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Sal 19:7 La ley del Señor es perfecta:

reanima el alma. El testimonio del


Señor es firme: da sabiduría al
ingenuo.
Sal 19:8 Los preceptos del Señor son
rectos: alegran el corazón. El
mandamiento del Señor es puro: da luz
a los ojos.
Sal 19:9 El temor del Señor es bueno:
permanece para siempre. Los decretos
del Señor son verdaderos, y todos ellos
justos.
Sal 19:10 Son más deseables que el oro
refinado y más dulces que la miel que
destila del panal.
Sal 19:11 Con ellos, Señor, amonestas a
tu siervo, y recompensas grandemente
a quien los cumple.

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