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Lc 19, 1-10
· Padre nuestro
EE8-1.1 Ejercicios
Padre nuestro…
· Petición: "Señor, pon en mí deseos de ti, para que, deseándote, pueda mejor buscarte y
encontrarme contigo".
Lee lentamente el pasaje Jn 5, 1-9, tratando de imaginar la escena, las personas que toman
parte en ella, lo que dicen y cómo se encuentran.
· Coloquio: Quédate un rato hablando con Jesús y dile cuáles son tus deseos en esta última
temporada, cuáles son también tus deseos para estos próximos días.
· Padre nuestro
· Examen de la oración
EE8-1.2 Ejercicios
Padre nuestro…
“Dame de beber”
Jn 4, 1- 42
· Preparación
· Traigo la historia: leo en el Evangelio este relato de encuentro de deseos, el de la mujer que
busca un agua que sacie y el de Jesús que quiere encontrarse con ella.
· Petición: Pon en mí deseos de ti, para que, deseándote, pueda mejor buscarte y encontrarme
contigo.
1. “Dame de beber”, v. 7
Es Jesús quien toma la iniciativa, sin mediar otras palabras. El va directo, saltándose
convencionalismos sociales y la distancia cultural entre los samaritanos y los judíos que, por
desprecio, no trataban con aquéllos.
Así sucede también en nuestras vidas, que Dios toma la iniciativa. Él nos desea desde siempre,
nos creó y acompaña en nuestro crecimiento para invitarnos a entrar en su vida.
>>> Repaso los momentos en que Jesús me ha ido saliendo al paso en mi historia: en invitaciones,
en presencia, en encuentros... Y me detengo en aquéllos que hoy se me aparecen más
importantes.
2. “Si conocieras quién te habla…, tú le habrías pedido de beber”, v. 10
Jesús se insinúa ante la mujer con el doble lenguaje de la seducción, como los hombres y las
mujeres han hecho desde siempre. Así comienza ese diálogo cruzado entre dos aguas que
tardan en mezclarse, diálogo de sed y deseos entre lo divino y lo humano.
Nuestra vida es lucha interior, colisión entre lo humano que se resiste y lo divino que nos gana.
El Señor es el amante tenaz que nos busca a cada uno/a, que nos quiere llevar al desierto y
hablar al corazón (Os 2, 16).
3. “Señor, dame de esa agua, para que no tenga sed...”, v. 15
La mujer cede. Se encuentra cansada de acudir todos los días a una fuente que nunca le sacia,
que sólo alivia por un rato el deseo, pero que al poco vuelve a avivarse. Va a mediodía, para no
ser vista por nadie, por sentirse avergonzada.
>>> ¿Cedo yo también? ¿Quiero yo también de esa “agua viva” que el Señor me ofrece?
4. “No tengo marido”, v. 17
Es una mujer por cuya vida han pasado varios hombres, pero ninguno ha dejado huella. Ella se
siente vacía, sola, huérfana. No conoce marido, alguien que la acoja y la quiera. Es una herida
que lleva consigo, que le hace sufrir, avergonzarse, sentirse pequeña, incapaz de ser querida,
despreciada.
>>> ¿Qué necesidades sin cubrir o vacíos internos –límites, fracasos, miedos, soledades…– siento
que me hacen sufrir o me paralizan a cada paso?
· Coloquio: junto a Jesús, el que tiene deseos de mí, el que me quiere para sí, más allá de mis
habilidades, de mi “utilidad” para el Reino, que me mira y sonríe, viendo en mí un rostro
que yo no soy capaz de imaginar.
EE8-1.3 Ejercicios
Padre nuestro…
· Padrenuestro · Examen
EE8-1.4 Ejercicios