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CLASIFICACIÓN DE LOS CARACTERES

LOS APASIONADOS (EAS)

El carácter apasionado posee tres potencias: E + A + S; constituye, podríamos decir, la piedra


angular del sistema caracteriológico de Heymans; o según señala Le Senne, debe formar, en el
seno de la humanidad cósmica, una más pequeña pero eminente humanidad microcósmica, en la
cual las divisiones caracteriológicas de la humanidad total viene a reproducirse exaltadas. Puede
así considerarse en la zona de los EAS, apasionados de E dominante, o apasionados de A
dominante, o apasionados de S dominante, etc. Comencemos por los apasionados puros o
acentuados (entre 888 y 999), que se sitúan por así decir en la cúspide de la pirámide
caracteriológica.

Apasionados puros o acentuados.- La distinción entre los apasionados acentuados y los


apasionados corrientes surge con nitidez de la comparación hecha por G. Heymans entre los
datos aportados sobre este carácter por la escuela biográfica, que informa sobre apasionados
célebres por sus grandes acciones o por sus hechos culpables, y la encuesta estadística, cuyos
datos han sido recogidos por los observadores, en su derredor. El análisis que aquí damos se
inspira en parte en este estudio comparativo.

Rasgos generales y los más evidentes: tensión extrema de toda la persona; actividad violenta y
concentrada sobre un objeto preciso; fuerza de trabajo, de autoridad, de realización;
improvisación rápida, ejecución acelerada; notables condiciones de organizadores jefes; pero
perversos, a veces sombríos, distantes del grueso de la humanidad; violentos al máximo,
susceptibles, independientes, intratables; mínimo egoísmo, poco amantes de los goces
materiales, nada perezosos; profundo sentido de la grandeza y ascetismo de la vida; devoción y
desinterés en la realización del ideal elegido.

Necesidades fundamentales: de actividad intensa y sobre todo personal; de realizar una obra;
de un ideal superior, social o religioso; fuertes necesidades de dominación, de influencia de
gobierno.

Intereses profundos: gusto señalado por las actividades espirituales, intelectuales, religiosas;
intereses al máximo por los problemas filosóficos, religiosos, sociales; por las manifestaciones
objetivas y durables de la grandeza; por el contrario, indiferencia a los placeres de la mesa, a los
placeres sexuales, a los deportes, a las artes plásticas, a la música.

Aptitudes generales: generalmente bien dotados desde el punto de vista intelectual; marcada
capacidad de invención, buena lógica, razonamiento bastante riguroso; con frecuencia
extraordinaria memoria; atención y concentración fuertes; imaginación a veces desordenada;
menos dotados para la reflexión, la maduración, la observación, el sentido práctico; mediocres
aptitudes para el arte escénico, la música, pero talento por encima del promedio para las ciencias
abstractas: matemáticas, filosofía, ciencias naturales, políticas y sociales (pero salvo
excepciones, no ocupan el primer lugar).

Riesgos caracteriales: una emotividad excepcionalmente fuerte unida a una muy fuerte
actividad puede conducir a lamentables consecuencias: excesos, autoritarismo, imperiosidad,
violencia, precipitación, agresividad; en casos extremos, a tiranía de la actividad y de su
violenta impulsividad conduce a la brutalidad: el obstáculo debe ser vencido (a menudo es el
apasionado quien resulta dañado).
Resultante carateriológica: fuerza de acción y de organización. Valor domianate: la obra a
realizar.

Los principales subtipos de EAS.- Al reconocer el poder del carácter apasionado, se reconoce
también la diversidad de modos de que es capaz según las variaciones cuantitativas de sus
elementos. Así, la disminución de la emotividad, siendo esta siempre superior a la media entre
los hombres, entraña un deslizamiento de los apasionados puros hacia los apasionados vecinos
de los flemáticos. Naturalmente, las propiedades caracteriales toman otro giro, otra coloración:
con más docilidad frente a las direcciones intelectuales de la acción, estos apasionados
paraflemáticos se muestran exteriormente clamos y reposados, aseguran un trabajo fuerte, pero
regular; parecen esencialmente meditativos, pero su meditación es sobre todo de orden
intelectual; las formas superiores de la construcción como la teología y la metafísica, a menudo
asociadas a la sistematización social, se convierten en sus expresiones rectoras; en la vida
práctica, la regularidad de su conducta, la seriedad de sus preocupaciones, la nobleza de sus
aspiraciones, les atrae una estima que llega casi a la admiración. Son, pues, como todos los
grandes apasionados, almas de fuerte tensión, pero esta tensión actúa en beneficio de la
sistematización. Le Senne les llama apasionados metódicos.

Supongamos ahora que es la actividad la que disminuye (el grupo ES conserva toda su fuerza);
esta disminución nos coloca en la prolongación de los sentimentales. La alta tensión, agregada
al grupo ES, ya no es fácilmente conducida a la conquista empírica como en los apasionados
acentuados y, en consecuencia, tiende a favorecer el sentimiento de la existencia intima. En el
caso en que domina la emotividad, la actividad de estos apasionados se ejerce sobre un fondo de
melancolía, en ciertas ocasiones reprimida por la voluntad, pero en otros aflorando en las
expresiones intelectuales y envolviéndolas en su atmósfera. En general, son muy vulnerables,
buscan la soledad, gustan de la rumiación y viven para pensar. Religiosos con fervor, practican
con dedicación, regularidad y celo. Si, por el contrario, es la secundariedad quien impone su
dominio sobre E, el sentimiento del orden, de la continuidad, prevalecen sobre él el sentimiento
propiamente religioso. En los dos casos estos caracteres manifiestan un pronunciado gusto por
la meditación, la vida interior, el arte y el pensamiento; prefieren permanecer al margen de las
funciones de autoridad. Estos son los apasionados meditativos o melancólicos.

Debe ahber aún otra familia de apasionados que, por efectos de una disminución de la
secundariedad suficiente para acercarla a la resonancia media, ha de encontrarse bastante
próxima de los caracteres EAP. El rasgo dominante de todos estos individuos es el principio de
actividad, o más exactamente del grupo EA, que manifiesta la revancha de la acción sobre la
meditación. De donde proviene sin duda la vivacidad y la rapidez de sus realizaciones: E les da
la energía; de A reciben plenitud; la disminución de S favorece la facilidad de adaptación. Son
trabajadores, generosos, devotos, serviciales; estos apasionados representan una de las formas
más estimables de la humanidad. Por su altruismo objetivo, por su perseverante dedicación,
hacen lógicamente compañía a los caracteres EAP menos primarios, y podrían ser llamados
apasionados fieles.

Por último, cabe pensar que deben existir entre los apasionados acentuados o superapasionados
(999), y los que Le Senne llama “equilibrados” (555), caracteres EAS en los que las tres
propiedades constitutivas disminuyen simultáneamente (sub-E, sub-A, sub-S); tales son los
apasionados atenuados o reflexivos. Ellos se revelan, en efecto como extremadamente
reflexivos, pacientes, de buen carácter, idealizadores, confiados, tolerantes, amigos de los niños,
accesibles a las ideas nuevas; menos tensos, menos sombríos y absortos que los primeros; se
mezclan de buen grado con los otros hombres y marchan casi a su paso sin dejar de juzgarlos.
En cuanto a los caracteres cuyas propiedades fundamentales están cerca de la media, forman el
grupo de los tipos equilibrados: son dignos de señalar por su mesura; no pecan por exceso ni
por defecto de ninguna de las propiedades esenciales. Entre éstos se reclutan principalmente los
jefes activos, prudentes, moderados, comprensivos; alumnos trabajadores, reguladores,
ordenados y metódicos; hombres afectuosos, conciliadores, razonables, que se esfuerzan
constantemente por mantener este equilibrio que les impide dar primacía a una de las tendencias
en detrimento de las otras.

Propiedades comunes a los EAS.- Dentro de la extraordinaria heterogeneidad de los caracteres


EAS, se encuentra son embargo un fondo común a los diversos subtipos. La encuesta estadística
hace surgir con nitidez estos rasgos característicos del tronco común. En el conjunto, en todos
los apasionados la actividad es continua; son perseverantes, decididos, realizadores;
comprenden rápidamente; disponen de una imaginación fecunda, de una inteligencia amplia, y a
menudo de una extraordinaria memoria; permanecen en general indiferentes a los placeres
vulgares; se interesan por los problemas sociales, religiosos, filosóficos, se muestran
compasivos, serviciales, económicos, naturales, metódicos, dignos de confianza, corteses y
sencillos en sus maneras.

En resumen, la consideración del tipo EAS nos deja una impresión de potencia; ésta se
encuentra de tal manera reforzada en los seperapasionados, que constituye la propiedad rectora
de su vida. En los casos extremos de este tipo no queda más que una conciencia completamente
puesta al servicio de una ambición infatigable: las pasiones son sistemáticamente reemplazadas
por una pasión que se convierte en el alma de su existencia.

LOS COLÉRICOS (EAP)

Presentación caracterológica del tipo EAP.- como se ve, la fórmula EAP no difiere de la de
los apasionados (EAS) más que por la reducción de la resonancia. El grupo EA, que les es
común, constituye el nudo fundamental de ambos caracteres. Pero sobre este fondo común de
emotividad activa, pueden ser concebidos y opuestos, en función de la resonancia, dos modos de
actividad: por una parte, una actividad improvisada, que se expresa naturalmente en la
impaciencia en el actuar; y por otra, una actividad organizada, que traduce la tendencia a la
sistematización de los fines. De inmediato se advierte aquí el efecto de la resonancia: desde el
momento que la secundaridad interviene lo suficientemente como para provocar la vigilancia y,
en la medida o modos convenientes, la inhibición prevalece sobre la precipitación. Puesto que
los coléricos son primarios, y como tales más dependientes del presente, es especialmente por la
improvisación, por la precipitación, como deben oponerse a los apasionados. En los tipos EAP,
la emotividad, muy fuerte, es una ocasión esperada y al instante aprovechada por una
movilización de fuerzas interiores prontas a precipitarse a la acción. Ellos han nacido para
actuar, y actúan. Se podría pues designar este carácter como lo propone Le Gall, bajo el nombre
de “activo exuberante”.

Se entiende que este nudo central del carácter E + A + P, como el del carácter EAS, se tiñe de
diversos colores según sus elementos comporten tales o cuales grados, o esté unido a estas o
aquellas otras propiedades. Comenzaremos este análisis por el de los coléricos puros, es decir
típicos, aquellos que realizan el tipo del carácter EAP bajo la forma más original.

Coléricos puros o emprendedores.- Podría llamarse coléricos puros o emprendedores a


aquellos en cuya fórmula prevalece el grupo EA, y cuya primaridad no domina la naturaleza.
Veamos sumariamente las propiedades más características de estos caracteres.

Rasgos generales más evidentes: fuerte vitalidad, son los “picnicos” o “dilatados”; aman la
vida con todo el corazón; muy poco replegados sobre sí mismos, son por el contrario notables
por su extraversión; impulsivos y excitables, se muestran por otra parte generosos, cordiales,
alegres en sociedad, serviciales al máximo: son de inmediato sintónicos con grupos activos, la
multitud y los motines; generalmente atareados, impacientes por actuar, por emprender;
entusiastas y exuberantes, carecen a menudo de gusto y medida; de sus filas salen los
conductores populares, los agitadores, los animadores de todas las reuniones; su actividad es
siempre febril, desbordante pero sin continuidad; ricos en proyectos, apasionados por las
novedades, fácilmente revolucionarios, decididos al máximo; también son demostrativos al
máximo, ávidos de consideración, de distinciones, y otorgan una gran importancia a la jerarquía;
su actividad altruista es más concreta, más rápida, menos pujante que la de los apasionados; se
muestran compasivos, serviciales, filántropos y amables en toda ocasión.

Necesidades fundamentales: fuertes necesidades vitales: alimentarías (tienen gran apetito, las
gusta y saben comer), y sexuales (exigentes); constantes necesidades de relación social; les
gusta verse rodeados; pero sobre todo necesidad de acción, continua tensión hacia la acción,
precipitados pasar de una acción a otra; a menudo les interesa más que el fin.

Intereses profundos: sus gustos tienden espontáneamente a los problemas concretos, sociales;
se interesan vivamente por los acontecimientos políticos y buscan sus resultados inmediatos;
naturalmente llevados hacia los demás, aman la conversación, la correspondencia, las reuniones
populares; les gusta imponer su punto de vista; manifiestan una inclinación acentuada por el
mundo exterior, temporal; su moral es de tendencia naturalista; y no presentan en el dominio
religioso ningún exceso.

Aptitudes generales: son muy sagaces en las trasacciones, se muestran hábiles comerciantes,
excelentes mecánicos, buenos corredores; bien dotados para la destreza manual (máximo), para
el sentido práctico (pre-máximo), para el dibujo, para la música; son buenos al máximo para la
improvisación y brillantes en el arte oratorio; la tonalidad poética expresa la facilidad, el
entusiasmo, la elocuencia, la inspiración ; su inteligencia es rápida, a menudo brillante; su
imaginación abundante; pero la precipitación, el arranque y sobre todo el grupo AP
desfavorecen su logicidad; menos dotados, no dan más que espíritus ligeros, versátiles y
superficiales.

Riesgos caracteriales: su impaciencia por actuar, su impulsividad práctica pueden conducirlos a


empresas arriesgadas, a abusar de éxitos momentáneos, o experimentar de una u otra manera la
embriaguez de la rapidez; este impulso a actuar, que vulgariza a los menos inteligentes, favorece
en los más emotivos y los más primarios un destino más o menos aventurero.

Resultante carateriológica: servicialidad, prontitud para dirigirse en las direcciones que


solicitan su interés. Valor dominante: acción improvisada y arrebatadora.

Los principales subtipos de EAP. -Con la disminución de la secundaridad, el tipo EAP tiende
hacia el extremo en que el exceso de emotividad primaria se encuentra con la superactividad: el
colérico se convierte en aventurero. El predominio de la primaridad, atomizando por así decir la
duración consciente, produce efectos propios; gusto acentuado por el vagabundaje en toda clase
de dominios, sucesión de aventuras, curso tumultuoso de los sentimientos, vivos y cortos, etc.
La vida de estos aventureros asemeja una novela en la que reina y triunfa la improvisación. Les
gusta por otra parte hacer el relato de ella, añadiéndole naturalmente exageraciones, que no son
en ellos más que un exceso cuantitativo de expresión. Injertada en una Naturaleza pobre, la
emotividad superprimaria produce la agitación, la explosividad, la disipación: son caracteres
superficiales, versátiles al máximo, rápidamente excitados, rápidamente reconciliados; muy
expuestos a la mendacidad, a la impaciencia casi mórbida que se traduce por manifestaciones
emotivas: temblores, vértigos, injurias. Unido a un fondo rico, este mismo grupo EP se muestra
favorable al arte, sobre todo, literario, confiriéndole facilidad de inspiración y gusto por la
aventura. Muchos novelistas entran en esta categoría de coléricos: A. Dumas, Dickens, Balzac,
Fielding, el abate Prévost... En todos, la riqueza de imaginación, la fuerte capacidad de trabajo,
el gusto por la acción, se expresan por la abundancia de obras y la preferencia por una intriga
mezclada de peripecias.

Supongamos ahora que la actividad se atenúa hasta el punto de ponerse deliberadamente al


servicio de 1a emotividad primaria; el colérico, entonces, aproximándose al nervioso, se acerca
al ate subjetivo y vibrante. La poesía se hace lírica y, en los más activos, oratoria; es siempre 1a
poesía de inspiración: las imágenes son naturales, las rimas fáciles y risas. Víctor Hugo es la
perfecta ilustración de este esquema caracterológico; su lirismo es épico más que elegíaco; las
modalidades. de su arte tienen la simplicidad y el abultamiento populares.

Junto a su lirismo épico y oratorio puede ponerse el de Chénier, oscilante entre la sensualidad y
la polémica ; el de Rostand, dominado por la inspiración y la facilidad de lenguaje, y tal vez
incluso el de Lamartine, más cercano a los nerviosos y que .manifiesta ya la fina sensibilidad
del carácter EnAP .

Por último, en la zona en que la emotividad es superior A la media, pero inferior a la media de
los emotivos, puede identificarse otra familia de coléricos: los coléricos parasanguíneos. Pero,
al atenuarse de este modo, la emotividad se verbaliza. De ahí que el rasgo dominante de estos
caracteres sea la embriaguez verbal; aman las palabras por las palabras mismas, juegan con
ellas; triunfan fácilmente en los juegos intelectuales y en las palabras cruzadas. El sentido
práctico se hace más, acentuado: Saben obviar las dificultades, salir rápidamente de apuros allí
donde los secundarios tardarían y los inactivos permanecerían impotentes. Otras dos cualidades
los aproximan a los sanguineos: la disposición para la improvisación y la “salud” de la
espontaneidad. Son arrastrados por la vida, hacen causa común con ella; expanden así la alegría
de vivir, junto a la cual el repliegue sobre sí mismo; la rumiación interior, el tormento de lo
infinito, la exigencia de un ascetismo demasiado severo, pueden aparecer como perversiones. Al
igual que los sanguineos, se inclinan hacia una moral amable y desconfían de los sistemas.

Propiedades comunes a los EAP. -Lo que precede nos permite percibir los rasgos
característicos del tronco común de todos los caracteres EAP. Todos estos rasgos confluyen en
la cordialidad que Le Senne considera como la resultante caracterológica del emotivo-activo-
primario. La reducción de la resonancia lo deja en el presente; la emotividad es en él una
ocasión esperada, y rápidamente aprovechada, por una movilización de fuerzas interiores
prontas a precipitarse en la acción. El acontecimiento que provoca la deflagración de la
emotividad del colérico, no ocasiona la tácita protesta de aquél que siente la resistencia de su
inercia; por el contrario, ella debe ser acogida como una invitación esperada y bienvenida. No
hay, pues, ninguna razón para que el sujeto se sienta por eso herido, ensombrecido y replegado
sobre si. ÉI ha nacido para actuar, y actúa.

Esto explica los rasgos derivados: olvida fácilmente las ofensas, Se muestra generoso pero
inconstante en sus afectos; la secundariedad no interviene para impedir el primer movimiento,
que es bueno esta vez, y cambiarlo por una acción más sistematizada, pero que puede ser
también una reacción más egoísta. El gusto por el cambio, la búsqueda de impresiones nuevas,
la necesidad de diversiones, el interés por lo actual, podrán hacer1e cambiar de aficiones o de
empresas, pero estp mp suprime en nada su bondad ni su generosidad. Si la primaridad,
librándolo al presente, favorece la demostratividad, ella tiene también por efecto facilitar los
cambios afectivos entre el individuo y su medio; el colérico, a la vez EA y P, debe ser expansivo
al máximo; su ardor se convierte en el resorte afectivo de un movimiento común de él y de los
otros. El eje de un yo se cambia por el de un nosotros.

Puede advertirse que los EA son hombres de la sociedad; tienen la responsabilidad de la


historia, en particular de la historia política. Pero a medida que la emotividad decrece, debe
pasarse progresivamente de la predominancia de la afectividad sobre la reflexión, a la
predominancia inversa: los activos: de emotividad débil caen fácilmente en el pensamiento
abstracto. Entre ellos los más secundarios son los flemáticos.

LOS FLEMATICOS (nEAS)

Presentacl6n del tipo nEAS. -¿ Qué nos promete la fórmula nEAS? En oposici6n con los dos
tipos precedentes, (EAS y EAP), la inemotividad le imprime de inmediato la marca de su
carácter negativo y privativo; además, la eleyación de la secundaridad, acentuando los efectos
de la inemotividad, se vuelve favorable al extremo para la expresión de las virtudes abstractas. A
través de esto se advierte el matiz general de este carácter: vacío de todo cuanto ponen de color
y movimiento en los otros caracteres la cualidad y la emotividad, va a dar ante todo satisfacción
a su actividad por la investigación intelectual y la abstracción. Su inemotividad (nE) constituye
el nudo frío de esta actividad formal y objetiva.. Sobre este fondo de actividad fría, pueden
darse muchos modos de flematicidad, en función de la resonancia y de las otras propiedades
fundamentales, descriptas y analizadas. Comenzamos por aquél que representaría al flemático
puro, el que realizaría el tipo del carácter nEAS, bajo su forma más original (sub-nE, super-A,
super S). .

Flemátlcos puros. -Puesto que el grupo AS es común a los fiemáticos puros ya los apasionados
metódicos, dicho grupo debe acercarlos. Quedamos en que el flemático es constitucionalmente
frío: aquí la emotividad casi no interviene para turbar la secundaridad, ni para excitar la
actividad. Taimen se comprobará que sus rasgos dominantes convergen hacia el predominio de
las virtudes frías, relativas a las relaciones y cuyo aspecto principal es en ellos el respeto de la
ley. Veamos algunos ejemplos de estos rasgos dominantes:

Rasgos generales más evidentes: exteriormente calmosos, ponderados, fríos y cerrados; hablan
poco y en forma reposada, su elocución es lenta y sin ademanes; preocupados al mínimo por su
apariencia, no obstante son limpios y dignos; hombres de realizaciones, manifiestan esa especie
de impaciencia azorada que consiste en no poder cesar de estar ocupados; su continuidad, su
tenacidad en la acción, merecen ser subrayadas; son perseverantes al extremo; pero la
secundariedad, acentuando los efectos de la emotividad, favorece el imperio de los hábitos:
ligados al pasado, tienen manía de coleccionar (vestidos viejos, cartas viejas), son rígidos en el
empleo del tiempo; por el contrario son respetuosos al máximo de los principios, de las
costumbres; puntuales y conservadores; severos frente a los niños; se muestran muy poco
expansivos y brillantes en sociedad; de humor igual, aparentemente impasibles, sostienen sin
embargo sus ideas con empecinamiento, pero están desprovistos de toda afectación y son
veraces al extremo; de un profundo civismo (la sociedad es sobre todo un objeto de reflexión);
su religión se hace ética: sumisión de las palabras y de las acciones en que predomina netamente
un orden (moral formal); notables también por su disposición para el humor, por su actitud
reflexiva, por sus cualidades de administradores, su máxima preferida; Wait and see; son
naturalmente mediocres conductores.

Necesidades fundamentales.- claro predominio de las necesidades intelectuales: el fin de su


tendencia rectora es la idea de un orden a descubrir, mantener, o instituir; por el contrario, en los
flemáticos en general se comprueba una apreciable disminución de las necesidades afectivas y
personales: llevan al máximo la sobriedad orgánica; sexualmente, son fríos o reservados.

Intereses profundos: sus fustos van naturalmente a los problemas especulativos, abstractos y
objetivos: llevan al extremo su necesidad de hablar de las cosas; igualmente al extremo todo lo
que se refiere al pensamiento formal, les gusta trabajar en la abstracción pura: las ciencias
teóricas (matemáticas, lógica, metafísica), y los principios se adecuan perfectamente a su gusto.
Aptitudes generales: su inteligencia es lenta, pero profunda y reflexiva, servida por una
memoria excelente, una atención sostenida, y una lógica rigurosa; aptos al máximo para
extender lo esencial, para construir, para sistematizar; ocupan el primer lugar en las ciencias
abstractas (matemáticas, filosofía, etc.), por el contrario, tienen poca imaginación, poca aptitud
para el arte y la creación.

Riesgos caracteriales: su natural tendencia a sistematizar la vida y el pensamiento por la


secundariedad, puede conducirlos a una organización puramente formal de la existencia; en los
más acentuados aparecen los rasgos de autómatas; su vida se pasa en ejercer sus hábitos o en
repetir sus principios, en construir su porvenir de acuerdo con su pasado; el predominio del
grupo nES da a menudo espíritus fríos y objetivos, indiferentes a las personas. Esta indiferencia
concluye a veces en una rigidez o en una dureza excepcionales, tiránicas.

Resultante caracteriologica: regularidad de la vida y respeto por los principios. Valor


dominante: la ley.

Los principales subtipos de nEAS.- puede subdividirse a los flemáticos según que la fuerza
que predomine en sus vidas sea la actividad o la secundariedad. Supongamos que la
secundariedad domine: esta preponderancia nos da la subclase de los flemáticos estrictos. Estos
caracteres se destacan por su extrema regularidad, su tenacidad en las circunstancias más
difíciles, su lealtad, su formalismo. Con la estrechez acentuada de la conciencia aparecen los
rasgos de “autómatas”; la vida de estos individuos transcurre en el ejercicio de sus hábitos.

A medida que la emotividad disminuye, la impasibilidad crece; estos flemáticos presecundarios


y super-nE, viven en el mundo como si no se encontraran en él; simpatizan al mínimo con los
demás. En algunos casos su insensibilidad aparece como fría indiferencia, irritante para los
individuos emotivos.

Cuando la actividad se atenúa al punto de ponerse deliberadamente al servicio de la


secundariedad, el flemático, acercándose al apático, se aproxima a la rumiación “seca”, trivial y
fría de los nEnAS. Este género de flemático se destaca por su capacidad para poder guardar una
calma imperturbable en las situaciones difíciles, y por la constancia de su humor, cuyas
fluctuaciones llegan casi estrictamente al mínimo. Pero la atenuación de los intereses superiores,
provocada por la disminución de las fuerzas caracteriales, produce una variedad de efectos que
son característicos para los tipos parapáticos (o flemáticos subactivos): gusto por la soledad,
inclinación a la avaricia, pesadez en las maneras, vulgaridad en las relaciones interindividuales;
pero son al mínimo habladores, partidarios de las novedades y revolucionarios.

Por último, puede mencionarse una última familia de nEAS que, por efecto de una notable
disminución de S, se acerca al tipo nEAP. Es interesante seguir la transformación continua que
esta disminución de S produce en los activos fríos más secundarios, derivándolos hacia los
flemáticos medianamente secundarios. La movilidad, rasgo opuesto a la calma, crece
progresivamente desde los flemáticos supersecundarios hasta los flematicos parasanguineos. La
misma observación puede hacerse para la puntualidad, que desciende de los supersecundarios a
los subprimarios, de la tasa 93,3 a la de 71,8 (media general 57,5). También en otras
propiedades puede comprobarse este señalable descenso, cuando se pasa de los AS a los AP.

Propiedades comunes a los nEAS.- Del análisis que precede puede extenderse fácilmente los
rasgos comunes a los caracteres nEAS. En efecto, los unos y los otros manifiestan la
preocupación por la ley, la desconfianza frente a la emotividad, el gusto por las investigaciones
abstractas, la indiferencia por las necesidades orgánicas, la subordinación del yo a los
principios, la coherencia entre los pensamientos y la acción, la reflexión y el método, las
virtudes formales como la veracidad y la puntualidad.
LOS SANGUÍNEOS (nEAP)

Presentación del tipo nEAP. - El carácter nEAP se presenta como la mezcla de un flemático y
de un colérico, en la cual el flemático apaciguaría y disciplinaría al colérico. El Sanguíneo
coincide con el flemático por el grupo nEA; con el colérico por el grupo AP. Pero la
disminución simultánea de dos propiedades constitutivas, la emotividad y la secundaridad, debe
traer consigo una dismínuci6n del carácter y también de los intereses superiores. La tensión
hacia lo trascendente está favorecida por la secundaridad en tanto que ésta libera del instante ; y
por otra parte, por 1a emotividad, en tanto que ésta acrecienta la intensidad de las tendencias.
Ahora bien, el sanguíneo es a la vez inemotivo y primario, Sus intereses deben pues mantenerlo
al nivel del empírico: positivista y práctico. Pero, según el grado de las propiedades
constitutivas, estos rasgos varían considerablemente a medida que se desciende de los
sanguíneos subprimarios a los sanguineos superprimarios.

Sanguíneos puros. -Entre estos sanguíneos medianos -es decir, igualmente alejados de las dos
extremidades (sub-nE, sub-P)-, el grupo nEP, combinando la fuerza de objetivaci6n múltiple de
nE con la fuerza de renovación de P, los marca con rasgos característicos. Veámoslos, sin seguir
un orden determinado :

Rasgos generales más evidentes: fuerte actividad, dirigida sobre todo por las necesidades
orgánicas ; calmos, reposados y tranquilos, se ocupan del movimiento de los otros, dejándolo en
el estado de objeto; su extraversión fría da su tono general; se apoyan constantemente sobre el
análisis del mundo exterior; espíritu positivos, saben hacer observaciones exactas, y dan prueba
de un destacado espíritu práctico; perlinaces
en sus ideas, numerosas y claras, pero superficiales y casi siempre positivas; la agilidad de su
espíritu, unida a una curiosidad a menudo más divertida e irónica que profunda, los predispone a
una fanfarronería tanto más marcada cuanto menos inteligentes son; muy poco ansiosos o
inquietos, se consuelan fácilmente; el dominio privilegiado para su actividad es la alta o la
pequeña diplomacia; muy poco preocupados por los escrúpulos; fríos y extravertidos, están bien
dotados para tratar con los hombres; ingeniosos en sus réplicas, a veces hasta cínicos, se
muestran versátiles e inconstantes en su conducta; liberales y tolerantes en general, tienen poco
respeto por los grandes principios “es necesario salvar las apariencias" es el principio dominante
de un verdadero sanguíneo; dan prueba de una iniciativa audaz y bien calculada, así como de
una señalable soltura de espíritu en las diversas transacciones; a menudo son indiferentes o
escépticos en materia de religión; oportunistas.

Necesidades fundamentales: predominio de las necesidades orgánicas: motricidad (aman los


deportes al máximo), placeres de la mesa, deseo sexual; afectivamente vacíos, tienen que
"derramarse fuera"; inclinados a vivir en la percepción de las cosas y de los otros: conscientes
de su valor, desean actuar sobre los otros para llevarlos a tomar una decisión claramente
concebida por ellos.

Intereses profundos: sus intereses van naturalmente hacia las determinaciones:


determinaciones monetarias (señalado gusto por el dinero y el arte de adquirirlo);
determinaciones conceptuales (interés por el análisis, la ciencia experimental y positiva, la
técnica); determinaciones objetivas, gusto por las cosas y la utilidad objetiva; por el contrario,
poco interés por el pensamiento especulativo y sistemático, rechazan la metafísica y se muestran
escépticos frente a la religión.
Aptitudes generales: su espíritu, tan libre como es posible de la afectividad, poco estorbado por
los defectos de la secundaridad, se encuentra admirablemente dotado para la inteligencia
analítica: rapidez de concepción, claridad y precisión en las ideas, independencia en el juicio,
observación y crítica, presencia de espíritu; están también dotados al máximo para la
improvisación en público, para el arte musical, para el dibujo: pero estas cualidades tienen su
reverso: falta de sistematicidad, falta de maduración, falta de continuidad; en conjunto, poco
espíritu constructivo e ineptitud para las síntesis unificadoras.

Riesgos caracteriales: los peligros que amenazan al carácter nEAP se explican en parte por sus
defectos, que son en particular la falta de la emotividad y la secundaridad. Al grupo nEP se
deben dos predisposiciones igualmente desfavorables para la vida moral: en primer lugar el
egoísmo con sus concomitancias: la codicia, el rápido olvido de los infortunios, la dureza; y
Juego, la intriga con sus asociados: la doblez, la denigración, el escepticismo, el cinismo. El
silencio de la emotividad, al favorecer la calma y la indiferencia, puede conducir a la
destrucción de los intereses superiores y trascendentes, por intenciones egoístas, prácticas y
mundanas. Le Gall señala con razón que la intimidad del sanguíneo es una vasta explanada.
Pero éstas, añade, están hechas para registrar derrotas o victorias. Constituyen campos de
maniobra. Hay lugar, perspectiva, delante de sí: y sólidos puntos de apoyo detrás de sí. El
carácter sanguíneo puede ofrecer al educador informado sus más bellas victorias.

Resultante caracterológica: sentido práctico y mundanidad.


Valor dominante: el éxito" social y aparente.

Los principales subtipos de nEAP. -La resonancia debe intervenir ante todo para discriminar
los caracteres nEAP. Si hacemos decrecer la resonancia al más bajo limite, llegamos a los
sanguíneos superprimarios y superactivos, en quienes la actividad no solamente es más fuerte,
sino también más evidente, puesto que la primaridad extrema arrastra siempre hacia la
agitación, la vivacidad estos son los sanguineos que Le Senne llama vivos. Sus rasgos
fundamentales se explican por el grupo AP, que tiende a precipitar de una acción a otra; pero
como son fríos, esta precipitación se efectúa objetivamente, sin que el yo total esté
comprometido en la percepción. Se trata pues de una febrilidad o más bien de una vivacidad
fría. Ésta se expresa en la conducta de un individuo por manifestaciones tales como, por
ejemplo, la rápida sucesión de las preocupaciones, la vibratilidad de las reacciones, la
discontinuidad de la acción y la fría agresividad en los sanguíneos sarcásticos. Cuando son
inteligentes, su pensamiento es fraccionado, opuesto a toda sistematización. Son fácilmente
ensayistas y polemistas. En Su literatura abunda la explotación de la relatividad que podríamos
llamar negativa, porque sirve ante todo para criticar y para demoler lo que otros han construido.

Al atenuarse, estos rasgos de carácter dan los sanguíneos intelectuales que Le Senne ha
agrupado bajo el nombre de sanguíneos agudos. Hay en ellos una agitación mucho menor pero
un pensamiento siempre fraccionado, opuesto a toda sistematización, admirablemente dotado
para la observación inductiva de la experiencia natural o social. Su interés se concentra sobre el
mecanismo de las ciencias, de la técnica y de los negocios. Los sanguíneos Bacon,
Montesquieu, Huxley, han poseído en un alto grado el arte de aplicar sus espíritus a los objetos
de la experiencia perceptiva. Esta disposición tiene como contraparte lo que cabe esperar de la
ausencia de secundaridad, la impotencia para sistematizar; la teoría de Bacon está esparcida en
observaciones yuxtapuestas, tan poco ligadas como las observaciones reunidas por Montesquieu
bajo el nombre de Espíritu de las leyes.

A medida que se avanza hacia los sanguíneos medianos (sub-A, sub-P, sub-nE) , la atenuación
de la vivacidad tiene por objeto principal el acrecentamiento de la reflexión y, por lo tanto, de la
intelectualidad. Estos individuos son diplomáticos muy hábiles, de espíritu tan objetivamente
claro que se vuelven cínicos, Este cinismo traduce perfectamente los rasgos fundamentales del
tipo nEAP; afición al dinero, infidelidad ordinaria, rapidez en los cambios, afición a los goces
inmediatos, utilitarismo, etc.
Supongamos que la emotividad avanza hacia su valor mediano: llegamos así a los sanguíneos
paracoléricos. En un primer, momento aparecen como impulsivos y cordiales; pero la emoción,
que es casi como un soplo, deja rápidamente lugar a, un pensamiento positivo y claro, en el
fondo del cual se reencuentran fácilmente las propiedades características de los sanguíneos.
Cuando la actividad se atenúa considerablemente, por algunas de sus propiedades, los
sanguíneos se inclinan hacia los amorfos: fondo frío, predominio de los intereses orgánicos y
egoístas, objetividad, indiferencia, etc.

Propiedades comunes de los nEAP. -La resultante común de los rasgos de estas diversas
familias es el arte de triunfar en la vida. Todo favorece en ellos esta aptitud: observadores
positivos y fríos, son los primeros sin discusión para el sentido práctico, para la independencia
de juicio, para la presencia de espíritu, para la rapidez de concepción. También reinan sobre
todo en los terrenos que pueden considerarse como emparentados con el sentido práctico: los
del dinero, del concepto y del éxito social. La encuesta estadística muestra con claridad la
superioridad de los sanguíneos en todas estas propiedades.

El sanguíneo aparece, pues, tan bien dotado en el sentido práctico, que puede verse en ello la
resultante característica de su tipo. En efecto, hacia esta propiedad convergen tanto los rasgos
esenciales como los rasgos derivados del carácter nEAP.

LOS SENTIMENTALES (EnAS)

Los caracteres inactivos (nA). -Los cuatro tipos que acaban de ser analizados poseen un
elemento común: la actividad. ¿ Qué ocurre. por el contrario, cuando A decrece por de- bajo de
la media sin que la emotividad disminuya? Puesto que la inactividad contraria la resolución de
la emotividad en una acción normal, esta emotividad debe llevar y aproximar a las síntesis
complejas que constituyen lo concreto. Ella actúa como un tensor que endereza. la inteligencia
que el análi8is ha llevado de lo sintético hacia los elementos lógicos de la realidad, de tal
manera que resulte conducida hacia los objetos sensibles y concretos de la experiencia.
Evidentemente la resonancia dará el matiz general de esta orientación. La primaridad,
volviéndole hacia las apariencias exteriores, alentará el arte en lo que tiene de matiz más
dinámico y colorido; los EnAP serán pues atraídos por el arte literario, subjetivo y vibrante;
mientras que la secudaridad, sometiéndolos al pasado, llevará la atención hacia la vida interior y
afectiva, e inclinará a los caracteres EnAS hacia el autoanálisis, el diario íntimo y la literatura de
tendencia ética.

Presentación del tipo EnAS.- El carácter sentimental coincide con los nerviosos, los apáticos y
los apasionados, por dos propiedades fundamentales cada vez; con los nerviosos por el grupo
EnA, con los apáticos por el grupo nAS, con los apasionados por la emotividad o la
secundaridad. Según que prevalezca la emotividad o la secundaridad, el sentimental se acerca
hacia los tipos EnAP o hacia los caracteres EAS. Puede decirse que el matiz general de este
carácter se sitúa en la oposición entre el grupo EnA y el grupo ES; como si la manera según la
cual se repartiese su emotividad hubiera de arbitrar sus otras disposiciones. Para explicarlo,
consideremos la fórmula del sentimental, EnAS: la emotividad actúa como un multiplicador de
los interese; la secundaridad los refuerza por la sistematización de los medios que pueden
servirles y de los propios intereses. Su concurso, en consecuencia, debe nutrir esos deseos en los
que se piensa cuando se habla de una ambición, cualquiera sea su objeto. Apasionados y
sentimentales deben pues identificarse, ante todo, por la concepción de grandes proyectos en
estado naciente; pero enseguida interviene la oposición de su relación con la actividad. En los
apasionados, la actividad se apodera de estos proyectos y se embarca en ellos, dispuesta a
afrontar las resistencias y a reforzarse ante ellos. En los sentimentales, por el contrario, la
influencia negativa de nA debe hacerse sentir en seguida ejerciendo un efecto de sublimación
que lleva a reducir la ambición del plan de acción, a un proyecto puramente mental: frente a la
ambición realizadora se define así la ambición aspiradora.

Sentimentales puros.- Como en casos anteriores, enumeramos, para comenzar, los rasgos
generales de los sentimentales que podríamos llamar puros, es decir, que no son ni muy débil ni
muy fuertemente secundarios, pero que son de fuerte emotividad, inactivos, sin que esta
inactividad equivalga a una radical impotencia para actuar. Veamos algunos de estos rasgos
dominantes:

Rasgos generales más evidentes: delicados de salud, los sentimentales dan la impresión de
individuos enclenques; a menudo deprimidos, se muestran muy sensibles a los acontecimientos
exteriores; son afectados, rígidos, tímidos en sus maneras; inclinados en grado sumo a
replegarse sobre sí mismos, introvertidos, inadaptados; por naturaleza están predispuestos a
despreciarse, a juzgarse severamente; vulnerables al extremo, propensos al escrúpulo mórbido,
alimentan su vida mental con la rumiación del pasado; el diario íntimo satisface su gusto natural
por la soledad; por el contrario, experimentan una mínima necesidad de cambio; son muy poco
mundanos, menos aun deseosos de los honores, de dominación; se resignan por anticipado a
aquello que sin embargo podían evitar; bajo la influencia de nA, experimentan y deploran
frecuentemente su “impotencia”, su abulia, su debilidad; también son en extremo misioneístas;
su ambición permanece en el estadio de aspiración; individualistas, poco predispuestos a los
placeres sensuales, se muestran serios, dignos, se contentan con poco; pero su pensamiento está
dominado a menudo por la idea del mal; su inteligencia se orienta espontáneamente hacia la
crítica y da privilegio al aspecto negativo de las cosas; de donde surge una especie de
moralización del alma; la angustia del mal crea en su corazón un doloroso complejo; la religión
se convierte para ellos en un verdadero problema y no en una fe; la influencia negativa del
grupo nAS agrava la situación: aumenta la dificultad de actuar añadiendo la duda de la
indecisión.

Necesidades fundamentales: acentuada necesidad de replegarse sobre si mismos, de analizarse,


con las tendencias que comporta la introversión: deseo de soledad, necesidad de reflexión,
curiosidad intima, atadura al pasado, anhelo del ideal, de Dios; su mediocre disposición para la
acción favorece su necesidad de vida tranquila, con un matiz de regularidad e independencia; de
ahí también su acentuada necesidad de refugiarse en un lugar solitario, de permanecer al margen
de la sociedad.

Intereses profundos: se destacan al máximo por su gusto por la meditación, o sea el placer de
ensoñar en la soledad (sobre todo en la naturaleza), de forjarse peligros ficticios; en general
están vivamente interesados por lodo) o que se relacionan con su afectividad, su yo, su vida
moral y religiosa; también aman particularmente la evocación (retrospección) de un
acontecimiento y caen incluso en la machaqueria; por el contrario, se muestran naturalmente
indiferentes hacia los placeres vulgares, hacia la vida mundana y brillante, hacia las
transacciones comerciales; lo que les atrae es lo estético; todos manifiestan un gran interés por
el arte, pero, salvo excepciones, no son artistas.

Aptitudes generales: tienen aptitudes mediocres para las ciencias demasiado abstractas y
técnicas: sobresalen a veces en la literatura clásica de tendencia filosófica y ética; pero el factor
nA, que contraria considerablemente el hálito de la inspiración, disminuye el volumen de las
obras y acrecienta la densidad de la conciencia personal; igualmente, tienen una débil capacidad
de organización lógica: la sistematización retrocede frente a la subjetividad reflexiva, la
introversión.

Riesgos caracteriales: su inquietud, indefinidamente. replegada sobre sí misma, enriquecida por


la emotividad y por ]a inactividad conduce a la rumiaci6n, al escrúpulo, al hiperanálisis, a la
acusación de sí; la agravación de estas predisposiciones puede conducir fácilmente al escrúpulo
mórbido, a la obsesión, a perturbaciones enfermizas; en otros casos, la emotividad, impregnada
por la melancolía deprimida, conduce a la resignación presuntiva, a la timidez excesiva, a la
misantropía.

Resultante caracterológica: vulnerabilidad que lleva a la introvcrsi6n y a la rumiación. Valor


dominante: la intimidad.

Los principales subtipos EnAS. -El acrecentamiento acentuado o la disminución notable (pero
siempre superior a la media de los hombres) de la secundaridad permite distinguír dos subtipos
de sentimentales: los Rentimentales supersecundarios y los sentimentales paranerviosos. En la
zona en que la secundaridad es superior a la de la media dé los secundarios, se pueden
identificar por lo menos dos familias, diferenciadas por el grado de emotividad. Los más
emotivos son los sentintcntales, introvertidos. El principal interés de su vida es el anáilisis de sí
mismos. Los menos inteligeutes deducen de él consideraciones morales sobre la condición
humana. Los más inteligentes extraen de allí una filosofía del yo (por ejemplo: Maine de Biran).
Todos aman la soledad, o al menos se encuentran de buen grado consigo mismo. Del grupo nAS
les proviene la sensibilidad enfermiza por su cuerpo, la tendencia acentuada a, la melancolía y a
la rumiación. En lugar de exteriorizar sus emociones, las guardan cautivas, las refuerzan, las
recapitulan, las saborean, las matizan, sin manifestarlas, por lo menos en el momento. Resulta
de esto una tensión que podría terminar en crisis, pero la misma no es más que un accidente
intermitente.

Cuando la secundaridad termina por subordinar a la emotividad hasta el punto de disfrazarla


completamente, se llega a los sentimentales duros o avaros. Los más de los avaros, escribe Le
Senne, son profundamente inactivos, muy secundarios, llenos de temor hacia el porvenir. Llevan
al extremo los rasgos esenciales de los sentimentales: son ascetas, previsores, replegados sobre
sí mismos; pero todos esos rasfos se endurecen en ellos. Cuando la secundariedad llega al
extremo, el tipo de los avaros termina en el de los mendigos atesoradores.

Si le emotividad se atenúa hasta el pnto de ponerse deliberadamente al servicio de la


secundaridad, el tipo EnAS se acerca entonces al carácter apático. Desde los menos a los más
secundarios, pueden distinguirse dos principales familias: 1º los sentimentales placidos; puede
reconocérselos fácilmente por su tren de vida calmo y monótono, de ritmo regular; la
inactividad contribuye a mantener el imperio de los hábitos, evitando toda iniciativa que pudiera
perturbarlos; 2º los sentimentales mecanizados; su vida está tan exactamente ordenada como el
reloj oficial; señalan la hora a sus vecinos cuando salen de paseo, cuando encienden la luz por la
noche o cuando la apagan.

Por último, en los límites de los nerviosos y los sentimentales, es decir,"entre los EnA de
resonancia media, la amplitud de la conciencia produce los soñadores como Rousseau: una vida
interior admirablemente rica, pero marcada por las heridas que les producen sus relaciones con
los demás. Su vida no está libre del azar y del capricho. Aman la vagancia, las flores, el campo.
Se muestran particularmente sensibles a las cosas pequeñas; la confesión de Rousseau es
característica al respecto:

"Mis pasiones me han hecho vivir y mis pasiones, me han matado. ¿Qué pasiones! Se dirá.
Pequeñeces, las cosas más pueriles del mundo, pero que me afectaban como si se hubiera
tratado de la posesión de Hesena o del trono del Universo".

Puede destacarse también su vivo y sincero sentimiento de la naturaleza; ella da satisfacción a


una fuerte afectividad íntima. Se sabe que para Rousseau la naturaleza se ofrece como el refugio
de un paseante solitario que experimenta tanto más vivamente su síntonia con ella, cuanto más
fuertemente comprueba su esquizoidismo frente a los hombres.
La estrechez de la conciencia produce los paranerviosos altaneros, en el sentido de un poco más
de secundaridad. Coinciden con los EnAP por su rigidez casi militar, el cuidado de su
vestimenta, su minuciosa corrección; son, sin embargo, más cerrados que los nerviosos. Muy
susceptibles, manifiestan un fuerte sentimienlo de sí mismos, pero son menos demostrativos.
Participan ya de los sentimentales por su vulnerabilidad, que los hace tímidos, asustadizos. Su
timidez les impide marchar a la cabeza, pero tienen el vivo senlimiento de su mérito.

Propiedades comunes a los EnAS. -En tanto que son todos EnA, y S, se muestran muy
afectados por los acontecimientos, pero su inactividad secundaria, que dificulta gravemente la
renovación, señala su emotividad con un signo negativo; son pues vulnerables al máximo.
Además, como esa emoción dolorosa va a ser prolongada por la resonancia, la conciencia EnAS
se encontrará marcada por dos rasgos complemen- tarios: la introversión, y en el seno de la
misma la romiación mental.

En resumen, el sentimental (EnAS), que dispone generalmente de un temperamento delicado,


sensible a las variaciones barométricas y las de su cenestesia, manifiesta caracterialmente un
conjunto de rasgos que parecen converger todos hacia la vulnerabilidad. En efecto, porque se
siente vulnerable, y a menudo en grado extremo, su inquietud principal llega a ser pronto la
preocupación de protegerse contra los agentes exteriores, encerrarse en sí mismo (introversión).
La influencia de la inactividad ejerce aquí su efecto de sublimación, que conduce a la
construcción imaginativa; pudiendo esperarse en tal caso que, por efecto del desgaste de las
emociones y del triunfo de la inactividad, se llegue con el tiempo a establecer en la conciencia
el tedio, diminándoola en lo sucesivo sin contrapesos.

Los vecinos más cercanos a los sentimentales (EnAS) son los nerviosos (EnAP), que no se
distiguen de ellos más que por la soltura. Y como la primaridad inclina con frecuencia hacia las
apariencias exteriores, el arte, en lo que éste posee de más colorido y más dinámico, es lo que
caracteriza a los caracteres EnAP.

LOS NERVIOSOS (EnAP)

Presentación del tipo EnAP.- El nervioso es un primario, es emotivo e inactivo. Presenta pues el
cuadro exactamente al tipo flemático: nEAS. En el nervioso, el grupo EP lleva la emotividad
aparente a su máximo, al concentrar P, en el acto, la potencia afectiva de E, y no estando
presente la acción para ofrecer medios de descarga. Aisladamente y en conjunto, estas
propiedades deben producir y explicar los modos de su conducta y mas íntimamente de su
sensibilidad.

Comencemos por los nerviosos puros, es decir muy emotivos, sub-inactivos y sin acentuación
extrema de la primariedad.

Rasgos generales mas evidentes de los nerviosos puros.- Complexión delicada, frágil y
esbelta; mirada profunda, vaga e inquietante; rasgos finos, modales zalameros; manifiestan
precozmente fuertes necesidades orgánicas; curiosidad precoz y a veces malsana; andar
afectado; el factor P pone de relieve la emocion, su explosion, su discontinuidad; de donde
proviene el curso tumultoso de sus sentimientos: máximo de movilidad afectiva, de
impulsividad reactiva, de contradicción; de ahí tambien su humor cambiante, su deseo de
asombrar y atraer la atención sobre ellos; son inconstante hasta el extremo, se entusiasman con
las ideas nuevas, pero no se interesan mas que por los resultados practicos e inmediatos; su
fuerte emotividad ligada a la primariedad, los dispone a la fuga, al vagabundaje; ellos desearian
un presente intenso y deslumbrante; de esta vida inestable no puede resultar mas que la
discontinuidad de la conciencia, falta de espiritu de continuidad, concordancia entre las palabras
y los actos, de perseverancia, de ponderación en el juicio; el mismo grupo EP favorece la fuerza
de seducción: vivacidad en la mirada y en el espiritu, vivacidad de los sentimientos (voz fuerte,
accion voluminosa, lenguaje superlativo), contagio de los sentimientos; el grupo nAP dificulta
la reflexion, la organización interna de los actos; el factor nA impulsa al espiritu emotivo hacia
las diversas formas de divagación, de la evasión y de la sublimación; la disminución al ardor, al
entusiasmo; por el doble efecto de su inactividad primaria, son rebeldes al extremo al trabajo
impuesto, indisciplinados al máximo, derrochadores, desordenados; por último, la expresión
afectiva y directa de su emotividad inactiva se traduce por el humor triste, tacituno, su
pesimismo, su predisposición a la melancolía, inconsolabilidad, rencor, celos primarios, etc.

Necesidades fundamentales: necesidad de emociones, es decir, de renovar sus emociones; esta


necesidad se especifica en la moda (novedades artísticas, políticas), en las diversiones
bullnagueras, en el juego (de azar sobre todo), en las bebidas alcohólicas y en el uso de
estupefacientes; esta necesidad de producir revuelo a su alrededor, suscita en los nerviosos más
acentuados la necesidad de asombrar e incluso de escandaizar; todas estas necesidades
encuentran en el arte su satisfacción, su sublimación y su glorificación a la vez; el arte les
permite satisfacer su inmensa necesidad de embellecer la realidad, lo que va de la mentira a la
ficción poética.

Intereses profundos: el centro de gravedad de los intereses del carácter nEAS es el concepto,
en tanto que es abstracto y general, el EnAP, opuesto punto por punto al precedente, se interesa
en grado mínimo por las cosas y su ley; el centro de sus interese es, en efecto, la vida subjetiva;
los nerviosos se interesan al máximo por las personas y por sí mismos; todo cuanto fevorece la
subjetividad les interes; la música (no clásica), los espectáculos exóticos, la poesía, la literatura;
tienen gusto pronunciado por las novelas, las películas de moda, los escándalos resonantes; son
los más inclinados a lo raro, lo horrible, lo macabro, lo negativo, y hasta lo absurdo.

Aptitudes generales: sensibilizada por E, bloqueada por nA, pulverizada por P, su inteligencia
es un medio de cultura prodestinado al sentido artístico, pero dificultada al extremo en la
organización lógica; el tipo EnAP es, por excelencia, el carácter de la poesía pura; se encuentra
favorecido por la imaginación cualitativa y viva, la delicadeza más exquisita del sentimiento
poético, la facilidad de conceptos, de renovación, la expresión espontánea, vibratil y trémula;
pero inepto para los trabajos de investigación y de elaboración metódica: de acuerdo con los
resultados de la encuesta estadística, es el peor de los observadores, apresurado y superficia1 en
sus apreciaciones.

Riesgos caracteriales: en tanto que primario, ya causa de: la emotividad que acrecienta el poder
de las excitaciones que sucesivamente experimenta, y por el efecto de nA que contribuye a
hacerlo pasivo frente a esas excitaciones, el tipo nervioso EnAP debe correr el mayór peligro en
lo que se refiere a la indisciplina de las costumbres, el libertinaje, los gastos desconsiderados;
por otra parte, carece de perseverancia para continuar un trabajo ordenado, faltándole
igualmente la disciplina de la secundaridad para alejar las tentaciones de dejarlo inconcluso;
estará especialmente expuesto a la pereza, al vagabundaje (impotencia para fijarse) , a la
impulsividad, a la contradicción del pensamiento y de la vida.

Resultante caracterológica: movilidad afectiva y desnivel de la sensibilidad.


Valor dominante: la diversión.

Los principales subtipos EnAP. -En la zona en que la inactividad es inferior a la de la media
de los inactivos, pueden identificarse por lo menos dos familias, que se distinguen entre sí por la
amplitud del campo de la conciencia. Los más estrecllos son los nerviosos indisciplinados (por
ejemplo Poe, Baudelaire, Rimbaud). Ineptos para la organización metódica y utilitaria de su
vida, vagabundean ya sea a través del mundo, ya a través de las ciudades. Así Rimbaud, a quien
Verlaine llama "el hombre de las suelas de viento", desempeña todos los oficios: es descargador
en Marsella, carlista, reclutador en Alemania, soldado holandés en Java, más tarde desertor,
empleado de circo en Suecia, guardián de cantera en Chipre. La extrema inactividad de estos
individuos está revelada por su frecuente recurrir a los medios de estimulo más violentos:
alcohol, vino, estupefacientes, el demonio de la perversidad, etc. Se sabe que el mismo Rimbaud
ha amado mucho "el bitter salvaje y el ajenjo de verdes pilares"; en la calle Racine, en el hotel
des Éfrangers, en París tomaba haschich.

La estrechez de la conciencia, acentuando la dependencia del sujeto frente a una impresión,


aumenta la fuerza de ésta sobre él y, en consecuencia, favorece la conceptualización, la
estilización de las impresiones; favorece igualmente la imagi- nación plástica que circunscribe
los objetos, los dibuja y los esculpe. La obra de estos ncrviosos pone de relieve el curso
discontinuo de su conciencia: los elementos que intervienen en ella no están fundidos, sino
simplemente yuxtapuestos. En general, ellos gustan de lo meto, lo "cerrado" y lo buscan en su
comportamiento exierior; su apariencia presenta un aspecto brusco. Pero son muy cuidadosos,
minuciosos en el cuidado de su cabellera y de su vestido; su arreglo es rebuscado.

Por el contrario, debido al ensanchamiento del campo de la conciencia, el curso de ésta se


vuelve continuo y flúido. Las experiencias y las ideas se cambian sin brusquedad unas con
otras; el dibujo se diluye en la atmósfera, una melancolía difusa impregna en un claroscuro
donde la música prevalece sobre los objetos que pierden así sus contornos, y se reconoce allí la
amplitud de una conciencia en la que las impresiones no cristalizan nunca porque jamás dejan
de sufrir las influencias de Ias otras. El efecto del factor nA, presente en todo; los momentos de
su vida, va tomando un creciente dominio sobre el yo, hasta llegar a hacer de la depresión la
tonalidad si no ordinaria, por lo menos demasiado frecuente de una conciencia que, al recaer
sobre su cenestesia, recae en el abandono.

Estos son los nerviosos discolistas. En estas conciencias amplias, el yo experimenta una tristeza
difusa que poco a poco parece deprimir todo el ser, como si fuera quebrantado por el medio. Su
emotividad se vuelve triste, amarga o dolorosa, según la naturaleza del acontecimiento que sirve
de excitación y de las circunstaticias que le acompañan, pero siempre es discolista y negativa.
Así Loti, particularmente expuesto a la depresión (EnAP y amplio) , está inclinado a no ver más
que el aspecto funerario de las cosas; amaba la poesía fúnebre de las ruinas, de las civilizaciones
desaparecidas o decadentes, su declinación de los cementerios, de los lugares abandonados.

Cuando el hombre cede a depresión cae por debajo de sí mismo y termina por envilecerle. La
vida, bajo su forma negativa, tal como aparece en el sobresalto de protesta que el horror o lo
macabro provoca en todo individuo sano, se convierte en el objeto de sus deseos.

La unión de una gran inactividad y de la extrema amplitud de la conciencia es muy desfavorable


para la conducta racional de la vida. Estos nerviosos suelen vivir anárquicamente, a menudo
bajo el azar de la benevolencia ajena. Son profundumente ricos en sentimiento poético; en sus
escritos no buscan el dibujo de las líneas, sino la sugestividad de los suspensos y pueden, como
La Fontaine, reencontrar la poesía.en las épocas más abstractas y más analíticas. Su sensualidad
es extremadamente fuerte: vida sexual caprichosa, infidelidad amorosa, escenas vulgures y
tristes; prefieren en general la sucesión de aventuras, con frecuencia de orden inferior, a la
fidelidad de un amor profundo. Todas ]as excitaciones son tentaciones para ellos, pues provocan
su impulsividad.

Con el acrecentamiento de la actividad (sub-inactivos) esta anarquía se atenúa. Los más


estrechos de este grupo (emotivos, sub-inactivos y primarios) son los nerviosos altaneros o
despreciativos. Buscan la sociedad, pero para alardear en ella; ostentan sin reparo su desprecio
frente a la mayoría de los hombres. Sus palabras y acciones manifiestan ostensiblemcnte que no
son advenedizos, y quieren ser los primeros en el instante presente; buscan la intensidad en los
instantes sucesivos de la vida con el especial cuidado de encontrar en ello una satisfacción a su
vanidad. Por el contrario los nerviosos amplios no tienen esta insolencia: su emotividad, en
lugar de tomar la forma de un desprecio hostil o incluso amargo, los hace tristes y compflesivos.
Se lamentan, experimentando la trilstcza propia de esos vagabundos imaginativos y soñadores.
Las reglas sociales les repugnan; gustan de la camaradería espontáneamente libre, y tienden a
vivir al día, fatigados de tener que querer algo. El trabajo les disgusta, a menos que su objeto
les interese.

Los nerviosos menos emotivos se acercan a los amorfos (nEnAP). Disminuida


considerablemente la emotividad, el individuo se halla entregado a la calma y, al no intervenir la
actividad para ponerlo en movimiento. no existe razón para que él salga de ella. Así, con sus
bomotipos en nAP los amorfos son los hombres más perezosos, los más negligentes,
indisciplinados, e interesados al extremo por los placerea orgánicos y aeegoístas.

Propiedades comunes a los EnAP.- Como primarios, a causa de la emotividad que acrece la
fuerza de las sucesivaa excitaciones que reciben, y por un efecto de la inactividad que
contribuye a dejarlos pasivos frente a las mismas, todos los nerviosos manifiestan con mayor o
menor Intensidad las principales correlaciones de la primaridad. Los más acentuados tienden
hacia una condición-lirnite en la que nacerían y morirían al instante. De ahí la natural movilidad
afectiva, particularmente rápida, de todos estos individuos; la alegría y la pena, la esperanza y el
temor, el amor y el odio, se suceden en sus corazones y en sus rostros como las imágenes en un
espejo. De ahí, igualmente su gusto por el vagabundaje local, profesional y afectivo. Este
vagabundaje está ligado a una serie de otras propiedades que se encuantran facilmente en todos
los nerviosos; la impresionabilidad, el discolismo, la imaginación viva, la vanidad, la
inclinación a la mentira. La tendencia a la disipación, a la indisciplina, al despilfarro, etc. De
esta vida inestable no puede resultar más que la discontinuidad de la conciencia: falta de espíritu
de continuidad, de coherencia y de perseverancia.

Todas estas propiedades vienen a integrarse y a fundirse en el vagabundaje afectivo, disposición


central que Le Senne considera como la resultante caractarística del carácter EnAP. Su vida
consciente consiste en la renovación de las emociones, y por lo tanto buscan esta renovación.

LOS APÁTICOS (nEnAS)

Presentación del Tipo nEnAS. Los dos últimos caracteres de la tipología de Heymans – Le
Sene que nos quedan por ver, presentan en común el grupo nEnA. Este doble debilitamiento de
E y de A debe producir una disminución de la fórmula caracteriológica y, paralelamente, un
debilitamiento de las aptitudes funcionales y de los intereses superiores. El tono general será de
pasividad, de indiferencia hacia los otros y hacia los acontecimientos objetivos; el grupo nEnA,
escribe Mounier, aparece como el antogonista directo del impulso espiritual. Es sin duda la
resonancia quien debe intervenir para orientar esta pasividad especialemente hacia las
necesidades corporales: en el amorfo, que es primario, la sujeción es una esclavitud al presente;
en el apático, que es secundario, la pasividad se somete al pasado, a las costumbres.

Veamos primero los rasgos generales del apático radical, es decir, netamente secundario, sub-
inactivo y sub-nE.

Rasgos generales más evidentes de los apáticps puros. - Impresión general de inercia;
aspecto casi vulgar: su andar común, sin bríos, expresa de manera sintética la "apatia"
de los tipos nEnAS; hablan poco, a menudo para responder a una pregunta y en tal caso
con pocas palabra; cerrados al extremo, lss gusta el aislamiento, dsclinan habitualmente
las invitaciones sociales y permanecen con gusto a solas consigo mismo; son igualmente
sombrios en grado sumo, taciturnos, melancólicos; pero en este caso hay una melancolía
seca, vacía, una rumiación trivial y fria; el debilitamiento del factor nE no fomenta la
vida interior diferenciada y vibrante; por el contrario, la presencia de S manifiesta una
feliz influencia en el terreno de la honorabilidad y de ciertas virtudes abstractas: se
comportan con dignidad, se muestran veraces, merecen con- fianza en materia de
dinero, son amigos del orden y de la limpieza, se muestran habitualmente puntuales,
religiosos (de manera convencional), y objetivos; pero la adjunción del factor nA al
grupo nES significa una reducción neta de la actividad manifiesta: persistencia por
inercia de las ideas, obstinación y tenacidad; son los más testarudos de los hombres,
dificiles de hacer reconciliar: esclavos de sus costumbres, son. Conservadores y
rutinarios; el grupo nES los desfavorece igualmente en lo que se refiere a la vida
artistica: son muy poco refinados, artistas, flexibles, demostrativos o expansivos; su
actitud es deslucida: están desprovistos de espíritu, ríen poco y no buscan ni la
seducción ni los honores.

Necesidades fundamentales: sus necesidades se limitan a las cosas y a ellos mismos; el grupo
nEnA, favoreciendo la pasividad, predispone a la esquizotimia; no aman a los niños ni a los
animales, y son duros para con los inferiores (se clasificán entre los educadores severos); su
mediocre disposición para la acción favorece en ellos la necesidad de vida calma, retirada,
independiente, más o menos al margen de la sociedad; de ahí sus necesidades acentuadas por
todo lo que se refiere a la vida vegetativa; las necesidades orgánicas, en particular, aparecen en
su vida en primer plano, como al desnudo.

Intereses profundos: en la vida social, este doble debilitamiento de E y de A determina una


marcada caida de los interese altruistas: compasivos al mínimo, son los menos serviciales de los
hombres, los menos inclinados a las actividades filantrópicas; con los sentimentales (nAS), son
los que poseen en mayor grado el gusto por la soledad; indiferentes igualmente a las
investigaciones demasiado abstractas, científicas, filosóficas o religiosas, carecen de intereses,
po lo menos dominantes; les falta lo esencial: los recursos de energía.

Aptitudes generales: notable disminución de las aptitudes intelectuales: comparten la mínima


con los amorfos en cuanto a las distintas aptitudes matemáticas, filosóticas, científicas,
artfsticas; igualmente para la amplitud de miras, están más limitados que la media de los
hombres; también los desfavorecen las tasas relativas a la memoria, a la imaginación creadora, a
la observación exacta; incluso cuando aun inteligentes, los apáticos, por efecto de su inercia
(que determina el grupo nEnA), permanecen muy por debajo de las situacionea a las que
hubieran podido alcanzar por su inteligencia.

Riesgos caracteriales: por efecto de nA y de nE, la secundariedad puede llevar en los apáticos a
la pesistencia por inercia de las ideas y de las tendencias: de ahí la obstinación irrazonada, los
recores seculares, las estereotipias del autómata, las rutinas o manías mórbidas; vueltos hacia sí
mismos, indiferentes a los demás y a las ideas superiores, están fuertemente predispuestos a las
pasiones negativas: la avaricia, la crueldad, el agoísmo, etc.

Resultante caracteriológica: vida y hábitos y rumiaciones triviales. Valos dominante: la


tranquilidad.

Los principales subtipos nEnAS. -Loa apáticos pueden subdividirse en tres grupos principales,
según se acerquen a los sentimcntales, a los flemáticos o a los amorfos. Con los sentimentales,
coinciden por el grupo nAS; cuando la emotividad aumenta, se retuerzan las dos disposiciones
fundamentales de este carácter hacia el pesimismo o la amargura, y hacia la devoción por los
principios. Su rasgo dominante es la melancolía: melancolía de actitud más que de sentimiento,
una melancolía sufrida más que sentida. Cuando la inercia se atenúa, los apáticos se emparentan
con los flemáticos; lo que predomian en ellos es su atadura a los hábitos de vida, pues la regu-
laridad de sus jornadas no está perturbada en nada por la emotividad. Su vida trascurre en el
cumplimiento regular de mecanismos establecidos. Por último debido a un notable
debilitamiento de S, el carácter nEnAS favorece la faz que se inclina hacia los amorfos; frialdad
de fondo, predominio de los intereses orgánicos y egoísas, objetividad e inditerencia. Son otros
tantos rasgos que los emparentan con los caracteres nEnAP.

Propiedades comunes a los nEnAS. -Apáticos paramorfos y paraflemáticos deben confundirse


por el debilitamiento de todas las propiedades que encierran las dos fuerzas caracteriales: la
emotividad y la actividad. La adjunción de nA, factor de inercia, a la inemotividad, que
desfavorece y disminuye los interesesm constituye una fórmula de sometimiento a las
necesidades orgánicas y a los autamotismos, “destino sin gloria de una naturaleza sin impulso y
sin derivativos”. Permanecen encerrados en los límites de su individualidad orgánica: son los
servidores de su cuerpo.

El apático está fundamentalmente caracterizado por una depresión anormal de la sensibiidad y


del sentimiento. Nada raro, entoces, que sea indolente al extremo. Según la observación de
Polin, “está condenado a la inercia y raspira – a la manera de Luis XVI, apático real – una

melancolía fría que conviene al clima de impotencia y de fracaso en que se deja vivir.

LOS AMORFOS (nEnAP)

Presentación del tipo nEnAP. -El carácter nEnAP, como su nombre lo indica, es el tipo menos
intenso. Se sitúa entre el nervioso (el grupo nAP es común), y el sanguineo (homotipo en nEP);
pero la presencia simultánea, en su fórmula, de los dos factores negativos nE y nA, determina
una notable disminución del carácter amorfo. Según se acerque al nervioso (la emotividad se
acerca a la media), o al sanguíneo (la actividad se impone a P), se podrán distinguir dos sub-
tipos amorfos: los amorfos paranerviosos y los amorfos para-sanguíneos. Entre los dos se
situará al tipo puro, o amorfo radical, fuertemente inemotivo, inactivo y primario.

Veamos primero los rasgos dominantes del amorfo puro.

Rasgos generales más evidentes de loss amorfos. -Aire generalmente plácido, hiposténico;
satisfacción beatifica y apa-tía natural; el grupo nEnA define su actitud preferida, la vacuidad:
manos vacías, cabeza vacía, brazos colgantes; en ellos la pereza no tiene matiz, es una pereza
desnuda; el mismo grupo nEnA los entrega a la calma, a la inacción ya la indiferencia; su falta
de curiosidad natural puede traicionar una debilidad original, pero favorece la objetividad. el
apartamiento, la falta de relieve, la tranquilidad; son también conciliadores, tolerantes por
indiferencia; sin embargo a veces dan prueba de una testarudez pasiva, muy tenaz; por otra
parte, como son primarios, el factor P los somete a la excitación del momento, y la inactividad,
desprovista de toda emotividad, los entrega como a todos los nA a la indecisión y desfavorece el
sentido práctico; de ahí surge sin duda su predisposición para la negligencia: son
despilfarradores al máximo, y con frecuencla están al máximo endeudados, además, los
desfavorecen todas las propiedades que impliquen S: son los menos puntuales de todos, acusan
la misma deficiencia en lo que concierne a la veracidad, la constancia, la coherencia, la
disciplina de lus costumbres; el grupo nEP los inclina a la intriga, a la hipocresía y a la mentira
interesada.

Necesidades fundamentales: el doble debilitamiento de la emotividad y de la actividad, unido


a la primaridad, orienta su inercia hacia las necesidades corporales; la sujeción es una esclavitud
al presente; buscan la satisfucción próxima, sin consideración por el porvenir, lo que determina
generalmente la predisposición al derroche (las necesidades ejercen su imperio bajo una forma
impulsiva, sucesiva); en consecuencia, la exigencia universalmente humana que empuja a todo
yo a mantenerse y a desenvolverse, debe restringirle a las satisfacciones que interesan al cuerpo
y a la utilidad más inmediata al mismo; son los servidores de su cuerpo.

Intereses profundos: siendo a la Vez nE, nA y P, deben ser de miras muy poco elevadas y
permanecer en el nivel empírico: de acuerdo con los resultados de la encuesta, son indiferentes a
todos los sistemas sociales que desbordan la unidad orgánica: así, en cuanto al fervor religioso,
ocupan el úitimo puesto; patriotismo reducido; del mismo modo, no manifiestan atracción
alguna por las obras filantrópícas o sociales: en general permanecen extraños a las emociones
comunitarias y limitan sus intereses a las necesidades indivíduales y orgánicas.

Aptitudes generales: el peso de nA, asociado al grupo nEP, compromete toda elaboración
espiritual e incluso paraliza la búsqueda de soluciones prácticas; aún siendo inteligentes,
permanecen, por electo de esta inercia, por debajo de las situaciones a las que su inteligencia les
hubiera permitido alcanzar; espíritu sin gran curiosidud, no leen, no observan casi, no se
interrogan acerca de nada; su juicio es lento, casi siempre superficial; a menudo tienen
disposiciones pars la música (de ejecución) y el arte escénico.

Riesgos caracteriales: los caracteres amorfos, acabamos de verlo, tienen dos enemigos
naturales; la primaridad que los somete a la excitación del momento, y la inactividad,
descargada de toda emotividad, que los entrega como a todos los inactivos a la inercia, a la
pasividad; corren, pues, el mayor riesgo de pecar por defecto. No les queda casi otro conuelo
que el haber sido protegidos desde la cuna contra las enfermedades mentales y nerviosas "

Resultante caracterológica: esclavitud frente a las necesidades orgánicas y despilfarro. Valor


dominante: el placer egoísta.

Los principales subtipos nEnAP. -Con un ligero acrecentamiento de la emotividad, las


propiedades que acercan a los amorfos hacia los nerviosos se hacen predominantes. En estos
paranerviosos, la pereza se muestra sin matices; descuidan ordinariamente los trabajos
impuestos y postergan los que deberían hacer. En los casós más acentuados; esta negligencia
inveterada puede no sñolo comprometer toda empresa seria, sino aún perturbar seriamente la
prosecución de los fines más útiles a la vida. Caracteres indolentes, inclinados a ser soñadores,
estos amoríos obedecen al máximo a sus neccsidades orgánicas y egoístas. Si la actividad se
eleva ligeramente, el individuo se acerca entonces al sanguineo, con el subtipo del amorfo
paranguíneo. Aquí la pereza es menos completa, es una pereza "electiva". Se distinguen no
obstante de los sanguíneos puros, por su falta de sentido práctico, que es el rasgo más
característico de los tipos nEAP. Pero al igual que los sanguíneos, son reposados y calmos, poco
conversadores, aún menos demostrativos: son mucho más tolerantes y animosos que los
precedentes, descorazonándose con menos facilidad que ellos.

Propiedades comunes a los nEnAP. -La resultante común de los rasgos de estas tres familias
es la pasividad ante el instante presente. Todo favorece en ellos esta predisposición: debilidad
de las propiedades caracteriales desinterés por los ideales altruístas y superiores, falta de sentido
práctico, etc. No debe sorprender que permanezcan habitualmente encerrados en los límites de
su actividad orgánica y que ocupen el último lugar en todas las propiedades en que intervenga la
secundaridad.

De este breve análisis del carácter nEnAP se desprende la impresión de que los individuos de
este tipo, desprovistos de virtudes abstractas, privados de intereses intelectuales, atados en
mínimo grado a los principios lógicos, permanecen, por efecto de su inercia caracterial, en el
nivel empírico que es el nivel corporal.

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