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Bloque 1. Matutino
Objetivo general: Honrar nuestra condición humana a través de ejercicios psicocorporales que
estimulen la reflexividad del Yo sensible y su conexión con la Otredad, sus sufrimientos y
potenciales.
Estrategia: la dinámica grupal será continua entre un ejercicio y otro, se trabajará con una
estrategia de doble círculo que variará entre actividades corporales y reflexivas. Es ideal el recurso
de la música en vivo, puede ser un único músico con varios instrumentos, respondiendo a la
energía y los ritmos que va manifestando el grupo en cada fase.
Desenfoca tus ojos. Relaja tu vista. Usa todo el espacio disponible para que no causar una
maraña en el centro. No hables. Solo circula y pasa a los demás. Eres una persona muy
importante con cosas muy importantes que hacer. Siente en tu cuerpo la tensión de tener
que hacer tu camino entre los demás, como si fueran obstáculos en tu trayectoria.
(El ritmo disminuye) Ahora nos calmamos un poco. Observamos las caras a nuestro
alrededor. “Oh, no estoy solo en este tiempo planetario.” Nuestros miradas se encuentran
al pasar. Te encuentras frente a alguien y paras. Parado allí frente a ellos, tomas su mano
derecha con tu mano derecha. Y sin hablar, te dejas recibir su presencia. Allí está alguien
vivo en el planeta Tierra en este preciso momento, nacido en el mismo periodo de crisis,
confusión y velocidad. Están aquí. Y han escogido estar aquí. Siente tu alegría de que
hayan tomado esa decisión y exprésala del modo que te parezca adecuado.
Y seguimos caminado…De nuevo te encuentras frente a otra persona y las tomas de la
mano. Contempla a este ser, tu hermano o hermana, que habla justo ahora de su amor por
esta vida. Allí hay alguien que no teme amar el regalo de estar vivo en este planeta. Es
como medicina. Experimenta tu propia gratitud por esto y deja que ellos la sepan mediante
un gesto.
Una vez más, seguimos caminando, rozándonos ligeramente al pasar. Y de nuevo nos
encontramos frente a otra persona y tomamos su mano izquierda con nuestra derecha,
pero está vez, cerramos los ojos tan pronto hayamos entrado en contacto. Cierra tus ojos
de manera que toda tu atención pueda ir a la sensación del tacto. ¿Qué es ese objeto que
sostienes? Hay vida en él. Está es una mano humana y ha tomado cinco billones de años de
condiciones particulares para que este planeta la formara. Tómala y dale la vuelta,
sintiéndola, flexionándola. Explórala con una gran curiosidad, como si nunca hubieras
tocado una antes. Por favor nota la complejidad de la estructura ósea. Nota la delicadeza
de la musculatura, el suave y sensible relleno de la palma y los dedos. Es vulnerable. Es un
instrumento para conocer y hacer.
Abre tu conciencia a su viaje por el tiempo. Fue una aleta en los océanos primordiales
donde la vida comenzó, de la misma forma que lo fue en esta vida en el útero de su madre.
Los ancestros están en ella, ancestros que aprendieron a marchar por la tierra seca, a
trepar, a coger, a agarrar, a partir piedras, a juntar hierbas y tejerlas en canastas, a
colectar semillas y cosecharlas y plantarlas de nuevo; a hacer fuego y transportarlo por las
largas marchas en las eras glaciales. Todo está en esa mano como una sucesión
ininterrumpida de aventuras.
De manera similar, abre tu conciencia al viaje de la mano a través de esta vida en
particular, desde que se abrió como una flor cuando surgió del útero de su madre. Mano
inteligente que ha aprendido tanto: ha aprendido a alcanzar el pecho o el biberón,
aprendió a amarrarse las agujetas, aprendió a escribir y dibujar, aprendió a limpiarse las
lágrimas, aprendió a dar placer. Hay gente viviendo ahora cuyo último contacto en la vida
será con está mano y serán capaces de ir a su muerte sabiendo que no fueron
abandonados. Sabes que hay gente viviendo ahora que serán curados en mente y cuerpo
por el poder que esa mano permite que fluya a través de ella. Hay un infinito poder que se
esconde en estas manos. Por unos instantes observo cuánto deseo que este poder se
manifieste para la belleza, el amor y el bien común. Bendecimos juntos nuestras manos. Y
decimos juntos “el infinito poder universal se manifiesta en estas manos ahora”.
Abro mis ojos… Despacio y sigo avanzado para llegar al último encuentro. De cara unos a
otros, une tus palmas a la altura de los hombros. Observas frente a ti alguien que ha
escogido estar vivo ahora, en este tiempo demandante y aterrador. Tú sabes y ellos saben
que está es una empresa arriesgada. ¡No apartes la vista! Podemos encarar esto juntos.
Sigue respirando. Deja que tu atención se abra a la real posibilidad de que está persona
jugará un papel decisivo en la curación de nuestro
mundo, que está justo en el lugar adecuado, en el momento adecuado, con las cualidades
y motivaciones adecuadas. ¡Deja que está posibilidad entre en tu mente y hazle saber
cómo te sientes!
Para cerrar, formamos un único círculo y tomados de las manos apalabramos en aforismos
la experiencia vivida.
5. Reconociendo nuestro dolor por el mundo. (90 min. aprox)
Traer la atención sobre nuestras reacciones internas al sufrimiento humano y la crisis del
modelo societal, al tiempo que me hago testigo del dolor del otro e identifico posibles
mecanismos de resiliencia.
a. Breve danza grupal de doble círculo y canto a la tierra.
b. Frases incompletas. Los participantes que coinciden entre ambos círculos se
sientan frente a frente, la facilitadora enuncia las frases que cada uno va
completar para la otra persona, el sonido del cuenco va indicando los tiempos
para hablar y los instantes de silencio compartido.
Cuando pienso acerca del mundo que dejaremos para nuestros hijos lo imagino como…
Los sentimientos que cargo conmigo acerca de todo esto son…
Algunas maneras en las que evado mis sentimientos son…
Lo que me permite seguir en este mundo es…
Algo particularmente difícil para mí en este tiempo de crisis global es…
Lo que aprecio de vivir en este tiempo de crisis es…
Cuando observo mi vida creo que algunas formas en las que puedo aportar a la
sanación del mundo son…
c. Para cerrar, formamos un único círculo y compartimos reflexiones sobre el valor
de aceptar nuestro sufrimiento como ejercicio transformativo, que nos abre a la
compasión y a la vida.