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Turismo del Paladar

Comer en Aruba

Uno de los mejores destinos vacacionales de América se encuentra en esta pequeña isla de Aruba,
un país ubicado a tan solo 25 kilómetros de la Península de Paraguaná en Venezuela, un lugar que
se ha convertido en la representación viva de la pluriculturalidad. Esa que no solo se aprecia en sus
calles y su gente, también en los sabores que se pueden registrar con el paladar recorriendo sus
restaurantes.

Texto y Fotos: Raymar Velásquez (@menucallejero)

Sentarse a comer en Aruba es recorrer con el paladar gran parte de las noventa y seis
nacionalidades que conviven en una nación de 108.000 habitantes. La que aquí existe es una
cultura gastronómica ligada a sus registros de colonización española y holandesa, a la historia de
sus esclavos y a los aportes que han recibido durante años de la cantidad de inmigrantes que han
habitado este rincón caribeño.
Cada local tiene su forma y su estilo, pero casi todos ofrecen una muy buena carta que en muchas
de sus presentaciones le hace honor a los platos tradicionales como el pan batí que es una especie
de panqueca salada que acompaña comidas, o el “keshi yena” una versión mejorada de aquel
plato que los esclavos hacían con las sobras. Pero también le rinden homenaje a las naciones que
los visitan o los eligen como sitio de residencia, por eso este paseo que hice por la isla y sus
sabores me permite caminar dentro y fuera de sus fronteras.
El Pincho Gourmet: Tal vez la principal relevancia de este sitio se aprecia en el muelle sobre el
cual está ubicado Pinchos Restaurant, uno que permite ver el hermoso atardecer arubiano que
hace que día y noche luchen por su permanencia en su cielo y regalen un espectáculo de colores a
la vista. Una vez que uno se sienta a tomar un coctel y comienza el festín se puede apreciar la
esmerada carta que Robby Peterson y Anabela de Sousa han diseñado para este restaurante cuya
especialidad son los mariscos que se presentan en pinchos en la mayoría de sus versiones. Probé
uno que combina pescado del día con camarones y langosta, ligeramente aderezados con ajo y sal,
acompañados de papas y vegetales frescos, todo un manjar de dioses.
La Tradición y el Buen Gusto: pareciera ser la consigna de Papiamento, una hermosa casa del siglo
XIX que de entrada regala el verdor de un gran jardín engalanado con luces, que conduce a un
conjunto de mesas alrededor de la piscina, sitio preferido de los comensales para pasar la velada.
Sin embargo, el interior de la vivienda no deja de ser menos espectacular porque ofrece un paseo
por parte de la historia de la isla y su conexión con Holanda, a través de la cantidad de
antigüedades europeas que la adornan. Una bien dotada bodega de vinos se ha convertido
además en el orgullo de la familia Ellis, dueña del restaurante, porque se precian de tener una de
las mejores colecciones de licores del país. Selecciones australianas, chilenas, argentinas,
portuguesas, estadounidenses y de otras tantas nacionalidades se guardan en esta cava hasta el
momento que les toque acompañar uno de los gloriosos platos que aquí se ofrecen. El Keeshi Yena
es de sus especialidades más solicitadas; aquí se prepara con trozos de lomo y pollo guisado con
hierbas finas y especias dentro de una costra de queso gouda, en una sola palabra, exquisito.
Una pincelada de Italia: Da Vittorio abrió sus puertas en el año 2000 y se ha posicionado como
uno de los comedores más visitados de la isla. El concepto desde sus inicios apunta la utilización
de auténticos productos italianos, aunque los combinan de alguna forma con los ingredientes
locales. Eso lo demuestran desde su arquitectura que en el exterior representa una típica casa
arubiana y al entrar revela una decoración mediterránea. El local presenta el modelo de cocina
abierta, así que resulta un show en vivo el momento de la preparación del plato. Si lo visitan
apuesten por el Risotto a la Pescatore o el Linguine dello Sooglio.
Con el Sabor de Aruba: Para quienes nos dedicamos a conocer a través del paladar existen dos
indispensables cuando viajamos, probar el sabor local, sin que necesariamente este sea un plato
típico y conocer las preparaciones tradicionales. Por eso una visita a The Old Fisherman siempre
será obligatoria cuando visite este país caribeño. En primer lugar porque su cercanía con el centro
facilita la llegada a sus instalaciones, en segundo lugar porque sus precios son más que accesibles
en un territorio históricamente costoso para el turista y en tercer lugar porque lo que se exhibe en
el menú es comida casera, principalmente relacionada con el mar: conchas, langostinos, cola de
langosta y pasteles de pescado inundan su carta; no dejen de probar las croquetas de pescado
picantes, dicen que son típicas y la verdad, muy sabrosas.
Cerca de la Vida Cotidiana: Es lo que permite el Zee Rovers, un muelle de pescadores ubicado en
la carretera principal hacia San Nicolás en la zona de Savaneta. Allí a su dueño Erick Blislick
presenta de la forma más sencilla el sabor del mar a sus comensales. El sistema es muy simple,
uno llega a la caja principal y escoge y pesa lo que se va a comer, casi siempre se trata de la pesca
del día, acompañada de los infaltables camarones gigantes que se consumen en la isla. Después
esto pasa a un área de cocina al aire libre donde cuatro grandes freidoras hacen lo suyo. Luego
sobre un gran mesón se arregla el pedido y se coloca en cestas de colores, acompañado de papas
fritas, plátano maduro también frito y una especie de ensalada de cebolla. Todo se come con la
mano y al ritmo de lo que la rocola esté dejando sonar. La compañía de una cerveza local como la
Balashi y el contacto con los pobladores del barrio más antiguo de Aruba le harán sentir que
conoció verdaderamente esta tierra.

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