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El término en el idioma inglés benchmark proviene de las palabras bench ("banquillo", "mesa")
y mark ("marca", "señal"). En la acepción original del inglés la palabra es compuesta sin
embargo podría traducirse como medida de calidad. El uso del término provendría de
la Inglaterra del siglo XIX, cuando los agrimensores hacían un corte o marca en una piedra o en
un muro para medir la altura o nivel de una extensión de tierra. El corte servía para asegurar
un soporte llamado bench, sobre el cual luego se apoyaba el instrumento de medición; en
consecuencia, todas las mediciones posteriores estaban hechas con base en la posición y
altura de dicha marca.
Es por todo ello que el benchmarking es un proceso que es necesario para que las
empresas realicen mejoras y cambios en sus estructuras. También lo es porque tratar
sobre éste es hacerlo sobre la innovación de ideas.
Es un proceso continuo que nunca debe ser olvidado en la organización, y que servirá
para más tarde reasignar recursos o eliminar o mejorar actividades que no generan
valor. Es así como dentro de éste influyen la globalización y el uso de las
nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC).
Con un análisis de la competencia conoces las palabras clave con las que ellos
se posicionan. Comprueba cuáles son las tuyas y mira si puedes mejorar tu
resultado en las SERPS.
Como todo proceso, un benchmarking tiene unas etapas definidas que tienes
que aplicar de forma ordenada para conseguir mejorar los procesos de tu
compañía en los que habéis decidido intervenir y mejorar.
Vamos a verlos:
Antes de empezar a mover ficha tienes que saber hacia dónde lo vas a hacer.
Define si el benchmarking será interno, externo o funcional, y establece los
objetivos que quieres lograr con él. Un DAFO es una buena herramienta que
te ayuda en esta labor.
2. Construye al equipo
Calendariza las fases del benchmarking con el compromiso del resto del
grupo.
3. Indentifica a tu competencia
Este es el momento en el que vas a ser consciente de cuáles son esas marcas
que te inspiran, a las que te gustaría parecerte. Fíjate también en esas otras
que no te gustan tanto pero parece que siempre te las encuentras cuando
vas a ver a un cliente.
De ambas, vas a poder aprender y mejorar. Lo único que debes tener en
cuenta es que esas marcas tengan buenos resultados en esas áreas que tú
tienes como objetivo de mejora.
Previamente has tenido que escoger qué KPI vas a medir, esos que están
acordes con los objetivos de mejora que has descrito.
Piensa que es posible que este proceso te lleve varias semanas, incluso
meses.
El equipo que has formado para llevar adelante todo este análisis de la
competencia puede ser el adecuado para liderar las implementaciones que
hayáis decidido, en caso de haber varios departamentos de la empresa
implicados.
Eso te permite desarrollar planes de acción para optimizar o adaptar las mejores
prácticas, con la finalidad de aumentar tu propio desempeño a corto, mediano o
largo plazo.
1. Estudiar a tu negocio
Ese análisis puedes hacerlo, por ejemplo, identificando las quejas más comunes
entre los feedbacks de tus clientes.
Busca siempre optar por aquellas que son líderes de mercado y que tienen
acciones exitosas en sus históricos.
Una vez tengas todos los datos recolectados, el siguiente paso es analizarlos.
Has comparaciones, observa la magnitud de las diferencias, descubre
las relaciones que puedes crear con tu propio negocio y comprueba los factores
que puedes usar y los que no son relevantes para ti.
Con todo esto en las manos, llegó el momento de optimizar tus procesos y
prácticas.
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Es fácil de usar, está en español y los resultados aparecen de una forma muy
visual. En este artículo te explicamos a detalle cómo usar Google Trends.
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