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Abstract
preguerra tuvo a Ortega, la segunda mitad de siglo tendría a Savater como “el hombre que
cumple el trámite actual y urgente de filosofar desde la calle...”. Como su querido Voltaire,
muy legítimos, sabe centrar las cuestiones claves de este país y este momento, siempre es
ecléctico y parcial al mismo tiempo, siempre tiene encanto y seducción, y me parece que
adoctrinar”. Tomemos nota de este encanto y seducción que en el estilo de Savater serán
una búsqueda del “placer del texto”. Según Umbral, a Savater le pasa lo que le pasó a
Valga este proemio como nota de la feliz coincidencia de dos autores que me son muy
queridos2. Se tratará aquí de hacer un recorrido por las opiniones expresadas por Savater
literario, para precisar enseguida sus ideas sobre el pensamiento negativo y radical, como
con algunas definiciones positivas de la tarea filosófica, siempre según Savater. Sin pretender
hacer más apología de la necesaria, creo que en estos fragmentos se percibe la maduración
del filósofo, desde el estudiante radical influenciado por los pensadores franceses herederos
del Mayo del 68, hasta el filósofo renombrado, que en un tono más realista combina la
En el prólogo a su Apología del sofista y otros sofismas3 Savater defiende su tesis de que
la filosofía es un género literario, aclarando que lo que desea subrayar “es la relación del
pensador con el texto en que se expresa (...) sujeto por las redes del lenguaje, como advirtió
2
Savater y Umbral, así Savater no sea “El filósofo español de la posguerra”, ni Umbral “el mayor prosista en
castellano del siglo”, según la contrasolapa del Diccionario mencionado.
3
Apología del sofista y otros sofismas, Taurus, 1973, p.9
3
arma y su límite es la retórica”. Savater señala aquí esa “voluntad de estilo” que se expresa
como manifestación de sí mismo, tan cara a Nietzsche, pero también a Adorno y Ciorán,
Para sustentar su idea de la filosofía como género literario, Savater propone una noción
bastante amplia de ‘verdad’. Plantea que es “francamente ridículo suponer que la verdad (o
la Verdad) pertenece a Husserll, pero no a Kafka, a Gramsci, más que a Orson Welles, a
Althusser pero no a Groucho Marx, etc..." 4. Con lo cual nos resulta un collage bastante
posmoderno5, muy acorde con una corriente francesa, que recusará las distinciones de
género, tras lo que serían nivelables o indistinguibles, por ejemplo, un tratado filosófico y
una novela, y la ciencia sería una variante del mito, un relato entre otros. El joven Savater
(a la sazón, 25 años) considera que la filosofía “es, ante todo, una forma de existencia” que
En su Diccionario filosófico, Savater retoma su idea sobre el estilo literario que usa la
filosofía como expresión privilegiada: “...no olvidemos que la filosofía, desde hace ya
muchos siglos, es un género literario... si es que alguna vez fue realmente otra cosa”.
Comentando a Bataille (“escribir del mismo modo que uno ríe”) Savater agrega: “el filósofo,
sobre todo el filósofo moderno, actual, creo yo que debería escribir poseído por una
con fruición, descaro y ligereza (¡Voltaire!). Para tranquilidad de probos funcionarios (¿por
4
Idem, p.10
5
Y que se adelanta a la polémica de Habermas contra los que sostienen que ya no existen argumentos para distinguir a
la filosofía de la literatura. Véase: J. Habermas: “¿Filosofía y ciencia como literatura?”, en su libro Pensamiento
Postmetafisico, Taurus, 1990
4
qué edición cita usted?) y partidarios de la actitud edificante (...) muy pocos o ninguno de
los filósofos profesionales que figuran en nómina escriben de este modo improbable y
arriesgado”.6
Savater encuentra en T. W. Adorno un ejemplo de esa voluntad de estilo, que haya en éste la
forma del ensayo, como reivindicación de la subjetividad, y cuya actitud crítica le impide
nos ilustran: “La filosofía de hoy día, si es que todavía tiene su existencia una justificación y
empezó en otra época, sólo y exclusivamente puede justificarse allí donde hace estallar las
nunca ha experimentado irritación ante lo que todos piensan y todos dicen, ante lo que se
impone como incuestionable. Hay que ver la coacción, injusticia y mentira que subyacen a
las evidencias”7. Con lo cual va quedando claro que, para Adorno y Savater, no basta el
esfuerzo retórico del estilo si no va animado por un afán critico que naciendo de la
crítica es, pues, el aguijón del estilo y su primera víctima será, para Savater, la filosofía
académica.
académica.
6
Diccionario Filosófico, Edit. Planeta, Diccionarios de autor, Barcelona, 1995, p.p. 22-23
7
T. W. Adorno: Terminología Filosófica, Taurus, 1976
5
se atreve ya a arriesgar una palabra propia sin añadir, de inmediato, todo un libro a
continuación para excusarse por haberla pronunciado. En un mundo en donde todos saben
de qué hablan, o al menos tal se supone, y actúan con envidiable eficacia técnica o política,
facultades) dice Savater: “La Facultad de Filosofía intenta ostentar, al menos en teoría, el
papel de “critico de izquierdas” de las restantes facultades, o, por decirlo con palabras de
Kant, sólo se ocupará “de doctrinas que no son aceptadas como normas por orden de un
superior””. Y agrega Savater: “Podemos advertir que, desde temprana fecha, se reconoce
agitación la crítica de aquellas normas que se imponían en las restantes facultades por puro
vagos proemios a los libros de ciencia, que los científicos se saltan con muy buen criterio al
comenzar a estudiarlos; se analizan los métodos de la ciencia con la tozuda admiración del
niño que ante cada juego de manos quiere saber cómo se hace y los filósofos, ‘hombres de
letras’ a fin de cuentas, se maravillan ante los científicos, esos teóricos que saben hacer algo,
y que alcanzan por esta productividad el respeto y el apoyo del poder” 11.
Frente a la lógica de dominio del sistema, Adorno propone la liberación por el estilo, y para
Savater “El estilo libera la fuerza de lo subjetivo reprimido en el campo mismo en que se
expresa su mutilación, en el texto; el sujeto, borrado del discurso positivo como pura
aparece, no en aquella fórmula ni en ésta, sino en el tejido más íntimo, en la densidad misma
de lo escrito, como tensión y brío juntamente (...) Adorno adopta como estilo lo
Esta reivindicación de uno de los padres de la teoría crítica francfurtiana, la elabora Savater
en el contexto de su disputa con la filosofía académica española que reorganiza sus frentes
después del largo paréntesis del franquismo que había llevado al exilio a las principales
figuras del mundo intelectual español. Fenecida o dispersada la heterogénea “generación del
98”, aparecen (o reaparecen) Gaos, Marías, Tierno Galván, Ferrater Mora, y en la siguiente
generación: Agustín García Calvo, Trias, Savater, J. Llovet, Rubert de Ventós, entre otros.
En su ensayo “El asalto a la metafísica con forma de reacción”13, Savater caracteriza los
dos polos de la contienda: de un lado la “filosofía establecida”, esto es, “la forma oficial de
11
Idem, p. 47
12
Idem, p.51. Sobre el ensayo véase el artículo: “El más humano de los géneros” de Jaime Alberto Vélez, en
la revista El Malpensante, Nº 8, p.p.57-69.
13
En APOLOGÍA DEL SOFISTA, op.cit. p.p.60-71
7
pensamiento según los valores del nuevo Estado creado por los triunfadores en la contienda
civil, impartida desde las cátedras universitarias, exigida a los alumnos para pasar los
exámenes y a los opositores candidatos a docentes para ganar sus oposiciones (concursos);
crítica sobre la vida cotidiana o abiertamente apologista del orden establecido, etc...” Del
otro lado la “filosofía radical” (progresista o contestataria), esto es, un pensamiento que
intelectuales europeas del siglo XX; y además una actitud laica, de signo más izquierdista
“ a) La lucha de la filosofía radical contra la filosofía establecida puede ser descrita como un
b) “Dada la extensión e imprecisión del término “metafísica”, se observa que este engloba
no sólo las características de la filosofía establecida, sino también las más radicales de la
radical, esto es, aquellas características que harían que la filosofía radical jamás pudiera
establecerse.
decir, reimplantando una filosofía establecida tal como la que se partió a combatir, pero
Pero ¿acaso no es esta la misma historia en toda parte, donde la “filosofía progresista” ha
pasado a ocupar el lugar de la antigua escolástica cristiana, reemplazándola por una nueva
14
Idem, p.61-62.
8
desde dos campos: la filosofía positivista y la teoría marxista . Ante esto Savater se esfuerza
por buscar una tercera vía, en el espacio pluralista de la filosofía radical, puesto que no
acepta las versiones oficiales de las protestas analíticas y marxistas de la época. Este
cuestionamiento del orden filosófico académico, termina con la pregunta “¿qué puede hacer
que seria aconsejable abandonar la universidad: nada más contrario a lo que realmente
extrañas, bajo la vigilancia de la policía: no encontramos un lugar mejor para pasear nuestra
contenido; difícil hacer creer a quien reflexione detenidamente sobre ello que la filosofía es
una especialidad como cualquiera otra; se imitan los gestos, se intenta echarle convicción al
asunto, se compran las pólizas debidas, pero todo es inútil; somos especialistas en el Ser y la
Nada, como ironizaba Sacristán, lo que equivale a decir que no somos especialistas en
que repite Savater en varios escritos. Lo que no obsta para que asuma la cátedra de ética en
15
Por lo que a nuestro medio respecta se han realizado esfuerzos porque la universidad no sea un sitio de
desocupados, aunque aún seguimos hablando “cosas extrañas”, es decir, que la universidad en poco, o nada,
contribuye a hacer opinión pública (me refiero a la universidad pública, porque la privada bien puede seguir
avalando encuestas sobre detergentes). Ahora bien, que la filosofía no sea “una especialización como
cualquiera otra”, no significa que ella no sea una especialización (académica o temática; para bien y para
mal de ella y de su relación con el entorno cultural).
9
En un artículo de 1976: “El pensamiento negativo; del vacío a los mitos”16 Savater amplia,
resonancias adornianas) que ocupa ahora el lugar del pensamiento radical. Veamos sus
dudar de la absoluta necesidad del texto establecido del mundo, en desacreditar las apologías
llamada sabiduría hasta su punto más alto, en desaprender lo que se considera mejor
filosofía en que vivimos, cuando ya puede hablarse sin la hipérbole de un cierto acabamiento
de la filosofía - no “muerte” por favor - tras la lógica hegeliana (...) cabría hablar de una
considera como un signo de estabilidad imprescindible para una enseñanza savia”. Y agrega
16
En el DICCIONARIO DE FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA, Quintanilla presenta el concepto de
“nihilismo” como “una posición retórica, sofística “más bien que filosófica, vinculada a la actual
recuperación de Nietzsche y a posiciones políticas relacionadas con el anarquismo” y remite al artículo que
aquí reseñamos de F. Savater sobre “El pensamiento negativo”.
10
exclusivo o preferente del propio pensamiento; si esto era cierto en la escolástica medieval,
de la llamada “filosofía analítica”, que es por ahora el exponente inferior a que la academia
monoteísmo y sus ideas de la salvación y la inmortalidad del alma, todo bajo el dogma de la
como “el conjunto de conocimiento empírico - matemáticos, orientado a corto o largo plazo
reflexionar sobre las condiciones actuales del estado, los mecanismos del poder, las
contradicciones del orden y los medios de conservar, conquistar o suprimir las cimas de la
libertad, justicia, violencia, en los que se llega a expresar alguna “inquietud negativa”, pero
una posible “ciencia de lo social”: “la determinación positiva de sus ideales comunitarios, la
“pensamiento reconciliado”.
11
Savater sitúa el nacimiento del pensamiento negativo en la figura que sintetiza la crisis
antihegeliana del siglo XIX: Nietzsche. Tal crisis se caracterizó por ser antisistemática,
judeocristiana y rastrea los orígenes de esa oposición hasta los politeístas presocráticos” 17.
Savater anota que mientras los dioses politeístas solo exigen piedad, él dios judeocristiano
exige la fe, se da así una transición cultural del mundo de la piedad al ámbito de la fe, y la
concepción de la verdad se modifica por la influencia del credo, se hace “única, exclusiva y
ideológicas”, pero también “la orgullosa convicción de la Ilustración en las luces de una
como único camino legitimo hacia la verdad. Este es el periplo histórico del tránsito de la
Piedad a la Fe (y de la Fe a la Razón).
opone su doctrina de la verdad como error irrefutable, útil para la vida en un momento
determinado del desarrollo de ésta, niega que haya una sola interpretación privilegiada del
17
Idem. P. 337
18
Idem, p.338
12
Mientras que el sistema monoteísta “se apoyaba como en su piedra angular en la causalidad,
racional del mundo; Nietzsche, en cambio, se abre al azar, que liquida todos los referenciales
y permite todas las interpretaciones, más allá de la teleología pretendidamente “objetiva” que
legislaba el cosmos natural”.19 Después de hacer un recorrido por los avatares de la herencia
nietzscheanos ha intervenido, como factor decisivo, el hastío por las filosofías reconciliadas
que se impartían en las aulas universitarias y por sus supuestas superaciones progresistas,
Nos dirá más adelante que el pensamiento negativo opone a lo académico “la exigencia de lo
infinita bondad e Dios, se alza la rebelión de lo finito como inagotable y absurdo misterio de
rostro intolerable de ese Dios insuperablemente malo, que ya previó Sade. Frente a la ciencia
dedicación a los temas inútiles que el pragmatismo técnico menosprecia o ignora; surgen las
visiones paralelas, mágicas, que rechazan la posesión exclusiva de la verdad por el método
científico. Por último, se enfrenta al objetivismo sociológico el gran rechazo subjetivista, que
niega tanto las formas establecidas del poder como la oposición tradicional a éste y se rehusa
haber comenzado a entender, ni las flores nos devolverán los mitos a quienes viajamos en
En otro texto 22 Savater retoma el ataque contra la filosofía académica de los años 70 (¿qué
tanto se diferencia de la actual, aquí y allá?). Hay dos escuelas fundamentalmente: Los
universidad... desechan de sí toda sospecha de rigidez ortodoxa y cargan los males que sus
críticos les reprochan a los especímenes dogmáticos, que nunca faltan “eso es un abuso
positivista”, “aquello es grosero mecanismo”... Tal como siempre supo hacer la iglesia
católica, amplían más y más los márgenes de permisibilidad teórica para que nadie “de buena
voluntad” se quede por fuera. Porque, naturalmente, extra ecclesiam, nulla salus”
Por un lado, los analíticos “tienen el vértigo de lo nimio: todo lo que tocan lo hacen
ser en ellos cláusula de estilo”, (son “animales domésticos especialmente aptos para el plan
de estudio”). Por otro lado, los marxistas “ven la cosa en plan más feroz, el pensamiento
sigue siendo para ellos la película de indios buenos y vaqueros malos cuyo guión dejó escrito
20
Idem, p.337 Savater resume aquí el ideario político de la izquierda radical de los años setenta.
21
Idem, p.346
22
“Una alternativa para la alternativa como única alternativa”, en LA PIEDAD APASIONADA, Ediciones
Sígueme, Salamanca, 1977, p.85 y sgts.
14
el Lukacs de El Asalto a la Razón (...) su incapacidad para entender los problemas que se
ignoran o soslayan en sus obras canónicas entronca con la tradición tomista más integrista”,
ratos griega o latina, lo que es un mal menor, pero en muchos casos sólo en filología
alemana. Pensar directamente sobre algún tema (sin excluir, desde luego, lo ya pensado,
riesgos, son ya simples motivos sobre los que exponer guías bibliográficas o realizar
viejas tonadas, a lo más con alguna cadencia propia, “pero faltan los nuevos compositores
que incorporen al esquema clásico las armonías y disonancias de los tiempos actuales; faltan
los aventureros espontáneos que intenten cantar el aria consabida aun sin acordarse bien de
la letra, al calor del vino y la cordialidad de la boda; hasta faltan, diría yo, cantantes
callejeros y aficionados al buen rock y al country menos ecológico...” 24 Savater recuerda una
sentencia de Montaigne (“a quien la afición por las citas nunca le obstaculizó su propio
pensar”): “Tout fourmille de commentaires: d’auteurs ilen est gran carestía” (Pululan por
23
Ídem, p. 87
24
DICCIONARIO FILOSÓFICO. Óp. Cit. P. 27
25
Creo que nadie negará que este es el cuadro actual de la filosofía en Colombia, donde sólo dos filósofos
han tenido incidencia pública más o menos amplia en el siglo XX: Fernando González y Estanislao Zuleta,
ambos marginales al mundo académico –más el primero que el segundo.
15
Veamos ahora lo que Savater entiende como propio del pensar filosófico. En el Diccionario
‘espíritu de seriedad’; pues los primeros filósofos griegos fueron “viajeros, exiliados,
acostumbrados a convivir con persas, helenos y egipcios”. Y así como Pío Baroja aseguró
que el nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando, Savater considera que “la
insulso de hablar de “filosofías nacionales”. Los primeros filósofos fueron “planetarios” (esto
Protágoras); el tipo de personaje que, por venir de fuera “no se siente obligado mas que
pertenece a los clanes en litigio ni tiene negocios familiares que atender. Mira las rutinas con
ojo crítico, pues para él aun no lo son. Le interesa la política, pero frecuentemente
(¡Aristóteles!) ni siquiera tiene derecho de ciudadanía en la polis donde habita. Trae noticias
de fuera y compara las razones del lugar con otras que escuchó muy lejos. Se da cuenta de
que los hombres y las mujeres de todas partes se parecen básicamente más entre sí de lo que
las peculiaridades locales traslucen a primera vista: la naturaleza humana es común, leyes y
costumbres varían”26 Casos paradigmáticos serán Demócrito y los sofistas, en cuyo apoyo
Savater cita a François Revel (Historia de la filosofía occidental): “mientras que, en la tesis
que opone la Naturaleza a la Ley, los sofistas habían visto sin duda la raíz de una fraternidad
actitud de aquellos una justificación de la fuerza pura. Parecía así defender la Justicia,
xenófoba.”
26
Idem, p. p. 12-13
16
A modo de síntesis Savater expone las tres características que considera propias de las
impregnación cultural o a través de ritos colectivos, sino más bien de persona a persona (es
(a) Implica que la actividad filosófica es racional (entendiendo ‘razón’ en el sentido más
filosófico, y que lo bueno o malo para los seres humanos parte de su existencia terrena y
Unamuno la filosofía “se acuesta más del lado de la poesía que de la ciencia”, para
Savater “tanto ciencia como poesía deben estar en el lecho filosófico y si la doncella no
emotivo, el instinto, etc. Para él toda filosofía es ilustrada, incluyendo a Nietzsche quien
advirtió que: “los escritores que, sirviéndose de la razón, escriban contra la razón, vean
esfuerzos filosóficos es lo que hoy nos legitima para filosofar. Conservarlo, transmitirlo y
originariamente revisten, pervierten o devalúan los datos que los sentidos nos ofrecen
búsqueda sino con “la audacia subversiva del rechazo rebelde”. Tal como expresó María
Zambrano: “La pregunta inicial de la filosofía: ‘¿qué son las cosas?’, suena todavía en
nuestros oídos con ese aire de brusquedad y de impaciencia, como si dijera: ‘basta de
quieren cuanto antes sentirse dispensados del esfuerzo filosófico y retornar sin trabas a la
inmediatez de la realidad, la vida, la amistad o el arte. Los otros filósofos piensan para
disipar los embelecos comunes que obstruyen el razonamiento libre y poder proseguir la
tarea, científica y lúdica a la par, que les impone su afán de mayores refinamientos
intelectuales...”27 Además de las ‘cosas que pasan’ al filósofo le interesan las que no
A pesar de que ha surgido en un contexto cultural determinado (la cultura helénica de los
jonios del siglo VI antes de la era cristiana.), la filosofía posee un carácter transcultural: “La
de mi tribu...) sino que mi pertenencia, a partir de lo conocido y en conflicto impío con ello,
Savater distingue entre ‘civilización’ y ‘culturas’: “Las culturas son locales, realizan las
posibilidades humanas de un modo más o menos completo pero cerrado, distinguen entre un
significativo de las diferencias, establecen un código, distinguen entre quién puede asumirlo
y quién está excluido. La cultura, en una palabra, es una forma de establecer límites y
hacerlos fructificar”. Por su parte “la Civilización (en singular) no territorializa sino que
compartimos, más allá de nuestras diferencias culturales: los afanes de la carne, la capacidad
particularismos tan en boga en las ciencias sociales, Savater considere que “es tarea actual y
prioritaria del filósofo tomar intelectualmente partido por la civilización humana única,
frente a lo que en cada una de las diversas culturas se opone a ella”, la cual debe ser
recordado en una época en la que amenazan los fantasmas del nacionalismo, el racismo, la
28
En la recopilación: INSTRUCCIONES PARA OLVIDAR EL QUIJOTE, Taurus. 1995, p.p. 267-277.
19
En la introducción a su libro Las preguntas de la vida 29, titulada: “El por qué de la
filosofía”, Savater define la tarea filosófica por contraste con la labor de la ciencia. A partir
de postular tres niveles de entendimiento: “a) la información, que nos presenta los hechos y
para ordenarla; c) la sabiduría, que vincula el conocimiento con las opciones vitales o
valores que podemos elegir, intentando establecer cómo vivir mejor de acuerdo con lo que
sabemos”; Savater conceptúa que la ciencia se mueve entre el nivel a) y el b), mientras que
la filosofía opera entre el b) y el c). Así, mientras que las ciencias pretenden explicar cómo
están hechas y cómo funcionan las cosas, la filosofía se centra en lo que significan para
nosotros, “cómo cuenta para nosotros lo que sabemos que sucede y lo que hay”. Mientras
que la ciencia “multiplica las perspectivas y las áreas del conocimiento” (fragmenta y
especializa el saber); “la filosofía se empeña en relacionarlo todo con todo lo demás,
intentando enmarcar los saberes en un panorama teórico que sobrevuele la diversidad desde
esa aventura unitaria que es pensar, o sea ser humanos”, “la filosofía rescata la realidad
concreta”. La filosofía suele preguntarle sobre asuntos que los científicos (y la gente común)
dan ya por supuestos o evidentes. En fin, mientras que las ciencias tratan de lograr
soluciones que tienden a anular y disolver las preguntas planteadas, la filosofía brinda
respuestas, que “no anulan las preguntas pero nos permiten convivir racionalmente con ellas
29
LAS PREGUNTAS DE LA VIDA, Ariel, Barcelona, 1999.
20
aunque sigamos planteándonoslas una y otra vez: por muchas respuestas filosóficas que
conozcamos a la pregunta que inquiere sobre qué es la justicia o qué es el tiempo, nunca
“superadas” las respuestas dadas a esas cuestiones por filósofos anteriores”. Savater justifica
la idea kantiana de que no se puede enseñar filosofía sino sólo a filosofar, en el sentido de
que en filosofía “no se trata de trata de transmitir un saber ya concluido por otros que
una forma de mirar y de argumentar.” Dado que en este texto Savater aborda la
problemática de la enseñanza de la filosofía, del filosofar, a fines del s. XX, concluye esta
necesariamente humana que la inquietud que desde hace siglos lleva a filosofar?, ¿puede la