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UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR

Ética Profesional (EDP)


Lcda. Martha Patricia Barrios Pellecer
Ana María Mazariegos Cifuentes Carné: 15223-15

ENSAYO POSTULADO DE PROBIDAD


INTRODUCCIÓN

Probidad es la cualidad que define a una persona íntegra y recta; a alguien que
cumple sus obligaciones sin fraudes, engaños ni trampas. Es aquella persona que
realiza acciones que considera un bien para el mismo pero que no afecta el interés
de las demás personas. La probidad también es sentirse orgulloso ya que es una
persona honrada porque sabe que nunca ha engañado, no ha hecho ningún fraude,
que sea respetuoso con las demás personas, que sea directo, es decir, comunicar
las cosas como son, pero sin ofender al individuo, ser una persona responsable que
siempre cumpla con sus obligaciones y que se respete así mismo.

Toda persona que pretende alcanzar éxito como profesional universitario subsume
el hacerlo, pero bajo preceptos de probidad; eso es una exigencia implícita de toda
profesión. Debe comprender que su profesión es esencial en el quehacer nacional,
mismo que se refleja en su labor privada o pública, eso es indiferente. Tomando en
cuenta que el cimiento del éxito implica un actuar con integridad, humildad, fidelidad,
prudencia, valor, justicia, paciencia, esfuerzo, simplicidad y modestia.

DEBER DE PROBIDAD DEL INVESTIGADOR CRIMINAL Y FORENSE

Surge necesariamente en este momento delimitar lo que es probidad, conforme lo


dispone el artículo 6 de la Ley de probidad y responsabilidades de funcionarios y
empleados públicos, decreto número 89-2002, Congreso de la República de
Guatemala: “Son principios de probidad los siguientes:

1. El cumplimiento estricto de los preceptos constitucionales y legales;


2. El ejercicio de la función administrativa con transparencia;
3. La prudencia en la administración de los recursos de las entidades del Estado,
y demás entidades descentralizadas y autónomas del mismo;
4. La promoción e implementación de programas de capacitación y la difusión de
valores, imparcialidad y transparencia de la gestión administrativa;
5. Publicitar las acciones para generar un efecto multiplicador que conlleva a la
adquisición de valores éticos por parte de la ciudadanía;
6. El apoyo a la labor de detección de los casos de corrupción a través de la
implementación de los mecanismos que conlleven a su denuncia;
7. La actuación con honestidad y lealtad en el ejercicio del cargo o empleo o
prestación de un servicio;
8. La incorporación de una estructura de incentivos que propenda a que en la
administración pública ingresen, asciendan y permanezcan las personas más
idóneas, mediante la valorización de su desempeño en un cargo o empleo
público a través del fortalecimiento del sistema de calificaciones, de
remuneraciones y de reconocimientos”.

Por lo tanto, la probidad será el grupo de valores, principios o enunciados de


solvencia interna y personal, de tinte ético y moral, que guiarán las acciones de cada
persona; probidad será, asimismo el grupo de valores o mandatos mínimos que
exige la sociedad, sea mediante acuerdo implícito o disposición legal.

De ello nacen dos tipos de compromisos: el que realiza por si sola la persona como
tal, y el que se hace en relación con la sociedad porque se es profesional
(investigador).

El artículo 7 de la Ley de probidad y responsabilidades de funcionarios y empleados


públicos, decreto número 89-2002, Congreso de la República de Guatemala,
establece el deber de probidad, mismo que debe ser observado por el investigador
al ejercer una función pública o al ser empleado estatal. “Funcionarios públicos. Los
funcionarios públicos están obligados a desempeñar sus deberes, atribuciones,
facultades y funciones con estricto apego a la Constitución Política de la República
y, las leyes. En consecuencia, están sujetos a responsabilidades de carácter
administrativo, civil y penal por las infracciones, omisiones, acciones, decisiones y
resoluciones en que incurrieren en el ejercicio de su cargo”.

A esto es fundamental añadir cuatro principios de la ética profesional:


Principio de beneficencia. Hace referencia a la actuación en beneficio del cliente, de
usuario de cada servicio profesional. Es decir, se trata de prestar el servicio que se
supone que presta el buen profesional: técnicamente competente y moralmente
responsable.

Principio de autonomía. El profesional no es el único que define e interpreta su


propia actuación; entra en diálogo con el usuario, toma en consideración su punto
de vista, establece con él pactos y acuerdos acerca de las prestaciones
profesionales.

Principio de justicia. Este principio sitúa el ejercicio profesional en el marco de una


ética social, la cual abre la perspectiva en la que se articulan las múltiples
necesidades e intereses con las posibilidades y recursos disponibles conforme a
criterios de justicia.

Principio de no maleficencia. Significa no hacer daño o perjuicios, la no maleficencia


se debe equilibrar con el principio de beneficencia. En el ámbito de la ética de la
investigación que establece que los investigadores deben tener como objetivo el
bienestar (nunca el perjuicio) de los participantes en un ensayo clínico u otro estudio
de investigación.

CONCLUSIÓN

Todos los principios tanto legales como doctrinarios, en realidad, deben ser
observados por los profesionales en general, ya que el cualquier momento pueden
desempeñar un cargo tanto en el sector público como en el privado, salvaguardando
así el sano ejercicio de sus funciones. Es importante notar en la norma un claro
sentido de amplitud al incorporar dentro del término probidad, una serie de principios
o parámetros de correcta gestión. Esto parece justificable desde la óptica de buscar
el bien común de la sociedad, donde todo servidor es parte de un engranaje,
ordenado a ser eficiente y eficaz en lo que hace, a mostrar mística, a ser agente
provocador de cambios y mostrar rectitud, integridad, en suma, probidad.

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