El poeta maldito, el condenado social que se volvió escritor y que además, tuvo éxito, hasta que la dictadura militar lo censuró. El que vivió sus últimos años en un vagón del tren abandonado junto a sus dos perros y que murió igual que su personaje Loyola que abre la novela “Visita francesa y completo”. Eduardo Perrone, Buby, es el escritor tucumano que estuvo preso por no tener el dinero para arreglar su libertad, es harto sabido que en nuestro país solo van a prisión las personas que no poseen los recursos para pagar su libertad, por más aberrante que hayan sido sus actos, los otros no van presos, y para dar fe de lo que digo es que al darnos una vuelta por cualquier cárcel del país podremos confirmarlo, están llevas de presos, personas pobres, y no justamente porque solo ellos delincan, sino que no tienen el dinero suficiente para salir del paso. Una denuncia por violación de unas prostitutas a las que no les pagó mandó a la cárcel a nuestro escritor. Ahí escribió su primera novela “Preso común”, en la que relata la vida de un preso, que no es otra cosa que su vida preso. la segunda novela “Visita francesa y completo” la escribió cuando él tenía apenas más de treinta años y hacía poco que había recuperado su libertad por faltas de pruebas, los jóvenes años setentas, una maldición para él que marcaría su suerte como escritor porque la situación política del país y la provincia no permitían que nadie osara poner en sus escritos los abusos que realizaba la policía, o la connivencia de ésta con los vendedores de drogas y los dueños de los prostíbulos provinciales y regionales, en los últimos capítulos de la novela el autor relata como en la vecina provincia de Catamarca existía esa misma relación entre los regentes de los puteríos y la policía, con un condimento que la hace más rica todavía: la hipocresía. Relacionada con la conocida devoción católica de esa hermana provincia que se apropió de una fiesta concepcionense, la fiesta de los ocho de diciembre, la de la Inmaculada Concepción, quizá por un mejor manejo del marketing, todos los comienzos del último mes del año veremos devotos de la virgen que inundan la ruta 38, nuestra famosa ruta de la muerte, ni eso, ni el fantasma de la muerte los acobarda, y ellos fieles a su devoción caminan, pedalean, algunos más fanáticos son capaces de destrozar sus rodillas para demostrar su amor, y pedir uno que otro favor. Mientras la ruta o vaya a saber quién se lleva más vidas cada año, que como en el caso de los presos, son en su mayoría pobres que para pedir o agradecer favores a su amada se montan en sus bicicletas o en sus motos de a dos en el mejor de los casos sin importarles que en el camino puedan encontrar el fin de sus vidas. El alter ego de Perrone, Gervasio Moreno, quien relata la historia en primera persona, se hace esperar cuarenta y dos páginas para recién dar a conocer su nombre, otro recurso que usa el autor y que hace al lector preguntarse quién es el narrador, nos hace dudar si sabremos o no su identidad a lo largo de la novela. Este personaje es el encargado de hacer la crítica social desde muchos lugares, al principio con la anécdota de Loyola, deja evidencia como la sociedad castiga a alguien que ha sido condenado por error o con falta de pruebas, hecho que vivió en carne propia el autor de la obra, y que hoy lo podemos ver desde las esferas políticas hasta las de la farándula. Gervasio busca trabajo honrado al salir de la cárcel pero la condena social por su pasado lo empuja a la vida de ampón, transa, ocho cuarenta o cafisho como les dicen en la jerga a los hombres que prostituyen a mujeres. La hipocresía es una constante en la segunda novela de Perrone, es uno de los recursos de los que se vale mayor cantidad de veces para reflejar la crítica a la sociedad, la que más me gusta después de la que atañe a Catamarca es la que refleja en el capítulo veinte cuando un abogado relata que tiene que apurar su despedida con los personajes de la novela por la situación de un cliente que tiene, nombrado como un “sátiro mental”, se trata de un hombre al que le encontraron setenta y seis bombachas y quince calzoncillos, al que lo pescaron justo cuando descolgaba un bombacha color esperanza de una soga. A lo que vuelvo a relacionar, o mejor dicho el autor lo hace, con lo que les está permitido a los pobres y lo que no. Porque en el capítulo treinta y cuatro cuando el Pío, que a juzgar por su casa, las vajillas de plata y todo lo demás, tenía una posición bien acomodada, invita a los personajes principales de la novela a una cena “despedida” sin que ellos sepan que se trataba de una despedida, les muestra el ex cuarto de su abuela paterna, que era la más bondadosa de su familia, tanto que le daba a beber sus orines a las mucamas para que se hiciesen gente, al otro día de su muerte Pío convirtió ese dormitorio en una sala de lujuria, las paredes llenas de bombachas de mujeres con las que había tenido sexo, lo que genera la reflexión de nuestro personaje principal: ”- ¿Sabés una cosa Pío?. Sos idéntico al cliente de un abogado amigo mío...” aunque acto seguido advierte y dice:”-No, perdón, me equivoqué. Entre él y vos hay una gran diferencia, tu posición social.” He disfrutado cada una de las palabras de su novela proscripta, cada imagen por violenta o decadente que fuera me llenaron de una sensación de orgullo, porque es tucumano, es nuestro y queda en nuestras manos futuros docentes, intermediarios y gestores culturales la revalorización de lo nuestro, un escritor como Eduardo Perrone no puede no ser enseñado en las escuelas secundarias de nuestra provincia. “Visita francesa y completo” es una novela que está tan llena de recursos que a la hora de escribir estas líneas una no sabe con cual quedarse y le parece injusto obviar los que quedan afuera, que comienza con una situación premonitoria porque la muerte de Loyola, otro condenado social, es su propia muerte, la misma. Es premonitorio que en la página 96 diga: “General, ¡qué macho!, acá en la provincia opinan que con esos ciento cincuenta hombres puede recuperarnos las Malvinas…” Estaba claro que su novela iba a ser censurada, tendría que haberlo visto venir, si estábamos en pleno Operativo Independencia, algo que está reflejado en las páginas del libro varias veces, la que me parece más significativa la comparto a continuación: “... El centro estaba convulsionado. Los obreros, los estudiantes, el pueblo peleaba en las calles con la policía. La pelea era despareja, como pasa siempre que pelea un pueblo. De un lado piedras, hondas, panfletos. Del otro armas automáticas, gases y bastones. A la gente que agarraban la hacían subir a garrotazos limpios a los celulares, acostarse boca abajo, y seguían pegándoles en el piso con culatas, garrotes y pies durante el trayecto a la jefatura. Fue un desastre a muchas chicas lo menos que hicieron fue violarlas con los bastones y tratar de meterles la mugrienta tripa por la boca.” Mirando lo que hoy pasa en países hermanos como Bolivia y Chile podemos decir: nada nuevo bajo el sol. Tucumán siempre fue revolucionaria, siempre luchó por la libertad y la independencia, no olvidemos que fue en nuestra provincia que Bernabé Araoz y los “decididos” gestaron la independencia de América del Sur cuando se entrevistaron con el General Belgrano y le propusieron pelear contra el enemigo invasor, por eso Perrone tenía que escribir en su novela lo que estaba pasando en las calles tucumanas, él era libre de escribirlo a pesar que con eso se ganaba la censura. El ferrocarril por supuesto que está presente en su obra, Perrone nació en una familia muy ligada a la vida ferroviaria, es por eso que le es inevitable hacerlo aparecer en su novela, ya sea en situaciones comiquísimas como cuando Mara, el travesti que luego se casa con el Gitano, sale corriendo a saludar al conductor del tren que toca el silbato en saludo a ella, lo que genera los celos del Gitano y quiere enfrentarlo para defender a su amada. O en situaciones más oscuras como la vida de los linyeras en la estación del tren, que al final se ve mejorada por la llegada de la catorce movimientos a la vida de éstos. El ferrocarril es tan importante en la vida de Buby, que es ahí donde volvió para vivir sus últimos años de vida y es ahí donde la fría muerte lo encontró, es en esto, en el trato que el autor hace de la muerte en su novela donde encuentro la mayor diferencia y confronto con los que aseveran que Perrone es un escritor arltiano, además de las carcajadas que me sacó el tucumano en esta novela, con su excelente manejo de la ironía, la hipocresía, la crítica social, muchas veces realizada desde el humor. Por eso cuando digo que he disfrutado cada una de las palabras de esta novela, es muy real, la disfruté como si hubiera estado escuchando a mi tío Juanca contarme sus andanzas mientras hace un asado y yo le mantengo el vaso lleno con vino o cerveza, cualquiera sea la bebida de ocasión, para que él no se vaya hasta la cocina y alguien lo pueda retener, porque yo quiero seguir escuchando. En dos días leí Visita francesa y completo, dos días me bastaron para quererte para siempre Buby. Para terminar voy a decir que Eduardo Perrone en su novela “Visita francesa y completo” muestra la condena social que sufren inocentes, reflexiona y critica al sistema y a la sociedad y sobre esto quiero agregar dos últimos ejemplos textuales extraídos de la novela: “...Me entregaron un paquetito, que por lo que me cobraron, debía contener oro. –Los pobres no tienen derecho a enfermarse ni a morirse.” “Si vos asaltás a uno de ellos con un revólver y le sacás la plata sos un delincuente que irás a pudrirte a una cárcel. En cambio si uno de ellos te asalta a vos con una de esas lapiceras que usan no pasa nada...” otra vez, nada nuevo bajo el sol. También denuncia los arreglos con los que la policía deja trabajar y muchas veces protege a los que están fuera de la ley, la violencia que podemos encontrar en algunos sectores de la sociedad, las drogas aparecen también por supuesto. Hay muchísimos aspectos desde donde podemos encarar esta novela para llevarla a nuestras futuras aulas, para así empezar a poner en valor lo nuestro, mostrar y demostrar que no todo lo que viene de afuera es mejor, hacer conocer y valorar nuestros artistas. La llegada de esta materia, Literatura del NOA es un muy buen comienzo para esta tarea.