Señor es firme: da sabiduría al ingenuo. Sal 19:8 Los preceptos del Señor son rectos: alegran el corazón. El mandamiento del Señor es puro: da luz a los ojos. Sal 19:9 El temor del Señor es bueno: permanece para siempre. Los decretos del Señor son verdaderos, y todos ellos justos. Sal 19:10 Son más deseables que el oro refinado y más dulces que la miel que destila del panal. Sal 19:11 Con ellos, Señor, amonestas a tu siervo, y recompensas grandemente a quien los cumple.