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PERÚ Y CHILE: HERMANOS DEL MODELO CON ORIGEN DIFERENTE

Estudiante: Jean Carlos Rodriguez Avilez Código: 16020478

En las últimas semanas hemos sido testigos de las constantes medidas de protestas y
manifestaciones populares en Chile. Muchos opinólogos indicaban que en Perú era
cuestión de semanas para que nos acoplemos, craso error pues estos no comprenden con
profundidad las diferencias sistemáticas sociales y culturales que nos distinguen.
Nuestro país pasó por un proceso de transformación cultural como efecto de la reforma
agraria que desvinculó al campesino de la comunidad y lo convirtió en un propietario que
vivió las dificultades de emprender y que comprendió la ausencia del Estado pues la
reforma fue desastrosa en el aspecto económico. A partir de esto se desarrollaron
migraciones masivas hacia las zonas urbanas especialmente a Lima.
Las migraciones desasociaron al campesino, ahora migrante, de la tierra y lo integraron
al capital, a la marginalidad, al Perú real ajeno a lo formal, es decir a la informalidad. Esta
situación informal es la que desarrollo en el peruano emprendedor provinciano un ethos
que comprendía al Estado como un ente ajeno a lo popular, como un estorbo al que
quieren reducir en vez de ampliar. En ese sentido, el peruano promedio no busca que los
colegios públicos mejoren, simplemente matricula a sus hijos en un colegio privado con
mejor calidad; también no exige más seguridad, construye rejas y contrata guardias.
El proceso cultural iniciado en la década de los setenta propició que al desarrollarse las
reformas neoliberales propiciadas por el fujimorismo, no existiese una crítica contundente
contra el mismo, en todo caso fue un amplio apoyo en reconocimiento de un modelo de
Estado que respete su forma de ser (informal) y que el progreso gire en torno a la
informalidad y la capacidad de emprender de cada uno, es decir, bajo las reglas del
mercado.
Por otro lado, en Chile tal proceso cultural nunca se dio debido a la ruptura violenta del
golpe de Pinochet al gobierno de Salvador Allende quien había desarrollado reformas
estructurales inclusivas como la agraria, la estatización de los recursos naturales, etc.
Todo ello se paralizó con el golpe militar que inicialmente no planteaba realizar cambios
a lo avanzado por Allende, pero desde 1975 con la influencia de los Chicago Boys quienes
propusieron la receta neoliberal que implicaba construir un Estado de carácter subsidiario
y que promueva el libre mercado. Es decir, se impuso el modelo sin contar con un
respaldo de la ciudadanía, fue una aplicación no consultada que durante el retorno de la
democracia nunca se legitimó. Este silencio se dio por poco más de dos décadas, pero en
la actualidad con todas las falencias y distorsiones que se acumularon hicieron que una
manifestación contra el precio del metro termine siendo el foco de cultivo de todas las
exigencias retenidas por décadas.
Podemos ver a partir de la revisión de ambos casos que en el Perú, el modelo económico
vino después de un cambio cultural, de una transformación que permitió a la sociedad
respaldar o sostener la economía de mercado, la individualización y la propiedad privada
porque le es útil. Hay un sentido de progreso que no depende del Estado, hay un sentido
de tiempo lineal y con la Reforma Agraria se acabó con el poder oligárquico. En lo
contrario, el caso de Chile nos muestra que no hubo un cambio cultural en su sociedad,
hubo una imposición desde el poder que no garantizaba la legitimidad del modelo, la
dictadura metió al mercado a la fuerza e inventó una clase media que depende del Estado
y/o de las grandes empresas. Se mantuvo esta situación oligárquica de desigualdad
extrema que ocasiona una inmensa crítica social.
En ese sentido, Perú y Chile han sido hermanos en el modelo económico, pero con inicios
diferentes que ocasionaron reacciones distintas en sus sociedades.

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