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Antes de conocerle como predicador, tenemos que conocer algo más de Él,
cuando era un niño. Jesús de Nazaret nace hacia año 5 a.C. en un establo de
Belén, en Judea, cuando dicha provincia pertenecía al Imperio Romano.
Sus padres fueron José (que era carpintero)y María la Virgen.
Según conocemos por las Sagradas Escrituras, Jesús fue “concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo“. Con esto, se quiere explicar la intercesión del
Espíritu Santo, para que la joven María, Madre de Jesús, quedase encinta
del Hijo de Dios. Y como el Hijo de Dios, no podía habitar en el cuerpo de
una pecadora, ella nación sin pecado alguno. Llamándola así, Inmaculada
Concepción, librándola del pecado original, con el que nacemos todos.
Además, a pesar de estar casada con José, ella se mantuvo sin conocer varón,
que nunca yacieron en el lecho, como marido y mujer, por lo que si
virginidad, se quedó intacta. De ahí la expresión, Virgen María.
Más tarde, seguido de soldados del imperio, apareció uno de sus discípulos,
Judas Iscariote, que por treinta monedas de plata, entregó a Jesús al Imperio,
tras un beso con el que le traicionó. Esta situación da inicio a la Pasión de
Cristo, proceso en el cual es sometido a durísimos padecimientos antes de ser
finalmente crucificado en la cruz.
El Jesús “histórico”
Tras su muerte, la vida y el legado de Cristo cobraron una relevancia como
quizás nunca se había visto en la historia. Sus discípulos relataron el milagro
de la resurrección. Los once apóstoles restantes presenciaron su aparición.
En ellas Jesús les ordenó que predicaran su mensaje. Esta línea religiosa que
sostenía que Jesús de Nazaret era el Mesías, hizo que las creencias cristianas
se separaran aún más, de la tradición judía.
Posteriormente se desarrolló el cristianismo, como una nueva religión, que
tuvo un comienzo de persecuciones y ocultamiento. Pero sólo algunos siglos
después, llegó a ser la religión oficial del Imperio Romano, alcanzando su
mayor poderío al dominar la espiritualidad de la Europa Medieval y luego
del “Nuevo Continente” tras el Descubrimiento de América.
Aunque existe la teoría del “mito de Cristo”, que defiende que Jesús nunca
existió históricamente, la mayoría de expertos coinciden en que la existencia
real de Jesús es indubitable. De hecho, ni los enemigos más encarnizados de
los cristianos pusieron nunca en duda la existencia de Cristo, ni siquiera
durante sus ataques más agresivos contra dicha fe, especialmente porque en
ocasiones, esos perseguidores, al final , se convertían a la fe que tanto
perseguían. Pese a que los expertos pueden no estar de acuerdo en los
detalles y las cuestiones de tipo religioso, está aceptado a nivel general que
durante el primer tercio del siglo I d. C., hubo un hombre en Judea llamado
Jesús que fue bautizado por Juan “el Bautista” y fue mandado ejecutar
por Poncio Pilatos, más allá de toda duda razonable.
Pese a las pruebas que puedan existir en ambos sentidos, está claro que la
religión es algo que se vive tan internamente que tanto creyentes como
religiosos siempre serán reticentes a admitir los argumentos del otro como
ciertos, así que las pruebas valen de poco cuando se habla de religión.