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¿DE QUÉ SIRVE TANTA RIQUEZA?

ENSAYO

Por
RAMIRO FERNANDO OSPINO VELÁSQUEZ

ESPECIALIZACIÓN EN GERENCIA DE GOBIERNO Y GESTIÓN PÚBLICA


FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y ADMINISTRATIVAS
UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO

VALLEDUPAR, AGOSTO 16 DE 2016

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INTRODUCCIÓN

Siempre me he preguntado. ¿Por qué los que tienen riquezas, desean más
y más, en vez de conservar la que tienen?

Me planteó este interrogante porque me resulta incomprensible como


algunas personas, bien sean de familias reconocidas o no, desean siempre querer
tener tanto poder económico, cuando nada de lo material se llevan al morir.
Comprendo que se quiera dejar herencia a las generaciones venideras, pero estas
querrán hacer de igual manera. Tener más y más, y cumplir con lo realizado por
sus antepasados.

Y mientras unos piensan en hacer riquezas, otros intentan por lo menos,


con lo poco que se ganan, sostener su vida en este mundo. Resulta ilógica esta
realidad cuando el planeta tierra tiene de todo y a cada ser humano le puede
corresponder algo para que no llegue a vivir en la extrema pobreza como algunos
lo hacen.

Este ensayo está enfocado a dejar planteada una hipótesis del por qué
existe tanta desigualdad en el mundo, yéndonos específicamente a nuestro país
Colombia que bañado por dos océanos y con tantas riquezas naturales, registra
tantas desigualdades productor del mal aprovechamiento de lo que tenemos.

Podemos considerarnos tan ricos pero a la vez somos tan pobres, porque
hemos permitido que nos dejemos atrapar de un mal que nos afecta a todos, la
corrupción, que llega a ser sin lugar a dudas el que mayor desigualdad genera.

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¿DE QUÉ SIRVE TANTA RIQUEZA?

Cuando conozco casos de personas que amasan tanta riqueza o aquellas


que realizan acciones ilegales para obtener dinero fácil, sin importar al que puedas
afectar, siempre traigo a la mente dos de los tres deseos del hombre rico al morir.

Esos dos deseos hacen referencia al hecho que sus tesoros fueran
esparcidos por el camino hasta su tumba y sus manos quedaran en el aire fuera
del ataúd a la vista de todos. Y las razones? Enterar que los bienes materiales
conquistados en la tierra aquí se quedan y para que las personas puedan ver que
vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos. Al morir nada
material te llevas.

Por eso sigo sin comprender por qué muchos pretenden ganar y ganar
tanto dinero para volverse poderosos a sabiendas que existen tantos necesitados
que con algo de lo que se le pueda donar u ofrecer sin nada a cambio, se le puede
brindar felicidad y bienestar.

El Padre de la Gerencia Social, Bernardo Kliskberg, en su informe sobre los


escándalos éticos lo deja muy claro. ¿Cómo es posible que en América Latina con
170 millones de personas, uno de cada tres están en situación de pobreza. Cómo
puede ser que con tantos recursos potenciales y riquezas se permita que esto siga
así?

Es lógico! No nos importan los demás. Es como decir que en estas


situaciones sálvense quien pueda.

Bernardo Kliskberg en su informe al hablar de desigualdades plantea que


existen círculos perversos de desigualdad que culminan con el cercenamiento de
los derechos más básicos, como el derecho a la familia y a la vida misma.

“La desigualdad es inevitable, como solían decir los economistas ortodoxos,


¿es una especie de fase necesaria del desarrollo? No parece. Los países líderes
en desarrollo humano, competitividad, y progreso tecnológico como Noruega,
Suecia, Finlandia, Canadá, Holanda, tienen alta equidad. La aseguran Estados
muy activos y protectores, sistemas fiscales progresivos, y un consenso social
sobre las virtudes de la equidad”, sostiene el Padre de la Gerencia Social.

Pero por qué no copiamos lo de esos países. La respuesta es clara: No nos


conviene. La única manera de mantener el poder es generando la desigualdad
que a la postre se traduce en pobreza.

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Y es esa pobreza lo que nos está afectando a todos porque cada día trae
más violencia, no nos respetamos los unos con los otros. En Colombia estamos
llegando al punto que no respetamos a la autoridad por reclamar nuestros
derechos y llegando a un estado de beligerancia que puede traer mayor
intolerancia.

Lo anterior impulsado por otro cáncer social que es la corrupción que es


más latente en el país. De ahí que sea necesario que los Gobiernos con sus
responsabilidad central y la ayuda de todos se puedan emprender políticas
afirmativas que abran oportunidades a los excluidos sin importar cultura, edad,
clase social o religión.

En un estudio que realizó el investigador Dan Ariely, catedrático de


psicología y economía conductual, encontró que un pequeño soborno puede tomar
una influencia dramática en el comportamiento moral de un individuo.

Y no es mentira. Por eso me resulta injustificable que existen personas que


cuando infringen la ley buscan torcerla. Pregúntense quién es más sin vergüenza
si el policía que recibe un soborno o el ciudadano que le da dinero para escapar
del problema. Ahh! Y si ocurre con él, no se le da por publicarlo en una red social,
pero si aquellos casos similares al suyo. De verdad, necesitamos una ciudadanía
que respete y una autoridad que se haga respetar para acabar esas brechas
morales que también nos generan mucha desigualdad social.

El informe Mente, Sociedad y Conducta elaborado por el Banco Mundial


menciona que en países adonde la corrupción es una norma aceptada y no hay
castigo ni sanción social para esta conducta, se puede llegar al extremo de que
parte de la sociedad no respete e incluso se burle del funcionario honesto. A su
vez, muchas de esas personas, que en forma privada critican la corrupción, no se
rebelan contra el sistema para no ser aislados y tildados como “diferentes”.

No podemos seguir pensando de manera individual. Se debe recordar que


cualquier acción mala puede perjudicar a otro, o a nuestro entorno familiar y
social. Es hora de lograr a través del esfuerzo colectivo disminuir esas brechas
desiguales que agobian a las regiones del país.

Es por eso que resulta injustificable que aquellos con poderes económicos
se quejen o miren de reojo a los pobres y se escondan de manera indiferente de
las acciones delictivas, cuando ellos son culpables de lo que pasa por su egoísmo
que los ciega en ser más ricos, cuando pueden aportar lo suficiente para aquellos
que nada tienen puedan contar con algo. De seguro así podemos tener algo de
tranquilidad y vivir en convivencia.

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CONCLUSIÓN

Cuando hablamos de democracia siempre se piensa en asegurar la


igualdad social de todos aquellos que pertenecemos a un país. Hasta aquí todo
resulta perfecto; por eso concluimos que para acabar con esas desigualdades
debemos todos comprometernos a combatirlas.

Esto no es sólo del Estado. La desigualdad social existe y es una realidad, y


requiere de la acción de todos. No todos somos ricos, ni utilizamos la corrupción
para ser poderosos, pero está claro que contamos con las herramientas
necesarias para hacer valer los derechos propios y de los demás, para que a
través de acciones logremos una igualdad de oportunidades.

Puede resultar hermoso lo que aquí se escriba, pero en Colombia el tiempo nos
está marcando el camino de posibilidades frente a la necesidad de emprender
mecanismos que permitan acabar con las diferencias y desigualdades.

Nos aproximamos a un fin del conflicto en el país. El otro paso a seguir es luchar
de manera conjunta por acabar con la corrupción, que resulta bastante complejo,
más no imposible y de lograrse, este territorio será más próspero de lo que es en
la actualidad pese a las vicisitudes.

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