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Identificación de competencias.
Cuando se entra a analizar las políticas y los indicadores de educación bajo las cuales se ha
desarrollado el sistema educativo nacional, se puede percibir que estos no han tenido como intención
primera la realización del ser en su plenitud como actor y componente de una comunidad o sociedad, más
bien se observa un patrón tendiente a la formación de individuos competitivos, que aporten de una manera
“industrializada” al desarrollo del país, pero sin una clara identificación de la importancia de su rol y el
papel que juega su formación y la satisfacción de su desempeño, cuando se suma a otros iguales y con las
mismas necesidades en un entorno o contexto específico.
Los indicadores del plan de desarrollo en lo que respecta a este tema, reflejan una necesidad imperiosa
de masificar la educación mas no de fomentar mediciones de satisfacción de quien está inmerso en este
sistema, hablando no solo de los estudiantes, sino de igual forma de sus educadores; un claro ejemplo de
esto se hace evidente cuando se analizan las recomendaciones del informe de Revisión de políticas
nacionales de educación en Colombia, allí claramente se expone la necesidad de abrir el sistema al
desarrollo de expectativas de aprendizaje que establezcan metas, áreas de aprendizaje y competencias,
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indicando que dichas expectativas deben incluir claramente “competencias sociales y afectivas, así como
competencias cognitivas en áreas críticas del aprendizaje, con impacto demostrado en el desarrollo de los
niños y en el éxito posterior en la educación”.(OECD, 2016, pág. 116).
Los que alguna vez han de dominar a otros, como reyes, príncipes, magistrados, pastores de
las iglesias y doctores, tan necesario es que estén imbuidos de sabiduría como estar dotado de
los ojos para guiar el camino, la lengua intérprete de la palabra, la trompeta para el sonido, la
espada para la batalla. De igual modo los súbditos también deben estar ilustrados para saber
prudente y sabiamente obedecer a los que mandan; no obligados de modo asnal, sino
voluntariamente por amor (Amós, 1632, pág. 59).
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De este modo se puede visualizar que la intención de la educación y los medios empleados para llegar
a un proceso efectivo, no debe consistir en algo frío y mecánico, porque tal como el hombre ha
evolucionado y se ha adaptado a los cambios de su entorno, los procesos de aprendizaje y formación deben
estar atados a modelos flexibles y que sin duda alguna identifiquen y fomenten las fortalezas, habilidades,
pasiones y necesidades del ser, incluyendo la necesidad de innovar y reinventar los patrones conocidos,
de una u otra forma se puede decir que prácticamente ya todo está inventado y parte de los procesos de
educación deben estar volcados también a los asuntos del “Desaprendizaje”, sin duda alguna este ejercicio
es mucho mas sencillo cuando el sistema evoca la importancia de promover el pensamiento lateral, a fin
de no centrar la resolución de problemas en el hecho fáctico de la resolución, sino en la posibilidad de
evaluar las diferentes formas de abordar la realidad (De Bono, 2008, pág.21), de este modo el quehacer
se vuelve una pasión que proviene del “saber hacer por amor” y no por obligación.
Innovación.
Durante muchos años el sistema de educación nacional ha sido victima del modelo de emprendimiento
sobredimensionado, llevando a los profesionales en formación e incluso a los niños y adolescentes de los
colegios a creer que la innovación está directamente ligada a la creación de empresa y que esto es
emprendimiento y supera cualquier propósito de realización profesional y en esta misma vía impacta la
realización personal bajo una falsa expectativa de superioridad, lo que por estos días gracias a las redes
sociales se convierte en una imagen viral de falsa felicidad y plenitud, llevando el concepto de innovación
a su mínima expresión, no obstante si bien la educación debe buscar y fomentar el espíritu emprendedor
en los estudiantes (Cabrales, 2015, pág.65), esto no debe encasillarse en un tema de mera creación de
empresa, debe ir más allá, llevando los elementos funcionales de la innovación a su pleno desarrollo a
través del fomento de mecanismos, métodos y procesos que soporten la formación de una conciencia
autocrítica, que le permita al individuo identificar, reforzar y explotar sus habilidades, gustos y
preferencias, entorno a un quehacer que no solo le propicie un placer, también debería ser una fuente para
su subsistencia y una forma de sentirse útil y valorado en el entorno social y laboral, pero principalmente
en el social haciendo referencia a la relevancia de perpetuar la existencia a través del conocimiento y el
amor por la aplicación del mismo.
Se puede concluir así que un proceso efectivo de Educación está directamente ligado a los métodos,
herramientas y mecanismos en general que se emplean en torno a identificar y potencializar las
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habilidades, preferencias y fortalezas innatas de los individuos, solo de este modo se puede lograr que el
desarrollo del ser de manera individual, trascienda al desarrollo del ser como componente de una
comunidad y en ese orden de ideas propender por el bienestar general, dimensionando al ser humano en
un estado de constante evolución enmarcado en patrones de felicidad, que perpetúen su existencia por el
aporte en la construcción y mantenimiento de la sociedad, el medio y los recursos empleados para su
supervivencia.
Referencias
Comenio, J. A. (1998). Didáctica Magna. Méjico: Porrúa.
Fordham, E., Phair, R., Pons, A., & Zapata, J. (2016). Revisión de políticas nacionales de educación. La
educación en Colombia. Paris: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Salazar, O. C. (2015). Siete aprendizajes fundamentales. Revista Educación Y Desarrollo Social Vol. 9
No. 2, 58-71.