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James Hutton (1726-1797), estableció los principios que sentarían las bases de la
excavación arqueológica.
Demostró que la estratificación de las rocas esa debida a procesos que todavía seguían
en mares, ríos o lagos. Esto constituyo el principio del “Uniformismo”.
Este idea también se pudo aplicar al pasado humano, y marca una de las nociones
fundamentales de la arqueología moderna.
En 1841 Boucher de Pethes sostuvo que esto indicaba la existencia humana mucho
antes del Diluvio Bíblico.
El concepto de evolución:
Demostró cómo se producía este cambio, en palabras de Darwin “la selección natural o
supervivencia de los más aptos”
El otro gran trabajo de Darwin.”El Origen del Hombre” se publicó en 1871. Allí decía
que la especie humana había surgido como parte del mismo proceso. Podía dar
comienzo la búsqueda de los orígenes del hombre en el registro material, mediante
técnicas arqueológicas.
Existía otro recurso conceptual que demostró ser muy útil para el progreso de la
prehistoria europea: el Sistema de las Tres Edades.
C. J. Thomsen proponía que las colecciones se dividieran entre las procedentes de la
Edad de Piedra, la Edad de Bronce y la Edad del Hierro.
Más tarde, se estableció una subdivisión de la primera entre Paleolítico o Antigua Edad
de Piedra y Neolítico o Nueva Edad de Piedra.
Estableció el principio de que, estudiando y clasificando los artefactos prehistóricos, se
podía llevar a cabo una ordenación cronológica, y se podía decir algo de los períodos en
cuestión.
Estos tres grandes avances conceptuales (la antigüedad del hombre, la teoría de la
evolución de Darwin y el sistema de las Tres Edades proporcionaron un marco para el
estudio del pasado y para plantearse preguntar sobre él.
Etnografía y arqueología:
El estudio realizado por los etnógrafos en las comunidades vivientes de distintas partes
del mundo, podía ser un punto de partida útil para los arqueólogos.
Clasificación y consolidación: