Tres pronunciamientos:
 Declaración de nulidad de la decisión, acto o resolución que hayan impedido el pleno
ejercicio de los derechos o libertades protegidos.
 Reconocimiento del derecho o libertad pública.
 Restablecimiento del recurrente en la integridad de su derecho o libertad con la
adopción de las medidas apropiadas.
En cuanto a los efectos de estas sentencias aparecen contempladas por el inciso final del
art. 164.1 de la CE, del que se puede colegir que las sentencias que se limiten a la estimación
subjetiva de un derecho no tendrán efecto frente a todos, esto es, sus efectos serán inter
partes. En relación a este enunciado Rubio y Aragón dijo que el acto de anulación o
convalidación del objeto del recurso de amparo solo afecta al poder mismo que lo adoptó y al
particular o particulares que han sido partes en el procedimiento.
<<Cuando la Sala conozca del recurso de amparo respecto de decisiones de los Jueces y
Tribunales limitará su función a concretar si se han violado derechos o libertades y se
abstendrán de cualquier otra consideración sobre la actuación de los órganos
jurisdiccionales>>.
En conexión con la resolución de los recursos de amparo, presenta una gran
importancia práctica el que se conoce como <<incidente de suspensión del acto impugnado>>,
que ha previsto la posible suspensión por la Sala que conozca de un recurso de amparo, de
oficio o a instancia del recurrente, del acto de los poderes públicos por razón del cual se
reclame el amparo constitucional.
En definitiva, tal y como ha reconocido la doctrina jurisprudencial al respecto, se
establece una regla general: la suspensión imperativa cuando la ejecución del acto se cree una
situación irreversible que el amparo, caso de que se otorgase, no podría remediar, y dos
excepciones a esa regla general, derivada una de las primacías de los intereses generales sobre
los particulares, basada la otra en el respeto de los derechos y libertades de quien es ajeno al
acto recurrido.
TEMA 5
5.1.A)
PRINCIPIO DE LEGALIDAD:
Este principio traduce jurídicamente el principio político de la primacía de la ley, del
imperio de la ley, en cuanto a expresión de la voluntad popular.
Estamos ante un dogma básico de todo sistema democrático donde todos los poderes se
encuentran sujetos a la ley y también está sujeto a la Constitución el poder legislativo.
La manifestación más específica de este principio es la sumisión a la ley de la actividad
administrativa, lo que supone la sumisión de los actos administrativos concretos a las
disposiciones generales al ordenamiento jurídico jerárquico de las fuentes del derecho.
PRINCIPIO DE JERARQUÍA NORMATIVA:
Implica la existencia de una diversidad de normas entre las que se establece una
jerarquización, una norma situada en un rango inferior no puede oponerse a otra de rango
superior. Ello implica que el ordenamiento adopte una estructura jerarquizada, en cuya
cúspide se encuentra nuestra Constitución.
En cuanto a la norma superior del ordenamiento, la ley se revestía de unas características
fuerza, <<LA FUERZA DE LEY>> la cual condujo a una jerarquización normativa.
De esta forma, las fuentes del derecho iban a ordenarse en un primer momento sobre la base
de su articulación jerárquica, alguno de estos principios ordenadores haya cobrado cierta
relevancia como el principio de competencia, que implica la necesidad de atender a aspectos
materiales, en detrimento de los materiales.
Este principio se mantiene también en la existencia de una clara correlación entre la fuente de
la que emana una norma, la forma que ésta ha de adoptar y la fuerza jurídica de la misma.
PRINCIPIO DE INTERDICCIÓN DE LA ARBITRARIEDAD DE LOS PODERES PÚBLICOS:
Este principio, establecido en el artículo 9.3 de la Constitución, significa que las
autoridades no pueden tomar decisiones arbitrarias entendiéndose por tales,
fundamentalmente, aquellas que supongan una infracción del principio de igualdad de trato
de los administrados ante la aplicación de la ley y las reglas objetivamente determinadas.
Por lo tanto, y concluyendo, este principio indica la prohibición de que los poderes públicos
actúen conforme a la mera voluntad de sus titulares, sin ajustarse a las normas.
PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD DE LOS PODERES PÚBLICOS (art.106.2 y 121)
Este principio no es sino la resultante obligada del principio de legalidad y también del
de interdicción de la arbitrariedad. Si los poderes públicos están obligados a sujetar su
actuación al ordenamiento jurídico, y si les está vedada la arbitrariedad, parece lógico que una
actuación inadecuada a la legalidad vigente desencadene una determinada responsabilidad,
bien de naturaleza sancionadora o bien de carácter compensatorio.
5.1.B)
PRINCIPIO DE SEGURIDAD JURÍDICA:
Este principio puede entenderse como la confianza que los ciudadanos pueden tener
en la observancia y respeto de las situaciones derivadas de la aplicación de normas válidas y
vigentes.
Como dijo Villar Palasí, seguridad jurídica equivale a “PREDICTIBILIDAD” o “a poder predecir de
antemano las consecuencias jurídicas de nuestros propios actos.
En cierto modo, estamos ante el principio de mayor alcance de cuantos enumera el art. 9.3 al
estimar que la seguridad jurídica es <<suma de certeza y legalidad, jerarquía y publicidad
normativa, irretroactividad de lo no favorable e interdicción de la arbitrariedad.
En resumen, “LA SEGURIDAD JURÍDICA ES LA SUMA DE ESTOS PRINCIPIOS, EQUILIBRADA DE
TAL SUERTE QUE PERMITA PROMOVER, EN EL ORDEN JURÍDICO, LA JUSTICIA Y LA IGUALDAD,
EN LIBERTAD”.
Ahora bien, este principio debe responder a la realidad social de cada momento como
instrumento de perfeccionamiento y de progreso.
PRINCIPIO DE PUBLICIDAD DE LAS NORMAS:
Este principio puede considerarse como un requisito ineludible del principio de
seguridad jurídica, ya que, mediante su publicidad, las normas pueden ser conocidas por los
órganos de aplicación del Derecho y también por los ciudadanos, que se hallan de esta forma
en condiciones de conocer de antemano las consecuencias jurídica de sus propios actos.
Por lo demás, es incomprensible la idea de una norma secreta en un sistema constitucional
cuyo ultimo fundamento de legitimidad hay que buscarlo en la voluntad del pueblo, de donde
emanan todos los poderes del Estado.
Destacaremos que LA IGNORANCIA DE LAS LEYES NO EXCUSA DE SU CUMPLIMIENTO.
en cuanto a los plazos para que las leyes entren en vigor, se establecerá un plazo de 20 días de
su completa publicación en el BOE, sin en ellas no se dispone otra cosa.
PRINCIPIO DE IRRETROACTIVILIDAD DE LAS DISPOSICIONES SANCIONADORAS NO FAVORABLES
O RESTRICTIVAS DE DERECHOS INDIVIDUALES:
La primera de las precisiones que debemos hacer es lo que se entiende por
IRRETROACTIVILIDAD: significa que la ley se aplicará al fututo y no al pasado. El TC ha
precisado que una norma es retroactiva cuando incide sobre <<relaciones consagradas>> y
<<afecta a situaciones agotadas”.
La Constitución proclama el mismo principio de irretroactividad, si bien circunscribe los efectos
de la retroactividad <<in peius> de las Leyes a las disposiciones sancionadoras o a aquellas
otras restrictivas de derechos.
La IRRETROACTIVILIDAD se proclama por la Constitución para dos tipos de disposiciones:
 Las Sancionadoras No Favorables, cuyo ámbito es el Derecho Sancionador afecta tanto
a la esencia del Derecho Penal como Derecho Administrativo Sancionador.
 Las Sancionadoras Restrictivas de Derechos Individuales, nos plantea problemas
interpretativos.
Su consideración aislada marca una neta separación entre el ámbito penal y administrativo y el
de los derechos individuales. En un primer momento el TC se habría manifestado partidario de
“rehuir cualquier intento de aprehender la huidiza teoría de los “derechos adquiridos (Iura
Quaesita)”” …. Finalmente llega a la conclusión de que <<cuando se trata de la defensa del
ordenamiento constitucional, el concepto de “derecho individual” no puede confundirse con el
“Ius Quaesitum”>>.
En definitiva, el TC ha equiparado los “derechos individuales” a los derechos fundamentales y
libertades públicas, con lo que se parece identificar el art. 9.3 con los derechos de la sección
Primera del Capítulo 2 del Título I. El límite de dicho artículo hay que considerarlo referido a las
limitaciones introducidas en el ámbito de los derechos fundamentales y de las libertades
públicas o en la esfera general de protección de la persona.
Por lo tanto, el principio de ESTADO SOCIAL puede desplegarse sin ningún obstáculo.
5.2)
LA PLURALIDAD DE ORDENAMIENTOS JURÍDICOS
En España como en cualquier Estado compuesto existen dos tipos de entidades
territoriales el Estado y las CCAA que disponen de la potestad legislativa en materias de su
competencia. Esto nos conduce a la existencia de 2 ordenamientos jurídicos, el del Estado y el
de las CCAA.
La relación entre esos 2 ordenamientos:
 El ordenamiento del Estado NO tiene un valor superior al de las CCAA. Las relaciones
no se articulan a través del principio de jerarquía sino a través del principio de
competencia. Cuando una norma estatal choca con otra autonómica debe prevalecer
la dictada dentro del ámbito de las propias competencias del órgano que la dictó.
 España es miembro de la UE y entra en juego el ordenamiento comunitario
(ordenamiento de la comunidad europea).
¿Cuál es la relación entre el ordenamiento comunitario y el nacional?
Las directrices han sido fijadas por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, con sede en
Luxemburgo. El Tribunal afirmo que los Tratados Constitutivos de la UE no son derecho
internacional. El derecho comunitario en sus relaciones con el derecho nacional viene
presidido por dos principios fundamentales:
 Eficacia inmediata, derecho de la UE rige sin que haya una ley interpuesta (interpositio
legislatoris)
 Primacía del derecho comunitario sobre el derecho nacional. El Tribunal de Justicia ha
llegado a afirmar que prevalece sobre todo el derecho nacional también sobre las
Constituciones. El Tribunal Constitucional Alemán se negó a aceptarlo afirmando que
bajo ningún concepto pueden prevalecer sobre los derechos fundamentales el
Derecho Comunitario, porque el Derecho Comunitario no tiene una Declaración de
Derechos y los Derechos fundamentales son el elemento nuclear de la Constitución
Alemana.
¿Quién aplica el Derecho Comunitario?
El juez nacional aplica el Derecho Comunitario. Pueden suceder dos cosas:
 El juez no termine de tener claro cómo debe aplicarse el Derecho Comunitario. Lo que
tiene que hacer es paralizar el litigio y plantear ante el Tribunal de Justicia de
Luxemburgo la cuestión de comunitariedad, análogo a la cuestión de
inconstitucionalidad.
 El juez a de aplicar una norma interna del Derecho Español y le surge dudas de si esa
norma vulnera o choca con una norma comunitaria. Debe paralizar el litigio y plantear
una cuestión de comunitariedad para que el Tribunal de Justicia resuelva si la norma
interna choca con la norma comunitaria.
Si el juez nacional no tiene dudas ningunas y observa que la norma nacional se opone de modo
frontal con la comunitaria, puede inaplicar la norma nacional y aplicar la española.
TEMA 6
6.3)
LA LEY ORDINARIA:
La ley ha perdido ese carácter todopoderoso que tan bien reflejaba el art. 6 de la DD
de 1789: “La ley es expresión de voluntad”.
Sin embargo, la ley continúa siendo la fuente más importante del Derecho, y como bien dice
Pérez Royo, la única norma que, de manera no excepcional, sino ordinaria, es norma general y
primaria en nuestro ordenamiento jurídico.
En cuanto a la ley sigue siendo la expresión primordial de las Cortes Generales, órgano de
representación del pueblo español en el que reside la soberanía nacional y del que emanan
todos los poderes, se nos presenta como una norma dotada de una fuerza irresistible por las
restantes fuentes del derecho.
<<LA FUERZA DE LEY>> viene a conjugar así una doble operatividad:
 Una fuerza activa sobre las demás normas.
 Una resistencia igualmente activa frente a todas ellas.
La regla general en cuanto a su elaboración de la ley es que se siga el procedimiento legislativo
contemplado en detalle por los Reglamentos de las Cámaras. Ello entraña que la ley sea
aprobada por los Plenos de ambas cámaras. De todas ellas, nos interesa aludir ahora al que se
conoce como procedimiento de competencia Legislativa plena de las Comisiones, que conduce
a las llamadas “leyes de Comisión”.
El art. 75.2 de nuestra <<Lex Superior>> establece la posibilidad de que las Cámaras pueden
delegar en las Comisiones Legislativas Permanentes la aprobación de proyectos de ley.
El art. 75.3 exceptúa de la misma: la reforma constitucional, las cuestiones internacionales, las
leyes orgánicas y de bases.
Con ello, este procedimiento se aplica <<EX LEGE>>, si que deba mediar ningún tipo de
acuerdo, siempre que esta sea constitucionalmente delegable.
En definitiva, cuando de “RESERVA DE LEY” se habla, debe entenderse de lo que se trata es de
una reserva de un procedimiento legislativo parlamentario, con la subsiguiente exclusión de la
potestad reglamentaria.
LA LEY ES LA NORMA PRIMARIA, QUE CREA DERECHO CON LIBERTAD DENTRO DEL MARCO
CONSTITUCIONAL, mientras que el REGLAMENTO es ley secundaria que opera de acuerdo a la
Constitución y a las leyes.
6.4)
LAS LEYES ORGÁNICAS:
El texto constitucional contempla la ley orgánica en su art. 81, de conformidad con el
cual:
 Son leyes orgánicas las relativas al desarrollo de los derechos fundamentales y de las
libertades públicas, las que aprueben los Estatutos de Autonomía y el régimen
electoral general.
 La aprobación, modificación o derogación de las leyes orgánicas exigirá mayoría
absoluta en el Congreso.
De esta forma, la ley orgánica es definida por dos criterios:
 MATERIAL: al fijar la Norma Suprema unas materias que han de ser objeto de ley
orgánica y remitirse a las reservas de ley orgánica esparcidas a lo largo del articulado.
Este ámbito no ha dejado de suscitar problemas interpretativos:
o Se planteo respecto de la primera referencia del art. 81.1 ya que ciertos
sectores doctrinales abogaron por una interpretación amplia de esta expresión
que no se circunscribe a los derechos y libertades contemplados por la sección
primera del capitulo 2 del Título I. Por esto, para García de Enterría remitiría, a
los derechos susceptibles de recurso de amparo. Sin embargo, el TC se ha
manifestado en favor de una interpretación estricta.
o Otro problema sería que debería entenderse por <<RÉGIMEN ELECTORAL
GENERAL”: compuesto por las normas electorales válidas para la generalidad
de las instituciones representativas del Estado en su conjunto.
 FORMAL: se exige una mayoría cualificada en el Congreso para su aprobación o
derogación.
Comporta siempre el formal, cosa que no ocurre a la inversa.
Esta primacía sería reconocida por el TC al afirmar que las leyes orgánicas están
reservadas a estas materias y que por tanto sería disconforme con la Constitución la
ley orgánica que invadiera materias reservadas a la ley ordinaria.
Esto implica hablar de una concepción dual de la ley orgánica, lo que a su vez entraña
el reconocimiento de la ley orgánica como una norma jerárquicamente superior a la
ley ordinaria.
El tema ha suscitado dos posiciones enfrentadas:
 La de quienes entienden que la ley orgánica se vincula de modo especial con la
voluntad del constituyente
 La de aquellos otros a cuyo juicio la ley orgánica es tan sólo una ley especial,
caracterizada por su peculiar ámbito material.
El TC se ha posicionado por una posición intermediaria, aunque admitió que aunque la ley
orgánica está reservada a materias distintas de la ley ordinaria, es también una norma
jerárquicamente superior
Cabe, pues, en definitiva, LA COLABORACIÓN INTERNORMATIVA ENTRE LA LEY ORGÁNICA Y LA
LEY ORDINARIA.
6.6)
ESTATUTOS DE AUTONOMÍA. SU NATURALEZA Y CONTENIDO
a) CONCEPTO
La CE de 1978, remite el proceso de creación de CCAA a las propias colectividades
afectadas, que lo verán culminado a través de la aprobación de sus ESTATUTO DE
AUTONOMÍA, que el TC ha considerado como la “norma fundacional de las CCAA”.
Los ESTATUOS se nos presentan como la expresión del derecho a la autonomía que la
Constitución reconoce a las nacionalidades y regiones que integran la Nación Española.
El art. 147.1 de nuestra CE define los ESTATUOS DE AUTONOMÍA: “dentro de los términos de
nuestra CE, o estatutos serán la norma institucional básica de cada CCAA y el Estado
reconocerá y amparará como parte integrante de su ordenamiento jurídico”.
Destacan tres puntos en esta previsión:
 La reconducción del ESTATUTO DE LA CONSTITUCIÓN, los ESTATUTOS DE AUTONOMÍA
operan desde dentro de los términos constitucionalmente establecidos y debe ser
interpretado siempre de conformidad a la Constitución.
 La definición del ESTATUTO del art. 147.1, que aparte de definir, corrobora el carácter
normativo de los ESTATUTOS, como norma básica de cada CCAA.
 El Estado reconoce y ampara los ESTATUTOS DE AUTONOMÍA como parte integrante
de su ordenamiento jurídico, es decir, los ESTATUTOS se incorporan plenamente al
ordenamiento jurídico estatal.
b) CONTENIDO
El contenido mínimo está expresado en el art. 147.2 de nuestra CE:
ART. 147.2
<<Los ESTATUTOS DE AUTONOMÍA deberán contener:
La denominación de la Comunidad que mejor corresponda a su identidad histórica.
La delimitación de su territorio
La denominación, organización y sede de las instituciones autónomas propias.
Las competencias asumidas dentro del marco establecido por la Constitución y las bases para
el traspaso de los servicios correspondientes a las mismas>>.
Con este carácter general, los contenidos normativos que afectan a una cierta CCAA no
queden fijados en el ESTATUTO de otra CCAA ya que se ha llegado a la conclusión de que “el
ESATUTO de una Comunidad no puede regular de modo “completo y acabado” la segregación
y correspondiente agregación de los enclaves ubicados en su territorio cuando éstos
pertenecen al de otra CCAA”.
EN RESUMEN, EL CARÁCTER RELATIVO (no absoluto) DE LA RESERVA ESTATUARIA DE LOS
CONTENIDOS MÍNIMOS DE ART. 147.2 POSIBILITARÍA LA INCORPORACIÓN OCASIONAL AL
<<BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD>> DE OTRAS NORMAS DEL ESTADO.
Para finalizar, por lo demás sería erróneo pensar que, una vez aprobados los ESTATUTOS, los
marcos competenciales constitucionalmente establecidos agoten su virtualidad.
6.7)
LOS REGLAMENTOS PARLAMENTARIOS:
El principio de autonormatividad parlamentaria, como señala Morodo, fue asumido por el
Estado Liberal como uno de los elementos esenciales, elevándose a rango constitucional.
Se advierte de la enorme trascendencia política de los REGLAMENTOS, que inciden sobre
aspectos realmente claves como:
 Funcionamiento de los Grupos Parlamentarios.
 Fiscalización del Gobierno.
Dos han sido las posiciones de mayor peso específico durante largo tiempo:
 La que considera a los REGLAMENTOS, más de un conjunto de reglas convencionales
que de normas jurídicas. Postura de Hastchek, para el cual los REGLAMENTOS son
meras complicaciones de prácticas largamente observadas.
 La que ve con ellos una naturaleza estatuaria, de derecho corporativo, ya que sólo
cubren los asuntos interiores de la Cámara, obligando en exclusiva a sus miembros.
En resumen, el funcionamiento del régimen interno de la Cámara era una cuestión ajena al
ordenamiento jurídico del Estado.
Tras la SGM, con los cambios experimentados por el Derecho Constitucional, se ha reconocido
la naturaleza de los REGLAMENTOS PARLAMENTARIOS: son normaciones autónomas de las
Cámaras, un caso atípico en el Derecho, que no pueden equipararse ni con las leyes formales
ni con los REGLAMENTOS ADMINISTRATIVOS.
Pues, ahora bien, el art. 27.2 de la LOTC considera susceptibles de declaración de
inconstitucionalidad, los REGLAMENTOS DE LAS CÁMARAS Y DE LAS CORTES GENERALES.
Formalmente, el REGLAMENTO es aprobado y reformado por la propia Cámara, requiriendo de
la mayoría absoluta de los miembros.
El control jurisdiccional de los REGLAMENTOS PARLAMENTARIOS solo puede ser ejercido por
los TC y no por los Tribunales Ordinarios.
En definitiva, REGLAMENTO: es una norma jurídica especial, que produce efectos dentro del
ordenamiento jurídico en cuanto regula actividades de las Cámaras.
TEMA 7
7.8.A)
EL DECRETO LEGISLATIVO:
Categoría que se caracteriza ante todo porque son las propias Constituciones las que
toman la iniciativa de habilitar al gobierno para que dicte disposiciones con rango de ley que
reciben el nombre de DECRETOS LEGISLATIVOS, muy significativa de la naturaleza de estas
disposiciones.
Están recogidos en el art. 85 de nuestra Constitución: “las disposiciones del Gobierno que
contengan legislación delegada recibirán el título de DECRETOS LEGISLATIVOS”. En
contrapartida, contrasta con la minuciosidad con que el constituyente se ocupa de los actos
normativos parlamentarios a cuyo través las Cortes Generales habilitan al Gobierno para que
dicte Decretos Legislativos.
A la vista de estas previsiones, la delegación legislativa puede ser caracterizada por:
Existe un límite material infranqueable para la delegación: las materias reservadas a la ley
orgánica.
 El sujeto habilitante no es otro que la CORTES GENERALES a través de Leyes de Pleno.
 La delegación ha de formalizarse mediante una <<ley de bases>> cuando su objeto sea
la formación de textos articulados.
 Las leyes de bases no podrán en ningún caso autorizar la modificación de la propia ley
de bases para dictar normas de carácter retroactivo.
 Las Leyes de Delegación podrán establecer en cada caso fórmulas adicionales de
control. Esta característica nos sitúa ante un tema de verdadera trascendencia como
es el de su CONTROL.
En cuanto al CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD SOBRE LOS DECRETOS LEGISLATIVOS, es
claro que corresponde al TC.
Finalmente, y por lo que se refiere a las FÓRMULAS ADICIONALES DE CONTROL, hay que
señalar que el REGLAMENTO DEL CONGRESO ha previsto un procedimiento de control para el
preciso supuesto de que las leyes de delegación establecieren un control adicional por el
CONGRESO de los DIPUTADOS.
EL Gobierno viene obligado, a dirigir al Congreso la correspondiente comunicación, que
contendrá el texto articulado y que será publicado en el BOE, pero:
 Si dentro del mismo mes siguiente, ningún diputado formulara objeciones, se
entenderá que el Gobierno no ha hecho uso correcto de la delegación legislativa.
 Si dentro del referido plazo se formulará algún reparo a la MESA DEL CONGRESO, ésta
lo remitirá a la correspondiente Comisión de la Cámara, que deberá emitir dictamen al
respecto en el plazo que el efecto señale.
Como puede apreciarse, el ejercicio por parte del Gobierno de la potestad de dictar normas
con rango de ley está sometido a unos requisitos formales bastantes estrictos, orientados a
delimitar aquella potestad. No cabe, pues, confundir el poder legislativo ordinario con el poder
legislativo delegado, ni, por lo tanto, la LEY CON LOS DECRETOS LEGISLATIVOS.
7.8.B)
EL DECRETO LEY
Es aquella norma con <<fuerza de ley>> que emana del Gobierno en supuestos de
extraordinaria y urgente necesidad, diferenciándose ya con el DECRETO LEGISLATIVO por el
hecho de que aquí la iniciativa parte del propio Gobierno, mientras que en el caso del
LEGISLATIVO, eran las Cortes Generales las que tomaban tal iniciativa mediante la ley de
delegación.
Tres bloques definidos de requisitos contemplan el art. 86 de la CE
1. En caso de extraordinaria y urgente necesidad, el Gobierno podrá dictar disposiciones
legislativas provisionales que tomarán la forma de Decretos-leyes y que no podrán
afectar al ordenamiento de las instituciones básicas del Estado, a los derechos, deberes
y libertades de los ciudadanos regulados en el Título I, al régimen de las Comunidades
Autónomas ni al Derecho electoral general.
2. Los Decretos-leyes deberán ser inmediatamente sometidos a debate y votación de
totalidad al Congreso de los Diputados, convocado al efecto si no estuviere reunido, en
el plazo de los treinta días siguientes a su promulgación. El Congreso habrá de
pronunciarse expresamente dentro de dicho plazo sobre su convalidación o derogación,
para lo cual el Reglamento establecerá un procedimiento especial y sumario.
3. Durante el plazo establecido en el apartado anterior, las Cortes podrán tramitarlos
como proyectos de ley por el procedimiento de urgencia.
; que regula pormenorizadamente la institución del DECRETO-LEY:
 La exigencia de que el DECRETO-LEY se dicte exclusivamente para afrontar una
situación de extraordinaria y urgente necesidad (art. 86.1).
 La limitación en cuanto a la materia sobre la que puede incidir un Decreto-Ley. Esta
norma en ningún caso puede afectar al ordenamiento de las instituciones básicas del
Estado, a los derechos, deberes y libertades de los ciudadanos regulados en el Título I,
al régimen de las CCAA, ni al derecho electoral general (art. 86.1).
 La necesidad, por último, de que los Decretos-Leyes sean sometidos inmediatamente
al Congreso de los Diputados para su debate y votación de totalidad, en el plazo de los
30 días siguientes a su promulgación, con objeto de que el Congreso se pronuncie
expresamente sobre su convalidación o derogación (art. 86.2)
El propio art. 86.1 precisa la naturaleza del Decreto-Ley al definirlo como <<una disposición
legislativa provisional>> dictada por el Gobierno. De ello resulta claro:
A. Que estamos ante un acto normativo con rango de ley.
B. Que emana del Gobierno, del Consejo de Ministros.
C. Que tiene carácter provisional, que no afecta a las normas contenidas en el Decreto-
Ley, que requiere para su CONVALIDACIÓN la intervención subsiguiente del Congreso
de los Diputados.
En definitiva, la figura del DL se nos presenta como un INSTRUMENTO EQUIVALENTE EN
CUANTO A SU FUERZA A LA LEY, Y UTILIZABLE CUANDO UNA NECESIDAD CALIFICADA POR LAS
NOTAS DE LO “EXTRAORDINARIO” Y LO “URGENTE” reclama una acción normativa que
compete al legislador.
A la vista de todo lo expuesto, es claro que las leyes ordinarias, LAS CORTES DE LAS
LEYES DE LAS CORTES revisten una naturaleza bien diferenciadas de los Decretos-Leyes.
7.9)
TRATADOS INTERNACIONALES
Son aquellos tratados que responden a la idea tradicional del TRATADO históricamente
afirmada en los Estados Soberanos, son contemplados en el art. 94 de la CE.
Con ellos no se pretende transferir la competencia de crear Derecho, como acontece en el
supuesto del art. 93 sino, simplemente, incorporar al ordenamiento interno una norma de
Derecho Internacional, pactada por nuestro Estado con otro u otros Estados o con una
organización internacional
A tenor del art. 94 de nuestra “LEX SUPERIOR”, como puede verse, el precepto distingue dos
tipos de TRATADOS por razón de la materia. Esta diferenciación material se refleja a su vez, en
una disposición formal, en cuanto a los establecidos en el apartado primero (tratados de
carácter político, de carácter militar o que afecten a la integridad territorial del Estado)
requieren para su incorporación al ordenamiento interno de la previa autorización de las
Cortes Generales, mientras que para los segundos (todos los demás tratados que no versen
sobre materias recogidas en el art. 94), resulta habilitado el Gobierno, que debe informar de
inmediato de la misma a ambas Cámaras.
La diferenciación establecida por el constituyente en el art. 94, entre los dos tipos de tratados,
tiene a su vez una importante consecuencia en lo que se refiere al rango con que se han de
incorporar al ordenamiento interno, y ello, aun admitiendo que los principios de jerarquía y de
competencia, sobre los que se asientan las relaciones entre las distintas fuentes del Derecho,
no son de aplicación por entero a los tratados, ello no obstante, el principio de jerarquía
normativa ha de ser tenido en cuenta a la hora de precisar las relaciones existentes entre los
Tratados y la Ley.
Las relaciones entre TRATADO y LEY son complejas y exigen de atender a los dos tipos de
tratados que se distingue el art. 94.
Un TRATADO no puede ser derogado o reformado por una ley, solo podrán ser derogadas,
modificadas o suspendidas de forma prevista en los propios Tratados o de acuerdo a las
normas generales del DERECHO INTERNACIONAL. Quiere decir esto que los tratados de la
competencia exclusiva del Gobierno, de los cuales las Cortes se limitan a ser informadas de su
conclusión, no podrán modificar o derogar una ley.
En resumen, los TRATADOS que requieren de la previa autorización de las Cortes Generales
pueden modificar o derogar una ley. Por el contrario, aquellos otros cuya celebración es
competencia del Gobierno no pueden en modo alguno modificarla.
7.10)
LOS REGLAMENTOS
Tradicionalmente, la definición de la ley tiene su correlato en su definición del
REGLAMENTO. Estamos en presencia de conceptos claramente referentes.
 En el ESTADO LIBERAL, la primacía del Parlamento y la concepción formal de la ley, en
el sentido de considerar como ley todo producto normativo que el Parlamento
aprueba como tal, tiene su correspondencia en el carácter instrumental de la
Administración y en la inequívoca subordinación de sus productos normativos, los
reglamentos, a la ley.
 La constitución de 1978, introducía la <<reserva de reglamento>>: un conjunto de
materias quedaba vedadas a la ley – se ha referido al reglamento, como señala
Garrorena, con un cierto paralelismo respecto a su referencia a ley. El constituyente
no ha definido ninguna de las dos fuentes, se ha limitado a definir los órganos de que
emanan, las Cortes Generales y el Gobierno, y a atribuir a cada uno, respectivamente,
la potestad legislativa y la potestad reglamentaria.
Por lo que el art. 97 prescribe que el Gobierno ejerce la potestad reglamentaria de acuerdo a
la CE y a las Leyes y el art. 106.1 determina que: “los Tribunales controlan la potestad
reglamentaria y la legalidad de la actuación administrativa”.
Por lo demás, no es lo mismo la relación entre Constitución y ley que la que media entre ésta y
el Reglamento, el legislador no ejecuta la Constitución, sino que crea derecho con libertad
dentro del marco constitucional y el Gobierno no puede crear Derechos mi imponer
obligaciones que no tengan su origen a través de la habilitación. Del mismo modo, no puede el
REGLAMENTO excluir del goce de un derecho a aquellos a quienes la ley no excluyó.
TEMA 11
11.1)
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Las modernas declaraciones de Derechos están íntimamente ligadas al movimiento
constitucional. Estas declaraciones tienen como punto de partida las norteamericanas, la
Declaración de Virginia, así como la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano,
1789.
Las <<DECLACIONES>> no son solo <<declaraciones de derechos>> sino que en ellas se incluye
el diseño básico de la estructura del Estado.
Las declaraciones de derechos americanas integraran como arte propia de las Constituciones.
No puede decirse lo mismo de Francia, donde los primeros códigos constitucionales
incorporan a su articulado especifico una previsión orientadas a garantizar los derechos.
De este modo, el derecho francés aparece peculiarizado por la existencia de unos derechos
que se presentan como <<derechos naturales>>.
En definitiva, EL DERECHO SE RECONDUCE AL PRINCIPIO DE LEGALIDAD.
Los derechos se incorporaron a los códigos constitucionales:
El carácter concreto de normas jurídicas positivas, si bien de contenido general y de principio
La enunciación de los derechos se integró con la intervención de otras normas encaminadas a
ofrecer una completa y detallada regulación jurídica de sus aspectos más delicados.
Hacia finales del siglo XIX, con la concepción de los <<derechos naturales>>, creó la categoría
conceptual de los <<derechos públicos subjetivos”, con la que los derechos se insertaron en un
sistema de relaciones jurídicas entre el Estado, en cuánta persona jurídica, y los particulares.
El tránsito del Estado Liberal al Estado Social de Derecho determinará un progresivo abandono
de la categoría conceptual de los <<derechos públicos subjetivos>>, categoría que ha sido
sustituida por la noción más amplia de los <<derechos fundamentales>>.
Esta noción coexiste con la de <<libertades públicas>>.
Abandonando la evolución conceptual y retornando a la evolución histórica diremos
que habrá que esperar al siglo XX para contemplar un giro significativo en este tema, se explica
así que uno y otro período de postguerra siguiese la aparición de nuevas preocupaciones que
habían de influir sobre las Declaraciones de Derechos.
Por lo que, al constitucionalismo, hablaremos del CONSTITUCIONALISMO SOCIAL, nos
limitaremos ahora a recordar que en la quiebra la versión individualista de las libertades.
Al filo de la SGM, vendrá a dar un sesgo radicalmente novedoso a la concepción tradicional de
los derechos fundamentales.
 MAYOR VALOR de los derechos fundamentales, se formula la doctrina de la
<<preferred position>> de los derechos que implica un conjunto de consecuencias
fundamentales.
Desencadenamiento de unas consecuencias no muy alejadas de aquellas a las que
había conducido la anterior.
 Carl Schmitt construyó la doctrina de la <<garantía institucional>>, a cuyo través se
trataba de dotar a ciertas instituciones de una garantía frente al legislador,
protegiendo de esta forma su núcleo irreductible.
Más adelante, la Ley Fundamental de Bonn, haría suya la concepción de los derechos
fundamentales del art. 1.2 en el que se reconocían <<los derechos inviolables e inalienables
del hombre como fundamento de toda comunidad humana>>.
Esta Ley de Bonn será subsumido por Herbert Krüger en la conocida afirmación:
ANTES LOS DERECHOS FUNDAMENTALES SÓLO VALÍAN EN EL ÁMBITO DE LA LEY, HOY
LAS LEYES SÓLO VALEN EN EL ÁMBITO DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES.
11.2)
LA ENUNCIACIÓN DE LOS DERECHOS EN LA CONSTITUCIÓN DE 1978
La Constitución de 1978 ha desarrollado amplísimamente los derechos y libertades, lo
que se explica por una clara dialéctica: dado que en el régimen político franquista la práctica
de su respeto no existía, los derechos debían ser tratados en el nuevo código constitucional
extensa y aun prolijamente.
Los derechos y libertades están proclamados en el Título I (art. 10- 55) si bien fuera del mismo
podemos encontrar algunos otros derechos, como también deberes
El Título I se estructura en cinco Capítulos, relativos, respectivamente, a los españoles y los
extranjeros, los derechos y libertades, los principios rectores de la política social y económica,
las garantías de las libertades y la suspensión de los derechos y libertades. A su vez, el Capítulo
segundo se divide en dos Secciones;
1. Referidas a los derechos fundamentales y las libertades públicas
2. Referidas a los derechos y deberes de los ciudadanos
Quiere todo ello decir que la Constitución no ha seguido ningún criterio sistemático doctrinal
en la ordenación de los derechos. Es cierto que no han faltado intentos doctrinales por
establecer una clasificación coherente, así el de Schneider, quién sugirió una ordenación de los
derechos en relación con los caracteres que la Constitución atribuye al Estado:
 Por su función en el ESTADO DE DERECHO
 Por su función en el ESTADO DEMOCRÁTICO
 Por su función en el ESTADO SOCIAL
Sin embargo, la realidad nos muestra que nuestros constituyentes, al agrupar como lo hicieron
los distintos derechos y libertades, no pretendieron tanto seguir una determinada sistemática
teórico-doctrinal, cuanto más bien ordenar los derechos en función de su distinta proyección y
de las garantías con las que trataban de protegerlos en cada caso.
La lectura del art. 53 es enormemente clarificado al respecto, pues nos revela que los derechos
han sido ordenados en función de los tres niveles de protección que el constituyente ha
previsto para ellos.
11.3)
LA ELEVACIÓN DE LA DIGNIDAD DE LA PERSONA Y DE SUS DERECHOS A FUNDAMENTO DEL
ORDEN POLITICO. LA DOBLE NATURALEZA DE LOS DERECHOS
La libertad, como bien recuerda Sánchez Agesta, tiene un sentido básico:
PERMITIR Y FAVORECER EL DESENVOLVIMIENTO Y PERFECCIÓN DE LA NATURALEZA
HUMANDA EN LA VIDA SOCIAL. Está vinculada al reconocimiento de la dignidad personal del
hombre, de su racionalidad y de su vida normal y espiritual.
Consecuentemente, el reconocimiento de unos derechos fundamentales no es sino la
manifestación obligada de la primacía del valor constitucional último, la dignidad de las
personas, al que se vincula el libre desarrollo de la personalidad.
Según Bidart Campos la <<razón de ser>> de <<qué>> son los derechos humanos, <<como son
y para qué>>, está dada en la doble dimensión ontológica y valorativa: el hombre es una
persona a la que el ESTADO debe facilitar el desarrollo de su <<valor>> PERSONALIDAD.
Es por ello mismo por lo que puede afirmarse que todos los derechos que la Constitución
proclama se encaminan a posibilitar el desarrollo integral de la persona exigido por la propia
dignidad de la misma, por lo que por idéntica razón el art. 10.1 no tiene otro objetivo que el de
reservar la calificación de <<fundamentales>> a un sector del conjunto de dyo.
Es precisamente de esta elevación, de donde el TC ha extraído el punto de apoyo para
la formulación de su transcendental doctrina de la DOBLE NATURALEZA: SUBJETIVA Y
OBJETIVA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES:
En primer lugar, los derechos fundamentales son derechos subjetivos, pero al mismo tiempo
son elementos esenciales de un ordenamiento objetivo de la comunidad nacional.
En cuanto a ELEMENTO FUNDAMENTAL de un ordenamiento objetivo, los derechos
fundamentales dan sus contenidos básicos a dicho ordenamiento: SENTIDO INTEGRADOR.
Esa consideración de derechos fundamentales como derechos de defensa del
ciudadano frente al Estado ha dado paso a la visión simultanea de aquéllos como ELEMENTOS
DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO: NORMAS JURÍDICAS OBJETIVAS.
No cabe desconocer que los derechos fundamentales responden a un sistema de valores y
principios de alcance universal que subyacen a la Declaración Universal, entre otras.
11.4)
LA INTERPRETACIÓN DE LOS DERECHOS
La naturaleza de los derechos, que les convierte en elementos esenciales del
ordenamiento de la comunidad, en una decisión básica que ha de informar todo nuestro
ordenamiento jurídico, incide directamente sobre su interpretación.
De esta forma, se comprende que la interpretación de los preceptos legales haya de
hacerse a la luz de las normas constitucionales y especialmente de aquellas que proclaman y
consagran derechos fundamentales y libertades públicas.
Se entiende por ello mismo que una de las constantes de nuestra doctrina
constitucional sea el principio hermenéutico <<favor libertatis>>: principio de que los derechos
fundamentales deben interpretar del modo más amplio posible.
Junto a este principio hermenéutico, nos referiremos al PRINCIPIO DE INTERPRETACIÓN
CONFORME CON LOS TRATADOS SOBRE DERECHOS HUMANOS ratificados por España, en
efecto a tenor del art. 10.2.
La meditación del senador señor Martín-Retortillo resultaría decisiva al presentar una
enmienda <<in voce>> mediante la cual se intentaba precisar en qué había de consistir la
<<tutela y garantía>> a que se aludía en la enmienda centrista, consistiendo en la
<<integración e interpretación>> de las normas relativas a los derechos y no de los derechos y
libertades sin más.
Contemplada la técnica hermenéutica del art. 10.2 se suscita la problemática de que
los <<tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en
España, formarán parte del ordenamiento interno.
Esta remisión al Derecho Internacional puede no resolver la problemática interpretativa
cuando la norma del convenio está a su vez necesitada de interpretación.
Ahora bien, pese a este inequívoco reconocimiento de que el Convenio Europeo, como
instrumento internacional, no obliga a España a reconocer en su ordenamiento jurídico la
fuerza ejecutoria directa de las decisiones del Tribunal Europeo, el TC ha precisado que no
significa que en el plano de nuestro sistema constitucional de protección de los derechos
fundamentales los poderes públicos hayan de permanecer indiferentes ante una declaración
de la instancia europea de violación de un derecho reconocido en el Convenio.
A la vista de todo lo expuesto, puede concluirse que el TC ha sentado las bases para, a
partir del razonamiento precedente, conocer de todas aquellas violaciones de derechos
declaradas por la instancia jurisdiccional europea residenciada en Estrasburgo.
11.5)
LOS LÍMITES DE LOS DERECHOS
Los derechos fundamentales no son ilimitados, sino que están sujetos en su ejercicio a
una serie de límites.
En nuestra CE esta regla general, el carácter limitado de los derechos, no sólo no quiebra, sino
que encuentra plena confirmación. El art. 10 eleva a la categoría de valores jurídicos
fundamentales, la dignidad de la persona y los derechos inviolables que le son inherentes. El
TC ha reconocido ni que todo derecho sea inherente a la persona (y por ello inviolable) ni los
que se califican de <<fundamentales>> sean <<in toto>> condiciones imprescindibles para su
<<efectiva incolumidad>>, de modo que cualquier restricción que a su ejercicio se imponga
devenga un estado de dignidad.
Partiendo, pues, del carácter limitado, diremos que estos límites pueden ser de dos tipos:
 INTRÍNSECOS: derivan de la propia naturaleza de cada derecho y de su función social.
Suelen diferenciarse dentro de ellos:
 Límites objetivos: que se desprenden de la misma naturaleza
 Límites subjetivos: que derivan de la actitud del sujeto titular
 EXTRÍNSECOS: derivan de la propia existencia social y de los demás sujetos de derecho
que en ella coexisten, establecidos por el ordenamiento jurídico.
La Constitución ha sido muy parca a la hora de contemplar esta diferenciación, tan sólo el art.
10.1 de modo muy genérico, prevé como fundamento de limitación de los derechos el respeto
a los derechos de los demás, limitación que presupone lógicamente la colisión en el ejercicio
de derechos por parte de distintos sujetos.
SÓLO EL LEGISLADOR puede delimitar el ejercicio de un derecho, y ello en el único
supuesto de que persiga la salvaguarda de unos bienes susceptibles de protección.
Nuestra CE es algo más casuística a la hora de precisar particularizadamente los límites de
ciertos derechos, recordaremos:
 El mantenimiento del orden público protegido por la Ley
 Limite para el ejercicio de la libertad ideológica, religiosa o de culto.
LA LIMITACIÓN DE LOS DERECHOS CONSTITUCIONALES exige en cualquier supuesto
atender a una serie de reglas hermenéuticas que se conectan con el principio MAYOR VALOR.
Podemos hablar también del Principio FAVOR LIBERTATIS, del que se puede hablarse de una
verdadera FUERZA EXPENSIVA DE TODO DERECHO FUNDAMENTAL, se restringe el alcance de
las normas limitadoras que actúan sobre el derecho en cuestión.
LAS LIMITACIONES que se establezcan no puede obstruir el derecho más allá de lo
razonable. Digamos por último que toda LIMITACIÓN DE UN DERECHO DEBE RESPETAR SU
CONTENIDO ESENCIAL (art. 53).
TEMA 12
12.6)
LAS CONDICIONES DE EJERCICIO DE LOS DERECHOS
El Título I de nuestra Lex Superior se abre con un capítulo en el que no se reconocen
derechos fundamentales, sino que sólo se contemplan las condiciones básicas para su ejercicio
y las condiciones de LA NACIONALIDAD y de la MAYORÍA DE EDAD.
A) LA NACIONALIDAD;
El art. 11.1 se separa radicalmente de la antigua tradición de nuestro
constitucionalismo, caracterizada por la regulación más o menos detallada de las
circunstancias de adquisición y pérdida de LA NACIONALIDAD.
Esta constante constitucional se justifica (como advierte Abarca Junco), por el hecho de que, si
la Constitución establece la soberanía de la nación, es previa y de rango constitucional, la
determinación de quién es nacional, podría darse mediante el RECURSO A LA LEGISLACIÓN
ORDINARIA.
Frente a esta tradición, el art. 11.1 prescribe: “LA NACIONALIDAD española se
adquiere, se conserva y se pierde de acuerdo a lo establecido en la Ley”. Esto entraña la
desconstitucionalización de las causas de adquisición, conservación y pérdida de la
nacionalidad, y al unísono supone el establecimiento de un PRINCIPIO DE RESERVA DE LEY en
temas de NACIONALIDAD.
Debemos de destacar que la nacionalidad, en el sentido de configurarse como un
VÍNCULO DE LA PERSONA CON EL ESTADO Y SÓLO CON ESTE.
La actuación del legislador ordinario, habilitado por la reserva de ley del art. 11.1
encuentra dos limites materiales en los apartados:
 En el 11.2 ya que: “Ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad”. La
privación es un acto del ESTADO a cuyo través alguien pierde la Nacionalidad contra su
voluntad, o por lo menos sin ella. A tenor del art. 17 del CC son españoles de origen:
nos los sabemos de civil.
 En el art. 11.3, donde se contempla la DOBLE NACIONALIDAD: “El ESTADO podrá
concertar tratados de doble nacionalidad con LOS PAÍSES IBEROAMERICANOS o con
aquellos que tengan una cierta vinculación con España. En estos países, aun cuando no
reconozcan a sus ciudadanos un derecho reciproco, podrán naturalizarse los españoles
sin perder su nacionalidad de origen”.
B) LA MAYORÍA DE EDAD:
Se fija la mayoría de edad a los 18 años a tenor del art. 12, sin embargo, hay ciertas
capacidades que se pueden realizar antes y otras que son después de este límite establecido:
 Menores de 18;
 A tenor de una dispensa judicial del art. 48 del CC., se puede contraer
matrimonio a los 14 años (aunque se ha derogado este último año)
 El mayor de 16 años ya es responsable penalmente
 Mayores de 18
 Hasta que no se sea mayor de 25 años no se puede adoptar a tenor del
art. 175.1 del CC.
12.7.a)
SU EVOLUCIÓN
El principio de igualdad constituyo una de las reivindicaciones del pensamiento revolucionario
liberal, de ahí que fuera proclamado por la Declaración de derechos de Virginia (1776) donde
ya se podía leer <<que todos los hombres son, por naturaleza, igualmente libres e
independientes, ninguno tiene ventajas sobre otros>>:
Será recogido desde el primer momento por los revolucionarios.
Esta concepción del principio de igualdad como <<igualdad ante la Ley>> no podía dejar de
tener consecuencias sobre la misma caracterización de la ley, que había de configurarse como:
 Universal: con validez frente a todos los ciudadanos
 General: con exclusión de las leyes singulares.
 Duración indefinida: con vocación de permanencia.
En definitiva, en el pensamiento liberal del pasado siglo, el principio de igualdad se manifiesta
básicamente como <<igualdad ante la ley>>.
 Esta “construcción” teórica se mantendrá incólume durante largo tiempo hasta que el
cambio de orientación comenzará a gestarse. En este cambio será determinante la
Constitución de Weimar, par
 a poder propiciar ya no solo el cambio sino el inicio de la reflexión intelectual que
habría de conducir finalmente al gran cambio radical tras la SGM.
 En análoga dirección, Heinrich Triepel, defendería en diferentes ocasiones una
concepción material de los derechos fundamentales como valoraciones legales
orientadores y a la par limitadoras de la actividad del legislador.
 En 1926, Triepel se pronunciaría a favor de la necesaria vinculación del legislador al
principio de igualdad, propugnando el reconocimiento de un control judicial de las
normas bajo los derechos fundamentales.
A partir de sendos postulados, radicalmente novedosos frente al positivismo jurídico hasta
aquel momento dominante, no debe extrañarnos que, en la Alemania de Bonn, el TC Federal
acogiera pronto LA DOCTRINA DEL <<CAMBIO DE SIGNIFICADO>> DEL PRINCIPIO DE
IGUALDAD.
El punto final de este proceso lo encontramos en el reconocimiento de la igualdad
como un principio normativo que a todos vincula. Como afirma Rubio Llorente, en cuanto a
principio normativo, el principio de igualdad no es una consecuencia deriva de un previo juicio
de igualdad, sino que, por el contrario, excluye la existencia de tal juicio <<a priori>>.
12.7.B)
LA CARACTERIZACIÓN CONSTITUCIONAL DEL PRINCIPIO DE IGUALDAD
La constitución de 1978 ha sido plenamente coherente con esa doctrina a la que con
anterioridad nos referíamos del <<cambio de significado>> del principio de igualdad.
La IGUALDAD se configura como un valor superior que se proyecta con una eficacia
trascendente, lo que implicó que toda situación de desigualdad persistente a la entrada en
vigor de la norma constitucional deviniera incompatible con el orden de valores
El valor IGUALDAD, junto al valor <<justicia>>, se nos revela por otra parte como inherente a la
propia forma del Estado Social que nuestro ordenamiento jurídico reviste, y a la que se ha de
acomodar el conjunto de nuestra organización socio-política.
El valor IGUALDAD no sólo se traduce en una vertiente formal, contemplada por el art. 14, que,
parece implicar en principio únicamente un deber de abstención en la generación de
diferenciaciones arbitrarias, sino asimismo en otra vertiente de índole material, recogida en el
art. 9.2.
La conclusión de todo ello es que la IGUALDAD ha perdido el significado exclusivamente
formal, manifestándose ahora en diferentes direcciones entrelazadas.
El Principio de Igualdad de Trato está asimilado en cuanto a su reconocimiento y tutela a los
derechos fundamentales y libertades públicas por el art. 53.2.
Con posterioridad, el pronunciamiento anterior se ha visto ratificado con mayor
precisión aún, por lo que el TC ha entendido que lo que acoge el art. 14 es el DERECHO DE
IGUALDAD JURÍDICA que prohíbe la discriminación.
El derecho que analizamos puede ser caracterizado como un DERECHO RELACIONAL, lo
que es tanto como decir que carece de existencia independiente, pues viene referido a los
restantes derechos y libertades constitucionalmente proclamados.
El derecho a la IGUALDAD DE TRATO presenta un CARÁCTER GENERAL por cuanto se
proyecta sobre cualesquiera relaciones jurídicas.
La generalidad de los derechos exige precisar, sin embargo, que no siempre nuestro intérprete
supremo de la CE lo ha admitido en las relaciones particulares, lo que relativiza su carácter
general.
Admitida la vinculación de los particulares por el art. 14, el TC precisa que tal principio
no puede tener aquí el mismo alcance que en otros contextos, ya que deben compatibilizarse
con otros valores.
En cuanto a este artículo, establece un derecho subjetivo a obtener un TRATO IGUAL, impone
a los poderes públicos una obligación de llevar a cabo ese trato igual y, al mismo tiempo, limita
el poder legislativo de los órganos encargados de la aplicación de las normas jurídicas.
En todo caso, conviene significar que el principio de IGUALDAD JURÍDICA no constituye un
mandato de igualdad absoluta que obligue en todo caso al tratamiento por igual de supuestos
iguales.
Este articulo exige el deslinde entre la diferenciación y la discriminación, pudiendo diferenciar
entre el principio de igualdad de TRATO y de NO DISCRIMINACIÓN.
12.7.C.1)
EL PRINCIPIO DE IGUALDAD DE TRATO
Este principio no impide cualquier diferencia, sino tan solo aquellas que no se funden
en una base objetiva y razonable; consecuentemente, de la igualdad de TRATO deriva la
razonabilidad de las diferencias, esto es, que las diferencias de TRATO que puedan
establecerse sean objetivas y razonables.
Ello entraña que la actuación de los poderes públicos haya de ajustarse a ciertos requisitos
cuando conduzca a establecer una diferencia entre los ciudadanos.
 El TRIBUNAL DE DERECHOS HUMANOS ha tenido oportunidad de pronunciarse sobre
este principio, la doctrina de este órgano europeo puede ser sistematizada como
sigue:
El TRIBUNAL EUROPEO entiende que la condición especifica de la <<no
discriminación>> en el disfrute de los derechos y libertades reconocidos en el
Convenio no debe entenderse en el sentido de que éste prohíba el establecimiento de
diferenciaciones legítimas.
 La instancia europea cree que una diferencia de trato vulnera el art. 14 del CONVENIO
cuando la distinción carece de JUSTIFICACIÓN OBJETIVA Y RAZONABLE.
 Una diferencia de trato no sólo debe perseguir una FINALIDAD LEGÍTIMA, sino que ha
de respetar asimismo una RAZONABLE RELACIÓN DE PROPORCIONALIDAD entre los
medios empleados y la finalidad perseguida.
 El TE ha reconocido la peculiar situación de ciertas categorías de personas que ven
limitados de modo específico algunos de sus derechos, en virtud de su <<relación de
sujeción especial>>.
Según la doctrina establecida por el juez, puede ser sistematizado por:
1) Los supuestos de hecho, las situaciones subjetivas que quieran compararse
sean efectivamente comparables.
En definitiva, no cabe hablar de una diferencia de trato si ésta se basa en
supuestos de hecho o situaciones subjetivas diferentes.
2) Una segunda exigencia nos viene dado por la necesidad de quién alega la
vulneración del principio de IJ, aporte lo que se conoce como un TERTIUM
COMPARATIONIS.: término de comparación que sirva de base para razonar
acerca de la posible vulneración del principio de igualdad.
3) El P. IJ exige que la DIFERENCIACIÓN PERSIGA UNA DETERMINADA FINALIDAD.
Esta debe ser legitima y ha de asentarse en una JUSTIFICACIÓN OBJETIVA Y
RAZONABLE.
4) El P. IJ requiere de un JUICIO DE RACIONALIDAD, consistente en la utilización
del argumento objetivo y lógico.
Destacar en este punto, la relación positiva entre medios y fines.
5) La relación legítima perseguida ha de respetar asimismo una RAZONABLE
RELACIÓN DE PROPORCIONALIDAD entre los medios empleados y la finalidad
perseguida.
12.7.C.2)
EL PRINCIPIO DE NO DISCRIMINACIÓN
El art. 14 prohíbe la discriminación por una serie de causas que enumera, puesto que
el propio precepto se encarga de precisar que la discriminación no puede prevalecer por
<<cualquier otra condición o circunstancia personal o social>>.
El término DISCRIMINACIÓN ha evolucionado de un sentido peyorativo genérico, equivalente a
una imprecisa desigualdad de trato, a un sentido más específico y concreto, relativo sólo a
desigualdades de trato que son injustas o arbitrarias por basarse en concretas razones odiosas
o rechazables al suponer la negación de la propia igualdad entre los hombres
En un plano muy general, la EXIGENCIA CONSTITUCIONAL de <<NO
DISCRIMINACIÓN>> parece encerrar una mayor ambición que el principio de igualdad de trato
en el sentido de una proyección más impactante sobre el ámbito de las relaciones entre
particulares.
Donde mayor trascendencia jurídica reviste el principio de <<no discriminación>> por alguna
de las que el TS norteamericana llamará <<CATEGORÍAS SOSPECHOSAS>> DE
DISCRIMINACIÓN, es en relación a la justificación de la desigualdad.
Como fácilmente puede apreciarse, en los supuestos en que el <<factor diferencial>> es una
de las categorías contempladas en el art. 14, la demostración de la justificación de la
diferenciación, la fundamentación objetiva y razonable del trato desigual, se hace mas
rigurosa, de tal modo que una razón que pudiera justificar suficientemente una desigualdad
general, puede no bastar para fundamentar una desigualdad específica.
Por el contrario, la <<CARGA DE LA ARGUMENTACIÓN>>, es la carga de la
demostración de la compatibilidad de las normas impugnada con el principio de igualdad. La
doctrina establecida en la primera jurisprudencia constitucional es que si existe una diferencia
de trato y se solicita la aplicación del art. 14, compete a los órganos del Estado demandados en
el procedimiento la carga de ofrecer la justificación que el diferente trato legal posee. Ello
supone una autentica inversión de las reglas ordinarias sobre la <<carga de la
argumentación>> en beneficio del particular recurrente.
En el fondo de este posicionamiento late la problemática de la inconstitucionalidad por
omisión.
Por último, la DOCTRINA DE LA DISCRIMINACIÓN FAVORABLE, ésta es la situación es la
que conduce al Tribunal a entender como no vulneradora del principio de igualdad una
actuación de los poderes públicos encaminada a remediar esta situación histórica (su origen).
12.7.D)
EL ÁMBITO DE LA APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE IGUALDAD
El principio de igualdad garantizado por el art. 14, en su doble vertiente: de igualdad
de trato y de no discriminación, se proyecta sobre todos los poderes públicos, operando por
ello mismo en dos planos distintos, tal y como se ha sostenido por una reiteradísima doctrina:
 LA IGUALDAD EN LA LEY; impide que uno y otro puedan configurar los supuestos de la
norma de tal modo que dé trato distinto a personas que, desde todos los puntos de
vista legítimamente adoptables, se encuentran en la misma situación.
 LA IGUALDAD EN LA APLICACIÓN DE LA LEY obliga a que ésta sea aplicada de modo
igual a todos aquellos que se encuentran en la misma situación, sin que el aplicador
pueda establecer diferencia alguna en razón de las personas que no sean
precisamente las presentes en las normas.
Como es lógico, se hace necesario efectuar una segunda distinción para la situación de los
órganos administrativos:
 LOS ÓRGANOS ADMINISTRATIVOS: son los que integran el amplio conjunto de las
Administraciones públicas, no están vinculados por el precedente, pero si sujetos al
control de los Tribunales, que han de corregir las desviaciones que en la aplicación
igual de la Ley se produzca y también, en el ejercicio de la discrecionalidad que las
normas frecuentemente conceden a este tipo de órganos.
 LOS ÓRGANOS DEL PODER JUDICIAL; se encuentran en situación bien diversa, pues
tanto en la determinación de los hechos como en la interpretación de las normas, son
independientes, no hallándose sometidos al control de otro poder del Estado, aunque
sus decisiones puedan ser revisadas, tanto en los hechos como en la interpretación del
Derecho, por otros Tribunales a través de los recursos previstos en las leyes
procesales.
Por cuanto lo que el principio de IGUALDAD en la aplicación de la Ley exige no es tanto que la
Ley reciba siempre la misma interpretación a efectos de que los sujetos a que se aplique
resulten siempre idénticamente afectados, como que no se emitan pronunciamientos
arbitrarios.

S-ar putea să vă placă și