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Adaptado de “Cuando el enfoque de derechos transforma nuestros paradigmas en el trabajo con
infancia” Alejandro Cusianovich. Perú – Mirandoelfuturo.net
de humanización de los pueblos, que al día de hoy continúan procesos de profunda
transformación cultural cuyos ciclos son complejos y largos en el tiempo.
Lo fundamental del enfoque de derechos es su virtud de centrarnos en las personas y en su
dignidad que es el bien jurídico deseable; este enfoque juega un papel desinstalador de
toda rutina enquistada en el sentido común y en los imaginarios sociales y que termina
por naturalizar situaciones y circunstancias que son social y políticamente producidas,
creadas intencionalmente como parte del ejercicio del poder de dominación. Centrarse en
la persona, en los seres humanos, abre un horizonte de carácter estratégico, de duración
ilimitada, pues más allá de las circunstancias y coyunturas, el enfoque de derechos
convoca a tener al niño, a la niña como tal como el referente fundamental. Es lo que la
Convención sobre los Derechos del Niño consagra en el principio del Interés Superior del
Niño.
En consecuencia, abordar la exclusión, encarar la lucha contra la pobreza, hacer frente a
toda forma de discriminación de la infancia, tiene como fundamento y motivación que son
personas las que están en juego cuando de irrespeto o violación de los derechos del niño
se trata.
Desde el enfoque de derechos se promueve que todos aquellos programas sociales cuyo
tema convocante es la infancia que los niños y niñas sean el primer plano y no el
cumplimiento formal de planes y acciones o el rendimiento de cuentas y entrega de cifras
y porcentajes de sus logros.
Este enfoque tiene inherente no sólo un aliento histórico que precede, preside y prolonga
la acción social, educativa, cultural y productiva con niñas y niños, sino que la
sostenibilidad social de todo proyecto de desarrollo encuentra en el enfoque de derechos,
su imperativo ético, su estímulo creativo, su inspiración humanitaria.
Desde la labor social por el desarrollo, se parte de lo concreto, de lo que vive la gente, de lo
que piensa que son sus urgencias, de lo que afecta en su opinión las posibilidades o limita
las oportunidades de crecer, de progresar, de superarse. Por tal motivo desde un enfoque
de derechos se encaran las necesidades como la negación de algún derecho a personas y
no desde la necesidad en si misma, transformando en un discurso propositivo las
necesidades como derechos negados, dando sentido a la acción social e imprimiendo una
dimensión de largo plazo al quehacer promocional, a la atención y trabajo con las personas.
En este sentido los proyectos sociales ganan en perspectiva cuando se diseñan y ejecutan
desde el enfoque de derechos.
Podría entonces decirse que el enfoque de derechos no sólo brinda otros paradigmas
conceptuales sobre infancia, sino que señala un derrotero para el desarrollo de cualquier
acción que pretenda contribuir a superar las limitaciones que hoy encuentran los niños y
niñas para ver hecha realidad durable sus mejores como justas aspiraciones.
¿CUÁLES SON LOS DERECHOS DE LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA?2
Los niños, niñas y adolescentes gozan de los mismos derechos postulados para cualquier
ser humano3, pero adicionalmente cuenta con algunos derechos con el fin de garantizar su
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Adaptado de Marco para las políticas públicas y lineamientos para la Planeación del Desarrollo de la infancia y la adolescencia en
el municipio –Guía para alcaldes -Adaptación de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” y de la “Convención
Internacional de los Derechos del Niño”-.
3 Los derechos humanos en general pueden clasificarse en tres generaciones. La primera generación hace referencia a los
derechos civiles y políticos, que están vinculados con el principio de libertad (Ej. Derecho a la vida y la libertad de expresión). Los
derechos de segunda generación son los derechos económicos, sociales y culturales, que están vinculados con el principio de
protección y desarrollo durante el comienzo de la vida. De esta manera los derechos de los
niños, niñas y adolescentes se orientan a cuatro aspectos centrales:
Existencia: Condiciones esenciales para preservar la vida
o Ser deseado
o Ser querido y respetado
o Que la madre y su hijo tengan atención durante el embarazo y el parto
o No morir por causas que pueden evitarse
o Ser atendido cuando se enferma
o Conocer a sus padres, estar con su familia y ser cuidado por ella.
o Estar bien nutrido
o Tener acceso a agua potable
o Vivir en un ambiente sano
Desarrollo: tener las condiciones básicas para progresar en su condición y dignidad
humana
o Poder jugar, porque el juego es esencial para el desarrollo físico y mental
o Tener educación
o Poder descansar
o Contar con las condiciones adecuadas para su desarrollo afectivo, físico, mental y
social.
Participación: ser tratados como ciudadanos y tener las condiciones básicas para vivir en
sociedad y ejercer la libertad
o Estar registrado
o No ser discriminado por ser diferente o pensar diferente
o Reconocer que tenemos diferencias por sexo, etnia, cultura y edad
o Tener acceso a la información y la cultura
o Poder expresarse, opinar libremente y ser escuchados
o Poder asociarse y reunirse
o Participar y ser tenido en cuenta
o Tener intimidad
o Si viola la ley, tener el proceso debido y si fuera el caso, una sanción correspondiente
con su edad y una adecuada rehabilitación.
Protección: no ser afectado o afectada por factores perjudiciales para la integridad
humana
o No ser abandonado
o No padecer enfermedades que puedan prevenirse
o No estar en situaciones de riesgo
o No ser maltratado jamás ni por nadie
o No ser descuidado y no ser objeto de abuso físico, sexual o mental
o No ser involucrados en conflictos armados o situaciones similares
o No ser secuestrados o utilizados como objeto de tráfico
o No ser explotado y no tener trabajos perjudiciales para su salud y su educación
o No carecer de vivienda
Fuente: Marco para las políticas públicas y lineamientos para la Planeación del Desarrollo
de la infancia y la adolescencia en el municipio –Guía para alcaldes Adaptación de
igualdad (Ej. Derecho a seguridad social y educación). Los de tercera generación, se vincula con la solidaridad (Ej. Derecho al a
identidad nacional y justicia social).
la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” y de la “Convención
Internacional de los Derechos del Niño”.
¿QUIÉN TIENE LA OBLIGACIÓN DE GARANTIZAR LOS DERECHOS DE LA INFANCIA Y
LA ADOLESCENCIA?
Siguendo a DNP, ICBF, MEN y MPS (2006)4, la garantía de los derechos de la infancia es
obligación del Estado.
Para que un derecho pueda cumplirse se necesita un titular (el que lo ejerce) y un garante
(el responsable de que sea provisto y de vigilar que no sea violado)
El titular es cada ser humano, y el alcance de su titularidad está definido por las normas
vigentes. Los derechos de los niños, niñas y adolescentes de Colombia están básicamente
establecidos en la Constitución Nacional y en algunas leyes –como la ley 1098/06 Código
de infancia y adolescencia, la ley de educación y seguridad social- y el alcance de la
titularidad está precisamente establecido en el código de infancia y adolescencia.
El Garante es siempre y exclusivamente el Estado. Al aceptar la declaración Universal de los
Derechos Humanos y la convención Internacional de los Derechos del Niño, los estados
civilizados se han comprometido expresamente a promover, garantizar y vigilar los
derechos humanos.
En Colombia, la garantía Estatal de los derechos de la infancia y la adolescencia está
distribuida en un conjunto de entidades-garantes, que a veces denominamos sistema o red
de garantías.
Algunas entidades son garantes de que se presten los servicios que materializan el ejercicio
de los derechos (como la educación y la salud); otras tienen mecanismos de vigilancia
sobre el ejercicio de los derechos, permitiendo que cuando un derecho no pueda ser
ejercido, se restablezca al afectado y sean sancionados los responsables de su despojo
• Los servicios que garantizan los derechos pueden ser prestados por agentes
oficiales o privados. La garantía de que se presten en función de los derechos
de los ciudadanos compete al Estado, que por esta razón puede definir las
condiciones de la prestación. Entre los garantes de la prestación de servicios
relacionados con la infancia y la adolescencia se destacan los municipios, el
ICBF, el Ministerio de Educación, el ministerio de la Protección Social y la
Registraduría Nacional.
• La vigilancia del ejercicio de los derechos compete siempre a organismos
oficiales, apoyados por la comunidad. Entre los garantes a cargo de la vigilancia
del ejercicio de los derechos tienen un rol esencial los municipios, el ICBF, la
Procuraduría General de la Nación, la Defensoría del Pueblo, los personeros
municipales y el sistema judicial, apoyados por los consejos y comités de
política social.
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Marco para las políticas públicas y lineamientos para la Planeación del Desarrollo de la infancia y la adolescencia en el municipio
¿CUÁL ES EL NIVEL DE RESPONSABILIDAD DEL ESTADO, LA FAMILIA Y LA SOCIEDAD
FRENTE AL EJERCICIO DE LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS?
Retomando a DNP, ICBF, MEN y MPS (2006), los derechos humanos se ejercen en un
mundo de interrelaciones, lo cual implica responsabilidades de distintos actores sociales,
que deben ser promovidas y apoyadas por el Estado en su condición de garante.
Los principales responsables de que pueda darse el ejercicio de los derechos de la infancia
y la adolescencia son tres: el Estado, la familia y la sociedad
Como se mencionó anteriormente, dado que el Estado es el garante de los derechos, tiene
la responsabilidad de:
§ Orientar su propia responsabilidad de prestador de servicios,
§ Habilitar e interactuar con la familia y la comunidad para que cumplan con las
responsabilidades que les competen (co-responsabilidad)
§ Crear mecanismos compensatorios o de restitución de derechos cuando el propio
Estado, la familia o la sociedad desatienden sus responsabilidades.
La familia es el núcleo primario de protección de la infancia y la adolescencia, y tiene un
rol decisivo en su desarrollo. Por eso la familia debe ser protegida y el Estado es co-
responsable con ella. Todos los niños y niñas tienen derecho a una y su rol varía a medida
que los niños niñas, y adolescentes van creciendo y debe adaptarse a su avance en el
proceso de la vida.
§ Es necesario que las familias sepan cómo querer, cuidar, orientar y educar a sus hijos e
hijas, y el Estado debe preocuparse por brindarles formación y apoyo en estas áreas.
§ También es función de las familias asegurar el acceso de los niños, niñas y adolescentes
a los servicios que garantizan los derechos (como por ejemplo el registro civil, el
colegio y la afiliación en salud) y el Estado debe cuidar que lo hagan oportunamente y
tomar los correctivos necesarios si no lo hacen.
§ También es tarea de la familia representar a los niños, niñas y adolescentes para
reclamar sus derechos cuando no tienen acceso a los servicios que los proveen o
cuando les han sido vulnerados de cualquier forma.
§ Es responsabilidad de las familias fomentar y respetar la autonomía y libertad de los
niños, niñas y adolescentes, y el Estado debe cuidar para que lo hagan de la mejor
manera posible.
La Sociedad o Comunidad (tanto el colectivo y como cada organización y cada uno de los
individuos que la componen) tiene la responsabilidad de contribuir a crear el ambiente y
las condiciones adecuadas para la preservación de la vida, la protección, el desarrollo y el
ejercicio de la vida social y la libertad de los niños, niñas y adolescentes. El Estado también
es co-responsable con ella y debe promover y vigilar el cumplimiento de las
responsabilidades de la sociedad en materia de derechos.
La comunidad es el medio en el cual los niños y niñas se desarrollan, aprende y actúan. Es
también el ámbito del fomento, apoyo y defensa de los adultos a la protección y desarrollo
de las nuevas generaciones.
§ La comunidad establece las características de los seres humanos que desea y sobre esta
base organiza las condiciones para la vida de los niños, niñas y adolescentes.
§ La comunidad establece la prioridad efectiva que los niños, niñas y adolescentes tienen
en la vida cotidiana
§ Adopta los modos de cuidado, es decir, los comportamientos más adecuados para el
buen desarrollo de la vida de los niños, niñas y adolescentes.
§ Facilita o entorpece la integración y participación de los niños, niñas y adolescentes en
la vida social.
§ Utiliza su capacidad de asociación para promover el desarrollo de la infancia y la
adolescencia.
§ Incorpora en las pautas de comportamiento social lo que es intolerable y sobre esta
base orienta sus mecanismos de control social, que son los que sostienen la vigilancia
ciudadana e identifican los hechos que merecen ser denunciados.
§ Ejerce una función de veeduría sobre el cumplimiento de las responsabilidades
públicas, de las familias y de los individuos con los niños, niñas y adolescentes.
En términos generales la comunidad crea el contexto que impulsa y facilita (o dificulta) a
sus miembros y a las diferentes instituciones ser más (o menos) protectores de los
derechos de los niño, niñas y adolescentes, e impulsa el ejercicio mismo de los derechos
por parte de ellos con la orientación de los agentes públicos para atender a estas
responsabilidades.
Actualmente se está operando un cambio en el país a nivel legislativo y administrativo
debido a la aprobación del Código de la Infancia y la Adolescencia, debido a que
anteriormente la atención de los niños, niñas y adolescentes era un asunto privado que
correspondía a la familia, el Estado ofrecía servicios para poblaciones específicas cuando
se presentaban situaciones irregulares. Con el enfoque de derechos que trae a ley, basado
en los derechos de los niños, niñas y adolescentes, la garantía de los derechos corresponde
al Estado, obligando a orientar la prestación de servicios con carácter de universalidad,
vigilando el ejercicio de los derechos, creando mecanismos de restablecimiento de
derechos cuando fuere necesario y habilitando a la familia y la comunidad para que
cumplan sus responsabilidades complementarias.
¿QUÉ ENTENDEMOS POR PARTICIPACIÓN DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES?
En el marco de esta política la participación de niños y niñas es entendida como un
instrumento fundamental para el reconocimiento de la infancia como sujetos de derecho,
el conocimiento de sus derechos, su ejercicio, prevención y exigencia cuando estos están
siendo vulnerados.
Participar parte de la base de una comunicación no unilateral, sino por el contrario fluido,
constante, diario, cotidiano y basado en la comprensión y respeto del punto de vista del
otro. Su promoción permite la construcción de un sistema de relaciones más flexibles,
abiertas y tolerantes que permita el ejercicio democrático de los derechos de los niños y
las niñas.
Retomando los artículos de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, se
puede considerar que un niño, niña o adolescente participa cuando:
1. Es libre para expresarse, lo cual se evidencia en la construcción de sus argumentos,
juicios y expresión de su opinión en todos los asuntos que le conciernen (tomando en
cuenta su nivel de desarrollo).
2. Respetamos su manera de pensar, sus creencias, valores y manera de ver la vida.
3. Cuando facilitamos que niñas, niños y adolescentes tengan libertad de asociación y
asistencia a reuniones que sean adecuadas para su desarrollo y calidad de vida.
4. Cuando aceptamos que no todos somos iguales, y respetamos la preservación de una
determinada cultura, la profesión y práctica de una religión específica y el empleo de un
idioma propio.
Siguiendo los planteamientos de Gerardo Sauri y Andrea Márquez en su texto “la
participación infantil: un derecho por ejercer”, la participación es una característica
inherente de la vida humana porque tiene que ver con todo, con la capacidad de actuar en
un entorno determinado y de transformarlo a la vez que es transformado por este
Para Mokwena (1993) 5 , existen razones básicas que explican la importancia de la
participación en el proceso de desarrollo de los niños, niñas y adolescentes:
1. La participación permite el desarrollo de competencias y la adquisición de
habilidades esenciales para el desarrollo de confianza y del carácter, en el marco
de la familia, su grupo de pares, la comunidad y adultos significativos
2. La práctica de la participación es un método efectivo de facilitar el logro de
objetivos y una forma de trabajar con jóvenes, ya que en la medida en que se logra
un mayor compromiso de los niños se desarrollan mayores habilidades: apertura
al aprendizaje, dialogo crítico, creación de relaciones de respeto mutuo con los
adultos, despliegue de habilidades para la resolución de problemas, y el ejercicio
de la creatividad y la iniciativa
3. La participación es también un resultado del proceso de desarrollo del sujeto: las
habilidades de participación adquiridas durante la juventud son parte de un
proceso de formación de la identidad que se vuelven parte de la propia definición
del individuo y da forma a su relación con la sociedad en su vida futuro.
¿QUE IMPLICA PARA ALDEAS INFANTILES SOS COLOMBIA TRABAJAR DESDE EL
ENFOQUE DE DERECHOS DE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS6?
Hacer operativo el enfoque de derechos implica que las acciones y propuestas se
enmarquen en los siguientes postulados de la Convención Internacional de los Derechos
del niño y la ley 1098/06 Código de Infancia y Adolescencia:
1. Centrar nuestras acciones en los niños y las niñas, sus derechos y su
reconocimiento como actores sociales.
2. Priorizar acciones integrales y de alto impacto para el bienestar de los niños, las
niñas y adolescentes.
3. Trabajar conjuntamente con los corresponsales de los derechos de los niños y
niñas (Estado, Familia y Sociedad/Comunidad) para que cumplan sus deberes y
obligaciones.
4. Garantizar los derechos de los niños y las niñas y priorizar acciones frente
aquellos s a quienes sus derechos les están siendo vulnerados.
5. Promover los mecanismos necesarios para generar una participación efectiva de
los niños, niñas y adolescentes frente a los asuntos que les interesan y competen.
6. Todas las decisiones deben guiarse por el interés superior del niño y la niña, es
decir, que todo aquello que se decida debe buscar el bienestar del niño y la niña
por sobre los intereses de los adultos y la organización.
7. Las acciones deben buscar el pleno desarrollo de las capacidades y facultades de
los niños y las niñas.