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ENIGMA POLICIAL 1

Era un día frío, había nevado mucho en la llanura y entonces


Mendieta escuchó la charla que provenía del rancho del famoso
gaucho detective Inodoro Pereyra.

-... mientras yo dejaba los esquíes, Juan se quedó en la entrada. Al


volverme para salir, pude ver con toda claridad a través de la
ventana de la casa, cómo el maldito apuñalaba por la espalda a mi
amigo.

- Entrá Mendieta -dijo Inodoro al ver al perro Mendieta en la


puerta-, estoy tomándole declaración a Leonardo Sbaraglia, el
actor de cine, en relación con la muerte de Mariano Martínez, su
compañero de rodaje en la película “Sangre en la nieve".

- Su cara me parece conocida, señor Sbaraglia, pero me


confundieron esos anteojos. Saludó Mendieta sonriente al entrar.

- Los uso siempre, solamente me los saco para rodar, asintió. Y


volviéndose a Pereyra, añadió: La productora había contratado a
Jonathan para unas escenas difíciles, sin tener en cuenta sus
antecedentes policiales. Ayer, aprovechando que Mariano había
cobrado una gran cantidad de dinero, y creyendo que estaba solo
en el porche, le apuñaló por la espalda, lo despojó del dinero y
huyó. Gracias a Dios, yo lo presencié todo.

Don Inodoro se volvió hacia Mendieta, que permanecía sentado


sobre una silla del rancho:

- Al tal Jonathan lo atraparon esta mañana en el aeropuerto,


cuando iba a tomar un avión hacia Buenos Aires. En la valija
llevaba más de dos millones de pesos, el dinero robado a la
víctima. Sin embargo, jura y perjura que él no cometió el crimen...

- Y eso creo yo también, Don Inodoro, contestó Mendieta.

- ¿Usted sabe quién es el asesino?


ENIGMA POLICIAL 2
El cuerpo sin vida de Sebastián Perales, propietario de una firma
de lavadoras, había aparecido en su despacho con una profunda
cuchillada en el cuello que le habla causado la muerte
instantánea. Un gran charco de sangre manchaba el parqué y
cubría buena parte de la suela de sus zapatos.

El detective Inodoro Pereyra reunió a las tres personas que


aquella tarde habían estado en la oficina e inició los
interrogatorios.
Antonio Morales, el contador de la empresa, fue el primero en
responder:

- Cuando don Sebastián se encerraba en su despacho no quería


que nadie le molestara. Estuve esperándolo en la antesala junto
a Marisa, su secretaria, más de una hora, hasta que, cansado,
me marché.

- ¿Cómo sabía que él estaba dentro?, preguntó Inodoro.

- Tanto ella como yo oímos sus recias pisadas en el parqué.

La secretaria corroboró las palabras del contador. Por su parte,


Andrés Eizaguirre, el administrativo, declaró que había estado
toda la tarde en el archivo y que no había oído nada que le
llamara la atención. El archivo se encontraba en la misma planta
que el despacho de la víctima, separado de éste por un pequeño
patio al que ambas piezas estaban comunicadas por una
ventana.

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