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Luz Guardo
Elba Peñaranda
Universidad de Cartagena
CONNOTACIÓN MACHISTA EN LA LENGUA 2
Desde el principio de los tiempos, el ser humano creó diferentes sistemas de signos
orales y escritos que han ido evolucionado a través de los años, producto de la necesidad de
comunicarse con otros. Lo que hoy en día conocemos como lengua es producto de una
construcción social, la cual se considera como un sistema abierto en una constante
evolución resultado del actuar lingüístico de los hablantes. Como afirma Fornet (2019)
“Desde que existe, la lengua no ha dejado de transformarse, porque el pueblo que la habla,
y la sociedad en que se habla, no han dejado de transformarse tampoco”. Por ello, la lengua,
es adquirida; es decir, se aprende y se enseña.
Primeramente, si tenemos en cuenta la adopción del apellido del marido por parte de
la mujer luego de casarse, podemos observar cómo ha imperado la supremacía masculina
sobre la femenina. Esta costumbre partía de la antigua idea en la Edad Media en la que la
mujer debía ser tutorizada por el hombre. La mujer no era vista como una persona, sino
como objeto perteneciente a una figura masculina, por ende, tanto su padre como su esposo
tenían el control sobre esta. Aunque en Latinoamérica y algunos países Europeos esta
costumbre ha quedado atrás, en muchos países de habla inglesa se sigue practicando, tal es
el caso de Estados Unidos. Así, tenemos mujeres con poder que anexan o sustituyen su
apellido por el de su esposo, como Michelle Obama, Melania Trump o Hillary Clinton.
ocuparse de la crianza de los hijos. Es así como con el pasar del tiempo muchas profesiones
sólo hacían referencia al género masculino, tal es el caso de soldado, músico, piloto, entre
otros. Las palabras surgen de la necesidad del hablante, por lo tanto, en un pasado, al ser
ciertas profesiones únicas para hombres, como soldado, no existía la necesidad de decir
soldada al no existir mujeres dedicadas a esta profesión. De esta misma manera, el término
alcaldesa años atrás existía como femenino del término alcalde, pero este solo hacía
referencia a la esposa del alcalde, puesto que en siglos anteriores la mujer no tenía
participación política. Sin embargo, con el correr del tiempo su participación fue
incrementando y ya no solo existen alcaldes, sino también alcaldesas. Este sustantivo pasó
de hacer referencia a la esposa del alcalde a referirse a una mujer encargada de la alcaldía.
Con el pasar de los siglos, nuevos nombres de profesiones, que antes solo
designaban al varón se fueron incluyendo para también aludir a las mujeres. Así, por
ejemplo, términos como médica y jueza se han ido añadiendo a la lengua Española. No
obstante, en la actualidad no es muy común utilizarlos por lo que en vez de su femenino se
utiliza el masculino precedido por el artículo femenino para hacer referencia a la mujer que
ejerza alguna de estas profesiones; así, la médico, la sargento y la juez son más utilizados.
De hecho, en muchas ocasiones las mujeres se refieren a sí mismas de médico o juez,
porque tienen la concepción de que si no lo hacen su profesión pierde credibilidad o que
suena algo despectivo. De esta última encontramos el caso de sargenta, que popularmente
alude a una mujer autoritaria, una vez más se percibe una concepción negativa sobre la
mujer.
social, ya que en la actualidad, tanto hombres como mujeres pueden tener un desempeño
político.
A raíz de este machismo, presente en el día tras día de nuestras sociedades pasadas,
actualmente podemos encontrar diferentes dichos y expresiones que poseen un significado
peyorativo, resultado de las ideologías y creencias de la época en las que la mujer es vista
como débil e incapaz y el hombre como, todo lo contrario, sinónimo de fuerza y valentía.
Aunque estas creencias son comunes de épocas pasadas y han ido disminuyendo, estas
expresiones se siguen empleando diariamente sin tener en cuenta en muchas ocasiones su
trasfondo.
Desde pequeños a la mayoría de los niños se les van inculcando ciertos estándares
en la manera en que se deben comportar y luego, cuando crece el respeto que se supone
merecen está fuertemente relacionado con el nivel de “hombría” que tengan. Hoy en día a
medida que un niño va creciendo es normal que personas de su entorno se dirijan a él con la
expresión comportate como hombre, cuando su comportamiento no cumple con los
estereotipos formados por la sociedad, tales como ser más fuerte que las mujeres,
comportarse de una manera un poco brusca y con autoridad e incluso el uso del lenguaje
obsceno al momento de hablar. Del mismo modo, muchas niñas durante su infancia
escuchan la expresión comportate como una señorita, haciendo referencia a la manera en
que deben expresarse, lo que deben hacer y lo que no, e incluso, la manera en que deben
sentarse. Igualmente ocurre con las expresiones los niños no lloran y las mujeres a la
cocina, las cuales son reflejo del machismo que se vive en las sociedades.
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Reflejo de esta huella machista en la lengua Española, por ejemplo, podemos ver
cómo en ciertos casos se invisibiliza a la mujer y se antepone al hombre. Tal es el caso del
pronombre ellos. Cuando se hace mención a un grupo de personas mixto, la regla dice que
se debe colocar el pronombre en masculino, es decir, ellos; aunque el grupo esté
conformado en su mayoría por mujeres. Asimismo ocurre con el sustantivo niños, el cual se
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refiere a infantes tanto varones como hembras, sin importar si en su mayoría son
niñas. Cabe recalcar que estas son reglas gramaticales de la lengua Española y se deben
respetar. Sin embargo, que algo sea válido en un determinado momento no significa que
deba serlo en otro, y mucho menos, que algo esté normalizado significa que sea correcto.
Por otro lado, hay casos en los que una misma palabra en su género femenino ha
servido para catalogar a una mujer, mientras que en su género masculino no funciona igual.
En el caso de señora y señorita, la primera se utiliza para hacer referencia a una mujer
casada y la segunda a una mujer soltera. Mientras que señor no hace distinción si el hombre
está casado o no; de hecho, no es común decir señorito a un hombre que no está casado.
Suzanne Rommaine (1996) se refería al apellido y a la distinción de señora y señorita como
“(...) símbolos de la posición de la mujer como propiedad del hombre y objeto sexual cuya
disponibilidad o no para otro debe quedar muy claramente marcada”(p.154)
sexo débil es “Conjunto de las mujeres”. En cambio sexo fuerte, en la RAE “Conjunto de
los varones”.
Es por esto que en muchas ocasiones los hablantes variamos o cambiamos los significados
que la RAE ha validado o simplemente no seguimos o empleamos las normas que se han
designado. Esto se debe a que la lengua es cambiante y se transforma con los años debido
a que esta se mantiene por el uso que le dan los hablantes y no las normas que algunos le
imponen.
consecuencia, podemos observar como diariamente hacemos uso de una lengua con
connotaciones machistas y que muchas veces ignoramos. Siendo así, en palabras, dichos y
expresiones comúnmente usados, e incluso, en canciones populares e infantiles existe un
trasfondo machista del cual no somos conscientes ya que simplemente está normalizado por
la sociedad. Para cambiar nuestra realidad debemos empezar por cambiar nuestra forma de
hablar y dejar de usar aquellas palabras despectivas hacia las mujeres que reflejan el
machismo en la sociedad.
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Referencias
Jiménez, J. (1994) La media vuelta. [Grabado por Luis Miguel]. En Segundo romance.
[CD] WEA Latina. (1994).
Lendoiro, G. (2018, 15 de febrero) “Las lenguas no son machistas, son las personas las que,
utilizándolas, enarbolan ideas que lo son”. Recuperado de https://www.larazon.es/