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Wittgenstein y Deleuze”
Introducción
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universal, sino al contrario: los sujetos son productos del conjunto de las actividades
sociales, dentro de las cuales ocupan un lugar preferencial las acciones lingüísticas. Uno
de los entes que únicamente tienen presencia exterior a través del lenguaje es el yo; por
supuesto que aquí Wittgenstein no está haciendo referencia al cuerpo determinado con
que es asociado con ese vocablo al momento de ser enunciado, sino a esa otra entidad
que surge de la utilización del pronombre en primera persona: “vemos, pues, que, en los
casos en los que se usa “yo” como sujeto, no lo usamos porque reconozcamos a una
persona particular por sus características corporales; y esto crea la ilusión de que
nosotros utilizamos esta palabra para referirnos a algo incorpóreo que, sin embargo,
tiene su sede en nuestro cuerpo” (Wittgenstein, 1998, p. 104). La hipostatización del yo
proviene de las prácticas lingüísticas, el yo es el derivado de una peculiaridad
gramatical: el empleo de la primera persona, y no de algún sustento metafísico,
ontológico o gnoseológico que le otorgue una entidad específica. Aquíno hay sujeto
trascendental que constituya la experiencia, son los modos de vida los que fundan el
modo de pensar en el que la subjetividad aparece. La práctica del lenguaje, como la de
cualquier otra actividad social, no supone o exige un sujeto previo, no implica un
constructor que posea determinadas condiciones especiales, sino que son los usos
lingüísticos los que crean un sujeto con determinadas propiedades.
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El carácter pragmático otorgado por Wittgenstein a la atribución de sentido se
traslada a su concepción de verdad y a la relación certeza/duda. Las nociones y juicios
de verdad/falsedad constituyen una parte basal, primitiva, de nuestras prácticas y están
incluidos como fundamento de ellas, no como algo que deba demostrarse
posteriormente; no sobrevienen desde algún sitio externo a imponerse sobre los
pensamientos, acciones e intereses de los hombres. Al ser la forma de vida en que
estamos inmersos el fundamento de la verdad y la falsedad, no puede ser calificada de
verdadera o falsa: “si lo verdadero es lo que tiene fundamentos, el fundamento no es
verdadero, ni tampoco falso” (Wittgensttein, 1991, §205). Aquello que es enunciado
como verdadero o se tiene por cierto no puede ser justificado completamente pero
tampoco carece de toda justificación o está destinado a ser en última instancia
incoherente, sino que depende de las condiciones que pueden ser defendidas dentro de
los límites del modo de razonar propio de una forma de vida. Así, tanto en las prácticas
lingüísticas como de conocimiento, en un punto la cadena de argumentos para seguir
una regla se corta y queda pendiendo de los modos aceptados culturalmente; las formas
de vida constituyen el sustrato no elegido ni puesto en discusión y señalan los límites
irrebasables de las prácticas lingüísticas, incluidos los ámbitos del conocimiento, la
verdad/falsedad y la certeza.
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2009, 61-62). A las notas de universalidad y necesidad debía sumarse la estrecha
relación entre objetividad y subjetividad, ya que debido a que el Yo trascendental
contaba con una unidad y reflexividad originaria, tales formas determinantes eran
condiciones constitutivas de la experiencia posible, conformando una naturaleza
idéntica para todos los sujetos. En consecuencia, en Kant, el conocimiento se
desplazaba de una fundamentación ontológica, donde se entendía a la verdad como la
aprehensión de unaentidad sustancial contrapuesta a la apariencia, a una psicológica,
donde “verdadero” es el contenido de una conciencia que constituye la realidad
inteligible.
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representan una realidad dadagracias a principios mentales universales, sino como el
pensamiento que explora la génesis de acontecimientos,expresando la estructura
delproblema de una realidad actual determinada.Este nuevo concepto de conocimiento
implica un criterio de adecuación sin el esencialismo subjetivista que da a la verdad
valor universal por remitir a un principio unitario y constante. Verdadera es la expresión
coherente de una estructura adecuada a una idea-problema, siendo ambos elementos (la
expresión y el problema) multiplicidades que ponen de manifiesto diferentemente un
mismo y único ser. El programa expuesto por Deleuze condensa una crítica total a la
representación en función de una crítica relativa al criticismo kantiano.
- Referencias bibliográficas:
Deleuze, Gilles (2002), Diferencia y repetición. Buenos Aires, Amorrortu.
Kant, Immanuel, (2009), Crítica de la razón pura. Buenos Aires, Colihue.
Wittgenstein, Ludwig (1991). Sobre la certeza. Barcelona, Gedisa.
Wittgenstein, Ludwig (1998). Cuadernos azul y marrón. Madrid, Tecnos.
Wittgenstein, Ludwig (2004). Investigaciones filosóficas. Barcelona, UNAM/Crítica.