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LA CUESTIÓN TEOLÓGICA DE LOS PROBLEMAS CULTURALES

POSTMODERNOS
ORIGEN DEL MAL EN EL MUNDO

I. PARA COMPRENDER EL TEXTO SAGRADO

Antes de narrar la historia de Abraham, padre del pueblo hebreo, la


Biblia dedica 11 primeros capítulos del Génesis en la descripción de la
creación del mundo y los orígenes de la humanidad hasta el
nacimiento de Abraham.

El Génesis y los cuatro libros del Pentateuco no han sido escritos ni en


la misma época ni por un mismo autor. Hay muchas diferencias y
contradicciones en estos libros por lo que presentan una especie de
tejido o ensamblaje literario integrado por elementos sacados de diversas tradiciones y escritos, que no
siempre fueron empalmados con éxito. La redacción del Pentateuco se hizo bajo la dirección de Esdras
entre los años 450 y 400 antes de Cristo. Esdras era un sacerdote judío que pertenecía a una de las
familias que se quedaron en Babilonia al finalizar el destierro. Más tarde los persas que se apoderaron
de Babilonia lo enviaron a Jerusalén para que organizara la comunidad judía en la que había graves
enfrentamientos entre los que regresaron del destierro y los que ocuparon las tierras de Judea en su
ausencia. Esdras quiso poner como base de reconciliación entre unos y otros la Ley de Moisés, es decir
el Pentateuco, del que existían ya redactadas muchas partes. Esdras con sus ayudantes (sacerdotes y
levitas) recogió esas partes sueltas y las ensambló para hacer una obra unitaria de cinco libros. Las
principales fuentes orales y escritas que utilizó Esdras fueron el Yavista (J), Elohista (E),
Deuteronomista (Dt) y el Sacerdotal (P).

Los 11 primeros capítulos del Génesis no son historia como la entendemos hoy en día. Adán, Eva, Caín,
Abel y Noé no fueron personajes históricos. Estos capítulos son una reflexión desde la fe sobre Dios y
el hombre. Y sus autores lo desarrollan mediante narraciones mitológicas y leyendas para el que pueblo
sencillo entienda. Por ello no utiliza el discurso racional, ideas filosóficas, argumentos articulados ni
conclusiones fundamentadas.

Mediante los géneros literarios de los autores bíblicos (Yavista y Sacerdotal) relatan a Dios y su obra
creadora, al hombre, sus cualidades, sus pecados y su situación humana. Los personajes de estos relatos
simbolizan al ser humano y su situación de todos los tiempos. Estos relatos más que volver al pasado,
pretenden iluminar el presente para descubrir qué es lo que Dios quiere hoy para su pueblo. Su traslado
a los orígenes es para mostrar que el hombre antes y ahora siempre ha sido débil y ambiguo respecto al
bien y el mal. Todos los hombres de hoy y de siempre debemos vernos reflejados en los personajes
bíblicos del génesis.

Las fuentes que sirvieron para la composición de los 11 primeros capítulos del génesis fueron las
siguientes leyendas y mitos: ‘Enuma Elislh’, ‘El poema o leyenda de Gilgamesh’, ‘La epopeya sumeria
Atra-Hasis’. Pero al utilizar estos mitos y leyendas de los pueblos vecinos, los transforman
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profundamente al interpretarlos desde su fe en Dios. Así, la Biblia al utilizar las narraciones
mitológicas, en buena medida las desmitifica porque elimina a los dioses y desdiviniza a los elementos
como el sol, la luna y las estrellas.

II. LA BIBLIA Y LA CIENCIA

2.1. Formación del cosmos y del ser humano según la ciencia.

El centro del cosmos

Si en una noche miramos al cielo, observamos que junto a estrellas brillantes y


vivaces, que actúan como solistas en ese inmenso concierto estelar, aparecen
nubes de diminutas estrellitas cuyo parpadeo no se puede advertir, vemos una
nube de estrellas que surca el cielo, es un camino de estrellas, es la Vía Láctea.
Son tantas y tan juntas que parecen una gran mancha de leche, dan la impresión
de que están pegadas unas a otras. Sin embargo, la distancia de cada una de
ellas con la más próxima es tan grande que todos los años de la vida de una
persona no serían suficientes para llegar a ellas viajando a una velocidad
supersónica. En esta nube de estrellas, nuestra Tierra, gigantesco centro del mundo para el hombre
bíblico, es un puntito imperceptible. Desde allí arriba, nadie lo podría ver. Estamos tan lejos de la Vía
Láctea, sin embargo ella es nuestra casa grande, nuestra galaxia. El sol, y todo nuestro sistema, es un
puntito más dentro de esa nube de estrellas.

La ciencia ha destronado al sol como ‘rey’ al descubrir que es una estrella más entre millones de
estrellas de nuestra galaxia. ¿Y la Tierra? Apenas un puntito mínimo y despreciable en términos
cósmicos que se le perdió al sol en su periodo de formación y se ha quedado girando en torno a él. ¡Qué
miopes los autores bíblicos al pensar que la Tierra era el cuerpo más grande dentro del universo y que
todo giraban en torno a ella, a pocos kilómetros de altura!

Y más allá de nuestra galaxia ¿qué habrá? Otras galaxias, millones de galaxias flotando en el espacio
infinito. ¿Tendrá límites el universo? ¿Habrá una última galaxia y después nada? ¿Dónde están los
límites del universo? ¿Dónde está su centro? Para el hombre bíblico, el centro era la Tierra.

Los autores bíblicos leyeron la huella de Dios en la creación según los conocimientos científicos que
entonces tenían. Ellos la leyeron desde el geocentrismo. Después se leyó desde el heliocentrismo.
Ahora ha cambiado la visión del mundo y la hipótesis de su origen. Sin embargo, los creyentes de hoy,
como los de antes, creemos que Dios es quién ha puesto en marcha este cosmos infinito.

2.2. ¿Cómo se originó el cosmos?

La gran explosión

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La teoría más compartida actualmente sobre el origen del cosmos es la que
dice que el universo actual en su inicio estaba reducido a un tamaño casi nulo
pero con una temperatura tan elevada que ni siquiera se puede imaginar. En
esas condiciones se produjo una gran explosión expansiva y la temperatura
bajo en un minuto unos 10 millones de grados y en diez minutos más bajo a
sólo mil millones de grados, que es la temperatura media en el interior de las
estrellas más incandescentes.

A partir de esa gran explosión y de esa onda expansiva se fueron formando, a lo largo de millones de
años, helio y otros elementos gaseosos. Posteriormente se formaron las estrellas. Se calcula que la gran
explosión se produjo hace unos 18 mil millones de años. Los datos enviados por el satélite COBE
(Explorador del Fondo Cósmico) lanzado por la NASA en 1988 confirman la teoría del Big-Bang. Se
calcula que el sol se formó hace unos 5 mil millones de años. Al principio era incandescente y se
supone que le queda combustible (hidrógeno y otros) para otro 5 millones de años.

La formación de Tierra

La Tierra y los demás satélites del sistema solar son elementos pesados que al formarse el sol quedaron
fuera de su núcleo, girando en torno a él. La tierra nació hace unos 4.500 millones de años. Al principio
era incandescente y no tenía atmósfera de oxígeno. Dicha atmósfera se fue formando con gases que
emanaron de las rocas y del mar, hace unos 2 mil millones de años. Este mismo proceso pudo haber
ocurrido en otros planetas de los miles hay en nuestra galaxia.

El origen del ser humano

Hace unos 4 millones de años en algunos mamíferos comenzó a producirse una transformación
revolucionaria que a la larga daría origen a los seres humanos. Dicha transformación consiste en la
postura erecta que permite el desarrollo de la capacidad craneana y del cerebro. Estos animales al
ponerse de pie comenzaron a coger las cosas y los alimentos con las manos y ya no con el hocico. La
posición erecta fue reduciendo la masa de músculos de la nuca y de la frente porque ya no eran
necesarios para sostener la cabeza, ya que ésta no colgaba hacia adelante. Así se formó hace 4 millones
de años el australopiteco (mono de la zona de África) del que proviene la raza humana. El
australopiteco no era todavía un ser humano sino un homínido porque no discurría ni tenía conciencia
refleja, tardaría en tenerla más de 3 millones de años después. Hace unos 700 mil años el homínido
logró tallar la piedra por ambos lados y descubrió el fuego, esto indica que ya tenía conciencia refleja,
que ya discurría y era capaz de hacer instrumentos. Pero no era todavía especie humana. La evolución
llegó hasta lo que llamamos el ‘homo sapiens’ hace unos 300 mil años. (Según el Génesis el ser humano
fue formado hace sólo unos 6 mil años.)

2.3. ¿A quién creer, a la ciencia o la Biblia?

El conflicto

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La incompatibilidad entre los datos bíblicos y los logros de la ciencia ha originado trágicos conflictos,
cuando científicos creyentes se han topado con tercos inquisidores que tomaban la Biblia como si fuera
un libro científico.

Nicolás Copérnico, astrologo polaco, demostró el doble movimiento de la tierra, sobre sí, misma y
alrededor del sol. Por miedo a la Inquisición sus escritos no fueron publicados hasta después de su
muerte en 1543.

Galileo Galilei (1564 – 1642) difundió, mejoró y amplió las demostraciones de Copérnico, pero el
tribunal eclesiástico del Santo Oficio le hizo retractarse por creer que sus teorías iban en contra de la
Biblia. Galileo por miedo a la inquisición y a la hoguera se retractó ante aquel tribunal, pero se dice que
al salir del juicio, pisó la tierra y dijo: “sin embargo se mueve…”

La superación de conflicto

En buena parte el conflicto surge por ignorar lo que es la inspiración bíblica, por creer que Dios dictó
literalmente lo que el escritor bíblico debía anotar en el libro. Y eso no es lo que pasó. La Biblia no es
un libro que pretende enseñar ciencias o historia, lo que ofrece es una visión religiosa del mundo y del
hombre. Sin embargo, algunos se empeñan en tomarla como una crónica de sucesos, como un libro
histórico e informativo que nos contaría lo que sucedió en el comienzo de mundo, antes de que el
hombre existiera. Lo que la Biblia pretende es hablarnos de verdades religiosas sobre Dios y el hombre,
de la relación entre ellos. Para eso se sirve de medios literarios (leyendas, mitos, etc.) y de los
conocimientos científicos de la época, muchos de los cuales resultan hoy erróneos. Al utilizar dichos
medios no los consagra como verdad.

La Biblia pretende, desde la fe en Dios, dar respuesta a las grandes interrogantes que siempre han
preocupado a la humanidad: ¿quién es el hombre, de dónde viene, a dónde va, por qué se comporta a
veces con perversidad, por qué unas veces ama y otras odia, por qué muere?

En cambio la ciencia trata de explicar todo sin recurrir a la hipótesis de Dios. Esa es su naturaleza.
Ambas, ciencia y Biblia, tiene sus objetivos, métodos y criterios diferentes. Las confusiones entre una y
otra es lo que crea conflictos. La Biblia no puede a dogmatizar en el campo de la ciencia, ni la ciencia
puede demostrar realidades de fe. La ciencia no puede demostrar que existe Dios pero tampoco que no
existe.

2.4. La intervención creadora de Dios

Así como los autores de los relatos de creación para describir la intervención creadora de Dios se
sirvieron de los conocimientos de entonces, así también ahora podríamos tratar de expresar esa misma
acción creadora utilizando los conocimientos científicos actuales, pero sin darlos como definitivos
porque ciencia continua en progreso. En este sentido, Juan Pablo II dijo en 1981 que la intervención de
Dios hay que situarla en el momento del big-bang.

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Lo que la Biblia y nosotros creemos es que Dios está en el origen de todo, independientemente de cómo
la ciencia explique dicho origen. Dios interviene en todo el proceso: antes del big-bang y en el big-
bang, es decir en el paso de la no-vida a la vida, en el momento de la postura erecta, en el salto
cualitativo de la conciencia refleja o de la aparición del homo sapiens, como intervino en el Éxodo o en
la resurrección de Jesús de Nazareth. El primero de estos hechos es el que permite ver a los israelitas la
mano de Dios en la creación, y el segundo es el que permite ver a los cristianos la salvación de Dios.

Dentro de ese infinito cosmos Dios se ha fijado especialmente en la evolución del hombre. Dios mismo,
en un determinado momento de la evolución del cosmos, se hizo hombre, un diminuto ser del universo.
Esto es lo que hace más apasionante la pregunta vertebral de los 11 primeros capítulos del Génesis:
hombre, ¿quién eres tú…?

III. PRIMER RELATO DE LA CREACIÓN GÉNESIS 1 (SACERDOTAL = P)

3.1. Mensaje del relato

Este relato no es de carácter histórico sino teológico, no es de carácter


científico sino litúrgico. Es un himno a la soberanía de Dios: el
mismo Dios que por amor sacó a los hebreos de la esclavitud de
Egipto, también por amor ha hecho el mundo y al hombre. Es el único
Dios, el único Señor y Soberano. Todo lo que existe es creación suya.
Y este Dios está presente en su obra: en la creación, en el hombre y en
devenir de la historia.

El autor (P) distribuye la obra creadora de Dios en siete días. ¿Qué significado tiene esta división? Para
los hebreos el número siete significa ‘plenitud’, ‘perfección’ y ‘armonía’. ¿Qué mejor que toda la obra
creadora de Dios en un molde de plenitud y perfección? Además, el siete era la cantidad de días de la
semana, de los cuales seis había que dedicar al trabajo y uno (sábado) al descanso y al culto a Dios. Con
esta distribución el autor quiere reforzar la observancia del sábado.

Este relato de Gen. 1 expresa alegría y serenidad. Todo se va encadenando con tranquila seguridad
gracias a la expresión “Y dijo Dios …”. Cada periodo creacional termina con la frase llena de
optimismo: “ … y vio Dios que era bueno”. La expresión “Y dijo Dios …” con que inicia cada uno de
los días de la creación nos da a entender que todas las creaturas tienen vocación, son llamadas por Dios a
la existencia y a un servicio en el mundo de la misma manera que Abraham y Moisés fueron llamados
por Dios con una finalidad.

3.2. Lectura y comentario del texto

“Al principio Dios creó el cielo y la tierra” (1, 1).


Aquí P afirma que los cielos y la tierra son obra de Dios, por tanto son creaturas no dioses. Esta
afirmación es importante para la fe de los israelitas porque en muchas religiones antiguas y aún de su
tiempo, el cielo y la tierra eran considerados dioses y creían que de su unión nació todo lo que existe.

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Israel confiesa aquí su absoluto monoteísmo: hay un solo Dios y el cielo y la tierra son obra suya. De
este modo se desmitifica el cielo y la tierra.

El caos, las tinieblas y el soplo de Dios (1, 2).


El P dice que Dios es creador de todas las cosas, pero también asegura que al iniciar su obra creadora ya
existían algunas creaturas negativas o malas que Él no los había hecho, pero que le están sometidas.
Estas creaturas son las tinieblas y las grandes masas de aguas caóticas. La acción creadora de Dios irá
iluminando y arrinconando las tinieblas y poniendo orden en el caos. Los israelitas, como casi todos los
pueblos de la antigüedad (Egipto, Babilonia, China, etc.), creían que lo primero que existió sobre la
tierra fue el mar y que de él fueron saliendo todos los seres, incluso el sol. Sobre este punto se podría
decir que Gen. 1 no afirma directamente la ‘creación de la nada’. En efecto, aun cuando Dios domina
sobre el Theom (el abismo) no se dice aquí ni en ningún otro lugar del Antiguo Testamento que el
abismo haya sido creado. Pero por otra parte, si nos colocamos en el momento cultural de la redacción
de este texto, la dificultad no es tan grave. Una mente concreta y primitiva no podía concebir la ‘nada’
anterior de la creación.

“El espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas” (1, 2)


Al escribir esto, probablemente el autor no pensó en el Espíritu Santo cuya existencia aún no se conocía.
Seguramente se refiere al aliento o respiración de Dios en el momento que va a poner las manos a la
obra. En la respiración se nota cuando uno va a actuar o va a actuar. Este espíritu es Dios mismo, el
jadear de su amor que está mirando al caos para ver por dónde comienza a ordenarlo. A partir de esta
respiración lo va creando todo con su Palabra.

Primer Día: la luz y las tinieblas (1, 3-5)


Por influencia de otras cosmogonías el autor dice que Dios creó la luz antes que el sol. Algunos
biblistas traducen e interpreta el v. 3 (“haya luz”) en el sentido de que la luz ya existía pero estaba oculta
y oprimida por las tinieblas y el caos. El espíritu de Dios consiguió penetrar hasta el fondo de los
abismos y liberar la luz que estaba aprisionada por ellos. El P aquí afirma que Dios es dueño y señor de
la luz y de las tinieblas. Los israelitas como también otros pueblos de la antigüedad tenían miedo a las
tinieblas, miedo a que se apoderaran de nuevo de la luz y rompieran el ciclo alternativo del día y de la
noche. Por eso más adelante (1, 16-18), dirá que Dios creo el sol para defender y asegurar la luz del día,
y creo la luna y las estrellas para romper la oscuridad de la noche. No hay que temer a las tinieblas, Dios
es su soberano y le obedecen.

Segundo Día: el firmamento (1, 6-8)


“Haya un firmamento en medio de las aguas y separe unas aguas de otros” (1, 6). Varios pueblos de la
antigüedad creían que al principio el cielo y la tierra habían estado pegados y envueltos en agua y que un
dios los separó como se abre las dos valvas de una concha, quedando aguas por encima del cielo o
firmamento sobre la tierra y debajo de la tierra. La valva de arriba o firmamento tenía aberturas cerradas
con compuertas que se abrían cuando Dios quería que lloviera. No importa que la cosmogonía sea tan
ingenua, sino lo que nos quiere transmitir que es Dios quien creo el cielo y la tierra y que es su dueño y
soberano.

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Tercer Día: la tierra firme y los vegetales (1, 9-13)
Muchos pueblos antiguos pensaban que al principio el mar cubría toda la tierra y tenían miedo a que
volviera por lo suyo y la invadiera de nuevo. Pero según la fe judía Dios es señor del terrible océano y
le puesto unos límites que no puede sobrepasar por más que insista una y otra vez. Estos además de
afirmar la soberanía de Dios sobre el mar, aseguran que la tierra no es una divinidad sino una creatura de
Dios Y esto era muy importante asegurarlo porque muchas civilizaciones habían divinizado a la tierra y
afirmaban que todo había nacido de ella, incluso los dioses por su matrimonio con el cielo.

El P asegura que la tierra es una creatura de Dios, y si de ella surgen plantas es porque su Creador lo ha
mandado. Dios está presente en la aparición de todos los vegetales y en la progresiva diversificación de
los mismos. No hay otros dioses de la fecundidad (los cananeos por ejemplo). Yahvé es quien da a la
tierra fecundidad.

Cuarto Día: creación de las lumbreras del cielo (1, 14-19)


El sol, la luna y los astros son creaturas de Dios, no son divinidades como creían muchos pueblos de la
antigüedad, como Egipto. Este texto nos enseña que han sido creados para poner orden en el caos
inicial. El sol separa las tinieblas de la luz y la luna marca los días del mes. En el aquel entonces
usaban el calendario lunar de 28 días. Miraban la luna como un regalo de Dios para este servicio.

Quinto Día: Creación de la aves y de los animales marinos (1, 20-25)


En esta descripción del origen de los animales marinos y de las aves, P pretende enseñarnos que Dios es
el Señor y Creador de todos ellos y que es también quien les da la fecundidad porque Él le dijo:
“crezcan y multiplíquense”. Con esto previene a sus lectores contra la divinización de la naturaleza,
como lo hacían sus vecinos los cananeos, cuyos dioses Baal y Astarté eran divinizaciones de las fuerzas
de la naturaleza y por ello eran considerados dioses de la fecundidad. También los griegos y romanos
habían divinizado a la naturaleza, para éstos Ceres era la diosa de la tierra, Neptuno del mar y Júpiter del
sol.

En resumen, lo que la Biblia nos quiere decir es que Dios es el único Creador y Señor de todos los seres
vivientes y Él les ha dado la capacidad y la orden de reproducirse. Hasta los monstruos marinos, tan
temidos en la antigüedad, son creaturas sometidas a Dios por lo que no hay temerles.

Sexto Día: La creación de los animales terrestres y del hombre (1, 24-31)
El P coloca la creación del hombre exactamente en el mismo día que la de los animales terrestres, para
señala una gran diferencia en cuanto al modo cómo Dios los creó. A los animales los produce la tierra
por orden de Dios y ya desde el principio los produce según su especie porque Él es ordenador del caos.
Al hombre no lo produce la tierra por orden de Dios sino que los hace Él mismo. Dios crea al hombre al
final de su obra, cuando ya toda la tierra (su palacio) está preparada para recibirlo. Entonces Dios hace
su obra cumbre, y la hace a su semejanza.

Expresiones importantes:

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- “Hagamos al hombre” (1, 26). ¿Co quién habla Dios? Aquí el uso del plural no significa que
haya una conversación y una tomas de decisión entre las tres personas de la Trinidad porque no
se conocía su existencia. Fue Jesús quién seis siglos más tarde nos descubrió el misterio
trinitario. P se refiere sólo a Dios que en un acto tan solemne utiliza el plural mayestático.
- “A nuestra imagen y semejanza” (1, 26). ¿En qué es el hombre imagen de Dios? Para responder
se debe fijarse en la imagen de Dios que el autor describe en este relato. Dicha imagen tiene los
siguientes rasgos: Dios es creador porque pone orden en el caos hace surgir el cosmos y los seres
vivos, es dueño y soberano de todo, evalúa positivamente su obra y cuida de ella. De este Dios,
el hombre es su retrato e imagen. El hombre es también creador porque Dios lo ha capacitado y
destinado a luchar contra el caos, contra las tinieblas y contra todas las fuerzas oscuras; tiene que
hacer crecer la luz y las fuerzas de bien; está llamado a continuar la obra Dios, desarrollando las
infinitas posibilidades que tiene la creación. Es también soberano de todas las creaturas pero por
concesión de Dios y en conformidad con su ley. Igual que Dios también él tiene que estar
contento de la creación, amarla y protegerla. Así pues, Dios nos ama tanto que nos da la
existencia y una existencia libre, en la que tenemos que convertirnos en creadores
permanentemente.
- “Macho y hembra los creó” (1,27). Según el autor, Dios creó a la vez al varón y a la mujer, con
igual dignidad pero de diferente sexualidad. Cada uno es imagen de Dios y los dos juntos,
amándose, son el mejor retrato de Dios porque Él lo ha creado todo por amor. Ello también
crean (procrean) al rey de la creación (al hombre) por amor. El v. 28 subraya que la fecundidad
human viene de Dios, con ello previene a los israelitas contra la tentación de acudir a las fuerzas
de la naturaleza divinizadas (Baal y Astarté) para pedir la fecundidad. Esta fue una tentación
constante a lo largo de la historia de Israel.

El alimento de los animales y del hombre (1, 29-30)


Estos versículos se refieren al alimento que Dios da por igual al hombre y a los animales: las hierbas
y frutas. No hay ningún fruto prohibido como si lo habrá en el segundo relato de la creación. Los
animales no se comen unos a otros, el hombre tampoco los come, todos se alimentan de verduras y
frutas.

Posiblemente lo que el P quiere decir aquí no es que el hombre tenga que ser vegetariano, sino que
existía una armonía perfecta entre todos los seres creados por Dios en el sexto día. Es la imagen del
futuro reino mesiánico que encontramos también en Is 65, 25 en el que dice que cordero y lobo
pacerán juntos y que el niño meterá la mano en el nido de la víbora sin que ésta la muerda.

Séptimo Día: El sábado (Gn. 2, 1-4a)


El sábado era la institución anterior al destierro. En él se conmemoraba la liberación de la esclavitud
sufrida en Egipto. Era un día de liberación del trabajo, un día destinado a dar culto a Dios, a
escuchar su palabra en la sinagoga y al encuentro fraterno de la comunidad judía. Esto mantuvo al
pueblo unido y fuerte en los tiempos difíciles. Por ello durante el destierro era necesario reforzar
más. El P, que es de la época del exilio, para destacar la importancia del sábado dice que también
Dios descansó el séptimo día.

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Con esto se combate la tentación del activismo materialista, ya que buena parte del pueblo,
contagiado por el afán de la producción, se negaba a interrumpir sus labores el sábado para
descansar, dar culto a Dios, entronizarlo en lo más hondo de su alma y ponerlo por encima de todas
las cosas.

IV SEGUNDO RELATO DE LA CREACIÓN, GÉNESIS 2, 4b-24

4.1. Escenario y momento (2, 4-6)

¿Cómo era la tierra según la Biblia en el momento en que


Dios creó al hombre? Hay dos respuestas, la del sacerdotal
(P) y la del yavista (J). Según P la tierra ya estaba en
plenitud de desarrollo. Tenía abundancia de hierbas, frutas y
animales. Preparada así la casa Dios creó al hombre y le
entregó las llaves. Además no le prohibió nada. El P
presenta al hombre como al rey de la creación que entra en
el palacio que Dios le preparó hasta el último detalle. En
cambio según el J la tierra antes de la creación de hombre era un desierto por dos razones: porque no
había agua ni existía el hombre para trabajarla. En este caso es el hombre quien tiene que prepararse su
propio palacio.

Se trata de dos visiones diferentes y complementarias sobre el hombre. Por ello la pregunta de fondo es:
¿quién es en realidad el hombre? Como el P y el J tienen una visión diferente del hombre, nos ofrecen
una descripción diferente de su aparición sobre la tierra.

- La tradición P ha sido elaborada por un equipo de sacerdotes de la época del destierro. Ellos ven
al hombre como el sacerdote de toda la creación, por eso lo hacen entrar en escena cuando toda
ella ya estaba terminada. El hombre es el rey y el sacerdote de la creación, mediador y portavoz
del culto que la creación le rinde a Dios, está llamado a dar gracias a Dios por sus dones, sobre
todo por el don de la vida.
- El J ve al hombre desde un punto de vista secular, más terreno. Todo su relato se centra más en
la tierra y en la tarea del hombre sobre ella. Mientras el P se deleita describiendo el mundo
celeste (firmamento, sol, estrellas, …), el J sólo lo menciona de pasada. El J presenta al hombre
como terreno y lo llama Adán que quiere decir ‘terreno’, ‘sacado de la tierra’. Además lo
presenta como llamado a transformar las realidades terrenas. Dios no le entrega terminada su
morada sino que le planta un jardín y se lo entrega para que él lo cultive y lo mejore. El J tiene
mucho más reciente la experiencia de la vida nómada en el desierto y por eso, en su opinión,
Dios creó antes el agua que la luz porque aquella despierta la vida por donde pasa.

Se trata pues de dos visiones del mundo y del hombre, diferentes pero no opuestas sino
complementarias.

4.2. Creación del hombre (2, 7)

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¿Fue realmente así como dice el texto la creación del hombre? Lo que el texto presenta es una
comparación, una metáfora inspirada en mitos de otros pueblos: así como el alfarero pone toda su
ilusión, su esmero y su arte en fabricar un objeto, así también Dios ha hecho su obra maestra. El mito
del dios alfarero es mucho más antiguo que el relato del J. Para los egipcios el dios Knuhm era el
encargado de modelar a los seres humanos de barro. Igualmente el poema sumerio y babilonio de
Gilgamesh relata que el hombre había sido modelado de barro por los dioses.1

Se puede sintetizar el mensaje de este v. 7 en los siguientes puntos:


a) Dios creó al hombre con dos elementos: tierra y soplo divino. Con ello el J nos quiere decir que
el hombre es a la vez terreno y divino.
b) Pero no se trata de dos elementos yuxtapuestos. Entre el cuerpo y el espíritu existe una unidad
irrompible hasta que la muerte devuelva lo terreno a la tierra y lo espiritual o divino a Dios.
c) Ambos elementos son buenos. La Biblia no comparte la concepción griega de la dualidad del
hombre (cuerpo malo y alma buena). Pero esta concepción totalmente ajena a la Biblia, más
tarde se introdujo en el cristianismo y éste empezó a ver el cuerpo como malo por ser sede de las
pasiones. Para la Biblia el cuerpo es bueno, es una obra maestra de Dios que la modeló con sus
propias manos.
d) El J acentúa el carácter terreno del ser humano. Adán no es un nombre propio sino común a
todos los seres humanos, significa ‘sacado de adamah’ (la tierra). Esto indica que estos capítulos
son una reflexión sobre el ser humano en general. Sólo a partir de Gn. 4, 25 se utiliza la palabra
Adán como nombre propio pero sigue significando los mismo, ‘el terreno’.
e) El modo cómo Dios creó al hombre, según el J, expresa la realidad del ser humano. El hecho de
formarlo de greda como un alfarero significa que el hombre depende radicalmente de Dios, su
vida está en las manos de Dios como el barro está en las manos del alfarero. Significa también
que el hombre es un ser frágil, sus convicciones y su palabra son igualmente frágiles, su vida
misma se quiebra fácilmente.
f) El hombre no se debe endiosar. Algunos creen que este relato fue escrito para educar al rey que
sucediera al David, para que se le quedara bien grabado que no era un dios sino un ser humano
muy débil. De este modo se le prevenía contra la tentación de creerse dios, como sucedía con los
reyes de otros países.
g) Finalmente hemos de caer en la cuenta de que el hombre fue creado por Dios antes que el paraíso
y fuera de él, en la tierra árida. Cuando peque será puesto de nuevo donde nació: en el destierro
para que lo transforme con su trabajo.

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La creación de Enkidu: Aruru se lavó las manos, tomó un puñado de arcilla y la echó en la estepa [ … ] formó a Enkidu el
guerrero, primogenitura del silencio nocturno, forjado de Ninurta. Lleva cubierto de pelos todo el cuerpo, está dotado de una
cabellera como de mujer; los mechones de su pelo salen tupidos como cereales; no conoce ni a las gentes ni al país. Va
vestido con una piel como la de Shakkan; con la gacela como hierba, con las bestias acude a beber agua, con los animales se
divierte en el agua. (Poema de Gilgamésh).

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4.3. El Paraíso2

4.3.1. Los árboles del Paraíso (2, 8-9)

Dios hizo brotar en el desierto un jardín para el hombre. Esta imagen significa que Dios quiere que el
hombre sea feliz. En este jardín hay dos árboles misteriosos. De uno de ellos el hombre puede comer,
pero si como del otro, morirá. ¿Qué significan estos árboles y la prohibición de comer de uno de ellos?

Evidentemente no se puede tomar el texto al pie de la letra como si fueran árboles concretos, con hojas y
frutos. Si se tomara literalmente, nos presenta una imagen dura y cruel de Dios ya que por la travesura
infantil de comer un fruto prohibido impone un castigo desmesurado al pobre hombre que todavía está
dando sus primeros pasos vacilantes en la historia. ¿Qué padre condena a su hijo a muerte por una
travesura? Menos todavía Dios.

No tiene sentido preguntarse qué clase de árboles eran porque se trata de expresiones metafóricas. ¿De
dónde ha nacido entonces la historia de la manzana de Eva? Todo viene de un error ortográfico en
alguna traducción latina de la Biblia. En lugar de decir que hizo el mal, en latín malum, se tradujo se
comió la manzana del latín mallum. Sobre este error se ha montado muchas historias y simbolismos.
Los árboles del Paraíso son símbolos de algo mucho más importante que ellos mismos. Sobre el
significado de estos símbolos hay varias interpretaciones. La más coherente es la que a continuación
señalamos.

El Árbol de la Vida es Dios mismo, su voluntad o proyecto expresado en la ley natural que imprimió en
la conciencia del hombre y la Ley de Moisés. Esta interpretación está refrendada por textos bíblicos
como Dt. 30, 15-20, según el cual Dios pone ante el hombre do alternativas, una de vida y otra de
muerte. La alternativa de vida es el amor a Dios y el cumplimiento de su voluntad expresada en los
mandamientos. La alternativa de muerte es dar la espalda a Dios y a su ley e irse detrás de su orgullo y
de sus ídolos. Come del árbol de la vida el que ama a Dios, acepta su voluntad y vive de acuerdo a su
Ley. Jesús evoca está metáfora cuando dice: “Mi comida es hacer la voluntad del que me envío” (Jn. 4,
34). La Voluntad de Dios es el árbol que da vida al que come de él.

El árbol del conocimiento del bien y del mal es lo contrario del anterior. Se trata de dos árboles
contrapuestos. Este árbol es el no amar a Dios, no aceptar su Voluntad ni su Ley. El no admitir que sea

2
No puede negarse que los relatos bíblicos están jalonados de ‘resabios míticos’. Así, el jardín del edén es sin duda una
imagen tomada de los jardines de los dioses tal como los presenta los mitos babilónicos. Los árboles que se encuentran en
medio del paraíso están a su vez inspirados en historias míticas. Con toda probabilidad ha de considerarse también material
mítico el hecho de que Eva venga extraída de una costilla de Adán. Los relatos de Noé no sólo tienen influjos míticos sino
que están calcados de narraciones babilónicas (Epopeya de Gilgamésh). Sin embargo, los gritos lanzados por los enemigos
del cristianismo, al descubrir todo este material mítico, son por completo inconsistentes y demuestran que no comprenden en
absoluto la palabra de Dios (H. A. Mertens)

11
Él quien determine lo que es bueno y lo que es malo. Hombre piensa que es él el que tiene que definirlo
porque tiene la ciencia del bien y del mal. Alimentar en sí mismo estas ideas, posturas y actitudes
significa comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. Comer de este árbol es también ir detrás de
otros dioses, llevar una vida según los propios caprichos y pasiones al margen de Dios y de sus
mandatos. Y éste es el camino de la muerte, de la destrucción del hombre, de la familia y de la
sociedad. Por eso dice la Biblia que el que come de ese árbol morirá. La mortal corrupción que
padecemos no existiría si todos nos comportáramos conforme a la Ley de Dios.

4.3.2. Los cuatro ríos (2, 10-14)

Estos versículos describen el escenario en el que Dios colocó al hombre. Se presenta un lugar
abundantísimo en agua porque este líquido era para el pueblo israelita signo de vida. Esta abundancia de
agua simboliza que Dios quiere la felicidad del hombre. Se trata de ríos simbólicos, todo intento de
identificarlos con los cuatro grandes ríos de entonces (Tigris, Eufrates, Nilo y Ganges) es intento vano.

4.4. La situación del hombre en el Paraíso (Gn. 2, 15-20)

El hombre creado por Dios era libre pero se encontraba solo.

Libre. Dios lo hizo libre y su libertad estaba desafiada por dos opciones: la vida o la muerte. Dios por
el bien del hombre, le prohíbe comer del árbol de la ciencia del bien y del mal pero respeta su libertad.
Si usando su libertad el hombre opta por mantenerse fiel a Dios y a su Ley, reconociéndolo como único
Dios y viviendo su condición de creatura, vivirá. Pero si rompe con Dios y su Ley para hacerse como un
dios, negando su condición de creatura, se destruirá a sí mismo y acabará con su verdadera identidad, lo
que equivale a la muerte.
La soledad del hombre. Como ya se dijo, los relatos de los orígenes son una reflexión del escritor sobre
el hombre contemporáneo, sobre su condición humana y la situación en que vive, y sobre su
comportamiento. Estos tres versículos (18, 19 y 20) tratan de explicar teológicamente, es decir desde el
proyecto de Dios, la misteriosa atracción que existe entre varón y mujer.

Este relato, en su sencillez primitivista, presenta de manera plástica el lugar y el papel de la mujer en la
creación y en la sociedad, el lugar que todavía no ha logrado tener plenamente. El varón tiene todo para
ser feliz, está en la mejor de las tierras (el Paraíso), puede realizar sin fatiga un trabajo creativo, sobre
todo tiene a Dios cerca de él que pasea con él como un amigo siempre fiel a la cita diaria. Sin embargo,
el hombre no es feliz, se siente solo, aburrido y triste.

V. 18: Dios que en el primer relato de la creación, en el P, después de crear al varón y a la mujer que los
hizo a los a la vez, evalúa su obra con la máxima calificación de muy bueno, en este segundo relato,
mirando a la creación y en ella al varón solitario, evalúa negativamente su obra diciendo “No está bien
que el hombre esté solo”. Su obra tiene una falla, la que la subsana buscándole una compañía.

12
V. 19: Para llenar esta soledad del varón, Dios crea a los animales de barro y con cariño. Los hace
desfilar a todos delante del varón para que les ponga nombre, es decir se sirva de ellos y llene el vacío
que siente.

V. 20: Nuevamente podemos decir que lo tiene todo, pero sigue sintiéndose solo. La creación sigue
siendo imperfecta e inacabada.

4.5. Creación de la mujer (2, 21-22)

El varón necesita un tú, igual y diferente, que haga posible la maravilla de la reciprocidad, del amor. Sin
el amor el Paraíso es solo una cárcel, con rejas de oro, pero cárcel al fin. Sin el amor humano la
creación está inacabada, embargada por una profunda tristeza. Según el J, la obra maestra y cumbe de la
creación es la mujer. Sólo cuando Dios crea a la mujer, la creación entera llega a su plenitud.

El decir que Yahvé sacó a la mujer de una costilla del varón encierra ideas muy importantes acerca de la
mujer:
a) La mujer es de la misma naturaleza que el varón e igual que él. Es también obra maestra de
Dios. Son diferentes pero al mismo tiempo iguales y complementarios. Son como dos partes de
una misma realidad, de ahí la irresistible atracción mutua3.
b) El hecho de que Dios infundiera un sueño profundo al varón mientras formaba a la mujer puede
significas que la mujer y la atracción que ella ejerce sobre el varón es un misterio. Él no vio
cómo Dios hizo a la mujer porque estaba profundamente dormido. No vio aparecer la riqueza
femenina y ésta sigue siendo para él un misterio que no acaba de develar ni de valorar y, por eso,
tantas veces la atropella y maltrata.

Ante este relato cabe la pregunta: ¿Cómo es posible que se escribiera esto en un país tan machista en el
que la mujer era una esclava, una persona de segundo orden? Aquí está la inspiración divina que
destapa la ceguera humana.

4.6. El encuentro del varón y la mujer (2, 22b-24)

Estos dos versículos son una liturgia matrimonial. La primera novia de la historia avanza al encuentro
del esposo y va, nada menos, que del brazo de Dios, como si Él fuera su padrino. Al verla llegar, el
varón prorrumpe el primer canto a la mujer:

- “Hueso de mis huesos, carne de mi carne”: significa la igualdad y la diferencia complementaria.


- “Se llamará varona”: significa también igualdad. En hebreo varón se dice Ish y mujer Issah.

Según este texto, la relación del varón con respecto a la mujer no es de posesión, como con los animales,
sino de igualdad. Sin embargo, en este mismo texto ya aparecen indicios de que está igualdad querida
por Dios está rota. ¿Cuáles son estos indicios? Sólo habla el varón, la mujer está muda. Todo termina
3
Se podría ver aquí resonancias del mito del andrógino con el que otras culturas se explicaban la misteriosa atracción sexual.
Varón y mujer proceden de un único ser que era a la vez varón y mujer. Cfr. Platón, El banquete, “Discurso de Aristófanes”.

13
mal si a la mujer se le priva de su voz. En ese caso ¿dónde queda la reciprocidad, el diálogo y el amor
mutuo?

La frase del versículo 24, “se harán una sola carne?, suscita varias ideas:
- Que los lazos entre varón y mujer ha de estar por encima de los que unen a padres e hijos. Los
padres no pueden impedir a sus hijos la formación de un nuevo núcleo familiar sin ir contra el
plan de Dios.
- Se elogia la relación sexual como expresión del amor. Varón y mujer fueron una sola carne y
están llamados a seguir siendo una sola realidad por el amor, que se expresa también en la
relación sexual.
- Son una sola carne también en el hijo o hija, expresión y fruto de su amor. En él o ella están los
dos profundamente unidos.

V. EL PECADO Y SU CASTIGO: GÉNESIS 3

5.1. La época en que se gestó esta narración

Para descubrir el mensaje de este relato es necesario conocer el


ambiente histórico en que nació, es decir las experiencias de
vida, los problemas y las preocupaciones que tenía la gente de
entonces, que no sólo están reflejadas en el texto sino que son el
punto de partida y el motivo por el que se escribió.

Sabemos que la tradición J se gestó en los tiempos de mayor


esplendor del reino de Israel, con David y Salomón. Se
respiraba entonces un aire triunfalista de victoria, de grandeza y de exaltación nacional. Por fin este
pueblo seminómada y esclavo se había convertido en una nación respetable.

Pero al mismo tiempo, junto al esplendor, reinaba la corrupción y la crueldad. Por ejemplo David había
hecho asesinar a Urías para quedarse con su mujer, que sería después madre de Salomón. Por su parte,
Salomón asesinó a su hermano mayor Adonías para hacerse con el trono. Este clima de corrupción y
crueldad se vivía no sólo en la corte sino también en los demás estratos sociales.

También la dimensión religiosa estaba afectada por la corrupción, especialmente por la idolatría. Las
mujeres que se trajo Salomón del extranjero vinieron con sus dioses y el rey les construyó templos y
altares, especialmente a los dioses de la fecundidad (Baal y Astarté). Muchos israelitas cayeron en la
tentación de dar culto a esos dioses, incluso el mismo Salomón.

Otra situación de la realidad de ese momento era la pobreza y la opresión tributaria a la que estaba
sometido el pueblo. Era un pueblo eminentemente agrícola que tenía que trabajar una tierra pobre y
hostil para arrancarle unos frutos que además se venían sustancialmente mermados por los impuesto o
tributos que exigía el rey para mantener su enorme aparato estatal (administración, ejército y sacerdocio

14
oficial). La organización social, política y económica impuesta por Salomón se convirtió en un yugo
insoportable para el pueblo.

Gn. 3 es una reflexión sobre esta realidad y un intento por explicar tanto aspecto negativos que la
caracterizaban. Para dar su explicación el J utiliza lo que se llama un ‘relato de los orígenes’. Es decir,
traslada la situación al comienzo de la historia de la humanidad para decir que ya entonces las cosas
andaban así de mal por lo que las causas de tanto males hay que buscarlas en los orígenes: algo ocurrió
entonces que ha producido el desastre que ahora padecemos.

Lo que intenta el J no es informar lo que ocurrió en los orígenes, sino explicar el porqué de la cruel
realidad que tiene ante sus ojos, la causa de los males de su tiempo, de la increíble maldad que anida el
corazón del hombre. ¿Cómo se ha introducido todo esto en la obra de Dios? La respuesta que se da es
que el hombre mismo es el responsable de esta situación. Lo quiere que entiendan bien sus
contemporáneos es que si el hombre mismo es quien ha introducido los males en el mundo, es también
él quien los puede desterrar y debe comprometerse a ello con todas sus fuerzas.

5.2. Los males que provocan la reflexión del yavista

La reflexión de Gn. 3 surge de la experiencia diaria del mal que el J ve principalmente en tres ámbitos:
En el ser humano, en la familia y en la convivencia social. Descubre una serie de males que contradicen
la bondad de todo lo creado por Dios. Se trata de desconcertantes contradicciones entre el ser (la
realidad) y el deber ser que le motiva su fe en Yahvé Creador.

En el ser humano

El hombre tiene ansias infinitas de vivir y sin embargo la muerte se le presenta puntual e
implacablemente. Nadie escapa de ella. ¿Por qué la muerte? ¿Por qué tantas muertes prematuras?
¿Quién ha introducido la muerte en la obra del Dios de la Vida?

Si Yahvé ha sido tan bueno con nosotros que nos liberó de la esclavitud de Egipto ¿Por qué el hombre
ahora le traiciona, le rehúye, le teme, se esconce de Él y busca otros dioses?
En la familia

El amor del varón y la mujer es una de las riquezas más grandes del ser humano y es fuente de felicidad.
Pero, ¿por qué la atracción sexual en lugar de llevar a la comunión y a la felicidad lleva a la esclavitud y
a la explotación de la mujer por parte del varón?

La maternidad, el dar la vida a nuevos seres humanos, es tan sublime que convierte a la pareja humana
en la mejor imagen del Dios Creador, del Dios de la Vida. Pero, ¿por qué el momento de dar a luz un
nuevo ser tiene que estar envuelto de tantos dolores?

Lo que quiere Dios es que los hermanos se amen, pero la experiencia cotidiana muestra que entre ellos
surgen celos, envidias, ambiciones, odios que los llevan incluso al fratricidio. ¿Por qué?

15
La tierra ha sido creada por Dios para el hombre, para alimentarlo y sin embargo si la deja a su
espontaneidad, lo único que ofrece son malas hierbas, cardos y espinas. ¿Por qué?

El trabajo tendría que ser fuente de alegría porque el hombre en él desarrolla su capacidad creadora y
continúa la obra de Dios. Sin embargo, muchas veces el trabajo es sinónimo de castigo, ¡cuánto hay que
sufrir para arrancar el alimento a la tierra! ¿Por qué?

Los animales, hechos para vivir en paz con el hombre y estarle sometidos, ahora atentan contra su vida,
por ejemplo la serpiente o el alacrán cuya mordedura o picazón, puede causarle la muerte. ¿Por qué esas
contradicciones en la obra de Dios?

En la convivencia humana

El hombre debería vivir en paz con sus semejantes, como ocurre en las especies de los animales
irracionales. Sin embargo, el J tiene delante de sus ojos una sociedad en la que domina la violencia, la
venganza y la represión.

Yahvé hizo un pacto con Israel, “Tú serás mi pueblo y yo seré tu Dios”. La sociedad entera tendría que
adorar a Yahvé como único Dios. Pero la gente busca la protección de otros dioses y recurre a la magia
para conseguir beneficios materiales. ¿Por qué?

La sociedad ofrece un trágico espectáculo, en ella reina la división, nadie se entiende con nadie, el
egoísmo constriñe el corazón de los hombres, por todas partes cunde la confusión y el enfrentamiento.
¿Por qué?

Todos estos males están descritos como telón de fondo en los capítulos 3 al 11 del Génesis. El J con su
relato pretende dar una explicación de los mismos y llevar al hombre a cambiar tan desastrosa realidad.

5.3. ¿Cómo puede explicar un creyente en Dios la existencia de estos males?

La experiencia de fe que tiene todo el pueblo de Israel, y también el J, es que Yahvé es un Dios bueno y
justo, que escucha el grito de los oprimidos y por eso los liberó de la esclavitud de Egipto y los llevó a la
tierra prometida para que vivieran como un pueblo libre y digno.

Como Dios es así, es claro que no le pueden atribuir los males que hay en el mundo. Tampoco se los
pueden atribuir a otros dioses, por ejemplo el dios del mal, como hacían otros pueblos, porque para los
israelitas no existe más dios que Yahvé. Tampoco le puede atribuir los males a Satanás (el ángel caído),
de quién en la época del J no se tenía noticia aún. Este personaje siniestro, importado de otros pueblos,
fue introducido en la literatura bíblica cuatro siglos más tarde.

Cerradas todas esas puertas, para el J es claro que el responsable de todos los males que hay en el mundo
es el hombre mismo. De lo males es responsable el hombre porque se ha salido del camino que Dios le

16
había trazado para ser feliz. Un camino que le conducía a la armonía con Dios, con la naturaleza y con
los demás hombres. Dios lo creó libre, y él, en uso de su libertad, abandonó a Dios, su proyecto y su
Ley. Declarándose autónomo y soberano, dicto su propia ley, y se atribuyó a sí mismo la facultad de
determinar lo que es bueno y lo que es malo.

Este es el camino por el que se ha llegado a la desastrosa situación actual en que vive la humanidad. En
Dt. 30, 15. 19-20 se dice que el hombre ha escogido libremente el camino de la muerte.

Está muy claro que el J se aparta de las concepciones del mal que tenía otras religiones de la época,
según las cuales los males procedían de todos los dioses que vivían en una situación de pugnas y
conflictos entre ellos, y las consecuencias de esas riñas deberían de pagar los hombres.

La fe le permite ver al J que Dios no quiere el mal en el mundo. El J no es fatalista (un destino sin
remedio) ni es provincialista (esperar que Dios arregle los errores del hombre). El J comprende que
Dios espera el compromiso del hombre para luchar contra el mal en el mundo, comprende que Dios
desea un hombre, una familia y una sociedad nueva. Todo esto es tarea del hombre, por supuesto, con la
ayuda de Dios.

5.4. Elementos literarios del texto

Elaboración literaria del texto

Tanto el relato del Paraíso como el de la ruptura del varón y la mujer con Dios son típicos ‘relatos de los
orígenes’, elaborados además con elementos mitológicos tomados de los pueblos más antiguos. La
dinámica de elaboración de este tipo de relatos consiste en analizar una situación actual preocupante y
trasladarla a los orígenes de la humanidad y explicarla allí, en los orígenes. De este modo se pretende
arrojar luz sobre una situación actual.

Aunque en el Texto del Génesis la descripción del Paraíso está colocada antes que la del pecado y los
males, sin embargo el J pensó primero en los males (Gn. 3) y desde allí, impulsado por su fe en Yahvé
describió el mundo que Dios quiere: la tierra sin males, el Paraíso. Digamos que mentalmente primero
se fijó en los males, la descripción de la realidad actual (Gn. 3) y redaccionalmente pone delante la
utopía, el Paraíso (Gn. 2) como proyecto de Dios y tarea del hombre.

En la elaboración del Gn. 3 el J procedió más o menos así:


- Observa en su tiempo que la mujer está marginada y esclavizada por el varón (Gn. 3) y piensa
que eso no se ajusta a lo que Dios quiere y presenta el ideal (Gn. 2): el varón admirando a la
mujer, ambos iguales, plenamente felices, sin nada que ocultarse.

Así siguiendo el hilo conductor de cada uno de los males antes enumerados, elabora la descripción del
Paraíso, poniendo en positivo todo lo negativo que ve en la realidad de su tiempo. De este modo con un
lenguaje popular que todos podían entender presenta el ideal de sociedad, de familia, de varón y mujer
que Dios quiere y para cuya realización espera la colaboración del hombre.

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Dios no ha desistido de hacer realidad su hermoso proyecto sobre el mundo. Para el J el Paraíso es
posible, no pertenece al pasado sino al futuro, es una maqueta del mundo del futuro, un mundo de paz y
de armonía total que sólo es posible cuando el hombre centra su vida en Dios y no en sí mismo, cuando
acepta la Ley de Dios y no se constituye a sí mismo en ley suprema de todo. El Paraíso tiene mucho que
ver con la idea de Reino de Dios del que hablarán después los profetas y sobre todo Jesús de Nazaret.
Este Reino es el proyecto de Dios sobre el mundo y sobre el hombre.

Elementos simbólicos del texto

¿El Paraíso es mito o realidad?

El Paraíso, aunque es colocado al principio, es una utopía del futuro. Una utopía que la igual que el
Reino de Dios ya está presente entre nosotros, ya es una realidad, pero sobre todo es una tarea.

Para comprender mejor el relato del Paraíso y del pecado de Adán y Eva puede tomárselo como una
parábola, aunque de hecho no lo sea exactamente. Pero, con la finalidad de comprender su mensaje, se
lo puede comparar con la parábola del hijo pródigo. En las parábolas entran personajes que en la
realidad no existen, al menos tal como se los presente en el relato, pero éstos encarnan actitudes,
posturas, reacciones y comportamientos que sí existen en la realidad y que el narrador presenta en un
determinado personaje. De cierta manera las parábolas, igual que los mitos, muestran lo que nunca fue
pero siempre ha existido.

Tanto los personajes de la parábola del hijo pródigo, como Adán y Eva de Gn. 3, son simbólicos. En el
primer caso el padre simboliza a Dios y a Jesús, el hijo mayor a los fariseos que se creían buenos, y el
hijo menor a los pecadores. Por su parte Adán y Eva simbolizan a todos los seres humanos. Ambas
parábolas son una invitación a convertirse a Dios y a su Ley. En el primer caso la conversión se realiza,
en cambio en el segundo fracasa. Veamos un cuadro comparativo de ambas parábolas:

Parábola de Adán y Eva Parábola del Hijo Pródigo


1. Dios puso a Adán y Eva en su casa, los 1. El padre y los dos hijos viven juntos en la casa
introdujo en su familia (el Paraíso). paterna.
2. Adán y Eva optan por hacer su vida al margen 2. El hijo menor pide la parte de la herencia que
de Dios y de su Ley. le correspondía en el futuro.
3. Adán y Eva se alejan de Dios, se esconden para 3. El hijo menor se va lejos para gastar su
gozar de su libertad. Caen en la miseria, en un herencia. Caen en la miseria.
cúmulo de males.
4. Dios sigue amando a Adán y Eva. Los busca y 4. El padre quiere al hijo menor. Confía en que
los cuida (les hace túnicas). Espera que recapacitará y volverá.
recapaciten y vuelvan a casa.
5. La experiencia del mal no los hace recapacitar, 5. La experiencia del mal le hace recapacitar.
no asumen su culpa sino que la echan a otro. Reconoce su culpa y su miseria. Cree que la
situación puede cambiar si vuelve a la casa
paterna.

18
6. Es posible el reencuentro con Dios, la vuelta a 6. El hijo vuelve. Se da un reencuentro
la situación anterior (el Paraíso), sí reconocen su emocionado con el padre bondadoso. Hay un
culpa y vuelven a Dios y su Ley. banquete (Paraíso). El hermano mayor tiene
envidia (el mal nunca duerme).

¿Existieron Adán y Eva?

Estos personajes están en Génesis desde dos perspectivas:


- Primero como varón y mujer genéricos, encarnado la condición humana masculina y femenina.
Simbolizan al género humano.
- A partir del cap. 4 aparecen como la primera pareja de la que nacen Caín, Abel y Set, siendo así
padres de todo el género humano.

En ambos casos son personajes simbólicos y míticos que representan ‘lo que nunca fue y siempre ha
existido’:
- ‘Lo que nunca fue’. Adán y Eva no son individuos concretos, no han existido como personas
reales.
- ‘Y siempre ha existido’. Desde que conducido por Dios la evolución llegó al homo sapiens, el
ser humano, varón y mujer, siempre han existido como Adán y Eva. Somos todos nosotros y lo
fueron nuestros antepasados. Igualmente Adán y Eva como pareja existen en las parejas actuales
y en las del pasado.

Tratándose de personajes simbólicos, nada importa que la primera pareja humana fuera una sola
(monogenismo) o varias (poligenismo). Adán y Eva simbolizan a los varones y mujeres, y a las parejas
humanas de todos los tiempos. Por ello, de la existencia del pecado, del mal en el mundo, no hay que
echarle culpa a una pareja del principio y nosotros, los del presente lavarnos las manos de esa culpa, los
culpables somos cada uno de nosotros, toda la especie humana, desde el principio hasta hoy día.

5.5. Comentario y mensaje del texto


La narración de la caída o del enfrentamiento del hombre con Dios, del varón y la mujer entre sí y con la
naturaleza que se vuelve hostil, comprende todo el cap. 3 del Gn. y el último versículo del cap. 2. El J
presenta está reflexión en un drama de cinco cuadros:
- La situación de inocencia previa al pecado (2,25)
- Tención y caída (3, 1-7)
- Los culpables comparecen ante Yahvé (3, 8-13)
- La sentencia de Yahvé (3, 14-19)
- Epílogo (3, 20-24)

Situación de inocencia

“Los dos estaban desnudos, varón y mujer, pero no por eso se avergonzaban” (2, 25). Con esta frase
introductoria el J quiere decirnos que el mal todavía no había entrado en la creación hecha por Dios. No
había entrado en la conciencia del hombre ni en la relación entre varón y mujer. El mal no ha maliciado

19
aún sus miradas ni sus intenciones, su relación es diáfana y transparente. Se trata de una visión muy
positiva de la relación intersexual. Esto llama más la atención si tenemos en cuenta que los israelitas
eran un pueblo obsesionado por lo sexual y que obligaban a las mujeres a tapar su rostro con dos velos.

Entre el varón y la mujer antes de la caída no existían tensiones, ni discrepancias y ni críticas como
existiría después del pecado. Vivían en perfecta armonía y felicidad.

Con la breve pincelada de este versículo el J nos corre la cortina que nos permite ver un mundo
maravilloso y ordenado que va a ser violentamente destruido con la entrada del mal, del pecado, en la
creación.

Tentación y caída

“La serpiente era la más astuta de todos los animales” (3, 1). Con breves palabra el J nos presenta a
este personaje extraño y funesto que va a seducir a los hombres y así va a desatar las fuerzas del mal en
el mundo. Evidentemente este reptil que razona y habla tiene carácter mitológico. Es un símbolo que
simboliza lo siguiente:

a) En general es un símbolo del mal. Este animalito, cuya mordedura a veces es mortal, resulta
muy adecuado para significar el mal. En la mitología antigua de Egipto y Mesopotamia la
serpiente representa al mal.

b) Simboliza la idolatría y más concretamente la religión cananea que daba culto a Baal y Astarté,
dioses de la lluvia y de la fecundidad respectivamente. Esta religión asoció la prostitución con
el culto. Por otro lado era una religión tentadora ya que ofrecía mucho (fertilidad de la tierra y
fecundidad de los animales) y exigía muy poco en cuanto al comportamiento humano. Frente a
ella, la religión israelita era menos utilitarista y mucho más exigente en cuanto al modo de vida
y a las relaciones fraternas. La religión cananea fue siempre una tentación para los israelitas a la
que con frecuencia cedieron.

c) Simboliza a las mujeres de Salomón, quién se fue casando con mujeres extrajeras que rendían
culto a otros dioses y fueron pervirtiendo el corazón del rey hasta lograr apartarlo de Yahvé. El
mismo Salomón dio culto a estos dioses.

d) Es símbolo del ser humano y de sus malas intenciones. La serpiente en este relato tiene
inteligencia y voz humana, dialoga con el hombre de tú a tú. ¿Quién es el más astuto de los
animales creados por Dios? Sin duda el hombre. La serpiente no es nada más que el hombre
que fiado de sus posibilidades se alza contra Dios y llega a tomarse a sí mismo como dios. La
serpiente la llevamos todos dentro, es nuestra parte mala que quiere imponerse a la buena.

e) Frecuentemente tomamos a la serpiente como símbolo del diablo. En este texto no tiene este
simbolismo por la sencilla razón que hasta varios siglos después del J los israelitas no conocían
la existencia del diablo. El diablo entró en la literatura hebrea proveniente de Persia

20
aproximadamente en el siglo V a.c. y el texto corresponde al siglo X a.c. Sólo a partir de Sab. 2,
24 (siglo I a.c.) y después Ap. 12, 9 (siglo I d.c.) se ve a la serpiente como símbolo del diablo.

La tentación (3, 1-5).

La tentación se presenta en forma de diálogo entre la serpiente y Eva. Este diálogo es una forma de
expresar las consideraciones de la conciencia humana ante las insinuaciones del mal, representa el
diálogo del hombre consigo mismo, con la tendencia al mal que lleva dentro.

La serpiente, es decir su conciencia ambiciosa, les incita a comer de ese árbol cuyo significado ya
conocemos. Los convence de que Dios los ha engañado y que por no comer de ese árbol se han quedado
en servidores suyos, cunado podían ser como Él, Dioses.

Dios ha hecho al ser humano libre. Pero su libertad está permanentemente desafiada por dos opciones.
Una, escoger a Dios y aceptar su soberanía, sus planes, su Ley y vivir según ella (comer del árbol de la
vida). Otra opción, Escogerse a sí mismo, negar su condición de creatura y hacerse un dios; rechazar la
Ley de Dios, determinar el mismo lo que es bueno y malo (comer de la ciencia del bien y del mal). La
tentación de sugiere inclinarse a la segunda opción.

La caída y sus efectos (3, 6-8)

El varón y la mujer se dejaron convencer por los pronósticos de la serpiente y escogen la segunda
opción, pero inmediatamente todo cambia, las relaciones entre ellos y con Dios.

‘La relaciones entre ellos’. Si antes de la tentación y el pecado la pareja se encontraba en situación de
inocencia, estaban desnudos y no se avergonzaban, ahora se presenta la situación en que les ha dejado la
caída con el mismo símbolo de la desnudez pero con otro significado: se avergüenzan, tratan de
ocultarse el uno del otro porque sus miradas ya no son limpias. El recelo y la desconfianza sustituyen al
amor y a la armonía. Cada uno se ha convertido en espía, explotador y juez del otro. Se tienen miedo.

‘La relación con Dios’. Si antes se sentían felices por la cercanía y el encuentro con Dios que les había
colocado en el Paraíso, ahora teme su llegada y se esconden (v. 8). También ante Él se siente desnudos
y se avergüenzan. En lugar de alegrarse por su visita, le temen.

Comparecen los culpables

Adán y Eva le han dado la espalda a Dios y se ocultan de Él. Pero Dios no se oculta de ellos, viene a
buscarlos no para destruirlos sino para salvarlos porque los sigue queriendo. Dios aparece aquí como un
juez, pero no como un juez terrible que quiere condenarlos sin escucharlos, sino como un juez que pide
explicaciones y quiere darles la oportunidad de defenderse. Dios dialoga primero con el varón y
después con la mujer pero no con la serpiente, con esta última no dialoga sino la condena directamente.
Dios no dialoga con el mal, no tiene nada que escuchar ni comprender de él.

21
Dios interroga al varón (3, 9-12)

Yahvé se dirige a Adán y le pregunta: “¿Dónde estás?” Hay varios modos de entender esta pregunta:
- ¿Por qué te has escondido de mí? ¿Detrás de qué árbol estás?
- ¿Cómo has llegado a la situación en la que ahora te encuentras? ¿Me lo puedes explicar?
- Otros ven en esta frase una exclamación de Dios ante la desgracia de Adán: ¡Ay cómo estás!
Con ella Dios expresaría su pesar por el mal uso que ha hecho el hombre de su libertad y por la
situación en que ha quedado.

“Tuve miedo y me escondí” (v. 10). Las relaciones del hombre con Dios han cambiado radicalmente,
pasando de la amistad al miedo y a la desconfianza de su bondad. Se siente desnudo ante un Dios a
quien ahora lo ve como un juez que condena y ante quien se siente descubierto y sin defensa.

“Quién te ha revelado que estabas desnudo” (v. 11). Dios quiere abrir un diálogo con el hombre, le
pide explicaciones, quiere hacerle reflexionar para que se arrepienta. Pero el hombre rehúye al diálogo,
a la reflexión y al reconocimiento de su culpa.

“La mujer que me diste…” (v. 12). En lugar de reconocer su pecado se dedica a acusar a los demás:
- A Dios mismo que, según él, no le dio la compañera adecuada.
- A la mujer, ella me engañó, pídele cuentas a ella.
Esto es un reflejo de lo que sucede cada día, siempre echamos la culpa a los otros en lugar de reconocer
nuestros errores. Lo que ha hecho el J es elevar a los orígenes un comportamiento y una experiencia
muy cotidiana.

Estos dos versículos (11 y 12) muestran cómo la ruptura con Dios lleva a la ruptura con la mujer y con
el hermano. Cuando uno mismo se erige como un absoluto rompe con los demás. Cuando uno se erigen
como ley suprema se generan enfrentamientos con quienes no se someten a esa ley, los hermanos se
vuelven para él en competidores y enemigos.

Dios interroga a la mujer (3, 13)


Ella sigue la actitud de Adán en lugar de aceptar su culpa, en lugar de reconocer que al menos ha hecho
de intermediaria en la tentación. Echa la culpa con agilidad y de manera muy escueta a la serpiente.

La sentencia del juez

En el interrogatorio no entraron los tres personajes, quedó fuera la serpiente. En cambio en la sentencia
si entraron los tres. Y precisamente la serpiente va a ser la primera que reciba su sentencia.

Yahvé y la serpiente (3, 14-15)

Dios, como juez, no la interroga. Ella representa la mala opción del hombre y con ella no hay diálogo.
La maldice sin más, cosa que no hace con Adán y Eva porque los ama y quiere salvarlos.

22
El castigo de arrastrarse y comer polvo es la vez simbólico y de carácter etiológico (pretende explicar la
causa del fenómeno natural de que la serpiente se arrastre). Desde el punto de vista simbólico, la
serpiente representa lo que en nosotros mismos hay de bajo y rastrero y que, al romper con Dios y con
su Ley, nosotros mismos nos condenamos a morder el polvo de las miserias humanas.

“Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya” (v. 14). Esta frase tiene
varias interpretaciones:
- Lo más seguro es que se refiera a la lucha del hombre contra sus malas tendencias y opciones,
cuya cabeza con la ayuda de Dios llegará a dominar y aplastar.
- Otros, recurriendo a una interpretación espiritual, ven aquí un anuncio de que Cristo,
descendiente de la mujer, aplastará la cabeza del mal y de la muerte, destruirá su poder.
- Algunos lo relacionan con María, quien en su inmaculada concepción burló el poder del pecado.
De hecho, a la Inmaculada se la representa pisando la cabeza de una serpiente.

El castigo impuesto al varón y a la mujer (3, 16-19)

Para comprender mejor estos versículos hay que tener en cuenta que el J, que en los versículos
precedentes ha utilizado un género literario lleno de símbolos y mitos, ahora se pone a hacer una
descripción de la realidad que observa cada día, esa realidad cuajada de males a la que quiere dar una
explicación con la narración del Paraíso y del pecado. Es una realidad que la mujer da a luz con dolor y
que está dominada por el varón, es una realidad de la atracción inapropiada del sexo, es una realidad
donde el trabajo resulta doloroso y que la tierra es hostil y no se deja dominar.

Si el plan de Dios era la felicidad del hombre, la igualdad y el amor entre varón y mujer, y el trabajo una
gozosa creación. ¿Por qué ahora las cosas suceden al revés? El J como buen semita no conoce las
causas segundas o intermedias y lo atribuye al castigo que Dios ha impuesto por el pecado, lo que en
definitiva no es atribuirlo a Dios sino al hombre por su mala opción. El hombre al rechazar a Dios y sus
proyectos, y al preferir sus propios proyectos egoístas, es el que ha causado la desastrosa situación
actual.

La realidad ha cambiado pero el proyecto de Dios sigue siendo el mismo. Si la humanidad vuelve a
reconocer a Dios como único absoluto soberano y acepta su Ley como norma de relación con Dios, con
la creación, con la mujer y con los hermanos, el proyecto de Dios se realizará. Aceptar el plan de Dios
significa que el hombre tiene que comprometerse en la lucha contra el dolor, la enfermedad y la
discriminación de la mujer. Comprometerse con la mejora de la tecnología y los sistemas de trabajo,
con el establecimiento de una relaciones de amor, solidaridad y justicia entre todos los hombre, y con la
naturaleza como creación y don amoroso de Dios.

5.6. Epílogo

El varón llama a su mujer Eva (3, 20)

23
Hasta este versículo el J todavía no había dado nombre a la mujer. La designaba con un nombre común,
issah, ‘varona’, porque representaba a todas las mujeres y su condición femenina. De algún modo
también el nombre de Eva expresa la condición y vocación femenina, aspectos comunes a todas las
mujeres.

La palabra Eva tiene un significado complejo:


- Significa, en primer lugar, lo que dice el texto: ‘madre de todos los vivientes’. Todos los seres
humanos nacemos de una mujer.
- La palabra Eva en arameo, lengua que hablaban los judíos a partir del siglo V a.c., significa
‘hablar’. Con la mujer comienza la posibilidad del diálogo.
- También en arameo el significado de Eva está relacionado con la palabra serpiente. De algún
modo Adán al ponerle este nombre hace referencia a la tentación a la que él había sucumbido.
En efecto la serpiente le tentó por medio de Eva.

Como ve, Eva se muestra como una realidad compleja: es promesa de vida, es apertura al diálogo, pero
en ese diálogo puede deslizarse la serpiente.

Las túnicas. Dios no los abandona (3, 21)

Dios maldice a la serpiente pero no a Adán y Eva. Respeta el mal uso que éstos hacen de la libertad que
les dio que les lleva a alejarse de Él. A pesar de ello les sigue queriendo, sigue preocupándose por ellos,
los busca y los cuida. Cubre su desnudez, su vulnerabilidad con pieles de animales. Por su parte, a
naturaleza creada por Dios sigue estando a su servicio para alimentarlo y vestirlo.

“Ha venido a ser como uno de nosotros” (3, 22)

El tema de fondo de este enigmático versículo, cargado de sabor mitológico, es el deseo humano de vivir
para siempre, sea como sea.

Primero Yahvé asegura que en algún modo el hombre ha llegado a ser una especie de dios porque se ha
tomado la atribución de decidir por su cuenta lo que es bueno y lo que es malo, atribución que
exclusivamente le corresponde a Dios. El hombre a sí mismo se erige como un dios pero sujeto a graves
errores, toma como bueno precisamente aquello que le destruye. Yahvé dice “es como uno de
nosotros”, pero sujeto a graves equivocaciones. “Y viva para siempre”, significa que el hombre quiere
ser mortal, como Dios, quiere vivir para siempre aunque sea en situación de mentira, de pecado, de caos
y de dolor. Pero Dios no quiere que se eternice esa situación. Es preciso que el hombre no se sienta a
gusto con su falta bajo la sombra del árbol de la vida, abandonado entonces a una desgracia sin posible
remisión.

El J supone que el hombre si no hubiera pecado también moriría, pero su muerte sería una partida
natural y tranquila hacia otra vida segura. Con el pecado la muerte se ha vuelto un mal, una partida
siempre amenazante y angustiosa.

24
Expulsión del Paraíso. La tarea del hombre es construir el Paraíso fuera del Edén (3, 23)

Después de la experiencia de la felicidad, de plena armonía con Dios, con la naturaleza y con sus
semejantes, Dios saca al hombre del Edén y lo coloca de nuevo en la tierra común. La experiencia del
Paraíso, alienta al hombre en la tarea de transformar la tierra en un paraíso, también lo alienta en la tarea
de eliminar los males en la familia y en la sociedad para construir un hombre y una sociedad nuevos.
Hay la promesa de que Dios estará a su lado mientras realiza esa tarea.

¡Prohibida la entrada! Los querubines (3, 24)

La imagen de los querubines está tomada de los palacios y jardines de Babilonia que estaban protegidos
por imágenes de seres extraños, mitad hombres y mitad animales, una especie de esfinges o de toros
alados. La prohibición de la entrada al Edén no quiere decir que Dios ya no desee la felicidad del
hombre, lo que significa es que la felicidad no está en volver atrás, a una utopía del pasado, sino en
mirar hacia adelante para construir el paraíso en la tierra, en el mundo real que tenemos en el presente y
hacia adelante.

Por todo lo expuesto, como se dijo, el J partiendo del análisis de los males de su tiempo, proyectó hacia
el pasado una imagen de la ‘tierra sin males’ y ahora, desde el pasado la lanza hacia el futuro como algo
que es posible con la ayuda de Dios.

VI. CAIN Y ABEL: LA VIOLENCIA ENTRE LOS HOMBRES

6.1. Crítica histórica

Esta narración es del siglo X a.c., es decir del tiempo del rey
Salomón. Se trata de una reflexión sobre la envidia, el odio y la
prepotencia entre hermanos. Lo que impulsa al Yavista a
redactar esta narración es el odio y los asesinatos que él observa
en su propio país. Él fue testigo de las crueldades de su tiempo y
quería explicar por qué el ser humano es tan inhumano. El
objetivo que le mueve es encontrar las causas del odio y la
venganza, concientizar a sus lectores sobre ellas e impulsarlos a
luchar contra el mal.

Recordemos algunas crueldades de la época de esplendor de Israel, los tiempos del rey Salomón,
descritos por la biblia. Ya David había dado muestras de corrupción y crueldad cuando hizo matar a
Urías para quedarse con su mujer. Amnón, el hijo mayor de David, odió y violó su propia hermana
Tamar. Absalón, también hijo de David, invitó a su hermano Amnón a un banquete y mandó que lo
mataran allí mismo (2 Sam 9-20; 13, 26-28; 1 Re 1-2). Adonías y su hermano Salomón luchan por
lograr el trono de su padre David. Cuando Salomón es coronado, Adonías teme por su vida y Salomón
no se la perdona (1 Re 2, 24). El libro segundo de Samuel (20, 9-10) narra otro asesinato entre dos jefes
del ejército de David: “Joab dijo a Amasá: ¿cómo está tu salud, hermano mío? Y lo tomó de la barba

25
para besarlo. Amasá no vió la espada que Joab tenía en la mano y éste le hirió en le hirió en el vientre,
derramando su entraña en el suelo. El Yavista fue testigo de este clima de violencia y, después de la
muerte de Salomón, fue también testigo de la permanente hostilidad entre el reino del norte y el reino
del sur.

6.2. Crítica literaria

¿Existieron Caín y Abel?4

Tanto la respuesta afirmativa como la negativa son válidas. No existieron como individuos concretos,
hijos de la primera pareja humana. Pero existieron y existen como síntesis y símbolos de modos de ser y
comportarse de los hombres de todos los tiempos. Han existido y existen hoy en día millones de caínes
prepotentes y asesinos y millones de abeles injustamente asesinados.

Caín y Abel se tratan de personajes de parábolas. Son personajes simbólicos en los que el yavista
condensa algo que configura la historia de toda la humanidad: el eterno conflicto entre el bien y el mal.
Y generalmente triunfa el mal. En cualquier etapa de la historia sobran caínes y faltan abeles. Caín
representa lo que la humanidad es y Abel lo que debería ser.

Este relato no es una crónica de sucesos acaecidos en los orígenes de la humanidad. Los detalles
mismos de la narración revelan que no es histórico, sino es una ficción, una parábola o cuento para
enseñar algo a sus destinatarios. En marco histórico en el que se encuadra el relato no puede pertenecer
a los orígenes de la humanidad, sino que es de una época más cercana a nosotros. En efecto, se habla ya
de un desarrollo de la agricultura, de la existencia de ciudades (Gn 4, 17) y de gran diversidad de oficios.
Sabemos que la agricultura comienza a desarrollase en el mesolítico (10.000 años a.c.) y para entonces
el homo sapiens llevaba ya sobre la tierra unos 300.000 años.

Origen del relato

No es original del yavista. Éste lo compuso utilizando y adaptando una leyenda que tenía vida propia en
una de las tribus que los israelitas encontraron en Palestina al llegar de Egipto. Se trata de la tribu de los
Caínitas o Quenitas (Jue 1, 16; 4, 17). Es una leyenda sobre el fundador de esa tribu, Caín, quien dio
muerte a su hermano para afirmar su autoridad.

El yavista adaptó esta leyenda para que le sirviera como medio para expresar su opinión sobre los
orígenes de la violencia entre los hombres. (41) Para ensamblarla con el relato de Adán y Eva, con el
que no tenía nada que ver, el yavista convirtió a Caín y Abel en hijos de Adán y Eva (ver nota de la
Biblia Latinoamericana).

4
El nombre Caín fue formado de la palabra qanah, que quiere decir ‘adquirir’, ‘merecer’, ‘ganar’. Este nombre debe ser
interpretado en el sentido de ‘posesión’. El nombre de Abel (hebel) se encuentra en la Escritura con el significado de ‘soplo’,
‘aliento’ y ‘nada’. Aprovechando de estos significados el autor enseña que Dios ha escogido la nada, lo necio del mundo
para confundir a los ricos y a los sabios. (J. B. Bauer).

26
Siendo éste el origen del relato y tratándose de una leyenda, se entiende que hay preguntas sobre estos
personajes que carecen de sentido. Preguntar su Caín se casó con su hermana, es algo así como
investigar quiénes eran los padres del buen samaritano o si el padre de la parábola del hijo pródigo era
viudo. ¿Entonces estos personajes son mentira? No, son verdaderas leyendas que contienen mensajes
verdaderos.

Simbolismos de los personajes Caín y Abel

Estos personajes tienen un simbolismo polivalente:

- En este relato el yavista contrapone la vida nómada y la sedentaria. En la vida nómada cada persona es
importante y en ella se aprecian y se desarrollan mucho más los valores personales y las relaciones. La
sociedad sedentaria (pueblos y ciudades) convierten a la persona en una pieza y asfixia los valores
personales. Mientras en la sociedad nómada lo que cuenta es el ser de las personas, en la sedentaria lo
que cuenta es el tener. En esta leyenda el yavista plasma la tragedia de su tiempo: Israel ya no es un
pueblo nómada sino sedentario. La organización salomónica se ha vuelto opresora y destructora de la
persona y sus valores. Caín (sedentarismo) mata a Abel (nomadismo y sus valores).

- Caín representa a los agricultores, los terratenientes cananeos que no dejaban que los pastores
nómadas se acerque a sus tierras con los rebaños. Los cananeos rendían culto a Baal y Astarté; un culto
que agradaba a Yahvé. Abel en cambio representaba a los israelitas, quienes desde Abraham hasta la
época de los jueces fueron pastores nómadas o seminómadas.

- Caín representa también a personajes concretos de la época del yavista que asesinaron a sus hermanos
y a la gente de su propia tribu. Abel representa a los débiles e indefensos ante la violencia de los
poderosos.

- Caín y Abel representan la doble personalidad que hay en cada ser humano. Somos a la vez Caín y
Abel. Todos quisiéramos ser abeles, pero para ello antes debemos renunciar a ser caínes. Sin embargo,
seguimos siendo caínes mientras prime en nuestro interior la actitud de engreimiento necio que no tolera
la presencia del otro. La experiencia atestigua que de ordinario sacrificamos al Abel que queremos ser
para que campee a su gusto el Caín que no queremos ser y sin embargo somos.

El tema central del relato

Es la fraternidad entre todos los hombres que el yavista ve constantemente atacada y destruida. En Gn.
4 hay una viva preocupación por el tema del hermano, palabra que sale siete veces en la narración.
Cuando Eva da a luz por segunda vez, el yavista dice que dio a luz a Abel, el hermano, y mientras narra
la historia de Caín, insiste repetidas veces en que Abel era su hermano (Gn 4, 8-10). El yavista nos dice
que las relaciones humanas deberían ser regidas por la ley de la fraternidad, pero con frecuencia se rigen
por el odio y la venganza. Este relato nos enseña que el hermano no nos puede ser indiferente. Por eso
Yahvé pregunta: ¿dónde está tu hermano, qué has hecho de él? Y nosotros también nos pregunta: ¿qué
haces por tu hermano. Quién no se interesa por su hermano es un Caín.

27
El yavista se interesa también por buscar la raíz del odio entre hermanos. En su opinión este
enfrentamiento proviene de la ruptura del hombre con Dios. Al romper con la Ley de Yahvé y
declararse a sí mismo dios, se vuelve idólatra de sí mismo, y a su hermano lo ve como un competidor y
enemigo. En el paraíso el hombre se desvinculó de Dios, se encerró en sí mismo y, desde ese momento,
el otro ya no tiene sentido en su vida.

Este relato nos muestra que el pecado, una vez que entró en la humanidad, no deja de hacer estragos. Se
ha adueñado de la humanidad y ésta no es capaz de sacudirse de él.

6.3. Comentario sobre el texto

Presentación de los dos hermanos (4, 1-2)

El hijo deseado y el hijo no esperado. El relato muestra el contraste que hay entre la concepción y el
nacimiento de Caín y el de Abel. Eva está orgullosa de su primogénito; se muestra muy agradecida a
Dios por haberle dado un hijo; aparece gozosa. El texto da a entender que Caín, el mayor, es el más
importante, el más valiosos.

En cambio la descripción del nacimiento de Abel es lacónica. No se percibe ningún signo de gozo en su
nacimiento. Es, en cierto sentido, un hijo no esperado, que no tiene importancia y casi está demás. Esto
significa el nombre mismo de Abel (Hebel), debilidad, soplo, nada. Abel es el pariente pobre de la
familia.

El nombre de Caín significa forjador de armas. Con ello se destaca su importancia, su fuerza y también
su violencia.

Las dos profesiones. Caín es agricultor y Abel pastor. El pueblo hebreo que nació como pastores de
ovejas, nómadas. Caín representa a los propietarios de tierras que vivían en los pueblos y en las
ciudades cananeas, enemigos de los pastores que llegaban con sus rebaños. Significa también el
sedentarismo de los mismos israelitas del tiempo de la monarquía.

Las ofrendas a Dios y la lucha entre los hermanos (4, 3-8)

La actitud de Yahvé ante las ofrendas (4, 3-5). Las ofrendas de Caín no le agradan. En cambio se
complace en las de Abel. ¿Por qué? El texto no lo dice expresamente, hay que leerlo entre líneas o en
los textos posteriores. Suelen darse varias versiones:
- Por las actitudes y la conducta de Caín, que son malas, como lo expresará después al matar a su
hermano. También por ser tacaño con Dios. De Abel se dice que ofrecía las primicias, Caín ofrecía las
sobras.
- Caín simboliza a los Cananeos que daban culto a Baal y Astarté, cosa que no agradaba a Dios. Abel en
cambio representa al pueblo Hebreo cuyo culto era a Yahvé

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- Otra interpretación. Abel era pobre, despreciado, insignificante. Por ello Dios le prefiere. Yahvé
escogió a Israel, un pueblo pobre y pequeño, más tarde le sacó de Egipto siendo éste un grupo de
esclavos insignificantes.

Los sentimientos de Caín y el interés de Dios por él (4, 5-7). Al ver que no tiene el mismo éxito que
Abel, nacen en el corazón de Caín sentimientos de envidia y rencor que, como no puede dominarlos, le
llevan a cometer acciones terribles. “Se irritó en gran manera y se abatió su rostro” (4,5).

Aunque Abel es su preferido, Dios muestra gran interés por Caín: le dirige la palabra, lo busca para
hacerle caer en la cuenta de los malos sentimientos que se están apoderando de él y del peligro que esto
significa. Yahvé quiere hacerle recapacitar, quiere que se convierta, pero respeta su libertad, igual que
respetó la de Adán y Eva. Este pasaje nos enseña que Caín y todos los caínes no son irremediablemente
malos, son también creaturas de Dios, pueden cambiar y obrar bien.

El yavista nos enseña que el mal está siempre al asecho, tanto dentro como fuera del hombre, pero éste
puede superarlo. Nos enseña también algo que Jesús dirá con más claridad: “Del corazón salen los
malos proyectos, los homicidios, adulterios y codicias” (Mc 7, 21-23). Lo importante es purificar
nuestros sentimientos y cambiar nuestras malas actitudes más profundas, porque de ellas brotan los
fratricidios.

El fratricidio (4,8). Pero Caín rechaza la invitación de Dios (“si obras bien”), se deja dominar por la
serpiente, por el pecado de la envidia y del odio. Ni siquiera le responde a Yahvé, se dirige directamente
a su hermano y le mata.

El relato del fratricidio es extremadamente simple, no da detalles. No deja ni siquiera espacio para la
lucha interna de Caín. El odio ha engendrado en él la muerte, y en el campo mata a su hermano. En el
corto espacio de dos líneas se subraya dos veces “su hermano Abel”. No se acepta la condición de
fraternidad, de aceptación del otro, se la niega, y así se llega a la primera muerte de la humanidad por
asesinato, raíz y explicación de todos los asesinatos que siguieron. A este sentimiento se le llama odio y
es homicida desde el principio (Jn 8, 44).

Dios y el asesino (4, 9-16). La actitud de Dios con Caín es la misma que tuvo con Adán y Eva después
que pecaron: buscarlo para hacerlo reflexionar. Pero Dios ya no le pregunta como a Adán: ¿dónde estás
o cómo estás? Una vez que tenemos hermanos, para saber cómo estamos ante Dios, basta con preguntar
cómo nos relacionamos con nuestros hermanos. Por eso Dios no le pregunta dónde estás, sino ¿dónde
está tu hermano? Caín responde insolentemente con una frase que se ha hecho tristemente famosa pero
que refleja con realismo las actitudes egoístas de unos para con los otros; “¿Soy yo, acaso, guardián de
mi hermano?”.

Ante la insolente respuesta de Caín, Dios insiste: “¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano
grita desde la tierra hasta mí” (4, 10) Con esto, el Dios de la Vida pone a Caín delante de su pecado para
que recapacite, asuma su culpa y cambie de actitud. Pero Caín, igual que Adán y Eva, no reconoce ni

29
asume su culpa. Es difícil que el ser humano reconozca su mal comportamiento y las causas que lo
motivan.

El pecado no recocido lleva a Caín, igual que a Adán y Eva, a una situación de castigo: “Vivirás lejos de
este suelo fértil … Cuando cultives la tierra no te dará fruto. Andarás errante y vagabundo sobre la
tierra” (4, 11-12).

Caín reacciona abrumado por el peso del castigo, pero no de la culpa. No le espanta el crimen que ha
llevado, sino la nueva situación que se le presenta a su existencia: vivir rechazado por todos, sin
descanso ni paz. “Mi culpa [castigo] es demasiado grave para soportarla” (v. 13).

Yahvé no ha querido imponerle la pena de muerte, pero Caín teme que cualquiera que le encuentre le
mate, ejecutando la sentencia que lógicamente le corresponde como se dice en Núm 35, 16-21, donde se
regula la venganza de sangre, según lo cual el vengador podía dar muerte al homicida en cuanto lo
encontrase. El yavista se muestra opuesto a la ‘ley de talión’ que exigía a los familiares matar al
homicida. Por eso pone en la boca de Dios las siguientes palabras: “No será así. Si alguien te mata, yo
te vengaré siete veces” (4, 15).

Esta tragedia igual que la del paraíso, termina con un signo de esperanza: Dios sigue queriendo a Caín,
quiere proteger su vida y por eso lo marca con signo indeleble. Yahvé es el Dios de la Vida, aun de la
vida de los asesinos. Dios no se ensaña con el pecador indefenso. Y es que, en realidad, todo ser
humano, aunque manchado por el pecado, sigue siendo imagen de Dios, lo que no consiente que nadie la
destruya.

BIBLIOGRAFÍA

VIDALES, A. (1999) Los orígenes. Comentario a los 11 primeros capítulos del Génesis. Centro de
Evangelizadores Seglares, Cochabamba, [Policopiado]
SALAS, A. (1993) Los orígenes. Del Edén a Babel. Madrid: Editorial Paulinas.
GRELOT, P. (1987) Hombre ¿quién eres? Editorial Verbo Divino.
CASTEL, F. (1987) Comienzos. Editorial Verbo Divino.
MESTERS, C. (1989) Paraíso terrestre. ¿Nostalgia o esperanza? La Paz.
MARTÍN JUARES M. A. (1992) Caín y Abel. Editorial Biblia y Fe.

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CUESTIONARIO DE ESTUDIO DEL TEXTO

PRIMER RELATO DE LA CREACIÓN, GÉNESIS 1


1. ¿Quién es el autor del primer relato de la creación, cuál es el carácter del relato y por qué distribuye la
obra creadora en 7 días?
2. ¿Qué significa la luz y las tinieblas del primer día de la creación?
3. ¿Cuál es el mensaje de la creación del tercer, cuarto y quinto día?
4. ¿Cómo Dios crea a los animales terrestres y cómo crea al hombre, cuál es el significado de esta
diferencia de creación?
5. ¿De qué manera el hombre es imagen y semejanza de Dios?
6. ¿Por qué el amor entre varón y mujer es el mejor retrato de Dios?
7. ¿Dios quiso que el hombre y los animales fueran vegetarianos?
8. ¿Cuál es el mensaje del séptimo día de la creación?

SEGUNDO RELATO DE LA CREACIÓN, GÉNESIS 2


9. ¿Según el J cómo Dios creó al hombre?
10. ¿Qué significan los dos árboles del Paraíso y la prohibición de comer de uno de ellos?
11. ¿Cómo era la situación del varón en el Paraíso antes de la creación de la mujer?
12. ¿Qué significa la creación de la mujer y por qué Dios ha creado a la mujer de la costilla del varón
mientras éste dormía?
13. ¿Qué significa la frase “se harán una sola carne?

EL PECADO Y SU CASTIGO, GÉNESIS 3


14. ¿Qué es lo que el J quiere explicar con el relato de los orígenes del capítulo 3?
15. ¿Cómo puede explicar un creyente en Dios la existencia de los males en el mundo?
16. ¿Qué significa que los dos estaban desnudos, varón y mujer, pero no por eso se avergonzaban” (2,
25).
17. ¿Qué significa la frase “La serpiente era la más astuta de todos los animales” (3, 1).
18. ¿En qué consiste la tentación del hombre?
19. ¿Cuáles son los efectos de la caída del hombre?
20. ¿Qué hace Dios ante la caída del hombre?
21. ¿En qué consiste el castigo que Dios impone al varón y a la mujer?
22. ¿Con el pecado y la caída todo se ha perdido, Dios ha abandonado para siempre al hombre?
23. ¿Qué significa la prohibición de entrada al Paraíso y que los querubines la cuiden?
24. ¿Qué simbolizan Caín y Abel?
25. ¿Cuál es el tema central del relato de Caín y Abel?
26. ¿Por qué Caín llegó a matar a su hermano?
27. ¿Qué pasó con los descendientes de Caín y los descendientes de Set?

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