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El Otro en tanto tesoro de los significantes, en tanto batería de los significantes,

es infinito, y a la vez es limitado. Es infinito en su capacidad de significación, y a la vez


es limitado en esa misma capacidad.
Hay infinitos significantes, pues en caso contrario alguien podría hacer un
listado de ellos, y a la vez éstos no alcanzan, hay algo que queda por fuera de su
alcance. Eso que queda por fuera es de un tamaño infinitamente mayor que el conjunto
de todos los significantes, es un infinito de orden mayor. Estoy pensando en una
analogía con lo que sucede entre los números racionales y los números reales: el
conjunto de los números racionales y el conjunto de los números reales son ambos
conjuntos infinitos, pero el conjunto de los números reales es más grande, hay números
que son reales y que no son racionales, raíz de 2 es un ejemplo de ellos. Podemos
pensarlo gráficamente del siguiente modo: figurémonos una recta que represente el
conjunto de todos los números reales, allí tenemos el cero en algún punto de la recta, el
4 en algún punto a su derecha, el -23 a su izquierda, y así siguiendo. Todos los números
reales están representados por algún punto de la recta, y a su vez todo punto de la recta
representa algún número real. Ahora, y esto es lo esencial de ésta analogía, si
pudiéramos pinchar en cada punto de la recta que corresponda a un número racional (1,
5, 7/8, -56/23, etc.), digo si pudiéramos porque al ser infinitos esto es materialmente
imposible, visualmente podríamos estar tentados a convencernos de que en algún
momento lograríamos pinchar toda la recta en su totalidad; pero esto es sólo una ilusión,
visual en este caso. En efecto, el punto correspondiente a raíz de dos no sería pinchado,
y cómo éste caso hay infinitos. Entonces, visualmente uno creer ver que los números
racionales logran cubrir la totalidad de la recta real, cuando en realidad hay infinitos
puntos que no logra cubrir, y de hecho la cantidad de estos puntos es de un orden mayor
de infinito. Pues bien, la analogía es la siguiente: los números racionales son la batería
significante, el tesoro de los significantes, el Otro, y aquellos números que no son

racionales, los irracionales, son el a. Es divertida la frase que podemos enunciar a partir
de esta analogía: “los racionales aunque infinitos no logran cubrir a los reales lo cuáles
son de un infinito de orden mayor”, o mejor aún “lo racional, aunque infinito, no logra
cubrir lo real, qué es un infinito de orden mayor”. Aprovechemos el significante
“racional” un poco más, y pensémoslo no como lo referido a la razón en tanto
raciocinio, sino a la razón en tanto medida. Lo imaginario es esa ilusión visual de que lo
racional cubre la totalidad de lo real.
El fantasma es el modo en que el sujeto llega a esa ilusión, es la lógica que
sostiene la contingencia de las distintas versiones de ella. Ergo, el fantasma sostiene lo
Imaginario.

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