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TEMA: ¿Una entrega a empujones?

2Pe 2:20 Porque si después de haber escapado de las


contaminaciones del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo, de nuevo son enredados en ellas y vencidos, su
condición postrera viene a ser peor que la primera.
2Pe 2:21 Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el
camino de la justicia, que habiéndolo conocido, apartarse del santo
mandamiento que les fue dado.
2Pe 2:22 Les ha sucedido a ellos según el proverbio verdadero: "EL
PERRO VUELVE A SU PROPIO VOMITO," y: "La puerca lavada,
vuelve a revolcarse en el cieno."
Hace algún tiempo, una mujer acudió a mí con
lágrimas en los ojos y me relató que dos años
antes, ella y su marido habían oído la predicación
del evangelio. Un tremendo sentido de convencimiento
de pecado se había apoderado de
ella. Así que tomó de la mano a su marido y lo
haló hacía adelante para que pasara a manifestar
que recibía a Cristo como Salvador personal.
Los dos tomaron la decisión de recibir a Cristo.
Ella acudió a Cristo por cuanto comprendió su
pecado y sabía que necesitaba misericordia y
perdón. El acudió a Cristo por complacer a su
esposa. Aunque ella pudo sostener a su marido
durante dos o tres meses, con el tiempo se volvió
tibio, luego se descarrió y por fin se sintió amargado.
Pensemos en la conversión del eunuco etíope.
|Dios dirigió a Felipe para que se encontrara con un alma que estaba
madura para la salvación!
Jesús nunca presionó la entrega de aquellos que no estaban dispuestos a
abandonarlo todo.
Cuando el intérprete de la ley lo probó diciéndole:
"Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?" (Lucas 10:25), Jesús
no le dijo que debía hacer la oración del pecador arrepentido.
Le predicó acerca de la ley, y así conmovió su conciencia de pecador.
Cuando muchos de sus discípulos volvieron atrás, según nos lo dice Juan, en
el capítulo 6 de su evangelio, Jesús no acomodó su doctrina para mantenerlos
en el reino.
Cuando Jesús le dijo al joven rico que vendiera todo lo que tenía y éste se fue
triste, Jesús no lo llamó para que se devolviera, o para decirle: "¿Cómo te
parece que vendas sólo la mitad de tus bienes?"
Hemos olvidado que Dios nos ha llamado a sembrar la semilla y dejar los
resultados en manos de él.
Si nosotros cosechamos con regocijo, es muy probable que otra persona haya
sembrado con lágrimas.
Dios es fiel; su palabra no volverá vacía.
Su arrepentimiento y su fe en Dios lo establecen sobre un fundamento seguro.
Produce fruto con perseverancia (véase Lucas 8:15).
Cuando la marcha se hace difícil
Por el hecho de que este creyente es suelo fértil y tiene profundas raíces,
sólo puede beneficiarse de la luz del sol.
Cuando vienen la persecución, la tribulación y la tentación, sólo lo hacen
crecer.
Las pruebas hacen que sus raíces se profundicen aún más en busca de la
humedad.
No sólo dará fruto, sino que este fruto permanecerá (véase Juan 15:16).
En una ocasión Pablo y Silas tuvieron un vuelo tormentoso, después de recibir
muchos latigazos y ser encarcelados. En vez de caer en la trampa de sentir
compasión por sí mismos, oraron y cantaron alabanzas a Dios (véase Hechos
16:25).
Cuando el fuego de la tribulación cayó sobre ellos, no se marchitaron ni
murieron. ¡Crecieron!
con respecto a la tribulación (Santiago
1:2,3) "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas
pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia"
El apóstol Pablo también vio el beneficio de la luz del sol (2 Corintios 7:4):
"Sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones"
Las Escrituras también dicen: (1 Pedro 1:6). "En lo cual vosotros os
alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser
afligidos en diversas pruebas"
Algunos árboles grandes chupan de la tierra hasta 250 galones de agua
diariamente. Las raíces de los árboles siempre crecen hacia la humedad.
El santo que es genuino, en medio de la tribulación, siempre crecerá hacia el
Espíritu de Dios.
El Espíritu Santo llevó a Jesús a su experiencia en el desierto (véase
Lucas 4:1).
Aunque él era un hijo, aprendió la obediencia de lo que sufrió.
El Salmo 66 nos muestra por qué no debemos despreciar el calor de la
tribulación.
Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
Y haced oír la voz de su alabanza.
El es quien preservó la vida a nuestra alma,
Y no permitió que nuestros pies resbalasen.
Porque tú nos probaste, oh Dios;
Nos ensayaste como se afina la plata.
Nos metiste en la red;
Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra
cabeza;
Pasamos por el fuego y por el agua,
Y nos sacaste a abundancia
(Salmo 66:8-12).
Dios nos hace pasar por el fuego, no para quemarnos, sino para
purificarnos.
Él nos hace pasar por el agua, no para ahogamos, sino para lavarnos.
El hecho de entender que el Señor castiga a los que ama, nos capacita para
soportar las pruebas. (2 Corintios 4:17). "Porque esta leve tribulación
momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de
gloria"
Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos (Salmo
119:71).
La persona definitivamente salva crecerá espiritualmente durante las
tribulaciones y las tentaciones.
Esta es una evidencia de genuino arrepentimiento y de verdadera salvación.
Hay otra manera de determinar la condición del alma del que se convierte.
La Biblia nos exhorta a examinarnos para ver si estamos "en la fe" (2
Corintios 13:5). ¿Debemos examinar nuestra tarjeta de decisión, o revisar
nuestra condición de miembro en la iglesia? No. Debemos examinar el fruto.
En busca del fruto
Un evangelio que conduzca a los pecadores a un compromiso,
sin conciencia de pecado, producirá una cosecha de personas que no tienen
celo, ni fuego, ni fruto; serán pecadores que han tomado la decisión, pero
que no sienten ardor por la obra de Dios.
Los cristianos infructíferos y tibios realmente no forman parte del cuerpo
de Cristo.
Caen pesados en el estómago del Señor, hasta que se los vomite de la boca.
Carecen de celo por los perdidos.
No se asimilan en el cuerpo de Cristo para convertirse en sus manos, sus pies
y su boca.

¿Quiénes son los que se descarrían?


¿Se ha sentido usted culpable alguna vez por el hecho de que un nuevo
convertido se haya descarriado?
Tal vez usted se dijo: ¡Ojalá le hubiera dado más seguimiento! He debido
animarlo más, buscarlo, llevarlo a las reuniones.
Bueno, si usted ha dicho eso, que la conversación con nuestro hermano etíope
le sirva de consuelo.
Después que Felipe le explicó las Escrituras, el eunuco etíope creyó y
quiso ser bautizado. (Hechos 8:39-40).
Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco
no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y
pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a
Cesárea
Note que Felipe dejó al etíope sin seguimiento.
De hecho, no es totalmente correcto lo que estoy afirmando.
Según el último versículo, \el Señor dejó al nuevo convertido sin seguimiento!
Una conversión genuina permanecerá, sin importar la adversidad. (Salmo
37:24). "Cuando el hombre cayere, no quedará postrado"
(Miqueas 7:8). Tú enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me
levantaré"
¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué Jesús mandó a sus corderos
para que estuvieran en medio de los lobos? (véase Lucas 10:3).
Ciertamente esa práctica es contraria al consentimiento y protección que
nosotros les damos a nuestros corderos.
Él sabía que la tentación, la tribulación y la persecución los probarían.
Sabía que la adversidad expondría, a medida que pasara el tiempo, a los
descarriados de corazón.
"De sus caminos será hastiado el necio de corazón" (Proverbios 14:14).
Pero no producen fruto. Son un reproche para el evangelio.

La prueba verdadera
Hace algunos años leí en un periódico local que en un almacén de ropa para
caballero se había hallado una bolsa fuera de la puerta un lunes por la mañana.
La nota que lo acompañaba explicaba lo siguiente: "Robé estos pantalones de
su almacén el viernes. Me convertí al cristianismo el domingo; y, por tanto, se
los devuelvo hoy lunes favor, perdónenme." Ese es un fruto digno de
arrepentimiento!
(Romanos 7:4). Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley
mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los
muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios
Las Escrituras dicen: "La raíz de los Justos dará fruto" (Proverbios 12:12).
Si estamos arraigados y fundamentados en él, como evidencia de eso
daremos algún fruto.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste
lleva muchos fruto; porque separados de mí nada podéis hacer (Juan 15:5).
Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto
en toda buena obra Colosenses 1:10,
¿Qué significa en estos pasajes bíblicos la palabra "fruto"? Antes de
buscar la respuesta, examinemos la respuesta de Juan el Bautista a
ciertos judíos que llegaron al Jordán, donde el bautizaba:
Mateo 3:7, 8,10 Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían
a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de
la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento. . .Y ya también
el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da
buen fruto es cortado y echado en el fuego.

Otro fruto del arrepentimiento genuino es el fruto de un corazón


agradecido a Dios.
El apóstol Pablo dijo: "¡Gracias a Dios por su don inefable!" (2 Corintios
9:15).
Las Escrituras también hablan de "fruto de labios que confiesan su
nombre" (Hebreos 13:15).
Nuestra vida debe producir cierto fruto por causa de la presencia del
Espíritu Santo.
Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley
(Gálatas 5:22,23).
Finalmente, todo el que menciona el nombre de Cristo debe apartarse de
iniquidad.
El arrepentimiento es un permanente apartamiento del pecado para que
entonces permanentemente estemos
"llenos de frutos de justicia" (Filipenses 1:11).
Lo que estoy diciendo es esto: "Todo árbol que no da buen fruto es
cortado y echado en el Juego' (Mateo 3:10).
Como testigos del evangelio, tenemos que hacer todo lo que podamos para
que los nuevos convertidos produzcan frutos.
No basta con producir "decisiones" que den como resultados miembros
de la iglesia; hay que producir compromisos con Cristo que produzcan
creyentes que den fruto.
Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y
purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras (Tito 2:14).
Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan,
que estén dispuestos a toda buena obra Tito3:1).
Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para
que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas
son buenas y útiles a los hombres (Tito 3:8).
Jesús dijo: "Así alumbre vuestra luz delante
de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en
los cielos" (Mateo 5:16).
¿Quiénes están listos para ser usados por Dios?
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás,
es apto para el reino de Dios (Lucas 9:62).
La palabra que se tradujo apto procede del término griego eutheto, que
significa listo para ser usado.
No todas las personas que se mencionan en el Nuevo Testamento estaban
listas para ser usadas por Dios.
Mire de cerca la siguiente porción de las Escrituras, y note que el apóstol
Pablo no pone su sello de aprobación sobre uno de los colaboradores:
Colosenses 4:7-14 Demás.
Tíquico, amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor, el cual he
enviado a vosotros para esto mismo, para que conozca lo que a vosotros se
refiere. . . con Onésimo, amado y fiel hermano, que es uno de vosotros. . . .
Aristarco, mi compañero de prisiones, os saluda, y Marcos el sobrino de
Bernabé, acerca del cual habéis recibido mandamientos; si fuere a vosotros,
recibidle; . . .que son los únicos de la circuncisión que me ayudan en el reino
de Dios, y han sido para mí un consuelo.
Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre
rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis
firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. . . .
Os saluda Lucas el médico amado, y Demas
Para referirse a otros obreros, el apóstol Pablo usó las palabras "fiel",
"amado", "uno de vosotros",
o "siervos de Cristo"; pero cuando mencionó el nombre Demás, guardó
silencio.
Pablo se refrenó de darle un sello de aprobación a Demás.
No dijo: "Recíbanlo." Podemos entender la razón leyendo las siguientes
palabras en otra de sus epístolas: ". . . porque Demás me ha desampa
rado, amando este mundo" (2 Timoteo 4:10).
El había amado al mundo más que a Dios. "Si algún ama al mundo, el
amor del Padre no está en él" (1Juan 2:15).
El había puesto su mano en el arado pero miró hacia atrás; no era apto
para el reino de
Dios.

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