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Predica; 01 de Diciembre de 2019

LA FE ES LA CONVICCIÓN DE QUE JESUS ES EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE
INTRODUCCION: Hoy DIOS PADRE quiere que aprendamos algo muy poderoso acerca de
la fe; Muchas veces nos han hablado ACERCA de esto, pero no hemos visto cual es el gran
poder que sale de la fe la cual fue que Jesús hizo muchos milagros a personas de fe las cuales
no conocían a Jesús sólo de oídas; ¿Qué fue lo que movió a Jesús hacer milagros? ¿Y
también sanar y limpiar a las personas de demonios por su fe que tenían? Pero antes
que todo quiero que en el transcurso de la predicación piensen muy bien en su respuesta de
la pregunta: ¿SI JESUS PASARA HOY FÍSICAMENTE POR AQUÍ QUE MILAGRO LE
PEDIRIAS QUE HICIERA POR TI? ¡¡PIENSEN BIEN!!! ¿OK? Bueno empezaré con el
milagro cuando “Jesús sana a Bartimeo el ciego” (Marcos 10:46-52) el cual lo iremos
desglosando poco a poco. Este ejemplo, se lleva a cabo en las afueras de Jericó. Esta
ciudad está a unos 25 KM de Jerusalén, Jesús al igual que todos los judíos iban para allá a
celebrar la pascua. Así que todas las personas iban a Jerusalén para adorar a Jehová Dios
como ÉL dijo que debían hacerlo, todas iban excepto Bartimeo, ya que él tenía un impedimento
para hacerlo. Era ley para los judíos ir a Jerusalén a celebrar la pascua; Además, con Jesús
iban muchos curiosos para ver qué pasaba con ÉL cuando llegase al Templo. Era costumbre
en Palestina en tiempos de Jesús, que los parientes colocaran a los ciegos y a todos los que
tenían impedimentos físicos en las orillas de las calles, para desearles buen viaje a los viajeros
y para recibir limosnas por parte de los que por ahí pasaban. Bartimeo reconoce la
condición en que se encontraba: (Marcos 10:46) “Entonces vinieron a Jericó; Y al salir
de Jericó ÉL y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba
sentado junto al camino mendigando”. Él era consciente de su estado. Sabe muy bien que en
su condición no puede ir con los demás a Jerusalén a adorar a Dios porque: 1) Él no estaba
en el camino, sino Junto al camino. Cuando uno está en el camino lo que queda es
caminar, va con una dirección. Junto al camino solo se escucha lo que los demás dicen. La
gran mayoría de las personas saben de Jesús solo por lo que han oído de ÉL. 2) Él no podía
mantenerse en el camino. Porque, ERA CIEGO, estaba junto al camino porque era llevado
hasta ahí por sus familiares. La mayoría de las personas dicen conocer a Dios solo por lo que
otros dicen o creen. 3) En el templo él no podía entrar. Debido a que en la ley se prohibía
que las personas con impedimentos físicos entraran en el templo. Las Sagradas Escrituras, nos
dicen que sin santidad nadie verá a Dios. Para ser santo es necesario estar en la casa del único
Santo. Bartimeo sabía que él era impotente para ayudarse a sí mismo: Sabía que
estaba ahí porque era puesto cada mañana junto al camino. Este hombre ilustra la
situación de la raza humana: Bartimeo sabe que Jesús vino para salvarle. Para limpiarlo
del pecado, porque el hombre sabe que es impotente como para salvarse así mismo. Jesús
dijo fuera de mi nada podéis hacer, Yo he venido para que tengan vida y la tengan en
abundancia. (Marcos 10:47-51) “47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces
y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48 Y muchos le reprendían para que
callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 49 Entonces
Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza;
Levántate, te llama. 50 El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51
Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre
la vista”. BARTIMEO recurre al único que podía ayudarle; Para esto hizo dos cosas: 1)
Clama a Jesús. Él sabe que es la única oportunidad de su vida, que si Jesús no le libra de esa
situación nadie podrá hacerlo. 2) NO hace caso de la crítica. ¿Cómo clamas tú a Jesús?
Sabiendo que es el único que te puede ayudar. No le importó lo que la gente le dijo. Él solo
quería que Jesús le atendiese. También Bartimeo, se deshace de todo lo que le impedía

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para llegar a Jesús. No solo se deshace de su capa, sino que su actitud fue, muy diferente a
la del Joven Rico de los versículos en: (Marcos 10:20–22) “20 El entonces, respondiendo, le
dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. 21 Entonces Jesús, mirándole, le
amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás
tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. 22 Pero él, afligido por esta palabra, se
fue triste, porque tenía muchas posesiones”. La capa era tan importante para Bartimeo, como
las fincas y las casas para el Joven Rico, pero no dudó ni un momento en abandonarla con tal
de llegar aprisa a los pies del Señor. También nosotros debemos despojarnos de todo
manto de la autosuficiencia. (Hebreos 12:1) “Por tanto, nosotros también, teniendo en
derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado
que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”. Por esta
razón tenemos que tener puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de la fe:
(Hebreos 12:2) “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por
el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra
del trono de Dios”. Por lo tanto, pide con fe, porque Bartimeo, sabía a quién le estaba pidiendo.
Su fe fue el motivo por el cual Jesús se detuvo. Cuando Jesús se fue le dijo, Tú fe te ha sanado.
Cuando Bartimeo recibió su vista lo que hizo fue utilizarla inmediatamente (Marcos
10:52) “Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a
Jesús en el camino”. La Palabra dice que le seguía por el camino. Quienes reciben la vista
espiritual, contemplan la belleza de Jesucristo, que les atrae eficazmente para correr tras ÉL:
(Cantares 1:4) dice: “Atráeme; En pos de ti correremos. El rey me ha metido en sus cámaras;
Nos gozaremos y alegraremos en ti; Nos acordaremos de tus amores más que del vino; Con
razón te aman”. Jesucristo, no solo quiere que tú le conozcas y que veas su gloria, ÉL quiere
que le sigas con amor. La Bendición de Bartimeo arroja luz en nuestro caminar con
Dios. Porque; Hay una esperanza para nosotros, que Jehová Dios, por medio de Jesucristo,
se fije en nosotros tal y como somos. Jesucristo se detendrá y te atenderá. Tú vida será
totalmente transformada, al igual que la de Bartimeo. Ya no estarás siego espiritualmente. Ya
no tendrás que tomar las decisiones de tu vida tu solo. Ahora tu vida se entregará en
agradecimiento al que te libertó. Tú contarás con Jesucristo como guía por el resto de tu
camino de la vida.

Jesús el Hijo del Dios Viviente: (Mateo 16:15-17) “15 ÉL les dijo: Y vosotros, ¿Quién
decís que SOY YO? 16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente. 17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque
no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los Cielos”. Encontramos a los
discípulos ante una pregunta crucial. Había muchas opiniones en cuanto a quien era Jesús,
algunos decían que era Juan el Bautista, otros decían que era Elías. Pero en este momento,
era el turno para que los discípulos contestarán y expresaran lo que creían acerca de Jesús.
Pedro contestó primero como si fuera el vocero de los demás (v.16). Era impulsivo, sin
embargo, en esta ocasión no fue un impulso personal, sino que hizo esa declaración rotunda
por una inspiración que venía más allá de su propio intelecto. Pedro dijo: "Tu eres el Hijo
del Dios Viviente". No había ninguna vacilación o sombra de duda en tal declaración. Este
título: "Hijo del Dios Viviente" para los judíos significaba algo excelso e importantísimo, y
al mismo nivel que Jehová. Así entonces, Pedro estaba reconociendo que Jesús era no un mero
hombre sino "EMANUEL", Dios con nosotros. La respuesta de Jesús a Pedro inicia con la
expresión: "Bienaventurado eres". Toda persona que cree que Jesús es el unigénito Hijo de
Dios es bienaventurado, es decir muy feliz. "Porque no te lo reveló carne ni sangre". El
verdadero conocimiento que tengamos de Jesucristo lo recibimos del Padre por medio del

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Espíritu Santo al exponer nuestro corazón a las Sagradas Escrituras: (Juan 16:13,14) “13
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por
su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de
venir. 14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”. Somos
bienaventurados desde el momento en que confesamos a Jesucristo (Romanos 10:9-10) “9
Que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le
levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con
la boca se confiesa para salvación”. y esto no de [nosotros] pues es don de Dios" (Efesios
2:8) “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios”. Su gracia nos lleva a exclamar: Jesucristo, tu eres el Hijo del Dios Viviente.
Por lo tanto, cada uno de nosotros debemos de preguntarnos qué significa en nuestro
corazón Jesucristo: ¿Emoción o convicción? Nosotros los cristianos podemos estar
viviendo nuestra vida en el Señor Jesucristo a través de la emoción o a través de la
CONVICCIÓN. Y es que muchas veces tratamos de anteponer la emoción a la
convicción y es allí cuando nos enredamos en emociones muy propias que van a la contra de
lo que por convicción deberíamos pensar o creer acerca de diferentes asuntos de la vida
cotidiana del cristiano. Un cristiano que vive a través de la emoción es inconstante,
porque nuestras emociones y sentimientos lo son. Hoy estamos felices sonriendo,
pero mañana pueda que estemos tristes o hasta llorando. Hoy nos reímos y mañana
estamos enojados. Las emociones son inconstantes y por ello nosotros no deberíamos permitir
que nuestro estado de ánimo defina lo que realmente deberíamos creer. Las Sagradas
Escrituras dicen en: (Santiago 1:8) “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus
caminos”. Vivir a través de la emoción es garantizar una vida inconstante en todos los
sentidos y en cualquier área. La emoción muchas veces le gana a la razón y es allí cuando
nos damos un gran tropezón. Un cristiano que vive a través de la emoción es un cristiano
que cuando se siente triste duda de lo que Dios puede hacer, es un cristiano que
cuando se siente solo, piensa que Dios lo ha abandonado, y es que un cristiano que
vive a través de la emoción hace que su fe se tambalee según el estado de ánimo que
él se encuentre. Ahora bien, un cristiano que vive a través de la CONVICCIÓN es una
persona que tiene muy bien fundamentada sus creencias, su confianza y su fe en
Dios. Es alguien que no se deja manipular por las emociones del momento, ni por los
sentimientos que se produzcan como resultado de la situación difícil que pueda estar viviendo.
Un ejemplo de un cristiano que vivía a través de la CONVICCIÓN es el Apóstol Pablo,
que no permitía que las emociones del momento, las situaciones difíciles que le tocaba
enfrentar o los comentarios de las personas determinaran SU CONVICCIÓN, sino más
bien decía lo siguiente: (2 Timoteo 1:12 Dios Habla Hoy) “Precisamente por eso sufro todas
estas cosas. Pero no me avergüenzo de ello, porque yo sé en quién he puesto mi
confianza; Y estoy seguro de que ÉL tiene Poder para guardar hasta aquel día lo que me ha
encomendado”. LA CONVICCIÓN es la que nos tiene que llevar a tener la seguridad de
que a pesar de que el momento que estamos pasando sea difícil o duro de
sobrellevar, Jehová Dios está a nuestro lado para ayudarnos, para extendernos su mano,
para darnos fuerzas más allá de lo que imaginábamos y para mostrarnos su PROPÓSITO
PERFECTO en medio de lo que podamos estar viviendo. Un hombre DE CONVICCIÓN como
el Apóstol Pablo comprendió claramente esto, por eso escribió lo siguiente: (2 Corintios 4:8,9
Dios Habla Hoy) “8 Así, aunque llenos de problemas, no estamos sin salida; tenemos
preocupaciones, pero no nos desesperamos. 9 Nos persiguen, pero no estamos abandonados;
Nos derriban, pero no nos destruyen”. Las emociones nos llevan a pensar muchas cosas
que a veces no son ciertas, en cambio LA CONVICCIÓN nos lleva a creer a pesar de no

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ver, a confiar a pesar del estado de ánimo que podamos tener. Ahora te pregunto, ¿Cómo
quieres enfrentar la vida, a través de la emoción o a través de la convicción?
Por favor acompáñenme a ver una conversación entre Jesús y sus discípulos tuvieron
antes de emprender viaje a Judea: (Juan 11:8 Dios Habla Hoy) “Los discípulos le
dijeron: Maestro, hace poco los judíos de esa región trataron de matarte a pedradas, ¿y otra
vez quieres ir allá?”. Pero Jesús insistió en viajar. Al tomar sus cosas, resignados por lo que
podría venir, mientras emprendían el camino silencioso, medio en broma medio en serio:
(Juan 11:16 Dios Habla Hoy) “Entonces Tomás, al que llamaban el Gemelo, dijo a los otros
discípulos: Vamos también nosotros, para morir con ÉL”. ¿Quién podría estar listo a morir por
Jesús? Acaso ¿Fueron sus palabras evidencia de una valentía singular, o simplemente
significaron resignación ante la terquedad de Jesús? La vida de Tomás nos permite
distinguir la sutil diferencia entre emoción y CONVICCIÓN. La emoción te hace sentir
que estás listo a conquistar la luna. La CONVICCIÓN te lleva a comprometerte de por
vida. La emoción es como una ráfaga de luz en medio de la oscuridad… Ilumina un instante,
pero después desaparece. La CONVICCIÓN es como mantener el rumbo, aunque el
camino no exista. La emoción se amilana ante las dificultades. La CONVICCIÓN no acepta
impedimentos, los enfrenta y supera. Dios quiere creyentes de CONVICCIÓN: (Hebreos
11:1 Dios Habla Hoy) “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es
estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos.”. (1 Tesalonicenses 1:5 Dios Habla
Hoy) “Pues cuando nosotros les anunciamos el Evangelio, no fue solamente con palabras, sino
que lo hicimos también con demostraciones del Poder de Dios y de la actividad del Espíritu
Santo, y con una gran abundancia de gracias. Bien saben cómo nos portamos entre
ustedes, buscando su propio bien”. La fe no se basa únicamente en conocimiento…
Esto solo puede hacerte entendido. La fe no se basa únicamente en emoción… Esto
puede convertirte en fanático. La fe se basa en CONVICCIÓN.

Puede que algunos crean que nuestras convicciones son un aspecto privado de
nuestra vida, pero en realidad están expuestas a la vista de todos. Jehová Dios nos ha
dado principios en las Sagradas escrituras con el propósito de protegernos, guiarnos,
motivarnos y ayudarnos a vivir de acuerdo a su Perfecta Voluntad. Como cristianos,
debemos tener convicciones que definan nuestra identidad y determinen nuestro
estilo de vida y decisiones. Cuando Pedro y Juan fueron lanzados en la cárcel por haber
sanado a un hombre cojo, se les amenazó, para que no hablasen o Enseñasen en el nombre
de Jesús. Sin embargo, se mantuvieron firmes en sus convicciones y dijeron: (Hechos
4:19,20) “19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de
Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 20 porque no podemos dejar de decir lo que
hemos visto y oído”. El verdadero significado de la CONVICCIÓN, es una creencia que se
sostiene con firmeza. Como el hecho de que estamos seguros de que Jesucristo es el Hijo
de Dios, quien ha resucitado y quien es el único camino al Padre. Un sentimiento de
culpabilidad que proviene del Espíritu Santo, pues Él es quien convence al mundo de
pecado, justicia y juicio (Juan 16:8) “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de
justicia y de juicio”. Tales convicciones son las que están relacionadas con nuestra fe.
Las mismas deberían tener un efecto decisivo en nuestra conducta y marcar la
diferencia cada vez que debamos demostrar nuestras creencias a quienes no piensan
igual que nosotros. Tenemos que tener una Santísima Fe en Dios para poder vivir
esta CONVICCION.
Porque es la fuerza que nos permite mantenernos firmes en nuestras convicciones proviene
de la fe en Jesucristo como nuestro Salvador y de la Palabra de Dios. Esta CONVICCION nos

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hace ser valientes ante los desafíos. Es fácil mantener convicciones firmes cuando estamos
en la iglesia, rodeados de personas que piensan igual que nosotros. Pero si nos rodean
personas que creen que los cristianos somos intolerantes y tontos, necesitamos valor para
declarar que somos seguidores de Jesucristo y para proclamar la Palabra de Dios. Esta
CONVICCION produce una perspectiva en nuestra mente. Antes de rendir nuestras
convicciones o de negar lo que realmente creemos, debemos examinar los efectos a largo
plazo que sufriremos al hacerlo. Esta CONVICCION produce una Fortaleza inusual. Desde
el momento en que fuimos salvos, el Espíritu Santo vino a vivir en nosotros y nos selló como
hijos de Dios (Efesios 4:30) “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis
sellados para el día de la redención”. Él es nuestro consolador, quien nos capacita para
COMPRENDER LA VERDAD y nos da la fortaleza física, emocional y espiritual para
hacer lo correcto en medio de las pruebas y las dificultades (Juan 14:26) “Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las
cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Nunca estaremos solos al ser firmes en
nuestras convicciones, pues el Espíritu Santo está siempre con nosotros.

La fe tiene sus evidencias. No estamos hablando sobre un “ACTO DE FE” a ciegas. Pero
sus evidencias no puede ser medidas en un laboratorio, tienen que ser entendidas
espiritualmente. La fe va más allá de lo que aprendemos por medio de nuestros
sentidos, y el autor está diciendo que ella tiene sus evidencias. Sus pruebas no son las de los
sentidos, los cuales producen incertidumbre. La vista física produce CONVICCIÓN o da
evidencia de las cosas visibles; la fe es el órgano que permite a la gente ver el orden invisible.
En Hebreos 11:1, dice: “…De lo que se espera… de lo que no se ve”. Si tienes la sustancia ante
ti, si puedes verla, ¿de qué sirve la fe? La fe se necesita para aquello que no podemos
ver ni tocar. La fe no contradice a la razón, a pesar de que puede ir más allá de la
razón. “…Es, pues, la fe la certeza… la convicción”. La fe no es una simple creencia o un
entendimiento intelectual. Es la disposición a confiar, creer y aferrarse. La fe permitió salir
adelante a personas en el pasado: (Hebreos 11:2) “Porque por ella alcanzaron buen
testimonio los antiguos”. Todos los grandes ejemplos de consagración tenían diferentes
personalidades y circunstancias, pero todos tenía una cosa en común, la fe.
“…Alcanzaron buen testimonio”. Estos cristianos judíos habían sido desalentados, y estaban
pensando en renunciar a Jesús y a un cristianismo distintivo. Ellos necesitaban un buen
testimonio, por lo que necesitaban estos ejemplos de la fe para sacarlos del desánimo. La fe
da entendimiento del mundo invisible: (Hebreos 11:3) “Por la fe entendemos haber sido
constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que
no se veía”. ¿Cómo es que el universo… fue constituido… por la palabra de Dios? Sucedió
cuando Dios dio la orden de Sea la luz (Génesis 1:3) “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”.
Como lo explica el Salmo: (Salmo 33:6,9) “6 Por la Palabra de Jehová fueron hechos los
cielos, y todo el Ejército de ellos por el Aliento de su Boca. 9 Porque ÉL dijo, y fue hecho; Él
mandó, y existió”. Incluso en ocasiones cuando parece que Dios espera una fe que contradice
a la razón, un análisis de cerca nos revela que no. Por ejemplo, pareciera contradecir a la razón
que Dios esperara que Abraham creyera que la matriz muerta de Sarah podía concebir un
niño. Pero no es irrazonable creer que el Dios que creó la vida y la matriz pudiera hacer esto,
y lo haría de acuerdo a su promesa.
Predicadora de la Sana Doctrina de Cristo: Carito Núñez Callejas. Si usted no tiene la
intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de entregarla a otra persona
interesada. Para la difusión gratuita entre cristianos, se permite fotocopiar esta hoja
(por favor no cambiar el texto).

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