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GU BE R NA M E N TA L I DA D
E N S AYO S S OB R E P ODE R ,
V I DA Y N EOL I BE R A L I SMO
ASOCIACIONES * 01
ESTUDIOS EN GUBER NAMENTALIDAD
Ensayos sobre poder, vida y neoliberalismo
compiladores: Luna Follegati Montenegro y Rodrigo Karmy
asociación communes
ISBN: 978-956-9830-10-5
L u n a F o ll e g a t i M o n t e n e g r o
Rodr ig o K a r m y
compil a dor es
ASOCIACIONES * 01
Índice
Pa l a br as pr ev i as 9
Communes
P r e sen tación 13
I n t roducción 17
Palabras previas · 9
propulsores, o, en el mejor de los casos, un paquete de medi-
das de reajuste, un mero programa político, como lo impul-
saron sus agentes institucionales y los organismos financieros
a nivel internacional. El neoliberalismo excede estos intentos
descriptivos. Es un conjunto de presupuestos, dispositivos y
técnicas que instituyen prácticas individualizadoras y modu-
lan subjetividades. La razón neoliberal consta de formas de
gobierno y de modos bien específicas de concebir y habitar el
mundo. Y fue justamente el filosofo francés Michel Foucault
quien advirtió tempranamente esta compleja máquina de
engranaje, que llamó gubernamentalidad neoliberal. Es por ello
que hemos acogido Estudios en gubernamentalidad. Ensayos sobre
poder, vida y neoliberalismo, pues se trata de un libro que sigue
indagando, como hizo Foucault, en cómo hemos llegado a
ser lo que somos; dicho de otra manera, ¿cómo somos gober-
nados de una forma y no de otra? Y, por lo tanto, abre tam-
bién una reflexión sobre otras prácticas de gobierno posibles.
10 · Estudios en gubernamentalidad
El trabajo de Michel Foucault es clave para las críticas al
neoliberalismo. De ello no hay duda. Y tal vez los sectores
hegemónicos que abrazan la razón neoliberal lo han ad-
vertido en su justa dimensión, si no ¿cómo explicar que su
nombre esté siendo invocado de manera cada vez más fre-
cuente por los defensores del neoliberalismo? La supuesta
última tentación de Foucault por el neoliberalismo, que le
atribuye hoy la derecha académica y política a este pensa-
dor vinculado con la izquierda, no es más que una lectura
apresurada, cuando no miope, que da cuenta de una eco-
nomía política que también incumbe las formas de leer. Es
crucial por ello disputar su lectura morosa y rumiante. Es
esa también nuestra apuesta.
Palabras previas · 11
Presentación
Presentación · 13
coordinación de publicaciones y espacios de reflexión pro-
pios del Núcleo– como también incentivando el debate y
socialización de las producciones nacionales, pero esta vez
acentuando el análisis del presente y la construcción de
subjetividades desde la deriva gubernamental. Ambas ex-
periencias han contado con la participación de académicos
nacionales e internacionales, generando una instancia de
diálogo, discusión y coconstrucción basada en las propias
aperturas que posibilita Foucault. Es por esto que el Núcleo
se constituye como un espacio donde las barreras disciplina-
res se desdibujan, pierden la densidad que las caracteriza en
la academia, pasando a constituir un espacio de encuentro,
disputa y propuesta.
14 · Estudios en gubernamentalidad
“Infra” viene a situar el hecho de que los saberes no apuntan
a su “fortalecimiento”, sino que son conducidos a una fuerza
que los “debilita” abriéndolos hacia la dimensión an-árquica
del pensamiento en que todo fundamento, principio u origen
queda diseminado. El prefijo “infra” funciona para designar
el carácter exploratorio y ensayístico de un conjunto de re-
flexiones en que el saber y la escritura, el conocimiento y la
invención, se vuelven una misma intensidad.
Presentación · 15
Seminario Permanente del Núcleo Transdisciplinar de Es-
tudios en Gubernamentalidad, financiado por el Proyecto
Bicentenario de la Universidad de Chile. Esta instancia,
bajo el alero del Núcleo, posibilitó la invitación de diferentes
académicos y académicas con la intención de generar un
espacio de discusión sobre las investigaciones que llevaban
en curso. El presente libro constituye una selección de los
trabajos allí presentados.
16 · Estudios en gubernamentalidad
Introducción
1. Foucault an-árquico
1.1. El 3 de enero del año 2017, Arturo Fontaine publica en
el sitio web de Ciper-Chile1 un breve artículo, a modo de re-
seña, sobre el libro Democracia y poder constituyente.2 Este texto
funciona más como un pre-texto para deslizar ciertas críti-
cas a la izquierda, pues Fontaine usa la reseña para plantear
dos cuestiones clave: una, que al indicar que la izquierda no
tiene una noción propia de “gubernamentalidad”, Michel
Foucault dejaría entrever, en sus cursos de 1979, su “atrac-
ción” hacia el neoliberalismo; y dos, que el propio Foucault
habría sugerido que la izquierda no sabe gobernar porque
Introducción · 17
carece de una noción propia de gobierno: “Foucault planteó,
en su etapa final, la falta de lo que llamó ‘gouvernementalité’
(‘gobernamentalidad’) propia del socialismo. ‘El socialismo
carece de gobernamentalidad autónoma’, afirma”3 –dice
Fontaine. Al ser uno de los intelectuales más importantes
de la derecha neoliberal chilena, el texto de Fontaine resulta
estratégico: para criticar a los autores de “izquierda” que
escriben en dicho libro, Fontaine debe apropiarse del autor
que funciona como su operador más decisivo: Foucault. Y
entonces, Fontaine vía Foucault plantea que la izquierda
carecería de un concepto propio de “gubernamentalidad”
y, por tanto, de un concepto propio de economía. De esta
forma, la izquierda solo podría gobernar gracias a la noción
liberal de gobierno. Al requerirle, la izquierda estaría con-
denada a gobernar como la derecha, haciendo del liberalismo
–y del neoliberalismo en particular– el único paradigma de
gobierno, la única forma capaz de gobernar.
18 · Estudios en gubernamentalidad
al neoliberalismo transformando al antídoto Foucault en su
veneno más eficaz.4 Desde esta lectura, el efecto no podría
ser más dramático: los teóricos de izquierda se han nutrido
de un neoliberal; sin saberlo, la izquierda ha sucumbido a
Hayek vía Foucault y no ha leído bien la apuesta foucaultea-
na, pues ha intentado una crítica al neoliberalismo con las
armas que, inevitablemente, le conducían a él.
Introducción · 19
en sus clases de 1979, tituladas El nacimiento de la biopolítica.5
Para Lagasnerie, Foucault se habría sentido atraído por el
neoliberalismo puesto que su modelo le habría permitido
adoptar una analítica más allá del modelo político-estatal:
“[…] Foucault vio en los conceptos de ‘mercado’, ‘raciona-
lidad económica’, homo oeconomicus, etc. instrumentos
críticos sumamente poderosos que permitían descalificar
el modelo del Derecho, la Ley, el Contrato, la Voluntad
General, etc. Ese paradigma abre paso a la posibilidad de
hablar un lenguaje que no sea el del Estado.”6 Según La-
gasnerie, Foucault habría encontrado en el neoliberalismo
un paradigma que le posibilitó pensar más allá del léxico
político-estatal. La hipótesis de Lagasnerie no plantea que
Foucault haya abrazado ideológicamente al neoliberalismo
en contra de la izquierda, sino tan solo que le habría adop-
tado como “estrategia” “contra la sociedad disciplinaria” en
orden a elaborar nuevas prácticas de “desujeción”.7 En este
sentido, diremos que la hipótesis de Lagasnerie sostiene que
la atracción foucaulteana por el neoliberalismo habría sido
una “estrategia” para reinventar a la propia izquierda, pero
en ningún caso suscribiría el que tal estrategia terminara en
una adscripción ideológica clara.
7 Ibídem, 113.
20 · Estudios en gubernamentalidad
Para Daniel Zamora, la atracción foucaulteana por el neo-
liberalismo no sería una simple “estrategia”, como plantea
Lagasnerie, sino que constituiría una adscripción mucho
más profunda:
Introducción · 21
neoliberal. Digamos que la hipótesis de Zamora es ideológica,
pues no contempla a un Foucault atraído por el neolibera-
lismo como parte de una estrategia, sino a un Foucault que
supuestamente “adopta la visión neoliberal” como tal.
22 · Estudios en gubernamentalidad
modelo de la guerra, por el lado del esquema de la lucha,
de las luchas, un principio de inteligibilidad y análisis polí-
tico, descifrado, por lo tanto, en términos de guerras, luchas
y enfrentamientos?”10 Foucault intenta buscar otro referente
metodológico para enfrentar al clásico paradigma de la filo-
sofía política. Como ocurría respecto del discurso, también
respecto del poder Foucault intentará liberar los análisis de
la filosofía política moderna centrados excesivamente en el
problema político-estatal del poder, para comenzar a trabajar
en torno a la cuestión de las “relaciones de poder”. No se tra-
tará jamás de “el poder” como de las “relaciones de poder”,
nunca de un centro soberano, sino de una red o conjunto de
redes de relaciones de poder. Si el análisis clásico privilegia el
esquema soberano al enfocarse en el orden y, según Foucault,
asentarse en la filosofía política de Hobbes, la “hipótesis Niet-
zsche” posibilitará pensar las luchas que van más allá de un
marco político-estatal, y que acontecen en la inmanencia de
las prácticas. De hecho, en su clase del 21 de enero de 1976,
Foucault problematiza el modo en que el “modelo jurídico de
la soberanía” entiende al poder y cómo este no estaba: “[…]
adaptado a un análisis concreto de la multiplicidad de rela-
ciones de poder.”11
Introducción · 23
de los cuerpos y no el despliegue del mercado, lo que da
la pista a Foucault para desarrollar su singular “analítica”
que, tres años más tarde, extenderá a la cuestión neoliberal.
En esta vía, los trabajos de Lagasnerie y Zamora han dado
excesivo énfasis a la cuestión del neoliberalismo –conside-
rándolo como la matriz de una estrategia o el tardío reducto
de una adopción ideológica–, perdiendo de vista que, desde
sus primeros trabajos, la propuesta foucaulteana asume una
crítica histórico-filosófica orientada a trazar una “ontología
histórica acerca de nosotros mismos”:
24 · Estudios en gubernamentalidad
dominios”. ¿Cómo nos hemos constituido como “sujetos
del conocimiento”, como “sujetos que actúan sobre otros”
y cómo nos constituimos en “agentes morales”? Problema
histórico-filosófico que desplaza la supuesta evidencia del
sujeto (del conocimiento, del poder o de la ética) por una
interrogación radical acerca de su historicidad. Foucault
no esperó al neoliberalismo para tomar de él su matriz y
desplazar la cuestión de la soberanía, como creen Lagasne-
rie o Zamora, sino que desde sus primeros trabajos desafió
las diferentes formas de soberanía y abrió la cuestión de la
“ontología histórica” en aras de pensar el presente. Como
veremos, será esta apuesta la que exhiba la an-arquía inma-
nente al pensamiento foucaulteano en el que falta toda pre-
suposición de un origen, principio o sentido.
Introducción · 25
a Maduro con Podemos y a ambos con el Frente Amplio)
que está equivocada, que no ha leído bien; que Foucault
podría haber sido de izquierdas, pero que llegó a la misma
conclusión de los teóricos neoliberales y conduciría a cual-
quier visión de izquierdas a su “renovación” aceptando así
la noción neoliberal de gobierno: la izquierda no posee una
noción “autónoma” de gubernamentalidad y, por tanto, no
podría gobernar si es que pretende eliminar de su horizonte
político a la economía liberal y el respeto último a la pro-
piedad privada. Fontaine se viste de ropajes foucaulteanos,
pero en rigor opera como su inquisidor. Pretende sonsacar
su verdad, aprisionarle para que confiese que, en el laberin-
to de su pensamiento, habría terminado siendo “atraído”
por el neoliberalismo. ¿Qué designa “atracción” aquí? ¿El
inconfesable deseo de un Foucault que, en el fondo, estaba
con Thatcher y Pinochet, con Hayek y los Chicago Boys?
¿Qué es “atracción” si no el significante de quien atribu-
ye un estatuto autoral a una fuerza, una identidad a quien
trabajó cada vez para rehuir de ella? ¿Quién puede decir
“atracción” sino aquel que cree ver un “detrás” donde la
an-arquía foucaulteana no hacía otra cosa que esforzarse por
diseminar todo origen e identidad?
26 · Estudios en gubernamentalidad
liberalismos. O quizás sí, pero no lo dice. Lleva el pastora-
do como tecnología de poder en la exposición de su propio
texto, en la misma articulación del dispositivo que pretende
sonsacar una identidad neoliberal a Foucault. Como guar-
dián de la ortodoxia neoliberal, Fontaine ha visto el mayor
peligro en las clases de Foucault: el germen de una cierta
izquierda intelectual que rechaza la gubernamentalidad
neoliberal, la posibilidad de conducirnos de otro modo y
de transformarnos a nosotros mismos. Como alguna vez
Tomás de Aquino hizo con Aristóteles, Fontaine intenta
hacer con Foucault: legitimar el estudio de Foucault, pero
purificarlo bajo la seña “neoliberal”. Sin la opacidad que le
caracteriza, se trata de un Foucault exento del gesto por el
que experimenta el temblor del acontecimiento y la an-arquía
de su pensamiento.
Introducción · 27
Como si tras su nombre se escondiera un “genio maligno”
en el que se alojara la verdadera identidad. Y, sin embar-
go, todo el trabajo foucaulteano no va más que “tras lo
singular”,13 articulando una serie de gestos que le permi-
ten sortear a los innumerables dispositivos (entre ellos a
la filosofía) y abrazar la intensidad del acontecimiento. A
esta luz, aquello que discontinúa la serie, lo que irrumpe
de improviso, es a lo que Foucault aboca todo su trabajo.
Su gesto no cabe en la estrechez de una identidad, menos
aún en el dispositivo confesional que lo produce. Porque
solo en la medida en que nos abocamos a una ontología
del presente es que recurrimos tanto a la arqueología como
aquella indagación en torno a las condiciones de positi-
vidad de los discursos (el régimen de verdad que los hace
aceptables), como a la genealogía entendida al modo de una
estrategia que intenta restituir las condiciones de aparición
de una singularidad en la inmanencia de sus luchas y en
la heterogeneidad de sus fuerzas.14 Se trata de pensar, por
tanto, la imbricación entre filosofía e historia como una
tarea política que permita no solo dilucidar cómo hemos
llegado a ser lo que somos, sino también formular la pre-
gunta acerca de la posibilidad de ser de otro modo.15
13 Tuillang Yuing Alfaro, Tras lo singular. Foucault y el ejercicio del filo-
sofar histórico. (Viña del Mar: Cenaltes, 2017).
28 · Estudios en gubernamentalidad
Foucault es hostil al pastorado. No se deja docilizar por el
juego de los dispositivos. Foucault no confiesa quién es. Pro-
blematiza al sujeto moderno constituido por años de pasto-
rado y le hace experimentar una inquietud. Un Foucault
transparente, prístino a los ojos de la verdad, tranquiliza
a las conciencias, permite que los neoliberales respiren sin
temor y puedan incluso celebrar que, hasta el teórico más
radical, podía sentirse atraído por la nueva doctrina y sus
dogmas. Supuestamente, como los neoliberales, Foucault
acentúa la flexibilidad de los dispositivos, rechaza la dis-
ciplina y, hasta cierto punto, deja de lado la perspectiva
político-estatal. ¿Cómo, entonces, no ver en Foucault a un
aliado de la razón neoliberal antes que una amenaza? Y, a
la inversa: ¿cómo no exhibir su gesto como aquél discurso
moral que les dice a las izquierdas que, como Foucault, la
alternativa no es más que aceptar la gubernamentalidad
neoliberal como garante de la democracia o derivar a un
autoritarismo sin retorno?
Introducción · 29
ingobernable, es aquel que no deja de ofrecer perspectivas
para nuestro presente. Un Foucault que no se deja sitiar –ni
en su vida ni en su muerte–, que no cabe en marco alguno,
es un Foucault an-árquico (no “anarquista”) cuya fuerza pare-
ce estar presente desde sus primeros trabajos: “No me pre-
gunten quién soy, ni me pidan que permanezca invariable:
es una moral de estado civil la que rige nuestra documenta-
ción. Que nos deje en paz cuando se trata de escribir.”16 El
trabajo de escritura se fragua como el gesto de resistirse a
confesar “quién es”, como la lucha por no dejarse capturar
por el dispositivo identitario, por la dislocación de la “moral
de estado civil” regida por la primacía del autor. Por esto, un
Foucault an-árquico es aquel que nos reenvía a un campo de
flotación en el que nuestras formas, identidades y contornos
se dislocan, experimentando la intensidad de lo histórico en
el énfasis puesto en las fracturas y discontinuidades, en la
apuesta por la singularidad de las racionalidades (y no en la
“racionalización”, como ocurre con el “weberismo” presen-
te en la Escuela de Frankfurt) y en la renuncia a cualquier
“prescripción” ofrecida desde la posición del intelectual.17
Un Foucault an-árquico es aquel gesto capaz de pensar lo
impensado y que no solo designa la resistencia a las innume-
rables formas de captura del pensamiento, sino también a la
posibilidad de abrirnos a la invención de nosotros mismos
30 · Estudios en gubernamentalidad
más allá de la forma “empresa”, promovida por la actual
razón neoliberal.18
Introducción · 31
Foucault pone en juego una suerte de crítica antihumanista
que pretende mostrar que, si bien se trata de pensar en la
relación sujeto-verdad, ello debe hacerse solo en el declive
de cualquier horizonte antropológico. La querella antro-
pológica cuya fuerza se anuncia en la tríada decimonóni-
ca articulada por Max Stirner, Ludwig Feuerbach y Karl
Marx, y cuya reverberación pervive en Friedrich Nietzsche,
terminará consumándose en la idea foucaulteana de que
el “hombre” no es más que un “desgarrón” inmanente al
orden del discurso:
32 · Estudios en gubernamentalidad
Invención reciente, el “hombre”, un desgarrón sin esencia
alguna, exento de naturaleza, tan solo una inquietud en la
circulación significante, da curso a los “nuevos humanis-
mos” dentro de los cuales, sin duda, estarán el liberalismo
y el socialismo como dos proyectos cuya convergencia se
encuentra en un mismo horizonte antropológico. Tras el
lenguaje no hay sujeto, tras el poder no hay voluntad, tras la
ética no habrá nada más que inmanencia de las prácticas.
Superficie y no profundidad, relaciones contingentes y no
universalidad antropológica: “[…] hay que despertar de ese
sueño antropológico como antaño nos despertamos del sue-
ño dogmático.”21 Como un nuevo gesto kantiano, Foucault
se apresta a inquietar las categorías heredadas por el “sueño
dogmático” de la antropología moderna: conciencia, perso-
na, sujeto y autor, entre otras, y de las que el propio Kant
fue responsable. En esta vía, ¿quién vive tras Foucault? Na-
die. Todo se resuelve en la “conquista del anonimato”22 que
cruzará cada uno de sus trabajos desde finales de los años
sesenta hasta 1984 y que orientan su apuesta como un gesto
permanente de resistencia frente a la “moral de estado civil”.
22 Idem.
Introducción · 33
habría sucumbido a la norma antropológica burguesa; bajo
ese prisma, la crítica foucaulteana constituye una apuesta
para su desactivación. ¿Acaso no contemplamos aquí la seña
de un Louis Althusser que nos alertaba acerca de los peli-
gros del “hombre”?23 ¿No está en juego también la huella
de lo que un Georges Bataille afirmaba sobre Nietzsche, al
indicar que su carácter “póstumo” hacía su pensamiento
irreductible al “racionalismo” de las izquierdas y al “vo-
luntarismo” de las derechas?24 ¿Cómo pensar más allá del
humanismo yendo más allá de la forma del hombre como
sujeto y agente del pensamiento sobre el cual se articuló el
“sueño dogmático” de la antropología moderna?
34 · Estudios en gubernamentalidad
mismos. No habrá un sujeto de la historia, ni profundidad
en la subjetividad; tan solo la inmanencia de prácticas en
cuya historicidad la filosofía podrá vislumbrar la posibilidad
de ser de otro modo.
Introducción · 35
testamento: aquella que dice que, en realidad, terminó con-
virtiéndose en “neoliberal”, obliterando la an-arquía abierta
por la hipótesis del “fin del hombre”. Con la autoridad de
Lagasnerie y Zamora, Fontaine invita a los inquietos a tran-
quilizarse, a los izquierdistas a neoliberalizarse y a los fou-
caulteanos a preñarse de la verdad revelada por la célebre
“filosofía de la libertad”.
36 · Estudios en gubernamentalidad
verdadero “régimen de veridicción”, esto es, como un nuevo
horizonte de inteligibilidad que transformará todo el léxico
político-estatal de la tradición política en un nuevo léxico
económico-gestional.26
Introducción · 37
y la del nuevo neoliberalismo. Preñada de una “fobia al Es-
tado”, la izquierda de su tiempo se enfrenta a un Foucault
que cumple la función intelectual de advertir la peligrosa
convergencia de esta con la “fobia” que muestra la misma
razón neoliberal. La clave consiste no en pensar al Estado,
sino en concebir el modus operandi de la nueva razón guberna-
mental. He aquí el disenso entre el diagnóstico foucaulteano
y el de la izquierda del momento. Un diagnóstico que aferra
al acontecimiento y que hace del trabajo filosófico un gesto
intempestivo que responde al brío de su actualidad.
2. La an-arquía Foucault
38 · Estudios en gubernamentalidad
en que el biopoder encontrará una inteligibilidad sólo a la
luz de la gubernamentalidad.
Introducción · 39
específica, aunque muy compleja, de poder que tiene por
blanco la población, por forma mayor de saber la economía
política y por instrumento técnico esencial los dispositivos de
seguridad.”28 La definición estratégica pone el énfasis en tres
aspectos clave de esta nueva forma de ejercicio del poder: en
primer lugar, de un poder que “tiene como blanco la pobla-
ción” y no el pueblo. Si este último constituía el sujeto políti-
co-estatal, el término “población” reconduce a dicho sujeto a
un conjunto de seres vivientes económicamente administra-
bles. En segundo lugar, la gubernamentalidad opera en base
a una forma específica del saber según la cual la economía
política establece una hegemonía sobre el resto de los sabe-
res. La economía política y no la clásica “ciencia política”,
sobre la que los gobernantes basaban su práctica, se erigirá
como el “saber mayor” que determinará progresivamente
las prácticas del Estado. En tercer lugar, la puesta en juego
de unos dispositivos que Foucault denomina “de seguridad”.
Como él mismo ha explicado con anterioridad, esta seguri-
dad consiste en un conjunto de mecanismos centrífugos (y
no centrípetos, como la disciplina) que ya no opera con el
criterio normativo de lo permitido y lo prohibido, sino con el
criterio económico del costo y el beneficio; que no prescribe
desde una norma, sino que simplemente regula en función de
una curva estadística orientada a la normalización (y no a la
“normación”, circunscrita a la operación disciplinaria y no
securitaria, como especificará Foucault en otro sitio).
40 · Estudios en gubernamentalidad
En segundo lugar, Foucault juega con una definición “ge-
nealógica” en que pondrá en juego la dimensión histórica de
dicha racionalidad:
29 Idem.
Introducción · 41
reunir a los individuos dispersos e impedir su descarrío; el
pastor debe asegurar la salvación del rebaño atendiendo a
cada una de sus ovejas para promover su salvación; el pastor
ejerce su poder por el bien del rebaño y, como Cristo, se
sacrifica por su rebaño de un modo que el otrora soberano
no hacía.30 En estas cuatro características del pastorado se
ponen en juego procesos de individualización apuntalados
tanto en la “dirección de conciencia”, como en el “examen
de conciencia” que, constituyendo inicialmente mecanismos
presentes en el estoicismo, se configuraron como decisivos
en el cristianismo. He aquí la diferencia central, el punto de
innovación de esta “línea de fuerza” que atravesaría toda la
historia política de Occidente.
42 · Estudios en gubernamentalidad
por la forma Estado. Como explicará en otros lugares, tal
mutación tuvo lugar gracias a la progresiva implicación del
poder pastoral cristiano –inicialmente, un dispositivo exter-
no a toda formación estatal– en el seno del Estado soberano
de corte territorial. En dicha conjunción de dos racionali-
dades disímiles del poder se produce la mutación descrita
en esta tercera definición. Cristo será el paradigma pastoral
de tipo gubernamental y César el paradigma soberano de
tipo territorial, los cuales se enfrentan y complementan en la
nueva definición del Estado moderno, en su complejo proce-
so de “gubernamentalización”.
Introducción · 43
“contacto” configura una noción precisa de la gubernamen-
talidad: “Este contacto entre las tecnologías de dominación
de los demás y las referidas a uno mismo es lo que llamo
gubernamentalidad.”32 En cierta medida, esta cuarta defini-
ción no es ajena a las tres que había planteado en sus clases
del año anterior. Ante todo, porque tal “contacto” apunta
precisamente al punto de confluencia entre dos diferentes
racionalidades del poder que en Historia de la sexualidad apa-
recía en la forma del “envés” entre soberanía y biopoder, y
que ahora toma fuerza a partir del “contacto” entre el poder
pastoral cristiano como una específica tecnología del yo y
el poder soberano como una específica tecnología de domi-
nación. Sólo por tal “contacto”, Foucault podrá situar las
formas de producción de subjetividad moderna.
44 · Estudios en gubernamentalidad
que nos atraviesa, la que determina el naufragio de toda
identidad y la que nos ofrece múltiples usos para el “trabajo
infinito de recreación sobre nosotros mismos”.
Luna Follegati
Rodrigo K army
Junio, 2017
Introducción · 45
I.
Derivas teóricas:
la gubernamentalidad
y su deriva analítica
Foucault:
la “gubernamentalidad”
y las relaciones entre sujeto
y verdad
Kamal Cumsille Marzouka
52 · Estudios en gubernamentalidad
por la conservación de la vida biológica, por su salud, por
su natalidad o mortalidad, causas y medidas de prevención,
extensión de la esperanza de vida, es decir, de la longevidad,
la reproducción, etc.
54 · Estudios en gubernamentalidad
(que ha sido siempre la pregunta de la filosofía política). Por
lo tanto, diferentes maneras de operar y actuar sobre los
individuos, un modo de operar que, como veremos, no es
posible si no es a partir de una imagen específica del sujeto,
o bien, una imagen específica del hombre que constituye a
un sujeto. Veamos pues, brevemente, este inventario de la
problemática del gobierno.
Foucault señala que desde el siglo XVI hasta fines del siglo
XVIII, se dio en Europa toda una literatura sobre las “artes
de gobernar” que ya se alejaba de los clásicos “espejos de
príncipe”, pues su objetivo era otra cosa. Estos tratados ya
no se referían a las “artes de gobernar” como la relación de
equilibrio que debiera mantener un príncipe con sus súbdi-
tos, para preservar su lealtad y así garantizar la soberanía
sobre el territorio que abarca su principado. En esta literatu-
ra, el gobierno será entendido de otra forma. Este cuerpo de
textos constituye, según Foucault, una especie de literatura
anti-Maquiavelo. Es aquí donde verá que esa otra cosa que
van formulando esos tratados sobre las “artes de gobernar”
es el gobierno entendido como una tecnología política.
5 Ídem.
56 · Estudios en gubernamentalidad
es casualidad que esta literatura anti-Maquiavelo provenga,
como nos dice Foucault, principalmente de medios católi-
cos. Pues bien, ¿qué es lo que se encuentra en esta literatura
“anti-Maquiavelo” y cuáles son los puntos relativos a la nue-
va tecnología política del gobierno que Foucault desprende
de su oposición a El Príncipe?
58 · Estudios en gubernamentalidad
(…) El príncipe de Maquiavelo, tal como se muestra
en filigrana en estos diferentes tratados, explícita
o implícitamente abocados al antimaquiavelismo,
aparece esencialmente como un tratado de habilidad
del príncipe para conservar su principado. Creo que
este tratado de la habilidad del príncipe, del savoirfaire
del príncipe, es lo que la literatura anti-Maquiavelo
quiere sustituir por algo distinto, y en relación, de
nuevo, con el que es un arte de gobernar: ser hábil en
conservar su principado no es, en absoluto, poseer el
arte de gobernar.7
60 · Estudios en gubernamentalidad
del arte de gobernar, recordarán del mismo modo gobernar
una casa, niños, almas, una provincia, una orden religiosa,
una familia”.9 Estas cuestiones que, según el autor, “parecen
de puro vocabulario, tienen de hecho implicancias políticas
importantes.”10 En definitiva, se trata de una “pluralidad de
formas de gobierno e inmanencia de prácticas de gobierno
respecto del Estado, multiplicidad e inmanencia de estas
actividades, que se oponen radicalmente a la singularidad
trascendente del príncipe de Maquiavelo.”11
11 Ídem.
62 · Estudios en gubernamentalidad
2. Dispositivos de seguridad
16 Ídem.
64 · Estudios en gubernamentalidad
y, llegado el caso, de los amotinados, etc. Por consi-
guiente, el ordenamiento consistirá en poner en juego
todas esas diferentes funciones de la ciudad, unas
positivas y otras negativas. Para terminar, el cuarto
punto importante es que se va a trabajar con vistas al
futuro: la ciudad no será concebida ni acondicionada
en función de una percepción estática que asegure
la perfección instantánea de su funcionamiento, y se
abrirá en cambio hacia un porvenir no exactamente
controlado ni controlable, no exactamente medido ni
mesurable; el buen ordenamiento de la ciudad será
justamente eso: tener en cuenta lo que puede pasar.
En síntesis, creo que se puede hablar de una técnica
que en lo fundamental se ajusta al problema de la se-
guridad, es decir, en el fondo, al problema de la serie.
Serie indefinida de los elementos que se desplazan:
la circulación, cantidad x de carros, cantidad x de
transeúntes, cantidad x de ladrones, cantidad x de
miasmas, etc. Serie indefinida de acontecimientos
que se producen: tantos barcos van a atracar, tantos
carros van a llegar, etc. Serie indefinida, asimismo,
de las unidades que se acumulan: cuántos habitantes,
cuántas casas, etc. Lo que caracteriza en esencia el
mecanismo de seguridad es, creo, la gestión de esas
series abiertas y que, por consiguiente, sólo pueden
controlarse mediante un cálculo de probabilidades.17
17 Ídem.
66 · Estudios en gubernamentalidad
circulación. El tema del espacio en la seguridad es la circu-
lación de las cosas, gente, bienes, capitales, vehículos, aguas,
todo lo que, además, hace que la gestión del gobierno sea
necesaria y suficiente para la misma población. Ahora, es
llamativo que el espacio adopte la forma de medio, es decir,
que el espacio de la seguridad sea, como dice Foucault, “lo
que llamamos un medio”, en cuanto lugar en que se des-
pliegan los elementos aleatorios de esa temporalidad. Nos
detendremos en ello, es decir, en la aparición de la noción de
“medio” en el discurso de Foucault respecto de la seguridad,
de la razón gubernamental.
68 · Estudios en gubernamentalidad
Habría que tomar atención a Emanuele Coccia, cuando
plantea en La trasparenza delle immagini:
70 · Estudios en gubernamentalidad
Es decir, el dispositivo de seguridad se dirige a captar el
punto en que las cosas van a producirse, sean estas deseables
o indeseables. Dicho de otro modo, el dispositivo se dirige
a la gestión de la potencia, de la posibilidad, y esto significa
precisamente gobernar el medio. En este sentido, una tarea
filosófica actual es pensar los medios (algo que no estuvo
ausente de la reflexión medieval, pero que, sin embargo, se
clausura desde Descartes, por la idea según la cual no hay
nada entre medio de las cosas y las mentes24). En tanto la gu-
bernamentalidad, como tecnología política de gobierno de
las poblaciones, se dirige al medio, se vuelve necesario que,
también filosóficamente, seamos capaces de captar el medio.
Se trata de desprender otra idea de individuo que no haga
el compuesto constituido con la población, sino que en tanto
ser medial, que existe en los medios, y en un medio que es,
de hecho, común. Un sujeto que pueda ser pensado como un
singular-plural en lugar de un miembro de una población
económicamente regulada. Esta sería la tarea filosófica de
una crítica de la gubernamentalidad.
72 · Estudios en gubernamentalidad
ser pensada de múltiples maneras–. La libertad individual
de un sujeto de derecho, es esto lo que debe administrar el
gobierno –por ello Foucault señala la necesidad de un estu-
dio de la historia del derecho, paralelo al de los regímenes
de verdad 26 –.
74 · Estudios en gubernamentalidad
inaccesible e impenetrable; al contrario. Y el análisis
de los fisiócratas y los economistas se torna interesan-
te en este punto: la naturalidad que se advierte en
el hecho de que la población sea permanentemente
accesible a agentes y técnicas de transformación,
siempre que esos agentes y esas técnicas sean a la vez
ilustrados, meditados, analíticos, calculados y calcu-
ladores. Es preciso, desde luego, tomar en cuenta no
solo el cambio voluntario de las leyes si estas son des-
favorables a la población. Lo necesario, si se pretende
favorecerla o lograr que mantenga una relación justa
con los recursos y las posibilidades de un Estado, es
ante todo actuar sobre una multitud de factores, en
elementos que en apariencia están lejos de la pobla-
ción misma y su comportamiento inmediato, lejos
de su fertilidad, de su voluntad de reproducción […]
a través del juego de todos esos factores lejanos va a
ser posible actuar efectivamente sobre la población.
[…] se perfila una técnica muy distinta: no obtener la
obediencia de los súbditos a la voluntad del soberano,
sino influir sobre cosas aparentemente alejadas de la
población, pero que, según hacen saber el cálculo, el
análisis y la reflexión, pueden actuar en concreto so-
bre ella. Esta naturalidad penetrable de la población
constituye, me parece, una mutación muy importante
en la organización y la racionalización de los métodos
de poder.28
76 · Estudios en gubernamentalidad
naturalidad del deseo marca la población y la técnica
gubernamental puede penetrarlo— ese deseo […] es
tal que, si se lo deja actuar y siempre que se lo deje
actuar, dentro de determinados límites y en virtud de
una serie de relaciones y conexiones, redundará en
suma en el interés general de la población. El deseo
es la búsqueda del interés para el individuo.
Por otra parte, aunque este pueda perfectamente ser
engañado por su deseo en lo concerniente al interés
personal, hay algo que no engaña: el juego espontá-
neo, o en todo caso, a la vez espontáneo y regulado
del deseo permitirá, en efecto, la producción de un
interés colectivo por el juego del deseo: esto marca
al mismo tiempo la naturalidad de la población y la
artificialidad posible de los medios que se instrumen-
tarán para manejarla.29
30 Ídem.
78 · Estudios en gubernamentalidad
3. Sujeto y verdad
31 Ya nos hemos referido a esta expresión como aquello que hace
posible que algo sea verdadero, algo que otorga las posibilidades de
verdad a una cosa o a un determinado orden de cosas.
80 · Estudios en gubernamentalidad
utilidad, tenemos desde luego el interés, pues el
interés es principio de intercambio y criterio
de utilidad. La razón gubernamental en su for-
ma moderna, la forma que se establece a comienzos
del siglo XVIII, esa razón gubernamental que tiene
por característica fundamental la búsqueda de su
principio de autolimitación, es una razón que funcio-
na con el interés. Pero este ya no es, por supuesto, el
del Estado íntegramente referido a sí mismo y que no
busca más que su crecimiento, su riqueza, su pobla-
ción, su poder, como sucedía con la razón de Estado.
Ahora, el interés cuyo principio debe obedecer la
razón gubernamental es el interés en plural, un juego
complejo de los intereses individuales y colectivos,
la utilidad social y la ganancia económica; entre el
equilibrio del mercado y el régimen de poder público.
Es un juego complejo entre derechos fundamentales
e independencia de los gobernados. El gobierno, o en
todo caso, el gobierno en esta nueva razón gu-
bernamental, es algo que manipula intereses.32
82 · Estudios en gubernamentalidad
la de la razón de Estado y la de la razón del menor
Estado–, en lo sucesivo, el gobierno ya no tiene que
intervenir, ya no tiene influjo directo sobre las cosas
y las personas ni puede tenerlo, sólo está legitimado,
fundado en el derecho y la razón para intervenir en
la medida en que el interés, los intereses, los juegos de
los intereses hacen que tal o cual individuo o tal o cual
cosa, tal o cual bien o riqueza, o proceso, tenga cierto
interés para los individuos, para el conjunto de estos
o para los intereses de tal o cual individuo enfrenta-
dos a los de todos, etc. El gobierno sólo se interesa
en los intereses. El nuevo gobierno, la nueva razón
gubernamental, no se ocupa de lo que yo llamaría
esas cosas en sí de la gubernamentalidad que son los
individuos, las cosas, las riquezas, las tierras. Ya no se
ocupa de esas cosas en sí. Se ocupa de esos fenómenos
de la política –y que constituyen precisamente la po-
lítica y sus objetivos– que son los intereses o aquello
por lo cual tal individuo, tal cosa, tal riqueza, etc.,
interesan a los otros individuos o a la colectividad.33
33 Ibídem, 65
84 · Estudios en gubernamentalidad
Es por ello que, desde el curso siguiente a Nacimiento de la
biopolítica, el de 1981 Subjetividad y verdad (momento en que se
encuentra escribiendo los últimos dos volúmenes de su His-
toria de la sexualidad), Foucault introduce nuevas variantes en
las preguntas que guían su investigación. Así, enmarca todo
su trabajo anterior y posterior en una empresa que podría ser
una historia de la verdad, de las veridicciones, de las relacio-
nes entre el sujeto y la verdad, lo que en general podría arti-
cularse como una “historia crítica del pensamiento”, como la
definirá el filósofo en su curso Hermenéutica del sujeto (1982).35
86 · Estudios en gubernamentalidad
gobierno, es decir, cómo un sujeto se constituye y se piensa a
sí mismo en un determinado régimen de verdad:
88 · Estudios en gubernamentalidad
Dispositivos:
historia e inmanencia.
(Consideraciones preliminares)
Sergio Villalobos-Ruminott
92 · Estudios en gubernamentalidad
No queremos circunscribir nuestras observaciones a un tipo
de interrogación disciplinaria que, movida por el rigor de
sus metodologías, ignore la profunda complicidad que hay
entre las nomenclaturas académicas y las mismas relaciones
de saber-poder que configuran tanto las políticas como las
prácticas y los discursos gubernamentales en la actualidad.
En otras palabras, la discusión sobre el dispositivo debe evi-
tar reinseminar sus propios énfasis como otro dispositivo de
saber ajeno a las dinámicas de resistencia que toda relación
de poder engendra. De esta forma, no intentamos definir ni
determinar qué es un dispositivo sino habitar en sus vaci-
laciones porque ahí se juega, creemos, una relación con la
temporalidad que intenta no remitirla a ningún juego tras-
cendental. La puesta en evidencia del carácter incompleto
de las grandes verticales del poder, digamos su contingencia,
nos permite avanzar hacia lo que llamaremos (siguiendo el
trabajo de Maddalena Cerrato1) la filosofía práctica foucaul-
tiana, donde la cuestión de la práctica no se refiere ni a un
suplemento de la teoría, ni a un ensimismamiento en la filo-
sofía como perfeccionamiento individual del sujeto, sino a la
cuestión del poder y de la vida, más allá de los imperativos
nómicos y los interdictos normativos que configuran la pre-
gunta filosófica por el qué hacer. En última instancia, dicha
filosofía práctica exigiría como condición de su posibilidad
la deconstrucción de la misma determinación metafísica
de las relaciones entre teoría y práctica según la lógica de
94 · Estudios en gubernamentalidad
sujeto anarquista, opuesto al sujeto transgresivo, según la in-
terpretación de Foucault realizada por Reiner Schürmann.2
II
Existen al menos dos lecturas en disputa en torno a la no-
ción de dispositivo. Por un lado, Agamben lo relaciona con
el concepto de positividad tal cual aparece en trabajos an-
teriores de Foucault, y remite tal positividad a la filosofía
real hegeliana y a la noción latina de dispositio, cuestión que
marcaría la proximidad entre el dispositivo foucaultiano y la
dispositio como instancia de encarnación de los presupuestos
96 · Estudios en gubernamentalidad
operación transhistórica de dominación. Para Deleuze el
dispositivo es, en última instancia, un mecanismo constitui-
do en la inmanencia de las relaciones sociales y no tramado
por la trascendencia de una economía principal y sus lógi-
cas fundamentales. La diferencia entre ambas lecturas es
notable y llena de consecuencias, pero antes de detenernos
en ellas, reparemos en el uso específico y acotado que hace
Foucault de esta noción.
98 · Estudios en gubernamentalidad
está referida al mismo desplazamiento desde la soberanía a
la gubernamentalidad, curso en el que se juega una estra-
tificación relevante de la pregunta por la dominación que
ya no aparece como simple exterioridad o superestructura
de las relaciones sociales. No se trata, en todo caso, de pos-
tular una imagen lineal y progresiva desde el poder mo-
nárquico y soberano hacia formas biopolíticas más laxas y
heterogéneas (“error” en el que ha caído una cierta lectura
neoliberal de Foucault 8) sino, por el contrario, de mostrar
que las nociones de gubernamentalidad, anatomopolítica y
biopolítica, dispositivo y subjetivación intentan dar cuenta
de las formas complejas y circunstanciales de las prácticas
de poder en la sociedad occidental.9 Así, en una entrevista
del mismo periodo, frente a una demanda de precisión en
III
14 Michel Foucault, La arqueología del saber (México, D.F.: Siglo XXI,
1970). En especial, “Rareza, exterioridad, acumulación” (200-
213), y “El cambio y las transformaciones” (278-297).
IV
Por otro lado, repensar las tempranas “notas para una in-
vestigación” desarrolladas por Althusser, incluso antes del
boom de su llamado materialismo aleatorio, permitiría leer
Así, más allá del contraste con la fuerza de ley y la crítica del
derecho que en Agamben reinscriben el problema en tér-
minos de violencia mítica y producción de vida sacrificable
(homo sacer), lo que interesa de la referencia a Canguilhem no
es solo su concepto dinámico de norma, sino la inmanencia
de esta norma, surgida de las relaciones de fuerza singu-
lares que se traman en cada coyuntura, entre lo normal y
lo patológico, a lo largo de la historia de la medicina, de la
biología y, en un sentido menos explícito, de la filosofía de
32 Georges Canguilhem, The Normal and the Pathological (New York:
Zone Books, 2015).
40 Carl Schmitt, Political Theology. Four Chapters on the Concept of So-
vereignty (Cambridge: The MIT Press, 1988).
Ypsilanti, 2016
II. Esfuerzo
10 Ulrich Beck, La sociedad del riesgo global (Barcelona: Siglo XXI,
2002).
14 Franco Berardi Bifo, The soul at work. From alienation to autonomy
(USA: Semiotext(e), 2009), 186.
18 Slavoj Zizek, Las metástasis del goce (Buenos Aires: Paidós, 2003).
III. Alivio
28 Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI (México D.F.: Siglo XXI).
29 David Harvey, Breve historia del neoliberalismo (Madrid: Akal, 2007).
IV. Dispositivos
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 161
1. Introducción
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 163
se materializaron en instituciones de puertas abiertas, leyes
y políticas gubernamentales. En pocas décadas, la psiquia-
tría se transformó de forma radical: el asilo prácticamente
desapareció como dispositivo fundamental y el psiquiatra
perdió su omnipotencia delante de los demás profesionales
y los pacientes.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 165
conceptual que nos permitirá comprender la transforma-
ción de la institución psiquiátrica, desde el encierro hacia
los actuales dispositivos denominados de “puertas abiertas”.
Gubernamentalidad
En dos cursos ofrecidos a finales de los años setenta en el
Collège de France, titulados Seguridad, territorio, población y El
nacimiento de la biopolítica, Foucault introduce el concepto de
gubernamentalidad, entendido como el ejercicio estratégico
de control de la conducta ajena. De forma más específica,
este es “el conjunto constituido por las instituciones, los pro-
cedimientos, análisis y reflexiones, los cálculos y las tácticas
que permiten ejercer esa forma específica, aunque muy
compleja de poder, que tiene por objetivo la población.”4
5 Ídem.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 167
saberes psi (psicologías, psiquiatrías, psicoanálisis, psicobiolo-
gía, psicosociología, etc.) encuentran las condiciones para su
desarrollo, legitimados bajo la promesa de la cientificidad y
la conducción libre de la conducta ajena.
Para comprender cómo se ligan los saberes psi con las formas
que adquiere el gobierno, Rose10 realiza una descripción de
lo que denomina lógica de gobierno liberal, a partir del análisis
del conjunto de técnicas que se implementan en el welfare
State en la Inglaterra del siglo XX. Propone entonces que el
gobierno liberal se caracteriza por una nueva relación entre
el gobierno y el conocimiento, y una nueva definición del su-
jeto de gobierno: las acciones de gobierno se legitiman en el
conocimiento positivo sobre la conducta humana a través de
diversos dispositivos, y estos deben generar un saber acerca
de cómo gobernar a individuos libres.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 169
A partir de la década de 1980, propone el autor, surgen nue-
vas estrategias liberales llamadas avanzadas. Estas serían el
resultado de procesos de neoliberalización de la economía
en Inglaterra durante la década de los ochenta y noventa,
de la mano de críticas al welfare State. Como resultado, se
genera un cuerpo conceptual que exalta la eficiencia del
mercado como el mejor distribuidor de recursos dentro de
la sociedad, al tiempo que se culpa al Estado y su aparato
burocrático de ineficiente. La aplicación de tales preceptos
lleva a una desarticulación de las variadas tecnologías de
gobierno desarrolladas durante el siglo XX y su mutación a
una red de servicios públicos y privados. No se trata solo de
un cambio en las formas de administración de los servicios,
implica también un cambio en la racionalidad de gobierno11,
ya que, a través del despliegue de variadas tecnologías, la
teoría económica llega a ser el objeto y el blanco de los pro-
gramas políticos. La mercantilización ya no se restringe a
bienes materiales; ahora incorpora y modifica aspectos de la
vida y al sujeto de gobierno, que se define como un ser libre
y autónomo, que debe procurar maximizar sus capacidades
y bienestar por medio de elecciones en un mercado libre.
11 Ídem.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 171
aproximarse a su propio malestar e intervenirlo. Es decir, los
conceptos y las teorías que sustentan las prácticas terapéuti-
cas actúan en la medida en que permiten, a los sujetos que
son objeto de la intervención terapéutica, representar ciertos
aspectos de sí como elementos a ser modificados. En otras
palabras, los conceptos y las teorías basales de las prácticas
terapéuticas solo funcionan en la medida en que representan
aspectos de la subjetividad como objetos a gobernar para
el propio sujeto, es decir, como un campo de autogobierno.
La situación terapéutica sería donde se crean los hechos
positivos que validan la intervención, es decir, donde se
hacen visibles para las dos partes: terapeuta y paciente. Di-
cha visibilidad es posible en la medida en que conductas,
pensamiento, sentimientos u otros aspectos de un sujeto se
convierten en signos que deben y pueden ser descifrados y
analizados, de manera de delimitar claramente aspectos de
la subjetividad. Así, las terapias hacen posible la subjetividad
normal y patológica. Es ahí donde se legitima la autoridad
científica, al conectarse con las subjetividades y hacer de
los signos de anormalidad nuevos hechos positivos que sean
“reconocibles para cada uno de nosotros como un término
común de descripción de personas y relaciones.”14
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 173
De esta manera, la perspectiva propuesta por Rose para
comprender las prácticas terapéuticas significa abandonar
los abordajes tradicionales de la sociología de la ciencia y
su dicotomía entre el mundo social/humano y el mundo
natural/no humano. En su lugar, se propone atender a las
prácticas de profesionales y técnicos cuando están en medio
de los procesos de intervención, entendidos estos como el
punto donde se conectan los discursos, las subjetividades y
las materialidades para hacer realidad ciertas verdades.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 175
Domènech22 aportan elementos útiles. Su propuesta retoma
el trabajo de Michel Foucault en cuanto al papel que juega la
materialidad en las relaciones de poder y en el modo en que
estas son mantenidas en el tiempo y en el espacio.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 177
espaciales de un centro de atención, lo que no quiere decir
que no exista. Luego, para comprender cómo se ejerce el
control en estos nuevos modos de intervención sobre los su-
jetos se debe adoptar otra lógica.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 179
Nosotros creemos que es necesario considerar otro elemento
para comprender cómo fue posible que estos cambios ocu-
rrieran: el movimiento antipsiquiátrico. Este tomó forma en
Europa y Estados Unidos de la mano de otros movimientos
sociales contraculturales propios de las décadas de 1960 y
1970, que reivindicaban los derechos civiles y humanos.29
De esta forma, la crítica al modelo manicomial no se puede
entender como algo aislado, sino como parte de algo mayor:
un movimiento social crítico de todas las formas de poder
disciplinar. Si bien la crítica se expresó en el discurso de
intelectuales provenientes de la psiquiatría psicoanalítica y
las ciencias sociales (Laing en Inglaterra, Szasz en Estados
Unidos y Basaglia en Italia), la centralidad que esta alcanzó
y su capacidad para instalar la necesidad de transformacio-
nes no se explica solo por lo que ocurría al interior de los
círculos intelectuales o de la psiquiatría.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 181
europeos más radicales de reforma, en especial, el italiano,31
de manera que hubo un fuerte énfasis en el carácter políti-
co de la cuestión de la locura. En el caso brasileño, esto se
refleja en el discurso del Movimiento de Trabajadores de la
Salud Mental; en el chileno, en los intentos de recuperación
de las primeras experiencias de desinstitucionalización de
pacientes psiquiátricos, durante el gobierno de la Unidad
Popular, por parte de profesionales involucrados en el pro-
ceso de reforma.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 183
Siguiendo el modelo que los procesos de reforma en Europa,
estos nuevos dispositivos incorporan las ciencias sociales en
la intervención de la enfermedad mental. Dicho encuentro
entre el proceso de desinstitucionalización impulsado por la
reforma de la institución psiquiátrica y la intervención social
significará la incorporación de nuevos actores como parte
de los expertos que configuran los nuevos dispositivos, tales
como psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas ocupa-
cionales, educadores, entre otros; y por lo tanto, implicará
cambios en las formas de intervención.36 Actualmente, la in-
tervención social (o psicosocial) de personas y grupos es algo
central en las prácticas que tienen lugar en estos dispositivos;
tanto así, que las “puertas abiertas” no serían posibles sin el
despliegue de estrategias de control en el campo social.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 185
realizar un CAPS considera también a otras entidades, tales
como residencias, escuelas y organizaciones comunitarias,
entre otras.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 187
para que participen en las asambleas colectivas. Aquí, el
supuesto enfermo mental obtendría una posibilidad real de
decidir y determinar los destinos de su propio tratamiento.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 189
a usuarios, familiares y a la comunidad entera, con el pro-
pósito explícito de que estos puedan delimitar como un
problema la internación y la falta de sociabilización de los
enfermos mentales.45 De esta forma, se espera que todos se
involucren activamente en el proyecto reformista.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 191
reformistas. Pero como Foucault47 destaca, tal contradicción
se resuelve teniendo en cuenta que las prácticas políticas de
izquierda no han producido ninguna forma nueva de guber-
namentalidad, a pesar de la novedad de sus teorías políticas.
48 Ídem.
Las refor mas psiquiátricas brasileña y chilena y la gestión por la libertad · 193
una experimentación, una transgresión, una ruptura, y una
creación.”50 Para concluir, nos gustaría plantear una posi-
ción efectiva para los movimientos reformistas basada en
este uso crítico y heterotópico de la palabra libertad: prestar
atención a los problemas actuales y específicos, y poner en
cuestión cualquier solución utópica para la locura, incluso
cualquier solución libertadora.
Christopher Thomas,
“I nforme de la Organización de Estados A mericanos”.
1. Introducción
3 Ibídem, 269.
5 Ibídem, 175.
6 Ibídem, 188.
II. Antecedentes
Protocolos y GOPECH
12 Ídem.
18 Ibídem, 7.
23 Gustavo Zuleta, Chile: antecedentes sobre el proceso de reforma del sector
salud y escenarios posible a futuro (Santiago: Banco Interamericano de
Desarrollo Departamento regional de operaciones, 1999), 48-49.
31 Ídem.
32 MINSAL, Ley 20.584 “Regula los derechos y deberes que tie-
nen las personas en relación con acciones vinculadas a su atención
2 Ver: http://www.tvn.cl/teleseries/laposeida/capitulos/mackenna
-instaurara-el-miedo-en-su-campana-1678157
3 Ver: http://www.24horas.cl/tendencias/espectaculosycultura/
asi-se-grabo-la-nueva-teleserie-de-tvn-la-poseida-1665440
5 Ver: http://es.teleserieschile.wikia.com/wiki/La_Pose%C3%ADda
7 Ibídem, 16.
11 Pilar Gonzalbo Aizpuru, “El nacimiento del miedo, 1692. In-
dios y españoles en la Ciudad de México”. Revista de Indias 68, no.
244 (2008), 10.
17 Ibídem.
27 Martha Nussbaum, Emociones políticas. ¿Por qué el amor es tan im-
portante para la justicia? (Barcelona: Paidós, 2014), 15.
37 Jörg Stippel, Las cárceles y la búsqueda de una política criminal para
Chile (Santiago: Lom, 2006), 33.
Marcela Apablaza S.
5 Ver Judith Butler, Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Iden-
titiy (New York: Routledge Classics, 2006); Joan Scott, “Decons-
tructing equality-versus-difference: Or, the uses of poststructualist
theory for feminism”, The postmodern turn: New perspective on social
theory 15 (1994): 282-302 y Elizabeth St. Pierre, “Poststructural fe-
minism in education: An overview”, International Journal of Qualita-
tive Studies in Education 13, no. 5 (2000): 477-515.
16 Ibídem.
19 Ídem.
21 Ibídem, 3.
27 Carol Bacchi, C., Women, Policy and Politics: The construction of
policy problems (Great Britain: Sage Publications, 1999).
35 Stephen Ball, Foucault, power, and education (New York: Routled-
ge, 2013).
La regulación: sanción/castigo
50 Ídem.